15: Sensación extraña
Lisette
¡Tendré una cita! Al fin hace algo bien el suegro. Estoy muy emocionada, no he salido de la mansión desde que llegué aquí. Y de noche, qué detalle. Anthony entra al auto, yo ya estoy sentada en el puesto de copiloto y con el cinturón puesto. ¿A dónde iremos? ¿Qué haremos? ¡Qué emoción! Sé que mi esposo no se encuentra contento, pero no puedo evitar estar feliz.
Le sonrío y él me tira una mirada asesina, la cual me pone nerviosa, pero intento que no me afecte. A veces quisiera no percibir sus emociones y pensamientos, ya que se nota bastante enfadado. Aunque no necesito utilizar mis habilidades para adivinarlo siquiera.
―Siento si te aparté de tu jardín. ―Corto el silencio mientras conduce por la carretera del bosque, en dirección a la parte céntrica del pueblo―. Igual hay muchos árboles por aquí. ―Observo, anonadada.
―Quita la cabeza de la ventanilla ―me reprende con una voz seca.
Me acomodo, sentándome mejor.
―Perdón. ―Río, nerviosa―. ¿Qué haremos?
―Comer y ya está.
―Sabes que no puedo alimentarme de comida humana, ¿cierto? ―cuestiono, incrédula―. No es que no lo sea, pero...
―Me importa muy poco.
―Qué malo. ―Hago puchero.
―Mi padre me obligó a esta estúpida salida, ¿por qué te empeñas en motivar esta falsa relación?
―Solo estaba feliz ―digo, tímida―. Y no es falsa.
―No estoy feliz ―recalca lo que ya sé.
―¡¿Qué debo hacer para que no te enfades conmigo?! ―Señalo con mi dedo―. ¡¡Y no digas "morirte", te veo las intenciones!!
Se ríe, luego reacciona y frena, así que nos agitamos en medio del bosque, con el auto vibrando.
―No me conoces, deja de leer mi mente ―dictamina al mirarme.
―¡No lo hago, no sé hacer eso!
―Mierda ―se queja.
―¡¿Y ahora qué hice?!
―Tú no, el auto. ―Le pega al volante―. Otra vez se detuvo.
―¿Se detuvo? ―Me sorprendo―. ¿Qué quieres decir? ¿No funciona?
―Eso dije. ―Refunfuña, entonces abre la puerta y sale. Noto como revisa la parte delantera―. No veo nada. ―Se escucha más lejos, pero lo entiendo, así que agarro una linterna que visualizo cerca del vidrio, entonces la tomo y voy a entregársela.
Me mira de mala manera, pero no dice nada, ni un gracias.
Si está descompuesto y se hace muy tarde, creo que ya no podremos cenar, quizás deberíamos visitar otro sitio. No quiero sugerírselo, pues sino se va a enfadar. Aunque ya lo está, observa el auto como si lo fuera a asesinar. Aun así, eso sería imposible.
Escuchamos un ruido entre los árboles, entonces Anthony alza la vista.
―¿Qué será? ―murmuro.
―Que sea cualquiera, menos Asthur Wedengraf.
―Mi mamá siempre decía "mejor un malo conocido que un malo por conocer" ―Me río, pero como me mira de mala manera agrego―. Oye, quizás ahora Asthur es buena gente.
―Primero, así no es el refrán y segundo, la gente mala no cambia, solo busca beneficios. No confíes en ese tipo.
―Comprendo que quiere llevarme, pero todavía no lo ha hecho.
―Eso no tranquiliza a nadie.
―Ay, te preocupas por mí ―expreso, emocionada.
―Me das lástima.
Ahora soy yo quien lo mira de mala manera, pero me ignora y se sube al coche, así que lo sigo sin objeción.
―¿Por qué entramos? ―cuestiono―. ¿Lo arreglaste?
Apoya la linterna al lado del vidrio otra vez.
―No, es más seguro aquí dentro.
Miro a todas partes.
―Sí, he notado que siguen los sonidos raros. ―Mi sentido agudizado lo escucha, algo se mueve entre las plantas y ramas.
El silencio sepulcral acaba cuando un bicho golpea el vidrio delantero y ambos gritamos. Mierda, ¿es un demonio? Está muerto, pegado sobre el parabrisas. Una enorme enredadera lo tiene atravesado con unas púas que parecen garras. ¿Qué clase de planta es esa?
―Eh... ¿Está muerto? ―pregunto.
―Papá dijo que los demonios solo pueden ser asesinados por los de su misma especie.
―Pero las garras...
―¿Crees que tenga el componente?
―¡No sé, estoy asustada! ―Lloriqueo.
Escucho el corazón de Anthony, se mueve rápido.
―¿Por qué papá nos envió aquí? ―declara, pensativo.
―¡¿Qué estás haciendo?! ―cuestiono cuando se pone a buscar algo en el vehículo, luego desconecta un cable―. ¿Anthony?
―¿Nos está... grabando? ―Levanta un aparatito.
Me estremezco cuando la enredadera se lleva el cuerpo del demonio, entonces nos deja a solas con el vidrio roto. Además, la expresión de mi prometido continúa en suspenso, con la diminuta cámara en sus dedos.
―¿Anthony?
Él mueve despacio la llave, entonces el auto arranca.
―¿Me estoy preocupando o emocionando? ―pregunta.
―Eh... ―Creo que me lo consulta a mí, pues tengo esa habilidad―. Ambas. ¿Tienes una teoría? Las sensaciones son confusas.
―Bueno, no solo Asthur te quiere atrapar, supongo que ese demonio también.
―¿Y la enredadera?
―Una aliada.
Hay una sensación muy extraña en referencia a Anthony, ya no sé si me gusta que le apasione la jardinería.
Le gustó el poder al nene 😂
Saludos, Vivi.
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