Inesperada cita
Prompt: Primera cita
Tarde de sábado. El clima se sentía fresco, templado, sin extremo calor ni gélido frío. Un día perfecto, dirían algunos, donde hasta la persona más reacia a salir se motivaría para pasear y perderse entre las calles en búsqueda de una nueva emoción. Foolish caminaba a paso lento por la vereda, con un revuelo de ideas en su mente. Hoy era su cita con Vegetta, el delegado de la clase que, amablemente, le había regalado su borrador cuando éste perdió el suyo. Aquello había llevado al rubio a comprarle uno en agradecimiento y, de alguna manera inesperada, terminó acordando una salida a comer helados con la persona que lo tenía enamorado. Aún le parecía increíble, ¡casi medio año conviviendo juntos en la misma aula y sería la primera vez que los dos interactuarían por mucho tiempo fuera de esta! Tina no dejaba de alardear que de no ser por su empujoncito esto no hubiese sucedido y, aunque no lo admitiera, Foolish estaba agradecido con ella porque, si fuera por él mismo, jamás se hubiese atrevido. Lo que les pasaba a sus sentimientos cuando Vegetta estaba con él era muy diferente a sus pasadas relaciones ¡y eso que Vegetta apenas y podría considerarse un conocido! Pero había algo ahí, una chispa, que cautivó su corazón y lo hacía suspirar como un tonto cada vez que el hombre de tentativas amatistas por ojos estaba a su alrededor.
No iba a desaprovechar la oportunidad: hoy tendría la mejor cita de su vida.
Se acomodó la gorra de tiburón que llevaba puesta, sonrojado de que algún conocido lo viese, sin embargo, se lo había prometido al delegado y debía traerla consigo sí o sí. Cuando divisó la heladería que el otro chico le dijo, vio como Vegetta ya se hallaba en la puerta de ese local. Miró confundido su reloj, abriendo los ojos del asombro al notar que, efectivamente, llegaba veinte minutos tarde por estar caminando lento debido a los nervios.
— Vegetta, I'm sorry! — gritó el muchacho, acercándose a él corriendo y recuperando la respiración al llegar — Perdón, no medí el tiempo, ah... soy un estúpido.
— ¡No digas eso, Foolish! — le dijo el delegado — Créeme, no hay problema, ¡oh! — se alzó de puntillas para tocar la gorra del rubio, sonriendo tiernamente — ¡Es muy bonita!
— Te dije que la traería. — respondió, levemente avergonzado.
— Y te queda demasiado bien. — el rubio no pudo evitar soltar unas pequeñas risillas. — Por cierto, Foolish, respecto a la promoción... Hay un pequeñísimo detalle.
— ¿Cuál?
— La promoción... es solo para parejas.
Vegetta dio un paso al costado y le mostró el póster que estaba detrás de él. Efectivamente, la oferta del 2x1 estaba ahí... y en letras pequeñas decía que solo se aplicaría si ibas con tu pareja. El rostro de Foolish se enrojeció de inmediato, mientras Vegetta solo suspiraba.
— Lamento esto, mi amigo me habló sobre la promoción pero no me dijo las condiciones. — se notaba que quería matar a quien sea que fuese ese amigo en aquel preciso instante. — Podemos comprar helados por separado, aunque el precio sería el doble.
Foolish entonces recordó su billetera... había llevado lo justo por lo que apenas tenía dinero para la promoción. Recordó la conversación que tuvo con Tina antes de ir a su cita "tranquilo, es solo una salida, sé tú mismo y diviértete", por lo que no iba a dejar que un malentendido como ese arruinara el día que estaba esperando desde casi siempre.
— Let's do this. — lo miró con determinación — ¿Quién sabría que estamos mintiendo?
— ¿Lo dices en serio? — Vegetta arqueó una ceja, sorprendido de no recibir una negativa por parte del muchacho — Ya que tú eres tan popular alguien podría verte conmigo.
— And? — respondió — Que inventen lo que quieran, ¡yo quiero comer helados a menor precio!
Vegetta soltó una carcajada ante la repentina energía de su acompañante. Foolish se sonrojó, esperando no haber quedado como un completo idiota solo interesado en comer.
— Entonces ya somos dos. — Vegetta estiró su mano y Foolish la tomó, cerrando su pequeño trato.
Se soltaron e ingresaron al local, viendo que habían muchas, demasiadas actividades para hacer en pareja. Los dos se miraron y, mientras se unieron a la fila, acordaron en solo comprar los aperitivos e irse de ahí.
