#15 resilience
Wooyoung estaba emocionado, las preparaciones para un nuevo regreso estaban en marcha y sería su vuelta al escenario después de tanto tiempo; pasaba horas y horas practicando para poder estar al mismo nivel que el resto, ya que debido a su poca respuesta motora, se había oxidado un poco.
Se detuvo del entrenamiento muy tarde en la noche, Seonghwa había estado practicando con él hasta hace pocas horas, pero actualmente yacía recostado sobre un sillón incómodo, dormitando. Wooyoung se acercó a él y movió suavemente su hombro para poder avisarle que ya debían volver a los dormitorios.
Seonghwa abrió sus ojos inmediatamente y miró toda la sala para luego posar sus grandes ojos en la sudada carita de Wooyoung; Seonghwa sonrió y se incorporó, estiró su mano y sobó la mejilla ajena suavemente, recibiendo una linda sonrisa.
―Vamos a casa, girasol ―susurró Wooyoung dejando caer su rostro hacia el toque cálido.
Seonghwa sonrió aún más y asintió dejando salir una suave afirmativa verbal, se levantó estirándose como un gatito y tomó su bolso para luego sujetar al menor de la cintura y así caminar hasta la salida.
―Es bueno que hyung nos haya dejado la camioneta ―murmuró Wooyoung guardando los bolsos de entrenamiento antes de subir y sentarse en el sitio del acompañante.
El pecho de Wooyoung subía y baja lentamente, ya cansado. Aunque apestaba a sudor y estaba sucio, Seonghwa vio belleza y valentía en esas facciones; todavía no podía creer cómo Wooyoung seguía de pie, pero ahí estaba, dando lo mejor de sí.
―Sí... es peligroso volver en taxi ―comentó Seonghwa abrochándose el cinturón, miró a Wooyoung hacer lo mismo y sonriente acarició su mejilla antes de poner las manos sobre el volante y el contacto.
Con la música baja, conversaciones banales, las luces nocturnas de la ciudad y a cuarenta kilómetros por hora, Seonghwa y Wooyoung conducían hasta los dormitorios. Tras llegar, fueron recibidos por Jongho, quien había preparado la cena junto con Yunho.
Wooyoung los saludó rápidamente, yendo directamente hasta el baño para darse una ducha. Seonghwa soltó una risita al verle marcharse y se sentó en la sala viendo a los menores cocinar.
―¿Cómo va Wooyoung? ―preguntó Yunho con curiosidad, probando su salsa para posteriormente agregar algo de sal.
Seonghwa apoyó el mentón en su mano y sonrió aún más.
―Muy bien, es la primera vez que lo veo tan feliz ―Seonghwa exclamó con felicidad, suspirando―. El regreso le entusiasma demasiado.
Jongho también sonrió; era claro que todos habían notado lo reluciente y proactivo que se veía Wooyoung desde que comenzaron los preparativos para el regreso. Todos estaban muy contentos por verlo tan vivo, tan resplandeciente.
(...)
Cerca de las once de la noche, cuando todos estaban cenando en la sala, el televisor estaba encendido a bajo volumen en el canal de las noticias. En un principio nadie se percató de ello, hasta que Wooyoung, quien sí estaba mirando, se quedó estático, con sus ojos abiertos y la mano que sostenía sus palillos comenzando a temblar.
Seonghwa, al estar a su lado, fue el primero en notarlo, por lo que siguió la mirada del menor hasta la televisión y abrió sus ojos con sorpresa.
“ex-idol hallado muerto en su departamento de Gangnam” era el titular, con una imagen de Kang Minhee en sus tiempos de idol.
San suspiró pesadamente y tomó rápidamente el control remoto, sin embargo, Wooyoung se lo quitó de las manos y en lugar de apagar la televisión, le subió el volumen; todos guardaron completo silencio, estáticos.
Hongjoong miró de Yeosang a Wooyoung, el mayor de ambos se veía igual de sorprendido que todos allí.
Wooyoung comenzó a respirar de manera agitada.
―... La depresión en la que Kang Minhee, este joven ex idol bajo la empresa de Starship Entertainment, había caído luego de su salida del grupo no fue un secreto, jamás ―decía la presentadora en voz suave y pausada―. Se supo con las declaraciones de su familia en redes sociales mencionando el estado deprimente del ex idol varias semanas después de su salida. Luego de meses de terapia y lucha, hoy veinte de noviembre, la familia comunica su fallecimiento.
