12: First Kiss
Tanto Félix y yo llegamos algo tarde a nuestras respectivas universidades, la comodidad y el plácido sueño nos tomó en abundancia haciendo que se nos haga casi imposible el despertarnos al estar demasiado cómodos.
No nos arrepentimos, desperté con mis manos aún en cada muslo de Lix mientras que una de sus manos aún estaba entre mi cabello rubio y su otra mano extendida por todo el colchón. Al fijarnos de la hora se apresuró y comer algo rápido y sencillo.
Logramos entrar antes de que nos impidieran el paso, supe que él también había podido ingresar cuando en horas de descanso le mandé mensaje.
No tenía amigos con los cuales juntarme por lo que hablar con Félix me entretenía bastante, se me hacía adorable que, al añadir su número en mis contactos se haya registrado automáticamente como "pollito" y un corazoncito a un lado, me comentó que sus amigos siempre lo comparaban con ese animal y cuando me lo dijo le vi cierto parecido a un tierno pollito bebé.
Pollito<3
Hoy volverás tarde de nuevo?
No lo creo, ayer fue solo por
un empresario, si nos dicen que
tenemos que quedarnos horas
extras te aviso
Pollito<3
De acuerdo, hyung
Me tengo que ir, el
descanso se acabo
Al momento en el que me envió ese mensaje la campana sonó anunciando que nuestro descanso igual había concluido.
De acuerdo, yo igual
debo irme.
Pollito<3
Hyun
Qué??
Pollito<3
Te amo
Pollito<3 Conectado última vez hoy a las 10:32 am
Te amo...
Te amo.
TE AMO
He visto películas en donde esas palabras le causan las conocidas mariposas a los personajes, también he leído libros y visto series de eso mismo, ya me han dicho que me aman, en el transcurso de mi colegiatura he tenido una que otra pretendiente y para declararse recitan esas palabras pero jamás me emocionaron o causaron algo dentro de mí.
Te amo... son solo dos palabras, palabras que a pesar de que las leí, pude escuchar su dulce voz diciéndolas, esas palabras causaron un desastre en mi interior, cada célula de mi cuerpo pareció haberlas escuchado pues sentí todo mi organismo emocionarse ante aquello, mis vellos se erizaron y me quedé ahí, sentado en una mesa leyendo una y otra vez esas dos palabras.
Te amo, él me ama, me ama en serio, mierda, me surgió una necesidad enorme de estrecharlo contra mis brazos, sentir el calor de su cuerpo y oler su precioso cabello.
Mierda Félix, deja de jugar así con mi cabeza y corazón.
— Joven, las clases van a comenzar.
Escuché la voz de una mujer y gracias a eso pude salir de mi ensoñación, era una mujer mayor de intendencia. Pasé mi campo visual por toda la cafetería y yo era el único estudiante ahí, agradecí a la señora por avisarme y salí corriendo del lugar.
Salí corriendo con una gran sonrisa en mi rostro.
(...)
Al final si tuve que quedarme unas horas extra en el restaurante.
El empresario que nos visitó el día anterior difundió los buenos servicios que le dimos, elogió la deliciosa comida y también resaltó la accesibilidad de los precios. Mucha gente vino el día de hoy, la mayoría de personas ricas, se notaba por su vestimenta y forma de hablar.
No podíamos rechazar a tantos clientes aún cuando la hora de cerrar esté acabando por lo que mi jefe decidió aumentar una hora más de trabajo a todos, pero no sólo por hoy, cambió el horario y, en vez de cerrar a las 8:30 pm cerraría a las 9:30 pm
Al menos aumentaron bastante el sueldo.
— ¿Lix? — aproveché el poco tiempo libre que tenía y le llamé a Félix, le dije que le avisaría si trabajara hasta tarde.
— ¿Qué pasó, Hyun? — me respondió casi al instante.
— Al parecer si llegaré tarde, de hecho, llegaré tarde todos los días, nos aumentarán las horas así que llegaré como a las diez, te aviso para que no te quedes despierto esperándome de nuevo.
— Okey, gracias por avisar, así podré dormir tranquilo. No te estreses mucho ¿sí?
— Gracias a ti hasta quiero estresarme todos los días — sonreí bobamente.
— Idiota — escuché una tímida risa salir de sus labios.
— ¡Hyunjin, ven! — me llamó un compañero, mierda, yo quería hablar más con Félix.
