#34 hurt
SAN WOO ────── San y Wooyoung son novios a la distancia, pero San decide quedarse.
―¿Qué es eso, Woo?
Wooyoung se congeló, se quedó estático sin saber qué decirle, o cómo mirar a su novio a la cara. Este apenas había llegado al departamento hacia unos días para pasar las vacaciones y era la primera vez que lo notaba. San tomó su mano delicadamente y lo acercó a él.
―¿Woo? No me asustes...
Wooyoung apretó el cuerpo del mayor en su abrazo y, con vergüenza, enterró la cara en su pecho.
―Lo siento, Sani... ―suplicó quebrándosele la voz.
San tembló y cayó sentado en el sofá, arrastrando al menor consigo. No lo soltó en ningún momento, no se atrevió a hacerlo por nada del mundo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a llorar, su pecho sufrió ligeros espasmos y sus manos no dejaron de moverse erráticas sobre el cabello y los hombros ajenos.
―¿Por qué? ―San susurró bajito, casi inaudible.
Wooyoung no era débil, pero era un tonto.
―Yo no quería en realidad... ―dijo el menor, atropellándose con sus palabras―. Creo que me obligó... ―sus ojos fueron a parar en la mirada enfurecida de San y Wooyoung se sintió pequeño e idiota, pero San no lo soltó.
―¿Quién fue? ―San alzó la voz, aunque saliera quebrada e irritada―. ¿Fue ese depresivo de mierda? ¿Cómo te obligó?
Wooyoung cerró los ojos con fuerza y no supo cómo comenzar a contarle a su novio lo que había sucedido. Miró sus muñecas llenas de accesorios que nunca antes había usado, ¿cómo siquiera pensó que San no lo notaría? Era su novio, el más atento del mundo.
―La semana pasada, antes de que regresara a Incheon, se quedó a dormir aquí. Mamá le dijo que no había problema... ―Wooyoung comenzó a limpiar las lágrimas de la cara de San y trató de sonreírle―. Estaba vulnerable, Sani, lo siento...
―No es tu culpa, amor.
Debido a que vivían en diferentes ciudades, San y Wooyoung sólo podían verse en el verano y algún par de veces en el invierno, lo cual era muy triste para ambos. San sentía que no estaba siendo suficiente apoyo para su novio.
―Comenzó a hablarme de todas esas cosas que él hace, yo le conté un par de cosas también y... ―Wooyoung desvió la mirada―. Le dije que tenía problemas, con mi autoestima, con el... que estaba triste porque...
San gruñó y acercó más al menor, tanto que lo sentó en su regazo y comenzó a arroparlo con una chaqueta que estaba olvidada sobre el sofá. Que Wooyoung estuviera deprimido no era nuevo, pues hacia apenas un año atrás, él y sus amigos más cercanos habían sufrido un accidente, acabando con la vida de tres de ellos, sólo Yeonjun y Wooyoung siendo los sobrevivientes, aunque no resultaron ilesos. Yeonjun no había vuelto a caminar, y Wooyoung luego de unas semanas en coma, despertó con audición reducida y con un permanente dolor de cabeza, sin contar que tenía un par de huesos rotos.
Todo eso lo había destruido.
―Me dio la cuchilla y me dijo que lo hiciera, que eso aliviaría mi dolor...
“Hazlo, presiona más fuerte... aprietala”.
La voz de Chanhee sonaba con rabia en su mente.
―No es un hábito, lo juro ―dijo Woo, apresurándose―. Sólo fue esa vez...
San suspiró pesadamente y asintió.
―Te creo, amor. ―San besó la mejilla de Wooyoung―. Está bien, está bien. Si Chanhee se te vuelve a acercar, voy a destrozarle la cara.
Wooyoung negó con la cabeza, preocupado.
―Es un idiota, pero no hagas eso. Él está mal por Yerin, es entendible.
San negó rotundamente.
―No, Wooyoung, todos perdimos a alguien en ese accidente, pero nadie está tratando de matarte, o a Yeonjun. Chanhee está loco.
Chanhee era la pareja de Yerin, una de las chicas que había fallecido en el accidente, por lo que estaba enojado con todo el mundo, especialmente con Yeonjun y Wooyoung, sólo por haber vivido.
San tomó la muñeca de Wooyoung y la besó delicadamente. Las heridas estaban curadas, pues Wooyoung lo había hecho, él en realidad no quería cortarse, pero la presión y la insistencia de Chanhee ese día, mientras él estaba tan mal, lo orillaron a hacerlo. Sólo son unos cortes, nada más, se dijo sin importancia.
―¿Se lo contaste a tu terapeuta...?
Wooyoung mordió su labio inferior.
―Sí, así que ya recibí todas esas palabras que tenía que escuchar ―dijo rodando los ojos.
San rio suavemente y besó la mejilla delgada de su novio. El menor había perdido mucho peso en el último año, pero estaba recuperándose, San creía que estaba recuperándose.
―Woo... ―La voz de San se arrastró por unos segundos, tratando de hallar las palabras para darle la noticia al menor, pero temía en la reacción de este.