— ¿Tú crees que debemos demostrarle que somos pareja? — susurró el ojiverde, teniendo la leve esperanza de poder, aunque sea, tomarle de la mano.
— Ah... no lo sé, no lo creo, ¿no basta con que le pidamos la promoción?
— ¡Por supuesto! Claro, eso es obvio. — rió nervioso, teniendo desechar su plan.
La fila siguió avanzando y los dos empezaron a conversar sobre sus clases de la universidad para relajarse ante la idea de tener que fingir ser una pareja. Empezaron con temas comunes sobre las tareas pendientes o exposiciones futuras que debían realizar, pasando poco a poco a dejar eso de lado y preguntar más sobre ellos mismos y lo que les gustaba hacer. Era una simple conversación de dos personas que comenzaban a saber más del otro, a conocerse, pero para Foolish era una de las charlas más amenas y divertidas que pudo tener, pues las ganas de saber más sobre el delegado por fin estaban siendo completadas, reafirmando más lo increíble que era Vegetta para él y lo mucho que le gustaba.
— Eres más divertido de lo que imaginé, Foolish. — soltó Vegetta sin querer, sonriendo avergonzado — Pensé que sería difícil hablar contigo, pero siento como si fueras un amigo de hace mucho tiempo.
— ¡Tú también eres increíble! — le respondió — ¡No podía esperar menos del delegado!
— Solo soy un chico normal.
Foolish negó. Para él, Vegetta era mucho más que eso.
Finalmente llegaron al inicio de la fila, con el cajero esperando a tomar su orden. Los dos salieron de su burbuja y recordaron a lo que venían, poniéndose nerviosos al recordar el requisito y rogando que no tener que demostrar ser una pareja.
— ¿Qué van a pedir? — dijo el chico, atento a los dos.
— Queremos la promoción 2x1 "Enamorados del amor". — la cara de Vegetta se enrojeció al decir dicho nombre, Foolish solo asintió.
El cajero los miró curioso. Los dos estudiantes solo le sonreían, esperando que no se descubriera su falsa relación. Foolish podía sentir su corazón acelerado, no era capaz de mirar a los ojos a Vegetta de la vergüenza.
— Ya veo... — dijo el vendedor, dedicándoles una sonrisa — ¿Esta una de sus primeras citas? Se nota lo nerviosos y enamorados que están del otro.
— Eh... yo...
— Well, I...
— ¡Discúlpenme! No debería meterme en algo que no es mi asunto. — felizmente, el cajero volvió a interrumpir. Les pidió el dinero a los muchachos y creó el recibo — ¿Me pueden decir qué sabores desean?
Ambos suspiraron de alivio. Vegetta entonces fue el primero en pedir sus sabores: fresa y lúcuma. Foolish, por otra parte, pensaba pedir simplemente chocolate, pero al recordar la frase que Vegetta le había dicho el otro día "tan dulce como un helado de fresa" optó por elegir ese sabor también.
— Disfruten de su cita, ¡hacen una linda pareja! — les dijo el cajero finalmente, y los dos solo optaron por asentir nerviosos y salir del local.
Ya fuera, Foolish por fin fue capaz de saborear el aperitivo que acababa de comprar. Vegetta tenía razón, ¡la fresa era demasiado dulce! Su corazón se sintió cálido al pensar que ese era el modo en que el delegado lo había visto el día anterior. Por otro lado, el chocolate sabía tan rico como siempre, satisfecho de que su compra haya valido la pena, aunque con el siempre hecho de ver a Vegetta sonriente con su propio helado era suficiente para decir que este día había sido más que perfecto.
— ¿Te gustó? — Vegetta volteó a verlo y le preguntó por los sabores elegidos. Foolish asintió, contento.
— ¡Son los mejores que he probado!
— ¡Sí! Vengo cada cierto tiempo con unos amigos — divagó — Por cierto Foolish, discúlpame nuevamente por el momento incómodo de hace rato, si es que lo fue para ti. Realmente no sabía sobre la condición de la promoción.
— ¡No te preocupes! — respondió — Pff, que cliché fingir ser pareja, right? — Foolish intentó sonar relajado, fingiendo que todo lo que acababa de ocurrir no lo había hecho extremadamente feliz, pero al mismo tiempo temeroso de recibir una negativa por parte de Vegetta — Tú y yo... pareja, je.
— Si te soy sincero... — el delegado le dio un mordisco a su helado — No me molestó, no si es contigo. — le sonrió.
El hombre de ojos morados siguió caminando hasta que se dio cuenta de que su acompañante ya no se encontraba a su lado. Volteó, preocupado, y notó como el rubio se había quedado en su sitio, con la boca semi-abierta y un poco de helado derritiéndose y cayendo en su mano.
