Parte 6.-
El terror vive en las esquinas del amor.
Yoongi sólo fuma cuando se siente ansioso.
Muchos meses atrás, le prometió a su novio que dejaría de hacerlo, pero lo cierto es que cada vez que siente la ansiedad envolverlo hasta quitarle el aire, Yoongi sólo puede recurrir a los cigarrillos para calmar un poco el palpitar agitado de su corazón o el temblor casi incontrolable de sus manos. Era una especie de balsa de supervivencia.
A lo mejor por eso no le resultaba extraño que iba por su quinto cigarrillo mientras permanecía apoyado en su motocicleta justo frente a la facultad de Taehyung.
Había estado retrasando ese momento por ya casi dos semanas. Dos semanas en las que, de manera literal, Kim Taehyung fue arrancado de todas y cada una de las páginas de su vida, a tal punto que Yoongi se preguntó sí Tae no había sido una alucinación y realmente nunca lo habían conocido. Ni siquiera podía recordar la última vez en que ambos se habían visto frente a frente en los últimos tiempos.
Así que ahí estaba, terminando de fumar su quinto cigarrillo mientras esperaba.
Sabía que sí las cosas no salían bien, las consecuencias podrían ser desastrosas no sólo para él sino para Taehyung. Por un lado, no quería tener que enfrentarse al imbécil de Joon Seok porque está seguro de que sería capaz de darle una paliza hasta dejarlo irreconocible; lo que terminaría con él seguramente en la cárcel y con Taehyung en una situación de más riesgo sí es que fallaba y dejaba vivo a ese idiota.
Y por el otro lado, no quería que su paciente novio descubriera el olor del humo en su ropa. Podía romper la promesa en silencio, lo prefería así.
.- ¿Dónde estás, Tae? – susurra mientras tira al suelo la colilla, apagándola con la punta de su bota casi al mismo tiempo en que está sacando ya su sexto cigarrillo de la cajetilla – No tengo todo el tiempo del mundo, joder.
Yoongi no era paciente, no como lo era su novio o Jungkook.
A Yoongi le gustaban las cosas que eran directas y claras, no soportaba las ambigüedades o las excusas porque le parecían una falta de respeto hacia las otras personas; así que no podía calmar la ansiedad ni la creciente ira en la boca de su estómago mientras evita mirar la hora en su celular y, con ello, tirar toda la espera a la basura e irse.
Le había asegurado a Jungkook que lo intentaría y, ciertamente, también lo hacía por Taehyung. Porque quería ayudar al casi desaparecido Taehyung que él conoció en el pasado y que le dio tantos dolores de cabeza con sus ocurrencias curiosas y sus travesuras inesperadas y, algunas veces, hasta peligrosas. Era su amigo y quería hacer un último intento antes de rendirse como Jimin o Hoseok.
Aunque sí los dos optimistas de su grupo de amigos habían fallado, ¿qué podía ofrecer él, que era más la personificación de la negatividad?
.- Se agota mi paciencia – gruñe para sí mismo mientras baja la mirada hacia su celular, comprobando que lleva casi treinta minutos ahí de pie, ganándose las miradas nada disimuladas de toda la población femenina que pasa cerca – Joder...
Entonces, sus ojos captan como unas zapatillas negras se detienen frente a él, obligándole a alzar la vista sólo para encontrarse con el rostro confundido de Taehyung, que aferra sus manos en dos puños tensos sobre la correa de su mochila que cuelga de su hombro derecho. Yoongi se atraganta con el gruñido porque Tae luce horrible.
¿Dónde está el chico de rostro amigable y sonrisa brillante? ¿A dónde se ha ido la vitalidad que hacía de Taehyung la persona más emocionante de todo el universo? ¿Cómo ha podido apagarse hasta reducirse a eso?
.- ¿Hyung? – la voz de Taehyung es rasposa, como si no la hubiese utilizado hace algunos días y Yoongi apenas y repara en ella, concentrado en los círculos oscuros bajo sus ojos, el pómulo ligeramente hinchado y el labio inferior partido en una de las comisuras - ¿Qué hace aquí, Yoongi hyung?
