Forastero

Prompt: Niñeros

Se sentía un completo forastero en su propia familia. En una esquina de la torre que era rodeada por un dragón de piedra, Vegetta observaba a su pareja, Foolish, jugar tan animadamente con su adorable hija Leonarda... y con su nieto, Pepito. Cuando despertó del sueño profundo inducido por la federación, en una biblioteca y recibido por los brazos y besos de su amado, no se imaginó que muchos eran los cambios que habían sucedido tanto en la isla como con sus seres queridos desde que desapareció. Su torre ya no estaba, el zoológico tampoco, apenas y el tren aún se alzaba siendo la única muestra de su talento para la construcción. Actualmente no estaba tan desanimado como cuando se enteró de ello, pues podría ponerse manos a la obra y crear algo infinitas veces mejor, pues siempre sintió que se había quedado corto con su primer hogar. Lo que le causó más asombro, de hecho, fue saber que tenía nietos. Conectó los puntos fácilmente con Richarlyson, pues era hijo de Cellbit y este estaba casado con Roier; Pepito, por otro lado...

— ¡Pepito, Pepito...! — Foolish cantaba una melodía cuya letra simplemente era el nombre del pequeño dragón. Este saltaba y Leonarda aplaudía. Vegetta sonrió desde la distancia, queriendo y al mismo tiempo no ingresar al mundo donde aquellos tres se hallaban.

Pepito era un dragón que jamás había conocido. Roier y Leo se encargaron de decirle lo necesario: fue rescatado del Purgatorio junto a dos dragones más, siendo este el nuevo hijo de Roier y otros isleños. Foolish le comentó que se estuvo haciendo cargo de él durante todo el tiempo que los cuidadores de Pepito no se encontraban pues era su abuela, así como Vegetta era también por consiguiente su abuelo. Ni siquiera había terminado por asimilar ello cuando Roier apareció un día y les pidió quedarse con el chamaco pues él y los otros padres irían en búsqueda de Rivers y Carre, a lo que no le quedó otra que aceptar, volviendo a la escena actual.

Vegetta no tenía problemas con Pepito, pero sentía que no pertenecía a la familia luego de tanto tiempo lejos y el cómo ver lo bien que Foolish, Leo y el pequeño congeniaban sin necesitarlo a su lado.

— Sing with us, mi amor! — la voz de Foolish lo atrajo a la realidad.

— No sé si realmente sirvo de algo aquí — respondió, mientras los dos niños de la familia bailaban entre ellos — tú llevas todo de maravilla, quizá deba irme a seguir con la construcción de mi casa.

— What are you saying? — se le acercó y lo tomó de las manos, reconfortándolo — Pepito wanted to meet you for a long time!

"¡Eso es verdad!" respondió el aludido en un cartel al haber escuchado la conversación.

— ¿Ves? No hay por qué preocuparse. — sonrió, dándole un fugaz beso en los labios — Let's play together!

— Mi Foolish...

"¡Pa!", fue Leonarda esta vez quien llamó su atención, enfocándose en Foolish "Ya no tenemos avocado toast para la pijamada".

— Really? — el híbrido buscó en sus mochilas, pero tampoco obtuvo resultados. — Fuck! ¡Iré a hacer más entonces!

"¡Te acompaño, pa Foolich!"

— ¡Bien! — volvió a voltear hacia Vegetta — Regresaremos rápido. Can you take care of Pepito meanwhile?

— Ehh... ¿sí? ¿Qué dijis..? — el hombre no había entendido la frase de su pareja, por lo que había contestado sin saber.

— That's awesome! Gracias, mi amor.

— ¡Espe...! — Foolish lo soltó y le dijo a Pepito que volvería pronto junto a Leo, terminando por desaparecer junto a la niña por medio del ascensor.

Vegetta parpadeó un par de veces más debido a la aún confusión, terminando por posar sus amatistas en el pequeño de pijama que no lo dejaba de observar.

Solo quedaron ellos dos.

— ¡...Bueno, Pepito! — inició, algo incómodo pues el niño no dejaba de observarlo — Eh... ¿Roier no vendrá pronto por ti?

