Capítulo 4: Un pueblo nevado
Yo me di la vuelta rápidamente y le sacudí la mano. ¿Quién sería?
Pfffffff.
-Heh, el viejo truco del cojín de pedos siempre es divertido.-dijo.-Soy Sans, Sans el esqueleto.
Sans era un esqueleto bajito y algo rellenito, con una sonrisa eterna. Llevaba puesto un abrigo azul con una capucha, un pantalón negro de deporte corto y unas pantuflas rosas. Parecía simpático.
Pero, de repente, recordé mi sueño... ¡Él era a quien mataba! Pensé que sería mejor no decírselo por ahora.
-Hey chica, ¿estás bien? Te veo preocupada.-me dijo.
-Eh, no es nada.-le respondí yo.
-Bueno, debería de estar cazando humanos ahora mismo, pero soy demasiado vago. Sin embargo mi hermano, Papyrus, es un fanático de la caza de humanos. Pero tranquila, él no haría daño ni a una mosca. Ven, pasa por este "puente" y deja que te lo presente. Luego escóndete detrás de esa lámpara con una forma tan conveniente.
Yo hice lo que Sans decía y me escondí detrás de la lámpara mientras esperaba a que Papyrus viniese. De repente escuché un grito.
-¡Sans! ¡Deja de hacer el vago y vete a tu puesto!-chilló alguien. Me asomé y vi a un esqueleto el doble de alto que Sans, con un traje blanco y naranja bastante peculiar y una capa roja que ondeaba al viento. Calzaba unas botas altas de color naranja rojizo con belcros amarillentos y unos guantes muy grandes del mismo color que sus botas. Supuse que ése era Papyrus.
-Hey Pap. Yo sólo estaba pasando por aquí. ¿Por qué no miras detrás de esa lámpara? Seguro que te ayudará.
-¡No tengo tiempo para tus tonterías Sans! ¡Necesito encontrar a un humano! ¡Entonces yo, el gran Papyrus, tendré el reconocimiento que me merezco! ¡Además, seré parte de la Guardia Real!
-Sí, serás sanstástico.
-¡Aaaaagh! ¡Me voy! ¡No sigas vagueando y busca humanos!-dijo el hermano menor mientras se iba algo molesto por la ''pérdida de tiempo'' que le había causado hablar con su hermano.
Puedes salir, ya se ha ido. -me dijo Sans.-¿A que mi hermano es genial?
Yo asentí con la cabeza y sonreí.
-Bueno, nos vemos luego.
Entonces empecé a andar, pero cuando me di la vuelta para decirle adiós, ya no estaba.
-Si que es rápido.-pensé.
Seguí caminando por la nieve y hablando con unos cuantos monstruos que había por allí. Ya el frío no me importaba demasiado, pero me costaba caminar y tenía las manos heladas.Al fin me encontré con los dos hermanos otra vez. Estaban hablando cuando Papyrus se percató de mi presencia. Los dos empezaron a mirarse y a mirarme hasta que al fin Papyrus dijo mientras me señalaba:
-¿Eso es un humano Sans?
-No, yo creo que eso es una roca. Ey, ¿pero qué es lo que hay delante de la roca? ¡Es un humano!
-Ey tú, ¿eres un humano de verdad?-me preguntó Pap.
-No, yo soy una humana.-le respondí riéndome.
-¿Una humana también cuenta?
Sans asintió. Papyrus puso cara de emoción.
-¡Por fin podré ser parte de la Guardia Real! ¡Todo el mundo me conocerá! ¡Seré muy popular!-exclamó Paps.
-Ejem, ¡humana, yo, el Gran Papyrus te capturaré! ¡Voy a preparar mis puzzles!
Papyrus se fue corriendo y Sans le siguió. Corrí detrás de ellos hasta llegar a una especie de loseta gigante gris. Paps y Sans estaban delante de ésta.
-¡Hola de nuevo humana!-dijo Papyrus.-¡He preparado un puzle para ti! ¡Se trata de un laberinto invisible! Si te chocas con alguna de las paredes invisibles esta bola-continuó mientras se sacaba una bola que tenía escondida a sus espaldas-te electrocutará. No será muy divertido para ti, ¡nyeh he he!
