XXVI

El transcurso de la fiesta se volvió un completo desastre y no por el motivo que Hancock o Nyonba hubieran imaginado, las Amazonas estaban tan felices de que su emperatriz por fin se casara con el hombre que tanto amaban que, en lugar de festejar a los recién casados de una manera más tranquila y neutral, se volvió una gran fiesta donde cantaron, hicieron bailes raros, bebieron y casi, pero casi, arruinan el pastel de bodas y casi arrojan a Luffy al fondo del mar.

Incluso los nakamas del esposo se habían comportado mejor, aunque ellos incitaron- Chopper, Usopp y Franky- los bailes con canastas, palillos ubicados en ambos orificios de la nariz y en su boca, en ese aspecto, las mujeres los siguieron.

La emperatriz y la peliplateada se miran un tanto sorprendidas, no sabían ni que decir, incluso Sandersonia y Marigold les llegó a parecer divertido pero demasiado fuera de lugar con el contexto de la celebración.

- Esos idiotas- los insulta Nami sin querer mirarlos.

- Mirale el lado positivo- habla Brook- Las chicas se han divertido con el baile de esos tres.

- ¿Qué no has visto la expresión de la emperatriz?- pregunta señalando con la mirada hacia su dirección- ¡Puede que a Luffy le gusten esos juegos pero ella tiene más modales que esos cuatro juntos!

- Está vez Luffy está más concentrado en otra cosa- menciona Zoro mientras se sirve más sake- Está serio y Sabo está hablando con él.

Todos no pueden evitar buscar a su capitán con la mirada, lo encuentran cerca de la pista de baile, junto a su hermano y por algún extraño motivo, Trafalgar Law esta con ellos, se lo creerían más por parte del mentor del chico, pero no por parte del sujeto que alguna vez fue su aliado.

- ¿Qué te preocupa Luffy?- le pregunta Sabo al verlo tan serio.

- En el momento en que tenga que irme y dejar a Hancock atrás- menciona con cierta tristeza en la voz, el rubio y el pirata del corazón se miran de forma inconsciente.

- No la dejarás atrás Luffy- menciona tratando de levantarle el ánimo- Estoy seguro que ella entenderá cuando tengas que zarpar.

- Eso lo sé- toma un poco de su bebida- Ahora que estamos casados, tanto la tripulación de las Kujas como mi tripulación ambas están a disposición de ambos, así que debo velar por la seguridad de ambas partes.

Ambos no pueden evitar mirarlo asombrados y preguntarse lo mismo, ¿Quién era ese? Y ¿Qué habían hecho con el despreocupado Monkey D. Luffy?

Se mantienen en silencio unos segundos hasta que Torao decide tomar la palabra.

- Ambas tripulaciones estarán bien, si saben aparentar ante las demás personas y en especial ante el Gobierno Mundial- el celebrado voltea a verlo- Mientras tu estas en rumbo a encontrar el One Piece, ella debe estar en la isla y cumplir con sus obligaciones que la atan al gobierno para mantener seguro este lugar.

- Pero...

- Y aunque estén separados- toma su mano que tiene el anillo- Este símbolo los mantiene unidos, al igual que los sentimientos que tienen hacia el otro.

Les mira por un momento para luego sonreírles.

- Gracias, shishishi- ríe más tranquilo- No esperaba que fueras tan bueno dando palabras de ánimo Torao- el nombrado alza una ceja confundido, solo le estaba diciendo lo que todos sabían desde la proposición del pelinegro a la emperatriz.

Desde una mesa, los demás Mugiwaras les observan con atención.

- Parece que Luffy-kun ha recuperado el buen humor- menciona Jinbei sonriendo.

- De seguro esos dos le hicieron cambiar el semblante- menciona el peliplateado esperando a que Zoro le sirva más sake.

- ¿Uh?- menciona la ojiazul siguiendo con la mirada a la princesa serpiente- Parece que Hancock-sama se está retirando de la celebración.

