The necessary turn
No puede dejar de darle vueltas a la cabeza a la confesión, al parecer su mente no puede dejar de reproducir lo que Momo le dijo y lo que ocurrió después, como sus labios se estamparon con los de la mayor, pero como siempre, no quedó en nada más que un beso, ninguna de las dos se ha comunicado desde ese día ni siquiera para saber si están vivas, tal parece que ambas decidieron olvidar lo que pasó, aunque lo tengan muy presente todos los días, lo dejaron como algo que era necesario para poder seguir con sus vidas.
Nada más que eso, porque tanto Sana como Momo no han sido capaces de citarse, Minatozaki desearía tener más valor para poder hacerlo, quiere ser valiente y llamarle sin importarle que no le contesté, pero es que el miedo constante la acecha y hace que no pueda ir contra lo que siente, y eso es temor a todo lo que pueda suceder si deja entrar a su vida a alguien más, porque siente que las personas a su alrededor ya son muchas como para dejar entrar otra, cuando ya lo hizo hace mucho tiempo.
Es que no se da cuenta de lo importante que es la pelinegra para su vida.
Mina ha intentado convencerla muchas veces de que lo intente, por lo menos un mensaje para que sepa cómo está pero nada, se queda callada, rueda los ojos, mira a otro lado, suspira o simplemente dice que no porque ella no tiene nada que decir además de que le gustaría poder verla nuevamente en persona, la cosa es que sabe muy bien que si eso sucede lo más probable es que salga corriendo dejándola atrás porque es demasiado cobarde para hacerle frente, no puede hacerlo porque no, esa es su respuesta, sin argumento alguno.
Y hoy era uno de esos días en los que su mejor amiga le insistía ya que la veía bastante triste, y lo estaba porque comenzó a pensar en lo tonta que fue por alejarse a mitad del beso e irse, de seguro ese fue el indicativo de que no quería nada más que eso, pero sí que quería estar con Hirai solo que tenía miedo, como toda persona que ha pasado por un episodio tan traumático en su vida, le aterra no conocer por completo a la persona, incluso cuando lo hace, sigue desconfiando.
"¿Vas a seguir diciendo que no?". Asintió despacio, claro que lo haría porque su respuesta definitiva ya había sido un rotundo no desde hace demasiado tiempo. "Sana...". La abrazó y le acarició la espalda con cuidado. "Entiendo lo difícil que es para ti arriesgarte pero a veces hay que hacerlo para tener una buena experiencia". Se encogió de hombros, era lo único que podía decir intentando convencerla porque era demasiado difícil y lo entendía porque ella pasó lo mismo cuando dejó entrar a Chaeyoung pero se arriesgó y es lo mejor que ha hecho en su vida, está segura de ello.
Ahora tienen una linda relación y como todas enamorada que está muy bien con todo lo que le está sucediendo, quiere que todo el mundo consiga a "su media naranja", definitivamente las películas que Son hace que vea la están afectando pero quitando eso de lado siempre ha querido que Sana sea feliz, en todos los aspectos posibles y ahora lo que la atormenta es lo mismo que puede hacer que se siente bien por el resto de su vida.
"Te agradezco la ayuda pero no la quiero". Myoui se le quedó viendo en silencio, estaba bastante segura que no la estaba pasando bien por como le contestó, no era algo que Sana hiciera, siempre le hablaba de la manera más linda del mundo y nunca he entendido por qué pero ahora sí que se da cuenta que no está de buen humor, tal vez debería dejar de insistirle con algo que no debería ser tan importante.
Se mordió el labio inferior y se dio media vuelta para recostarse en el sofá, se me quedó mirando descifrando lo que podía hacer para que no esté tan amargada, quiere otra vez a esa amiga que se la pasaba sonriendo todo el día porque veía a un perrito bebé en la televisión, la misma que saltaba de emoción cuando le decía que había comprado helado, no ésta chica con ojeras, mirada perdida, cabello desordenado, mal genio y de seguro llanto nocturno, en conclusión, no quería vivir con una adulta que estaba actuando y tenía apariencia de una adolescente promedio.
"Si me sigues mirando así vas a traspasarme". Sonrió un poco tratando de hacer reír a Myoui pero ésta seguía demasiado concentrada en las opciones que tenía para traer de vuelta a su mejor amiga porque estaba segura que se la cambiaron ese día en el que se perdió en el centro comercial. "Haremos una cosa...". Se levantó y caminó a la nevera, tenía hambre, demasiada. "Comprar comida porque parece que me la comí toda y...hablaremos de todo mientras nos comemos un helado". Movió ambas cejas esperando la aprobación de Mina, ésta asintió lentamente y se levantó.
"Más te vale no engañarme". Gruñó y se levantó. "La última vez me dejaste sola y no saliste del auto porque tenías miedo de encontrarla". Suspiró y rascó su nuca. "Se que es bastante probable ya que no vivimos tan lejos como parece pero...". La miró a los ojos. "Eres bastante exagerada y paranoica". Apretó los labios y le dio leves golpecitos en la cabeza, Sana tenía un mohín y eso significa que de verdad no quería encontrarla.
"Voy a seguir huyendo de la chica que me gusta hasta que no pueda más". Asintió y miró a Mina. "Cuando no pueda más me voy a otro país". Myoui rodó los ojos y le pegó en la cabeza, le molestaba cuando decía ese tipo de cosas porque claro que era capaz de hacerlo.
"No es para tanto, las cosas estarán bien y no vas a encontrarla". Aseguró.
Myoui y Minatozaki caminaban de un lugar a otro, buscando que compra, no se ponían de acuerdo para nada pero si de algo estaban seguras era que se quedarían sin dinero si siguen tomando cosas que obviamente son innecesarias porque no se las comerán pero porque el empaque es lindo deciden comprarlo.
