Parte 14.-
Y nos volvemos victimarios.
Hay cerca de quince personas en el grupo de apoyo, la mayor parte de ellas mujeres casi de la misma edad que su madre y lo mejor es por eso que Taehyung siempre es recibido con un coro de besos en las mejillas y abrazos apabullantes cuando se reúnen cada jueves a las seis de la tarde. O tal vez es porque es el chico más joven en toda la sala y su voz aún se tambalea cuando tiene que decir en voz alta todas las cosas que teme de Joon Seok.
Como el primer golpe o la primera amenaza.
Como la primera vez que estrelló contra su cabeza un vaso de cristal, furioso por haberlo encontrando hablando con Hoseok.
O como aquella noche en la que Jimin intervino en una discusión entre ellos y Taehyung temió no sólo por sí mismo sino también por su mejor amigo.
O como cada jueves en la tarde, cuando le dice con una sonrisa tensa que va a trabajar un turno en la biblioteca universitaria, incapaz aún de decir en voz alta que está allí, asustado de ver en los relatos crudos y tristes de esas mujeres lo que él ha vivido.
.- ¿Cómo están hoy? – la señora Kim, quien orienta el grupo se sienta en una silla cualquier mientras su sonrisa ilumina toda la fría y sobria habitación en la que sólo descansan las sillas en círculo y una mesa de café - ¿Han sido unas buenas semanas?
.- ¡He conseguido un empleo! – quien habla es la señora Cho, quien se separó de su marido tras casi treinta años de golpes diarios – No he trabajado nunca, pero me emociona. Soy cajera en un pequeño supermercado, cuando vayan les consigo un descuento.
Hay una ronda de aplausos honestos y de felicitaciones cargadas de sentimientos porque siempre es una noticia alentadora que una de ellas avance un paso más lejos de ese pasado violento que tanto les persigue. Taehyung sonríe porque la señora Cho es siempre muy amable y no mereció nunca que el hombre en quien confiaba le arruinase la vida con traumas e inseguridades por tantos años.
.- ¡Eso es excelente! – la señora Kim se cruza de piernas, dejando que la ronda de felicidad acabe por su propia cuenta – Siempre es bueno tener noticias así para empezar, sobre todo tras las semanas pasadas...
El silencio habla de la mujer que dos semanas atrás fue asesinada por su esposo, una mujer que tan sólo días antes había apretado sus mejillas mientras le decía lo orgullosa que se sentía del progreso que había visto en él desde que llegó al grupo. Taehyung se había sonrojado y apenas y había dicho un suave "gracias" que se lamenta no haber extendido porque ahora esa mujer no está más y porque es el recordatorio permanente de que hay sombras que nunca se van, que siempre están acechando.
.- Muy bien, creo que es hora de empezar, además... hoy hablaremos de algo que nadie nunca dice en voz alta sobre las personas que hemos sido víctimas de violencia de pareja.
Violencia de pareja, Taehyung aún sigue sin entender cómo su vida llegó a ese punto.
La señora Kim guarda silencio un momento, sus ojos observándoles con atención antes de tomar aire para hablar: .- Cuando somos víctimas la línea comienza a desdibujarse y sé que es muy difícil de entenderlo, de aceptarlo... pero un día nosotros comenzamos a ser victimarios también.
Hay una ola de exclamaciones, de murmullos y de comentarios, Taehyung no los capta bien con sus oídos, pero sabe que están pensando lo mismo que él... que es algo que no puede decirse en voz alta. ¿Cómo aceptar que él también aprendió a hacer daño? ¿Cómo decir en voz alta que él ha sido víctima al mismo tiempo que victimario? ¿Qué sentido tiene siquiera eso? No lo sabe, pero sabe que es cierto.
Taehyung sabe que aprendió a manipular a Joon Seok para conseguir ciertas cosas, sabe que aprendió a fingir el llanto de la forma correcta para que su novio corriese a su lado a pedirle perdón. Aprendió a culpar a los demás antes de aceptar sus responsabilidades y aprendió a herir sin necesidad de golpear... y aún con todo eso, él siguió siendo la víctima.
¿Cómo eso podía ser?