Quisiera no decirle nada, sólo sostenerlo en un abrazo que juntara todas las piezas en las que Taehyung ha dejado que lo quiebren, pero Yoongi no encuentra fuerza para moverse. Aterrado de la imagen frente a él.
.- Y-yo... vine a verte.
El rostro bonito de Taehyung forma un gesto sorprendido: .- ¿A-a mí? ¿P-por qué?
Porque eres un idiota y vengo a salvarte.
Porque Jungkook anda llorando por los rincones de su casa por ti.
Porque eres mi amigo y ya no quiero que sufras.
Yoongi no dice ninguna.
.- Hace rato no nos vemos, Tae – es su respuesta, tratando de lucir despreocupado y empujando ligeramente todas las colillas de cigarrillo con el pie, lejos de él – Así que pensé en que podía pasar y darnos una vuelta.
Taehyung se mordisquea el labio por el lado que no está herido mientras observa a Yoongi con algo de aprehensión. Lleva las últimas semanas viendo como todo lo que una vez era su mundo desaparecía frente a sus ojos: Jungkook, Jimin, Hoseok... cada uno se había ido, tener a Yoongi frente a él era sólo una oportunidad más de ser abandonado.
.- Y-yo... t-tengo q-que ir a t-trabajar...
El mayor siente el impulso de alzar la voz, la ira de ver tartamudear a alguien que nunca había sentido tanta vergüenza de sí mismo le noquea ligeramente, pero aun así se contiene todo lo que puede: .- ¿No puedes faltar sólo ésta tarde? Realmente hay un lugar al que quisiera que me acompañarás, es un evento especial y...
.- N-no s-sé, hyung... - los labios de Taehyung se vuelven una línea fina mientras desvía su mirada lejos de él – T-tengo que... q-que preguntarle a J-Joon Seok.
Yoongi se traga la rabia, casi tanto que siente que puede ahogarse; en cambio, fuerza una sonrisa para el menor y recurre al chantaje emocional que sabe, funcionará: .- Vamos Tae, como en los viejos tiempos.
El rostro de Tae se contrae en una mueca llena de dolor. Los viejos tiempos eran aquellos en los que ninguno tenía que preocuparse por nada, cuando salían codo a codo y se perdían en la ciudad o en algún camino rural, tan sólo rodeados por las risas y las bromas que un grupo de jóvenes podía hacer en toda la flor de su vida.
Los viejos tiempos significaban Jungkook, Jimin, Hoseok, Yoongi, Jin y Namjoon.
Y también eran pasado. ¿Cierto?
Yoongi sabe que ha ganado cuando Tae relaja el agarre en la correa de su mochila y sonríe con timidez. Sabe que lo ha convencido incluso cuando no ha dicho realmente nada, sólo apelando a algo que es importante para los dos a nivel emocional y teme, por un instante, estar haciendo lo mismo que Joon Seok, manipulando al sensible y débil Taehyung.
Se muerde el interior de la mejilla, convenciéndose de que lo hace por el bien de Tae.
.- Entonces, ¿qué dices? ¿Vamos? – se endereza mientras le tiende un casco negro, su mano enguantada en cuero no tiembla mientras Taehyung mira casi con pánico lo que le ofrece, así que se fuerza a presionarlo un poco más – Vamos, Tae. Incluso llevo conmigo nuestro collar de la amistad, ¿lo recuerdas?
Taehyung alza ligeramente los ojos, comprobando que efectivamente Yoongi lleva alrededor de su cuello el collar que años atrás intercambiaron entre los dos como una promesa de su amistad tan particular. Se repasa los labios con la lengua, queriendo creer que el mayor está ahí para algo más que atacarlo por las decisiones que ha tomado.
Y con esa idea, acepta el casco negro que le ha tendido.