La pelinegra suspiró y desvió la mirada, casi se le salen los ojos cuando vio a Momo a lo lejos, Sana tenía mucha razón siempre aparece en todas partes cuando no es necesaria su presencia, miró a todas partes hasta que se encontró con la mirada confundida de su mejor amiga, esta parecía querer ver hacia donde ella lo hacía así que se quedó viendo a un punto fijo.
"¿Quieres comprar las gomitas?". Preguntó viéndola a los ojos, Myoui no era muy fan de las de sabor a uvas pero se encogió de hombros y asintió, tenía que hacerlo para que no se diera cuenta que estaba muriéndose por dentro ya que ahora sí que existía la posibilidad de que viera a Momo, de seguro estaría una semana más amargada porque así es cómo actúa cuando piensa en la mayor, si tan solo pudiera darles un empujoncito. "Yo te las comprate". Elevó ambas cejas y sonrió, era tan adorable cuando actuaba así.
La peli gris negó varias veces mientras sonreía, Myoui era como esa pequeña hermana que nunca tuvo, así que cada que podía le compraba cosas para verla sonreír porque le agradaba la idea de que estaba ayudando a una de las mejores personas que conoce en toda su vida, solo que ahora mismo parece que vio un fantasma, está pálida y no deja de ver de un lado a otro, le gustaría saber lo que le sucede pero lo más probable es que no le diga nada.
Así que se dio media vuelta e hizo como que nada pasó porque si insistía sé enojaría, está disfrutando bastante estar fuera de casa y dejar de pensar tanto en Momo porque si seguía haciéndolo terminaría llamándola y se supone que tiene que aguantar lo más que pueda porque así podrá ordenar sus ideas aunque no lo haya hecho en tanto tiempo, porque lo único que pasa por su cabeza son las ganas enormes que tiene de llorar porque la extraña, la necesita todos los días, así sea escuchar su voz o saber que está bien, le duele el corazón cada que se da cuenta de la situación en la que se encuentran.
"¿Te sucede algo?". Preguntó Mina desde el final del pasillo, se había quedado viendo las gomitas como si fueran la cosa más importante del mundo, es que no podía evitar sentirse así, tan sensible que le duele ver absolutamente todo, hasta un empaque de gomitas con dibujos de uvas. "Sana...". Se quedó calla viendo a Momo que estaba en la otra punta del pasillo.
Lentamente caminó y se alejó, no quería entrometerse en lo que sea que fuera a ocurrir así que prefiere estar tranquila esperando que las cosas salieran bien porque quiere ver a su mejor amiga feliz.
"¿Sana?". La nombrada se quedó petrificada al escuchar esa voz, obviamente no era su mejor amiga si no la misma persona que no quería encontrarse, iba a morir, es que ya estaba escrito sus ojos se desviaron del producto y lentamente se dirigieron a los de Momo quien sonrió un poco al verla, estaba tan feliz de saber que estaba bien es que tiene tanta suerte de encontrarla. Se acercó lentamente y la tomó de las manos. "He estado ocupada, por eso no pude comunicarme contigo". Minatozaki sentía que iba a morir de un infarto si seguía ahí.
"No te preocupes". Tranquilizó. "Ahora que nos encontramos". Tragó saliva con dificultad, se le iba a salir el corazón pero sintió que ya era hora de decirle toda la verdad. "Es un mal lugar para decírtelo pero siento que tú y yo ya merecemos ya sabes...". No era para nada buena expresándose, mucho menos con palabras, sobre todo si siente que está siendo observada por cientos de personas que pasan a su lado y se le quedan viendo super confundidas, es que no puede más, tiene que decirlo.
"Sana". Se acercó un poco. "No necesito palabras". Y la besó, sin importarle nada porque quería demostrarle de la mejor manera posible lo que sentía y las ganas que tenía de estar con ella porque si, por fin estarían juntas, de una manera u otra, daba igual, tal vez las cosas no serían tan fáciles como quieren pero está segura que pueden luchar una al lado de la otra para afrontar y hacerle frente a cualquier problema que las atormenten, porque por algo han durado tanto tiempo así, tratando de ser algo y ahora que lo son.
Nada hará que se separen, Mina las miró desde lejos y sonrió en grande, estaba tan orgullosa y feliz de su mejor amiga, por fin podía decir que encontró el amor y ella podía molestarla diciendo que siempre lo supo, estaban extrañamente destinadas a estar juntas de una manera distinta pero perfecta a su manera.
"Me encantas Sana". Dejó un tierno beso en sus labios y se separó lentamente.
"Y tú a mí Momo". La abrazó con fuerza y suspiró, estaba tan feliz de por fin lograr lo que tanto ha estado esperando, esos meses en los que se sentaba a pensar y no encontrar una manera correcta de hacerle entender a Momo que quería algo pero que estaba tan atemorizada por dejar entrar a alguien a su corazón que la alejaba sin razón.
"¿Que te parece ir al cine el sábado?". Elevó ambas cejas, la menor asintió feliz. "Se que es apresurado pero quiero salir contigo...quiero estar contigo". Sana iba morir por esas tiernas palabras.
"Yo también quiero estar contigo". Asintió lentamente y volvió a depositar un pequeño beso en la comisura de sus tiernos labios. "Todos nos están mirando". Bajó la mirada sonrojada. "Luego seguimos". Hirai asintió y mientras sonreía se dio cuenta de que si.
Era necesario.
Pasaron 84 años para actualizar y para que estas dos ya estén juntas.
Espero les haya gustado, ya saben comenten y voten que les gustaría ver.
Una disculpa por actualizar tan lento es que últimamente no tengo inspiración.
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