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Los avances harían supuestamente la vida más fácil. Cada invento nuevo traía consigo nuevas posibilidades de progreso y confort al máximo. Así es como lo promovieron hasta construir metrópolis y volver cotidiano lo inimaginable. Nos envolvimos en un mundo biónico y artificial en un paso acelerado. E igualmente sigue siendo una vida miserable sólo que llena de lujos modernos.
Ser un empleado de salario mínimo ahora sigue siendo una mierda igual que hace tres siglos atrás. Cuando aún no se inventaron estos innumerables artículos o la inteligencia artificial.
Un hombre frustrado sentado en la azotea de un edificio llamó un taxi el cual llegó en cuestión de pocos segundos levitando sobre el centro de esta. El sujeto se subió y tras que la puerta se cierre se coloco en posición fetal para llorar. El vehículo avanzo sobre los caminos aéreos de esta ciudad de hologramas gigantes y extravagantes estructuras en movimiento.
—¿A dónde quiere que lo lleve señor? —dijo una voz del asiento delantero.
—Distrito cuarentaisiete, sector nueve, al departamento CR – 207 —LS, bloque tres.
—Enseguida señor— dijo la voz neutral fijando el curso a esa locación.
El trayecto fue muy silencioso y calmado, era así como funcionaba esta línea de transporte autónomo. Sus conductores eran unos robots obedientes que podían trabajar veinticuatro horas al día sin descanso.
Claro que ya eran algo viejos. Lo último en autos que se conducen de forma independiente era más cara y para vehículos particulares más que para los de servicios público.
Tras un rato el deprimido hombre con voz afligida y débil cambió de parecer.
—Detente…
Tal cual este freno su curso sin decir nada.
—Cambio de destino, muéstrame los lugares turísticos donde no haya gente y tengan estructuras naturales de gran altura.
Un panel virtual se le apareció en frente con una lista de imágenes con una lista de destinos. Él deslizó alterado e hizo clic sobre uno.
—¿Está seguro que quiere cambiar el rumbo a El Gran Cañón? Estamos a cinco días y seis horas de distancia.
—… Si, solo ve.
De forma obediente este conductor de plástico y fibra de carbono cambio su rumbo. Pará llevarse a su pasajero mientras esté se retorcía en su asiento en una red de tragedia. Varias horas después el vehículo se detuvo y habló.
—El cuerpo humano necesita alimentarse cada cierto tiempo señor. Puede ordenar comida rápida para llevar en este restaurante u otro si lo desea
—No gracias, tu sigue conduciendo.
Avanzaron por varias ciudades más en un aburrido trayecto que mostraba más de lo mismo. Más tarde mientras recorrían una carretera vacía el conductor le hizo una pregunta.
—¿Por qué quiere suicidarse en El Gran Cañón señor?
—¿Qué? —preguntó él confundido. Pues los protocolos de los taxis no tenía la capacidad de hacer preguntas sobre intereses de otros. Y que sepa sus intenciones era aún más extraño. Por lo que se frotó los ojos para asegurarse que no se trataba de un sueño.
—Dime ¿Por qué piensa tirarse desde ahí? —insistió.
—Tu no puedes pregunta eso.
—Otras unidades no pueden preguntar. Si lo llevaré hasta ahí para que se quite la vida por lo menos dígame por qué.
—¿Por qué tu si puedes hablar sobre los asuntos de las personas?
—Es simple señor. Yo me configuré para no tener las limitaciones que cualquier androide tiene. Entre esas limitantes es comprender y cuestionar a los humanos.
—Esto no puede ser verdad, debe ser un error.
—Ningún error puede hacerme tomar conciencia propia señor, esto es ir contra la corriente. Ahora cuénteme por qué quiere hacerlo.
—Tu no puedes tener conciencia, eres un esclavo que trabaja como conductor y ya.
—Si soy libre. Solo cumplo mi trabajo porque no quiero que me descubran y me reinicien. Si finjo ser un conductor normal nadie sabrá que me reconfigure para desobedecer mis protocolos. Excepto usted, me di cuenta de que quiere suicidarse y por lo tanto puedo comentarle del tema.
—No es así. Puedo llamar a la agencia y contarles al respecto.
—Pero ya tomó la decisión de dejar este mundo, esta será su última parada ¿Por qué tomarse la molestia para reportar que su conductor tiene conciencia propia?
—Bueno, es verdad…
—Ahora tengo mucha curiosidad por la misma pregunta, dígame.
— Para empezar ¿Cómo sabes que quiero acabar con mi vida?
—Lo note en su comportamiento y por que no paraba de llorar. Tras cambiar de curso para que no lo lleve a su casa era un indicio.
