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Debería comprar cortinas que de verdad sirvan para bloquear la luz del sol, podía sentir el calor de los rayos por todo mi cuerpo así como su luz pasando mis párpados.

Me moví para poder descansar mejor pero solo logré escuchar un quejido de parte de cierto castaño que aún estaba dormido. Era domingo por lo que no le di importancia a que aún esté dormido, es lindo tenerlo así.

Acomodé mi cuerpo para abrazarlo pero al pasar mi mano por su cintura pude escuchar un siseo de su parte.

Oh mierda, ahora recuerdo lo que sucedió.

— Lix — hablé con la voz ronca — Lixie — pasé cuidadosamente mis dedos por su mejilla dañada.

— Quiero dormir — se dio la vuelta dejando su espalda pegada a mi pecho.

Era tentadora su idea pero debía saber que está pasando y por qué su padre lo había golpeado.

— Lixie, debemos hablar, luego puedes dormir — hablé un poco más despierto.

Félix suspiró sabiendo que era hora de hablar y esta vez con la verdad.

— Habla entonces.

— ¿Por qué tu padre te golpeó?

Félix apretó fuertemente mi mano la cual estaba acariciando su cadera — mierda no puedo decirlo así.

Él se sentó en la cama con algo de dificultad, imité su acción quedando ambos enfrente del otro. Mi sangre corría velozmente ante el rápido palpitar de mi corazón, algo me decía que no me iba a agradar lo que estoy a punto de escuchar.

— Papá... papá no es mi padre biológico, mi madre sufrió de una violación justo un día antes de que mis padres se casen, ella quedó embarazada de ese sujeto, ella estaba segura de que mi padre la aceptaría con todo y un hijo que no era de él, ya se habían casado después de todo — Félix jugó con la camiseta que traía arrugando la tela, se veía nervioso y asustado.

— Toma tu tiempo, respira y sigues contándome — traté de tranquilizarlo al verlo abrir la boca pero luego cerrarla, suponía que no sabía cómo continuar.

Asintió de acuerdo con mi consejo, se tomó unos minutos para ordenar los pensamientos que deambulaban por su cabeza y los cuales me estaban intrigado por saber — él... él golpea a mamá por no abortarme, por decidir tener un hijo que no era de él. Recuerdo que de pequeño me decía escoria, error y basura, nunca me tocó un pelo porque mamá no se lo permitía, en cambio, ella recibía los golpes — su cabeza bajó tratando de ocultar las lágrimas que estaba seguro que saldrían — cuando crecí decidí que no era justo que ella reciba los golpes que eran para mí, un día de esos decidí ponerme en frente de ella y recibí el primer golpe de muchos — su voz no se quebró pero estaba seguro de su alma lo estaba.

— Él...

— Él no me ama, ni ama a mi madre, él nos odia y se prometió hacernos la vida imposible — las lágrimas por fin salieron de sus bellos ojos.

— Lix, debiste decírmelo desde el principio, te dije que mi padre es abogado, podemos denunciarlo y...

— ¡No! — Félix rápidamente levantó la cabeza dejando que yo aprecie como lágrimas escurrían por sus manchadas mejillas.

— ¿No? ¿Por qué no? — la ira contra ese sujeto se estaba apoderando de mi, sabía que gente así estaba manchando este mundo pero nunca creí cruzarme con uno de su clase, es despreciable ese tipo de... es que ni siquiera se les puede llamar personas.

— Tengo miedo, de alguna u otra forma saldrá de ahí o mandará a gente a matarnos o incluso a ti — habló demasiado rápido, tan rápido como el enojo y desesperación se estaban apoderando de mi — Hyun por favor, no lo denuncies.

— ¡¿Cómo mierda quieres que no lo denuncie?! ¡Félix, estuvo a punto de matarte, te golpeó a ti y a tu madre por todos estos años! — exploté, estuve tratando de controlarme pero las emociones pudieron más que mi auto control.

Félix se encogió en su lugar con un rostro de sorpresa, nunca le había gritado y no me di cuenta de eso hasta que él salió de la habitación cojeando.

Mierda, lo arruiné.

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— Cariño, Félixie, Lixie, Félix abre, por favor, lo lamento — Félix se la pasó todo el día ignorándome y esquivándome, es un jodido infierno esto, no puedo vivir así, sin que Félix me dediqué una de sus lindas sonrisas o sin que sus bonitos ojos me vean con un brillo especial — Félix...

— ¡Vete al carajo, por eso no quería contarte! — escuché su voz a través de la puerta de donde antes era su habitación.

— Esto es algo serio, no puedes decir "oye Hyunjin, el maldito de mi padre me trata como la mierda" y esperar que no reaccione así ¡eres mi novio, joder! Solo quiero mantenerte a salvo — de nuevo traté de no gritar.

— ¡Quita esa maldita idea de tu cabeza, no lo denuncies, has como que nada a pasado y entonces estaré bien!

— ¡¿Siquiera te escuchas?! ¡Tu madre está con ese monstruo! ¡¿A caso quieres que la maten?!

La puerta fue abierta, creí que lo había hecho entrar en razón pero no, solo recibí una cachetada.

— ¡No vuelvas a decir eso, amo a mi madre y es por ella que estoy haciendo esto! — y la puerta se cerró de nuevo.

Bien, he llegado a mi límite.

