#24 i wish...
SAN WOO ────── san descubre que no debe pedir deseos estando enojado.
Cliché, absurdo, drama, hadas mágicas
San se dejó caer sobre el sofá, ocasionando un sonido sordo. Ni siquiera se molestó en mirar si su gatito, Byul, estaba allí descansando. Soltó un largo suspiro y sintió un horrible dolor instalándose en su garganta.
San no era una persona que gritara, San solía ser una persona muy intensa con su novio y lo adoraba, pero no toleraba que este se metiera en sus asuntos personales ―aunque sabe que exageró demasiado al gritarle―; Wooyoung solía ser un entrometido al extremo.
Soltó un bufido y, de la pura rabia, se le escapó un sollozo. Se sentía terrible. Pasó la mano por su rostro limpiando sus húmedos ojos y volvió a levantarse. Con la cabeza gacha, se fue a la habitación, dispuesto a disculparse.
Wooyoung y él vivían juntos hace ya dos años, fue fácil (demasiado) congeniar y San sentía que el menor era su alma gemela, su todo. Aunque a veces solían tener peleas, y Wooyoung era muy terco e infantil y San muy enojón y celoso, de todas formas siempre salían adelante. San debía disculparse, sonreiría y el menor lo haría también, entonces, se agarrarían de las manitas y se besarían, disculpándose mutuamente.
Cualquier otra persona habría estado molesta si de repente deben hacerse cargo de un niño, pero Wooyoung no, el menor estaba muy emocionado con la idea de cuidar al sobrino de San y había insistido en tomar la custodia. La mayor de los hermanos Choi había muerto recientemente con su esposo en un viaje y el pequeño se había quedado solo, su abuela era demasiado mayor para poder ocuparse y San era perfecto para ello. Pero San no estaba seguro.
Había pensado en tener hijos, claro que sí. Se imaginó en algún futuro con un bebé, formando una familia con Wooyoung, pero era demasiado pronto para tener esa responsabilidad. ¿Sería un buen ejemplo? ¿Le daría a su sobrino todo lo que necesitaba? San no estaba seguro de ello.
―Youngah.
El llamado de San no fue contestado. San tocó nuevamente la puerta y luego la abrió, la penumbra le recibió, gélida. Observó todo el cuarto en búsqueda del menor, pero no se le vio por ningún lado.
―¿Wooyoung? ―saliendo del cuarto, volvió a llamarlo―. Amor, ¿dónde estás?
Al no hallarlo por ningún lado, tomó su teléfono y le hizo una llamada, pero el teléfono comenzó a sonar encima de la mesa de la sala.
Un escalofrío recorrió su cuerpo.
(...)
San tembló mirando insistente al joven parado frente a él.
Su mejor amigo, a su lado, apoyó la mano en su espalda en señal de acompañamiento. San no dejaba de temblar, sintiendo que la angustia lo estaba consumiendo.
―Entonces pelearon...
San gruñó y cerró los ojos por unos segundos.
―Sí, a veces peleamos, como las parejas normales ―le explicó como si el oficial fuera idiota―. Woo no suele hacer esto, él es inmaduro a veces, pero no se va como si nada sin decirle a alguien.
Mingi rodó los ojos y le golpeó en la espalda, San pegó un saltito.
―Woo dejó todo, y se esfumó.
―Es una persona adulta, pero... Si no aparece, vamos a investigar.
El oficial se fue luego de un par de palabras cruzadas más y San se aferró a su gata, mirando a Mingi con un enorme puchero en los labios.
―Estoy muy preocupado. ―San tomó una bocanada de aire y sus ojos se llenaron de lágrimas―. Yo... Yo le grité, le dije- estaba enojado y- y entonces...
Mingi le entregó un vaso con agua y San se lo tomó todo.
―¿Llamaste a Seonghwa?
―Llamé a todo el mundo, Mingi ―San gruñó soltando un bufido, hizo todo lo que pudo para encontrar al menor, pero no obtuvo buenos resultados―, pero nadie sabe. Quizás salió esa noche que peleamos y algo le pasó... Yo- no oí la puerta, solo- Creí que él no querría hablar conmigo. Le dije que se desapareciera de mi vista...
Mingi suspiró, ahogando un quejido. Estaba preocupado por el menor, claramente, pero no podían hacer nada más que seguir buscando a Wooyoung por ahí.
―San, deja de martirizarte. Mejor hagamos algo, báñate que ya estás apestando y luego comes algo, cuando acabes, vamos a salir a dar unas vueltas a ver si lo encontramos.
