XII

El azabache se lo piensa unos minutos, que se le hicieron eternos, tanto para él como para su interrogador, que esperaba una respuesta que valiera la pena escuchar. La figura de la emperatriz llega a la mente de Luffy, sonríe al recordarla y sin poder evitarlo, recuerda lo que él hizo y lo que ella hizo, ese simple toque de los labios de ella le había encantado, hasta tal punto que se avergonzó y nunca se había sentido de esa forma por la acción de una mujer. Decidido a lo que diría, pregunta por su antiguo aliado para saber si seguía en medio de la comunicación con él.

- ¿Ya tienes una respuesta?- pregunta el doctor.

- Si- responde con seriedad- ¡Hancock va a ser mi reina cuando sea el rey de los piratas!- exclama dejando boquiabierto a Law- ¡Para ello acepto casarme con ella!- esa última parte fue lo que más le impactó de todo lo que su ex-aliado le confesó, ya antes lo había escuchado decir eso, pero ahora en serio se mostraba sorprendido.

- ¡¿Estás hablando en serio?!- exclama sobresaltado.

- Si- dice con voz fuerte y sin titubear, el capitán de los piratas del corazón, se da una cachetada mental retomando su postura- Ya no quiero que ella siga siendo la que se preocupa por mí, se arriesgue por mí y yo no le devuelva esos mismos deseos, ¡La quiero conmigo!, ¡Quiero hacerla reír todo el tiempo!, ¡Quiero ver su verdadera naturaleza todo el tiempo!- recuerda las palabras de ella cuando lo abrazó tiempo atrás "Yo a ti te amo..."

Trafagar D. Law, se limita a sonreir, alguien tan irracional se estaba dando cuenta de muchas cosas, lo malo, era que las cosas del corazón podían ser las más peligrosas de todas, si la Marina se enteraba de la posible unión entre la Ouka Shichibukai Boa Hancock con el hombre que representaba un enorme peligro para el gobierno Monkey D. Luffy, una guerra parecida a la de Marineford podría desatarse.

- Está bien Mugiwara-ya- acepta su derrota, hacer entrar en razón a un cabeza hueca era muy complicado- Ya diste a entender tu punto, aunque estoy seguro que no has tenido en cuenta sus diferentes posiciones- los ánimos del azabache vuelven a caer, si llegara a casarse con ella, esos acontecimientos deberían ser callados al mundo, nadie podría enterarse, pero, aunque lo mantuvieran oculto, algo podría hacer que la verdad saliera a la luz.

- Sólo lo haces para bajarme los ánimos Torao eso no se vale- se queja como niño pequeño- Tomaré el riesgo- dice este- Nuestra relación será complicada pero podremos con ella, ¡Espero que todo salga bien!, shishishi.

- "¿Cómo es capaz de querer desafiar y enfrentarse al gobierno?"- esa pregunta ha rondado por la cabeza del azabache desde hacía mucho tiempo, pero aún no podía darle una respuesta a esa pregunta- ¿Cómo confías que yo no le diré nada a la Marina?

- Porque somos amigos, los amigos no se traicionarían, ¿Cierto?- no podía entender tampoco esa confianza que Mugiwara no Luffy le daba a las personas, era muy ingenuo, pero hasta el mismo se daba cuenta que no terminaría diciendo nada, después de todo lo acontecido con su antiguo aliado.

- Esto es demasiado, pero sigue sin ser mi problema- intenta hacer creer que no le interesa el tema- Mugiwara-ya, debo colgar, tengo que encargarme de algunos problemas.

- ¡Claro!, ¡Saluda a los demás de mi parte!, shishishi- dice animado, al otro lado de la linea, Law cuelga antes de contestar- Ha sido algo rara la conversación que he tenido con Torao- menciona en voz alta- Antes que nada quiero comer algo- se levanta de su lugar, se estira y recuerda esa mirada azulada posada sobre él- Espera un poco más Hancock... iré por ti- dice serio, consciente de lo que haría, camina a la puerta decidido a salir, sin darse cuenta, un ojo y una oreja desaparecen entre unos pétalos, cierta pelinegra se había tomado la molestia de espiar a su capitán de forma muy descarada.

