#05 obsession
SANHWA
mpreg, cliché, oficina, violación ────── un empleado estaba obsesionado con seonghwa, y san los encuentra en una mala situación.
San dejó su maletín en el sofá de su oficina y caminó hasta su escritorio, sentándose con violencia sobre su silla. Llevó las manos hacia su cara y masajeó sus sienes a punto de mandar a volar todo lo que se le acercara.
La noche anterior, cuando ya era la hora de la salida, San caminó hacia la oficina de su novio e ingresó con entusiasmo, puesto que hacía poco ambos volvían juntos a casa, pues el mayor se había mudado a su departamento. Sin embargo, Seonghwa se hallaba sentado en el escritorio con las piernas abiertas, recibiendo a un tipo que San ni siquiera conocía.
El sujeto le sonrió con burla, y Seonghwa llamó su nombre con sorpresa y miedo, pero San se marchó hirviendo en ira.
Seonghwa no llegó a la casa en toda la madrugada.
San pasó por su oficina, y la secretaria le dijo que Park aún no había llegado. Estaba furioso, quería estallar la cara de Seonghwa contra una pared y patear sus testículos.
Su corazón sufría, su pecho estaba adolorido ante la sola idea de que Seonghwa le hubiera dejado. Habían estado dando vueltas al rededor del otro por dos años y medio y apenas hacia unos pocos meses habían formalizado finalmente. Una semana hacía que Seonghwa se había mudado con él.
San dio un trago de agua y vio a Yeosang ingresar a su oficina con unas carpetas, la puerta estaba abierta así que logró pasar sin dificultades.
―Hey, ¿viste a Hwa? Necesito que me firme esto ―dijo dejando las carpetas sobre el escritorio ajeno―. Este es para ti.
―No lo sé ―contestó seco, tomando los papeles que le correspondían para poder firmarlos.
Pensar en Seonghwa amaneciendo con otro hacía que se sintiera enfermo.
―¿Estás bien? ―Yeosang, además de ser el secretario de San, era el mejor amigo de Seonghwa, por lo que estaba preocupado por la cara larga del menor.
San desvió la mirada y, con la quijada apretada, negó.
―Todo está mal ―dijo San carraspeando, no podía dejar sus piernas quietas―. Hwa...
Yeosang se sentó en la silla y colocó las manos sobre la mesa, cruzando sus dedos entre ellos.
―¿Qué tan mal te cayó la noticia? ―preguntó Yeosang con lentitud.
―¿Tú lo sabías? ―La voz de San se distorsionó en indignación.
―Claro que sí ―dijo el secretario, como si fuera obvio―. Hwa es mi mejor amigo, tenía que saberlo. ¿Cómo está él? Todavía no ha llegado.
Yeosang miró a través de la pared de vidrio de la oficina de San. Algunas personas se veían por los pasillos.
―Y me importa un carajo ―dijo con rabia, alzando un poco la voz―. ¿Sabes qué es lo peor de todo? Creí que íbamos a tener un futuro juntos, creí que era alguien importante para Hwa. Y todo se fue a la mierda. No me importa que se vaya de mi vida.
Yeosang abrió los ojos en grande y su cara se arrugó en confusión. Ladeó la cabeza sin comprender y negó varias veces.
―Espera, ¿de qué estas hablando? Creo que no estamos en la misma página ―rio sin gracia―. No puedes creer que todo se fue a la mierda solo por...
―Se fue con un tipo. Me estaba engañando, lo vi ayer en su oficina teniendo sexo con alguien. No volvió a casa.
Yeosang boqueó sorprendido y volvió a reír sin gracia, cuando cayó en cuenta acerca de lo que el menor dijo, su cara enserió.
―Debes estar jugando, maldito bastardo.
Yeosang salió de la oficina de San y se dirigió a la de Seonghwa, al no verlo, marcó su número de teléfono y este no respondió incluso después de varios intentos. Llamó a la casa de San y tampoco hubo respuesta.
Bajó hasta la sala de seguridad y pidió revisar las cámaras de su oficina, pues no creía lo que San le había dicho. Era imposible que aquello hubiera sucedido. Cuando vio lo que había sucedido en la noche, llamó a la policía.
Cuando el cuerpo de detectives ingresó a la empresa y se puso a buscar a Seonghwa por todos los rincones del edificio, San salía de su oficina con confusión. Se acercó a Yeosang viéndolo preocupado y al borde del llanto.
―¿Cómo mierda no te diste cuenta de que algo iba mal? ―murmuró Yeosang apuntándolo con su dedo―. ¡Era Seonghwa! ¡No un maldito bastardo!
San estaba confundido, de repente el nudo en su pecho creciendo más y más. Veía a la policía moverse con rapidez y pudo oír algo que le dejó helado. “No han salido del edificio, Park puede seguir con vida”.
Yeosang le mostró la cinta de seguridad. Era Seonghwa, en su oficina, a punto de tomar sus cosas para marcharse cuando un empleado de limpieza entró sin aviso, portando un arma de fuego.
Seonghwa suspiró bajito y se estiró colocándose sus zapatos. Juntó sus cosas dentro de su bolso cuando vio que ya era la hora de irse, pasaría por la oficina de San para poder marcharse juntos a casa y sonrió sobre la idea. Durante la cena le daría la noticia que había estado postergando por una semana.
Sin embargo, vio la silueta de alguien ingresar a su oficina y levantó la cabeza, sorprendido al ver al joven Ahn apuntándole con una pistola.
―Hyukjae...
―¡Hoy es el día, Seonghwa hyung! ―murmuró con emoción, acercándose a él logrando que el mayor retrocediera―. Hoy por fin tomé el valor para llevar a cabo mi plan, hoy... te vas conmigo, hyung.