Me acerqué temerosa al laberinto pero sin querer choqué contra una de las paredes invisibles. Esperé al calambrazo pero nunca llegó. Sin embargo, escuché como si alguien se electrocutase. El pobre Paps, al tener la bola en las manos, le había dado un calambre. No pude contener una pequeña risita.
-¿Sans?? ¿Qué has hecho ahora?
-Creo que el humano tiene que sujetar la bola.
-Ah, vale.-respondió el hermano pequeño y corrió por el laberinto para lanzarme la bola. Yo la agarré al vuelo. Pero entonces me di cuenta de que había dejado sus pasos marcando el camino correcto en el puzle. Yo seguí sus pasos y llegué hasta él. Era un poquito torpe en esto de los puzles.
-¡Tú, caracol escurridizo! ¿Cómo has podido resolver este puzle tan rápido?
Sonreí y me encogí de hombros. ¡No se había dado cuenta! xD
-Bueno, ¡tengo preparados muchos más puzzles para ti! ¡Nyeh he he!
Avance hasta el siguiente puzzle; esta vez era de Sans. Al descubrir cual era esta prueba solté una carcajada. ¡Vaya vago!
-Sans, ¿¡qué se supone que es esto!?-exclamó Paps, mirando el trozo de papel que había puesto en el suelo.
-Mi puzzle. Tranquilo, nunca podrá resolverlo.
Yo agarré el papel y lo miré; era una sopa de letras para niños. Pf, estaba chupado.
-¿Alguien tiene un bolígrafo?-pregunté.
-Eh,no. ¡Voy a Snowdin a coger uno! ¡No te muevas!-respondió Papyrus.
-Oh, fallo mío al no traerlo ;). Te gustan las sopas de letra, ¿verdad?-dijo Sans.
-¡Si! Me encantan los sudokus, sopas de letras y crucigramas. ¡Son geniales!
-Heh, a mi también me gustan.
Pasó un rato hasta que Papyrus llegó con el bolígrafo. Me lo tendió y dijo:
-¡Aquí tienes humana! ¡Disfruta resolviendo el puzzle de mi hermano!
-Gracias Papyrus.-respondí, cogiendo el boli y empezando a buscar las palabras.-¿A ti te gustan las sopas de letras?
-¡Por supuesto! ¡Al fin alguien que comparte mis gustos!
-Ya está. La solución era bastante fácil. Este puzzle me ha gustado mucho :D.-le dije a Papyrus.
-¡No me des las gracias a mi, humana! ¡Este puzzle lo ha hecho Sans! ¡Buen trabajo hermano! ¡Nyeh he he!
-Gracias bro. Aunque se puede decir que ha sido sopa comida.
Solté una carcajada mientras que Paps se enfadaba con él por hacer chistes tan malos. Continué mi camino hasta llegar a otro puzzle. Era una especie de loseta gigante con muchos colores. Enfrente, había una máquina con una palanca. Los hermanos estaban al lado de esa máquina.
-¡Hola de nuevo humana! ¡Esta vez traigo un puzzle que no está hecho por mí, pero que yo te explicaré! Mira, si pisas esa loseta...
No le presté mucha atención porque estaba mirando las luces de colores hipnóticas que había en el suelo.
-¿Lo has entendido?-preguntó Paps, sacándome de mis pensamientos.
-Eh, ¡c-claro!-respondí yo. No me había enterado de nada.
