Hyunjin podía escuchar con unos claridad singulares pitidos que alguna vez en su vida a escuchado por medio de la televisión, todo estaba oscuro a causa de sus párpados cerrados, se sintió como si hubiera dormido unas ocho reparadoras horas. Aún se sintió con un poco de sueño pero podía abrir los ojos y saludar un nuevo día.

Movió ligeramente su cabeza buscando acomodarla en la almohada, su cuerpo entero se sintió acalambrado y débil, la incomoda y pequeña cama no ayudó en nada en su trabajo de hacer que sus extremidades dejen de sentirse flojas y acalambradas.

El distinguido olor a medicinas hizo picar a su nariz a parte de que está se sintió bastante incomoda y Hyunjin desconocía su razón. Abrió sus ojos de una manera lenta y tranquila sin apresurar el tiempo, su vista fué algo borrosa al principio y al cabo de unos segundos las manchas borrosas tomaron forma.

El pitido del monitor de ritmo cardiaco se hizo mas entendible a sus oidos, el ritmo cardiaco estaba bien. Su campo visual logró distinguir una manta de un tono azul claro cubriendo la mayoría de su cuerpo siendo sus brazos, una parte de su pecho, su cuello y cabeza los únicos que no estaban cubiertos por esta.

Llevó su mano derecha a uno de sus ojos y comenzó a tallarlo, su palma se lesionó en la mitad de su cara mientras su cerebro terminaba de procesar el lugar. Su mano bajó hasta su nariz y sintió un extraño tubo pequeño con dos tubos adheridos a los cuales ingresaban en ambas fosas nasales. Quitó ese artefacto poco después de que supo de que se utilizó de un respirador de oxígeno, cuando resultó que dicho instrumento abandone su nariz se permitió inhalar llevándose consigo una gran cantidad de aire la cual expulsó momentos después.

Veía difícil la tarea de mover su mano izquierda por dos razones. La primera era porque la punta de su dedo índice estaba atrapada en una curiosa máquina pequeña que era unida por medio de un cable al monitor de ritmo cardíaco.

La segunda era porque dos manos y una cabeza descansaban justo encima de esa mano.

— Lix... — sintió su garganta terriblemente seca haciendo que su voz salga como un susurro.

Hyunjin terminó de procesar que en el lugar en el que se encontró era un hospital, no recuerda como llegó hasta ese lugar pero estaba feliz de que su novio esté con él.

Apartó mechones del cabello de Félix que caían en sus párpados cerrados impidiéndole la vista completa de su bonito rostro. La cabeza se quitó y una de sus manos apretó el agarre que tenía con la mano de Hyunjin. Solo fué una incomodidad ligera ya que el castaño no despertó.

— Félix — intentó nuevamente Hyunjin sintiendo un poco mejor su garganta.

El aludido simplemente hizo un sonidito, como si le estuviera respondiendo en sus sueños y eso le causara gracia al rubio.

— Eres muy bonito, mi amor.

— Lo sé — respondió en una voz atropellada y ahogada, Hyunjin casi se ríe pero usó guardar silencio.

— ¿Yo soy bonito?

— Hyunjin es muy guapo — respondió en el mismo tono.

— Hyunjin ama a Félix — una muy ligera carcajada se escapó de sus labios.

— Félix ama Hyunjin.

— Hyunjin está despierto.

— Félix también.

Y ahí fue cuando soltó una verdadera carcajada. Fué realmente tierno y gracioso escuchar a Félix decir que estaba despierto cuando sus párpados estaban cerrados en su totalidad, su rostro en una paz total y sus labios soltando suaves suspiros indicando todo lo contrario.

— Anda Félix, despierta, mi mano se está entumeciendo — peinó los cabellos castaños con su mano libre tirando estos hacia atrás entregando una vista perfecta de su sereno rostro.

Félix reaccionó ante el movimiento que sintió en su cabeza y sus ojos se abrieron de a poco paso a un bonito y potente brillo rojo. Al parecer, sus meñiques estaban entrelazados. Terminó de despertar al momento en el que descubrió los ojos brillantes de Hyunjin mirándolo con amor puro, sus orbes volvieron a su color natural cuando el menor se levantó de la silla en donde estaba y apoyó ambas manos la pequeña cama.

—Hyunjin...

— Buenos... días? — supuso que era de mañana.

