XXXII
Tres años después.
En algún lugar del Nuevo Mundo.
Territorio del Yonkou Shanks.
- Ha pasado una semana- habla el cocinero mientras enciende un cigarrillo, la ansiedad y la preocupación lo tenían a tope, a tal punto que el aroma del humo le molestaba, pero el hábito no se eliminaba de la noche a la mañana.
- No puedo creer que finalmente haya terminado- habla el peliverde observando el horizonte- A pesar de todo, no pudimos hacer gran cosa para ayudarle.
- Es un idiota que pensó que lo mejor era hacer las cosas solo pero...- aleja la coletilla del cigarrillo de sus labios, exhala el humo- De una forma u otra, nos salvó a todos nosotros.
- Y por eso, estamos a la expectativa de que despierte- suspira, estaba adolorido y cansado, la última de sus confrontaciones con la Marina fue de las peores, aún sentía que era un milagro que estuviera vivo y junto a sus nakamas.
- Y creímos que nos salvamos por los pelos hace dos años y medio- dice el rubio recordando la confrontación entre los Marines, los Shichibukais y ellos- ¿Crees que ella esté enterada de su estado actual?
- Estuvo presente en ambos momentos, tiene la manera de contactarse con nosotros, pero sigue molestandome que aún no haya hecho su acto de presencia.
- Ah olvidé mencionar que el periódico del día de ayer mencionaron que varios Marines y piratas que estuvieron involucrados en la disputa se encuentran en un estado crítico y ella estaba incluida.
- ¿Por qué no lo mencionaste antes?, incluso escuché a tu mujer quejarse de ella.
- Luffy empeoró en el momento justo que recibí el periódico y leí el encabezado, por eso lo olvidé.
- Sanji, Zoro- voltean hacia la voz femenina que les llamaba- Han terminado de preparar el almuerzo, sólo faltan ustedes dos.
- Gracias por avisarnos Robin-chwan- agradece con una sonrisa, deja caer lo que queda de coletilla del cigarrillo al suelo y lo pisa, verificando que las cenizas no causaran algún efecto colateral indeseado- ¿No ha habido noticias?
- No, Luffy aún no ha despertado, pero su estado ha mejorado, Chopper y Law lo han confirmado- habla desanimada.
El espadachín se levanta de su lugar con cierta dificultad, pero logra mantenerse en pie y caminar hacia su novia, esta pasa su brazo por la cintura del contrario con la intención de ayudarle y servirle de apoyo por si llegaba a flaquear en sus pasos. El cocinero les sigue de cerca, este se encontraba en un mal estado también, pero podía movilizarse por sí mismo sin complicaciones a pesar de todo.
Al llegar junto a los demás piratas que se ocultaban temporalmente en el territorio de Akagami no Shanks uno de los emperadores del mar, notaron que todos guardaban silencio, como si algo malo fuera a ocurrir, de ser así, no tendrían oportunidad, la gran mayoría no se encontraba en buenas condiciones para poder hacerle frente a la amenaza que pudiera presentarse.
- ¿Ha ocurrido algo?- se atreve a preguntar el rubio, ese silencio le daba muy mala espina.
- Hemos recibido el periódico del día de hoy- responde el pelirrojo quien sostenía el trozo de papel- Las expediciones de aquellos Marines que siguen en curso, no descansarán hasta que los capturen, principalmente a ustedes, los Mugiwaras.
Esa noticia no era novedad, llevaban desde años atrás en medio de la persecución brindada por la Marina, después de todo, ser la banda de piratas más famosa por entrometerse en la mayoría de los acontecimientos en curso y ser aquellos que saltaban a la boca del lobo con imprudencia complicaba su forma de vivir notablemente.
- Pero hay otro caso interesante que fue mencionado- habla Shanks mostrándose satisfecho- Aquellos reinos que fueron salvados y ayudados por ustedes, están creando una rebelión contra los fragmentos de la Marina que aún intentan ponerles un alto a la amenaza que representan para ellos.
- Eso quiere decir que...- se atreve a hablar Brook.
- Tienen un completo apoyo por aquellos que defendieron tiempo atrás, así que no tendrán todas las puertas cerradas en sus siguientes pasos- se mostraba tranquilo, le preocupaba el futuro del pelinegro y sus nakamas pero las cosas marchaban un poco mejor a la época de su capitán Gold D. Roger.
- Disculpe... Shanks-san- habla la navegante un tanto nerviosa- Si no es molestia... Cuando nuestro capitán despierte... ¿Puede llevarlo a la tumba donde reside Ace?