Wooyoung se abrazó a su cuello y lo acercó a él lo suficiente para que sus narices chocaran por un instante. La mirada de San se perdió en el suelo y Wooyoung comenzó a preocuparse.
―¿Sani? ―llamó tomándolo de la mejilla para que este le mirara de nuevo.
San tomó una bocanada de aire.
―Woo, mis papás consiguieron un departamento para mí... Aquí.
Wooyoung estaba incrédulo.
―¿En serio? ¿Es en serio? ―emocionado, Wooyoung se separó de él tomándolo de los hombros y comenzó a zarandearlo, causándole risas a su novio.
San asintió y tomó al menor de las caderas.
―Sí, mi amor. Cuando arranquen las clases, ya estaré viviendo aquí. ¡Vamos a ir juntos a la universidad! ―exclamó lleno de entusiasmo al ver que el menor se lo estaba tomando tan bien.
―¡Eso es genial! Te amo mucho, Sani ―murmuró volviendo a pegarse a él, dejando besos en su mentón y cuello.
San volvió a abrazarlo, acomodándolo sobre su regazo y besó su cabecita varias veces.
―También te amo mucho, amor.
(...)
Wooyoung apagó sus audífonos cuando empezó a escuchar el griterío en la sala y soltó una risilla. Estaba preparando la cena para diez personas, así que era mucho trabajo, por fortuna Felix y Minho le estaban ayudando. El australiano cortaba el pulpo y se encargaba de su cocción, mientras que el mayor cortaba y preparaba las verduras y la carne de res. Wooyoung estaba haciendo pollo (a petición de Yeosang, sólo para él) y las ensaladas.
―Amor ―San se asomó en la cocina.
Wooyoung no reaccionó a su llamado.
―Apagó los audífonos ―avisó Minho riéndose de él, pues San tenía un pequeño puchero en sus labios.
San se acercó a su novio y lo tomó de la cintura, haciendo que este se sobresaltara.
―¿Sani, qué pasa? ―dijo Woo llevando las manos a sus orejas.
―¿Me lo puedo robar? ―le preguntó a sus amigos, sin soltar la cintura de su novio, cuando Felix asintió repetidamente, San arrastró a Wooyoung fuera de la cocina.
―Sani, ¿adónde vamos? Hay que terminar de cocinar, no podemos ponernos a jugar.
San lo tenía sujeto de la muñeca ahora, guiándolo escaleras arriba.
―Es el momento justo ―dijo San comenzando a trotar para salir a la terraza.
Wooyoung miró inmediatamente hacia el cielo negro cubierto de estrellas. Debido a que estaban fuera de la ciudad, podía apreciarse su belleza.
―¿El momento justo?
Entonces, los fuegos artificiales insonoros estallaron en el cielo creando formas bellísimas. Wooyoung abrió la boca impresionado y San se inclinó hacia él, apoyando la frente en su mejilla por unos segundos.
―Wooyoungie, ¿quieres hacer una promesa conmigo? ―San pidió en un susurro amoroso.
Wooyoung desvió la mirada del cielo y se fijó en su novio. San sonreía dejando ver sus hermosos hoyuelos.
―¿Qué promesa?
San sacó una cajita de su bolsillo y la abrió enseñando dos preciosos anillos.
―Woo... A este punto de mi vida, ya no puedo imaginar cómo sería sin ti ―sonrió―. Te conocí en ese campamento, rodeado de niños que te seguían a todas partes como si fueras su líder, y yo también era un niñito más, persiguiéndote, completamente embelesado... Rechazaste a Lee Minji por mí ―dijo impresionado, todavía sin creerse que Wooyoung hubiese rechazado a la chica más linda de la escuela―. Me elegiste...
Wooyoung arrugó la nariz y comenzó a reír en un tono bajo, completamente enamorado de su novio.
―Sí, amor, te elegí a ti, eres mi otra mitad.
Wooyoung asistía al mismo campamento de verano todos los años, y siempre era el líder del grupo. Todos lo seguían, leales. Un día, llegó un chico tímido que ni siquiera podía subir una montaña, aunque su nombre fuera tal. Wooyoung se encargó personalmente de ayudarlo con su confianza en sí mismo, sin darse cuenta de que se convertiría en su mejor amigo. Y posteriormente, en su novio.
―Hagamos una promesa, Young, vivamos una bella vida, juntos, muchos años más ―pidió San, acercándose lo suficiente para tomar los labios de Wooyoung en un dulce beso.
Wooyoung asintió a la mitad del mismo, sonriendo y tragándose las lágrimas.
San colocó el anillo en su dedo. Tres años juntos, y los que les esperaban.
―Es una promesa, Sani.
12082022
el otro día estaban dando la propaganda de un caso sobre una chica que persuadió a un chico al suicidio, y le conté a mi mamá que a mí me hicieron algo así... Se puso bien alterada...
y yo contándolo como si fuera una re anécdota:(
también me recuerda a Suicide Room, la peli donde la chica incita a Dominik a todo eso y al final él termira muerto:(
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