Confused
La luz de sol chocó contra sus ojos, los cuales abrió con una sonrisa plantada en su rostro, ha estado demasiado feliz en estos últimos días ya que se la pasa todo el tiempo pensando en Momo, no hay un segundo en el que la mayor no esté en sus pensamientos, sobre todo cuando se despierta y va a dormir, suspiró y se sentó, apoyando la espalda en el espaldar de la cama, tenía que dejar de pensar tanto en su amiga porque ya se estaban volviendo extraño, si alguien se daba cuenta de eso pensaría que se está volviendo loca.
Mordió su labio inferior al recordar los besos que han compartido, ama tanto esa sensación de hormigueo en todo el cuerpo cuando se trata de Hirai, se está enamorando y siente que ya deberían dar el gran paso pero claro Momo es demasiado lenta, no se da cuenta de las cientos de señales que le manda y aunque se molesta demasiado por ello debe esperar más tiempo, tal vez así la pelinegra se dará cuenta que todas las señales que le manda es por algo, no porque solo se besan y hablan, es porque en verdad quiere algo más que eso.
Cerró los ojos y frunció los labios, no debía estar pensando en ese tipo de cosas tan temprano, tendría que estar concentrada en que sea un buen día, finalización de sus mini vacaciones, el domingo más triste de la historia porque ya estaba comenzando a acostumbrarse a no tener que ir a trabajar, mucho estrés, días en los que no podrá dormir por la acumulación de trabajo, no tuvo que hacerle caso a Mina y no hacer nada porque debían relajarse, ahora sabe que no podrá tomar el descanso del medio día porque debe concentrarse en cientos de papeles, números y más números.
"Buenos días dormilona". Mina abrió la puerta con una enorme sonrisa como si supiera algo que ella no, o más bien que si la paso bien cuando terminó la boda, en cambio ella tuvo que irse a su casa enojada porque Hirai se fue temprano ya que la llamaron, cada que lo recuerda se siente tan enojada que cree que explotará.
"Buenos días pingüino". Sonrió recibiendo un fuerte abrazo de la menor quién no podía dejar de sonreír, estuvo dos días desaparecida y ahora que llegó parece que hasta puede gritar. "Estás hablando muy alto". Murmuró antes de separarse un poco y mirar a la pelinegra a los ojos. "Por primera vez en tu vida hablaste muy alto". La contraria rodó los ojos y se sentó mejor en la cama.
"Es que estoy muy feliz". Y comenzó a hablar como siempre. "Pensé que no estarías aquí...". Frunció un poco las cejas confundida, Mina era una de las tantas que creía que Momo y Sana estarían en la casa de la mayor, tal vez una semana completa en la que se olvidarán de absolutamente todo.
"¿En donde más estaría?". Elevó una ceja antes de cruzarse de brazos, sabía muy bien que su mejor amiga tenía una gran imaginación pero no a ese punto en el que piensa cosas que ya sobrepasan el nivel de normalidad. "Momo se tuvo que ir luego del baile así que...vine para acá". Era lo más triste que le había pasado en toda su vida, tener que quedarse hasta altas horas de la noche viendo el techo esperando que la tristeza de estar sola se fueran para poder dormir sin tener ganas de salir corriendo de la casa a la de Momo y reclamarle, se dio cuenta demasiado tarde de que las cosas han ido súper lento.
"Creo que Momo es la persona más estúpida que existe en la faz de la tierra". La peli gris rodó los ojos, últimamente estaba pensando exactamente lo mismo, es que era imposible que no se diera que quería ir más allá que besos, abrazos y palabras lindas en las llamadas, quería estar con ella de todas las maneras posibles y nunca separarse porque le gusta y la necesita de una manera que no ella puede expresar con simples palabras, pero tal parece que si no se lo dice de frente nunca se dará cuenta o tal vez todo sea una perdida de tiempo porque así lo estaba sintiendo.
"La verdad es que no se qué hacer". Apoyó la cabeza en la pared y cerró los ojos para pensar en lo que debería hacer, había dos opciones dejar que se diera cuenta o ir a su casa y dejarla las cosas claras, una de dos, las más difíciles de todas porque ella tampoco es que era tan valiente como quería serlo, pero no había de otra, era eso o este más tiempo así, estar y no estar, algo que no quería que sucediera porque por alguna extraña razón entre más pensaba tener una relación con la mayor más la quería.
Le latía el corazón con tanta fuerza al pensar en eso que se convirtió en un deseo demasiado anhelado. "Ve a su casa y déjale las cosas claras". Se encogió de hombros y sonrió un poco. "Te irá muy bien confía en mí solo necesita un empujón". Asintió un poco y suspiró antes de mirar el teléfono. "Hoy mismo si es necesario". Abrió los ojos como platos al ver a Mina agarrar el teléfono y salir corriendo.
"¡Mina no lo hagas!". Se levantó de la cama y salió corriendo detrás de una japonesa que ya se había encerrado en su habitación y llamaba a Momo quien atendió la llamada con un "buenos días bebé" sin saber que se trataba de una pelinegra que moría de risa.
"Sana dice que quiere ir a tu casa pero no tiene los ovarios para decírtelo". Hirai abrió los ojos como platos al saber al instante de quién era la voz. "Bye". Cortó y abrió la puerta encontrándose a una peli gris completamente roja. "Aquí es la parte de la historia en donde te apartas un poco, salgo corriendo y me voy a la casa de Chaeyoung". Minatozaki se cruzó de brazos, no la dejaría escapar porque ahora tenía que lidiar con Momo.