- Luffy...- menciona mientras desvía la vista de su libro hacia la montaña de la isla, donde el castillo Kuja estaba construido- ¿Ir tan lejos como para desafiar al mar entero...?, eso suena a capitan-san, fufufufu- ríe en voz baja.

- ¡Sanji!- exclama su capitán al salir de la habitación- ¡Comida!

- ¡Tú parte está en la cocina!- exclama este desde su lugar favorito, su segundo hogar- ¡Camina antes de que me arrepienta de haberte dejado algo!

- ¡Allá voy!- le da un vistazo a la isla y corre a la cocina del barco.

......

- ¡Hebihime!- la llama la peliplateada- Me preocupa como se están dando las cosas- le confiesa su temor a la pelinegra.

- Yo también lo he estado pensado Nyonba- se toca los labios- Pero Luffy es quien se está acercando a mí, no yo a él.

- Pero lo estas dejando entrar Hebihime- le recuerda- Si la Marina se enterara que tienes una relación con el hombre mas buscado de todos los mares, ¡Creará una catástrofe!

- Soy consciente de ello, pero quisiera ser feliz estando a su lado, aunque eso signifique crear una guerra- explica su modo de pensar- Creo que lo mejor es que alguien más tome mi lugar como emperatriz, así la seguridad de Amazon Lily no se verá comprometida.

- ¡Eso es imposible Hebihime!- exclama la anciana que cuidó de ella tiempo atrás- ¡Encontrar a otra emperatriz no es algo que se pueda conseguir de la noche a la mañana!, fuiste seleccionada, por tu belleza y porque eres la más fuerte de todas las amazonas.

- La mero mero no mi es la causante de que sin importar lo que haga, mi propia belleza me libera de cualquier dificultad, si esa guerra estalla, mis fuerzas no serán suficientes para detener a mis enemigos- la dificultad de ser alguien sin libertad propia era lo que arruinaba las cosas.

- Pero tendrías una fuerza adicional- dice Nyonba- Monkey D. Luffy... aunque la Marina no descansaría hasta asesinarlo.

- A mí también me harían lo mismo...- el pensar tanto en un posible ataque, la inquietaba y preocupaba, seria demasiado tanto para ella como para la tripulación de los Mugiwaras- Por ser una traidora y las pondría en desventaja... Cada vez existen más razones para que nuestra relación se límite sólo a la amistad.

- Existe algo que anda molestándome Heibihime- dice la ojioscura- El tipo de hombre que es Monkey D. Luffy- los ojos azúles de su acompañante la miran con curiosidad y confusión- Sería capaz de arriesgar su propia viva con tal de ir tras de ti, desafiaría a la Marina y el gobierno.

- ¿Cómo lo ha hecho hasta ahora?- pregunta en voz alta más para ella misma, recordando lo que hizo ese joven de tan sólo 17 años por su hermano mayor.

- ¿Aún deseas casarte con él?

- Si lo deseo, pero Luffy ya me ha rechazado muchas veces y tampoco quiero volver a insistir- mira a su fiel compañera Salome.

- Cuando la convocatoria del gobierno finalice, la isla estará más tranquila, los seis meses que Monkey D. Luffy esté aquí, mientras no existan problemas que soliciten tú presencia, está bien escondido- habla Nyonba tomando su serpiente azulada, la cual, se encontraba en forma de bastón.

- Lo tendré prácticamente todo el día tras de mí, ya que sus nakamas no estarán para entretenerlo un poco.

- Ni siquiera la anterior emperatriz demostró ser tanto problema, estuvo al borde de la muerte como tú pero sobrevivió al querer seguir a su amado- sus ojos miran a la azabache de forma inquisidora- Hebihime, tienes que alejarlo de tí.

