22. No es necesario cerrar los ojos para aparentar que eres ciego.
No es necesario cerrar los ojos para aparentar que eres ciego.
No leí la carta que Nikolai me había entregado en ese mismo momento, sino que por seguridad, la metí en mi "pecho" y fui a mi habitación a descansar, por suerte, no encontré a Fyódor en el camino porque inesperadamente mi rostro estaba pálido, las manos me temblaban y de esa manera no me había dejado en la habitación. Estaba segura de que si me veía, iba a darse cuenta de que esa reacción no era solo a causa de su toque.
Esperé hasta el siguiente día, entonces le puse el pestillo a la puerta y me quedé de pie cerca de ella abriendo el sobre.
Desde que ví el nombre del emisor, de alguna manera sabía que esa carta no iba a ser del todo sincera, pero era bastante ingenua a pesar de todo, que le creí hasta la última palabra escrita.
Pequeña princesa suicida, se que estarás bien ahora que tus padres te han encontrado, la agencia y yo pudimos darnos un respiro desde que desapareciste y estamos contentos por tí. El motivo de esta carta que he entregado a Tuskishima-san, es para sincerarme contigo acerca de todo lo que sucedió mientras estabas en mi cuidado, el de Fyódor y Chuuya; este último, es el que me ha obligado a contarte todo, y como no pude hacerlo a palabras, las letras serán mi medio de comunicación.
Haberte encontrado en el puente aquella noche, no fue una coincidencia, en realidad, Tsukishima-san nos había encargado buscarte, por lo que Atsushi-kun y yo tomamos el caso. No tarde mucho en darme cuenta de que eras aquella niña que había visto en el periódico no hacía mucho, habías perdido a tus padres y ahora estabas perdida en las calles de Yokohama. Inmediatamente pensé en como debías haberte sentido vagando por ahí, así que cuando me contaste que en realidad habías escapado de casa y que no querias volver, quise darte un un lugar; pero un lugar al que no te sintieras amarrada por las deudas y el compromiso. Durante el tiempo que estuviste con nosotros, lo logré. ¡Cambiaste tu expresión, reías y nos llamabas por nuestros nombres! Eso fue suficiente.
Debo decirte, que estoy implicado de primera mano con tus secuestros por parte de Fyódor. Lo lamento, él es una rata, un demonio, alguien que definitivamente no merecía tener tu custodia, pero él afirmaba que tenías una habilidad asombrosa, útil para todo este mundo. Se que me entenderás si te digo que decidí dejarte en su cargo para evitar una guerra entre las tres organizaciones que acumularía aún más víctimas que las anteriores. Él no te trató mal, lo sé, no suele maltratar a sus subordinados y menos a las personas que le pueden dar algún beneficio por poco que sea; confíe en él, pero no debí hacerlo ya que quebranto nuestro trato. Se que estás confundida, aún piensas en porque le protegiste de Chuuya, la razón es que hizo que fueras dependiente de su compañía y no puedo perdonarselo.
Algo que está fuera de mi alcancé, es entender las razones de porque Mori-san se metió dentro del conflicto, pero gracias a Chuuya, no debes preocuparte más por la Port Mafia, ya que tanto está, y la agencia, meterán las manos al fuego si llegas a encontrarte en algún problema, solo tienes que llamarnos y estaremos ahí para protegerte.
Vive feliz ahora, Fyódor no te alcanzara nunca más, pero no te olvides de visitarnos en la agencia; Chuuya también quiere verte.
Atentamente: Dazai Osamu.
Si, fui una tonta por creer en sus palabras, pero mientras releía y releía con detenimiento cada una de estas, un sentimiento de nostalgia me abordó hasta el punto de hacerme llorar. Me hizo muy feliz poder tener noticias sobre él y la agencia después de tanto tiempo, también saber sobre Chuuya a quien le tenía tanto cariño por todo lo que había hecho por mí antes.
Guarde la carta en el sobre y la escondí debajo del colchón, lugar en el que Fyódor jamás buscaría, aunque era demasiado exagerado ya que el jamás revisaba nada y tampoco es como si está tuviera secretos de la mafia. Pero en dado caso de... la carta ya estaba bien guardada.
Continúe mi día de lo más normal; comí a la hora de siempre, ví televisión en mi habitación, solo que ese día Fyódor no experimento conmigo. Por la tarde, cuando Nikolai llegó de quién sabe dónde, jugamos juegos de mesa hasta que anocheció.
— Estoy mejorando en la cocina, ¿no te parece?
A la hora de la cena, él estaba pegado en la cocina y yo estaba esperando en la barra, poco después, colocó un plato lleno de comida frente a mí. El quería engordarme, de eso no había duda.
— Si, es como se dice, echando a perder se aprende — comenté llevando el tenedor a mí boca.
