Después de todo
Prompt: Pedida de mano
Cuando Foolish lo vuelve a ver, luego de casi medio año de ausencia, lo primero que hace es correr a su lado y abrazarlo hasta que ambos caen al suelo. Le da igual fingir que no lo extrañó, le da igual si los demás isleños también se encontraban ahí, sus ojos se cristalizan mientras se encuentran, al fin, con las amatistas que tanto le gustaban. Ni lo deja saludarlo, pues sus doradas manos ya se encontraban tocando el rostro del mago, como si quisiera convencerse a sí mismo de que es el real. Vegetta se deja, solo sonriendo nostálgico, aliviado de que el amor de su pareja siga igual de fuerte a pesar del tiempo. Foolish vuelve en sí, disculpándose por aquel repentino ataque y ayudándolo a pararse, diciendo que estaba alegre de volverlo a ver. Lo toma de la mano, queriendo llevárselo a su hogar, pero debe ser paciente pues no es el único que lo extrañaba: Leonarda y Roier lloran mientras lo abrazan, también rindiéndose a sus sentimientos y expresando todo el dolor que la ausencia de Vegetta había acarreado en ellos. Los nuevos residentes que nunca lo conocieron también yacen curiosos y se acercan a saludarlo, como Pepito, quien se presenta como su nieto, feliz de ser cargado entre los brazos del guerrero y preguntándole sobre sus aventuras. Foolish observa todas estas escenas con un semblante de satisfacción, pero con ansias de tener un tiempo a solas con él.
Solo tiene que esperar un poquito más, se dice, solo un poquito más.
Cuando todo termina y Vegetta deja de ser el tema del momento, solo la familia se queda reunida en el Spawn. Cada uno le cuenta sobre todo lo acontecido desde su ausencia y lo guían por la nueva área de la isla, mostrándoles sus nuevos hogares. El mago se siente perdido, pero no deja de asentir e intentar retener toda la información que puede, pues sus niños le hablan ilusionados y comienzan a hacer planes para salir de aventuras o ayudarle a construir su nueva casa. Foolish camina detrás de todos ellos, simplemente observando. Aún se le hace irreal, pero está bien con que sus hijos sean quienes capten toda la atención de Vegetta ahora. La noche cae, Leonarda se siente con sueño, Roier les dice que irá a su casa, por lo que la ahora familia de tres baja a la habitación de la pequeña y la arropan para que descanse; ella susurra que ya quiere que sea mañana, pues prometieron ir a por unas dungeons, a lo que ambos padres solo asienten y se despiden de ella cerrando la puerta.
Así, por fin, se encuentran solos. Vegetta le dice que aún no tiene sueño y Foolish no puede evitar soltar una risa al recordar todas las veces que no podían pasar mucho tiempo juntos debido a sus tan disonantes horarios. El tótem lo guía hacia su habitación, diciendo que podía quedarse con él en la ciudad de Fobo si lo deseaba y que Tubbo y Sunny eran increíbles vecinos. Vegetta niega, respondiéndole que por el momento estaría bien, pero que ya tenía ganas de crear un nuevo hogar donde, si Foolish quería, también podía ir a vivir. Este asiente, deseoso por saber cómo será la nueva construcción del de ojos morados.
— Right! I haven't showed you my new project yet.
Foolish lo toma de la mano, sintiendo mariposas en su estómago cual cliché y llevándolo hacia las afueras, donde los dos suben a admirar el dinosaurio aún en construcción. Le comenta los planes que tiene con él y Vegetta lo halaga diciéndole, como aquella vez hace tanto tiempo, que tiene una mente hermosa. Escuchar nuevamente esos halagos lo devuelven a su realidad, poniéndose firme y mirando con decisión a Vegetta, quien parece ya saber lo que vendrá.
— Vegetta... we need to talk.
El mago no lo niega, confesándole que sintió el ambiente diferente y que también deseaba tener un momento a solas con él. Así, Foolish le cuenta todos sus miedos ante la idea de no volverlo a ver, le cuenta las ganas que tenía de odiarlo por el abandono, de reclamarle por todos estos meses. Le dice que quiso no perdonarlo tan rápido, que quiso demostrarle lo mucho que dolió pero, apenas y lo vio, su corazón solo pudo recibirlo como la primera vez donde se dio cuenta de que se había enamorado de él. No puede creer que lo ame tanto, que un mortal lo hiciera sentir muchas emociones que no creyó poder volver a experimentar, suspirando de alivio al poder, al fin, desahogarse y expresar aquello que su pecho tenía estancado hace tanto. Vegetta, por su lado, le dice lo arrepentido que se sentía de haberlos dejado por una larga temporada, el dolor de no estar junto a su familia, las noches en vela pensando qué sería de ellos, si ya lo habían olvidado o si ya habían hecho una nueva vida sin él. Menciona que entiende la frustración de Foolish, que hubiese comprendido si estaba con alguien más a su regreso; alejarse tantos meses sin aviso no tenía perdón, incluso si había mandado a una deidad nocturna decirle a su amado que esperara. Vegetta no se excusaba, por lo que se encogió de hombros y esperó que Foolish terminara con él en ese mismo instante.