— ¿Estás bien? ¿no te duele nada? ¿por qué te quitaste esta cosa? ¿te incomoda? ¿tienes sueño? ¿tienes hambre? ¿quieres algo de beber? ¿hace cuanto des-.

Hyunjin precisó llamar a Félix cuando lo tomó de las mejillas, atrajo su rostro al suyo y sus labios chocaron en un sorpresivo beso.

— Estoy muy bien ahora, tú eres lo único que necesito — dejó un casto beso en la punta de la nariz de Lee.

Félix sonrió más calmado y feliz de que Hyunjin esté bien.

(...)

Hyunjin fué dado de alta ese mismo día ya que solamente fué un desmayo por la falta de aire que el padre de Félix le utilizó al ahorcarlo. Ambos se encontraron fuera de una puerta azul pastel con un número seis en ella.
— No estás obligado a entrar si no quieres, ella entenderá.

— Pero yo quiero entrar.

Félix abrazaba el cuerpo de su novio, sus puños arrugaban la tela de la camiseta y el hombro de este mismo se encontraba húmedo por las lágrimas que los bonitos ojos de Félix soltaba. Hyunjin acariciaba su cabello castaño y daba ligeras caricias en su espalda, las enfermeras que pasaban por ahí veían esa escena como algo normal ya que al ser un hospital era común ver el dolor en las personas cuando algún familiar o amigo ingresaba ahí.

— Entra conmigo, por favor — decía con su voz temblorosa.

— No tienes que pedirlo, claro que lo haré.

Félix levantó la cabeza que antes estaba oculta en el cuello de rubio, Hyunjin aprovechó eso y dejó un suave beso en sus labios.

Se separaron del abrazo y tras un suspiro de Félix ingresaron al otro lado de la puerta.

Félix se prometió no llorar en frente de su madre pero no podía, fué realmente doloroso verla postrada en una cama, con el rostro lleno de vendajes, su brazo derecho enyesado, con una mascarilla de oxígeno y múltiples cables y tubos conectar a ella. Félix buscó la mano de su novio y entrelazó sus dedos buscando un tipo de soporte.

Avanzaron unos cuantos pasos más hasta estar a menos de un metro de la camilla.

— M-mamá... lo siento — las lágrimas que se prometió no soltar estaban acumulándose en sus ojos — perdóname por no haber actuado antes, perdóname por haberte obedecido dejándote ahí con él, perdóname por quedarme callado, perdóname porque ahora no puedes respirar por tí mismo — no sabía con qué fuerza pudo decir aquello sin hacer temblar su voz — perdóname por todo, mami. Tuve la oportunidad de llevarte conmigo, de regresar por ti y de no haber sido por Hyunjin tal vez tú...

La frase no fué completada puesto a que la voz se le rompió antes de ni siquiera terminarla. Félix no pudo soportar tantos sentimientos encontrados y simplemente los dejó fluir a través de sus lágrimas. Cayó de rodilla frente a la camilla de su madre, tomó una de las manos de la femenina la cual tenía un aparato en su dedo que verificaba su nivel cardíaco — lo siento mucho, mamá. Siento no haber sido valiente, siento que tú tuviste que ser valiente por los dos todos estos años — ya no le importaba llorar, su madre no podía verlo de todos modos.

Las manos de Félix tomaron la débil mano de su madre con firmeza, con mucha esperanza de que ella se recupere pronto, como si se estuviera aferrando a ella impidiendo dejarla ir a pesar de que tal vez sería mejor dejarla descansar de todos estos dolorosos años.

Pero Félix era egoísta, no quería que ella se fuera porque aún la necesitaba.

Hyunjin se arrodilló al lado de su novio poniendo una mano en la cabellera castaña y la otra encima de las tres manos siendo dos de Félix y la tercera de su madre.

— Ella se va a recuperar, es muy fuerte — alegó, admirando como la mujer aún podía respirar después de tanto.

— Soy tan egoísta con ella — Félix dijo entre lágrimas y sollozos.

— ¿Por qué dices eso?

— Porque... porque tal vez lo mejor sea dejar que descanse, que se vaya y no tenga más preocupaciones pero no quiero, quiero que se quede aquí, en este horrible mundo, quiero que se quede conmigo — dijo lo más claro posible.