No pregunta nada mientras se acomoda tras la espalda del mayor que, aunque es un poco más bajo que él, parece ser mucho más fuerte en esos momentos. Tal vez tenga que ver con que Tae no ha comido bien durante días porque Joon Seok mencionó que su cuerpo ya no era tan atractivo o con el hecho de que no consigue dormir sin tener pesadillas donde unas manos le asfixian hasta casi matarlo.
Tampoco pregunta ni dice nada mientras Yoongi arranca, dejando que el rugido del motor alerte a todos los que pasan cerca. Se permite cerrar los ojos y apoyarse contra su amigo, se olvida que debía de avisarle a Joon Seok que no iría al trabajar o de que tenía que pensar una excusa realmente convincente para que su novio no se enojase más tarde.
Taehyung sólo quiere respirar en paz un momento y eso es lo que hace por los próximos 40 minutos.
Cuando la moto de Yoongi derrapa en un camino empedrado, Taehyung nota que han salido de la ruidosa ciudad para internarse en los laberintos rurales, enormes casas de descanso pasando a su paso mientras el mayor acelera y el motor ruge aún más fuerte. La moto negra de alto cilindraje vibra bajo su cuerpo, provocando que se despierte por completo.
.- Llegamos – es lo que dice Yoongi cinco minutos después, girando hacia la entrada de una enorme casa de tres pisos blanca, muy al estilo occidental y que a Taehyung le da un aire poco agradable.
Es sólo hasta que Yoongi ha aparcado y ambos han bajado de la motocicleta, que Taehyung realmente repara en todo el paisaje frente a él. La enorme casa parece tener más de tres pisos y el blanco de sus paredes luce más amarillento que otra cosa mientras de los balcones cuelgan algunas frazadas y sábanas que se mecen bajo el sol. Hay una cerca de árboles que se pierde tras la construcción, delimitándola.
Hay también, para su asombro, una cantidad considerable de enfermeras que van de un lado al otro.
.- ¿Q-qué lugar es e-este? – consigue preguntar, girándose hacia Yoongi, quien ya ha comenzado a caminar hacia la entrada – H-hyung...
Yoongi suspira porque no sabe muy bien cómo abordar esa pregunta e incluso comienza a arrepentirse de llevar ahí al menor de los dos. Nadie, a excepción de Jungkook y su pareja, conocía esa parte de él; no era algo que quería que las personas supiesen porque, más que vergüenza, Yoongi se sentía acalambrado por la culpa.
.- Es un hogar de reposo, Taehyung – responde al fin, un nudo desatándose en la boca de su estómago mientras los dos se abren paso hacia la entrada – Hoy es el día de visitas, sólo lo hacen una vez al mes.
Taehyung arquea las cejas, sin entender muy bien por qué lo ha llevado a ese lugar. Las enfermeras les sonríen con amabilidad mientras van de un lado al otro llevando pequeñas bandejas con medicamentos y jeringas, y sólo hasta que ambos cruzan la puerta de entrada, es que nota a las otras personas que, como ellos, parecen ir por el día de las visitas.
Hay toda una variedad entre ellos: personas con trajes elegantes y relojes de oro, mujeres de sonrisa blanca y brillante, hombres con overoles de trabajo sucios y roídos, niños con juguetes que miraban confundidos o con enojo todo a su alrededor e incluso, ancianos encorvados que sonreían con algo de dolor a las enfermeras en la recepción, quienes les devolvían la mirada llena de pena.
.- N-no entiendo, hyung – dice al fin, ambos se han formado en la pequeña fila para ser atendidos y Taehyung no pierde la oportunidad de ver como cada persona o pequeña familia se dispersa entre las escaleras y las habitaciones, sombras de personas asomándose por los bordillos de las puertas - ¿Q-qué hacemos aquí?
Yoongi no le responde a él, sino que habla sólo cuando han llegado hasta el final de la fila y una amigable mujer llegando a sus cincuenta les mira en silencio, como si no fuese necesario saludar ni decir ninguna palabra entre ellos. Una especie de acuerde tácito entre dos personas que conocían demasiado a la otra.