(...)
Hongjoong agarró su propia mano con fuerza para no meterle un zape al menor, ya que sintió pena por él. San lloraba a moco tendido, creyendo que Wooyoung lo había abandonado o que algo terrible le había pasado.
―¿Le decimos?
Hongjoong volteó a ver a Seonghwa. El mayor se veía triste y parecía querer hablar, pero no podía hacerlo, no era lo correcto. Hongjoong negó.
―Sani ―Hongjoong se rindió, ver a San así era desgarrador y tenía la imperiosa necesidad de decirle la verdad, pero no sabía cómo abordar el tema. Decidió primero indagar―, tú... ¿Crees en las estrellas fugaces? ¿O en la magia?
San volteó a verle, despeinado y aturdido. Los mocos estaban llegando a su boca y sus ojos comenzaban a irritarse de tanto frotarlos.
―¿Qué?
―¿Crees en Tinker Bell? ―preguntó Seonghwa y eso lo confundió aún más.
―Yo creo en las hadas, yo creo ―murmuró Mingi, distraídamente.
Seonghwa le dio un pequeño golpe en la cabeza y Mingi abultó los labios.
―Dale crédito, amor ―Hongjoong rio―. ¿Tinker Bell?
Seonghwa se encogió de hombros.
―¿Qué tiene que ver Campanita? ―Mingi tomó la mano de Seonghwa que todavía acariciaba su cabello y la apartó para jugar con ella.
―Son nuestros amigos ―dijo Seonghwa ignorando la pregunta de Mingi, viendo a su pareja para tratar de convencerlo―. Y míralos, ambos son tontos.
San se vio ofendido, pero Mingi le regaló una sonrisita al mayor.
Hongjoong, entonces, asintió. Se inclinó hacia Seonghwa para dejarle un beso en la nariz y este soltó un pequeño chillido de felicidad.
―Wooyoung es nuestro hijo.
San alzó una ceja.
Mingi ladeó la cabeza como un cachorrito.
―No me tomen el pelo, por favor. ―San se agachó para tomar un cojín y con este golpear a Hongjoong por decir algo tan absurdo―. Esto es serio, Wooyoung desapareció.
―No te estás ganando a tus suegris, Sani. ―Seonghwa bufó y, sin tomar el cojín, lo lanzó lejos―. Primero le gritas a nuestro hijo y ahora nos faltas el respeto.
Mingi vio al cojín volar por la sala y se levantó del sillón de un salto.
―¡¿Eres un hada como Campanita?! ―gritó con sus boca bien abierta y sus ojos brillando de la emoción―. ¡Me toca, me toca! ¡Lánzame!
Seonghwa miró a su pareja y se encogió de hombros, finalmente, rodeó a Mingi de polvo mágico y el más alto comenzó a flotar. Los grititos de Mingi no podían ser más hilarantes para Seonghwa, quien se divertía mucho haciendo feliz a Mingi, haciendo que diera vueltas por la sala.
―¡No puede ser! ―Mingi pataleó sin dejar de gritar―. ¡Mira, Sani!
San boqueó. Miró de Seonghwa a Hongjoong y se puso pálido, sin saber qué decir o qué hacer.
―Está... flotando.
Hongjoong asintió.
―Cumplimos deseos... Y tú pediste uno, ¿verdad? ―Hongjoong alzó una ceja.
San asintió.
(...)
―¿Ya me va a decir cómo hacer para que Woo vuelva?
Seonghwa miró a su yerno y sonrió. San ya no se veía tan preocupado al saber que Wooyoung estaba bien, pero eso no quitaba el hecho de que estuviera triste por su ausencia.
―¿Y si le pides un deseo a Hwa?
La pregunta de Mingi hizo que San abriera los ojos en grande y mirara a su suegro lleno de esperanza, sin embargo, la cara del mayor no reflejaba buenas noticias.
―Tienes un mínimo de cinco deseos del corazón por mes. Y sólo pueden dártelos tu hada, o sea, Woo.
―¿Qué? ¿Por qué cinco por mes? ¿Gasté mis otros deseos? No entiendo.
Seonghwa suspiró.
―Bueno, el otro día escuché que dijiste exactamente: "desearía tomar un helado justo ahora" y a principios de mes dijiste algo como: "desearía que no hiciera tanto frío".
San abrió la boca indignado.
―¡No sabía que eran deseos! ―San hizo una SR: una Súper Rabieta.
