Trust me

Miró el helado con miedo, no quería que se le acabará ya que quería seguir hablando con Momo, la verdad es que no han pronunciado la primera palabra aún así seguían juntas y de vez en cuando compartían miradas que no decían mucho pero si lo suficiente como para hacer que quiera enamorarse, el problema es que sabe que si se deja llevar por lo buena persona que es tal vez todo salga mal, no es la primera vez que le sucede y le da tanto miedo volver a caer en una relación como la que tuvo con Jungkook por esa razón es que le tiene miedo a todo y sobre piensa las cosas para estar segura.

Sin importar que siempre termine ocultando todo y sonriendo como si está bien cuando no es así, ella todavía no podía superar las cosas que le pasaron y mucho menos tener que callar lo que sienta por alguien, sigue pensando que Momo no sería capaz de hacerle daño pero aún así hay algo en ella, una mínima inseguridad, que la hace retroceder cuando siente que debe decir algo para mejorar la estadía en la heladería, también sabe que no debe mirarla tanto porque va a pensar cosas de ella.

Que son realidad pero aún así, a Momo le gusta alguien más y debe aceptarlo porque de verdad desea que sea feliz con cualquier chica, con tal de que Hirai se sienta bien y la traten bien ella puede darse por pagada, no le va a insistir dejara que las cosas tomen el curso que el destino, no cree mucho en eso pero aún así, haga lo que sea porque no va a tratar de cambiar las cosas que en algún momento tomarán un buen camino, ella confía en ello.

"¿Cuál es tu color favorito?". Se le quedó mirando por unos segundos procesando la información tantos colores y le gustaba el marrón de los ojos de la chica que le preguntó, en su mente era toda una romántica hasta que debía decirlo y se trababa toda.

"Rosa". Dijo con seguridad, es un color lindo y siempre ha creído que le queda bien, según Mina por su personalidad. "También el negro pero no mucho". Negó con la cabeza antes de lamer el helado y darse cuenta que se le estaba acabando. "¿Cuál es tu color favorito?".

"Roj-...morado". Se le acababa de enredar la lengua frente a Sana, quería morirse por lo tonta que se vio buscando la palabra para decirle, si no fuera porque los grandes ojos de la menor la están viendo saldría corriendo y se lanzaría de cabeza al río. "¿Tu comida favorita?". Minatozaki no tenía una en específico, le gustaban todas por igual pero si tuviera que elegir una definitivamente sería...

"Pizza". Era tan básica que le gustaba una comida que a la mayoría de las personas les gusta, pero era la verdad y no estaría mintiendole que le gusta algo como, los mariscos, porque le estaría mintiendo y no le gusta para nada. "¿La tuya?".

"Todas". No se esperaba que dijera eso, nunca había conocido a alguien que le gustarán todas las comidas sin excepción, definitivamente eran muy parecidos en varios aspectos que le comenzaban a interesar demasiado más de lo que debería, quería proteger su corazón porque si se lanzaba en esas aguas turbulentas acabaría mal, tan mal que no podría seguir en Seúl y ya tiene una buena vida ahí. "¿Como se encuentra Mina?". Notó su cambio de humor, de este sonriente a seria como si acabara de recordar algo y por eso se volvió tan arisca.

"Ella debe estar durmiendo en la casa, se la pasa todo el día dormida". Se quejó, le fastidiaba tanto cuando eso pasaba. "No le ve diversión a la vida y yo siempre estoy despierta". La frustración en cada palabra hace que Momo se preocupe un poco, sin importar lo que sienta al saber que siguen viviendo juntas y que tal vez si sean pareja, ver a Sana tan estresada porque no le presta atención es un pinchazo a su corazón.

"Yo nunca duermo, podría hacerte reír todo el tiempo con mis locuras". De fondo se escucha una canción, Boyfriend, para ser específico, Momo la tarea y mueve el pie al ritmo de ésta, desde que conoce a Sana la ha estado escuchando muy seguido porque es obvio que podría ser mejor novia que Mina, se la pasa dormida todo el tiempo, o que cualquier chica, trataría a Sana como lo que es, una princesa, así como su padre le enseñó, amarlas, respetarlas y darles todo lo que desean.

Pero sabía cómo era la peli gris y no se veía fácil de conquistar, si tan solo supiera que lo que ha tratado de reprimir con todas sus fuerzas es lo mismo que siente la contraria, todo estaría solucionado ¿No creen?, ninguna es capaz de hablar sobre lo que les asusta o que sienten algo la una por la otra, además de que son malas coqueteando consciente de ello, no son capaces de soltar lo que las mantiene con ese margen que las divide, porque tienen miedo de salir lastimadas.

"Eso es interesante". Sonrió detrás del helado, era tan linda, a los ojos de Momo nadie podría ser tan perfecta como lo era Sana, alguien que es tímida cuando se lo propone y capaz de besarla al estar descuidada, todo lo que ya estado buscando Minatozaki lo tiene. "A mí me gusta hacer reír a los demás...". Dijo y suspiró. "Todo lo que me pasa es como un chiste". Se encogió de hombros y siguió comiendo el helado, quitando las partes en las que su es novio la maltrataba y la trataba como una basura se podría decir que su vida es digna de un libro.

