Inesperado regalo
Prompt: Regalos
Dato adicional: esta es la primera historia de un pequeño escrito de tres partes (las siguientes dos son las que le siguen a este uwu)
Tina se hartó, finalmente se hartó. La escena frente a ella fue la gota que derramó el vaso. Foolish, su compañero de la universidad, su confidente, su mejor amigo, el hombre más confiado y más coqueto que había conocido jamás... yacía, muy nervioso, hablando con el delegado de la clase que le sonreía con amabilidad. Su voz tartamudeaba, sus manos no dejaban de moverse y sus piernas tambaleaban (aunque gracias al pupitre estaban escondidas para ojos del otro hombre).
¿Cómo alguien con quien Foolish solo había hablado un par de veces podía hacer que la imagen inquebrantable del rubio se hiciera pedazos? Tina sabía desde hace muchísimo tiempo que Foolish estaba enamorado de Vegetta, pero este jamás había sido capaz de hablar con él o invitarlo a una cita debido a los nervios. Él solo suspiraba cuando lo veía, sonreía nervioso cuando Vegetta sin querer chocaba su mirada con la suya y no podía evitar sonrojarse rogando que alguna vez les tocara ser compañeros de trabajo. Ella ya le había animado más de una vez en confesar sus sentimientos, sin embargo, Foolish siempre se rehusaba y daba por perdido ese asunto.
Simplemente, Tina no comprendía qué es lo que tenía ese chico que cautivó a su amigo sin siquiera mover un dedo.
— ¿No lo necesitas?
— ¡Te lo puedes quedar! It's a present for you.
Lo que pasó fue que Foolish buscaba su borrador y no lo podía encontrar. Era algo nimio, podía comprarse otro, mas este insistió en quedarse a rebuscar en el aula para molestar a Tina, quien quería salir de las primeras para conseguir asiento en la siguiente clase. Fue en uno de esos momentos donde el ojiverde dijo que le daba pereza conseguir otro, sin contar que sería escuchado por Vegetta, quien aún se encontraba ahí pues guardaba sus apuntes. Este se acercó a los dos y ofreció su propio borrador. Tina fingió seguir rebuscando en su mochila y se alejó a unas carpetas de distancia, pues el ambiente cambió a una típica escena romántica con burbujas rosas y ella no estaba para ser de sujeta vela.
— Thank you, Vegetta!
— Jeje, no es nada...
Y entonces, al escuchar el tono de voz del hombre de ojos amatista, Tina volvió a alzar la mirada directa a la escena, notando lo inesperado: Vegetta estaba sonrojado. Al Vegetta arreglarse el cabello, un leve carmesí inundó sus mejillas luego del "gracias" que Foolish le había dicho y, llámenla loca o no, pero los ojos amatistas del susodicho brillaron con una chispa inesperada luego de que el rubio le sonriera. Solo ella se dio cuenta pues Foolish se quedó perdido en su mundo y nadie más se encontraba en el aula.
La frustración de la muchacha terminó desapareciendo y una sonrisa maliciosa cubrió su rostro.
— ¡Adiós! — se despidió el delegado, acomodando su mochila — ¡Nos vemos otro día!
— Bye! — gritó Foolish con entusiasmo, aun agarrando el borrador en sus manos.
Cuando el pelinegro se fue, Foolish se acercó a Tina con una sonrisa grandísima de felicidad. Sin embargo, no se esperó que la muchacha lo recibiera arqueando una ceja y con los brazos cruzados.
— Imagino que encontraste el borrador si tan feliz estás. — fingió no haberse enterado de nada.
— ¡Algo mejor! — extendió sus manos, revelando el objeto — Vegetta gave it to me! ¡Fue un regalo! — exclamó Foolish, contento — Fue muy amable conmigo.
— Increíble, ajá. — era su momento de poner en marcha su plan — ¿Y cuándo le darás tú un regalo en agradecimiento?
— ¿Regalo? — dejó de observar el objeto para posar sus esmeraldas en los ojos de Tina.
— ¡Por supuesto que debes darle un regalo!
— ¿Estás segura?
— ¡Sí! Jamás te mentiría.