Por el contrario, el híbrido de tiburón lo tomó de la mano.
— ¿Te volverás a ir? — preguntó, aún con la mirada fija en él.
— Ya no más. Volví para quedarme.
— En ese caso tengo fe de que ahora todo marchará bien.
Vegetta quería llorar, no se merecía a Foolish ni mucho menos la eterna paciencia que tuvo con él. Asiente, con una sonrisa, mientras le promete hacerlo feliz cada instante y curar las heridas emocionales que su ausencia le dejó. El rubio le dice que espera ello, que sabe que los primeros días serán duros, sin embargo, mientras el mago siga ahí para él, sus hijos y nietos, estaba seguro de que todo volvería a la normalidad en poco tiempo.
— Después de todo, aún te amo. — le dice con total sinceridad — No creo que deje de hacerlo jamás.
— No sabes lo feliz que me hace oír eso. — le responde, acariciando su mejilla — Mi amor por ti tampoco se ha apagado ni se apagará.
Y los dos deciden que volverán a empezar.
— Oh, but there is still one thing I'm upset about.
Vegetta ladea la cabeza y Foolish le cuenta un secreto que había guardado por mucho tiempo solo para él. Le explica, ya sentados frente a la inconclusa estatua de dinosaurio, que se sentía un poco desmotivado de ya no encontrarse en la anterior parte de la isla porque, para sorpresa del mago, este hizo muchas bases secretas en aquellas noches donde todos descansaban y solo él se aventuraba entre los distintos biomas. En aquellos lugares Foolish guardaba casi todos los objetos que eran demasiado valiosos e incluso ilegales, empero, había una base en particular que era la que más le molestaba haber perdido; en ella no tenía nada, simplemente estaba decorada lo más que su ingenio para los interiores le dejaba: era una caverna iluminada por lámparas naranjas, plantas y tulipanes morados, con un lago al costado. Vegetta entonces le dijo que, aunque la imagen mental le parecía hermosa, no entendía qué tenía ese lugar de especial si nada valioso poseía en su interior. Foolish, luego de escucharlo, lo toma de las manos, lo observa a los ojos y le susurra su propósito con la voz más dulce que el mago pudo haber escuchado en su vida.
— En ese lugar... pensaba pedirte matrimonio.
Los ojos de Vegetta brillan y las mejillas de Foolish se enrojecen. El tótem explica que siempre iba a ese sitio y lo mantenía limpio y novedoso para cuando el guerrero volviese, que pensaba llevarlo ahí y sorprenderlo con un anillo con una amatista incrustada que encontró en una de sus aventuras. El ojimorado no sabe qué decir, lleno de regocijo por aquella confesión pero arrepentido de no haber vuelto antes y ser recibido con aquella propuesta. Se disculpa, pero Foolish le pide que no lo haga, pues ya habían acordado empezar de nuevo y eso no lo detendría.
— ¿Detenerte?
— Sí.
Foolish se mueve de su sitio, arrodillándose frente a Vegetta, quien no puede creer lo que estaba a punto de pasar. El rubio busca entre sus bolsillos, saca un anillo morado de juguete que una vez Leo le regaló y toma la mano de su novio para ponerlo delicadamente en uno de sus dedos. Vegetta deja que se lo ponga, aún confundido, pero sin poder evitar tener una sonrisa grandísima en el rostro y sentir como las lágrimas quieren salir de sus ojos.
— Sé que no es el anillo lujoso que tenía preparado. — dice, volviéndolo a ver — Ni es el lugar donde quería pedírtelo, sin embargo, prometo que en el futuro será una pedida de mano digna de ti, solo debemos... esperar, al menos cuando lo hagamos oficial frente a los demás. Por ahora, contigo aquí, lo que quiero saber es si... will you marry me?
El mago ya tiene la cara empapada en lágrimas. Foolish se alarma, pero solo recibe un abrazo por parte de su pareja. Vegetta termina el abrazo y choca delicadamente su frente junto a la del tótem.
— Sí, mi Foolish, me quiero casar contigo.
Sellan su compromiso con el beso tan esperado por ambos. El resto de la noche se la pasan hablando de los dos, su familia, la isla y el futuro. Hacen planes, imaginan el lugar de la boda y piensan en todos los preparativos que deben hacer, pues estaban seguros de que querían que sea infinitas veces mejor que la de su hijo. Se ríen ante tal pensamiento y se toman de las manos, sabiendo esta vez que todo se haría realidad y que nunca, nunca más, se volverían a separar.
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