-Bueno, ¡cuando le de a la palanca esta máquina creará un puzzle totalmente aleatorio! ¡Ni yo sabré la respuesta! ¡Empecemos!-Papyrus le dió a la palanca y el puzzle empezó a cambiar de color muy rápido. Parecía que me iba a dar un ataque de epilepsia en cualquier momento. Por fin se paró. Todas las losetas se habían vuelto rosas. El hermano menor miró al cielo como si eso pudiera hacer que su mala suerte cesase y salió dando vueltas. Sans se rió por lo bajo. Entonces recordé un poco de su charla; ¡las losetas rosas eran buenas! Brinqué por todo el puzzle, feliz de su mala suerte y llegué hasta donde estaba Sans. Luego de hablar un poco con él sobre éste puzzle, salí de allí y crucé varios lugares bastante interesantes donde encontré un par de monstruos muy graciosos como un perro que fumaba galletas, el cual acaricié sin que él notase mi presencia, una pareja de perros bastante empalagosa, que también los acaricié, un cómico adolescente que no se le daba muy bien contar chistes, un ¿niño? mimado que sólo quería que halagase su gorro... Así me encontré a muchos monstruos hasta llegar a un lugar donde había varios carteles, que me ayudaron a saber por dónde tenía que ir. Quería ir a Snowdin, ya que eso del hielo ya lo había visto demasiado. Seguí mi camino por la nieve hasta llegar a un pequeño pueblo. Había un cartel donde ponía en letras mayúsculas de colores: BIENVENIDO A SNOWDIN. Yo, como era tan lista deduje que había llegado al pueblo donde vivían Sans y Papyrus (Poder de deducción: 10000000. Yo no lo hubiese adivinado en años xD).
Era un lugar precioso, lleno de casas de madera con una chimenea de la cual salía algo de humo. Las luces estaban encendidas. Había una tienda al principio del pueblo. Entré; una conejita me recibió felizmente. Vendía rollos de canela y yo, como tenía mucha hambre, compré unos cuantos con el dinero que recibía al perdonar a los monstruos. También vendía unos guantes resistentes, pero yo quería unos de lana no unos de boxeador. También vendía polos pero no hacía el tiempo adecuado para tomar uno; podría coger dolor de garganta si me lo comía. Luego estuvo contándome cosas sobre Snowdin y sobre los dos hermanos. Fue una conversación entretenida, y me despedí de ella porque quería ver más el pueblo.
En el pueblo había una posada, una biblioteca (¡yay! :D) con el cartel mal escrito,unas cuantas casas y un bar llamado Grillby's. No me quedé a dormir en la pasado porque me iría pronto con Tori para contarle mi experiencia.
Estaba caminando, absorta en mis pensamientos, cuando me encontré con Sans. Estaba al lado de un árbol de Navidad lleno de adornos y regalos. Parecía ser la plaza principal del pueblo.
-Heya. Supongo que ahora te irás para intentar escapar del UnderGround, ¿no?-preguntó Sans, mientras me saludaba.
-Nah, yo estoy bien aquí. Me quedaré en las Ruinas con Toriel.
-¿Quién es Toriel? ¿Vive en las Ruinas?
-Pues verás, es-
-¡Humana! ¡Como todos mis puzzles han fallado, yo el gran Papyrus, lucharé contigo y te capturaré! ¡Nyeh heh heh!-dijo Papyrus, que había salido de una casa más grande que las demás. Llevaba un hueso en la mano y me estaba apuntando con él, feliz.
Me lo lanzó mientras yo intentaba esquivarlo. Sans desapareció como por arte de magia de mi lado, y todo se tornó blanco y negro. Justo como en la batalla con Toriel, pero sus ataques eran huesos blancos y azules. Recordé que, mientras iba a Snowdin, Sans me advirtió sobre los ataques azules de su hermano; no debía de moverme mientras sus ataques fueran azules. Eso fue lo que hice, pero entonces mi alma se volvió azul y me estrellé contra el suelo. Nada más levantarme apareció un hueso que yo salté como pude. Ahora él tenía el poder de controlar mi gravedad.
-Paps, ¿por qué tenemos que pelear? Pensé que éramos amigos :(.-le dije mientras saltaba los huesos.
-Estás diciendo que, ¿eres mi amiga?-me respondió poniéndose las manos en la cara y sonrojándose. Parecía muy feliz con que fuésemos amigos.
-Claro. Pero tienes que parar la pelea. Si me capturas, no podré ser tu amiga. ¿Podrías no capturarme, por favor?
-...
-Claro, supongo que no serías feliz siendo capturada así que, ¡yo el gran Papyrus, te perdono!
*Papyrus te está perdonando.
Yo, sin embargo, le di a atacar. Paps me miró con cierto terror. Estaba sudando un poco. Yo me acerqué y preparé mi ataque; ¡un abrazo gigante!
*Papyrus ha aceptado tu abrazo.
*¡Has sido perdonada!
