40: Razón para invocar

Lisette

La tensión se nota en el ambiente, pero debo encontrar una manera de salir de aquí, así que acepto la sugerencia de Uxío de convencer al líder. Aunque Anthony esté mirándome, estupefacto, quedándose petrificado, ya que no escuchó lo que el fantasma propuso.

―Máster, ¿cierto? ―intercedo, entonces me agarra un escalofrío cuando el demonio de alta alcurnia me observa, prefiriendo prestarme atención a mí antes que a Kireya―. Yo... yo quería opinar, que entiendo que es humillante para un demonio estar con un humano o eso me explicaron, pero no veo nada de malo que vayas a su funeral.

―¡¿Qué dices, mocosa?! ―se queja la pelirroja.

Frunzo el ceño.

―No soy una niña, ya soy mayor ―declaro con orgullo, alzando la cabeza―. Por lo tanto, no te metas.

―Tú dices que... ―El jefe del clan avanza hasta mí, despacio, y me da miedo, su mirada es demasiado intensa―. ¿Eso no me traería problemas?

Se hace un silencio, observando a los demonios presentes. Trago saliva, por los nervios, cuando vuelve a mirarme. Comprendo que delante de todos ellos no puede admitir algo así, pero creo tener un argumento válido para esto.

―Sonará cruel, pero ya falleció, y supongo que ellos no pueden opinar de los muertos, ¿no?

El líder demonio sonríe, así que me agarra otro escalofrío.

―Tienes razón.

¡¡Ah, me dio la razón un demonio todopoderoso!!

―No la tiene ―se queja Kireya, presionando los dientes―. La muerte de los humanos no posee significado para nosotros.

La sonrisa de Máster se borra, luego suspira, mirando hacia el suelo.

―Aunque también ella está en lo correcto ―comenta sobre la opinión de la demonia, luego su vista vuelve a mí―. Deberían irse.

Mi sonrisa se expande.

―¡¿De verdad?! ―consulto, emocionada.

―¡¿Qué?! ―chilla Kireya.

―Si no me provocabas, no me hubiera metido ―declara Máster, luego comienza a caminar y me esquiva, volviendo por donde vino.

―¿No vas al funeral? ―consulto.

Anthony me agarra la mano para que nos retiremos y aclara:

―¡¡Vamos, hay que largarse!!

Corremos mientras veo como Kireya se queda parada en el lugar. Salimos del edificio, entonces avanzamos muy rápido en el bosque. Me canso, así que hago que nos detengamos.

―¡¿Podemos parar?! ―me quejo.

―Es probable que Kireya nos haya mandado demonios a seguirnos, no se rendirá tan fácil, ya no estamos en el territorio de ese Máster, aquí afuera su palabra ni debe valer.

―Tiene razón ―comenta Uxío―. Apúrense a llegar al auto, y olvidemos toda esta mierda.

Escuchamos un ruido fuerte, entonces las advertencias de mis acompañantes se hacen reales. Veo varios demonios en sus formas bestiales, que vienen corriendo a lo lejos, así que apuro el paso y soy yo quien hace correr a Anthony más rápido. Me preocupa que la vasija se caiga de las manos de mi marido, por lo tanto, decido tomarla yo, luego aligero el paso.

―¡¡Vamos, vamos!! ―chillo, repitiendo.

Dos demonios saltan de los árboles, deteniéndonos, entonces llegan otros dos detrás. ¡Estamos rodeados! Y no creo que solo quieran la vasija de regreso, es probable que corra mucha sangre aquí. Kireya va a vengarse a través de sus secuaces. Son muchos demonios para mí.

―¿Y ahora qué? ―Mis labios tiemblan.

Uxío traga saliva.

―No queda otra, vas a tener que despertarlo.

¿Despertar a El Carroñero? ¡Qué miedo!

―¿Solo se lo digo y ya?

―¿De qué estás hablando? ―pregunta Anthony, frunciendo el ceño―. ¿Otra vez me ocultas cosas con ese fantasmita? No es momento de charlar.

―Sigue siendo mejor que no se entere, así que no le cuentes ―aclara Uxío―. Pero puedes hacer que despierte por un momento, solo debes llamarlo. "Scavenger, daemones, scavenger, coniuro vos, adiuva me".

―¿Qué dijiste? ―Quedo confundida.

―Carroñero, los demonios, carroñero, te invoco, ayúdame ―repite―. Dilo en alto, pero en latín.

Qué el mundo me perdone la pronunciación. Giro mi vista hacia Anthony, y con todo el miedo del mundo, decido decir el conjuro. Espero no arrepentirme después.

―Scavenger, daemones, scavenger, coniuro vos, adiuva me.

De repente, un viento fuerte sopla en el bosque. Escucho un trueno en el cielo y me sobresalto. Uxío desaparece y los demonios retroceden. Por su parte, Anthony se agacha, agarrándose la cabeza, adolorido. Debajo de su piel salen unas raíces y sus iris crecen, tapando sus pupilas. Las bestias demoniacas se dan cuenta de algo que saben, algo que yo no comprendo, ya que soy nueva en esto. Aunque entiendo que, para mi raza, no es para nada bueno.

Anthony deja de estar agachado y se pone erguido, después estira su espalda todavía más hacia atrás, entonces echa un rugido escalofriante. Luego, como si la luz que había alrededor nuestro no existiera, todo es oscuridad. No distingo absolutamente nada.

Oigo como si enredaderas pasaran por mi lado, por lo tanto, en la penumbra, logro vislumbrar como algo atraviesa a un demonio. Casi ni veo, solo escucho gritos de dolor. Un rugir a mi oído llega hasta mí, entonces me asusto, así que salgo corriendo. Cada vez visualizo un poquito más, otro demonio se muere a mi costado. De repente, me detengo, pues me choco con algo. Digo, alguien, es Anthony. Sigue con sus iris cubriendo todas sus pupilas.

―¿Anthony? ―pronuncio, nerviosa, y me agarro fuerte de la vasija. Aproxima su garra, cierro los ojos con fuerza, pero no ocurre nada, no me ha atacado. Por eso, abro mis párpados, así que veo como se aleja, caminando en lentitud―. ¡¿A dónde vas?! ―chillo.

No me ha hecho nada, pero no puedo dejarlo así. Está consumido por esa esencia, debo recuperarlo. Lo sigo entre la oscuridad, incluso aunque la bruma cada vez se hace más densa y no puedo ni ver.

Anthony, regresa, por favor. 

¡¡Tengo miedo!! 😱

Y ahora sabemos cómo invocar a El Carroñero 😂

Saludos, Vivi.

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