Seonghwa soltó aire retenido y negó con la cabeza, pero Ahn se acercó más a él.
―Casi todos se fueron a casa, hyung. Más te vale no hacer ruido ―dijo a centímetros de Seonghwa―. Siéntate ahí ―apuntó al escritorio.
Seonghwa obedeció y se sentó en su escritorio, temeroso porque Ahn pudiera dispararle o lastimar a terceros.
―Siempre tuve esta fantasía ―Hyukjae se acercó a él y ató las manos de Seonghwa detrás de su espalda sin dejar de amenazarle―. En serio debo hacértelo antes de que nos vayamos de aquí ―jadeó como un pervertido.
―¿Ir... Irnos? Hyuk, no podemos irnos. Mi vida está aquí, no en otro sitio ―trató de decir con lentitud, tratando de razonar con el joven chico antes de que hiciera algo malo.
―¿Aquí? Claro, hyung. Yo seré tu vida de ahora en más. ―Hyukjae comenzó a desprender la camisa de Seonghwa, apretando con fuerza las manos en las costillas ajenas cuando el mayor se retorcía tratando de zafarse.
Hyukjae guardó el arma en su cinturón y sacó una navaja desmontable de su bolsillo; hizo un corte en el antebrazo de Seonghwa que le arrancó un gemido.
―Hyung, yo seré tu vida ―repitió él acariciando su torso con la yema de sus dedos.
Seonghwa trató de gritar, pero la mano de Hyukjae apretó su mandíbula con fuerza y lo recostó violentamente sobre el escritorio. Seonghwa jadeó de dolor debido al impacto repentino, y comprendió que Ahn iba a continuar lastimándolo si no cedía.
Seonghwa no podía poner en peligro a su bebé.
Hyukjae sonrió viendo que Seonghwa dejó de luchar y apretó los muslos de este, arrancándole los pantalones en unos cuántos tirones. La oficina de Seonghwa tenía paredes de yeso así que nadie los vería ni oiría.
Seonghwa dejó que las lágrimas salieran de sus ojos cerrados con fuerza, cuando fue ultrajado y manoseado por todas partes. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero aún no se detenía. La navaja presionaba contra su vientre y cortaba dejando una línea de sangre que se escurría, haciéndose más y más gruesa.
En algún momento, Hyukjae lo incorporó y pasó la navaja por sus muslos, antes de introducirse en él nuevamente.
―Me gusta cómo se ve tu pálida piel manchada de sangre, tu aroma es ―Hyukjae inhaló profundamente en el cuello de Seonghwa― delicioso.
―Hyuk... Por favor, déjame ir...
―No ―alargó con irritación―. ¿Por qué? ¿Crees que soy tonto?
Se oyó el sonido de la puerta al abrirse y Seonghwa giró su cabeza dispuesto a pedir ayuda, pero su boca se secó al ver a San. Trató de formular un pedido de auxilio, pero la mirada helada del menor hizo que su corazón se achicara en su pecho.
San se marchó. Y Seonghwa intentó llamarle, gritarle, sin embargo, Hyukjae clavó la pequeña navaja en su muslo, haciendo que enmudeciera.
―Tenemos que irnos antes de que alguien vuelva a interrumpir, Hwa.
Ahn Hyukjae se separó de él y se acercó a la valija que había arrastrado hasta la oficina y dejado en una esquina, dejando a Seonghwa hecho un lío sobre el escritorio.
La respiración del mayor estaba errática, pues Hyukjae se acercó nuevamente a él con el arma apuntándole.
―Me divertí mucho, ahora... entra ―Señaló la valija abierta.
Seonghwa miró sin comprender.
―Entra a la maldita valija, Hwa.
Hyukjae lo arrastró hasta la misma y lo obligó a meterse dentro, la valija era grande así que Seonghwa cabía en ella.
Desnudo, temblando, sangrando y con semen escurriendo por sus piernas, Seonghwa se hizo una bolita, abrazando su vientre. Hyukjae cerró la valija.
San vio con sus ojos borrosos, como ese sujeto salía de la oficina con su novio en una valija; sintió sus piernas débiles y náuseas. Miró hacia todas direcciones con la esperanza de ver a Seonghwa en el pasillo. Sin embargo, su novio no estaba allí. Había mucha gente, sin embargo: policías, curiosos, bomberos.
―Había una razón por la que no creía que Hwa se hubiera ido. ―Yeosang secó sus lágrimas―. Van a ser padres, San, maldita sea.
La noticia golpeó a San como una bofetada y miró a Yeosang tratando de creer que este solo estaba jugando con él. Y sollozó, sintiendo la falta de aire. Intentó dar una bocanada profunda, pero se sentía tan pesado que no podía lograr que el oxígeno llegase a sus pulmones.
Fue entonces que, el alboroto se hizo más bullicioso y, entonces, todo se detuvo lentamente. Como si la tierra dejara de girar, y todo perdiera el sentido, los paramédicos corrían con desesperación. San los siguió.
El terror en las piernas de San, sus brazos, la cabeza estallando. Todo su cuerpo era un temblor. Ahn Hyukjae estaba allí, arrodillado, con las manos cubiertas de sangre, la cara manchada de lágrimas, pidiendo perdón; diciendo que había sido un error.
Entonces, San lo vio. La valija, y Seonghwa en ella. Pálido, desnudo. Sin vida, su hermoso rostro con una expresión de miedo.
San no pudo ayudarlo, y sus piernas cedieron, su cuerpo impactó el suelo, y gritó desahogando el doloroso nudo en su garganta.
Jue., 28 de enero 2021
PERDÓN a. Denle amor a este libro, prometo que vienen cositas lindas :(
¿Les gusta el sanhwa? 😔😊 Tengo otro de omegaverse que sí es bonito
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