-¡Humana, yo, el gran Papyrus, te perdono! ¡Puedes quedarte en Snowdin todo el tiempo que quieras! ¡Además, podrás venir a nuestra casa!
De repente apareció Sans de la nada. Me llevé un susto de muerte.
-¡Aaah! ¿De dónde sales???
-Heh, me ha parecido muy bonito tu ataque. ¿Quieres venir conmigo a un sitio increíble?-me preguntó, ignorando mi comentario anterior.
-¡Claro!-respondí yo, con énfasis.
-Bien. Dame la mano. Conozco un atajo.
Fue un atajo muy pero que muy corto. No sé como lo hizo, pero llegamos allí en cuestión de segundos.
-Mira arriba.-me dijo.
Yo miré arriba, y vi algo que me dejó con la boca abierta; había un cielo estrellado precioso. Se podían ver todas las constelaciones.
Cuando volví a bajar la vista vi que estábamos en una especie de bosque donde había flores azules que brillaban. Habían muchísimas cascadas y un río, con nenúfares en el agua, la cual era muy cristalina. Me encantó este lugar.
-¿Dónde estamos?-le pregunté a Sans.
-Estamos en Waterfalls.-me respondió.-¿A que es precioso?
-Si.
-¿Sabes cómo se llaman esas flores?
-No. ¿Cómo se llaman?
-Se llaman Echo Flowers. Repiten lo último que escuchan una y otra vez. Prueba a decirles algo.
-Está bien.
Me acerqué a una de las flores y le dije:
-Este lugar es precioso.
-¿A ver qué le has dicho?-preguntó Sans.
-Este lugar es precioso.-dijo la flor.
-Heh, estoy de acuerdo contigo flor.-le respondió sonriendo.
Entonces me acordé de lo que había pasado en el sueño; no podía hacerme su amiga. Si no, le podía hacer daño en el futuro. Y yo no quería eso. Sans me vio preocupada y me preguntó:
-Está bien, ¿qué te pasa? Antes también tenías la misma cara de preocupación. ¿Es que quieres irte de aquí?
-No... Es que yo... He tenido un sueño horrible. Soñé que te mataba. Y- yo no quiero hacerte daño... ¿Y si el sueño al final se cumple? ¿Y si te mato?-le dije, aguantando las ganas de llorar. Miré al suelo. Supuse que se asustaría y me pediría que me alejara de él.
-Heh, ¿crees que vas a dejar de ser mi amiga por ese sueño? Seguramente todo fuese una pesadilla. No voy a dejar de ser tu amigo.-me respondió, sonriendo.
-Gracias.-murmuré mientras le abrazaba.
-Deberías conocer a Toriel. Algún día te la presentaré. Es muy buena persona.-le dije.
-Claro. Tu, si quieres, podrías quedarte a dormir con nosotros. Paps estará encantado.
Después de eso, volví a las Ruinas para decirle a Toriel que estaba bien, y que había vuelto. Cuando me vió entrar por la puerta, me abrazó muy fuerte. Me preparó una tarta y yo le hablé sobre los amigos que había hecho. Le hablé de Sans y de Paps.Ella también me dijo que estaría encantada de conocer a Sans. Yo crecí en las Ruinas y en Snowdin.Tori era mi profesora, y ella me enseñó de todo; Matemáticas, Lengua, Conocimiento...Muy a menudo, iba a visitar a Sans y a Papyrus, los cuales estaban encantados de recibir visita a diario. Me hice muy amiga de ellos. Cada vez que podía, iba a Waterfalls a ver las estrellas, hacer que las flores repitieran cualquier cosa, o a nadar en el río. De vez en cuando me encontraba con monstruos en Waterfalls. Cantaban muy bien, y me encantaba escucharlas. También conocí a Napstablook, el cual vivía en Waterfalls también. Era un buen compañero para quedarse tumbada mirando las estrellas o sentirse basura. Era divertido vivir allí. Se me olvidó por completo la guerra que querían organizar los humanos, al menos, por unos años, hasta que alguien me lo recordó: se llamaba Chara, e iba a cambiar mi vida para siempre.
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¡Wow! ¡Este es sin duda el capítulo más largo que he hecho! Tiene alrededor de 2500 palabras. Me alegro de que al menos haya 100 lecturas xD. ¡Adiós!
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