Esa petición lo toma por sorpresa unos segundos, era natural que en algún momento Luffy fuera a visitar a su difunto hermano después de tanto tiempo de fallecido, le debía sus respetos, ahora, todo dependía de la voluntad del susodicho para cumplir dicha petición.
- Por supuesto- asiente sonriendo- Ah y debo informarle a los presentes- ambas bandas piratas miran con atención al pelirrojo- Seremos visitados por el ejército revolucionario y por la shichibukai actual.
- ¡¿Cómo?!- exclama el cocinero- ¡¿Ella no se encontraba en estado crítico?!
- ¿Y tú como sabes eso Sanji?- le pregunta el doctor dudoso.
- ¿Lo ves?- le reprocha el espadachín- Debiste decirlo ayer hemorragias-kun.
- ¡Callate marimo!- gruñe- En el periódico de ayer lo mencionaban, por eso lo sé, pero por el estado actual de Luffy olvidé decirlo.
- Bueno, eso es cierto- habla el emperador- Pero algunos miembros del ejército revolucionario contactaron con ella y deben estar viniendo ahora hacia acá.
- ¿Qué creen que nos haga cuando se entere del estado de Luffy?- pregunta temoroso el francotirador.
- Ella ya lo sabe- recalca Shanks.
- ¡Es aún peor!- exclama asustado- ¡Nos va a convertir en piedra y nos lanzará al fondo del mar!
- ¿De dónde sacas esas ideas super descabelladas?- le pregunta el cyborg- Estoy seguro que debe estar super preocupada por Luffy y no por como terminó en ese estado.
- Ejército revolucionario...- menciona el pelinegro de los piratas de corazón- ¿Acaso Sabo es quien la está escoltando?
- ¿El hermano de Luffy-kun?- pregunta Jinbei.
- Así es- responde el pelirrojo- Pero no se preocupen, les tomará tiempo darse cuenta donde se encuentran ocultos, si llega el momento, los protegeremos.
- Gracias Shanks-san- agradece la pelinaranja.
- Comiencen a comer, ya debe de estar tibio- hace un ademán señalando la comida en general.
Uno de los ex miembros de los piratas de Shirohige, Marco el Fénix se encontraba en ese mismo lugar, por casualidades del destino, él también se involucró en la guerra ocurrida en la última isla, Raftel, mostrándose como un aliado de los Mugiwaras, en honor a su viejo amigo Portgas D. Ace y a su Padre.
- ¿Por qué se muestran tan tranquilos al mencionar a esa shichibukai-yoi?- pregunta confundido al yonkou- ¿No se supone que es una enemiga? y otra cosa... ¿Luffy tiene otro hermano a parte de Ace?
- ¿No sabías nada acerca de su otro hermano mayor?- le pregunta impresionado- Bueno, quizás Ace como Luffy no lo mencionaban por respeto a su supuesta muerte, pero si, ese chico tiene la misma edad que Ace tendría si siguiera con vida- habla recordando al pelinegro que se presentó ante él muchos años atrás- Y acerca a esa shichibukai, es una noticia que muy contadas personas conocen- le observa sonriendo, aún le costaba aceptar la idea o mejor dicho, digerirla por completo ya que ese acontecimiento fue anunciado por un joven que nunca se mostró interesado por nadie- Así que, procura no alterarte ni divulgarlo hasta que ellos lo decidan- el de cabello color naranja cenizo asiente sin comprender- La verdad es que Boa Hancock está casada con Luffy.
- ¡¿Qué?!- exclama sin poder evitarlo, a pesar de que le dijeron que no se alterara- Pero... ¡¿Cómo es eso posible?!, yo mismo ví que ellos se enfrentaron en Raftel.
- Eso era una fachada muy convincente ante los ojos de aquellos que no conocieran la verdad- responde para mirar a todos comer- Pero, nosotros sabíamos que realmente ellos no estaban dispuestos a combatir entre ellos, en algún punto de la pelea, solo aprovecharon la interrupción de terceros para evitarse a toda costa.
- Esa... Esa es una noticia muy impactante y difícil de aceptar.
- Dimelo a mi que lo sé desde hace un buen tiempo... Han pasado un poco más de tres años desde ese acontecimiento.
- Increíble...- responde- Supongo que ahora es sólo cuestión de tiempo.
- Si... Tienes razón.
.........
En algún lugar del Nuevo Mundo
- ¡Por favor Hancock-sama!- exclama Koala intentando mantenerla en la cama, acababa de despertarse después de pasar una fuerte fiebre durante toda la noche, esta disminuyó en las horas de la madrugada, pero siguió dormida hasta el medio día- ¡Aún se encuentra delicada!