Nami voltea a mirar hacia la misma dirección, no puede evitar sonreír de soslayo, vuelve a mirar a su capitán el cual reía al ver sonriendo a sus nakamas y a las chicas, decide terminar su bebida para divertirse también, comenzando a ser el alma de la fiesta. La pelinaranja se preguntaba si ellos llegarían a eso o la noche de bodas sería más tranquila de lo que se esperaba, no era la única con ese pensamiento, pero, en el fondo, algo les decía que su capitán no perdería la oportunidad.

............

Hancock dormía plácidamente en su habitación Salomé dormía en un extremo de la cama, cerca a ella. Las puertas de la habitación se abren y se cierran casi al instante, sobresaltando a la bella mujer y a la serpiente, que al mismo instante, se ponen alertas, la pelinegro suspira más tranquila al ver a su esposo caminando hacia ella sonriendo ampliamente.

- Casi me da un infarto- menciona llevándose una de sus manos a su pecho.

- Lo siento- se disculpa- No quería asustarte pero estaba ansioso.

- ¿Ansioso?- pregunta tomando asiento en el borde de la cama.

- Bueno... Pasé tanto tiempo con los demás que olvidé algo importante- aprovecha que ambos están a la misma altura- Olvidé a mi esposa.

Aquellas palabras se vuelven eco en la mente de Hancock, se sonroja al instante y no puede evitar desviar la mirada, a veces le sorprendía lo directo que podría ser su amado.

- No noté cuando te fuiste de la celebración- menciona para acercar su mano al rostro contrario y acariciar su mejilla.

- No suelo ser parte de las celebraciones de las Kujas o de otras- menciona apenada- En especial porque no siempre estoy aquí y debo atender asuntos externos.

- ¡Pero era nuestra fiesta de bodas!- exclama un poco exaltado- ¡Hubiéramos pasado el tiempo juntos!, ¡Lo único que hicimos juntos fue el baile, el brindis y la cena!

- Aunque el baile no nos fue tan bien- ambos no puede evitar reír avergonzados.

Su primer baile como recién casados fue un desastre a grandes rasgos, Hancock sabía cómo hacerlo, pero Luffy... Este último recibió un par de clases demasiado tarde, no cayeron al suelo de milagro.

- Yo quería pasar tiempo contigo- menciona sonriendo- En nuestra celebración.

- Lo siento- se disculpa- No me encontraba muy cómoda y dispuesta, estuve lo mejor que pude en la celebración.

- Está bien, la mayor parte de la fiesta ha disminuido así que por eso vine contigo.

- Entiendo- acerca su mano a la que estaba en su rostro- Puedes darte un baño, hay algo de ropa en la habitación, puedo dejarte una muda limpia en el baño.

- Está bien- le da una pequeña caricia antes de alejarse y caminar hacia la puerta que conecta hacia el baño privado.

La azabache tiene uno de sus ataques de emoción por unos momentos, recupera la compostura y se dirige a su armario a buscar algo de ropa para su esposo, debía pedirle a las Amazonas que hicieran unos dos o tres chalecos más al igual que unos pantalones cortos para Luffy. Espera unos minutos antes de entrar al baño, entra encontrándose al hombre de piel bronceada con la parte superior descubierta, le daba la espalda, estaba dentro del agua.

- A-a-aquí te d-dejo la ropa Luffy- menciona sonrojada hasta las orejas, este se voltea para mirarla, no estaba del todo descubierto, no lo había visto desnudo antes, a pesar de que este siempre tenía parte del pecho descubierto.

Ella nunca lo ha visto desnudo, en cambio, las Amazonas le vieron desnudo cuando lo atraparon la primera vez.

Deja la ropa sobre una pequeña banca y se decide a irse, pero la propuesta del contrario la convierte en piedra en unos milisegundos.

- ¿No quieres bañarte conmigo?- pregunta con inocencia, le parecía buena idea, estaba con la mujer que lo volvía loco y estaban casados, ¿Había algo de malo?, la habitación se torna silenciosa de repente, la ojiazul no podía articular palabra- ¿Hancock?, ¿Dije algo malo?

