Capítulo 14
Habían pasado dos meses intensos, en los cuales había trabajado más de lo normal, había ayudado a mi hermana con los preparativos de su boda, y había planeado la despedida de soltera que sería esa misma noche.
Lucy y yo nos habíamos juntado con las amigas de mi hermana y habíamos decidido alquilar una de las limusinas que ofrece Lightningbright, haciendo ruta por tres de los mejores bares de la ciudad. Primero, la limusina nos llevaría a 230 Fifth Rooftop Bar para cenar, de allí, el coche nos dejaría en Bar Sixtyfive, después nos quedaríamos un rato en Bar 54 del hotel Hyatt Centric Times Square, y finalmente, acabaríamos la fiesta en 1 Oak.
Debido a lo largo que tenía el pelo mi hermana y a que lo tenía teñido de rubio, habíamos pensado en vestirla de princesa Disney, pero con la elegancia suficiente como para entrar a todos los lugares que habíamos reservado.
Yo no estaba de ánimo para fiestas, aun después de dos meses, Chris no salía de mi cabeza, y cada noche soñaba con su cara repleta de lágrimas cuando le dije que sí a Arthur. Este último intentaba volver a nuestra relación antes de que su hermano de interpusiera, es decir, monótona y formal, y cada día me apagaba más al ver que no tenía nadie con quien cantar en el coche, ni nadie con quien hablar de temas variados que no fuesen sobre las empresas o la economía del país. Me sentía vacía.
Lucy y Owen habían intentado animarme de todas las maneras posibles, pero era imposible motivar a alguien que no quería salir de la oscuridad en la que se había sumido. Incluso habían intentado convencerme de que Arthur era mejor partido que Chris, pero ni ellos se lo habían creído.
Así que allí me encontraba, sacando el vestido que se pondría Evelyn para la despedida de soltera, que era muy parecido al de Rapunzel: lila en la zona del corsé y morado en los lazos y en la falda; las mangas, en vez de ser abombadas como en el de los dibujos, eran de encaje y llegaban hasta las muñecas; y la falda era pegada a las caderas y a las piernas hasta las rodillas, haciendo del vestido mucho más moderno. El pelo lo llevaría trenzado y decorado con flores, haciendo alusión a la película. Iba a ir simplemente fantástica, ella siempre había querido ser una princesa Disney, e íbamos a convertirla en una por una noche.
Las demás no íbamos a ir disfrazadas, pues la futura novia era ella y las miradas debían centrarse únicamente en ella; a pesar de que Owen conseguiría lograr ser el centro de atención, tenía esa habilidad.
Una vez estuvo preparado todo lo que Evelyn iba a llevar, llamé a Lucy y a Owen para que viniesen a mi apartamento a pasar el rato hasta que Maddy, la mejor amiga de mi hermana, nos llamase para ir al apartamento de la rubia.
Arthur estaba en casa también, viendo la tele y comiendo palomitas, tragándose el Mundial Rusia 2018. A mí ese deporte no me llamaba la atención, y desgraciadamente, siempre que quería sentarme en el sofá a ver una serie, tenía que irme a otra habitación para que el señorito pudiese ver todos los partidos de fútbol. Y así quería arreglar nuestra relación, siguiendo con la mirada un balón en una pantalla en vez de salir a algún lado. Incluso yo, aun estando destrozada por lo que había pasado con Chris, le había hecho la propuesta de ir al cine o de pasear, pero no, era mejor ver a Messi.
Bufé ante el pensamiento de mi novio siendo una planta y él al parecer lo escuchó, mirándome extrañado. Le miré mal y negué con la cabeza yendo a la cocina a por un vaso de agua, hacía bastante calor, unos veinte grados aproximadamente, y sentía que me estaba deshidratando. Mientras bebía sentí que Arthur se posicionaba detrás de mí y pasaba sus brazos por mi cintura, pegándome a él. Me revolví incómoda, no me apetecía que me tocase, pero él no pareció entenderlo y me besó el cuello. Asqueada, me aparté de él como pude, Arthur me miró confundido y yo le dediqué una mirada, que si tuviese rayos láser en los ojos, ya lo habría chamuscado.
- ¿Qué? –preguntó con confusión.
- Llevas ignorándome unos cuantos días por culpa del puto mundial –espeté enfadada-. ¿y ahora me vienes de novio cariñoso?
- Lo siento, amor, es que ya sabes que adoro el fútbol –sonrió de medio lado y yo bufé.
- Se nota, solo trabajas y ves la tele. Lo peor es que la mayoría son partidos repetidos –comenté dándome una palmada en la frente.
- Es que los dan muy de madrugada, y entre que tengo que dormir y trabajar, no me queda de otra que verlos repetidos –se encogió de hombros, y fue a coger un vaso.
- Bueno, pues ahórrate los abrazos y esas ñoñadas y vuelve al fútbol.
- Qué mona, celosa del fútbol –acotó, apretándome las mejillas.