- Yo sufriría Nyonba, mi corazón no es tan fuerte- dice decepcionada- No quiero abandonar a Sonia ni a Mary todavía, estaría mal de mi parte.

- Sigo preguntándome...- menciona la anciana- ¿Qué tan positivo fue el aterrizaje de Mugiwara no Luffy en nuestra nación?

En ese mismo momento la puerta se abre, ambas voltean a mirar en silencio absoluto, el capitán de los Mugiwaras entra corriendo, cerrando la puerta tras de sí, ambas cruzaron miranda, era como si lo hubiesen invocado por mencionar su nombre varias veces.

- ¡Hammock!- llama a la bella mujer- ¡Tengo algo que hablar contigo!

- Hablando del diablo...- menciona en voz baja la peliplateada- ¿Es muy importante?

- ¡Si!- dice emocionado, una sonrisa se dibuja en el rostro sonrojado de la emperatriz pirata- Aunque ya que estas aquí puedes escucharlo también.

- ¿Qué necesitas Luffy?- le pregunta Hancock con timidez.

El ojimarrón toma aire, tratando de calmar los recientes nerviosos recurriendo cada fibra de su ser, la mirada azulada de la shichibukai lo atraída, confundiendo un poco su verdadero objetivo, menea la cabeza para luego golpearse en el rostro, tenía que estar preparado para cualquier, aceptación o rechazo que le esperase.

- ¡Quiero que te cases conmigo!- exclama sonriendo, el rostro de Nyonba se desfigura rápidamente, su expresión queda pasmada y sorprendida, Hancock entra en un estado de shock, su rostro se volvió serio de repente, sus ojos sólo miran hacia un lugar en especifico, sin tener el valor de responder lo que su amado le decía.

- ¿Hancock? - la llama- ¿Estas bien?- tardó unos segundos en regresar de la ensoñación.

- ¡¿Estas consciente de lo que pides?!- la voz de la ojimarrón resuena en el lugar. El azabache voltea a verla borrando su sonrisa- ¡No tienes derecho a jugar con las emociones de Hebihime!, ¡Eso la pone en estado delicado!

- ¡No estoy jugando!- responde con seriedad- ¡Nunca lo haría!- mira a la bella mujer, quien miraba hacia el suelo, su rostro no mostraba emoción alguna, lo cual le preocupaba, de pronto sus ojos azúl zafiro se encuentran con los suyos, ve en ellos una sombra de tristeza, observa como se van llenando de lágrimas- Han...cock...- la llama entrecortado, le alarmó en gran medida lo que sus ojos reflejaban.

- Te pido que te retires Monkey D. Luffy- habla Nyonba seriamente acercándose a la emperatriz.

- ¡No voy a irme!- da un paso firme hacia delante- ¡Hancock está llorando!

- ¡Está llorando por tú causa!- le grita- A veces pienso que hubiese sido mejor que no cayeras en esta isla- se frota las cienes, intentando calmarse- Pero...- le mira a los ojos- Gracias a tí Hebihime ha cambiado demasiado desde que te conoció, ha pasado noches en vela pensando en tú seguridad y bienestar, en ocasiones hace a un lado sus deberes de emperatriz y de Ouka Shichibukai por tú causa...- el azabache se muestra afligido, entre mas escuchaba, en vez de sentirse feliz, se daba cuenta que él había menospreciado demasiado a esa mujer que lo daría todo por si mismo, incluso arriesgarse en frente de la Marina- ¿Piensas que la propuesta de matrimonio es algo razonable en estos momentos?- le pregunta- No, me he expresado mal, ¿Piensas que algo tan delicado como lo es el contraer matrimonio es algo que se pueda tomar a la ligera?- corrige su pregunta.

