Capítulo 17
Mi hermana estaba de luna de miel en La Toscana, pasándoselo bien después de su maravillosa boda. Yo estaba muerta del asco, seguía dándole vueltas al momento musical que tuvimos Chris y yo, se repetía en mi cabeza como un disco rayado. Arthur se estaba comportando muy raro, más distante de lo normal, y no me hablaba tanto como antes. No se podía decir que estaba enfadado, pero algo le molestaba, aunque aun no sabía el qué. Aunque yo sí que estaba algo enfadada con él, ya que no me ayudó a defenderme de Willow durante el banquete ni una vez. Era un novio florero, novio planta y novio cojín.
Desgraciadamente, debía vestirme y acudir a una comida familiar y amistosa en casa de los Lewis para celebrar algo, no me había enterado de qué iba la movida. Lo bueno es que Lucy, Owen, Luke y Natalie estarían allí; lo malo es que Willow estaría allí también. Tampoco entendía por qué, sería novia de Chris, pero nadie la quería con nosotros, con lo fácil que era prohibirle la entrada.
Me vestí con la ropa más cara que encontré para hacer rabiar a la rubia, no permitiría que intentase volver a dejarme de algo que no era. Me puse una falda de Gucci rosa de lana y seda, con cuatro botones de color plateado, y que me llegaba por encima de las rodillas; arriba me puse una camiseta de seda blanca de Chanel, y del cuello le salía un lazo negro hasta más o menos la zona del ombligo. Me puse los tacones de platino de Stuart Weitzman, que formaban parte de los cinco pares de zapatos más caros del mundo. Una vez lista, me miré al espejo y sonreí al verme bien vestida, sin embargo, al mirarme a los ojos a mí misma, me asusté al ver la falta de vida que había en ellos. Intenté que mi sonrisa se reflejase en mis orbes marrones, pero todo esfuerzo fue en vano, no expresaban tristeza si quiera.
Suspiré y cogí mi bolso para luego dirigirme a la entrada, donde me esperaba Arthur para salir. Charles nos llevaría al apartamento de los Lewis, y solo rezaba para que cuando llegase, Lucy y Owen estuviesen ya allí; también supliqué al cielo que Willow se hubiese enfermado de gripe y no pudiese acudir. Suerte la mía, que cuando entramos al apartamento la rubia ya estaba en el salón, quejándose de algo, más bien, de alguien. La nini estaba chillando a la pobre Meredith porque al parecer había tardado un minuto y medio en traerle la copa de vino. Rodé los ojos y me compadecí de la pobre chica, la cual estaba muerta de vergüenza y mirando al suelo. Mientras, Chris, que estaba a su lado, tenía los labios apretados en una línea y miraba a todos lados menos a las dos mujeres.
Aparté mis ojos de ellos y busqué a mis mejores amigos y a Natalie, no me apetecía discutir todavía, y menos tener que hablar con Chris sobre la escena de musical que montamos en la boda de mi hermana. Poco después, los encontré a ellos tres y a Luke en una de las esquinas del salón, cuchicheando. Me acerqué a ellos y me puse al lado de Lucy, todos me miraron y dejaron de hablar, y yo fruncí el ceño.
- ¿De qué hablabais? –pregunté, curiosa.
- Ahora te contamos –susurró la pelirroja, mirando hacia atrás.
Seguí su mirada y vi a Willow pasar por detrás de nosotros, así que para disimular, pregunté de qué se conocían todos ellos con Natalie. Me comentaron que Luke y ella ya se conocían debido a que ambos son mejores amigos de Chris, y este la había introducido a Owen y a Lucy. Asentí y sonreí, me alegraba que se hubiesen caído bien entre ellos.
- Vale –dijo Natalie-. Estábamos comentando que Willow es irritante.
- ¿Solo irritante? –bufó Owen-. No hay quien la aguante, lleva aquí veinte minutos y solo la he oído quejarse y chillar a la pobre chica.
- No sé qué mosca le ha picado a Chris para estar con ella –murmuró Luke, viendo como su mejor amigo iba detrás de una llorona Willow-. Nunca le han gustado las mimadas.
- Yo sí –musitó Natalie y me miró-. Desde que rompisteis, Chris ha estado hecho una mierda, y su manera de superarte es estar con una cazafortunas de pacotilla.
