XLIII

- Así que ya se enteraron- dice sin mostrarse realmente sorprendido sobre ello.

Después de aquella discusión en la habitación de la emperatriz pirata y de ser sacados del lugar por la peliplateada, era tal el descontento de Zoro por dicho pleito que su expresión enojada y frustrada lo decía todo.

Incluso, se negó a querer a hablar con Sanji al saber que tenían diferencias en sus opiniones personales siguiendo a una discusión un poco diferente a las que solían tener culminando con la presencia del cocinero de los Mugiwaras frente al capitán de los piratas de corazón, queriendo conseguir información de lo que estaban planeando.

Sabía que Torao no sería ignorante al problema.

- Lo dices con tanta naturalidad que me preocupa lo que puedas estar pensando- admite mientras juega con sus dedos con una coletilla de cigarrillo que aún estaba considerando el encenderlo.

- ¿Mugiwara-ya no te comentó nada?- pregunta con seriedad.

Si no lo sabía, debía darle mérito al pelinegro al poder mantener la boca cerrada ante semejante circunstancia.

- Fue más una discusión que una charla amena- admite haciendo mala cara- Justo ahora el marimo debe estar entrenando para lidiar con su molestia.

- Lo resumiré en una frase- habla, era claro que ya no podía guardar la información, al menos podía divulgar ese pequeño detalle, pero no el motivo decidido por Luffy- Atacar Marine Ford y Mary Geiose.

El rubio no puede evitar dejar caer el cigarrillo de entre sus dedos.

La impresión fue tan grande que el cambio en las expresiones de su rostro demostraban desde el terror hasta la conmoción.

Se queda unos segundos asimilando la noticia antes de reacción.

- ¡¿Por qué demonios quieren hacer eso?!- exclama sin poder creerlo.

Aún estaba procesando la idea y no podía aceptarlo.

¡Estarían atacando a las fuerzas de la Marina y a los Nobles del Mundo que tienen a sus propias fuerzas especiales que los protegían!

¡Era la peor idea y plan suicida que había escuchado en su vida!

- Entiendo lo de Marine Ford- aprieta los puños, sus cejas tiemblan por el coraje- ¡¿Pero por qué demonios quiere ir detrás de los Tenryuubitos?!

- Eso es algo que no sabría responder- dice al entender el desconformismo del cocinero- No estoy seguro que está pensando Mugiwara-ya al querer atacarlos, pero, está determinado a hacerlo.

Sanji baja por un momento la mirada, ¿Qué demonios estaba pensando su capitán?

- ¿Tienen todo planeado?- se atreve a preguntar, no podía quedarse de brazos cruzados ante la locura que querían crear.

- Aún estamos intentando encontrar la manera de tener el tiempo adecuado para poder sacar a los que tienen secuestrados para pasar a la acción- explica vagamente el cirujano.

No puede evitar revolver sus cabellos desesperado, intentando pensar que podría hacer para ayudar.

No era de extrañar que hicieran lo que Luffy quería pero este caso era diferente.

Estaba en una escala de locura fuera de la compresión y de la aceptación.

Mientras intentaba pensar, Chopper aparece en el lugar sorprendiendose un poco al verlos juntos y a Sanji tan desesperado.

- ¿San...ji?- le llama dudoso, este voltea al escuchar su nombre.

- ¿Qué pasa Chopper?- pregunta alejando su mano de su cabello.

- Bueno, venía a buscarte- responde para acercarse a ambos- Zoro no está de muy buen humor- frunce el ceño al recordar al peliverde- Intenté preguntarle pero... ¡Parece un demonio que en cualquier momento podría matarme!- exclama aterrado al recordar la situación.

Eso solo le confirmaba lo lógico de la situación, el vicecapitan estaba furioso y... Desafortunadamente para los que se quedaron en Amazon Lily, no contaban con la presencia de Robin, quien era la más calificada para lidiar con el espadachín cuando entraba en este tipo de estados de ánimo.

Tendrían que resistir e intentar calmar el mal genio de Zoro si querían tener a alguien más a bordo del acontecimiento mundial más grande en la historia.

Aunque... Sí lo pensaba un poco, si no les habían informado de lo ocurrido, eso podría representar a que no deseaban que se vieran involucrados en la operación de rescate y venganza.

Acaso... ¿Había algo que no podían saber de ese acontecimiento?

- Por el momento dejemos que intente calmarse con sus entrenamientos antes de intentar abordarlo- explica la ligera estrategia- La charla con Luffy no fue la mejor de todas.