.- Aprendemos a ser violentos de una forma distinta, tal vez para protegernos o, quién sabe, tal vez para devolver en algo el dolor que nos causan... Y nunca lo aceptamos porque tememos enfrentar la realidad de que nosotros también podemos hacer daño, que podemos ser igual a ellos, incluso no lo aceptamos por miedo a que otros deslegitimen lo que hemos vivido, pero queridos sepan que nunca, nunca nadie puede decirnos que no lo vivimos – hay otra ola de comentarios ante las últimas palabras de la mujer, que vuelve a repasar sus rostros con seriedad antes de seguir – Eso no nos exime del daño que podamos hacer, de lo violentos que podemos volvernos cuando nuestra pequeña burbuja de dolor se ve amenazada...
Taehyung no lo piensa, tan sólo alza la mano y pronto todas las miradas están sobre él, que se remueve incómodo por la atención y por el recuerdo que ha venido a su cabeza ante lo que la mujer dijo. No puede evitarlo, no cuando parece pugnar por escapar de su garganta y arrojarlo a una espiral de sollozos y culpa porque piensa en todas las veces en que le hizo daño, piensa en las últimas palabras que cruzaron en las puertas del hospital, en los reclamos, en los reproches y piensa, con dolor, en esa primera vez.
.- ¿Sí, Taehyung? ¿Tienes algo que quieras compartirnos?
Asiente suavemente, su cabello más largo de lo normal sacudiéndose: .- Una vez... una vez herí a alguien que amaba mucho.
.- ¿Te refieres a tu pareja? – ella pregunta con un tono cuidadoso, como lo hace con todos, pero Taehyung niega con la cabeza.
.- Me refiero a la persona que siempre quise – susurra, volviendo a removerse en el asiento con incomodidad porque piensa en esa noche, en el rostro herido de Jungkook – Él y yo crecimos juntos, siempre fue tan bonito y amable que nunca pensé que podría estar con él como... como quería. Entonces conocí a Joon Seok y... y bueno, eso.
De pronto, las palabras se niegan a salir y lo que escapan son las lágrimas, son las lágrimas de aceptar por fin lo que hizo. Ahoga los sollozos contra la palma se su mano, encogiéndose en la silla ante la mirada de todas esas personas que lleva conociendo varias semanas, que lo saludan de beso y se despiden de abrazos, siempre prometiendo mantenerse fuertes, siempre diciendo que no serán una cifra más.
.- Está bien si no quieres decirlo...
Taehyung niega, alzando el rostro empapado en lágrimas, necesita decirlo: .- Una noche, Joon Seok y yo discutimos, no recuerdo por qué... pero entonces él me pegó. Jungkook estaba ahí, mirando. Se metió entre nosotros, intentando defenderme y diciendo que llamaría a la policía, que lo tenía todo grabado y que eso no se quedaría así...
Lo recuerda tan bien como si estuviese frente a una pantalla reviviendo aquellos rápidos minutos. Joon Seok contra la pared, con los ojos abiertos por el miedo mientras el pecho de Jungkook subía y bajaba frenético producto de la adrenalina. Recuerda la resolución en la mirada del menor, la forma tan segura en la que hablaba y decía que iba a protegerlo, que no dejaría que le golpease de nuevo.
Siente el hormigueo en su mejilla, ahí donde Joon Seok lo había golpeado. Siente incluso el frío de la noche porque están a fuera y la noche avanza rápido. Se imagina a la policía llegando con sus coches de patrulla iluminando una serena calle y las cabezas de los vecinos estirándose por las ventanas, queriendo ver su rostro cubierto en vergüenza porque su novio le ha pegado y Jungkook se ha metido a defenderlo.
Lo siente todo de nuevo, incluida la sensación de sus manos empujando a Jungkook, de tomarlo por los hombros mientras es él, Kim Taehyung, quien alza el puño y le golpea.
El rostro herido, la sangre resbalando por la mejilla del menor debido a que le ha herido con el anillo en su dedo. Sus duras palabras diciéndole que debe borrar el video, que todo está muerto entre ellos... El silencio de que Jungkook jamás dijese lo que pasó esa noche a nadie, que nunca mencionase en voz alta que fue él, Taehyung, quién hizo lo que juró nunca hacer: lastimar a Jeon Jungkook.
