Capítulo 3
Me encontraba en el salón de mi casa hablando por teléfono con Lucy. En unos días se iba a celebrar un evento benéfico en el hotel Pennsylvania, cerca del centro comercial. Consistía en una subasta de todo tipo de productos de las empresas más importantes de Nueva York, y el dinero sería destinado a diversas ONG. Tanto Lucy como yo íbamos a acudir, así que estábamos hablando de la noche para la que no quedaba tanto. Sin embargo, la conversación se fue por las ramas y acabó en un tema del que no quería hablar.
- Oye, Alyssa, ¿sabes si el hermano de Arthur está soltero? –preguntó mi amiga, y, aunque ella no me pudiera ver, fruncí el ceño.
- ¿Para qué quieres saber eso?
- Pues hija, para qué va a ser –conocía demasiado bien a Lucy como para saber que había rodado los ojos-. Me parece guapo, está bueno y tiene mucha labia. Además, ya va siendo hora de que me eche novio.
- No te recomiendo a Christopher.
- ¿Qué? ¿Por qué no?
- Porque... -me quedé en blanco, no sabía por qué le había dicho aquello, había sido casi innato-. Solo hazme caso, ¿vale?
Di por hecho que posiblemente la mala imagen que obtuve de él el domingo anterior en la comida familiar había sido la que me había incitado a advertir a mi mejor amiga sobre Christopher, no podía haber otra explicación.
- Si tú lo dices... Bueno, no te aseguro nada. Intentaré acercarme a él la próxima noche.
Suspiré frustrada, Lucy nunca hacía caso de las advertencias que le hacíamos los demás, y usualmente acababa en desastre. Era bastante común tenerla en mi casa a las tres de la mañana llorando a moco tendido sobre mi hombro mientras Arthur prepara un vaso de leche caliente para ella. La razón solía ser que un chico la había tratado mal durante su cita, y por casualidades del destino, solía ser alguien de quién la habíamos intentado alejar.
Sin embargo, en esta ocasión sentí que no era que Christopher fuese malo para ella, sino que había una razón más que me había impulsado a mantenerlos separados, y a poder ser, que ni se mirasen.
- Luego no digas que no te lo advertí –le dije a Lucy, un poco más seria de lo normal-. Tengo que colgar, mi padre me necesita en la oficina.
- De acuerdo, Lis, hablamos después.
Cogí el coche una vez llegué al garaje y conduje hasta la 52nd Street en Midtown East, lugar donde estaban ubicadas las oficinas de Lightningbright. Tenía curiosidad sobre qué querría mi padre de mí, y me preguntaba si habría llamado a Evelyn también.
Entré al edificio y subí a la quinta planta; al fondo del pasillo se divisaba la oficina de mi padre. Empujé la puerta con delicadeza y decisión al mismo tiempo. Di un paso y me encontré el cabello rubio teñido de mi hermana de frente, así que me senté a su lado quedando frente a mi padre.
- ¿Qué necesitas? –pregunté con educación.
- Supongo que sabréis que en unos días se celebra un evento benéfico en el hotel Pennsylvania –comenzó mi progenitor.
- Sí, papá. De hecho, estamos trabajando muy duro en las oficinas para que todo salga bien –interrumpió mi hermana.
- Bien, pues seguid así –asintió el hombre y siguió hablando-. No me quedan muchos años para jubilarme, de hecho, año y medio exactamente. Vosotras sois el futuro de la empresa, seréis co-propietarias, y necesito que os comprometáis más que nunca con Lightningbright.
«Por ello, he pensado que las máximas representantes de la empresa la próxima noche seáis vosotras dos. Vais a ir introduciéndoos poco a poco, como futuras dueñas que sois.
Me quedé de piedra, me esperaba cualquier comanda menos esa. Evelyn y yo nos miramos para luego volver toda nuestra atención a nuestro padre, el cual nos dirigía una sonrisa de orgullo.
- Sé que es mucha información de golpe, sin contar la responsabilidad que supone, pero estáis más que preparadas para esto. Habéis crecido para convertiros en dos de las mujeres más poderosas de los Estados Unidos.
- Me alaga mucho, papá. Y por supuesto que lo haremos –afirmó con seguridad Evelyn, sonriendo de oreja a oreja.
Yo, sin embargo, no estaba tan convencida. Encargarme de la noche del evento me hacía ilusión, pero pensar que en año y medio iba a dirigir una de las empresas automovilísticas más importantes del mundo me aterraba.