"Esto es por tu bien", pensó. Tina sabía que debía aprovechar el dato que nadie parecía haberse dado cuenta para lograr que su amigo al fin confiese sus sentimientos.
— Dijo que me lo podía quedar, por lo que veo innecesario darle algo a cambio, ¿para qué molestarlo?
— ¡Foolish! — le respondió — No pongas excusas, además tienes que agradecerle ya que solo te quedaste mirándolo como tonto enamorado hasta que él mismo se despidió.
— Bah, that's crazy, no hice eso — empero, la mirada seria de Tina lo hizo dudar — ¿De verdad yo...?
— Se te nota muchísimo.
— Fudge — se tapó la cara con sus manos, avergonzado — Entonces... en la siguiente clase simplemente le devolveré el borrador.
— ¡No! — negó la muchacha — No se vería bien ya que te lo regaló, así que ¿por qué no mejor darle algo más? ¡Algo que venga de tu parte le hará ilusión! — el chico aún no sabía que responder, así que ella tenía que seguir intentando dar ese empujón — Humn... ¿por qué no vamos al centro comercial este fin de semana? Podemos ver qué podría gustarle y así le darás un regalo muy bonito.
— ¿Me acompañarías?
— ¡Sí! Todo para decirte "¡te lo dije!" cuando Vegetta y tú sean pareja.
— Tina... — rodó los ojos — Bien, vamos.
El plan de la muchacha estaba resultando.
Cuando el día llegó, los dos se miraron decididos e ingresaron al local, dispuestos a encontrar el regalo perfecto para Vegetta. Tina entendió aquel fin de semana, con simplemente ver la concentración de Foolish por encontrar el regalo perfecto, la alegría con la que pensaba en qué le gustaría a Vegetta o cómo reaccionaría, esa sonrisa grande que aparecía cada vez que se imaginaba por fin hablando con el delegado y esa mirada llena de cariño sincero, que los sentimientos de su amigo iban en serio. No le importaba no volver a ver jamás a ese Foolish coqueto que aceptaba los coqueteos de cualquiera que se le acercaba, pues ninguna de esas personas había podido sacar aquel lado tan tierno del muchacho sin siquiera esforzarse en lo absoluto.
Adoraba ver a su amigo tan emocionado.
— ¡Ya creo que tengo todo!
Media hora después, mientras ella se había ido a curiosear el área de maquillaje, Foolish reapareció. Los ojos de Tina se abrieron de la sorpresa: ¡Foolish tenía tantos objetos que ni podía verle el rostro! Desde cosas para los estudios, accesorios para ropa, flores, peluches... mucho morado. Foolish le pidió ayuda con la mitad, y Tina tenía miedo de romper cualquier objeto y tener que pagar por ello.
— ¿Tantas cosas? — dijo, tambaleando al recibir un estuche para lápices
— Solo pienso que le gustaría todo esto. — respondió — ¿Crees que es mucho?
— No me preguntes a mí, ¡pregúntale a tu billetera!
— What!? ¡Pensé que me ayudarías a pagar porque fue tu idea!
— Pff, sigue soñando. — respondió, burlona.
— Well... en ese caso creo que debo dejar muchas cosas.
Foolish observó su billetera y sonrió nervioso. Tina curioseó también, notando que realmente no entendía como habían ido a un centro comercial con el dinero que apenas y le alcanzaba a un universitario para almorzar. Ella revisó su propia billetera, encogiendo los hombros porque tampoco el dinero que tenía era suficiente, por lo que ambos terminaron suspirando y tuvieron como nuevo objetivo dejar todos los objetos que Foolish había recolectado en el lugar donde los encontró.
— Creo que al final tendrá que ser una manualidad. — se preguntaba a ella misma, mientras volteaba a ver a Foolish, quien observaba con tristeza un objeto que aún no había dejado — ¿Y esto?
— Well... — respondió, levemente sonrojado — Vegetta hace muchos apuntes con lápiz... estoy seguro que sí que le hará falta tener uno y... ¡y este es extra grande y la figura le gustará! Y...
Tina arqueó una ceja, pero no cuestionó las razones del rubio (quien seguía dándolas como si fuera un listado de compras). Por otro lado, miró el precio y, felizmente, su dinero junto al de Foolish eran suficientes para, aunque sea, comprar ese objeto.