El pequeño comenzó a escribir en un cartel, Vegetta sentía que la tensión que al menos él sentía podía cortarse con un cuchillo.

"Está de aventuras con apá Quackity y apá Mariana, me dijo que lo vería en unos días así que haré pijamada con Leo y mañana con Richas".

— Oh... Sí, ¿cómo se me olvidó? Te quedarás con nosotros, cierto. — como su hogar original ya no existía, Vegetta se había mudado con de su novio temporalmente — Ostras , chaval, mira, ha pasado tanto y aún me siento un poco perdido con todo, perdóname si no te estoy dando una buena impresión. Simplemente no sé... como tratarte. Seguro que con Foolish te divertirás más así que esperemos a que regrese con Leo y las tostadas.

Una sonrisa incómoda se apoderó de su rostro. Pepito, sin embargo, no parecía sentirse igual que su abuelo.

"El awelo Foolish me dijo que eras como una leyenda urbana"

— ¿Te dijo qué? — pero no pudo seguir pensando en ello cuando vio como el pequeño dragón se acercó a él y comenzó a señalar el objeto que traía a sus espaldas.

"¡Él también tiene una espada así!"

Vegetta, instintivamente, agarra su propia Moonlight Greatsword y la alza para posteriormente prestársela a Pepito, al ver como se la pidió con los ojitos iluminados. Este la mueve de un lado para otro, y el guerrero solo le pide que sea más cuidadoso.

— ¡Ah! Te refieres a Mi Amor. — dice, un poco más confiado — ¡Yo la hice para él!

"Me dijo también que tiene mucha historia sobre ti, ¡que me contaría sobre mi otro awelo!"

Pepito le devolvió el objeto, sentándose frente a Vegetta y volviendo a escribir en sus carteles lo más rápido que podía. Al de ojos amatistas le causó ternura (y con el ego algo elevado, ¿para qué mentir?) pues su adorado Foolish había hablado sobre él a Pepito y, por como lo veía tan sonriente, seguro fueron muchas cosas buenas.

"¡Cuéntame sobre ti!", le pidió, "Awelo Foolish siempre sonaba tan nostálgico y feliz cuando te mencionaba".

El corazón de Vegetta se llenó de un cálido calor apenas y terminó de leer ese cartelito. Conmovido sonrió, se dio leves golpecitos en las mejillas y estiró sus brazos para prepararse por lo que estaba a punto de contar.

— ¡Vale! Prepárate muchacho, te contaré todo sobre el gran sabio de la torre, sus aventuras y del hombre del que se enamoró.

Pepito asiente, dando saltitos y Vegetta le dice que se acerque, pues le contará con lujo de detalle cada aventura que este vivió desde que pisó por primera vez las tierras de la Isla Quesadilla. Vegetta entonces mueve sus manos como si dirigiera una orquesta, asombrando a Pepito al ver que partículas chispeantes y moradas aparecen a la par que los ojos amatistas del pelinegro comienzan a brillar. Vegetta inicia, contando en primer lugar las presentaciones iniciales y la vez que apretó el botón rojo, viendo el pequeño dragón cómo las partículas moradas se transformaban en dibujos que expresaban las palabras del hombre, tal y como si estuviera mirando una película.

"Si soy tu nieto, ¿también puedo usar esa magia?", preguntó con inocencia, a lo cual Vegetta soltó una pequeña risilla.

— No es hereditario. — respondió — pero puedes ser mi aprendiz junto a tu padre Roier.

Siguió con la construcción de su hogar, las expediciones con sus amigos, la llegada de los huevos, los nuevos habitantes de la isla posterior a su llegada, las minas para que todos aprecien sus vidas, el misterioso lobo nogtugno, cada objeto raro e increíble que tenía en su poder y las arduas semanas donde vías y vigas eran todo lo que acaparaban su mente. El niño queda encandilado por cómo todo se sentía como un cuento gracias a la ayuda del tono de voz de Vegetta y las figuras productos de la magia, preguntando sobre la vida en la isla antes de que él y sus hermanas llegaran, de la gente que nunca había conocido y cómo Vegetta decidió hacer su torre en aquel lugar. Vegetta se sintió más animado al saber que el niño realmente le estaba prestando atención, explicándole cada duda y demostrando tener una memoria muy privilegiada.

