16: Help me
Félix decidió pasar todo el día con su madre, estaba bien, era su madre que no veía hace como un mes.
Incluso creo que yo igual debía visitar a mis padres algún día.
— Hyun, me tengo que ir — se quejó Félix.
Tenía mis brazos envueltos en su anatomía pegándolo más a mí, mi nariz aspiraba el agradable aroma de su cabello y mis manos acariciaban su espalda por encima de la tela.
— Solo un poco más, no estarás aquí en todo el día — dije reforzando el abrazo.
Félix se rió y se dio por vencido al ver que no tenía escapatoria de mí, sus brazos que antes estaban en mi pecho subieron a mi cuello y se enredaron ahí.
Joder, ya me había acostumbrado a la presencia de Félix, aún no se había ido y siento que ya lo extraño. Minho dice que cuando la pareja está conectada por el hilo las emociones se duplican, ahora le creo.
— Hyun, ya~
Le di un apretón más a su cuerpo, posterior a eso, mis manos subieron a su nuca y mis dedos se enredaron en su sedoso cabello, planté un beso en su frente, otro más en la punta de su nariz, uno en su mejilla izquierda y finalicé en sus dulces y gloriosos labios.
Los labios de Félix eran mi perdición, siempre tan suaves y dulces como un algodón de azúcar, son tan adictivos que siempre que los veo me consumen unas enormes ganas de acariciarlos con mis labios. Todo Félix es extremadamente dulce y adictivo.
— No me voy a morir — rió en medio del beso.
— Lo sé.
Pasamos unos cuantos segundos más besándonos, si fuera por mí serían minutos pero Félix en verdad necesitaba irse, la había avisado a su madre que estaba en camino.
Si, en camino a mis labios.
— Regreso cuando la noche caiga.
Se separó de mí y acomodó mejor su mochila en sus hombros, se le notaba la felicidad de ver de nuevo a su madre.
— Cuídate.
— Lo haré — me dedicó una última sonrisa para luego caminar hacia la puerta, creí que iba a salir cuando la abrió pero lo que hizo fue correr de nuevo conmigo y darme un beso pequeño.
— Te amo — me dijo de nuevo.
Como respuesta le besé la frente y ya después salió de la casa.
Félix me preguntó por qué no correspondía a sus te amo hace solo unos días, no lo dijo enojado, tampoco triste, o por lo menos no tan triste.
Le dije nada más que la verdad, Félix es mi primer novio, aún no siento que lo quiera tanto que podría tirarme de un décimo piso así el me lo pidiese, o tal vez si, no lo sé. No quiero responderle con un "te amo" si ni yo estoy seguro de eso, primero quiero ver a los extremos a los que puedo llegar por él, quiero sentir que si él me deja mi vida se estaría yendo con él.
Sé que lo entiende, también sé que lo pone algo triste y eso es lo que menos quiero, le aseguro que mi cariño por él es demasiado grande pero no estoy seguro si llega a amor.
Espero descubrirlo pronto, quiero responderle de una vez por todas sus dulces "te amo".
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Félix bajó del taxi en cuanto le pagó lo pedido, era la primera vez que salía de casa en tanto tiempo, estaba nervioso e inquieto esperando encontrar a su madre en buen estado o por lo menos, en un estado no peor de la última vez que la vio.
Suspiró pisando el verde, casi amarillo pasto de la entrada, unos seis pasos bastaron para estar de pié en la blanca puerta de la pequeña casa.
Alzó su mano en un puño y con esta golpeó ligeramente la puerta escuchando un "voy" de una voz femenina.
— ¡Félix! — la mujer no se hizo de rogar y envolvió a su hijo en sus brazos, era un poco más bajita que él pero eso no le impedía depositar besos por todo su rostro.
— Hola mamá — respondió con alegría.
— Creí que llegarías más tarde, vamos, pasa, él no está.
El castaño asintió emocionado y feliz, la casa estaba igual que antes, algunos jarrones ya no estaban imaginándose que su padre los había roto pero aparte de eso, todo se mantenía intacto.
— Siéntate cariño, no he sabido nada de tú durante un largo mes.
La mujer mayor se encontraba ya en el único mueble de la sala, ella palmeó un lugar vacío al lado suyo invitando a su único hijo a colocarse ahí. Félix caminó a paso rápido hacia el lugar señalado.
— ¿Alguno nuevo? — preguntó el adolescente pasando la mochila a su pecho para sacar la única cosa que llevaba consigo.
Un botiquín.
— Solo moretones y — la mujer estiró su brazo dejando ver una serie de marcas rojas ahí — estos.
Félix se puso triste al verlo, él ya estaba sanado, no tenía más moretones, las marcas ya estaban hechas cicatrices pero su madre seguí herida y lo seguiría si no encontraba una solución.
Con cuidado atendió todas las marcas que adornaban el pálido brazo, las limpió, desinfectó y cubrió con una venda, de cierto modo estaba feliz de no encontrar nada grave en ella.
Su mirada subió hasta ver la clavícula de su madre, una larga cicatriz se podía apreciar si la mirabas con detenimiento, recuerdos no muy agradables llegaron a él.
"— Papi — sollozaba un castañito de apenas seis años.
— ¡No me llames así! — gritaba un hombre alto y pelinegro.