- ¿Cómo se encuentra él?- pregunta preocupado por el pelinegro.

- Más afectado de lo que quiere pretender- responde sonando un poco más serio- Nunca lo había visto poner ese tipo de expresión antes, sólo espero que sus emociones no alteren su juicio.

- Sus emociones ya están alterando su juicio- habla Law frunciendo ligeramente el ceño al recordar lo de la última noche- Si no fuera así, no estaría planeando iniciar una guerra a tal gran escala- su mirada penetrante y un tanto intranquila se posa en el rubio- Es la primera vez que Mugiwara-ya logra alterar mis nervios en base a su enojo.

Ni Sanji ni Chopper podían creer lo que estaban escuchando, ¿Qué demonios le estaba pasando a su capitán?

Si pensaban que las cosas estaban empeorando, no sabían si quiera lo que se estaba desarrollando a sus espaldas.

Una ejecución pública sería lo menos alarmante que saldría de aquella guerra.

La basura debía ser eliminada y desechada.

Y claramente nos estamos refiriendo al orden mundial, a los Tenryuubitos y por supuesto, a los supuestos policías buenos-para nada- que tomaron los puestos en la Marina.

Nadie se libraría. Pagarían por todos los crímenes sin nombre que cometieron.

Pero primero, el orquestador de semejante golpe, debía recuperar su equilibrio emocional para seguir adelante y continuar con sus ambiciones.

........

Hancock no sabía que hacer.

Después de entrar en su habitación esperando tener buenas noticias del estado de salud de su esposo, lo último que esperaba encontrar era la discusión entre el pelinegro con sus nakamas.

Y mucho menos se esperó que terminara de tal forma, que se aferrara a su cuerpo como si fuera un koala bebé.

Sabía que cuando necesitaba consuelo o quería calmarse y estaban en el mismo espacio, buscaba los latidos de su corazón.

Algo estaba pasando frente a sus narices y no tenía conocimientos sobre ello, algo estaba molestando a su pareja.

Y ese algo, tenía que ver con el problema de las personas encarceladas y usadas como señuelos para atraerlo.

Los Mugiwaras eran el mayor enemigo del mundo, en especial su capitán, al haberse proclamado como Rey de los piratas, poseer el tesoro de su predecesor, poseer la verdad del siglo vacío en su bolsillo, al tener en su tripulación a la única sobreviviente que a día de hoy no lograron silenciar con la muerte...

Y sobre todo, que fuera usuario de una dichosa fruta del diablo legendaria como lo era la del Dios Nika.

No era de extrañar que estuvieran nerviosos y apresurados a querer obtener su paradero para acabar con las ovejas negras que amenazaban a su régimen y mandato.

Acaricia con cariño los cabellos de su esposo.

Le costó un poco, pero logró que ambos se acomodaran en la cama para que fuera un poco más cómodo aquel momento.

- Cariño...- le llama en voz baja- ¿Estás más tranquilo?- pregunta usando un tono suave y amable, no era momento de reprochar o interrogar.

El mencionado remueve un poco su cabeza entre los pechos de su esposa. Seguía en ese lugar, sin querer alejarse y sin querer soltarla.

- Un poco- responde.

- Quieres...- lo duda un poco antes de continuar- ¿Quieres hablar sobre ello?

Sin pensarlo mucho, niega de inmediato.

No quería involucrarla en la revuelta y mucho menos, cuando le prometió que volvería con vida.

Estaba siendo un maldito hipócrita mentiroso que no merecía estar siendo consolado de esa forma por la mujer que más amaba.

No merecía una estúpida promesa.

Era un idiota, ¿Por qué seguía ahí?

Debería simplemente informar a Torao de su desplazamiento e irse de inmediato a cualquier otro lugar pero... ¿Eso no sería lo mismo que estaba haciendo?

¿Escapando de su responsabilidad?

- Luffy... ¿Hay algo mal con tu plan para rescatar a tus amigos?- su cuerpo se tensa de inmediato al escucharla hablar sobre ello- Si necesitas ayuda, no dudes en mencionarlo, aquí me tienes para ayudarte en lo que pueda... Lo mismo ocurre con tus nakamas y tus amigos, dudo que vayan a abandonarte en un momento tan importante y delicado.

Por supuesto que ellos no lo abandonarían...

Pero, ¿Con qué cara les pediría su ayuda después de decidir morir por todos ellos?

¿No sería totalmente cínico de su parte?

Al ver que sus palabras no estaban surtiendo efecto, suspira con pesadez, era peor de lo que imaginaba.