— ¿Foolish, pasa algo? — le dijo, pero no obtuvo respuesta — ¿Foolish?
La inocente frase de Vegetta había generado un volcán de nerviosismo en el de ojos esmeraldas. Foolish no dejaba de repetirla en su mente, feliz pero sorprendido de haber escuchado eso salir de los labios del chico que le gustaba desde hace más de medio año. Vegetta ya se había acercado a él, por lo que el rubio terminó de un bocado su helado, limpió su mano y comenzó a negar con la cabeza de que algo le hubiese sucedido, para no alertarlo.
— Yo... ¡se me congeló el cerebro, el helado estaba muy frío! — se excusó — Tengo que... ¡hacer una llamada! ¿Me podrías esperar?
— Eh.. ¿por supuesto?
— Thank you!
Foolish corrió y se alejó a una distancia considerable de Vegetta para que este no pudiese escucharlo. Con las manos aún temblorosas por el frío del aperitivo y sus nervios, tecleó varios números y espero a que la otra persona respondiera, esperanzado en que fuese rápido.
— ¿Tú no deberías seguir en tu cita?
— ¡Dijo que no le importaría fingir ser mi pareja!
— Excuse me!?
El rubio le explicó a Tina con rapidez todo lo que había sucedido desde la última vez que hablaron, escuchando ella todo y sin añadir ningún comentario hasta que su amigo terminase.
— Tienen una suerte increíble. — mencionó Tina con sarcasmo — Pero todo salió bien al final, además, la están pasando bien, ¿no? ¡Eso es una buena señal!
— Sí pero ahora lo dejé en una esquina mientras hablo contigo.
— ¿¡Qué tú qué!? — gritó la muchacha — ¡Vuelve con él ahora mismo!
— ¡Ese es el problema! — respondió, aunque susurrando, no quería que Vegetta lo escuchase — No sé qué responderle, y ya han pasado minutos de eso y decirle que siento algo por él... ya no recuerdo todo lo que practicamos tú y yo anoche.
Tina rodó los ojos al recordar a Foolish con muchos papeles llenos de distintos tipos de confesión. Sonrió para sí misma, no puede negar que se divirtió escuchándolo y haciéndole bromas al respecto.
— Quizá deberías decirle que te agradó lo de hoy y quieres seguir saliendo con él. — Tina se calmó, hablando ahora con una voz relajada, entendiendo el nerviosismo que su amigo debía sentir en esos instantes — Puedes decirle que te gusta, pero no tienen que iniciar una relación ahora, apenas se están conociendo más allá de las aulas.
— Tienes razón.
— Siempre la tengo. Confía en que todo marchará bien, Vegetta parece una persona muy amable y estoy segura de que le debes agradar... me lo dice mi sexto sentido. — sonrió, aunque Foolish no podía verla.
— Thanks, Tina. — respondió — Iré a hablar con él ahora.
— ¡No lo hagas esperar más!
Colgaron la llamada y ahora, con la motivación y energías renovadas, Foolish se encaminó hacia donde Vegetta lo esperaba. Este seguía ahí, ya con el helado terminado y leyendo un libro con total tranquilidad. A Foolish le gustó esa escena, pues era como normalmente lo veía cuando llegaba a clases. En fin, se dio unos leves golpecitos en las mejillas y, decidido, lo llamó.
— Vegetta.
— ¡Foolish! ¿Todo bien?
— Todo perfecto. — respondió — Yo... hay algo que quisiera decirte.
— Oh, si es por lo último que dije, lamento si fue incómodo.
— ¡Por supuesto que no! — negó — A mí... tampoco me molestaría fingir ser tu novio por obtener descuentos — rió — pero no es de lo que quiero hablar ahora.
— ¿Entonces?
— Vegetta, yo... — respiró profundamente, intentando calmarse y recordando a Tina — El borrador de ayer no fue solo un regalo en agradecimiento por el que me diste. En realidad... también era porque tú, eh... I like you, me gustas, hace tiempo que me gustas y el día que me hablaste y regalaste tu borrador... para mí fue un día muy feliz —se agarró un mechón de cabello, sintiendo como su cara enrojecía por cada palabra que salía de su boca — Y pensé que luego de darte tu regalo volveríamos a simplemente seguir siendo compañeros de clase, pero me invitaste aquí y sentí tanta felicidad que incluso traje esta gorra que no se la había mostrado a nadie más — rió para sí mismo — ¡Pero volviendo al tema! Me gustas, Vegetta, me he divertido mucho contigo hoy, incluso si se sintió muy corto a mí... me encantaría conocerte mejor, salir a más lugares... claro, si tú lo deseas, por supuesto.