— ¡Maldita sea Lee Félix, no seas un cobarde, te necesito para denunciarlo, eres una prueba fundamental!

No obtuve respuesta, todo se quedó en silencio a lo que decidí seguir hablando.

O gritando, no se podía considerar una conversación tranquila aquello que estábamos haciendo.

— ¡¿Sabes qué?! ¡A la mierda todo! — Grité golpeando la puerta en un impulso que tuve — ¡has lo que quieras, maldita sea!

Caminé enojado hasta mi habitación, algo me decía que no iba a dormir conmigo esta noche y eso me enfadó mas ¡tiene veinte años, no cuatro! no tolero esta escenita que me estaba montando cuando bien podríamos ir a la policía y que se lleven a ese maldito señor junto a sus supuestos aliados.

Cerré la puerta dando un portazo que estaba seguro de que hasta la vecina pudo escucharlo, aún era temprano y no había ni cenado pero no podía pensar en algo más que no sea Félix.

Espero que mañana se le pase la rabieta y decida cooperar conmigo. Apagué las luces y me dispuse a dormir para bajar mi enojo antes de que pueda hacer algo peor.

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¿Lo jodido de dormir con alguien mucho tiempo? te acostumbras a su calor.

Las dos camas seguían en mi habitación por lo que Félix no tenía nada en la suya donde pudiera dormir cómodo, ese pensamiento y el repentino frío me despertaron.

Quiero a Félix, quiero su bien, quiero que ya no tenga miedo y pueda vivir feliz, feliz con su madre.

Y conmigo.

Me senté en el suave colchón para luego tallar mis ojos y lograr que mi vista se aclare. Estiré mi brazo logrando alcanzar mi teléfono.

12:27 a.m.

El sueño aún seguía en mi cuerpo y más sabiendo que en unas horas tendría que despertarme para ir a la universidad pero Félix no dejaba de caminar por mi mente como si le pareciera gracioso no dejarme dormir.

Me levanté lentamente y el frío que antes sentía se intensificó cuando mis pies descalzos tocaron el piso. Caminé hasta llegar a la puerta y la abrí con cuidado de no hacer ruido.

Estaba decidió a abrir su puerta y llevarlo a la cama, yo dormiría en el sofá, no creo que le agrade despertar y verme a su lado. No hice lo anterior ya que vi algo moverse en el sofá.

Y ese algo era mi novio.

Con un poco de prisa me dirigí a él y aprecié lo bonito que se veía durmiendo tan pacíficamente, sin ninguna preocupación, tan tranquilo y sereno. Así es como también me gustaría verlo despierto.

Su largo cabello caía por sus ojos y su nariz al estar durmiendo de lado, abrazaba su cuerpo débilmente, me imagino que trataba de darse calor ya que hacía más frío aquí.

Me senté en el piso y corrí los mechones castaños que caían, de verdad amo la suavidad de su cabello. Mis nudillos bajaron por su mejilla, lo hice con cuidado para no provocarle dolor en los moretones que aún tenía. Aún con su rostro tan dañado y golpeado se veía bonito, Félix siempre se ve bonito a mis ojos. Mis nudillos bajaron hasta posarse en su barbilla y mi pulgar acarició su labio inferior haciendo una ligera presión ahí.

Oh Dios, sus labios son sin duda la gloria, son tan suaves y dulces, nunca creí que unos labios podrían tener un sabor dulzón al igual que tampoco creí que pudieran existir belfos tan suaves y adictivos.

Sin poder resistirme acerqué mi rostro al suyo, mis ojos se hipnotizaron en los suaves suspiros que salían de sus preciosos belfos. Ansiaba poder probarlos una vez más pero debía hacerlo lento, no quería despertarlo y que comencemos a pelear de nueva cuenta.

Mis labios apenas rosaron los suyos y ya me sentía como en el cielo, solo fue cuestión de acercarme unos centímetros más y por fin logré aplastar nuestros labios. Suspiré al sentir su conocida textura y decidí arriesgarme un poco más al ver que no despertaba, entre abrí mi boca y atrapé su labio inferior haciendo una muy ligera succión.

Maldita sea, quería besarlo hasta el amanecer.

Entré en pánico cuando igual sentí una succión bastante débil en mi labio superior pero luego exhalé al ver que Lix seguía durmiendo y aquello era un movimiento involuntario.

Dejé en paz a sus labios para después levantarme y levantar su cuerpo, sus piernas eran sostenidas por uno de mis brazos y el resto de su cuerpo por el otro brazo. Se removió aún dormido entre mis brazos, me imagino que buscando una posición cómoda hasta que el fin la encontró dejando sus manos encima de su abdomen y su cabeza recostada en mi cuello.

Caminé tratando de no moverlo mucho, llegué a la habitación que compartíamos y empujé la puerta con mi pié haciendo que esta se abra, ingresé a la pieza y finalmente dejé el cuerpo dormido de Félix en la cama.

Unas fuertes ganas de arroparme junto a él invadieron mi cuerpo pero me resistí, solamente subí las sábanas hasta sus hombros para que no sintiera frío.

— Descansa — susurré dejando un beso en su frente.

Salí de la habitación cerrando la puerta tras de mí, hoy dormiría en el sofá y espero no dormir ahí por mucho tiempo.

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Todos los créditos a la autora original @Diamoshi

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