Inspiré y asentí, sabiendo que era culpa mía que la rubia se hubiese colado en nuestras vidas y me sentí fatal. Si tan solo hubiese hecho las cosas bien... Pero no, tenía que estropearlo todo.
- Tampoco es culpa de Alyssa, el que está saliendo con ella es Chris –intentó defenderme Lucy, pero la corté.
- Tiene razón, Lu.
- ¡Claro que tengo razón! –exclamó Natalie-. Además, Chris tenía y tiene ya muchísimos líos encima para que tú le dejases de la manera en que lo hiciste. Eres una egoísta –quise calmarme, pero me molestaba que me llamase egoísta cuando lo había hecho por él.
- Ya te dije en el 1 Oak que hay una razón.
- ¿Ah, sí? Pues dila. –La castaña se cruzó de brazos, y Luke me miraba impaciente, con la mandíbula apretada.
- Prometedme que no se lo diréis, por favor –rogué.
- Depende de lo que sea –acotó Luke, y yo asentí, sabiendo que no querrían ver a Chris en una situación peor.
Les conté mi razón, el por qué no quería una relación pública, por qué le dejé. Natalie se echó a llorar y Luke me miraba con la boca abierta, dejándome ambos confundida. Fui a hablar, pero el abrazo de Natalie me dejó sin aire.
- Ya sabíamos el riesgo que conllevaba que Chris estuviese contigo, y también sabíamos que él estaba dispuesto a tomarlo –comenzó Luke-. Pero no nos imaginábamos que él te lo había contado, así que pensábamos que lo que le habías dicho cuando discutisteis lo decías en serio.
- Nos dijo cada palabra que salió de tu boca aquella noche, Alyssa –intervino Natalie-. Estaba destrozado, jamás lo había visto tan mal por algo. Ahora entiendo todo –Todavía resbalaban lágrimas por sus mejillas, y yo sonreí con sinceridad después de mucho tiempo-. Ojalá lo tuyo y lo de Chris pudiese ser real, Alyssa. Porque tú sí que te lo mereces, y no ella.
Todos miramos a Willow, la cual ahora lloraba porque ya se había acabado la copa de vino y nadie le servía otro. La desesperación emanando del cuerpo de Christopher se sentía a leguas, y era normal, esa chica era inaguantable.
Nos llamaron a todos a comer y nos sentamos en la mesa, quedando yo al lado de Arthur y de Owen, al lado de este Luke, y a la izquierda del novio de mi amigo estaba mi padre; en frente de mí estaba Chris, a su izquierda Willow y a su derecha Lucy, la cual, a su vez, estaba al lado de Natalie, y a la derecha de esta estaba mi madre. Presidiendo la mesa a la izquierda estaba Samuel, y Katherin en el otro extremo, frente a su marido.
En cada conversación que se tenía Willow tenía que hacer mínimo un comentario, casi siempre despectivo. En más de una ocasión, cuando una pregunta iba dirigida a cualquiera de nosotros, es decir, a cualquiera que no fuera Willow, ella respondía por esa persona contando su vida. Mis padres estaban alucinando, los Lewis tenían cara de molestia, mis amigos, incluyendo a Natalie y a Luke, y yo estábamos hasta las narices de que no nos dejase hablar, y Chris parecía querer que lo tragase la tierra. Katherin intentó preguntarme sobre cómo tenía pensado que fuese mi vestido de novia, pero antes de poder decir una palabra, habló la rubia.
- Pues mira, eso da igual, porque nos da igual su vida. Yo tenía pensado que mi vestido fuese...
- No te ha preguntado a ti –la corté, roja de rabia.
- Pero hija, ¿no ves que a nadie le importa tu vida? Ya te tienen muy vista –bufó, e intentó continuar, pero no la dejé.
- En realidad, a nadie le interesa tu vida. No sé si te has dado cuenta, pero ninguna pregunta iba dirigida a ti, y aun así, las has contestado todas.
- Porque querían saber mi opinión. –Hizo un movimiento de mano para apartarse el pelo, y yo estaba a punto de saltar encima de ella y arrancárselo.
- No, te habrían preguntado a ti si fuese así –Inspiré y expulsé el aire rápidamente-. No te han cortado por educación, pero nos tienes a todos aburridos.
- Alyssa, no te pases –murmuró Arthur, y yo le miré incrédula.