Esta se voltea con torpeza y niega.

- N-no te preocupes- tartamudea- Tu invitación es tentadora, pero ya me he dado un baño antes de dormir hace unas horas- habla tratando de mostrarse serena.

- Entiendo- sonríe- ¡Iré a acompañarte en un segundo!.

Ella asiente y sale de la habitación. Cuando cierra la puerta, apoya su espalda en ella, su corazón no dejaba de latir con rapidez, su rostro estaba completamente rojo, lo cubre con sus manos, ¿Cómo se suponía que iba a hacer eso con su esposo si con solo verlo desnudo de la cintura hacia arriba le ocasionaba ese mar de emociones y demás?

............

Se remueve en su gran cama, cierra los ojos por un momento, se sentía cansada, intentaba esperar al azabache, pero el sueño estaba ganando la batalla. No puede evitar asustarse cuando siente a alguien a su lado.

- ¡Lu-Luffy!- exclama asustada- ¡No hagas eso por favor!

- Lo siento- se disculpa- Hancock...- le llama, la ojiazul al verlo tan serio se sorprende.

- ¿Ocurre algo?

- ¿Estarás bien si yo me voy dejándote atrás?

- ¿Qué?- exclama extrañada- ¿A qué te refieres?

- Voy a dejarte sola cuando me vaya de aquí para reunirme con mis nakamas- menciona tomando su mano.

- Luffy- habla seriamente- No puedo ser un impedimento para que cumplas tu sueño- le da un leve apretón en su mano- Te amo y no pienso retenerte, se que volverás a mi lado cuando seas el rey de los piratas, el día de tu regreso, te estará esperando un banquete para ti y para tu tripulación.

- Hancock...- dice su nombre en un susurro- Eres la mejor, realmente... Dudé al pensar en ti después de que me fuera.

- Ambos debemos fingir, cariño- menciona- Se supone que tu y yo no nos conocemos, así que, si nos llegamos a encontrar más adelante, será siendo enemigos, es probable que tengamos que pelear.

- No- niega- No pienso hacer eso.

- Luffy- suelta su mano para acariciar su rostro, su pulgar acaricia sobre la cicatriz debajo de su ojo- Ambos sabíamos las complicaciones en las cuales estaríamos sometidos cuando nos comprometimos, mis responsabilidades tienen que ver con la isla, con las amazonas, con las Kujas y para mi desgracia con el Gobierno Mundial, tu eres un alma libre que tiene aventuras, enfrentas a los más poderosos con el fin de ayudar a los demás, cariño- le mira transmitiendo todo su amor- Eres el hombre más puro que he conocido en mi vida, me enamoré de tu corazón y de ti, haría lo que fuera para protegerte y ayudarte.

Luffy no puede evitar sentir un ligero calor en su rostro, sus palabras y sus acciones, todo era tan diferente a lo que llegó a pensar que sería, la mujer frente a él, tan hermosa y considerada. Se acerca y la besa, la shichibukai se sorprende al principio pero le corresponde.

El capitán de los Mugiwaras era una persona del tipo efusivo que gritaba lo que sentía y no de alguna manera discreta, era demasiado abierto en su sentir, pero por el momento, sólo quería que ella supiera lo que le hacía sentir con todas aquellas palabras que le había dedicado unos simples segundos atrás. La temperatura del momento comienza a aumentar, al igual que las acciones de ambos.

