43: Normalidad sobrenatural
Lisette
Anthony y yo nos besamos mucho. Me aguanto las ganas de gritarle barbaridades, cuando me toca, ya que me siento una sucia marrana y tengo ganas de culparlo a él. Aunque incluso sea yo la que ofreció esto.
¡Qué calor!
―¡¿Y si mejor apagamos las luces?! ―chillo, avergonzada.
Se ríe.
―Ya no hay más luces que apagar, hasta estamos debajo de las sábanas, ya casi no se ve nada.
Eso es debatible, solo estamos cubiertos a la mitad.
―¡¿Y no era que tú tenías miedo de mis bichos?! ―cuestiono, alterada.
―Hace poco descubrí que no soy humano, así que no creo que esos me detengan, pero si no quieres hacerlo, solo dímelo, no metas excusas.
―¡Sí, quiero!
Se acerca mi boca y siento su respiración.
―¿Y entonces?
―Es qué no sé qué hacer. ―Mis mejillas queman―. Además, juré no comerte, incluso aunque fueras delicioso.
―No necesitas matarme, loca.
Me hace cosquillas, así que me río a carcajadas. Cuando se detiene, respiro con agitación y nuestros rostros se encuentran otra vez, así que me besa. Los labios se mueven, entonces noto el aliento ardiente que sale de nuestras bocas. Flexiono las piernas cuando sus manos pasan a mis muslos.
―Anthony... ―Giro mi cara hacia un costado y cierro con fuerza mis ojos.
Noto su nariz rozar mi oreja.
―¿Y me puedes morder sin arrancarme un pedazo? ―murmura de una manera muy sensual, así que abro los párpados. Siento que mi respiración sube y baja, luego chillo cuando desciende mis bragas, acto seguido insiste―. ¿No vas a contestar?
Sus dedos se deslizan entre mi piel y mi cuerpo vibra por completo. Siento un espasmo, después suspiro, entonces me relamo los labios y me muerdo el inferior. Levanto la cara a mirarlo, ya que está sonrojado también.
―¿No vas a contestar? ―repite, mientras esos dedos hacen magia.
―Anthony, no entiendo, tengo mucho calor, me siento una marrana.
―Quizás un poco lo somos. ―Se acomoda entre mis piernas y baja despacio la cremallera de su pantalón―. Aunque no tiene nada de malo... ―Exhala calor de su boca y confiesa―. No sabes cómo me pones, Lisette.
¿Y eso qué significa?
―Yo... yo...
―Última oportunidad, ¿me vas a morder? ―consulta, luego mira a un costado, avergonzado―. Porque no quiero que lo hagas mientras estamos en pleno acto. Ni sé cómo vas a reaccionar o como lo controlarías ―explica y se ríe―. Cuando comience, no estaremos en nuestras facultades más razonables, es como encontrarnos con nuestro lado más salvaje.
Miro que sostiene mis caderas, luego su pantalón abierto, segundos después observo su cuello.
―So... solo un poquito ―respondo, tímida.
Me aproximo, despacio, bajo su camisa, que ya estaba entreabierta, y entonces olfateo su piel. Creo que he esperado esto por mucho tiempo. Clavo mis uñas en sus hombros y luego abro la boca para morderlo a un costado. Anthony hace un quejido, entonces yo lamo la herida. Es demasiado delicioso para ser verdad. Sabía que su sabor era exquisito, estoy encantada con este.
Una vez que termino, mi marido me inclina, entonces decide aplastarme y juntarse conmigo, por lo tanto, entiendo lo que dijo sobre que nos íbamos a sentir salvajes. Me abre más las piernas y se mueve sobre mí. Vuelvo a clavar mis uñas en su piel, aunque esta vez por las embestidas.
―Anthony... ―gimo.
―Lisette...
Un sonido extraño sale de su garganta, como el ruido de una criatura. Siento un picor entre mis piernas, pero luego se va, todo vuelve a la normalidad, y hace los mismos sonidos calientes que yo. Al menos a mí no se me ha escapado ningún bicho, pero siendo sincera, el que aparenta un ser sobrenatural es él, yo me porté bien.
―Oh ―chillo cuando me gira y seguimos un poco más.
El cuerpo me vibra y el de Anthony está tan caliente. Pareciera que fuimos hechos el uno para el otro. Sé que esto no es un cuento de hadas, pero me gusta fantasear que estamos en uno. ¿Qué puedo decir? Me encanta tener cerca a mi príncipe.
~~~
Anthony
Despierto en la mañana, cuando no encuentro a Lisette a mi lado, al tocar el colchón vacío. Abro los ojos y me siento de forma abrupta. Observo a todos lados, buscándola, ya que me parece muy extraño. Normalmente, siempre está enganchada a mí. Me levanto, rápido, entonces la escucho en el baño. Toco a la puerta, para ver si está bien.
―¿Lisette? ―Escucho que tose―. ¿Lisette? ¿Puedo pasar? ¿Hola?
No pierdo más el tiempo, así que abro, la veo vomitando en el inodoro. Me acerco, entonces le alzo el cabello y me agacho, para darle caricias en la espalda.
―Hey, ¿qué te comiste? ―bromeo―. ¿Un sapo?
―Me duele mucho la panza ―responde.
Me levanto y agarro un vaso de agua mientras ella se queda sentada en el suelo, cerca del váter. Una vez que lo termino de llenar, se lo doy y toma sorbitos. Acto seguido, me siento a su lado.
―¿Mejor?
―Cochino, vístete ―me reprende.
Me río.
―Me asustaste.
―Me duele la panza ―repite.
Miro el inodoro y veo los bichos, más un líquido negro flotando.
―Terrible ―opino, luego la ayudo a pararse―. Ven, vamos a la cama.
―Dejé todo sucio. ―Hace puchero.
Caminamos hasta el colchón.
―Ya le digo a alguien que lo limpie. ―La recuesto y la tapo con la manta, luego agarro mi pantalón y me lo pongo. Voy directo hasta la puerta―. ¡¡Clotty!! ―llamo a una de las mucamas.
La mujer grande viene, entonces va a buscar algún medicamento para Lisette y después comienza a limpiar el baño. Me acerco a mi esposa, entonces me siento a su lado. Acaricio su frente empapada y le sonrío.
―Ya llamamos al doctor Wallstrom, tranquila.
Toma mi mano y entrelaza nuestros dedos.
―Estoy bien porque tú estás conmigo ―dice, con las mejillas sonrojadas, aunque no sé si es por la timidez o porque se siente mal.
―Gaudel no está, así que no tendremos sus estúpidos comentarios.
Se ríe.
―Qué malo eres con el suegro.
―Porque él es malo, y sabes, me inquieta un poco que esto sea mi culpa ―gruño―. Él insistía mucho con que lo hiciéramos, ¿y si tiene que ver?
―Solo comí algo en mal estado.
―A mí. ―Me río.
―Tú jamás.
Acaricio su frente y le sonrío.
―Descansa ―pido.
―Sí.
Dejo de sonreír cuando cierra los ojos, y más lo pienso, siento que mi teoría es cierta. Quizás me estoy haciendo la cabeza, pero con mi padre puede ser lo que sea. Además, debí haber visto las señales, insistió mucho. Siempre hay algo detrás de sus palabras y no lo pude ver.
Odio seguir tan desinformado.
Anthony cuidando a Lisette es bellísimo 💖
Saludos, Vivi.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top