- ¿De verdad vas a defenderla a ella, cuando nos ha faltado el respeto a todos? –pregunté con la vena de mi cuello hinchada.
- Es que es la invitada, no puedes...
- Pues claro que puede –intervino mi madre-. Es tu novia, hombre, ¡defiéndela cuando tiene razón!
- Pero...
- ¡Pero nada! –exclamó Owen-. Eres incapaz de dar la cara por ella, no la mereces.
- ¡Cuidado con lo que dices, jovencito! –gritó Katherin.
- ¿Acaso ha mentido? –preguntó Lucy, negando con la cabeza-. Siempre que Alyssa ha peleado con alguien para defenderse o para defendernos a los demás, tú has pasado y le has dado la espalda. Y esto lleva ocurriendo desde que empezasteis a salir.
- Tienen razón, hermano –intervino Chris, y me sorprendí ante ello-. Si te soy sincero, no apostaba porque vuestra relación durase más de seis meses, no pegáis.
- ¡Retira eso inmediatamente! –chilló Samuel, defendiendo a su primogénito.
- ¿Qué sabrás tú de mi relación con Alyssa? –preguntó un furioso Arthur, y Chris sonrió de lado.
- Sé mucho más de lo que crees, porque ella misma me ha contado que la tienes aburrida.
- ¡Mientes!
Se lio bastante parda, Arthur y Chris discutían mientras Samuel defendía al rubio; Katherin, Owen y Lucy estaban a punto de pegarse; mi padre, Luke y Natalie miraban todo estupefactos; y Willow lloraba a moco tendido para llamar la atención, así que empecé a pedirle que dejara de hacer el ridículo. Así se montó una escena que de lejos parecería una comedia digna de Plauto, pero desde luego iba a llevar a algo que ninguno queríamos.
Natalie y Luke se unieron a mí para enfrentarse a Willow, y el único que aún no había decidido bando era mi padre, que se dedicó a ir de discusión en discusión, escuchando. Por el rabillo del ojo vi que Chris y Arthur ya habían llegado a las manos, así que todos –menos Willow- fuimos a separarlos, dejando nuestras propias broncas de lado. Los dos hermanos estaban a puñetazo limpio, y entre medias se gritaban.
- ¡No la mereces! ¡No te mereces estar con alguien como ella! -gritaba Chris, pegando a Arthur, el cual le devolvió el golpe.
- ¿Y tú qué sabes? ¡Ni si quiera sé por qué te importa! –exclamó el rubio.
- ¡Me importa porque la tratas como una mujer florero!
Mi padre agarró a Chris, y Katherin sujetó a Arthur, el cual estaba a punto de propinarle un buen golpe en la mandíbula a su hermano pequeño. Me asusté de lo que estaba pasando, dos hermanos se estaban pegando por mí, y uno, mi novio, no tenía ni idea que le había engañado con el moreno. Si se enterase, lo mataba. Sentí la ansiedad crecer en mí, y una mano fría me cogió del brazo, llevándome por el pasillo mientras yo intentaba controlar mi respiración. Me di cuenta de que nos estaba llevando al baño, y al mirar a la persona, me encontré con mi mejor amiga.
- Tranquila –dijo sentándome en una de las butacas que tenían en el baño, para luego correr a cerrar la puerta-. Respira, ¿sí?
Asentí levemente e inspiré, a la vez que ella me mojaba la nuca con un poco de agua fresca. Estaba temblando, lo que menos quería era enfrentar a dos hermanos de esa manera, se querían, y pelear por una chica era ridículo.
- No es tu culpa, ¿sabes?
- Sí que la es –Suspiré, mirándola a la cara.
- Son ellos los que han decidido discutir por ti –acotó, sentándose frente a mí.
- Y yo la que se metió con el hermano de mi novio –lloriqueé, queriendo golpearme la cabeza con el lavabo.
- Chris te buscó –siguió ella.
- Y yo acepté. No hay excusa, Lucy, la culpa la tengo yo –Me levanté y me miré en el espejo-. Yo me acosté con Chris en el hotel Pennsylvania, yo acepté ir al Frisson Espresso con él cada poco tiempo, yo le besé en el One World Observatory, yo me enamoré de él, yo me acerqué a él en la boda cuando sonó Rewrite the Stars –Solté todo el aire que estaba reteniendo y volví mi vista a Lucy-. La única culpable aquí soy yo.