Me reí en su cara, quedándome sin aire de lo estúpido que había sonado ese comentario. Yo no sentía celos por él, por sentir, no sentía más que represión; había dicho que sí a casarme con él para que las consecuencias no cayesen sobre Christopher. Sonaba cruel, y es cierto que le tenía cariño a Arthur, habían sido años de relación, pero solo podía verlo como la causa que impedía que me fuese corriendo a los brazos de su hermano.
- Me encanta cuando te equivocas –dije todavía riendo.
- Puedes reírte todo lo que quieras, pero sé que es verdad –sonrió pícaramente, y yo no le saqué el dedo del medio por respeto.
- Por cierto, ahora vienen Lucy y Owen –le informé, saliendo de la cocina.
- ¿Por la despedida de soltera de Evelyn?
- Ahá –afirmé, sentándome en el sofá, y quejándome ante la vista de un partido de fútbol-. ¿Y vosotros qué le vais a hacer a Ethan?
- Club de striptease –soltó, sentándose a mi lado, y yo fruncí el ceño-. No debería habértelo dicho –bromeó.
- Bueno, si hay televisiones, al menos sabré que estarás viendo un partido de fútbol –dije de forma sarcástica y él soltó una carcajada a la vez que pasaba su brazo izquierdo por mis hombros.
Me quedé en esa posición por pereza, no me apetecía moverme, así que lo dejé estar y saqué mi móvil en lo que esperaba a mis dos mejores amigos. Sin que Arthur lo notase, me metí en el instagram de Christopher, viendo cada una de sus fotos y los comentarios que la gente dejaba en estas. La gran mayoría eran señalando lo guapo que era, lo cual era cierto, Chris era la definición de perfección y era normal que la gente lo notase. Sin embargo, vi a una tal Willow que iba mucho más allá, pidiéndole que mirase los mensajes privados, ya que al parecer ella le había propuesto quedar.
Una ola de celos me recorrió todo el cuerpo, no sabía quién era la chica, pero no veía el por qué tenía que quedar con Christopher para nada. Investigué un poco sobre ella, y vi que no trabajaba, sino que vivía del dinero de sus padres, los cuales manejaban una empresa no tan importante como Falconfast o Lightningbright. Era rubia natural y tenía los ojos azules celestes; sus labios parecían estar operados, al igual que su nariz. Era guapísima, y tuve, por primera vez en mucho tiempo, falta de autoestima. Aunque Chris no le había contestado ningún comentario públicamente, nadie me aseguraba que no estuviesen hablando por mensajes directos. Era probable que Chris se olvidase de mí ante semejante mujer, y después de lo que había pasado, posiblemente lo único que querría sería pasar página, si es que no lo había hecho ya.
De pronto, el sonido del timbre me sacó de mis hipótesis y corrí a abrir, encontrándome de frente con Lucy y Owen, quienes traían bolsas con los últimos preparativos. Aún con la paranoia en la cabeza, les sonreí y les invité a pasar, indicándoles que fuesen al cuarto que compartíamos Arthur y yo. Cerré la puerta y me reuní con ellos, dejando a un Arthur absorto en la televisión.
- Traemos alcohol –dijo Lucy, con dos botellas en la mano.
- Y purpurina, que te echaré yo en la cara, por supuesto –comentó Owen, sonriendo como un loco maniático.
- Sí, eh... Ya veremos –reí y me senté en la cama sacando todo de las bolsas-. ¿Va a venir Luke?
- No, él va a la de Ethan, que es mañana –mi mejor amigo se encogió de hombros y se sentó a mi lado-. Si te digo la verdad, la de Evelyn es mejor.
- Eso ni se duda –intervino la pelirroja-. Básicamente, nosotros vamos a cuatro de los mejores lugares de Manhattan y de todo Nueva York en sí para despedidas de soltera.
- Eso es –asentí, sonriendo. Aunque después me acordé de Chris y de la tal Willow-. Por cierto, ¿Chris va a la de Ethan?
Ambos se miraron y luego volvieron a centrar su atención en mí. Lucy se encogió de hombros, indicando que no tenía ni idea. Owen, por su parte, suspiró y comenzó a hablar.
- Según me ha dicho Luke, al cual no le he contado nada, si lo sabe no es por mí –me avisó-, sí, va a ir a la de Ethan.
- Solo quería saberlo, gracias –le agradecí, revisando quiénes íbamos a ir a la despedida de soltera de mi hermana.
Había llamado a Natalie para ver si se quería unir, pero no me había cogido ninguna de las veces. Suponía que estaba enfadada conmigo por lo que había ocurrido con Chris, y no la culpaba, pero me habría gustado que viniera. Suspiré y volví a coger el móvil, entrando de nuevo al instagram del moreno.
- Deja de torturarte –soltó Lucy quitándome el teléfono-. No te haces ningún bien con eso.
- Lo mejor es que te olvides, Lis –me aconsejó Owen. Pero como si fuera tan fácil-. Al menos por hoy. Hazlo por tu hermana.
- Tenéis razón –admití-. Pero después de dos meses sigo así, y veo su instagram y él está perfectamente, incluso habla con una chica.