"No puedo evitar verte y darme cuenta que las personas a tu alrededor tienen suerte". Se le salió una pequeña risita, no creía eso sentía que era como ese alguien que estaba en los grupos con el único rol de querer ayer a las personas que la rodean, así que se podría decir que si tenían suerte pero sobre todo ella de tener a chicas que la apoyan tanto. "La chica que esté contigo será muy afortunada". No sabía cómo decirle en la cara que a la chica que quería a su lado era a ella, la tenía al frente y solo debía mover un poco el cuerpo para besarla frente a todos, tal vez un beso la enamoré, caerá tan rápido que no podrá sostenerla, pero eso sí la amara hasta el fin de sus días, nada estaría mal si ambas logran decir una palabra relacionada con las ganas que se tienen.

"Así que tienes suerte de que esté a tu alrededor". Momo rió, ella tampoco podría creer la rapidez que tenía Sana para hacerla reír y eso que no era tan fácil, en su casa las únicas personas que la hacían reír tan fuerte solo eran Nayeon y Jeongyeon, claro ahora se da cuenta que la peli gris entrará en la lista, con un largo suspiro terminó el helado, ya no podría hablar con ella y su también se había acabado tan rápido que le encantaría pedir un poco más, aunque suene raro y parezca desesperada.

Momo al darse cuenta que se acabó el helado se quedó callada y bajó un poco la mirada al suyo, también estaba a punto de acabarse, no entiende como el tiempo pasó tan rápido y no logró disfrutar al máximo este encuentro con la menor, se queda pensando pero no le queda de otra más que levantarse bastante desanimada. No la invitaría a salir a otro lugar, ya es suficiente con el tiempo que pasaron juntas que no fue mucho pero si el suficiente como para soñar con eso y tener una semana de pensamientos que la volverán loca, no era la única que sobre pensaba todo.

"Es hora". Murmuraron al unísono, ninguna fue capaz de escucharse y si eso hubiera pasado de seguro se darían cuenta que la otra no quiere irse, se quieren quedar un rato más para hablar de todo, Sana dirigió la vista hacia la madre y el niño quienes ya no comían el helado si no que hablaban animadamente, lograba escuchar que sacó buenas notas y que por eso lo llevó a ese lugar, desea retroceder el tiempo y hacer que su progenitora la trate de esa manera, los pocos recuerdos que tiene con su madre son tan tristes y difíciles que prefiere borrarlo así le duele no recordarla, hay cosas que es mejor desecharlas a seguir con ellas, porque no quería ahogarse en ese mar de inseguridades que le llegaban como una ola chocando contra la orilla, reventaron en su cabeza y logró volver a la realidad, dejando de escuchar esas voces que la atormentaban, viendo a Momo que la miraba confundida con una mano en la puerta y otra en su muñeca, por dejarse llevar, esos pensamientos la volverían loca algún día y debería dejar de darse cuenta de tantas cosas por segundo.

"¿Estas bien?". Apretó su mano, iba a morirse el delicado roce de la piel ajena era un deleite magnífico para su cuerpo entero. "Tu mano está tan fría". Asintió lentamente mintiendole en la cara, porque no era la verdad pensar en su madre la agota tanto física como emocionalmente, detesta saber que no pudo tener la vida que de seguro tendría ese niño, odia con todo su ser tener a la familia que le tocó porque ninguno fue capaz de preguntarle que la orillo a escapar de su país natal. "Así que ¿Te divertí?". Abrió ambas puertas, Sana sonrió ¿Por qué nadie le había hecho eso?.

Muchas personas la han tratado bien y si que le han coqueteado tanto directa como indirectamente pero es que Momo con cosas simples cautiva su corazón y la hace darse cuenta que no hay nadie en este mundo que la iguale en absolutamente todo, y eso que conoce a más personas de las que desearía, y ninguna de ellas es capaz de ser ni la mitad de lo que es Hirai.

Sus ojos, su cuello, sus manos, todo en general además de la vibrante personalidad que la caracteriza, volvió a suspirar solo que ésta vez un poco más disimulado, no quiere que la vea morirse por este con ella, es verdad, sin embargo prefiere mantener un perfil bajo y llevar todo con calma para así poder entrar en su corazón, poco a poco hasta que no pueda más y deba explotar ese sentimiento que se acumula en su pecho.

"¡Hey!". Exclamó al ver que no están en el camino correcto. "Vamos en dirección contraria". La pelinegra la ignoró hasta que se dio cuenta de su voz y de cómo tocaba la ventanilla tal vez informándole por medio del sonido que no estaban en el camino correcto, ella claramente lo sabía pero quería ir a otro lugar, pasar más tiempo con Sana pasó a ser su prioridad y era mucho mejor que llegar, ver la televisión y luego dormir, que es lo que hace desde que tiene uso de razón en el trabajo.

"Lo sé". Dijo con tranquilidad. "¿No creerás que te ibas a librar tan fácilmente de mi?". Le volvió a latir el corazón rápidamente al verla con esa mirada coqueta, se iba a desmayar en cualquier momento y no podía más, iba a reventar si no decía algo al respecto, tuvo que morder la lengua para aguantar las ganas que tenía de gritar y celebrar que por fin estaría en la casa de la japonesa mayor.

"Si te soy sincera no estaba muy contenta de que se acabará nuestra conversación tan rápido". Se ve tan segura y serena que relaja un poco los nervios de Hirai, no tenía planeado encontrarsela así que debía ingeniarse un plan en el que la comida le salga perfecta, tomen un poco para soltarse y no hayan silencios incómodos porque eso sería un desastre en todos los sentidos.

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