Friends?
La sala de cine estaba tan oscura que no podían ver en donde exactamente les tocaba aún así siguieron caminando hasta chocar con una chica, Sana estuvo a punto de reclamarle pero al ver de quién se trataba quiso darse la vuelta e irse a su casa, tenía tanta suerte que le tocó justo al lado de Momo, no lo podía creer y eso que desde que se enteró que estaba allí estuvo verificando las películas tratando de buscar una que le hiciera decir "ésta no la ve Momo ni obligada". Así que se fue por una terrorífica, de esas que te crean un severo trauma.
Al parecer pensó mal, porque ahí estaba a su lado con la cabeza enterrada en las palomitas, le pareció adorable pero no quitó la misma expresión que tenía, seria y con la mirada sin emociones que práctico desde que entró a la sala, el único problema que tenía es que no podía dejar de mirarla, como masticaba como si se tratara de una pequeña bebé y esa sonrisa que se borraba con cada grito de las personas aterrorizadas.
Tal vez ella estaba viendo su mejor perfil, su pequeña nariz, esas mejillas que se abultaban cada que salía algo tenebroso en la pantalla, y esos labios que no podía dejar de mirar por más que trató, ¿Desde que momento la ve así?, tenía tantas opciones, hasta cuando la besó por primera vez pero llegó una a su cabeza, cuando se cayeron a mitad de la calle, cuando pudo comprobar que le estaba comenzando a gustar, detallarla de esa forma tan minuciosa le provocó un estallido en el pecho.
Existen muchos momentos en los que puede estar segura que notó la belleza indiscutible de la japonesa mayor, hasta ésta puede contar como una, es como un imán que la atrae, esa belleza que la deslumbra y hace que este pegada a su lado sin dejar de verla, suspiró derrotada si que no tenía escapatoria, sonrió para sus adentros al darse cuenta que estaba sola, eso la emocionó bastante ya que pensó que estaba con otra chica por la cantidad de comida que llevaba, se impresionó al saber que podía comerse todo eso sola sin ningún tipo de problema.
— Te odio Sana, no tuviste que elegir esta película —Volteó a mirar a Mina quien cubría sus ojos igual a una niña pequeña, asustada, traumada y de seguro no dormiría en bastante tiempo si no es con ayuda de alguna pastilla, quiere reírse de la menor pero de aguanta y la abraza, todo eso bajo la atenta mirada de Momo quien aprieta los labios y se obliga a mirar la pantalla.
Se ven tan bien juntas, pensó y masticó con un poco de molestia, sobre todo celos, las últimas palomitas que quedaban, debía comprar más si quería seguir comiendo y desviando la atención del miedo que sentía por la película, no le gustan las películas de terror pero quiso estar cerca de Minatozaki, al ver que compraron esa tuvo que ir y pedir sin importarle si le tocaba súper lejos, solo quería ver y saber los gustos de la peli gris.
Le parecieron interesantes hasta que el fantasma de la película hizo de las suyas, cada fibra de su cuerpo se espantó y si no fuera porque les tocó justo al lado sería una de esas personas que está gritando cada que se asusta— Minari, pensé que era bueno cambiar de género —Dijo entre dientes, obvio que no fue por eso, era para no toparse con Momo y le salió el tiro por la culata— Hoy duermes pegadita a mi —La apretó contra su cuerpo— Así no te dará miedo —Sonrió y acarició el cabello de la menor, no la quería traumar y al parecer eso fue exactamente lo que consiguió.
— Podemos hacer otra cosa para que no me de miedo —Hirai volteó a mirarlas y quiso pegarles, no deberían estar ventilando ese tipo de cosas en un cine en donde todo el mundo pueda escucharlas, sobre todo ella y sus ganas de querer lanzarse del último piso de su compañía— ¿Y si nos bañamos juntas? —Sana rió y negó con la cabeza, a veces Mina decía unas cosas que se podían malinterpretar, de hecho todas sus acciones eran malinterpretadas por todo el mundo, siempre creían que eran pareja lo que les parecía gracioso porque ni en sus sueños lo eran.
— Está bien y luego seguimos en la habitación —Y si ella tenía algo es que le gustaba seguirle la corriente, eso sí hasta que se dio cuenta que Momo podría pensar otro tipo de cosas que no estaban bien.
Una lucha en su cabeza comenzó, debía dejar las cosas claras o debía dejarlo así, porque no debería interesarle lo que sienta Momo porque ésta ya tiene a alguien, porque si no lo tuviera no estaría mirando el teléfono cada segundo ni sonriéndole a la pantalla como una idiota, si supiera que está así por las cosas que le está diciendo Nayeon.
Ninguna de ellas sabía que se conocían, Nayeon estaba segura que hablaban de otra Momo, porque la que ella conoce no es tan mala persona y tampoco tan estúpida como ellas la pintan, alguien que no se da cuenta de las señales que le manda una chica guapa, esa no es la Hirai Momo que ella conoce.
— También compremos heladito —Momo rodó los ojos, había tenido demasiado de la parejita a su lado y ya no soportó tener que aguantar lo que sea que estaba sintiendo, lo que su pecho le estaba gritando que hiciera.
Abrió la boca y miró en su dirección pero las palabras no salieron, se quedaron estancadas en su garganta a punto de salir— Yo... —Eso llamó la atención de las chicas que voltearon a mirarla— Me voy —Y salió corriendo del lugar, Sana y Mina se miraron confundidas.
— ¿Y a esta que le picó? —Preguntó Mina, Minatozaki se quedó callada viendo el asiento en donde se encontraba anteriormente y apretó los labios, algo le había ocurrido y eso la preocupaba— ¿Le habrá pasado algo malo? —Y sin pensarlo dos veces se levantó y de fue en la dirección en la que se había ido la mayor, al salir del lugar y miró hacía todas partes.