- ¿Y tú, Alyssa?
- Yo... no sé –me encogí de hombros e hice una mueca-. Sabía que este momento llegaría, pero no tan pronto.
- No exageres, tienes año y medio para prepararte –me animó Eve-. Además, estamos ambas a cargo, nos tendremos de apoyo mutuo.
- Lis –habló mi padre-, es tu momento, y el de tu hermana. Confío en vosotras para esto.
«Aparte, necesito que ahora prestéis atención al evento benéfico, que es lo que más urge en este momento.
Tanto Evelyn como yo asentimos, y tras despedirnos, salimos de la oficina de mi padre y nos montamos en el ascensor. Hubo un silencio sepulcral por unos instantes, hasta que una pregunta salió de mis labios.
- ¿Cuándo empezamos?
Todo estaba listo, Evelyn y yo nos encontrábamos repasando el listado de coches que habíamos llevado al hotel Pennsylvania. Ella iba con un vestido rosa palo hasta las rodillas y pegado al cuerpo, conjuntado con unos zapatos plateados a juego con su bolso. Su pelo estaba recogido en una trenza que hacía de diadema, y sus ojos avellana estaban decorados con una sombra plateada y muy sutil.
Yo llevaba un vestido blanco con detalles negros por la zona de pecho, y con vuelo a partir de la cintura, que me llegaba hasta poco más arriba de las rodillas. Mis tacones eran negros, mi pelo se encontraba recogido en un moño y mi maquillaje era natural. La verdad es que ambas nos veíamos espectaculares, dando buena imagen a Lightningbright.
- Chicas, relajaros, todo va a salir bien –oí que dijo Arthur a la vez que me abrazaba por detrás.
- Son demasiado perfeccionistas –habló Ethan esta vez, pasando un brazo por los hombros de Evelyn.
- Ya, bueno, ¿tú no deberías estar haciendo lo mismo, Arthur? –alcé una ceja y le miré de costado.
- Está Chris encargándose de ello, yo ya estuve ayer hasta la noche trabajando mientras él salía de fiesta.
- Doy fe de ello, me despertaste cuando te acostaste –Arthur me besó la mejilla y sonrió disculpándose-. Da igual, me volví a dormir en seguida.
- Por cierto, ¿ya es seguro dejar a tu hermano solo con toda esa responsabilidad? –preguntó Evelyn riendo levemente.
- Pues, aunque parezca que no, es muy buen trabajador, y muy inteligente –el rubio defendió a su hermano, pero sin ser grosero-. Solo que es muy fiestero y muy infantil a veces. Pero por lo demás, es el empresario perfecto.
Sonreí al ver que Arthur tenía tanta confianza en Christopher, era una buena relación entre hermanos, muy parecida a la que tenía yo con Evelyn. Me giré en los brazos de Arthur y le besé, para después volver al trabajo. De mientras, Evelyn, Ethan y mi novio fueron a por algo para beber.
Miré a la izquierda y vi a Christopher muy concentrado revisando unos papeles que tenía en la mano. Tanto su hermano como él iban de traje, a cada cual le sentaba mejor. Al parecer el moreno notó mi mirada y se giró a verme, sonriendo ampliamente y moviendo su mano en forma de saludo. Le sonreí levemente de vuelta y volví a lo mío, no olvidaba lo que pasó en la terraza el domingo, y ciertamente, estaba bastante molesta con él.
- ¿Por qué tan distante? –pegué un brinco por el susto que me había provocado la voz de Christopher, no lo había visto acercarse.
- Nunca hemos sido cercanos –solté.
- Dios, como las tiras –rió levemente y alzó sus brazos al aire, como si se estuviera rindiendo ante algo.
- ¿Qué? ¿He dicho alguna mentira?
Chris hizo un sonido de disgusto con la lengua y sonrió con sorna, como de costumbre. Se acercó más a mí y me miró de arriba abajo. Diría que me sentía incómoda, pero entonces sí que estaría mintiendo.
- Estás enfadada por lo del domingo –fue más una afirmación que una pregunta.
- Para nada –negué con ironía-. Pues hombre, teniendo en cuenta que ya no es que estuvieras tirándome fichas, sino que juraría que estuviste a punto de besarme cuando estoy en una relación estable con tu hermano...
- Te enfadas por algo que está escrito –negó sonriendo al suelo.