Una mujer joven y hermosa llegó al escuchar los gritos, se posicionó delante de su pequeño para protegerlo.
— ¡No permitiré que le grites a mi hijo, Yesung! — contra atacó la mujer.
— ¡Le grito todo lo que quiera! tal vez no seré su padre biológico pero lo soy legalmente ¡tengo todo el maldito derecho de tratarlo como yo quiera!
El hombre soltó un golpe que originalmente iba dirigido hacia la barbilla de Seohyun pero este falló impactando en su pecho haciendo que uno de los anillos con raros adornos que Yesung portaba le hiciera un gran raspón profundo.
El mayor no se inmutó la ver la sangre en sus dedos, simplemente se fue al baño a limpiarse y posterior a eso salió de la casa dejando a una mujer llorando de dolor junto con su pequeño hijo preguntando cómo podía hacer que ese líquido rojo dejara de salir."
Sintió las cálidas manos de su madre acariciar su largo cabello, su vista se elevó un poco más parando en otra cicatriz, esta estaba ubicada en su pómulo, no era tan grande como otras pero lo que le dolía era que esa fue causada por él, de nuevo.
"— ¡Corre, mi amor! ¡Corre y no mires atrás, no vuelvas, huye! — gritaba la mujer siento sujetada de las manos por su esposo.
— ¡Mamá! — gritó en un momento de desesperación, no sabía qué hacer, no sabía si era correcto irse y dejar a su madre ahí o volver por ella y unirse juntos en un infierno que parecía eterno.
— ¡Corre Félix!
Tras ese grito lastimero hizo caso, corrió, su madre dijo que no mirara atrás pero fue inevitable hacerlo, fue consciente del puño de su padre estampado una y otra vez en el rostro de la mujer que más amaba en el mundo.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y por un momento pensó en regresar pero sus pies no le hacían caso en lo más mínimo, pronto esa escena se convirtió en un pequeño punto borroso a sus ojos, sus pies seguían corriendo, su mano derecha apretaba fuertemente la gran bolsa negra que traía en sus manos, su surda sujetaba la mochila que yacía en su espalda.
Así continuó corriendo hasta que sus piernas no pudieron más"
— Hey, está bien, no llores bebé.
No se había dado cuenta en el momento en que sus ojos soltaron las gruesas gotas saladas.
— Lo siento, no sé qué hacer — su madre abrió sus brazos invitando a su hijo a acurrucarse en ella, claro que Félix no lo dudó ni un momento, se deslizó por el mueble a pegando su cuerpo contra el de su progenitora permitiéndole otorgarle su calor maternal.
— No tienes que hacer nada, yo estoy bien si tú eres feliz, cariño, recuérdalo siempre.
Dejó que más lágrimas corran al sentir el suave tacto de Seohyun acariciando su cabello.
Solo necesitaba eso, solo necesitaba tener a su madre en sus brazos, que ella le dijera que todo estaba bien, necesitaba saber que ella estaba bien.
El sol se estaba poniendo ya cuando las manecillas apuntaron las seis de la tarde, casi era hora de regresar pero tampoco tenía prisa, Seohyun le había asegurado que Yesung no había vuelto en dos días por lo que ella se mantenía sola, era poco probable que volviera justo ese día.
O lo era hasta que madre e hijo escucharon el portazo proveniente de la sala.
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8 p.m.
Félix dijo que volvería antes de que la noche caiga y hace unas horas la noche ya había caído, no estaba contándole el tiempo, sabía que extrañaba a su madre y era libre de estar con ella todo el tiempo que quiera.
Es solo que un mal presentimiento comenzaba a formarse en mi pecho.
Trato de pensar cosas buenas antes que cosas malas pero con Félix... no sé la razón del porque siempre pienso lo peor cuando se trata de él, es muy estresante.
Sé cuánto le gusta que cenemos juntos por lo que claro que iba a esperarlo, solo espero no se demore mucho, quiero que esta preocupación se vaya de una maldita vez.
1:30 a.m.
Ni una llamada, ni un mensaje, nada, absolutamente nada.
¿La cena? La cena se podía ir a la mierda si Félix no estaba aquí en media hora ¿quién quiere comer cuando tiene los nervios y la preocupación hasta la coronilla?
Lo llamé, claro que lo hice pero no contestó, tal vez estaba muy entretenido con sus padres o yo que sé, decidí llamarlo en media hora más y así lo hice, tampoco contestó, estuve esperando cada media hora hasta que dieron la una de la madrugada, no sé qué hacer, no sé dónde viven sus padres, tal vez me estoy volviendo paranoico, no estoy seguro que mierda le pasa a mi cuerpo, no sé por qué sudo tanto o por qué no puedo despegar los ojos de la puerta.
Félix, por favor, muéstrame una señal de vida, esto ya no es gracioso.
Me fijé de la hora, la una con treinta y tres minutos ¿debía llamarlo de nuevo?
Que pregunta, lo voy a llamar.
Tecleé su número de nuevo, incluso creo que me lo sabía de memoria, estaba a nada de presionar el botón de llamada cuando el característico tono que le había puesto al contacto de Félix sonó.
Sentí como reviví en ese momento.
Sin pensarlo ni un segundo más le conteste.
— ¡Félix don-!
— Ayúdame...
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Todos los créditos a la autora original @Diamoshi
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