―Kang fue encontrado ya sin vida por su hermana mayor, hace unas horas la forence reveló muerte por asfixia. ―La otra conductora del canal miró hacia la pantalla a su costado donde se veía una fotografía de una carta escrita a mano―. Se encontró una carta en su habitación donde habla sobre su lucha contra su depresión. En ella su último párrafo ―Ese renglón se resaltó en amarillo―. “Lo que hice todavía me persigue”. Los padres no se han pronunciado respecto a la carta y la gente ya especulan si pudo haber un motivo más oscuro detrás de su suicidio.
Wooyoung se levantó de la mesa y, sin querer escuchar más, salió de la sala rumbo a su cuarto; sus ojos fijos en la nada. Seonghwa se incorporó rápidamente con la idea de seguirlo, pero fue detenido por San.
―Démosle unos minutos ―murmuró San apagando la televisión.
El silencio fue largo en incómodo. El sonido de los palillos contra los tazones y el de sus bocas masticar era lo único que se oía, convirtiendo la cena en algo incómodo.
―Sé lo que piensan ―Yeosang se incorporó ya sin apetito, luego de eternos cinco minutos―, y quizás Wooyoung cree lo mismo ―murmuró con dolor en su voz―. Yo no lo hice.
Hongjoong negó con la cabeza rápidamente. San bajó la mirada a su plato.
―No pensamos eso, Yeosang. ―Hongjoong se incorporó y puso la mano en su espalda, su voz sonó baja y segura―. Ninguno de nosotros.
Los labios de Yeosang temblaron y una mueca adolorida salió silenciosa. Hongjoong lo atrajo a su cuerpo en un fuerte abrazo.
(...)
Wooyoung dormitaba en la cama de su habitación. Su mirada había estado perdida en la pared por mucho tiempo hasta que dejó de pensar y pudo dormir unos pocos minutos.
Tarde en la madrugada, sintió la respiración de Seonghwa, su aliento en su nuca. El brazo del mayor le rodeó, apegándolo suavemente a su pecho y Wooyoung jadeó sorprendido. Wooyoung temía hablar, temía volver a desmoronarse; pero Seonghwa lo sostuvo con cariño, con firmeza.
Fueron más de diez meses sin saber nada de Kang Minhee y el sólo pensar en que Yeosang pudo haberle hecho algo hizo que quisiera vomitar. Wooyoung ya no quería meter en problemas a nadie, ya no quería seguir torturando a Yeosang.
El pecho de Wooyoung subía y bajaba con rapidez, Seonghwa colocó allí la mano abierta y sobó con cariño.
―Tranquilo, Wyong ―susurró Seonghwa lentamente, dejando pequeños besos en su nuca y cuello―. ¿Estás asustado? ¿Quieres que me vaya?
Wooyoung tardó varios segundos en decir algo; su voz se atoró en su garganta y negó lentamente con la cabeza. Ahora que tenía la compañía de Seonghwa, no quería quedarse solo otra vez.
―Yeosang... ¿Él dijo algo? ―preguntó finalmente, después de tomar la mano sobre su pecho y apretarla con cuidado.
Seonghwa suspiró, enterrando su cara en la nuca de Wooyoung.
―Él dice que no hizo nada, así que no te aflijas por ello.
Wooyoung suspiró profundamente y un gran alivio lo mareo. No pudo evitar sonreír de lado al saber que Yeosang no había hecho nada esta vez; cuando Wooyoung se enteró de que Yeosang había asesinado a su atacante, su mundo entero se hizo trizas. Yeosang lo había confesado, ebrio, y se oía destrozado, tan roto.
No se arrepentía, sin embargo, dijo que lo haría de nuevo si fuera necesario, porque cuidar de Wooyoung era lo que él había elegido hacer. Guardar ese gran secreto, para Wooyoung, había sido aterrador y siempre se había culpado por eso.
―Yeosang ha estado preocupado por ti desde siempre, pero tú le pediste que no hiciera nada, tal vez no lo recuerdes ―comentó Seonghwa con su tranquila voz―, pero le pediste eso, amor. Y él cumple con su palabra.
Wooyoung sollozó bajito y asintió con la cabeza. No recordaba nada de esa noche.
―¿Él está bien?