Mis dos amigos fruncieron el ceño y corrieron a mi lado para ver de lo que les estaba hablando. Les enseñé los comentarios de la chica esa, Willow, y los dos bufaron. Amaba a mis amigos.
- Bueno, tú tranquila –comenzó Lucy-. No sabemos si habrá contestado a sus mensajes.
- Además –siguió Owen-, no parece su tipo. Tú eres guapa, trabajadora, lista... Ella solo es guapa. ¿Cómo saberlo? En una frase de cinco palabras ha cometido tres faltas de ortografía –solté una carcajada y me fijé en que era verdad-. No creo que Chris caiga tan bajo de estar con alguien que no sabe ni atarse los cordones.
Me sentí mejor al saber que mis amigos no creían que Chris pudiese hablar con la rubia, y a través de ahí, me animé a terminar todos los preparativos para la noche. Los tres nos vestimos para la ocasión: Owen llevaba un traje gris sin corbata, y le quedaba como un guante; Lucy llevaba un vestido rojo a juego con su pelo, pegado al cuerpo y hasta las rodillas, y como siempre, estaba guapísima; finalmente, yo llevaba un vestido de dos piezas, que consistía en un top sin mangas y que se amarraba al cuello, gris con brillantes, y la falda llegaba hasta mis tobillos, era gris y lisa, y estaba abierta en la zona de la pierna izquierda. No era por presumir, pero me veía genial.
Mi móvil sonó, y era Maddy avisándome de que fuéramos para allá. Antes de salir, me despedí de Arthur, que seguía en el mismo sitio, y bajamos al garaje, donde nos esperaba Charles, para llevarnos al apartamento de Evelyn. El vestido de mi hermana estaba doblado con cuidado para que no se doblase, y el resto de bolsas estaban esparcidas por toda la parte de atrás del coche y en el maletero. Estaba bastante emocionada, y sentía que por esa noche las ganas de vivir iban a volver a mí al salir de fiesta con mis amigos y mi hermana.
Al llegar, bajamos corriendo, no sin antes darle las gracias a Charles, y subimos al apartamento de Evelyn, donde Maddy ya nos estaba esperando. Nos abrió la puerta y fuimos con ella hasta el cuarto de Evelyn, quien se estaba maquillando en el espejo gigante que tenía en la pared. En cuanto nos vio, se levantó y me abrazó con fuerza, para luego saludar menos efusivamente pero también contenta a Lucy y a Owen.
- Tengo muchas ganas de ver lo que habéis preparado –comentó Evelyn, con una sonrisa de oreja a oreja.
- Te va a encantar, Eve –dije, a la vez que sacaba el vestido de la bolsa y ella gritaba.
- ¿Ese es el vestido? ¡Dios mío, es precioso! –exclamó, quitándomelo de las manos y poniéndoselo a todo correr.
Lo cierto era que el vestido estaba hecho a medida ya que habíamos conseguido que lo hiciese su sastre personal. Y al terminar de ponérselo, todos quedamos maravillados ante lo espectacular que estaba mi hermana. El vestido le quedaba, obviamente, como anillo al dedo, y eso que todavía nos quedaba trenzarle el pelo para que estuviese perfecta.
- Evy, estás preciosa –soltó Maddy, tapándose la boca de la impresión-. Si Ethan te viera...
- No te preocupes, que ahora mismo le sacamos una fotito y se la mandamos al novio –comentó Owen sacando el móvil y sacándole bastantes fotos a la rubia.
- Eh, para el carro, moreno –alcé mis manos y paré la espontánea sesión de fotos-. Cuando acabemos le sacamos las fotos que quieras, pero aún no tiene el pelo listo.
Escuché a Owen imitarme por detrás, le saqué la lengua y me acerqué a Evelyn junto a Maddy, y entre las dos le trenzamos el pelo y le colocamos varias flores a lo largo de su cabello. Cuando puse la última flor, la avisé y ella fue corriendo al espejo a verse, casi llorando cuando admiró su reflejo.
- Eres una princesa al fin, Eve –bromeé, aunque era cierto que parecía una.
- Es Rapunzel sin duda –afirmó Lucy, con la boca abierta.
- ¡Ahora las fotos! –chilló Owen, haciéndole una pequeña sesión de fotos a mi hermana, que, aunque él pensaba que se veía profesional, parecía un loco.
Las tres chicas restantes negamos con la cabeza ante lo estúpido de la situación, pero no pudimos evitar reír al oír cómo el chico le pedía a mi pobre hermana que se tumbase en la cama para sacar una foto sexy. Este hombre definitivamente no estaba bien.
Miré la hora y casi me da un infarto, la limusina debía estar esperándonos unos diez minutos ya, así que grité para llamar la atención de todos y bajamos corriendo a la calle, donde la limusina blanca estaba aparcada. Dejamos entrar primero a Evelyn, quien chilló al ver a sus otras amigas dentro del automóvil, y los demás subimos detrás de ella, saludando a las otras tres chicas.
- Ahora sí, gente, ¡que comience la fiesta! –gritó Evelyn, y los demás la seguimos, sirviéndonos una copa cada uno y con la música a tope para empezar la noche.
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