.- Venimos a ver a la paciente del 302; Min Yoona – es todo lo que dice su amigo antes de que la mujer asienta, anotándolo en una pequeña planilla y, con una señal de la cabeza, indicándoles que sigan.
Aunque Taehyung de pronto se encuentra saturado en preguntas, comprende casi de inmediato que Yoongi no dice nada no porque no quiera, sino porque no puede. Y eso Tae lo entiende mejor que cualquier persona, así que se limita a seguir al mayor los tres pisos de escaleras hasta llegar a una amplia sala llena de personas que sonríen, llevan comida o tan sólo toman manos ajenas que no se mueven o guardan silencio.
La sala está rodeada por puertas de color ébano y Taehyung siente su pecho hincharse con una mezcla de ternura y tristeza cuando ve como un niño pequeño, de no más de siete años, se sienta en el regazo de una mujer, echando sus manos hacia el cuello de ella tan sólo para ser empujado y aturdido por un grito de horror sincero. El niño no llora, como si fuese eso exactamente lo que esperaba que pasara.
Ni siquiera se percata como Yoongi se saca la chamarra negra y los guantes de golpe, doblándolos contra su cuerpo mientras sortea toda la sala sin mirar a nadie.
.- Tae, quiero que te tomes esto con calma, ¿vale? - la voz de Yoongi es suave mientras ambos paran delante de la puerta marcada con un 302 en color dorado, es ahí cuando nota el temblor en las manos del mayor y casi puede percibir como, con la mano libre, comienza a sacar un cigarrillo de una casi vacía cajetilla – Va a ser un poco difícil...
.- ¿P-por qué?
Yoongi sacude la cabeza porque sigue sin saber cómo explicarse, así que se limita a abrir la puerta para darles paso a los dos a una habitación de color rosa crema. Él mismo la pintó la última vez que estuvo ahí, casi un año atrás; había pensado que sería un ambiente menos hostil que el impoluto blanco que inicialmente habían tenido las paredes. Ahora, están llena de pequeñas fotografías y cuadros de paisajes verdosos.
Es una habitación bonita y todos los muebles en el lugar le dan un toque hogareño del que su madre se ocupó por meses: una cama amplia con sábanas del mismo rosa que las paredes, un escritorio de madera con algunos cuadernos y libro apilados, un baúl de roble claro al pie de la cama y una silla cómoda contra la ventana. Casi como una habitación cualquiera, a excepción de un detalle.
Era la habitación de una casa de reposo mental y la mujer de cabello negro sentada en el borde de la cama, meciendo sus pies descalzos y sonriéndole con calma; era su hermana mayor.
.- Tae, ella es Min Yoona – es lo primero que dice cuando ambos han entrado ya, ve como su amigo se remueve tímido tras él y Yoongi casi ruega porque Tae vuelva a ser el mismo de siempre y le ayudase a sortear ese momento con una sonrisa, sin embargo, es por él por quien ha ido a ese sitio – Es mi hermana mayor por algunos años.
Las cejas del menor se alzan por la sorpresa, sus ojos viajan hacia la mujer en la cama. Ella luce igual que la madre de Yoongi, sólo que con unos años menos encima. Su sonrisa es tan bonita que resplandece y su cabello largo cae suelto a ambos lados de su cara, ocultando por poco sus ojos tan iguales a los del mayor.
.- N-no sabía q-que tenía una hermana, h-hyung.
.- Casi nadie lo sabe – es lo que susurra antes de caminar hacia la cama, sentándose junto al cuerpo de su hermana, que no se ha movido ni un centímetro - ¿Cómo has estado, nonna?
Taehyung sigue sus pasos, intimidado por la mirada ausente de ella. Así que termina sentado junto a la ventana, de donde puede ver a ambos hermanos con claridad. No entiendes por qué Yoongi le ha llevado a ese lugar a conocer a una hermana que nunca había mencionado. ¿Para qué necesitaba a Taehyung ahí? No era útil para nada, ni siquiera para dar apoyo.
