Capítulo 6: Sin piedad
Caí de nuevo por el agujero que llevaba al Underground. Me levanté y seguí andando, esperando encontrar a Flowey. Pero no lo ví por ningún lado. ¿Dónde demonios estaría esa condenada flor? Apenas veía entre tanta oscuridad. Observé las flores maradas que había debajo de mí; malditas flores. Arranqué unas cuantas y les arranqué los pétalos uno a uno. Luego, me levanté como pude. Dios, recordaba el dolor de esta caída. Empezé a cojear hasta el punto de luz más cercano que tenía. Entonces me di cuenta de que era pequeña de nuevo. Mis mechones rubios y manos pequeñas me delataban. ¡Volvía a tener la misma edad que cuando caí! Increíble. Caminé y caminé hasta toparme de nuevo con Toriel, la cual dijo exactamente las mismas palabras que me había dicho tiempo atrás. Yo ya las conocía de sobra, así que no le presté demasiada atención. No le dirigí ni una palabra, lo cual extrañó a Toriel. Me dió la mano y empezamos a andar por las Ruinas. Me parecían diferentes, aunque no sabía la razón. ¿Dónde demonios estaría Chara? ¿Me había dejado sola? Las ruinas, en comparación de WaterFalls, me parecía un lugar muy asfixiante, pues con tantas paredes moradas, puzzles y tan poca vegetación, lo veía más como una caja de zapatos o un laberinto. Sin embargo, la casa de Tori era muy acogedora, y no me importaba que estuviese en las Ruinas. Además, estaba muy cerca de Snowdin y podía irme allí cuando quisiera para pasar un rato con la compañía de Paps y Sans. Era divertido estar con los dos hermanos, a los cuales quería como si fuesen mis tíos. Ahora que me acordaba, había caído ahí anteriormente por una razón. Como no me había puesto esa flor del demonio en el pelo, ahora lo recordaba todo. Mi familia, la guerra... Aún así, decidí no contarle a nadie lo de la guerra porque yo los mataría a todos antes de que estallara. Y en cuanto a mi familia, los echaba mucho de menos. Al fin estaba sintiendo el dolor que no pude sentir antes de separarme de ellos. Un lágrima resbaló por mi mejilla, pero la limpié rápidamente antes de que Toriel me viera llorar. Si quería hacer esta ruta debía de ser dura como una piedra. Nada de estúpidas lágrimas, padres o guerras... Ya lo arreglaría todo gracias a Chara. Ella me haría volver atrás luego. Estuve haciendo un par de pruebas, pero, esta vez, cuando llegamos al puzzle en el que anteriormente Tori me había guiado dándome la mano, decidí hacerlo por mi cuenta.
-¿Q-qué haces? ¡Te puedes hacer daño! ¡Este puzle es demasiado difícil para t-
Paró de hablar cuando se dió cuenta de que lo había atravesado perfectamente. Se quedó perpleja, mirándome confundida.
-¿Cómo lo has logrado pasar tan fácilmente? Y yo que pensaba que era difícil... Bueno, sígueme mi niña.
De repente, vi que Froggit se topaba conmigo. Que bien. Mi primera víctima. Empecé a acuchillarlo sin piedad hasta que desapareció, convirtiéndose en polvo. Gané algo de EXP. Sonreí pérfidamente y continué mi camino.
Antes de llegar a casa de Toriel me encontré con muchos monstruos. Parecían simpáticos... Pero yo los convertí a todos y cada uno de ellos en polvo. Polvo que se quedaría en mis manos para siempre.
Mientras continuaba andando, me encontré con un fantasma tumbado en el suelo. Era NapstaBlook. Lo saludé, e intenté moverlo. Entonces entre en batalla con él. Le pegué hasta que terminó muriendo. Pobre criatura inocente. Qué pena que se haya topado conmigo :). Esta vez sentí un pequeño remordimiento cuando vi que se convertía en cenizas. Pero fue sólo por unos instantes, ya que después continué mi camino como si nada.
Al fin llegué a casa de Toriel. Todo estaba exactamente igual que antes. Toriel me vió, se disculpó por dejarme sola, me enseñó mi habitación... Lo mismo que antes. Cuando llegó la hora de enfrentarme a ella, escuché una voz en mi interior;
-Por favor, no lo hagas. Es nuestra madre. Retiro lo que he dicho.