— Eso será, entonces. — dijo ella, dándole la mitad de lo que debía pagar — me debes una ¿eh?
— ¿La felicidad de tu amigo no es suficiente?
— No — pero rió — Venga, ¡vamos! Antes de que me arrepienta.
Ya cuando el lunes llegó, Tina esperaba a su amigo fuera de su habitación, pues este se negaba a ir a hablar con Vegetta sin estar vestido "decentemente".
— I'm ready.
Tina lo vio salir del vestidor y quiso reír, ¡Foolish vestía como si fuera a pedirle matrimonio a Vegetta! Un terno negro, una camisa blanca ¡y además bien peinado!
— Wow — exclamó — ¿Y cuándo ibas a pedirme ser la madrina de tu boda?
— Shut up! — le respondió, avergonzado — ... ¿Es demasiado?
Tina se acercó a él, quitándole el saco que llevaba, desajustando su corbata y desordenando el cabello del rubio.
— Así estás perfecto. — concluye, con una sonrisa — ¿Vamos?
— Gracias por ayudarme con esto, Tina. Incluso si es solo para darle un regalo... gracias.
La muchacha se sorprendió al escuchar un agradecimiento por parte de Foolish.
— ¿Quién eres y qué hiciste con Foolish?
— ... ¡Ya no volveré a agradecerte nada!
***
Llegaron al campus, con algunas miradas curiosas en Foolish y Tina sin dejar de reír. El chico, por otro lado, parecía ignorar todo, pues su mente estaba solo enfocada en darle el regalo que llevaba en una bolsita a Vegetta apenas y pudiese verlo.
— ¡Lo veo! — menciona ella señalando que, a unos metros de distancia, Vegetta se encontraba tomando café y revisando sus apuntes. — ¡Es tu momento!
Pero cuando volteó hacia su amigo... esta ya se encontraba dando marcha atrás. La joven de ojos marrones no dejaría que se arrepintiese a último momento, por lo que lo agarró del brazo.
— ¿Te arrepentirás en el final?
— Estamos bien como estamos, fue solo un simple borrador. — respondió, nervioso — No quisiera molestarlo ni que piense que fue muy significativo para mí.
— Pero lo fue. — refutó — para ti... él es importante y quieres conocerlo mejor, esto es una buena oportunidad de al menos darle la gracias.
— I know. Pero si él no...
— Si él te agradece y ahí queda el tema pues está bien, seguirán como siempre. Empero, si luego de esta conversación logran conectar, ¿quién sabe?, tu crush podría dejar de ser un simple crush y llegar a más.
— ¿Cómo podrías estar tan segura?
Tina negó con la cabeza.
— No lo estoy, probablemente nunca lo esté. — susurró — Pero si de algo tengo certeza es que quiero verte feliz, y si verte feliz es que puedas tener tu romance universitario con el delegado, haré lo que sea que esté en mis manos para ayudarte en ello.
— Wow... — susurró — ¿Quién eres y que hiciste con Tina?
— Scumbag! — le dio un codazo, riendo — ¡Solo ve!
Foolish también rió, tocando la cabeza de Tina con su mano libre y acariciando su cabello.
— Eres una gran amiga, ¿sabes?
— Pensé que jamás lo dirías.
Con su emotiva charla concluida, Tina se ocultó fingiendo estar leyendo un libro en unos asientos no tan lejanos de donde se encontraba el de ojos morados, no deseando perder por nada del mundo la novela que pasaba frente a sus ojos.
Foolish, ahora solo, comenzó a dar pasos lentos hacia su objetivo. Sentía que sus manos sudaban, pero ya no iba a dar marcha atrás para cumplir con su misión.
— Ve... ¡Vegetta! — gritó, avergonzándose al notar que, aparte del mencionado, varias personas lo vieron confusas.
— Foolish, ¡buenos días! ¿Te pasa algo? — respondió, animado — ¿Hoy te toca exponer en alguna clase? — preguntó, señalando el hecho de que el rubio iba medio formal.
— ¡No! Eh... simplemente quise vestir así.
— Ya veo, ¡te queda bien! — dijo — Dime, ¿te ayudó el borrador que te di?