Narra Hancock

Sus labios son suaves y húmedos, me agrada sentir su textura sobre los míos, le sigo el beso sin pensarlo realmente, estoy dejándome llevar por el momento, por las diferentes emociones y sentimientos que envuelven este momento, siempre quise que alguien me besara de esta forma tan cariñosa y cálida, llena de sentimiento y sobre todo... Siempre quise que la otra persona sintiera lo mismo que yo, era consciente que Luffy no me aceptaría como mujer, que para él, solo era una amiga más, pero cuando me pidió matrimonio por su parte.... Me impresionó demasiado, por un momento creí que mi corazón no lo soportaría, que el hombre que más amaba comprendiera mi sentir... Ese simple gesto me hizo entender que cedió a esa confusión y aceptó lo que siente. Mis manos comienzan a moverse por sí solas, acarician con delicadeza la piel expuesta de su torso desnudo y bien trabajado, la textura rugosa de su cicatriz, por algún motivo, no me molesta, pero, sigue doliendome un poco que todo lo que hizo para salvar a su hermano terminara siendo en vano, pero, aunque no me gusta admitirlo, fue un detonante que le ayudó a ser más fuerte y seguir adelante, de alguna manera, me sentí honrada de poder observar su progreso por mi misma antes de su partida.

No puedo evitar dejar escapar un ligero suspiro de mis labios perdiéndose en su boca cuando sus manos comienzan a hacer lo mismo, pero por encima de la tela de mi ropa. Nos separamos por la falta de aire, juntamos nuestras frentes por unas segundos, en un movimiento que casi no persivo, siento sus labios sobre la piel de mi cuello, un jadeo sale de mis labios al sentir como se pasea sobre la piel sensible de esa zona. Inclino mi cuello hacia la derecha para darle mejor acceso, sigue con la serie de besos, pequeñas mordidas y succiones, suspiros y jadeos son mi respuesta, sigo acariciándo su torso y espalda, en ocasiones acaricio los cabellos cerca a su cuello, haciéndolas erizar por mi tacto. Mi cuerpo se estremece cuando siento una de sus manos acariciando la piel de mi abdomen por debajo de la blusa. Levanta la mirada, nos miramos con intensidad, sus orbes me observan de tal forma que siento que lo hace para encontrar alguna duda en mi mirada o en mis acciones, le sonrío para que pueda entender que deseo hacer esto tanto como él desea hacerlo, su mirada cálida comúnmente, se ve transformada completamente, una mezcla de lujuria, deseo y felicidad es lo que puedo ver en ellos, sus orbes color marrón tan hermosos, al igual que su corazón.

- ¿Estás totalmente segura?- su voz suena ronca, agitada.

- Lo estoy Luffy, no te preocupes por nada- respondo, mi rostro está completamente sonrojado, mi respiración está igual de pesada que la suya- Sigue por favor.

Mi súplica es escuchada y así empieza nuestro encuentro mas íntimo, teniendo cuidado de no hacer mucho ruido para que los demás no se enteren de lo que estamos haciendo, entre caricias, besos, jadeos, gruñidos y gemidos fuimos despojándonos de nuestras ropas, quedando completamente expuestos para el otro, cuando llegó mi momento de estar desnuda de mi parte superior me cubrí con mis brazos sintiendo vergüenza, a pesar de que él ya me ha visto, Luffy, con sus palabras, logra alejar mis brazos y dejarme al descubierto frente a él, su mirada era lo único que podía observar, pero detrás de sus actos para darme placer, esos actos me dejaron en claro que soy perfecta ante sus ojos. Mi cuerpo se estremecía cuando sus manos tocaban alguna zona nueva, el placer me recorría por cada fibra de mi ser, y... me gustaba como se sentía, tuve que morder mucho mi labio inferior y aferrarme a las sábanas para callar mis gemidos que eran causados por él... El hombre que ahora me roba el aliento. Admito que fue muy doloroso al principio, enterré mis uñas en su espalda al sentir como iba entrando en mi interior, es demasiado incómodo. Cuando me acostumbré al dolor, este fue siendo opacado por el placer. No estoy segura cuanto tiempo estuvimos disfrutando de ese momento, pero de lo que puedo estar segura, es que, desde ese momento en el cual, accedí a que nuestros cuerpos se unieran, formando un solo ser, estamos más unidos que nunca.

- Te amo.

Su voz suena como un susurro, quedo dormida en los brazos de morfeo cuando todo terminó...

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