— ¡Eres una insensible, Ren! — me reprendió riendo — Pero supongo que debo estar contento ya que de alguna manera lo reconociste — sonrió con ganas.
Me encojí en hombros dandole la razón. De verdad había mejorado en la cocina, solo le faltaba algo de práctica y la tuvo, desgraciadamente yo había sido su conejillo de indias.
Más tarde, de nuevo en la salita que estaba terminando las escaleras, logré ver por la ventana como pequeños puntitos blancos caían del cielo.
— ¡Nikolai-san, está nevando! — grité emocionada y él solo río por mi inesperada reacción, estaba sentado frente a mí leyendo el periódico.
Me pegué a la ventana como una niña de 5 años y observé cómo el patio de poco a poco comenzaba a pintarse de blanco.
— Parece que te gusta la nieve — comentó dejando de lado el papel y se acercó.
Claro que me gustaba la nieve, invierno era mi estación favorita del año, además, hacia mucho que no nevaba en Yokohama.
— ¿Por qué no sales?
Voltee a mirarle con algún tipo de emoción en mis ojos, pero luego está cambio por decepción. No podía salir de la casa.
Le escuche reírse de mi.
— No sé lo diremos a Dos-kun.
Abrió la puerta y salí a paso apresurado. ¿Cuánto tiempo había estado sin sentir en mi piel el mundo exterior? La sensación llena de nostalgia por recordar viejos momentos me abordó.
Corrí hasta situarme en medio del gran patio y miré el cielo. Afortunadamente estaba abrigada.
— Dazai-san, ¿como te das cuenta que te has enamorado? — murmuré cerrando mis ojos, pidiendo que el castaño estuviera presente para darme una respuesta.
— Él te hizo dependiente a su compañía, no se lo puedo perdonar.
Baje la mirada cuando esas palabras se instalaron en mi mente y el frío de la noche me hizo abrazarme a mí misma, fue cuando sentí que algo me cubría la cabeza. Algo cálido y esponjoso.
Al voltearme, el ruso estaba de pie observando la nieve caer, no llevaba su gorro ya que este ahora estaba sobre mi cabeza cubriéndola del frío.
Me sentí muy nerviosa y asustada, él se había quedado de pie sin hacer nada más que observar y su cabello comenzaba a llenarse de puntitos blancos. Pensé que iba a molestarse, más de pronto, sus ojos púrpuras me miraron y sonrió con algún tipo de calidez.
— La nieve me recuerda a Rusia — me contó — Mi lugar natal.
No supe que contestarle. ¿A que se debía eso? Solo desvíe mi mirada encontrando a Nikolai sentado en un escalón de la puerta, también admirada la nieve caer del cielo, supuse que los dos sentían lo mismo al recordar su hogar.
El ushanka del ruso era todo lo que necesitaba para entrar en calor, aunque mis mejillas comenzaban a quemarse por el frío tornándose rojas y el color de mis labios comenzaba verse más intenso. ¿Que como lo supe? Era porque lo mismo pasaba con Fyódor haciendo que su belleza resaltara. Si, su belleza.
— Dostoyevsky-san — le llamé poco después — Puede... Usted puede...
Guarde silencio cuando comprendí lo que le quería pedir. Mis mejillas seguro se tornaron de un rojo más intenso, así que lo único que pude hacer fue desviar la mirada, más no contaba, con que adivinara mi petición y de un momento a otro, mis manos estaban siendo tomadas por las suyas y cubiertas totalmente.
Quería eso, quería poder sentir el calor de sus manos descubiertas sobre las mías aunque estas también estaban congeladas.
— Tienes las manos frías — comentó por lo bajo con la mirada en nuestras manos — Si quieres seguir afuera, ve a ponerte unos guantes y un abrigo más grande.
Me soltó, dió la media vuelta, y cuando lo ví meterse dentro de la casa, sentí el frío calandome los huesos.
— ¡Ding, ding, ding! — escuché a Nikolai burlarse de mi — ¡Tenemos el premio mayor!
🔘
¿Buenas tardes? ¿Hay alguien aquí? En fin... Hellow, espero que estén super bien y que no tengan nada de que quejarse, yo venía a disculparme por no subir capitulo el día de ayer; en serio sorry, pero tenía mucha tarea y la verdad es que olvidé por completo Wattpad.
En fin (otra vez). El día de hoy, jóvenes, amantes del fanfic y amantes del ruso psicópata, vengo a ofrecer una oferta ilimitada. Se siente raro hacer esto, pero meh, ya está. ¿Hay alguien aquí que ame a Dazai como yo? Porque si es así, entonces pásense por mi novela Black, Brown and Yellow, de nuestro bello suicida, claro que sí. Los días que no público aquí (como hoy) lo hago allá, así que, ¿qué esperan? Les ha hablado Dro... yellowlukeh, que pasen buenas noches.
¡Muchas gracias si llegaste hasta aquí!
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