Seonghwa soltó una pequeña risita y asintió varias veces, descansó su mentón sobre el hombro de Wooyoung y llevó su mano a la carita empapada del menor.
―Sí, lo está. Mingki lo cuida muy bien.
Wooyoung abrió la boca con algo de sorpresa y luego sonrió.
―Mangi y Yeo tienen algo, ¿verdad?
Seonghwa asintió lentamente.
―Yo también lo noté. Tienen algo muy bonito. ―Seonghwa besó el hombro de Wooyoung y descansó sus labios sobre su piel erizada.
Wooyoung cerró los ojos y volvió a, lentamente, caer en un profundo sueño, esta vez, entre los cálidos brazos de Seonghwa.
(...)
Pese a estar juntos todo el tiempo, hacer típicas cosas de novios y salir a citas que no eran citas, San y Seonghwa todavía tenían miedo de hacerlo con Wooyoung y huían despavoridos cada vez que el menor siquiera sugería algo íntimo.
Porque no, jamás habían hablado acerca de eso. No eran novios como tal.
―Oigan, par de simios.
Yeosang asustó a San y Seonghwa, ambos estaban ocultos en el baño, detrás de la cortina; Wooyoung los había buscado por todos lados para luego salir con Mingi a la tienda. Yeosang le había mentido diciendo que los había visto marcharse hacia un rato.
La mirada sorprendida y asustada de Seonghwa hizo que Yeosang sonriera. San sin embargo, lucía más como... aterrado.
―¿Por qué están escapando de Wooyoung? No los va a comer ―murmuró Yeosang soltando una risa.
―A mí sí me quiere comer ―dijo San amagando con volver a cerrar la cortina, sin embargo, fue detenido por Yeosang.
―Par de idiotas, si siguen huyendo como cobardes sólo harán que Wooyoung se cree ideas tontas en la cabeza. ―Yeosang cruzó los brazos sobre su pecho y con la mirada neutral, negó lentamente―. Pensará que odian la idea de acostarse con él, ¿se les pasó por la cabeza?
Seonghwa titubeó incrédulo y San negó varias veces con la cabeza.
―¡No es así! ―dijo San, saliendo de la bañera.
Seonghwa le siguió, también negando repetidamente con la cabeza.
―Bueno, entonces dejen de huir y mejor díganle que hay que esperar. Sé que ustedes no quieren lastimarlo, les da miedo tocarlo... ―Yeosang resopló y peinó su cabello hacia atrás con frustración―. Él no es de cristal, odia que piensen eso... Comuníquense, diablos.
Yeosang se fue azotando la puerta.
Seonghwa suspiró sintiéndose regañado y miró a San, él, en cambio, lucía un poco divertido.
―Somos tontos.
―Muy tontos ―respondió Seonghwa, y cuando San se estaba por marchar, lo tomó por la muñeca―. ¿Podemos hablar tú y yo? ―preguntó tímidamente.
San ladeó la caneza, pero asintió con una bonita sonrisa.
Seonghwa condujo al menor hasta la habitación que compartía con Wooyoung y se sentaron en el borde de la cama. Las manos de Seonghwa comenzaron a temblar ligeramente, cosa que fue notada por San.
―Nosotros... Nosotros tenemos algo, ¿verdad? Algo especial ―comenzó Seonghwa con voz titubeante y baja―. Quiero decir, más allá de lo que sentimos por Woo... Yo, de verdad, te quiero... Sani. ―Seong tembló y ocultó las manos debajo de sus piernas, nervioso por ser rechazado, con cero esperanzas y cien por ciento miedo―. Antes lo ignoraba, pero en estos últimos meses me he dado cuenta de una cosa... De verdad odio que estés con otras personas, me pongo muy celoso cuando juegas con Yeo o Mingi... o cualquiera.
San miró atentamente cada una de las acciones del mayor, completamente enternecido por su rojiza cara y su tembloroso cuerpo. Seonghwa siempre había sido tan transparente, claro que San lo había notado. Ese cambio tan grande era difícil de ignorar.
―Hwa... ―San levantó el rostro del menor por su barbilla, haciendo que sus ojos se conecten, las irises oscuras de Seonghwa brillaban húmedas―. Claro que tenemos algo especial.
―¿De verdad?