―Yo también quiero un hada... ―Mingi hizo pucheros.
―Yo cumplo tus deseos, amor. Pero hay reglas, y hay cosas que no podemos conceder. Por eso, el año pasado, cuando dijiste: "desearía estar muerto" pues...
Mingi cerró la boca y sus mejillas se pintaron de rojo.
San se dio un golpe en la frente. "Desearía que desaparecieras de mi vista" ¿Por qué dijo eso? ¿Por qué estaba tan enojado?
―Si Woo es el que cumple mis deseos, ¿cómo puedo desear que vuelva? ―preguntó bajando los hombros.
Seonghwa sobó su cabello dulcemente.
―¿Ya lo deseaste?
Mingi comenzó a reírse al ver la cara perturbada del mayor.
―¡Wooyoung, deseo que vuelvas! ―Desesperado, San comenzó a gritarle al aire―. ¡Amor, vuelve, porfis!
Seonghwa sopló una risita y se ganó una mirada dolida de San al creerse engañado, sin embargo, poco después, los pasos de una persona en la sala hicieron que todos los presentes le miraran.
―¡Wooyoung! ¡Mi amor! ―San corrió, tropezando y cayendo en el camino, pero finalmente llegó arrastrándose hasta los pies del menor (aunque ahora sabía que él era trescientos años mayor).
―¿Ya no estás enojado? ―preguntó Wooyoung acariciando la cabeza de San.
San se abrazó a las piernas de su amado y lloriqueó como un bebé.
―No lo estoy... ―San dejó besitos en la cadera de Wooyoung―. Te extrañé mucho, fueron los tres días más horribles y desesperantes de mi vida.
Seonghwa desapareció con un ¡Poof! Mingi les miró algo incómodo, para luego correr a la salida. San volvió a mirar a su amado e hizo una mueca que parecía una sonrisa.
―Papá dijo algo... ¿verdad?
La pregunta de Wooyoung fue respondida con un asentimiento de San.
―¿Me das besitos? ―preguntó Choi estirando sus labios en un pico, sorbiendo su nariz mocosa.
Wooyoung soltó una pequeña risita y se agachó también, abrazando a San para luego llenar su carita de besos.
―Sabía que no era un deseo del corazón, pero soy un hada mala, por eso me fui... ―Wooyoung infló sus mejillas―. Estaba dolido.
―Lo siento, 'mor. Jamás volveré a pedir deseos enojado.
(...)
Desde que San supo que Wooyoung cumplía sus deseos, se dio cuenta de que en realidad no era una persona suertuda, como creyó. Él tenía deseos, y Wooyoung los concedía. Ahora muchas cosas tenían sentido.
Sin embargo, habían muchas reglas y cosas que el hada no podía hacer. Como revivir a su hermana o hacer a su madre eterna.
―Oye, si Hwa y Hong son tus papás... ¿de dónde saliste?
Wooyoung terminó de masticar su ciruela y se apoyó en el pecho de su novio.
―Del vientre de Seonghwa.
San quedó estático y alzó ambas cejas de la impresión.
―¿Es un hombre...?
―Nah, quiero decir... Las hadas no tenemos género biológico.
―Pero tus genitales...
―Solo son órganos externos, tengo útero y esas cosas de cuerpos femeninos como los humanos.
―Oh... ―San rascó su mejilla―, ¿entonces puedes quedar...?
Wooyoung asintió, apoyó el mentón en el pecho de San y le sonrió de oreja a oreja.
―Antes quería saber si nos podíamos mudar a una isla con Jongho y luego formar una familia, pero ya sé que no debo meterme en eso. Ya sabrás qué hacer con tu sobrino... Tienes todo tu trabajo aquí, de todas formas.
Wooyoung no se permitió ponerse triste.
―No, Woo... Yo estuve pensando en eso seriamente ―San tomó al mayor por las mejillas e hizo que este le mirara―. Quizás sea buena idea que Jongho venga con nosotros. Formaremos una familia en una isla.
Wooyoung sonrió feliz, se inclinó nuevamente hacia el menor y le llenó la carita de besos.
―¡Vamos a tener cinco bebés! ―exclamó entusiasmado.
―Todos los que tú desees ―concedió San, devolviendo los besos que su amado le estaba dando de igual forma.
28032022
Se me ocurrió hace mil años pero nunca lo acabé AIAVDHWH
Mi mente retorcida formó un HongHwaGi muy lindo pero shhhh
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