Tampoco se le haría tan difícil, solo tenía que dejarle las cosas claras para que entendiera de una buena vez, tal vez con mucho alcohol de por medio para poder soltarse un poco y no verla a los ojos porque se pierde en ellos. "Te odio Myoui Mina". Le dijo mientras la veía irse super feliz con Chaeyoung, es que tenía que vengarse de una manera u otra, tal vez cuando estén en la casa no las dejara solas ni un solo segundo.
Ahora solo le queda esperar a que Momo llegue para poder pensar en cómo hará la jugada, no debe ser tan difícil es una buena persona que no le rompería el corazón, eso fue lo que le dijo en aquella llamada, debe creer en lo que siente más que en lo que hay en su cabeza atormentandola, tiene que ser fuerte y lograr cumplir con lo que tanto ha deseado hacer desde hace bastante, es que le agradece un poco a Myoui por lo que hizo, necesitaban ese empujón para verse en persona y hablar sobre ellas.
Sobre todo lo que sea que son porque es lo que ha esperado, suspiró y dejó que los nervios se fueran de su cuerpo, se mordió el labio inferior y entre cerró los ojos al ver como una camioneta muy parecida a la de la pelinegra se acercaba, iba a morir de los nervios es que estuvo a tan solo dos pasos de entrar y decir que se siente mal, pero Momo fue más rápido y bajo la ventanilla sonriéndole tan grande y radiante que no pudo moverse no un solo centímetro, es que lo podría pasar arruinaría esa bella sonrisa.
"Buenas tardes". Salió de la camioneta con una pequeña sonrisa. "¿Usted es la señorita Minatozaki?". La miro confundida, no entendía por qué estaba actuando así pero quería seguirle el juego así que asintió. "Tan hermosa como me habían contado". El corazón de la menor latió con tanta fuerza que disimuladamente subió la mano a su pecho confundida por todo lo que le estaba gritando, tal vez debía saltar y besarla, decirle a escasos centímetros de sus labios lo mucho que la quiere, pero no podía, tenía que ser más fuerte que lo que su tonto corazón le estaba gritando.
Entraron al auto y Momo ni corta ni perezosa depositó lentamente su mano en el muslo de la contraria, iba a morirse si seguían tocándose de esa manera tenía que soltarlo antes de llegar a su casa porque se sentiría tan culpable de decirle la verdad de una manera tan tosca, no quería esperar un segundo más pero tampoco se lo diría dentro de una camioneta porque sería bastante incómodo y para nada memorable, mejor en su casa, no les faltaba mucho para llegar, debería estar pensando en como decírselo no en donde, es que se sentía tan frustrada y ha esperado tanto tiempo que no puede evitar sentirse nerviosa.
"¿Te ocurre algo?". Preguntó apretándole el muslo, se le notaba demasiado que no se sentía bien y tenía ganas de llorar, es que no podía más, tenía que decirlo porque sentía que se le explotaría el corazón por ocultar el amor que le tiene, ¿una amistad?, ella quería más que eso, quería ser la chica con la que estuviera por el resto de su vida, la que la abrazara y le dijera lo mucho que la amaba. "Te noto distraída". Apretó los labios y suspiró, era ahora o nunca, justo al pie de la casa de Momo quien probablemente se convierta en un recuerdo dulce pero amargo.
"Me gustas Momo". La mayor se detuvo y la miró impresionada, era algo obvio pero no se lo había dicho de frente, su corazón se aceleró tanto que tuvo que suspirar y apretar los puños. "Me gustas mucho y...se que solo somos amigas y nos estamos conociendo pero...me gustas y no puedo estar aguantando lo que siento". La pelinegra frunció las cejas y abrió los labios, ¿Por qué ahora no podía hablar?.
Mordió su labio inferior y sintió como su pecho se agrandaba. "Yo...". Minatozaki no había entendido muy bien lo que acababa de escuchar, tampoco estaba al pendiente, su alarma de encendió y camino hacia atrás lentamente queriendo escapar de la incómoda situación, no la había rechazado pero los nervios y el dolor de que era lo más probable la abrumaron. "Sana por favor espera". La menor negó y con una mano en su pecho comenzó a caminar, no quería estar escuchando a alguien que le dijera de una manera linda, que dolería, un "no puedo estar contigo por...". La razón definitivamente sería lo que más dolería.
Así que con lágrimas en los ojos, tratando de proteger su débil y asustadizo corazón, comenzó a caminar sin importarle los gritos de Momo, ni las personas que volteaban a verla porque al fin y al cabo ella no estaría al pendiente de los demás porque lo único que quería era ir a su casa y entrar a su habitación para poder relajarse, necesitaba a su mejor amiga pero lo más seguro es que no esté en casa así que tendrá que pasar la noche sola, en la que no podrá dormir pensando en lo estúpida que fue por irse antes de escuchar.
Lamentablemente las personas que no creen o confían al cien por ciento en otras por cualquier cosa que vean que está mal van a huir, incluso cuando no es así y solo es su mente la que les está jugando mal, porque si, Hirai Momo estaba en la sala de su casa sentada en el sofá llorando lamentándose por no haber dicho nada o salir corriendo detrás de la chica que le gusta, porque la quiere y también la necesita, tanto como la peli gris la necesita a ella pero...
¿Hasta cuando podrán aguantar separadas o más bien hasta cuando pondrán aguantarse el amor que se tienen?.
Lo sé, lo sé, acepto los golpes por hacer esto pero hey...el drama es vida y solo será un poco.
Nunca me había costado tanto escribir un cap como me pasó con este, porque la verdad es que ya las quería hacer novias y acelerar todo pero no...hay que hacer las cosas bien.
¿Están preparadxs para lo que se viene?
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