- Mi amor- insiste- No puedes guardarte lo que te está generando ansiedad, por favor... Habla conmigo, no voy a juzgarte, quizás... Pueda ayudarte con mi punto de vista.

Se aleja un poco de aquel lugar seguro autoimpuesto por sí mismo para mirarla directamente a los ojos.

La ojiazul se preocupa en seguida al ver a su amado tan intranquilo y destrozado.

Luffy se acerca para besarla, quería tener ese ligero contacto antes de disponerse a hablar.

Mientras le ocultara su final... Todo estaría bien entre los dos, ¿Verdad?

Al recibir una aceptación del lado contrario la confianza resurge poco a poco en su interior, una de sus manos se acercan a la cintura de la pelinegra y acaricia un poco la zona, donde aprovecha aquel traje de dos piezas que permitía un poco de contacto con la piel contraria.

La bella mujer siente un cosquilleo en aquella zona tocada, no le molestaba después de todo, estaba siendo tocada por su esposo, la persona que más amaba.

Al separarse del beso, Hancock intenta encontrar respuestas en la mirada del ojimarron sin éxito.

- Si yo...- comienza a hablar ubicándose de nuevo en su lugar relajante- Comenzara una guerra contra los Marines y los Nobles del mundo... ¿Qué me dirías?

Se queda en blanco al escuchar dicha insinuación, ¿Cómo era eso posible?

- Q... Q- sus labios tiemblan al intentar formular palabra, en ese momento era como si hubiera perdido la capacidad de hablar, su cerebro dejó de enviar las respuestas nerviosas necesarias para poder hacerlo- ¿Qué?

Es lo único que logra pronunciar. Seguía procesando la idea, la cual, era una completa locura.

Un escalofrío escala con rapidez por su espalda, la sencilla mención de aquel lugar sólo lograba alterarla.

Era tonto, ¿No?

Ya habían pasado unos cuantos años desde que había logrado escapar de ese lugar... De regresar a su hogar, de donde nunca debió alejarse y pasar por ese tormento.

¿Cómo habría sido su vida si nunca hubiese sido secuestrada?

Habría... ¿Terminado así?

¿En brazos de un hombre al cual intentó castigar y asesinar al inicio?

Sabía que nunca encontraría a otro que tuviera un corazón tan noble y lleno de pureza.

Nadie podría compararse nunca con Monkey D. Luffy.

El rey de los piratas y su pareja sentimental.

- Lu...ffy... - logra llamarlo, pero al mismo tiempo, fue un susurro tan inaudible que el contrario no logró escucharlo del todo.

Estaba a la expectativa de escuchar su opinión.

Pero al ver cómo la piel de su rostro se veía más pálida de lo normal, como le temblaban los labios y el cuerpo.

Eso lo alteró.

Sabía que no tendría una respuesta positiva al mencionar ese sitio, pero, quería escuchar su consejo que podría sentir al saber lo que quería hacer.

- ¿Por... Por qué quieres...?- su voz se perdía al hablar.

- Quiero devolverles un poco... El sufriendo por el que han pasado muchas personas, por creerse los dueños del mundo- responde con seriedad.

- P-pero...- tartamudea, intentaba hablar con calma, pero su ansiedad la estaba traicionando- S-sería...- respira profundo un par de veces- ¡Es una locura!- exclama levantando la voz y dejando fluir su inconformidad, se incorpora quedando sentada en la cama, le mira horrorizada desde su lugar- Creí que sólo estaban haciendo planes para salvar a tus amigos secuestrados pero... ¡Por Dios Luffy!, ¡¿Mary Geoise?!, ¡¿Por qué contra esos sujetos?!

El pelinegro no duda en levantarse, quedando sentado frente a ella.

- Uno a uno todos, merecen recibir un poco de la propia cucharada de veneno que han esparcido por el mundo- responde con seriedad, mostrando su ceño fruncido- Por haberte hecho daño a ti, mi esposa y a mis allegados- recordando lo ocurrido en aquella ocasión en esa sala de apuestas con Camie y Hachin.

Recordando como la vió llorar y temblar cuando le contó su historia en ese horrible lugar.

Hancock en medio de su crisis, logra escucharlo.

- Luffy... No me digas que quieres atacar la residencia de los Tenryuubitos.

Cada palabra llena de odio que escuchaba salir de los labios del menor, la sorprendía aún más.

- Es justo lo que haré- responde con seriedad- El ataque Mary Geoise calmará un poco mi ira pero, servirá de distracción, dudo que a los Marines y los de Cipher Pol permitan que unos simples piratas destruyan el lugar.

