Quinceañera

Prompt: Fiesta de XV años

Sí, Leonarda no cumplía realmente quince años, apenas era un huevito de unos meses que por azares de la vida cayó en una isla junto a sus hermanos y fue adoptada por dos personas a las que ahora llamaba papás. Sí, no cumplía quince años, pero había leído tanto sobre esa celebración, había escuchado tanto de parte de los isleños que no eran oriundos de isla Quesadilla que sus ojitos brillaban ante la sola mención de dicha fiesta. Sí, no cumplía quince años, pero se había vuelto un sueño el querer celebrarlos a lo grande aún si faltase demasiado tiempo para ello, pues nunca sabía que ocurriría al día siguiente, si seguiría con sus dos vidas, si tendría que marcharse y alejarse de su familia otra vez...

Leonarda no sabía el futuro, y por eso quería vivir todos los momentos perdidos junto a sus seres queridos ya. Es por ello que insistió con fervor a su padre Vegetta tres días después de que este regresara de su larguísimo viaje, es por eso que lo llevó de la mano a casa de su pa Foolish y le explicó lo mucho que ansiaba tener una fiesta. Los dos adultos se miraron confusos, no muy seguros de la petición de su niña, pero solo bastó que notaron la firmeza de la pequeña huevo de dragón que los dos terminaron por aceptar, después de todo, hace mucho que no hacían algo en familia, ¿y qué mejor que celebrar la vida de su adorada hija?

Y, aunque ambos no eran unos expertos en el tema, dieron todo de sí para hacerle la mejor fiesta de quince años que Leo pudiese tener. Recibieron la ayuda de algunos amigos, como Tina quien, junto a Foolish, se encargaron de hacer el vestido más hermoso que Leonarda pudiese tener, probando distintas tonalidades de morado y rosa mientras Leo era la modelo, pidiendo muchos añadidos que le hacían ilusión. Por otra parte, Roier ayudaba a Vegetta con la decoración del zoológico de la torre, pues había decidido que ahí sería el lugar ideal para celebrar la fiesta. Muchos otros isleños, al saber sobre la futura celebración, también se ofrecieron para ayudar con todo lo que faltaba, logrando que los siguientes días solo estuvieran llenos de compañerismo, amistad y alegría.

Cuando llega la fecha elegida, ya en la noche, la familia se encuentra en la torre. Ambos padres y Roier esperan a la pequeña, quien se encontraba poniéndose el vestido y demás accesorios para antes de bajar al primer piso y a la fiesta.

— ¿Todo bien, Leo? — grita Vegetta desde la sala.

— ¡Ya estoy!

La niña, de un salto, baja. Revelando su precioso vestido a Vegetta y Roier, quienes aún no la habían visto con dicho traje. Foolish, por otra parte, solo sonríe, recordando todo el tiempo que le tomó terminarlo.

— Quien diría, los pendejos también saben vestirse. — menciona Roier entre bromas, recibiendo un codazo por parte de uno de sus padres.

— ¡Estás bellísima! — le dice Vegetta a Leo, cargándola y dando vueltas con ella — ¡La más hermosa del mundo!

— The best of my works so far. — asiente Foolish, dándose halagos a él mismo. — Deberíamos bajar para recibir a los invitados, ¿cierto, mi amor?

— Cierto, — responde — Leo, en unos minutos bajas para la presentación, le avisaremos a Roier.

— ¡Entendido! — dijeron los dos hermanos.

Ambos padres usan el ascensor y terminan por desaparecer de la habitación. Ya solos, los dos hermanos se sientan en los muebles frente a la fogata, esperando la hora y la llamada de Vegetta.

— Quien diría que al final lograrías tener tu súper fiesta. — menciona el pelimarrón — ¡Y que Vegetta deje que todos entren a su casa! Tú ya ganaste en la vida.

— ¡Me quieren mucho, es por eso!

— Lo sé, Leo, lo sé. — Roier entonces recibe el mensaje de su padre en el celular, advirtiendo a su hermana de que era momento de bajar. — ¿Preparada, Leo? — le dice, mientras los dos ya se encuentran usando el elevador para bajar al primer piso, a una puerta de distancia de la fiesta.