- ¿Perdón?
- Perdonada –bromeó y yo le miré mal-. Vale, ha sido un chiste muy malo.
- ¿Puedes decirme a qué coño te refieres con que está escrito? ¿El qué está escrito? –apreté mi mandíbula, me estaba estresando.
- ¡Qué fiereza! –siguió bromeando-. Pues está muy claro, Alyssa, estamos destinados a estar juntos.
- Claro, y yo encontré Narnia en mi armario cuando tenía ocho años. Soy la reina Alyssa, la inteligente –bufé, cada vez me estaba enfadando más. ¿Quién se creía que era?
- A mí siempre me dicen que me parezco a Skandar Keynes, el actor que interpreta a Edmund.
- ¡Me da igual! –grité exasperada-. No te hagas el simpático conmigo, lo mejor es que solo nos saludemos y punto. Por cortesía familiar.
- ¿De verdad, Lis? –preguntó incrédulo-. ¿Pero acaso no ves que...?
- Lo primero, no me llames Lis, Christopher –le señalé con mi dedo índice derecho-. Segundo, ¿no veo el qué? ¿A un idiota enfrente de mí?
- Tú puedes llamarme Chris –se encogió de hombros-, Christopher es muy formal. Y no sabía que creías que era un idiota.
- Me lo has demostrado tú solito, Christopher –remarqué su nombre completo con rabia-. Ahora, ¿puedes apartarte de mi vista? Tengo que trabajar.
El moreno me miró bastante dolido, asintió y volvió al sitio de donde había venido, cabizbajo. Bufé y terminé de revisar todos los modelos de coches que habíamos traído. Al de un rato, apareció Evelyn a hacerme el relevo y aproveché para ir con Lucy, la cual había llegado hacía escasos minutos.
La saludé a lo lejos y sonriendo me acerqué. Nos abrazamos estrechamente, para de seguido irnos a la barra a beber algo.
- Hoy va a ser una gran noche –murmuró Lucy bebiendo de su copa.
- Recuerda que no es una fiesta en sí, Lu, es un evento benéfico.
- Lo sé, lo sé –rio y se movió al ritmo de la música.
- Solo no te pases de copas –reí e hice lo mismo que ella.
Estuvimos hablando un rato más mientras bailábamos. Sonó 1, 2, 3 de Sofía Reyes y me vine arriba, me encantaba esta canción. Fui a cantarla con Lucy, pero su mirada no se encontraba donde yo esperaba, sino detrás de mí. Fruncí el ceño, confundida, y ella solo me miró de pronto y sonrió.
- If you wanna turn in on, go, get a lightbulb, después hablamos –canturreó y pensé que se había animado, pero no, me lo había dicho literalmente, pues la vi yéndose de mi lado hacia otro lado de la sala. La perdí entre la gente, no le di mucha más importancia y me fui a hablar con personas de otras empresas.
A la hora de subastar, Evelyn y yo subimos al escenario a presentar todas las empresas implicadas, aparte de dar cara a Lightningbright. A decir verdad, me lo pasé bien. Tanto Evelyn como yo estuvimos muy sueltas y la velada transcurrió de forma fluida y amena.
La subasta había salido perfecta, y solo con nuestra empresa habíamos conseguido trece con cinco millones de dólares para donar. Estaba orgullosa de que el trabajo realizado por mi hermana y por mí hubiese dado sus frutos. Arthur también estaba contento, habían conseguido nueve millones de dólares; nos sentíamos realizados. Además, mi hermana y yo recibimos bastantes felicitaciones por parte de personas muy influyentes en el gobierno y en la economía del país, sin contar las ofertas de distintos negocios para trabajar con nosotras.
Tras la subasta se celebró la fiesta de después, en la que ya todos podíamos desfasarnos un poco más. Decidí buscar a Lucy, a quién no había visto desde que se despidió de mí cantando en la barra, ni siquiera en la subasta. Owen y ella eran mis compañeros de fiesta, y al menos tener a uno compensaba la falta del otro.
Caminé por toda la sala en busca de mi amiga, saludando a todos los directores y directoras de empresas que me encontraba en el camino. Tras quince minutos sin encontrarla, estaba a punto de rendirme y volver con Arthur, cuando finalmente pude avistar su cabello pelirrojo. Mi sonrisa era de alivio, pero esta se desvaneció cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo.
Estaba besando a Christopher Lewis.
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