- Debo... Debo llamarlo- habla con cierto esfuerzo, su cuerpo estaba lleno de vendas, principalmente su torso y abdomen fueron los más afectados- Quiero... ¡Quiero saber como está!
- Lo entiendo Hancock-sama- intenta calmarla- Sabo tiene el Den Den Mushi ahora y no se encuentra en el barco, por favor, en el momento en que él llegue lo traeré aquí para que pueda llamar pero por favor, calmese.
- Demonios...- dice frustrada, comienza a respirar con dificultad, se recuesta en la cama que le proporcionaron en aquel barco que se dirigía hacia el territorio del Yonkou Shanks- Justo ahora, que necesito a ese tonto.
- Lo entiendo- habla más calmada- Pero anoche recibió una llamada por parte de nuestro superior pidiendo que volviera, no se encuentra lejos de nosotros, así que es posible que Sabo llegue esta noche o mañana temprano.
- Supongo que tendré que esperar- mira a la chica- Eras Koala, ¿Cierto?
- Así es Hancock-sama- responde sonriendo- Junto a Sabo y un par de compañeros más hemos estado cuidando de usted desde que la ayudamos a salir de Raftel sin que se dieran cuenta.
La pelinegra observa a la chica a su lado, se le notaba cansada, al parecer, les estaba dando problemas por ser sus salvadores, protectores y cuidadores, aunque al parecer, todo fue obra de su cuñado, ya que ella recibiría ayuda por parte del Gobierno después de todo lo ocurrido en esa isla.
- Eso quiere decir que el ejército revolucionario...
- Si- responde- No tiene de que preocuparse, le hemos avisado a sus hermanas que se encuentra con nosotros y a donde nos dirigimos para que estén tranquilas.
- ¿Usaron mi Den Den Mushi?
- Si, me disculpo por el atrevimiento- se disculpa- Creímos que era lo mejor ya que estaban llamando constantemente- dice sonriendo nerviosa- Recibimos al principio una amenaza por parte de ellas pero Sabo ayudó a calmarlas, afortunadamente reconocieron su voz y quien era- por la fruta del diablo que la emperatriz poseía, se da cuenta de un pequeño detalle.
- ¿Sientes algo por el hermano de Luffy?- pregunta sin evitar ser directa.
La pelinaranja se sonroja por su pregunta.
- Bueno... Yo...- dice nerviosa- Supongo que a usted no le puedo mentir... La verdad es que si... Estoy enamorada de Sabo pero aún no le he dicho lo que siento.
- Me disculpo por ser tan directa y por haberte preguntado eso- dice tranquila.
- No se preocupe.
- Voy a traerle algo de comer, por favor no intente hacer movimientos bruscos Hancock-sama- dice para salir de la habitación.
Mientras le sirve la comida a la shichibukai, recibe una llamada por su Den Den Mushi. Contesta la llamada tomando asiento.
- ¿Koala?- pregunta una voz varonil al otro lado.
- Hola Sabo- responde sonriendo- ¿Te encuentras con Dragon-san?
- Así es- responde- Al parecer él desea ver a Hancock.
- ¿Qué?- pregunta sorprendida- ¿Lo dices en serio?
- Yo tampoco lo creí en un principio, pero él quiere conocer a la esposa de mi hermano- responde- Por ahora, no se lo menciones, llegaremos mañana en la mañana.
- De acuerdo, no es problema, aquí les estaremos esperando- cuelgan la llamada- Vaya sorpresa.
..........
A la mañana siguiente
En algún lugar del Nuevo Mundo
- ¿Cómo se siente Hancock-sama?- le pregunta Koala mientras observa cómo se sienta en su cama.
- Ya me siento mucho mejor, pero tengo todo el cuerpo magullado- responde.
La pelinaranja le deja la bandeja con su desayuno sobre el regazo.
- ¿Sabo ya ha llegado?- pregunta mirando la comida, la que le sirvieron el día anterior, tenía cierto sabor amargo, debido a que la medicina se encontraba implementada en algunas partes, come un bocado y está vez, el sabor amargo no estaba.
- Se encuentra arriba en cubierta junto con un invitado que desea verla-responde sonriendo.
- ¿Verme?- pregunta confundida.
- Por el momento termine de comer y le ayudaré a darse un baño para poder realizar las curaciones de sus heridas y cambiar las vendas.