- No, Alyssa...
- Sí, Alyssa.
Me quedé de piedra al oír la voz varonil que provenía del hombre apoyado en la puerta, que estaba furioso. Lucy me miró con horror, ninguna nos habíamos dado cuenta de que la puerta se había abierto, y Arthur estaba frente a mí, mirándome con rabia y con lágrimas en los ojos. Había metido la pata hasta el fondo.
- ¿Qué has escuchado, Arthur? –pregunté con cautela.
- Casi todo –respondió él, con la mandíbula apretada-. ¿Te has acostado con Chris?
- Arthur, no es lo...
- ¡Responde! –me cortó, y yo instintivamente di un paso atrás. Suspiré, sabiendo que la verdad estaba a punto de salir y que no podría volver a ser ocultada.
- Sí –afirmé, temblando.
- ¿Y estás enamorada de él? –interrogó entre dientes, y me di cuenta al mirarle de que la vena de su cuello estaba a punto de estallar.
- Sí –volví a decir, agachando la cabeza.
- ¿Desde cuándo, Alyssa? ¿Desde cuándo me engañas?
Miré a Lucy, la cual todavía no reaccionaba. Yo solo quería salir de allí y no volver, quería que me abdujesen los extraterrestres, que se acabase el mundo en ese instante, cualquier cosa antes que enfrentarme a la situación que tenía frente a mis ojos.
- Rompimos, Arthur, te juro que... -intenté decir, pero él se me acercó y me cogió del brazo con fuerza.
- Te he hecho una pregunta, Alyssa –masculló, y yo tragué saliva.
- Meses.
Eso bastó para ver cómo sus ojos se alumbraban con un fuego que podría haberme quemado de ser físico. Me soltó y salió a marchas forzadas del cuarto de baño, y corrí detrás de él, sabiendo que se dirigía a Chris para, probablemente, pegarle una paliza. No podía permitir que el moreno pagase las consecuencias de mis errores, y poco me importó que mi brazo ardiese por la brutalidad de Arthur al agarrarme anteriormente del brazo.
Entré a la sala, y mi supongo que ex-novio tenía el puño preparado, dirigiéndose hacia Chris. Este último lo avistó a tiempo, y consiguió esquivarlo antes de que le diese directo en la nariz.
- ¡Te voy a matar! –exclamó Arthur, cegado por el odio. Yo solo pude llorar, no sabía cómo reaccionar.
- ¿Qué te pasa ahora? –cuestionó un confundido Chris.
- ¡Pues que llevas meses tirándote a mi novia!
Los ojos del moreno se abrieron como platos, y mis padres y suegros jadearon de sorpresa; los demás se miraron con terror, sabiendo lo que vendría, y Willow solo chilló como una niña de seis años a la cual no le prestan atención.
Quise intervenir cuando mi cerebro comenzó a dar órdenes a mi cuerpo de moverse, pero Luke me agarró de la cintura y me lo impidió, negando con la cabeza. Solo podía quedarme a esperar a ver qué sucedería después.
- ¿Es eso cierto, Christopher? –interrogó Samuel, rabioso.
- ¿Cómo lo sabes? –Chris ignoró a su padre, y miró con espanto a su hermano mayor.
- Eso da igual, ¡voy a matarte por meterte en nuestra relación! –Arthur volvió a levantar el puño, pero Katherin lo detuvo, intentando parar la agresión física.
- Te tengo dicho, Christopher, que en la vida de tu hermano no te metas –murmuró con odio el padre de los Lewis, y a mí se me heló la sangre-. Que si perjudicas a tu hermano, el que saldrá perdiendo siempre serás tú. Por ello, quedas desheredado y fuera de Falconfast en cualquier aspecto.
Grité que era injusto, que la única culpable era yo, que Chris no se merecía las consecuencias, pero no me hicieron caso. Intenté liberarme del agarre de Luke, pero no me dejó, solo susurraba que lo mejor era no intervenir en esos momentos. Comencé a llorar, sollozando a todo pulmón, y sentí una mano pegarme un tortazo. Mi madre.
- ¿Cómo se te ocurre? –gritó, mirándome con decepción y enfado-. ¿Es que no piensas antes de actuar o qué?