— Un poquito nerviosa.

La niña no se espera que su hermano la tome de la mano y le sonría.

— Tú eres bien chingona, así que todo marchará bien.

Con ese último aliento, la puerta de la torre se abre y la niña nota como todo el zoológico lucía más elegante de lo que ya era. Adornado con tonalidades rosas y moradas, con los animales incluso vistiendo formal y los invitados mirándola con ilusión y aplaudiendo su llegada, Leonarda suspiró y dio la mejor de sus sonrisas mientras era recibida con el flash de las cámaras y una canción que ella misma pidió. Vio a sus padres cerca de ella, y tomó las manos de los dos para seguir avanzando hacia la parte central del zoológico, donde se había construido una temporal pista de baile, hermosa y simétrica tal y como Vegetta solía construir.

Cuando llegaron frente a todos, la música cesó y Vegetta fue el primero en hablar, agradeciendo a todos por venir a su hogar a disfrutar un día muy especial para su hija. Que, aunque él no había hablado mucho con todos los isleños, realmente le hizo feliz que todos fueran tan amables y le ayudaran con todos los preparativos y que eran bienvenidos cuando quisieran a su casa (con previo aviso, por supuesto). Foolish siguió, un poco nervioso al hablar frente a todos, pero con la idea principal de igualmente dar las gracias y que esperaba que todos recordaran este día como la mejor fiesta de quinceañera de todo el mundo, pues no por nada Leonarda era la cumpleañera.

Cuando el micrófono llegó a la pequeña huevo, esta lo tomó con las manos temblorosas. Su mente se nubló al no haber pensado que tenía que decir algo, mas las manos reconfortantes de sus padres, que tocaron cada uno de sus hombros, terminaron por relajarla.

— ¡Estoy muy feliz de que todos estén aquí! — inició — Gracias por compartir este día hoy conmigo, ¡son los besties besties!

Los grititos emocionados de Jaiden y Tina fueron los que más se escucharon, sonrojando a Leonarda. Cuando ya todo se tranquilizó, era el momento de la primera de las ceremonias: la coronación de la quinceañera ¿y quién mejor para ello que el mismo rey de los capibaras? Foolish no estaba con su corona solo porque sí, llamando a sus fieles súbditos que aparecieron volando y formando un círculo alrededor de la huevito. Foolish se acercó a ella y, con una sonrisa, le pidió que diera una leve reverencia para poder ponerle la corona. Leo asiente, haciendo lo que su padre pidió y el tótem entonces muestra la corona rosada, con tulipanes encima de esta, hermosa y brillante, siendo delicadamente puesta en la cabeza de Leo.

— My princess of the capybaras, may this day always remain in your mind as a wonderful memory, worthy of someone as incredible as you.

— ¿Tan formal, pa? — rió ella, volviendo a ponerse recta y corriendo a abrazarlo.

— That's crazy! I'm not so good with emotional moments, Leo, you know that. — respondió, riendo — happy quinceañera, little missy.

Sellaron aquel momento en otro abrazo. Ahora era el turno de Vegetta, quien le dio un beso a su pareja y posteriormente tomó la mano de Leo y la guió hacia un asiento en el centro de la pista. Ella sabía lo que venía: la ceremonia del cambio de zapatilla, por lo que se sentó y movió su vestido para que se pudiese notar las botas que ella llevaba, parte de la armadura que más usaba. Vegetta rió al verlo, ¡se supone que debía tener unas zapatillas! Mas escuchar a Leo decirle que eran muy importantes para ella pues vivió muchas aventuras usándola fue suficiente para solo encogerse de hombros y aceptar aquello. Vegetta entonces comenzó a abrir la cajita que traía consigo, revelando unos hermosos y finos zapatitos morados con un leve taco para que ella pudiese correr. Leonarda le susurró que los amaba, y Vegetta se sintió orgulloso porque fue él quien los eligió. Ya puestos, él la ayudó a pararse y Leonarda tambaleó un poco, más la emoción en su rostro se notaba por todo lo que estaba viviendo.