No había rastro de la mayor, en ninguna parte como si no hubiera pasado nada y todo estaba como siempre, tranquilo y pacífico, suspiró y se dio cuenta de lo rara que estaba actuando frente a todas las personas a su alrededor, estar estresada no la llevaría a nada bueno, bajó la mirada a su teléfono y lo dejó en donde estaba, no la llamaría porque no es capaz de hacerlo.
Sus manos temblaron y se sintió mal por todo lo que estaba pasando, se sentía extrañamente culpable y, aunque si tenía la culpa pero no lo sabía, mal por como trato a Momo, tal vez fue eso lo que la llevó a actuar de esa manera, no aguantó estar otro segundo más a su lado y prefirió irse.
Llevó una de sus manos hasta su frente y apretó esa zona, era una tonta por ser tan fría con una persona como Momo, no la conocía muy bien, sin embargo estaba segura que la había tratado muy mal y que de seguro eso influyó en su malestar— ¿La encontraste? —Negó con la cabeza— Se ve que es una chica ocupada tal vez es por el trabajo —Era un gran factor, pero no la terminaba de convencer algo en ella le decía que debía encontrarla y preguntarle por su bienestar— Tienes su número, llamala —Se encogió de hombros, no lo quería hacer porque no sabía cómo reaccionaría, tampoco lo que le diría y le daba miedo que le respondiera mal, o quedarse sin palabras en medio de una llamada, era lo peor del mundo.
— Debe ser el trabajo —Sacó el teléfono de su bolsillo y lo miró, esperando que la llamará o que le llegará un mensaje, explicándole el por qué de su reacción, no sabía el por qué su cuerpo le decía que esperara un mensaje que ella sabía que nunca iba a llegar, era una tonta por creer que era importante para la vida de Hirai— Si no, estaríamos viendo la película como si nada porque bueno... —Se estaba volviendo loca, los pensamientos le estaban comiendo el cerebro y no le quedaban ánimos de hacer nada.
Todo iba de mal en peor hasta que sus ojos se conectaron con los de la pelinegra quien le sonrió tímida, con cuidado se acercó sin importarle que Mina estaba hablando de varias cosas que para ella debían ser importantes— Sana —La llamó pero ésta no le hizo caso, seguía caminando en dirección a Momo quien no se movía del lugar en donde estaba, cerca de los baños, gracias a la vergüenza que paso salió corriendo, necesitaba esconderse en algún lugar y el mejor lugar que se le ocurrió fue el baño hasta que recordó que Mina y Sana también podrían entrar, sería horrible que la encontrarán hecha bolita en una esquina, así que prefirió salir pero no sé le ocurrió encontrarlas frente al baño.
— ¿Estás bien? —Se acercó y le acarició el brazo sin importarle las ganas que tenía de desmayarse por lo suave que era su piel— Pensé que te había pasado algo malo —Dio un paso hacía delante pero no la abrazó, quiso hacerlo solo que le daba un poco de miedo, no sabía cómo iba a reaccionar la contraria, tampoco es que eran muy cercanas como para estar tocándose o tener mucho contacto físico, aprendió de la peor manera posible que no se debía estar de melosa con personas que no le tenían mucha confianza.
— Fu-fue una llamada del... —Se quedó callada sin saber que decir, no podría decir de alguna amiga porque no le debería interesar a Sana, además tendría que inventar una historia y era muy mala en eso— Trabajo —Aclaró la garganta y sonrió, si había algo en lo que era demasiado mala era en mentirle a personas que le gustaban, porque si, le gusta Sana desde el primer momento en el que la miró pero no ha sido capaz de decírselo, sobre todo por Mina, no es capaz de romper una relación o lo que sea que sean.
Cuando las conoció éstas actuaron como amigas, de hecho le repitieron varias veces que lo eran pero después de eso, cada que las ve actúan más melosas, como si estuvieran comenzando a sentir algo entre ellas y no puede entrometerse, no es de ese tipo de personas.
— Le dije a Mina que era el trabajo, pero ella se preocupó demasiado —Las mentiras se estaban volviendo algo normal entre ellas.
— Entonces fue ella la que se preocupó...—Sana asintió como si nada, Momo sintió una presión extraña en su pecho y garganta como si algo se hubiera roto dentro suyo— Se ve que es muy buena persona —Minatozaki levantó ambas cejas, al parecer le estaba comenzando a interesar otra persona.
Toda la conversación estaba llena de malos entendidos— Es la mejor del mundo —Momo apretó los dientes, según ella no debería sentirse tan mal por alguien que solo le estaba comenzando a gustar— ¿Debes irte? —Le preguntó, la pelinegra subió la mirada y asintió, no quería irse porque si lo hacía estaría todo el día pensando en las cosas que pudo decirle en las que no pareciera una completa idiota o alguien que le estaba doliendo demasiado que estuviera con otra persona que no fuera ella.
— Debo irme —Se dio media vuelta y salió del lugar, porque no tenía de otra más que irse de ese cine al que seguro no volvería a ir, tantos malos recuerdos en un mismo día no serían fáciles de olvidar pero si había algo que definitivamente se quedó grabado.
Nunca volvería a acercarse a Sana porque ella ya tenía una vida y no sería capaz de dañarla por un simple capricho, un gusto que al fin y al cabo desaparecería como todos los demás.
N/A: Me siento mal pero quise darles este regalito, sé que me tardo demasiado en actualizar ésta historia y pido perdón por eso, el problema es que me enfrascó mucho en otras y se me olvida que no he escrito nada, discúlpenme por mi despiste.
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