— Cariño, debo irme, nos vemos más tarde ¿de acuerdo? — no era la primera vez que lo llamaba por ese apodo, incluso antes de ser pareja lo llamaba así, Félix es tan tierno que me dan unas ganas enormes de darle cariñitos todo el maldito tiempo, de ahí el apodo.
— De acuerdo — estaba dispuesto a colgar pero su voz me lo impidió — hyung...
— ¿Si? — no sé por qué pero sonreí.
— Te amo — y me colgó.
De nuevo me dejó así, con esa sensación de calidez.
Escucharlo fue mil veces mejor que leerlo, sentí como su preciosa voz llegaba a mis tímpanos, estos captaron sus hermosas palabras haciendo que mi corazón lata a gran velocidad, la sangre de mis venas parecía correr un maratón por la gran rapidez a la que transportaba la sangre a todo mi cuerpo, mis piernas no me hacían caso, de hecho lo hacían, me quedé parado en medio de la pequeña sala que los meseros aumentaron.
Algún día Félix me va a matar con sus palabras, lo tengo por seguro.
— ¡Hyunjin! — me volvió a llamar.
— ¡Ya voy, Hyunjin! — guardé mi móvil en mi mochila para después subirla hasta un casillero, cerré la pequeña puerta y la contraseña se puso automáticamente.
Caminé a paso tranquilo pues no me importa que está pasando a mi alrededor, solo me importa la voz de Lix resonar en mi cabeza.
"Te amo".
Las personas me decían que es fácil descifrar mi estado de ánimo, soy como un libro abierto, cualquiera puede leerme, incluso la persona más despistada del mundo podría darse cuenta de mi ánimo.
Y estoy más que seguro que ahora se nota mi felicidad.
Escribí las órdenes de los clientes en la pequeña libreta mientras soltaba más bromas de las normales, los comensales observaron bueno mi humor y se reían, incluso hice reír a un señor que parecía odiar la vida.
Entregué los pedidos en tiempo registro, eso también hizo que me gane más propinas, algunos clientes se iban después de comer y otros ingresaban, me apresuraba a atenderlos y guiarlos a una mesa disponible para hacer el mismo procedimiento, pedirles su orden, bromear, llevarles su comida rápida, bromear más, ellos comen y me dan buenas propinas, esto amaba de mi trabajo, ver la satisfacción del cliente al ser tratado de la mejor manera.
Dicen que tener pareja te distrae y puedes hasta fracasar, pero eso no iba conmigo.
El que Félix esté cada maldito segundo en mi cabeza no me distraía, al contrario, siento que me concentro más con su linda sonrisa en mi mente, automáticamente me contagiaba de esos hermosos labios y sonreía inconscientemente, su tranquila voz resonando dentro de mí me hacía hablar con alegría y paz transmitiéndole paz a los clientes, su risa también se pudo escuchar en mi cabeza, aquello logró que suelte mis mejores chistes y bromas, me gusta cuando él se reía de mis ocurrencias.
Félix me trae mal.
— Santo Dios, Hyunjin ¿acaso te tomaste diez bebidas energéticas o como es que puedes ir de aquí para allá sin verte cansado?
— Es lo que hace el amor, Jeonghan — Minho respondió por mí — siy hitiri — soltó cerca de mí odio a lo que le saqué el dedo del medio.
— Así que Hyunjin está enamorado — dijo burlonamente.
Los tres estábamos lavando los platos que se utilizaron, la gente era demasiada y se nos están acabando los platos.
— Yo diría enculado, se la vive pensando en él todo el día jodido — Minho habló por mí de nuevo.
— No es para tanto, solamente estoy feliz, es todo — no pude ocultar la sonrisa que se formaba en mis labios.
El simple hecho de pensar en el castañito me hacia sonreír.
Mis compañeros comenzaron a molestarme, o por lo menos a intentarlo joder, de verdad sentí que nada podía enfadarme.
¿Félix, me hiciste un amarre o algo por el estilo?
— Me recuerdas a mí — soltó Minho cuando Jeonghan nos dejó solos.
- ¿Oh yes?
— Si, cuando conocí a Jisung sentí que estaba conectado con él de alguna forma, lo confirmé tiempo después pedí que fuera mi pareja — paró un momento con su relato cuando más meseros entraron a llevarse platos y demás utensilios — vivían en las nubes, así como tú — continuaron — nada podía enojarme, cansarme o desgastarme.