Vegetta y el pequeño dragón conversaron mucho, muchísimo, que entre ambos tenían que quitar y poner carteles pues el piso no tenía cabida para tantas preguntas. Rieron también cuando el tema pasó ahora a saber más sobre Roier, comentándole Vegetta si había conocido a su otro hermano llamado Roboboier. Las risas del pequeño y el interés por su vida hacía que Vegetta entrara más en confianza, llegando incluso a hacer que desordenara los cabellos del dragón como muestra de cariño.

— En conclusión: tu padre es tonto pero lo queremos mucho. — dijo, mientras la magia morada mostraba a una versión mini de Roier, con su traje de bodas y rodeado de Cellbit y todos los presentes en dicha celebración — Es un muchacho muy alegre, estoy contento de que haya encontrado al amor de su vida.

"¡Como tú y awelo Foolish!"

Las mejillas de Vegetta se colorearon de rojo. Asintió, intentando mantener su magia en equilibrio para que Pepito no notara como su corazón latió con intensidad y el nerviosismo se apoderó de sus manos ante tal afirmación, ¿cómo era posible que la sola mención de su relación con Foolish lo ponía tan vulnerable? No lo sabía, pero ese híbrido de tiburón lo había hechizado aún sin usar ningún truco de magia.

— Sí, Pepito. — respondió por fin — como yo y tu abuelo Foolish.

Y así, finalmente, habló del hombre de ojos esmeraldas que lo tenía enamorado desde hace tanto tiempo. Le relató el inicio de todo, desde que iniciaron su amistad, la admiración por su habilidad al construir, los sentimientos que florecieron sin que ambos se dieran cuenta, los regalos infinitos que llevaron a la estatua que aún prevalecía intacta en el desierto, la promesa de volverse a ver, su adorada Leonarda y la sensación en el pecho que le gritaba que era él, Foolish, el indicado, aquel que le haría volver a creer en la oportunidad de tener su final feliz e incluso más. Pepito no se quedó solo escuchando, preguntaba ante cualquier cosa y se impresionaba por saber más sobre su abuelo Foolish en su faceta de enamorado.

Una hora más tarde, la escena que Foolish y Leo encuentran al regresar era digna del final de un muy buen día. Vegetta estaba sentado en la cama del dragoncito, con Pepito descansando plácidamente entre sus brazos. El de ojos amatistas les hizo una seña a su pareja e hija para que no hiciesen ruido, y estos asintieron mientras notaron que los múltiples objetos de Vegetta (la espada, torretas, su varita de la simetría...) se encontraban esparcidos por el suelo, así como también varios carteles rosas, no pudiendo Foolish evitar que se le escapara la típica sonrisa enamorada que solo hace cuando recuerda o ve a Vegetta al leer uno de los carteles que decía "¿Ustedes se casarán pronto?".

Foolish logra llegar a la cama y, junto a Vegetta, acuestan a Pepito y lo arropan con las cobijas. Los dos adultos entonces se miran y sonríen, mientras notan como Leonarda logró llegar a su propia cama dando leves saltitos y alzando con sus manos los avocado toast que trajo junto a su pa.

— Se nota que se divirtieron mucho. — susurra el rubio a su pareja, evitando que el pequeño dragón despertara.

— No me molestaría cuidarlo otro día más si Roier y sus otros padres así lo desean. — responde, acercando su rostro al de Foolish y rozando sus narices.

— Pero así no tendré tanto tiempo a solas contigo...

"¡PAPÁS, TODAVÍA SIGO AQUÍ!" el cartel de Leonarda, junto a su mueca juzgadora, los hizo volver en sí mientras ella rió. Se disculparon con ella y bajaron de la cama para ordenar la habitación y comer los aperitivos que habían traído.

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