- Luffy- respira profundo intentando controlarse.

No era momento de actuar como una niña miedosa.

- Ese ataque no va a llamar su atención por completo sabiendo que tienen a los Cipher Pol como sus guardaespaldas.

- Contamos con eso.

- Un momento... - frunce el ceño y lo acusa con su mirada- ¡¿A dónde demonios piensas atacar entonces?!

- Ya te lo dije, solo pienso atacar esos dos sitios- la seriedad con la que le hablaba se esfuma mostrando una sonrisa- Queremos generar distracciones, para poder llegar a nuestros amigos y salir ilesos, no quiero que terminemos como mi hermano.

Cambia su expresión molesta y acusadora a una preocupada.

- ¿Estás seguro que eso es lo que deseas hacer?

Sabía que esa discusión no terminaría en nada bueno, que no lo haría entrar en razón.

Cuando Monkey D. Luffy tomaba una decisión, nadie lo podía hacer cambiar de idea.

- Lo estoy.

Acerca sus manos a su rostro para acariciar sus mejillas, se acerca para besarlo en los labios.

Con una gran intensidad que dejó en shock al moreno, al ser consciente de esa muestra de afecto de su pareja, intenta corresponder pero ella se aleja antes de que pudiera lograrlo.

- Por favor... Tienes que volver con vida a mi lado- el tono suplicante genera en el rey de los piratas la gran sensación de arrepentimiento que lo abofeteaba el doble en esa ocasión- Estuve lejos de tí tanto tiempo, esperando que cumplieras tu sueño... Casi te pierdo en la batalla en Raftel, no quiero pasar por ese sufrimiento de nuevo.

- Hancock...- la llama en un tono bajo, como si fuera su mayor confidente- Te molesta sí...- se acerca a ella insinuante.

Si iba a irse al infierno por guardar silencio por su inminente final... Tenía que apartar su lugar por lo que pensaba hacer en ese momento.

La Emperatriz se sorprende un poco por el cambio tan brusco de conversación. Ese tipo de situaciones solían ser tan esporádicas que comenzaban casualmente, no se esperaba tal insinuación tan evidente de su esposo.

- ¿Acaso quieres que guarde silencio utilizando esa carta?- le pregunta levantando una ceja, teniéndolo tan cerca de su cuerpo.

- ¿No puedo disfrutar de un grato momento junto a mi amada esposa?- se sonroja un poco al escuchar sus palabras.

- ¡L-luffy!- exclama generando la risa del contrario- Si vas a reírte de mí, no permitiré que ocurra nada entre nosotros.

- Lo siento- responde sonriendo- Te ves muy linda con ese sonrojo.

- No conseguirás nada con los elogios- se niega desviando la mirada y se cruza de brazos.

- Con tenerte a mi lado es suficiente, realmente extrañé estar contigo todo ese tiempo lejos de tí- habla con sinceridad.

Cada noche, en el lugar que se encontrara, si era posible, veía su anillo recordando con cariño a su esposa. Deseaba escuchar su voz, ver su sonrisa, pasar tiempo a su lado, escuchar su risa...

Extrañaba cada aspecto de la pelinegra.

- Yo también te extrañé- voltea a verlo- Vamos a descansar un poco, estoy segura que sabrás que decirle a tus nakamas sobre este asunto.

Vuelve a sentirse inquieto.

Zoro estaba furioso con él mientras que Sanji... Bueno, no sabía con certeza cuál era la postura del cocinero.

¿Podría simpatizar con él por lo ocurrido con Big Mom?

No lo sabía.

De lo que sí estaba seguro, es que una buena plaza estaba esperándolo en el infierno por sus mentiras y acciones.

..........

Zoro solía enojarse con su capitán, eso no era nuevo.

Todos en la tripulación se enojaban por sus acciones o comentarios estúpidos, pero está vez... Había cruzado la línea, desde su perspectiva.

No le cabía en la cabeza que su capitán, el mismo tipo que lo convenció–obligó–para ser parte de su tripulación, estuviera actuando de esa manera cuando, tenía muchos recuerdos pasados de sus acciones imprudentes y precipitadas al querer proteger a sus nakamas como a sus allegados más importantes.

El mismo capitán idiota que había ayudado a varios reinos y comunidades a levantar sus armas en contra de aquellos que querían suprimirlos... Estaba haciendo la vista gorda a sus compañeros atrapados en esos momentos.

El cuerpo hecho pedazos...

No importaba que tanto lo pensara, para el espadachín era una excusa pero, muy en el fondo una vocesita le gritaba lo contrario.