- Mamá, por favor, déjame explicarlo –supliqué, rogándole con los ojos que me escuchara.
- No quiero saber nada, es que no puedo creerlo –susurró, ocultando su cara entre sus manos. Yo me sentí peor, estaba dañando a todos.
- ¡Es una adúltera! –gritó Samuel-. Las mujeres así no merecen respeto ni que nadie las escuche. –Escupió al suelo y me miró con asco. Sin embargo, en ese momento, Natalie salió con unos papeles en la mano, y miró al hombre.
- Ella no es la única adúltera aquí –musitó, y todos quedamos confundidos, excepto ella y Chris, por lo que pude apreciar.
- ¿De qué hablas tú ahora? –espetó Samuel.
- Pues que, papá, has engañado a mamá desde que comenzasteis a salir –dijo esta vez Chris, su voz llena de orgullo de poder decirlo.
- Pero hijo, ¿qué tonterías dices? Deja de intentar desviar la atención de tus actos –comentó su madre, pero Natalie rio.
- Si usted supiera, señora Lewis, lo que Chris y yo sabemos...
Mi mirada pasaba de Chris a Natalie, los cuales estaban serios, pero a la vez sonreían de lado, tenían sed de venganza. Willow no se callaba, así que Lucy la tiró de las extensiones y la amenazó, haciendo que por fin cerrase la boca, cosa que todos le agradecimos con la mirada. Fue entonces cuando Natalie comenzó a hablar.
- Teníamos esa sospecha desde hacía años, pero no nos animábamos a confirmarla. Nuestro parecido físico nos tenía bastante confusos a los dos, y nuestro sentimiento fraternal no era lo normal entre amigos –fruncí el ceño, ya había dicho alguna vez yo que se parecían mucho-. Pero hace poco más de tres meses, justo después de la ruptura de la clandestina relación entre Chris y Alyssa, decidimos investigar lo que tanto creíamos que era una realidad.
- Cogí un vaso que utilizaste en la comida y lo guardé bien, para luego ir al laboratorio de un amigo, que nos estaba haciendo un favor –siguió Chris-. Le entregué el recipiente, de donde sacó una muestra de saliva, y luego cogió otra de Natalie. Al de unos días, nos llegaron los resultados de la prueba de paternidad.
- Que casualmente, son estos –señaló la chica, agitando los papeles en su mano-. Y pues, esa es la historia, papá.
Todos los presentes nos sorprendimos, y coreamos un jadeo. La cara de Samuel estaba descompuesta, mientras que la de Katherin era de incredulidad. Mi boca estaba abierta, y busqué los ojos de Chris para saber qué estaba sintiendo en esos momentos, pero estos estaban muy centrados en su progenitor.
- Mentís –masculló Samuel.
- Te dejamos los papeles, si quieres –dijo Natalie, extendiéndoselos a la mujer Lewis, la cual los cogió y los abrió a todo correr. Esperamos con inquietud su reacción, y el sollozo que salió de sus labios nos confirmó que era cierto.
- ¿Cómo has podido? ¿Cómo pudiste? –murmuraba Katherin, mirando con dolor a su marido.
- Fue un error, cariño, lo siento –Samuel intentó acercarse a la rubia mujer, pero esta se alejó.
- En realidad, papá –habló Chris-, no sabemos cuántos hijos ilegítimos más tienes.
Lo que iba a ser una comida familiar se estaba convirtiendo en un infierno. Los secretos estaban saliendo a la luz, cada uno más fuerte que el anterior. Nadie decía nada, solo se escuchaban los sollozos de Katherin. Chris cruzó su mirada con la mía, y vi preocupación en sus ojos, la misma que había en los míos. Nuestra relación había sido descubierta, a él ya le había traído consecuencias, solo faltaba que llegaran las mías.
- Nosotros... -comenzó mi padre-, nos vamos ya, tenemos que hablar seriamente con nuestra hija.
Nadie contestó, y todos salimos de allí, exceptuando a los Lewis, incluida Natalie, y a Willow, que aunque no pintaba nada, prefirió quedarse a escuchar un asunto que no le concernía.
Lucy, Owen y Luke me abrazaron y me desearon suerte, pues estaba sola contra mis padres, no tenía a mis amigos ni a Evelyn para ayudarme en esto. Estaba aterrada.
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