―Claro, corazón. Somos novios, somos amigos, somos todo. ―San susurró entusiasmado, alargando las sílabas para tratar de expresar en palabras todos esos sentimientos que antes habían sido tan confusos―. Quizás no he sido tan claro, pero... Hwa, me gustas, no estoy a tu lado sólo por Woo. Te quiero de verdad.
Los ojos grandes de Seonghwa se llenaron de lágrimas y su rostro se deformó en una mueca de felicidad, procediendo al llanto. San lo atrajo a su cuerpo en un abrazo cálido.
―También te quiero ―susurró Seonghwa, dejando que las lágrimas bajen por sus mejillas.
San sonrió y se apartó ligeramente, limpiando su rostro con los pulgares, para luego besar sus párpados y labios con simpleza.
―Ahora... Cuando Wyong regrese... ―Seonghwa tomó las manos de San y entrelazó sus dedos―, hay que hablar con él también. Yo... Tengo mucho miedo.
San sonrió apretando las delgadas manos del mayor.
―Oye, Yeo tiene razón. Wyong no es de cristal, es el chico más fuerte que conozco.
―Pero tú crees que... iniciar una relación formal ahora ¿sea lo correcto? ―El timbre de su voz decayó al final y su mirada se volvió triste.
―Si no preguntamos ―San acarició dulcemente las manos ajenas―, no vamos a saber. Hay que confiar en Woo.
Seonghwa alzó la mirada nuevamente y, notando esa esperanza y genuina tranquilidad en San, sonrió también.
(...)
Wooyoung descansaba sentado en el sofá, con la cabeza en el hombro de Yeosang. El mayor jugaba distraídamente con su mano cuando Yunho le hizo señas que fueron captadas tardíamente.
―Sangi. Sangi, vámonos ―Yunho susurraba, llamándole.
Yeosang volteó aburrido hacia el mayor, quien lucía desesperado porque le prestara atención. Yeosang se percató de que la mayoría de los miembros estaban en la puerta, listos para irse.
―Espera un segundo, Woo ―murmuró Yeosang apartando suavemente la cabeza del menor.
Wooyoung asintió y dejó caer su cuerpo entero sobre el sofá, sin percatarse de lo que sucedía a su alrededor. Estaba cansado y sólo quería permanecer echado.
―¿Qué hacen? ―susurró Yeosang, su ceño fruncido delatando su confusión.
―Vámonos ―repitió Yunho.
―¿Adónde, simio? Son las diez de la noche ―exclamó Yeosang en susurros, confuso.
Hongjoong soltó una risita por la desesperación en la voz del menor.
―Ven, Yeo ―Mingi estiró su mano y Yeosang la tomó inmediatamente.
―¿Adónde vamos, mi vida? ―preguntó Yeosang calzandose sus zapatos, haciendo que todos le vean con burla.
―Vamos a dejar solos a esos tres ―apuntó Mingi, sonriendo, dejando ver sus lindos ojos hechos medias lunas.
Yeosang miró hacia el sofá, Wooyoung seguía recostado. Miró a sus amigos buscando a San y Seonghwa, pero no estaban.
―¿Qué piensan hacer?
―Se están preparando para hacerle algo especial ―susurró Mingi, apuntando hacia la habitación de Seonghwa con la cabeza―. Ya vámonos.
Yeosang no preguntó nada más y siguió al resto hacia su huida. Esperaba que dejar a esos tres solos por una noche no fuera un error.
(...)
Seonghwa suspiró por milésima vez y se miró al espejo tratando de arreglar su cabello, San estaba riendo suavemente debido a los nervios del mayor.
―Tranquilo, amor. ―San apoyó la mano en su espalda y sonrió―. Todo saldrá bien.
―¿Y si...?
―Shh... ―San detuvo cualquier pensamiento inseguro y volvió a sonreír, esta vez dejando ver su dentadura―. Ahora, respira hondo, sécate el sudor, y vamos. Nuestro Woo nos espera.
San acomodó su ropa viéndose al espejo por última vez y tomó la mano de Seonghwa. Ambos, ya menos nerviosos, se dirigieron a la sala. Wooyoung estaba recostado sobre el sofá, con los ojos cerrados y respirando suavemente.
San apoyó suavemente la mano sobre su hombro, murmurando su nombre en tono bajo para no asustarlo. Wooyoung aleteó sus pestañas antes de abrir los ojos y girarse a verle.