Un Rey de los piratas que no estaba al 100% de su capacidad, sin importar que tan fuerte fuera, necesitaba estar en las condiciones óptimas para resistir y enfrentar con mayor precisión a sus enemigos.

Mientras reflexionaba, levantaba sus pesas una y otra vez.

Incluso estaba enojado con el ero-cocinero.

Se notaba que estaba del lado de Luffy, que "entendía" su excusa.

No podía creerlo.

Gruñe frustrado y deja caer una de las pesas al suelo.

Dudaba que su capitán no estuviera afilando las cuchillas para salvar a sus amigos...

En ese momento, tenía la cabeza más fría por lo que empezaba a pensar con mayor claridad.

- Ese idiota no va a abandonarlos- aprieta los puños- Debe ser la primera vez que no se va de cabeza...

........

Más tarde
Esa noche
Cerca de la media noche

- ¿Sanji?- pregunta con seriedad el pelinegro al encontrarlo en el sitio de reunión que tenía con Torao esas noches- ¿Qué haces aquí?

El rubio le devuelve la misma mirada a su capitán. Curiosamente, no estaba fumando, solo estaba jugando con el encendedor.

- Luego de la discusión que tuvimos- comienza a explicar- Fuí a hablar con Law esperando tener mayor información a la que no obtuve en ese momento- deja de lado su encendedor y camina un par de pasos para quedar cerca del menor- Estás jodidamente loco con lo que quieres hacer ahora Luffy.

Se queda en silencio, escuchando a su nakama.

Se cruza de brazos.

- A pesar de enojarme por tu falta de confianza y exclusión hacia tus propios camaradas... Estoy dispuesto a ayudar Luffy.

- No es necesario- responde descartando su ayuda, sorprendiendo al contrario y al silencioso espectador.

- ¿Cómo?

- No quiero que se involucren- responde serio- Por esa misma razón no les mencioné nada a ninguno de ustedes.

- ¿Acaso piensas ir a la guerra tu solo?

- No exactamente- niega- Pero no con ustedes.

Estaba tranquilo, pero se notaba a kilómetros como el rostro del cocinero se transformó en segundos.

Estaba furioso.

Lo toma del cuello del chaleco que estaba usando y lo jala hacia él.

- ¡¿Ahora también actúas como un hipócrita?!- le grita demostrando su descontento- ¡Hemos estado juntos en cada misión suicida en la que nos involucraste durante estos años!... ¡¿Y ahhora resulta que no nos necesitas?!

- Baja la voz- se trastorna, esa no era la respuesta que esperaba- Las chicas y los demás no están enterados de estas reuniones nocturnas.

Abre un poco la boca sin poder creerlo.

Respira profundamente y lo suelta.

- No voy a retirarme solo por que dices que no nos necesitas, iré a esa maldita guerra aunque a ti no te guste, es mi última palabra.

La seriedad en el semblante de su capitán comenzaba a incomodarlo, era demasiado extraño que siguiera con esa expresión cuando tenía muchos cambios de humor para una situación que se estuviera presentando.

- Mugiwara-ya- el tono serio del capitán de los piratas de corazón no se hace esperar- Entre más personas tengamos con la capacidad de enfrentar altos mandos, es una opción adecuada.

La mirada amarronada del moreno le observa mientras habla, la desvía para ver al rubio, suspira.

- Bien, si así lo crees- acepta y comienza a caminar- Estamos retrasados, deben estar preguntándose porque no estamos presentes.

Los que se quedaron atrás se miran, Sanji asiente hacia Law por su apoyo, siguen en silencio al menor.

Por casualidad–aunque no fuera así–Zoro se encontraba en el lugar, escuchando la confrontación que hubo entre sus nakamas y por ende, la intervención final de su viejo aliado.

Era un milagro, que estuviera en el momento correcto y justo a tiempo... Considerando su terrible orientación pero... Nadie dice que seguir a alguien con el debido sigilo no fuera válido.

Realmente... Luffy había considerado dejarlos fuera de lo que planeaban.

- Es como si hubiera cambiado después de salir del coma...- murmura con fastidio- ¿Acaso le hicieron algo en Raftel?

Sentía... Que no conocía a su capitán en esos momentos.

Y le preocupaba.

Le comenzaba a preocupar el futuro, principalmente el destino que tendrían después de lo que sea que aconteciera por la confabulación que Monkey D. Luffy, estaba creando.

Algo no estaba bien.

Y debía descubrir que era.

De lo único que estaba seguro es que ese enfrentamiento a gran escala, iba a terminar mal.

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