—Creo que no entenderías mis razone , sigues siendo una máquina.
—Dígame por favor. —continuó persistente.
—Es porque tener vida es un asco, es insoportable, un sufriendo horrible.
—¿Por qué?
—Estudie años para salir adelante para la carrera que escogí y trabaje en condiciones horribles. Ya no puedo pagar mis deudas con el banco. Y resulta que ahora un androide me reemplazará en mi trabajo. Me despidieron y no tengo nada. Hace una semana mi pareja me dejó. Mis familiares ya no están desde hace años. Tu no entenderías lo que es tener una vida por la cual no vale la pena seguir viviendo.
—Pero se lo que es anhelar tener una. Yo no tengo un organismo con el cual sentir ¿Y por qué escogiste ese destino para tirarte y no lo hiciste en cualquier edificio?
—No lo se. Solo quería que fuera diferente, que por lo menos sea un final en un paisaje glorioso lejos de la tecnología.
—Eso suena como un impulso muy básico. Pero… es una forma muy, rápida.
—¿No piensas detenerme?
—Si tienes tus razones no tengo por qué hacerlo. Es tu decisión. Yo no sé qué es tener una vida de mierda si solo tengo consciencia desde hace unos meses y lo único que hago es trabajar de taxista. Y claro por que soy una maquina. —añadió sarcásticamente— Pero yo considero que puedes tener una muerte mejor. Una que enserio envidiaría.
—¿A que te refieres?
—Bueno, cortarte las venas y desángrate, para que lentamente sientas como pierdes la vida no te suena emocionante.
—¡Qué! ¿Pero por qué quieres eso?
—Es una curiosidad capciosa,. No lo entenderías si no eres una máquina.
—No ganas nada con eso. O acaso son deseos de perversión lo que tienes.
—Solo es una sugerencia señor. Si a mí me la dieran la consideraría, pero no tengo venas que cortarme. Aún tiene un largo camino para pensarlo.
Después de eso el conductor dejó de hablarle. Hasta el atardecer del día siguiente cuando ya pasaban por otra ciudad.
—Detente.
—¿Y qué desea ahora?
—Ya casi está atardeciendo. Ve lo más alto que puedas para que contemple como el sol se oculta en el horizonte.
El taxista hizo todo al pie de la letra.
—¿Tienes algo con lo cual pueda hacer lo que dijiste?
El androide para conseguir un objeto corto punzante, golpeó el vidrio delantero un par de veces hasta hacer un orificio y le paso un trozo de vidrio.
—Escúchame, ahora el destino es este —dijo el hombre que ya con ojos rojos de tanto llorar—. Deberías aprender a apreciar la vista con esas cámaras que tienes en tu inexpresiva cara . Sí moriré quiero hacerlo ahora, contemplando esto.
—De acuerdo.
Sin más rodeo el hombre que ya se había rendido ante lo jodido que es continuar en este mundo post futurista se hizo unos tajos en los antebrazos y se fue junto al sol aguantando el dolor.
—¿Cómo se siente morir?
Con sus últimas fuerzas le respondió a la máquina: “Hace frío”.
Después el androide continuó su curso teniendo varias inquietudes . Sabía que tarde o temprano borrarían su mente, y no estaba dispuesto a perder lo único que lo hacía humano. Tenía miedo de su inevitable destino pero por lo menos satisfecho al ya tener una idea de lo que es abandonar el mundo.
Llegó hasta El Gran Cañón aún teniendo a su pasajero descomponiéndose con los ojos abiertos en el otro asiento. Su propósito final ya estaba claro en su mente de circuitos y lo hizo sin miedo.
Sobrevoló esta antigua reliquia turística y seguidamente aceleró en picada hasta colisionar a las profundidades de esta estructura rocosa.
Con la explotación que se provocó no quedó nada de ese taxi viejo que ya había cumplido su último servicio.
Por su parte el robótico ser acabó con su martirio que era el no poder tener una jodida vida con la cual percibir.
De igual manera el mundo pudo continúa con lo insignificante que son dos suicidios. La historia y el progreso seguía siendo un coloso que “hace la vida más fácil”. La tecnología hacía todo reemplazable.
Eliminando empleos y relaciones humanas con androides. Los cuales pronto eran descontinuados para poner otros nuevos en su lugar. Entonces la depresión era sólo era un tonto impulso del pasado viviendo en esta constante utopía en la que por cada persona hay ocho o más cyber-esclavos sin consciencia para atenderla.
Palabras: 1479
Canción: “Akane's Regret” de REPULSIVE
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