— Ya eres toda una niña grande. — dijo el mayor.

— Pero siempre seré tu pequeño pichón. — respondió, y Vegetta podía llorar de emoción en ese mismo instante.

Sin embargo, no había tiempo, pues el vals comenzaba a sonar. Primero bailó con su padre Vegetta, ambos elegantemente, como si no hubiesen pasado los últimos días practicando una coreografía a escondidas para sorprender a todos los presentes. Reían cómplices, mientras el mayor la cargaba y daba vueltas con ella para terminar en un abrazo muy cálido que expresaba todo el cariño que el hombre de ojos amatistas tenía por su pequeña. "Tú eres la hija más maravillosa que me pudo tocar. Te quiero mucho, mi Leo", le susurró, logrando que Leonarda lo abrazara más y le dijera que ella también lo quería. Luego, cuando le tocó a Foolish bailar con ella, la diferencia fue más que notoria: los dos simplemente decidieron improvisar, riendo por sus pasos desincronizados y no pensando en nada más que en el otro mientras bailaban. Foolish la tomó de las manos y juntos comenzaron a saltar, siguiendo con las risas y un "Mi hija perfecta, I hope you are enjoying this!" a lo que la aludida asintió. Para sorpresa de ella, al Foolish retirarse fue Roier quien se acercó a la pista y la tomó de la mano para bailar juntos "Serás una culera y todo, pinche Leo, pero hoy es tu día y mereces lo mejor" dijo su hermano mientras le sonreía, a lo que ella no pudo evitar soltar un "Hermanoier tonto, te quiero un montón".

Con la familia principal terminando de danzar, otros más siguieron para compartir un momento con la pequeña Leo. Cellbit, Jaiden, Tina, Pac, Willy y casi todos los otros isleños que la querían tanto como a los otros huevitos no perdieron el tiempo, diciéndole tantas cosas bonitas mientras era su turno y no dejando que ella dejara de reír por todos los bailes que tuvo aquella noche. Incluso sus demás hermanos huevos danzaron con ella, con Dapper siendo el primero y finalizando con Sunny, con quien acordaron días atrás hacer una tregua al menos por ese día (aunque el baile entre las dos terminó pareciendo más un duelo de baile, para gracia de todos).

La fiesta siguió con más bailes, comida, anécdotas y felicitaciones. Leonarda no podía estar más feliz: sus quince años eran un éxito.

Para concluir, algún par de horas después, Chayanne y Empanada llegaron al zoo con el pastel más grande, rosa y dulce que la pequeña Leo había visto en su vida. Ella se los agradeció con un abrazo y así todos se acercaron y cantaron el feliz cumpleaños en todos los idiomas posibles como parte de la tradición. Tomó la mano de cada uno de sus padres y sonrió, uniéndose a la sinfonía hasta que esta concluyera. Cuando llegó el momento de soplar las velitas Leonarda, viendo a todas las personas que quería junto a ella, en este día especial, sobre todo a su pa Vegetta y su pa Foolish mirándola con puro amor, sintió que no habría mejor momento en su vida que aquel instante. Leo dio un último vistazo a todos y, mientras tomaba aire para cumplir su objetivo, su mente ya tenía formulado el deseo de su corazón:

"Por favor, permíteme siempre estar con la gente que amo"

Entre los aplausos y felicitaciones, llegó el momento de cortar el pastel. La niña cortó una gran tajada, la puso en un solo plato y se la dio a sus padres y Roier, recordaron la tradición que Richas le contó sobre ello y siendo incapaz de decidir quién era más especial para ella, pues amaba a los tres por igual. Luego de disfrutar del aperitivo y poco a poco dando fin a la celebración, la familia comenzó a despedirse de todos los invitados no sin antes darles un pequeño recuerdo de aquel día: una pulsera plateada con simplemente el símbolo de un tulipán, objeto que la misma Leo escogió y que se alegraba de que a todos les haya gustado. Leonarda como intercambio recibió los regalos que cada isleño tenía para ella, siendo ayudada por sus padres a guardarlos en la torre y agradeciendo a cada uno por ello.