— Cariño, no eres egoísta, le estás dando la oportunidad a tu madre de disfrutar de la vida de otra manera, si ella se va se irá con la preocupación de lo que pasará con su hijo ¿no crees? — Félix sorbió su nariz y miró al rubio — esta en una de las muchas oportunidades que la vida le a dado de vivir y pienso que sería egoísta dejarla ir cuando por fin todo está mejor.

Félix meditó las palabras dándose cuenta de cuanta razón tenía Hyunjin, su madre había pasado por tantas cosas que casi le cuestan la vida y después de que esta misma le regale una más de sus oportunidades nada había cambiado. Ahora que todo por fin tomó un rumbo diferente podía decir firmemente que quería que su madre disfrutara de lo que no pudo hacer todos esos años.

La pareja se miró y sonrió al mismo tiempo, Félix tenía sus ojos hinchados de tanto llorar.

- Te amo.

El menor rió ligero.

- Yo también.

Ambos se fundieron en un beso sus sentimientos en el, lo hicieron aún con sus manos encima de la mayor tratando de transmitirle su amor a través de su toque ofreciendo ánimos y fuerzas posando para luchar una última vez antes de disfrutar verdaderamente de su hijo y de la vida que le arrebataron por una severa mentira y un hombre ignorante.

La pareja se pasó todo el horario de visitas con Seohyun y ella, a pesar de no poder demostrarlo con su rostro, se sintió feliz de escuchar la voz de su hijo y su yerno.

Pero le hizo aún más feliz enterarse de que ambos tenían el famoso hilo morado que lograron convertirse en uno rojo.

(...)

Al llegar a casa, Félix y Hyunjin se quedaron estáticos a la mitad de la sala sin poder procesar bien estos días tan desastrosos ya la vez victoriosos, ambos estaban con la cabeza en otra parte y Félix aún más.

Tanto que aún en medio de un viaje astral abrazó a su novio y metió sus manos por debajo de la camiseta de este mismo tocando su amplia espalda.

— ¿Qué haces? — sonrió con gracia y claramente correspondió el abrazo.

— No lo sé, mis manos se mueven solas — respondió aún algo ido — todo se acabó ¿verdad? los golpes, los insultos, el miedo, todo acabó.

Hyunjin besó la coronilla del castaño y atrajo aún más su pequeño cuerpo en sus brazos — todo se fué, Lixie. Ahora son libres.

— Libres... — repitió — me siento libre y valiente cuando estoy contigo — las pequeñas manos acariciaron cada rincón de la tibia espalda con suavidad.

— Me alegra que te sientes de la misma manera que yo contigo.

El rubio tomó las mejillas de su novio con ambas manos logrando levantar su cabeza, sus labios no esperaron ni un mísero segundo más cuando ya se encontraron danzando juntos en un delicado y fino baile el cual descubrió colores y auras de amor puro por todas partes, sus corazones participaron recibiendo una sinfónica melodía al estar palpitando con la misa intensidad, sus manos también se unieron a esa prueba de amor entre ambos acariciando cada centímetro de piel a su alcance siendo las manos de Hyunjin las que procuraban acariciar las mejillas de Félix ya la vez profundizar el beso mientras que las manos de Félix acercaban aún más ambos cuerpos haciendo presión en la espalda tratando de esparcir esa calidez que la piel del rubio tenía.

Cuando menos se lo esperaban, ambos terminaron sin sus prendas superiores y no lo hubieran notado si no fuera por el suspiro de Félix al sentir la fría pared hacer contacto con su tibia piel. Los dos se miraron unos segundos y se sonrieron con confianza, ya no había miedos ni preocupaciones, solo amor, amor puro y verdadero.

Entrelazaron sus meñiques y unos segundos después de admirar el bonito color rojo en sus orbes se fundieron nuevamente en un calmado y romántico beso, sin prisa pues tenían una vida para demostrarse cuánto se amaban. Las manos de Hyunjin acariciaron los costados de Félix y las manos del castaño acariciaron de igual forma los hombros de Hwang.

Otra noche larga los esperaba, pero a comparación de la otra, esta estaba completamente rodeada de seguridad en cada toque, cada palabra y cada beso.

Porque ambos decidieron ser valientes por el otro, ambos decidieron amar ciegamente.

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Todos los créditos a la autora original @Diamoshi

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