- Entiendo que el matrimonio es cuando dos personas que se quieren mutuamente quieren pasar su tiempo juntos, cuidarsen entre ellos, hacer feliz a la otra persona... cocinar buena comida...- dice mientras estira los dedos de sus manos como si las estuviera enumerando- En especial estar junto esa persona especial, que no quieres cambiar por nadie del mundo- el rostro de la azabache se enciende con cada palabra, parecía un tomate maduro.

- Te haré la siguiente pregunta- dice la peliplateada como si ignorara la respuesta anterior del azabache- ¿Amas a Hebihime?

Luffy se queda unos segundos pensativo, sabía que algo muy en el fondo lo impulsaba de tal forma para que se acercara a Hancock y pasara tiempo con ella, le agradaba demasiado, se sentía cómodo, relajado y sin preocupaciones, ella ya le había demostrado con palabras y acciones lo mucho que lo amaba, mientras que él no terminaba de pagarle todo aquello que la ojiazúl había y ha hecho hasta el momento. Mira a la emperatriz, quien seguía llorando un poco, teniendo las mejillas sonrojadas mirándolo y desviando la mirada al mismo tiempo, como si no soportara verlo por la penosa situación. Había admitido que la quería demasiado, quería que fuera su reina, incluso estaba dando el brazo a torcer respecto al tema del matrimonio, pero, la palabra amor, era demasiado grande, algo lejano que lo separaba de ella, pero, él quería sentirla cerca, sentir la calidez que ella desprendía, ¡Por algún extraño motivo quería sentir los labios de ella sobre los suyos de nuevo!, incluso un extraño pensamiento surcó su cabeza, al cual no prestó atención, antes de correr al castillo Kuja, su nakama Robin lo había detenido, confesándole que había espiado y escuchado su conversación con Trafagar Law, se mostró molesto pero esa molestia no le duró demasiado, se esfumó cuando ella le dió un pequeño consejo desde el punto de vista femenino, "La emperatriz Boa Hancock, aborrece a los hombres en general menos a ti capitan-san, las mujeres en general queremos que nuestra pareja sea especial con nosotras, que demuestre lo que siente ya sea por palabras o acciones, para algunos hombres son más fáciles las palabras que las acciones, en tu caso Luffy, tus acciones siempre hablan por sí mismas, por lo que eres alguien despistado en lo que ocurre a tu alrededor, no sabes que ocurre hasta que el problema está sobre nosotros, demuéstrale lo mucho que te importa, cuando le pidas que se case contigo hazla sentir especial, halagada y única, ya que el matrimonio es la unión de dos fuertes lazos de dos personas que se aman que desean unirse en uno sólo, se tú mismo pero tampoco lo arruines, fufufu, suerte Luffy".

La gran sonrisa en su rostro le dió la seguridad de llevar las cosas a cabo como lo había pensado, aunque, al parecer, todo le había salido al revés, incluso Robin le había dado el significado de matrimonio y no lo había dicho con las palabras de ella, sino con las suyas, entendió que quizás no iba en tan mal camino, así que suspiro, recuperando su gran sonrisa, de algo estaba seguro, quería que Hancock estuviera a su lado, no como un pensamiento egoísta o posesivo, era más un pensamiento cariñoso y lleno de sentimiento de su parte, la observaba con atención y no podía evitar que los latidos de su corazón se acelerarán, en alguna parte escuchó que quien lograba ese efecto en ti, era la persona indicada, que con tan solo verla o recordarla, sentías como el corazón quería escaparse de tu pecho, sentías tristeza, añoranza, alegría, amor, cariño mezclados entre sí, creando una agradable sensación en la persona. Eso era lo que él sentía, entendiendo un poco mejor las cosas, dejó fluir las palabras.

- Amo a Hancock- responde con su gran sonrisa, e intenso brillo en su mirar, la emperatriz se lleva las manos al pecho, su corazón comenzó a latir como loco, su sonrojo aumenta drásticamente, al igual que las lágrimas, una sonrisa cálida y dulce se dibuja en su rostro, llegando hasta el fondo del corazón de su espectador- Quiero que seas mi reina, mi esposa Hancock.

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