Así, con el zoológico poco a poco volviendo a la tranquilidad nocturna, la familia Brown chocó sus manos, dando por cumplida la misión: quinceaños de Leo. Roier se despidió de su familia antes de acompañar a Cellbit y sus hijos al castillo, prometiendo volver al día siguiente porque quería ver todos los regalos que su hermana había recibido (y si es que alguno era mejor que el que él le había regalado). Leonarda asintió, dándole un fuerte abrazo y pidiéndole que mañana traiga a Pepito y Richas para jugar con ellos.

— It seems it's time to sleep. — mencionó Foolish cuando el ultimo invitado terminó por irse.

— ¡Aún no! ¡Hay una última cosa que quiero hacer!

— Vale, pichón, todo por ti, ya mi horario del sueño está roto de todos modos. — concluyó Vegetta con sarcasmo, tomando la mano de su pareja y siguiendo a la niña a lo alto de la torre.

Leonarda llegó hasta el último piso y comenzó a escalar hasta poder divisar la noria en su totalidad. Recordó con nostalgia la vez donde ella y sus padres se sentaron ahí, tomándose fotos y admirando el paisaje, que terminó por arrastrarlos nuevamente a dicho lugar. La niña se pone en el centro de los dos, con los ojitos cansados pero brillantes luego de toda la fiesta y lo mucho que celebró. Siente la mano de su pa Vegetta acariciando su cabello, así como también la voz de su pa Foolish mencionando que la noche desde ahí se ve maravillosa. "More maravilloso are you" susurra Vegetta y el rubio se sonroja, sintiendo un deja-vú. Leonarda rueda los ojos, pero no se enfada: ama ver a sus papás tan enamorados uno del otro. Los tres divisan como la luna decide retirarse y darle el pase al sol, sabiendo que ya era momento de volver a la calidez de la torre.

Cuando los tres regresan, ya en la sala principal, la pequeña huevo bosteza y Foolish no pierde el tiempo para cargarla, hacerle cosquillas y llevarla a descansar. Vegetta los sigue y es él quien la cobija con las sábanas, dándole cada uno a su hija un beso en la frente. Ella les sonríe, cada vez con los ojitos más pesados y les dice que los ama y que, aunque está feliz de haber pasado el día con todos, estaba especialmente alegre de que sus dos padres estuviesen ahí con ella. Vegetta no puede evitar llenarla de mismos ante dichas palabras, mientras Foolish solo asiente orgulloso.

— As long as you loved it, we are happy.

Leo asintió. Amó el lugar, amó las decoraciones, amó que todos fueran, amó los regalos y amó el banquete. Sin embargo, viendo ahora a sus dos padres frente a ella, sonriéndole como si fuera lo más precioso del universo, Leonarda podía jurar nuevamente que este preciso instante era lo que más había amado del día: Ella y sus papás, juntos, pasando un momento en familia como hace tiempo no había experimentado.

La pequeña bostezó otra vez y sus papás entendieron que ya era hora de que durmiese.

— Descansa, mi niña, ya mañana podemos ver todos tus regalos. — le susurra Vegetta, apagando las luces de su habitación para que ella pueda descansar mejor.

— ¿Y podemos hacer mi desayuno favorito?

— ¡Claro! Todo por nuestra hija. — continúa el guerrero, tomando de la mano a su novio antes de que los dos se retiren de la habitación.

— ¡Entonces ahora quiero mi mansión, pa!

— Well... maybe not everything. — finaliza el tótem, terminando por reír los tres.

Sí, Leonarda realmente no cumplía quince años, apenas era una huevito que tuvo la suerte de ser adoptada por una familia amorosa, sin embargo, viendo ahora a sus padres de la mano y diciéndole lo mucho que la quieren, compartiendo con ella y siguiendo sus locuras, ella siente que este día ha valido completamente la pena. Así, ya sola en su habitación, sus ojitos terminan por cerrarse, cansados pero satisfechos, imaginando ya qué nuevas aventuras tendrá en tan solo unas horas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top