La ignoré y continué esquivando sus ataques hasta estar cerca de Tori. Entonces, le asesté un golpe en el vientre con mi cuchillo de juguete que hizo que cayese de rodillas al suelo. Entonces, pronunció sus últimas palabras:
-¿Tú me odias tanto?-dijo antes de desplomarse y convertirse en polvo. Escuché su corazón rompiéndose en pedazos. Solté una lágrima, ¿ese sentimiento...? No, no podía llorar. No me afectaría NADA. Mataría a todos. Sonreí; el dolor que estaba causando a todo el mundo me llena de DETERMINACIÓN. Seguí andando: próximo objetivo, Papyrus. No creo que cueste mucho matarlo. Por un momento, un escalofrío recorrió mi cuerpo. ¿En qué tipo de persona me estaba convirtiendo? Ya todo me daba igual; sólo quería matar.
Salí de las Ruinas. Seguía sin encontrarme con Flowey. Qué cobarde. El aire helado de Snowdin me envolvió justo como la primera vez. Era difícil andar con tanta nieve encima. Las ramas de los árboles más cercanos me arañaron la cara. De nuevo, Sans se puso detrás de mi y me dijo que me diese la vuelta. Yo esta vez no le hice caso y seguí andando tranquilamente. Solté una pequeña carcajada.
-Venga, no me dejes así. He practicado mucho. Se supone que deberías darte la vuelta y darme la mano, no ignorarme y reírte de mí.-dijo Sans a mis espaldas. Seguí sin mirarle y continué andando como si nada. Estaba disfrutando bastante con esto. Decidí ponerme seria. No podía cogerle más cariño a nadie. Se supone que debía matarlos a todos. Como estaba absorta en mis pensamiento no me di cuenta de que Paps estaba enfrente mía y choqué con él. Caí y me puse hasta arriba de nieve. El esqueleto me ofreció la mano para levantarme mientras sonreía. Yo me quedé mirándolo. Era tan inocente como siempre. Me hubiese gustado tirarlo a la nieve y sentarme encima suya, lo cual habría sido bastante cómico, pero me puse en pie yo sola y lo miré amenazadoramente.
-¡Wowie! Eres un humano, ¿verdad? ¡E-encantado de conocerte!-dijo con una pizca de miedo en su voz. Yo simplemente lo empujé y continué caminando.
-¡Humano! ¡Espera!-lo escuché gritar. Seguí corriendo hasta que los perdí de vista.
Empecé a asesinar a sangre fría a todo ser que se me acercaba. Mi corazón se estaba volviendo negro. Eso no me preocupó. Tenía ansias de asesinar. Era una psicópata.Tuve la sensación de que Sans se acordaba de mi. Je, vaya estupidez. Era imposible, ¿verdad?
Llegué a Snowdin, pero todos los monstruos se escondían de mi por alguna razón. Entré en la tienda y robé unas cuantas cosas. Me tenían miedo. Eso me gustaba. Decidir ir directa al grano y pelear con Papyrus sin pelear con ningún otro monstruo.
Al fin entré en batalla con Paps. Iba preparada, ya que me había llevado cosas para curarme. Esquivé todos sus ataques, y gracias a Sans, recordé que no debía de moverme cuando había algo azul. Es irónico que haya contribuido a el asesinato de su propio hermano sin darse cuenta. Al fin, tuve la oportunidad de matarle. Le acuchillé y su cabeza se separó de su cuerpo. Me acuerdo de lo último que me dijo:
-¡Yo creo en ti! ¡Puedes hacerlo mejor! Incluso si no lo crees... Te lo prometo...
Me dió mucha pena matarle. Pero no podía dejarme llevar por mis sentimientos. Ahora lo único que importaba era MATAR. Además había conseguido matar a mucha gente inocente. Ya no había vuelta atrás. La próxima víctima... Era Sans. No lo iba a dejar vivo después de haber matado a su hermano. ¿Pero dónde estaría? Lo busqué por todo Snowdin pero no lo encontré. ¿Se estaba escondiendo? Decidí dejarlo para más tarde, pues no tenía prisa alguna en matarle. De repente, una voz dijo dentro de mí:
Saber que os matado a la mayoría de tus seres queridos te llena de DETERMINACIÓN y ganas de matar. ¡Partida guardada!*
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