36: Una relación de tres

Lisette

Visitamos con Anthony la casa del señor Denver. Me parece curioso que, claro, los demonios se reproducen solos, así que él tuvo que haber expulsado a Uxío cuando era un bebé. No puedo creer que yo también pueda hacer eso, aunque no me atrevería, sería tan extraño.

Vuelvo a tocar el timbre, pero nadie atiende.

―¿Nos vamos? ―pregunta Anthony mientras mantiene las manos en los bolsillos, luego gira la vista a la residencia de al lado―. Podemos preguntarle a algún vecino si la casa está habitada. Qué sé yo cómo vive un demonio, Asthur Wedengraf se la pasa en el bosque.

―Quizás es un ermitaño. Aunque el demonio que es cura, también vive en el pueblo ―comento.

―¿Cómo un demonio puede ser cura? ―Enarca una ceja.

Muevo los hombros.

―Yo no sé.

Se ríe, así que yo hago lo mismo.

―Por cierto... ―Hace una pausa―. ¿Cómo hiciste para que Uxío te diera su apellido?

Me sobresalto.

―Quiere que confíe en él, ya que pusimos en duda su palabra.

―Mi padre ―afirma.

Tengo mucho miedo de aclarar sobre el tema del carroñero. Sé que el suegro lo confirmó, y desmintió sobre que Anthony me lastimaría, sin embargo, en esto último no puedo creerle, pues Uxío ha sido sincero.

―Tierra llamando a Lisette. ―Anthony chasquea los dedos delante de mi cara―. ¿Hola?

Me sobresalto otra vez.

―Yo... ―Mi sonrojo lleno de vergüenza se hace presente―. Es que...

―Hablé con el vecino ―me aclara.

Qué distraída que estaba que ni me di cuenta.

―¿Y qué te dijo?

―Debe estar por llegar, parece que sale a correr a esta hora, esperemos.

Asiento.

―De acuerdo.

~~~

Vemos al señor Denver llegar con ropa deportiva, así que he de calcular que el vecino es un fisgón. Me aguanto la risa ante mi pensamiento, entonces visualizamos como se aproxima hasta nosotros, ya que estamos en frente de la puerta de su casa.

―Jovencitos, ¿puedo ayudarlos? ―pregunta aquel demonio.

―Sin rodeos ―dice Anthony―. Es el padre de Uxío, así que suponemos que conoce a su amiga de la infancia.

El hombre enarca una ceja.

―Vaya, no escuchaba ese nombre hace años.

―¿Conoce a su amiga? ―insisto yo, preocupada―. Es importante.

―¿Y quién no? ―Se ríe―. Es la segunda al mando del Concejo de lo alto.

―¿El Concejo de qué? ―declaro, confundida.

―Ah, supuse que como eras un demonio lo entenderías.

Se dio cuenta.

―No estoy muy enterada de lo que ocurre entre mi especie. ―Río, nerviosa.

Bufa, aburrido.

―Hay demonios que viven en clanes, aquel concejo está en el clan Reginam, busca Kireya Larsh en cualquier panel de personas importantes y te aparecerá ese mujerón, pero cuidado, es uno de los tres más poderosos en Norville. ―Luego se entusiasma al explicar―. Qué lindo que hubiera sido que Uxío hubiera sobrevivido, yo estaría viviendo la gran vida ahora. Cuando era pequeña, esa niña estaba obsesionada con mi hijo, jamás me hubiera imaginado que esa chica se convertiría en lo que es ahora, todo un éxito en la vida demoniaca. Hubiera sido el suegro más feliz.

―Creo que Uxío no le corresponde ―acoto, recordando que la llamó "loca"―. No parecía agradarle cuando la mencionó.

―Uxío tenía siete y ella once, él estaba interesado en jugar, ella ya era una preadolescente, se entiende. Como sea, ¿por qué hablas de Uxío en presente? Ese niño está más muerto que la mierda, nunca lo perdonaré por morirse y dejarme pobre, pude haber tenido una gran vida ―gruñe.

―Bueno, es que él y yo...

―Gracias por la información. ―Anthony me cubre la boca, entonces me guía hasta el coche para marcharnos.

Una vez que subimos al vehículo y arrancamos, yéndonos lejos del señor demonio, al fin puedo quejarme.

―¡¿Por qué me callaste?! ―me quejo.

Mi marido mantiene la vista en la calle mientras conduce.

―No queremos más problemas, ya viste cómo habló de su hijo, si le mencionas que están conectados, será otro demonio siguiéndote y quién sabe para qué, mejor no arriesgarte.

―Tiene razón ―comenta Uxío, apareciendo en el asiento trasero del vehículo.

―¡¡Ah!! ―chillo, asustándome.

―¡¿Qué pasa?! ―grita, Anthony, el cual se sobresalta, así que mueve el volante, para poner la dirección recta por el respingo que le causó mi susto.

El fantasma se ríe.

―No es gracioso ―lo reprendo.

―¿Uxío otra vez? ―consulta mi marido.

―Apareció en el asiento trasero, me asusté.

El espíritu asoma su cara en medio de ambos y me mira para aclararme:

―Ni se te ocurra visitar a Kireya, yo no quiero volver a la vida, deseo buscar mi paz. ¿Cómo dicen en las películas? Ah, sí, voy a ir hacia la luz. Aunque en mi caso sería hacia la oscuridad del averno.

―Pero Uxío... ―Anthony mira que le hablo hacia la nada, pero no comenta sobre ello, se mantiene concentrado en la conducción. Vuelvo a prestar atención al fantasma, entonces prosigo―. No voy a irme contigo para que puedas viajar al infierno, debemos encontrar otra forma.

Apoya la espalda en el asiento trasero.

―Entonces será una relación de tres, porque no pienso dejar que este termine con tu vida, que, por cierto, es mía.

―¿De tres? ―Me sonrojo―. Eso es indecoroso.

―¿Qué...? ―murmura Anthony―. ¿Qué te dijo?

―Que vamos a ser una relación de tres.

―Ni mierda, que se vaya ese fantasma, que deje de fantasear.

―Cuando lo vayan a hacer... ―sugiere Uxío y creo que habla de algo cochino―. Los voy a mirar bien fijamente, entonces se lo pensarán dos veces.

―¿Hacer? ―Me sonrojo y me alarmo más― ¡¿Hacer que cosa?!

Se cruza de brazos.

―Sí, los voy a mirar bien fijamente ―repite de manera sombría―. Mucho, bastante.

Anthony frena el vehículo y siento el traqueteo de la parada.

―Si te está diciendo algo pervertido ―me advierte mi esposo―. Tienes que contármelo, voy a encontrar la forma de molerlo a golpes.

―Yo solo puedo molerte a golpes, tarado. ―El espíritu le pega y Anthony siente el impacto, así que se soba la cabeza, luego Uxío sonríe―. Este olvida que soy un fantasma, y yo elijo quién puede tocarme.

Intento no reír, porque hasta me pareció gracioso. Además, amo que mi marido esté despilfarrando celos. Como sea, necesito el control de la situación, porque se me está yendo de las manos. Aunque quizás deba decir garras, ya que soy un demonio. Todo muy extraño. No importa, debo prepararme, debo pensar en el encuentro que tendré con Kireya Larsh, para que no sea un peligro para mí, así que necesito un lugar neutral. Debo hablar con ella e intentar que nuestra conversación sea civilizada. 

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