17
Ahora que por fin sabes lo que se siente no sabes que hacer. Creíste que atravesar por la experiencia te liberaría de una buena vez, pero solo te arrodillas aquí estando más perdido que nunca. Confuso cómo un miserable que a llorado por las noches intentando ahogar las penas en una almohada.
Tu piel pálida como el blanco del invierno se siente cada vez más fría aquí adentro. Solo tiemblas sabiendo que estar aún más abrigado no mejorarías de tu situación. Solo tienes lo necesario para la ocasión. Tu vista está lo suficientemente acostumbrada a la oscuridad para ver el ambiente, no es mucho la verdad. El tiempo no es algo que puedas medir entre tanta confusión, pero no lo necesitas más ya. Otro detalle en este sitio que te agobia con su pequeñez es que ya no tienes boca, no puedes hablar ni tienes con quien hacerlo. Así que no es una novedad que deba impactarte si igualmente eras inexpresivo, de pocas palabras.
Palpaste cada rincón en busca de pistas, sin saber de que exactamente. La verdad nadie puede decir las instrucciones de como hacer esto, pues nadie sobrevivió para contarlo. Delicadamente tus dedos tocaron las paredes que son una rugosa y fría superficie de cerámica. Material que fue molido al tamaño de la arena y colocada para esta fachada interna. A pesar de cuanto toques las paredes aún te hace sentir raro.
Las veces que escuchaste gotas de líquido caer provocando un sonido metálico parecen incontables. Es aquello a lo que más ansias y también lo que más temes el origen de ese ruido. Mientras tanto torpemente intentas abrir la que está a tu lado. Pero que inútil, si sabes que ya no hay nada del otro lado. Por eso eres un bueno para nada, intentas abrir la puerta por la cual entraste ¿Por qué?
Aún así la decisión era totalmente tuya, por eso viniste hasta aquí. Fue hasta que te cansaste de la nada y deambular como un gato encerrado en una caja que sin pensarlo más hiciste tu única opción. Te despojaste de tus últimas prendas y te dirigiste al torrente para remojar tu cuerpo.
Ya te dio igual que la regadera emanara litros de sangre colorada de guindo. No tienes nada más para hacer con tu futuro. En el punto que eres una silueta totalmente cubierta de este líquido no puedes sentir nada. Eres incapaz de encontrarle un significado o sentido a la “vida”. La fragancia de óxido de la sangre no es algo que procede tu cerebro gris o tu negro corazón ¿Qué significa ser ahora un pedazo de carne?
El fluido que llega al suelo se desvanece de algún modo. Tu estas en el suelo sentado envolviéndote las rodillas con los brazos, como una pequeña bola. Con los ojos pálidos y resecos contemplas las heridas en tus muñecas de cortes profundos y gruesos. Solo miras aberturas que demuestran tu muerte ocurrida hace mucho. Estás vacío por dentro y en tu interior no recorre nada, ni el más mínimo aliento o glóbulo rojo.
Apenas recuerdas haber llegado aquí. A un escenario polarizado del baño de tu casa. Sin las superficies lizas, sin el espejo ni el lavamanos. Sin ninguna luz o ventana. Vacía sin estar equipada del inodoro o de la tina en la que te habías recostado cuando tomaste la decisión. Había mucha agua y dolor en ese momento, te sentías agonizante hasta que cerraste los ojos con sueño. Había algo muy afilado de por medio en todo ese escándalo.
Prácticamente el lugar de un metro y medio de ancho y tres de largo estaba vacía. Solo estas tu al fondo bajo una regadera de sangre que ya espeso tu largo cabello. Bueno… si eres considerado nada literalmente está vacío.
No tienes nada, no sabes ni como nombrar o describir lo que ocurre. Si existiera un letrero afuera de la puerta para hacerlo simplemente lo especificariá como “Suicide Room”.
¿Qué más necesitamos saber?
Acaso también hay que poner nombres, apellidos, antecedentes, descripción física del ser fallecido, como se sentía antes, amigos, gustos, sueños.
¡Maldita sea! Esto no es una morgue para rellenar un informe médico de datos. Esta es solo una habitación vacía.
Palabras: 700
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