―Chicos... ¿adónde van tan arreglados? ―preguntó Wooyoung con algo de celos, pues no tenía idea de que iban a salir.
―¿Adónde vamos? Es la pregunta ―dijo Seonghwa, sonriente.
Wooyoung se incorporó, viéndoles con la cabeza ladeada y el entrecejo fruncido. Una sonrisa tembló en sus labios.
―Vamos, nuestra cita nos aguarda. ―San puso su brazo a disposición para que Wooyoung se tomara de él, Seonghwa hizo lo mismo del otro lado.
Wooyoung los miró por unos largos segundos y finalmente tomó a los mayores por los antebrazos, dejándose llevar.
San y Seonghwa lo condujeron hasta la habitación que Wooyoung compartía con el mayor. Al abrir la puerta, la quijada del menor cayó por los suelos: toda la habitación estaba decorada con pétalos, luces bajas, habían velas en una mesita con comida, copas de vino. La cama matrimonial con sábanas blancas, cubiertas por más pétalos que formaban un corazón.
Wooyoung soltó una pequeña risita que llamó la atención de ambos mayores.
―¿T... Te gusta? ―preguntó Seonghwa, su rostro ardía en rojo.
Wooyoung volvió a mirarlos, ambos estaban vestidos muy bien, y habían decorado toda la habitación para una velada romántica.
Asintiendo, Wooyoung sonrió.
―Es perfecto ―Wooyoung canturreó, apoyó su cabeza en los hombros de ambos por segundos y luego volvió a incorporarse―. Me encanta.
San pudo respirar por fin y Seonghwa sonrió completamente encantado con la bonita cara del menor, lucía realmente feliz por lo que habían preparado para él.
Este era, después de tanta lucha y espera, un nuevo inicio.
Los tres se sentaron en el suelo alrededor de la mesita y comieron entre charlas. Pequeños suspiros, roces de mano, toques en la rodilla, no pasaron desapercibidos. Wooyoung se sentía sumamente contento, feliz de estar en ese lugar, de haber coincidido con ambos.
Cuando la cena acabó, la luz de las velas se había apagado y las de la habitación eran tan bajas que apenas dejaban ver al otro. La penumbra, romántica, siendo quien quitaba el nerviosismo, hizo que las manos de Wooyoung fueran abrazadas por otras.
―Wooni ―comenzaron ambos mayores al mismo tiempo.
Wooyoung observó detenidamente a cada uno, enamorándose un poco más.
―Nosotros... estuvimos mucho tiempo pensando. ―San tomó la palabra y, bajo, siguió hablando―. No porque no estuviéramos seguros, sino porque estábamos esperando el momento indicado. Eres lo más precioso en nuestras vidas, ¿lo sabes?
Wooyoung, con sus ojos húmedos, asintió una sola vez. Seonghwa se rio bajito, porque esa era una respuesta que de hecho, esperaba.
―Te amo, te amamos. Y por eso... ―Seonghwa carraspeó invadido por la emoción, San sonrió apretando la mano de Seonghwa con la suya libre―. ¿Podemos, Sani y yo, ser tus novios? Nos harías los hombres más felices del mundo.
Las lágrimas caían por las mejillas de Wooyoung, no pudo responder en palabras por los próximos segundos, y cuando su voz por fin pudo salir, asintió.
―Claro, sí. Sí, sí. ―Wooyoung los soltó rápidamente para limpiarse las lágrimas y luego volvió a tomar ambas manos, apretándolas―. Los amo tanto...
La respuesta de Wooyoung hizo que ambos mayores suspiraran de alivio y se inclinaran hacia él para besar castamente sus labios.
San sacó una cajita de debajo de la mesa y, enseñando tres anillos, sonrió sintiendo que su pecho sostenía a un corazón vuelto loco.
―H... Hice esto para nosotros y... ―San les colocó los anillos a ambos ante la mirada sorprendida y maravillada de los dos―. No me vean así, por favor ―se rio avergonzado.
―Gracias, Sani ―murmuró Seonghwa, dejando un beso en su mejilla.
―Gracias, Sani ―repitió Wooyoung con burla, dejando un beso en su otra mejilla.
Los tres se rieron en armonía.
20112021
fa amigo, qué largo se me hizo
anygays, después subo bonus, más adelante, si me llego a acordar
oigan, woohwa(? woo alfa(?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top