— ¡Sí, muchas gracias! Por eso estoy aquí. — agarró con fuerza la pequeña bolsita que llevaba consigo, notando como los ojos morados se dirigían a esta, curiosos.
— No tienes que devolvérmelo si es lo que planeas hacer, te dije que es un regalo — le sonrió, y Foolish podría sacrificar lo que sea por siempre poder ver esa sonrisa.
— No, de hecho... también tengo un regalo para ti.
Nervioso, estiró su brazo y terminó por darle la bolsita. Vegetta la recibió, abriéndola en ese mismo instante y sacando una cajita morada. Ladeó la cabeza, esperando la confirmación del rubio para seguir abriendo el regalo. Con una afirmación, el hombre destapó la caja y terminó por ver un borrador con forma de la cabeza de un unicornio caricaturesco, de pelaje morado y crin de varios colores como el arcoíris.
— Es fantástico, ¡gracias! ¿Cómo sabes que me gustan los unicornios?
— Yo... eh, simplemente adiviné. No es que haya notado los pines de unicornios en tu mochila, o que mínimo uno apareciera en las diapositivas cuando expones, o que a veces publiques en las redes memes con aquellos seres mitológicos... — se dio cuenta de que terminó hablando lo que creyó solo estaba pensando — no, ¡nada de eso!, simplemente fue suerte.
"Tina, aparece, no debes dejarme hablando solo" Pensó, cada vez más nervioso mientras esperaba la respuesta de Vegetta.
— Bueno, creo que soy muy obvio. — rió.
— ¡No me estoy burlando ni nada! — se apresuró a decir, moviendo sus manos — ¡Es bonito! A mí me gustan los tiburones, ¡tengo incluso un gorro que hace parecer que un tiburón me come la cabeza!
— ¿En serio? Nunca te he visto usarlo.
— ¡Puedo traerlo otro día! — respondió apresurado. — ¡Pero que sepas que no me burlo de tus gustos!
— Descuida, no lo pienso. — lo calmó, mirando nuevamente el borrador y enfocándose en la crin — Gracias por el regalo, aunque si podías comprar uno entonces no era necesario que realmente te diese el mío.
— That's no true! — volvió a exclamar Foolish — Yo... para mí, el que me hayas regalado tu borrador lo hace mucho más especial que simplemente comprarlo... huh... eso... — tartamudeó nuevamente, sintiendo que seguro estaba haciendo alguna expresión graciosa frente a Vegetta, ¡qué alguien lo saque de aquí ya!
Sin embargo, lo único que recibía por parte del de ojos amatista eran puras sonrisas calmantes.
— Eso es muy tierno de tu parte. — respondió. — tan dulce como un helado de fresa.
— ¿Helado?
— ¡Ah! Es que, mirar la crin del unicornio me hizo recordar que en la heladería cercana a la universidad habrá una promoción 2x1 en helados de varios sabores, ¿quisieras venir conmigo mañana? Tómalo como un regalo de mi parte por el borrador.
— Pero... no tienes que darme nada, ¡en serio! Yo pagaré mi helado.
— ¿Entonces eso es un sí?
Los ojos de Foolish brillaron cual luceros.
— Oh, ¡sí, sí! ¡Tú dime cuando y ahí estaré! ¡Puedo llevar el gorro!
— ¡Estaré encantado de verlo! — respondió — Es una cita entonces. — miró su reloj, frunciendo el ceño — Ah, tengo que irme ya ¡Nos vemos mañana!
Vegetta se acercó a él y le dio dos besos en la mejilla como despedida, corriendo posteriormente hacia uno de los edificios de la universidad. Foolish se quedó ahí, aun asimilando la calidez que sus mejillas tenían ahora, así como también las últimas palabras que el otro hombre le había dicho.
— ¿Foolish? — Tina se acercó a él al notar que el de ojos morados ya no se encontraba a la vista — ¿Qué te dijo? ¡No me dejes con la duda!
La chica movió su mano frente al rostro de Foolish hasta que este parpadeó y la observó.
— I think... I have a date with Vegetta tomorrow.
Y ahora todos los demás universitarios voltearon a ver al dúo, pero por el grito al cielo que soltó Tina luego de escuchar tales noticias.
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