— ¿Ahora quién está enculado? — bromeé al notar como sus hoyuelos hacían acto de presencia indicándome que estaba sonriendo.
Me golpeó suavemente el hombro y ambos reímos. Después de todo si tengo un amigo en quien confiar y contarle desde las cosas que me hacen feliz hasta mi más grande miedo. Minho era muy social con todos, no sólo con los clientes, con todo el mundo literalmente, tenía bastantes amigos pero según él, yo soy su favorito.
Minho es como el hermano mayor que siempre quise tener, no me emocionaba el hecho de tener a alguien más pequeño con el cual cuidar, me atraía más el tener a alguien que me pueda aconsejar, que me diga si estoy haciendo o no bien las cosas , Minho encaja perfecto en mi descripción de un hermano ideal.
— Voy a llevar estos platos, no te quedes mucho tiempo en Félixlandia que te necesitamos aquí en Mingles.
— Si hyung~ — le siguió el juego mientras terminaba de lavar los últimos platos.
Minho tomó una gran pila de platos, con él es seguro de que llegan completos pues lleva trabajando aquí cuatro años y hasta la fecha solo ha roto un plato, inclusive fue por mi culpa que lo asusté mientras él ordenaba lo que nos había servido ese día.
Cuando no hay ni un sonido es cuando más me sumerjo en mis pensamientos, sonreí por milésima vez en el día, sentí mis energías hasta el tope sin ninguna pisca de cansancio en mi sistema. No puedo creer que esté así con un simple "te amo".
Aunque bueno, de simple no tiene nada, sentí que me sacudió no solo el corazón, hasta el cerebro y todos mis órganos.
— HyunHyun — escuché la voz de Minho en un susurro.
— ¿Si? — no sé qué tan lejos estaba ya que yo le daba la espalda pero podría decir que no tan lejos tomando en cuenta de que pude escuchar su susurro.
— Mira quién está aquí.
Dejé de fregar los servicios al instante en el que escuché eso.
Tal vez sea mi felicidad o mis ganas de estrechar a Félix en brazos pero no sé por qué ya me hice la ilusión de que sea él el que esté aquí.
Con demasiada lentitud me fui girando y al estar de frente con la puerta mis ilusiones fueron más que eso porque era Félix quien había venido. Minho estaba apoyado en el marco de la puerta, mi castaño se encontró dos pasos dentro del lugar donde se lavaban los utensilios, era grande esta sala ya que por nuestra gran variedad de comidas usaba también varios vasos, platos, cucharas, tenedores, cuchillos y demás.
— Lix — hablé al verlo con una preciosa sonrisa, sus pequeñas manitas estaban entrelazadas, traía un suéter rojo (que más bien era mío) que le quedarían unas tallas más grandes, unos pantalones negros rasgados en las rodillas junto con unos tenis negros. Se vio tan pequeño en ese suéter, incluso sentí mis dedos picar por querer tocar su piel cubierta por esas prendas y atraerlo hacia mí.
— ¡No se queden ahí parados, bésense! — gritó uno de mis compañeros.
Tan sumergido estaba en Félix que no me fijé el momento en el que varios meseros y uno que otro cocinero ya habían asomado su cabeza para ver que ocurría aquí dentro.
— No juzgamos, Hyun, dale un beso a tu novio — Jeonghan habló haciendo que los demás hicieran lo mismo y nos presionen a hacer lo que tanto querían presenciar.
Un beso nuestro.
A pasos lentos y cortos me fui acercando a la persona que estuvo todo el día en mi cabeza, él hizo lo mismo que yo y en cuestión de segundos, ya estamos uno frente al otro con escasos centímetros separándonos.
— ¡Rápido Hyunjin, no tenemos mucho tiempo! — regañó Minho viendo por los alrededores.
Y le hice caso, le di un fugaz beso en su frente, junto en donde su castaño flequillo caía — listo, ya tienen su beso, ahora sigan trabajando.
Todos obtendrán una quejarse ya que no ese era el beso que querían presenciar pero no me pudo importar menos. Todos volvieron a sus lugares de trabajo, lo sé porque pude escuchar el movimiento de los utensilios y los sonidos que hacían en la cocina cuando freían o hervían algo.