.- Todos pensaron que fue Joon Seok y eso me hizo enojar más – susurra, abrazándose a sí mismo – Me enojaba que todos pensaran que yo no podía cuidarme solo, que yo no podía ser quien golpeara a Jungkook. ¡Nunca pedí ayuda porque quería que dejarán de verme como alguien débil o frágil! Pero... la verdad es que me enojaba y me odiaba porque sabía que era verdad, que yo no podía detener la mano de mi novio cuando iba a golpearme, que, si esa noche Jungkook no hubiese intervenido, incluso mi mamá lo habría visto – su mirada se detiene en la de la señora Kim, queriendo decirle lo mucho que lamenta esa noche, lo mucho que pesa en sus hombros cada día – Quería decirme a mí mismo que podía, que, así como podía lastimar a quien quería, podía detenerlo... pero sólo empeoró y terminé solo. Absolutamente solo.
Decirlo es liberador.
Tan liberador como devastador.
El llanto regresa y una ronda de comentarios de aliento viene de todos los lados del círculo, pero Taehyung sólo puede pensar en esa noche, en los ojos de Jungkook mirándolo fijamente cuando le dijo que el vídeo estaba borrador. Sólo piensa en la sangre que bajaba por su mejilla y que fue él quien la puso ahí. Piensa en lo mucho que deseó ayuda y en todas las veces que decidió no pedirla porque quería mentirse a sí mismo y al mundo entero.
Piensa en su madre, en sus hermanos y sus amigos. En todas las personas a las que desechó de su vida no sólo porque Joon Seok se lo pidió, sino porque él necesitaba sentir que tenía el control cuando, en realidad, nunca tuvo nada. Nada más que un amor lleno de veneno que terminó por volverlo a él también venenoso.
.- ¿Cuál es el siguiente paso, Taehyung?
La pregunta de la señora Kim no lo abandona incluso tras salir del pequeño salón, con besos y abrazos por doquier como despedida. Su mano afianzando la correa de su mochila mientras avanza por los pasillos del centro comunitario, sus ojos repasando los membretes de los diferentes cursos o grupos en el lugar. Anota mentalmente que hay un curso de fotografía que le gustaría tomar, incluso uno sobre arte que podría serle de ayuda si decide retomar algunas de sus clases en la universidad.
Piensa en las posibilidades que se abren, en el mundo que existe más allá de la habitación de hospital en la que Joon Seok sigue enclaustrado y en la que él parece vivir también.
Es entonces que sus ojos lo ven perderse por un pasillo y por un momento cree que lo está imaginando, que su mente cansada y dañada le está tratando de decir algo, pero conoce esos pasos, esa manera de ocultar las manos en una chamarra negra y antes de siquiera pensarlo está caminando tras él, queriendo alcanzarlo para... ¿para qué? ¿qué va a decir?
.- ¡Jungkook! – su voz brota titubeante, pero lo suficientemente alta como para que se detenga a unos metros – Jungkook, hablemos por favor, yo sólo...
Las palabras mueran cuando el joven se gira, un rostro totalmente desconocido y confundido mirándolo fijamente. No hay nada parecido en ese chico con Jungkook, ni en la forma en como se para o en cómo esconde sus manos en su chamarra negra. Sus ojos no son grandes y brillantes, ni sus labios parecen esconder en el borde de su sonrisa la receta para sanar todas las enfermedades que un corazón pueda albergar.
No es su Jungkook y entonces entiende lo que su mente está tratando de decirle, el paso que sigue... sólo espera que Jungkook esté dispuesto a responder al teléfono.
Ya quería volver, sobre todo porque nos falta poco... poco!
Pero este capítulo es importante, no sólo por lo que nos revela sino porque quería abordar hace mucho tiempo el cómo cuando estamos tanto tiempo en una relación violenta, nos terminamos volviendo violentos también, sólo que de forma distinta. Esto nunca se dice y yo no se los digo como profesional, se los digo porque después de más de seis años, al fin entendí que yo fui una mujer violentada por quien fue mi primer novio, sólo que nunca de forma física.
Bien... eso es todo. Sólo quería dejar eso dicho: las víctimas también aprenden a hacer daño y eso no las hace menos víctimas, pero tampoco justifica sus actos.
¡No olviden dejarme sus opiniones y qué creen que pasará!
Gracias por todo.
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