Foolish terminó su confesión, esperando la respuesta de su acompañante.
Mientras su mente rogaba por una respuesta positiva... la mente de Vegetta era ahora la que parecía un tsunami de ideas. Aunque, de hecho, eso era así desde hace unos días. Todo empezó cuando se armó de valor y, aprovechando el escuchar a Foolish decir que no tenía más borradores, se acercó a él y le dio el suyo pues ¿cuándo tendría otra oportunidad para hablar a solas con él, quien era de los chicos más populares de la universidad? Atlético, inteligente, inalcanzable... el típico chico perfecto que veías en las películas y, como tremendo cliché, del cual Vegetta se había enamorado. Bueno, quizá enamorado era una palabra aún muy grande. Le gustaba, sí, le gustaba, pero siempre había sido un gusto guardado solo para él (y así quería que se quedase) ya que no creyó ser posible el estar en el mismo círculo de amistades del rubio. En fin, Vegetta estaba feliz con simplemente haberlo ayudado con aquel percance, la sonrisa agradecida del ojiverde era suficiente para él. Lo que no esperó, por supuesto, era que el lunes siguiente Foolish apareciera frente a él y le regalara otro borrador, ¡con forma de unicornio! ¡Y mucho menos esperó armarse de confianza y decirle que tendrían una cita en la heladería! ¿De dónde salió tanto valor? Ya no importaba, saldrían, y quizá eso sería todo lo que ocurriría en la relación de estos dos.
Sin embargo... no se esperó que la promoción fuera solo para parejas. Maldijo mentalmente y en mensajes de texto a Willy, su amigo, quien le había dicho sobre esa promoción y le aconsejó llevar a alguien para que pueda disfrutarla. "¡Con razón me decías que tú no podías ir conmigo!" le había escrito con furia, recibiendo solo un "¿Pero sirvió para que pases tiempo con tu crush o no? ¡De nada!" Vegetta lo quería matar. En fin, mantuvo la calma cuando se encontró con Foolish (aunque quería gritar de amor al verlo con la gorra de tiburón), le explicó la situación y, felizmente, todo salió como lo esperaba: una cita-no-cita perfecta.
Todo bien... hasta ahora, en estos momentos, donde Vegetta tenía la mirada sorprendida luego de escuchar la confesión del rubio. No va a negar que su corazón estaba saltando de alegría, sus ojos debían estar brillosos de las ganas de llorar de emoción y sus piernas temblaban de los nervios al recibir tan inesperada respuesta. Esperaba no verse patético, pero no era capaz de formular alguna palabra debido al shock de saber que su crush de tanto tiempo, efectivamente, parecía sentir lo mismo que él.
— ¿Vegetta? — pregunto nervioso el rubio — Lamento si...
— ¡No, no! — movió sus manos — fue inesperado, solo eso.
— ¡Yo sé! Seguro dirás que estás ocupado, no te preocupes, podemos fingir que esto no paso.
— Me niego.
— Huh?
— O sea... — se acercó un poquito más — Foolish, yo... mira, esto quizá te parezca raro, o no, pero también... me gustas — confesó, sintiendo como un peso por fin salía de su pecho — Desde hace un tiempo que me gustas, eres ¡wow! Eres increíble. No tengo la menor idea de qué has visto tú en mí, pero también me encantaría... me encantaría seguir conociéndote y tener más citas, si eso está bien para ti.
Los miedos de Foolish terminaron esfumándose y un exceso de alegría lo llevó a agarrar las manos de Vegetta y sonreírle con efusividad.
— Really!? Yeah! — dijo, y Vegetta solo asintió enrojecido — ¡Puedo decirte todo lo que me gusta de ti si quieres!
— Ah... — el nerviosismo de Vegetta se mostró en su sonrisa. No estaba incómodo, al contrario, estaba tan feliz que no sabía qué decir, ver a Foolish ahora era ver a un cachorrito muy emocionado.
— ¿Quizá estoy siendo muy apresurado? ¡Lo siento! — se detuvo, soltándolo — Paso a paso, sí.
— Eso estaría perfecto. — respondió
— Entonces... ¿a dónde iremos ahora?
— ¿Por qué no hacemos una lista de lugares que ambos quisiéramos visitar?
— No esperaría menos el delegado de la clase.
Vegetta rió. Así, ambos continuaron su camino, mientras decían posibles sitios que visitar y se imaginaban las nuevas citas que tendrían, emocionados por seguir pasando más tiempo juntos.
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