— ¿Qué haces aquí? — Pregunté apenas nos dejaron solos, no aguanté ni un minuto más y lo estreché entre mis brazos y él rodeó mi cuello con los suyos.
— La verdad no lo sé, solo cuando me fijé ya estaba en camino a Mingles.
No respondí después de eso, dediqué mi tiempo a sobar su reluciente cabellera, algunos mechones le hacían cosquillas a mi nariz, la sumergí más a ese montón de hebras castañas aspirando fuerte su aroma, me enloquecía de sobremanera su fragancia.
— Estás mojando mi cabello — lo escuché hablar algo ahogado por el hecho de que su rostro estaba en la curvatura de mi cuello. Recordé que hace nada estaba lavando los platos y por eso su cabello se humedeció.
— Lo siento — solté mi agarre y me sequé las manos en mi uniforme. Félix reía, una hermosa risa que entró por mis oídos y terminó en mi corazón provocó un revuelco ahí.
Levanté mi mirada y nuestras vistas chocaron, mordía su labio inferior duro, temí que se haga daño y con todo el cuidado del mundo aparte su labio de sus dientes con mi pulgar.
Había visto esos belfos un millón de veces pero nunca a tan corta distancia, se vieron más rojos por la anterior presión que sus dientes blancos le hicieron, también se vieron más horribles desde aquí, su lengua pasó descaradamente por ellos, no sé si lo hizo para provocarme o porque estaba nervioso, pienso que lo hizo por ambas cosas, sus labios se vieron más relucientes por la saliva. Inevitablemente sobé su labio inferior con mi pulgar ya que una de mis manos se encontró en su barbilla.
Félix sonrió y por cada maldito segundo que me pasaba daban más y más ganas de cubrir sus labios con los míos. Al parecer el leyó mi mente pues tomó mi otra mano y la colocó en su mejilla, ahora mis dos manos estaban en sus dos mofletes y las manos de él se encontraron encima de las mías.
Con cada segundo que pasaba la distancia se acortaba más, un segundo pasaba y un centímetro se eliminaba, esto hasta sentir nuestras narices rozar, mis ojos estaban fijos en sus belfos y lo descubrí a él mirando a los míos. Deslicé mis manos (aún con las de él encima) hasta su nuca provocando que su cabeza se levante un poco dándome acceso a sus apetecibles labios.
Me acerqué más a él y sentí nuestras respiraciones chocar, nos mirábamos a los ojos con sonrisas de oreja a oreja. Mis pulgares acariciaron sus mejillas y nuestros labios a penas y se rozaron, ante eso nos reímos como si estuviéramos haciendo alguna travesura, este sería mi primer beso al igual que sería el primer beso de Lix con un hombre.
Nuestros belfos por fin hicieron presión y soltamos suspiros, nuestros párpados se cerraron lentamente y solamente fui consciente de cómo apresaba el labio inferior de Félix con los míos, él hizo lo mismo con mi labio superior aumentándole una suave succión.
Mi madre me dijo una vez que besar los labios de alguien se sintió exactamente igual que succionar tus propios labios pero ahora me atrevía a negar su idea, sus labios se sintieron como el cielo, tan esponjosos como las nubes, tan frescos como la brisa y tan placenteramente dulces. Mis inexpertos labios se movieron y el ladeó su cabeza logrando que profundizar más el beso, me guió con sus movimientos, lo hacía tan lento que pude seguirle el ritmo.
Después de esto estoy seguro que me haré adicto a su boca.
Unos soniditos escapaban cada vez que nos separábamos para probar el otro labio, a ambos nos dio gracia cuando uno de esos sonidos se escuchó demasiado fuerte y comenzamos a reírnos rompiendo el beso.
— ¡¡Vivan los novios!! — se escuchó un grito acompañado de aplausos y silbidos provocando que ambos peguemos un saltito por el susto.
Las personas que anteriormente nos habían incitado a besarnos se encontraron aplaudiendo y haciendo ruidos festejando que pudieron presenciar el beso que tanto querían.
Las mejillas de Félix se enrojecieron por la vergüenza, enrolló sus brazos por mi torso y ocultó su rostro en mi cuello para que nadie más que yo pudiera presenciar sus mofletes sonrojados. Le sonreí a mis compañeros mientras estrechaba a Félix en un abrazo y de nuevo, me sentí feliz, cálido, completo y amado.
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Todos los créditos a la autora original @Diamoshi
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