- Cam... ¿Cambiar mis vendas?- pregunta con cierto temor- "Acaso... ¿Acaso vieron mi espalda?"- ese pensamiento cruza de inmediato su mente- ¡No!, ¡No se lo permito!- exclama mostrándose molesta y asustada.
- ¿Hancock-sama?- pregunta Koala- ¿Qué ocurre?, ¿Dije algo malo?
- ¡Habla!- exclama, su porte de frialdad hacia las demás personas aparece de repente- ¡¿Quién me puso estas vendas?!
- F-fuí yo- responde sin creer el cambio drástico de actitud de la emperatriz- Como solo hay hombres en el barco yo me he hecho cargo de usted desde el principio- le explica- Incluso Sabo dejó muy en claro que nadie a parte de mí puede entrar a su habitación.
- Viste... ¿Viste mi espalda?
- Su... ¿Su espalda?
- ¡¡No intentes hacerte la inocente!!- le grita molesta, se remueve en la cama ocasionando que lo que estaba en la bandeja se caiga al suelo- ¡Te he hecho una pregunta muy clara y exijo una respuesta!- temía que la noticia se hubiera extendido, que en algún momento la capturarían de nuevo para volver a ese horrendo lugar- ¡¡Contesta!!, ¡¿La viste?!
La puerta de la habitación se abre de par, dejando ver a un preocupado rubio con una cicatriz en su rostro, este acudió al lugar porque había escuchado los gritos desde cubierta.
- ¿Qué está sucediendo aquí?- pregunta con seriedad.
- N-no lo sé- responde su compañera confundida- Le dije a Hancock-sama que la ayudaría con la curación de sus heridas y el cambio de las vendas- se explica- De pronto comenzó a gritarme y preguntarse si vi su espalda.
Sabo observa a su cuñada con atención, se disculparía con su hermano menor por ver a su esposa con el pecho lleno de vendas pero tenía que intentar calmarla, en algún momento, tuvo una conversación con el pelinegro sobre la emperatriz, de un tema muy importante y sabía porque la creciente ansiedad de la misma.
- ¡¡Aún no me ha respondido!!, ¡¡Prometo que la mataré!!- amenaza con furia.
- ¡Si lo hice!- responde con coraje- ¡Como le dije yo curé sus heridas y la vendé así que si lo hice!
Abre sus ojos azules aterrada, esa respuesta no era una buena señal para sí misma o para sus hermanas, debía cumplir con sus palabras y evitar que divulgara lo que vió, pero no estaba segura de si ya lo había hecho.
- Hancock- la llama el rubio acercándose a ella- Le pido que me disculpe y a Luffy.
- ¿Luffy?- pregunta extrañada- ¿Qué tiene que ver él en todo esto?
- Él...- aprieta los puños- Él me comentó acerca de su pasado- la pelinegra se lleva ambas manos al rostro, ocultando sus labios.
- No... No puede ser...- habla, las defensas que había impuesto al alterarse, se quebrando en unos simples segundos- Luffy no... Él no haría eso.
- Él temía por usted- responde- Es por eso que me comentó por lo que usted y sus hermanas pasaron.
Hancock en ese momento se sintió traicionada y usada vilmente, ¿Cómo era posible que su esposo hubiera abusado de su confianza de tal manera?, era imperdonable.
- Me pidió en la batalla de Raftel que cuando todo terminara, fuera a apoyarla para evitar que cualquier otra persona se acercara y como consecuencia se dieran cuenta de ello- se explica- Creame que nadie, aparte de Luffy y yo sabemos respecto a ello- intenta calmarla, sabía que ella en ese preciso momento se sentía traicionada- Yo no he visto su espalda, solo Koala lo ha hecho y por ese mismo motivo me disculpo, pero le juro que no hemos mencionado nada a nadie, Hancock.
- ¿Luffy te... lo pidió?- pregunta sorprendida, pero temerosa.
- Si, él mismo me lo pidió.
- Luffy...- pronuncia con un tono lastimero, cubre completamente su rostro con sus manos intentando ocultar sus lágrimas.
Sabo y Koala la observan en silencio, no sabían que decir en ese preciso momento, pero sabían que si intentaban decir algo más, solo ocasionarían que el problema fuera mayor y lo más importante en esos momentos era que la shichibukai se calmara, confiara en las palabras de su cuñado y no perdiera la fé en su esposo.
En el pasillo, al lado de la puerta, un hombre había escuchado toda la conversación, a pesar de que la conservación había sido vaga, pudo entender el tema de la conversación, debía admitir que estaba sorprendido por lo que había escuchado pero no estaba en su derecho cuestionar las decisiones de su hijo.
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