Entonces, se sobresalta cuando brota la voz de la mujer, quebrada y rasposa: .- Estoy bien, ha sido un día con un bonito sol, ¿no lo crees, Yoonnie?
La sonrisa del mayor parece sincera cuando ella le reconoce: .- Lo ha sido, Yoona. ¿Has comido bien también?
.- Hemos comido estofado... no recuerdo cuándo.
Taehyung se muerde el borde del labio cuando ve la mirada de Yoongi oscurecerse un poco, pero la sonrisa no tambalea: .- Eso es bueno, nonna – es lo que dice cuando ella menea la cabeza con una sonrisa casi infantil – Mira, he traído hoy a un amigo para que lo conozcas.
Su cuerpo se tensa un poco cuando ella se gira a mirarlo, sus ojos negros casi atravesándolo mientras parecía grabárselo en la mente: .- No se parece a Jungkookie o Hobi... pero eres lindo.
Hay un pequeño sentimiento doloroso que le golpea cuando le es inevitable reconocer que Yoongi ha traído aquí a Jungkook en el pasado. Porque Taehyung lo sabe, conocía desde siempre los sentimientos que el mayor había albergado por Jungkook y, casi como en ese momento, seguían aturdiéndolo al darse cuenta de cuánto había realmente significado uno en la vida del otro.
Taehyung siempre deseó significar tanto para Jungkook, para alguien... ahora tenía a Joon Seok. Con eso bastaba.
.- Mucho gusto, Yoona nonna – es lo que se obliga a decir, sorpresivamente sin tartamudear mientras le dedica una sonrisa sin dientes que ella corresponde con una mucho más resplandeciente – Es usted también muy linda.
Yoongi se sienta recto de golpe mientras Yoona ladea su cabeza, la sonrisa desapareciendo gradualmente mientras Taehyung se pregunta qué ha dicho o hecho mal. Y antes de siquiera comprender qué está pasando, ve como la mujer se echa hacia atrás en la cama, casi pegándose contra la pared mientras sus ojos se abren a más no poder.
.- No soy bonita, no soy bonita – repite ella como un mantra - ¡Sólo él puede decir que soy bonita! Díselo, Yoongi... ¡Sólo él puede!
Yoongi se aleja de la cama, casi saltando hacia Taehyung mientras trata de pensar qué hacer para resolver una situación de la que ya está cansado: .- Quédate quieto, Tae. No digas nada ni hagas nada – es lo que atina a decir, su brazo poniendo a su amigo detrás de él.
.- N-no... n-no e-entiendo...
.- Ella está enferma, Taehyung – es su respuesta, Yoongi ni siquiera es consciente de lo fácil que brota de su boca – Está aquí por eso y se quedará aquí para siempre por eso.
Yoona no parece escucharlos, todavía encogida en sí misma mientras sigue gritando "¡sólo él puede decir que soy bonita!". Taehyung quiere preguntar, quiere saber qué es lo que realmente está pasando por la mente de ella como para que luzca tan aterrorizada y adolorida, pero entonces ella se calla de golpe y lo único que quedan son sollozos.
.- H-hyung...
.- Déjala.
Yoona llora quedo, suavecito mientras sus manos comienzan a peinar sus cabellos mientras susurra entre hipidos: .- Él decía que yo era bonita... que yo era la más bonita de todas... Yoonnie, yo soy la más bonita para él, ¿cierto?
El dolor se agolpa en su garganta mientras todavía retiene a Taehyung tras su cuerpo, sin embargo, ahora está más ocupado en ver a su hermana. En ver en lo que se ha convertido con el paso de los años, los medicamentos y lo trastornada de su mente. Ha llevado a Taehyung a ese lugar para que viera lo que podía hacer una relación tóxica en alguien y todavía faltaba la peor parte de todas.
Conocía la rutina, Yoona vivía en ese círculo.
.- Díselo... - llora su hermana, sus ojos apenas y le enfocan mientras ahora se arrodilla en la cama, su mano arrancando una de las fotografías de la pared - ¡Dile que sólo soy bonita para él! Nadie más... nadie más puede decirme así... él no puede decirle así a nadie más.
Taehyung tiembla aterrado. Tiene miedo del dolor que hay en esa mirada ausente, pero el terror que le paraliza los músculos no es por ello, sino porque ver a esa mujer tan bonita sobre esa cama, rota por la rabia y quién sabe qué más, es cómo ver a Joon Seok cada vez que Taehyung se equivoca y merece ser castigado. ¿Es eso en lo que se convertirá su novio?
Es una posibilidad aterradora, pero también deja la pregunta en el aire... ¿en qué se convertirá Taehyung entonces?
.- Nonna...
.- ¡ÉL NO PODÍA DECIRLE ASÍ A NADIE MÁS! – grita de forma desgarradora ella, lanzando lejos la foto donde un joven de cabello castaño sostiene a un bebé con un brazo y rodea con el otro a una Yoona con dos o tres años menos - ¡SÓLO A MÍ! ¡ERA MÍO! ELLOS ERAN MÍOS... Dile, dile cómo me aseguré de que nunca fueran de nadie más. ¡MÍOS!
Hay una verdad aterradora en sus gritos y para cuando Taehyung es capaz de entenderla, Yoongi ya le ha sacado de la habitación, cerrándola con tanta fuerza que todo parece retumbar, las paredes cerniéndose sobre los dos mientras ambos toman aire y tratan de reponerse de la angustiante escena.
Pero Yoona sigue gritando dentro de la habitación y tan sólo es opacada por el sonido del celular que Joon Seok le dio sólo dos días atrás, desde su bolsillo.
Él sabe que no hay nadie más que pueda llamarlo, su novio se aseguró de que no conociera ni su propio número para que ningún entrometido, como los había llamado Joon Seok, pudiese llenarle la cabeza de ideas estúpidas. Sólo su novio conoce el número, sólo su novio podría estar llamándolo en ese instante y es ahí cuando Taehyung recuerda que nunca le avisó que no iría a trabajar.
Es ahí cuando se acuerda que está metido en graves problemas.
Y mientras los gritos de Yoona merman poco a poco, Taehyung desliza el botón de contestar con un temblor nervioso; el grito al otro lado de la línea le rompe en dos: .- ¡¿Dónde estás?!
Yoongi no escucha con claridad lo que Joon Seok está diciendo, pero sí ve como Taehyung tiembla de miedo.
Wow... ¿qué les pareció el capítulo?
Jajaja Pero primero: ¡Holi!
¿Cómo están? ¿Emocionados por el comeback de los niños? ¿Ya votaron para las premiaciones? ¿Ya separaron el televisor de sus casas para el domingo? ¿Comieron bien y durmieron bien? Espero que sí. :3 Y como ya es constumbre entre nosotros: ¡LES MANDO UN ABRAZO!
Ahora, volvamos al capítulo... Woooowwwwww. Admito que escribirlo me encantó, esta es una de esas cosas que no estaba contemplada en la historia original, pero que se me hizo genial introducir porque además, veremos a Yoona más adelante.
¿Qué opinan de todo? ¿Del intento de Yoongi, de sus intenciones? ¿De la historia de su hermana y de Taehyung? Quiero saber todo, todooooo. De verdad que quiero sus opiniones; son importantes para ir enfocando la historia, ver qué no he mostrado con claridad o qué hace falta.
Así que cuéntenme, por favor.
Por otro lado: ¡PURPLE GANÓ EN LOS TAEKOOK AWARDS 2018! (Mil siglos después que vengo a contarlo). Muchas gracias a quienes le dan tanto apoyo a mis historias, espero devolverles así sea un poquito de lo que me dan. Oh, muero por ver cómo sería un booktrailer de ésta historia, ¿ustedes no? :O
En fin, gracias y nos leemos pronto.
PD1. Quiero volver a dedicar capítulos para ustedes, ¿alguno se apunta?
PD2. Mañana (o más bien en unas horas) me van a operar. :'( Odio las cirugías.
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