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capítulo siete
FULL MESS
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Quien no dijera que la tensión era lo único culminante aquí, estaba mintiendo.
Hace un año Steve tomaba el lugar que ahora ocupaba Billy, hace un año Tommy era su amigo.
Todo cambió cuando él comenzó a salir con Nancy, de alguna forma ella y cada peligro que pudiera sucederle lo cambiaron.
Y ahora tenía la certeza de que Tommy y Carol eran mala influencia, además de idiotas claro.
—Lárguense de aquí—exigió mi amigo, cerrando sus puños y manteniendo una mirada autoritaria en su rostro.
—¿O qué, Harrington?—atacó Tommy levantándose de su asiento y entregándole su cigarrillo a Carol.
Él no daba miedo, pero que le hiciera algo a Steve si que me asustaba.
Y al saber que ya no era uno contra uno y ahora se sumaba Billy, mis nervios aumentaban más.
—Deténganse—coloqué mis manos entre los pechos de los dos ex-amigos.
Siguieron repartiéndose miradas de odio, era una batalla por quién intimidaba más. Y en otras circunstancias me habría reído de aquello pero no podía cuando era la única consciente en que la pelea no resolvería nada.
—Quítate—gruñó Tommy, empujándome de una forma para nada suave y quedando frente a frente de su enemigo.
Mi amigo ahora estaba siendo acorralado entre el pelinegro de pecas y la pared. Mientras que Carol miraba la escena divertida y Billy lucía aburrido.
—Ayúdame Billy—rogué mirándolo a sus ojos, desesperada, Tommy no tardaría en repartir golpes.
—¿Ah?—fingió no entender—. ¿Con qué?
Giré sobre mis talones con mi corazón palpitando al ver que los dos se encontraban parados y en posición de pelea, esperando el ataque del otro.
—Deja de hacerte el tonto.
Se encogió de hombros y siguió fumando.
Imbécil.
Volví mi vista a los rivales, y fue cuando Tommy intentó repartir una paliza que Steve tomó su muñeca e impactó su puño en su mejilla.
El herido miró a mi amigo mientras sobaba la zona de su rostro y que un hilo de sangre se hacía presente en su boca.
—¡Dale su merecido bebé!
Miré a Carol con fastidio, aunque tampoco prestaba toda su atención a la escena ya que pintaba sus labios con un tono rosado pálido.
Y Billy...Billy era él mismo. Sin expresión alguna.
Tommy se abalanzó sobre Steve provocando que ambos cayeran, y allí fue cuando sucedía lo que más temía. Un puño tras otro, que no harían ninguna caricia al rostro de mi amigo.
—¡Ya para! ¡Tommy!—intenté tomarlo de su chaqueta pero en busca de detenerlo, gané que su codo golpeara mi ojo derecho.
Gemí del dolor tocando mi párpado con cuidado, incluso quien me pegó ahora me miraba despavorido.
De lejos escuché a Carol soltar un grito ahogado y al mismo tiempo, Billy se puso a mi lado colocando su mano en uno de mis muslos; que rozaban el frío suelo debido al vestido que usaba.
—¿Bryanne? ¿Estás bien?—consultó, colocando su mano sobre la mía, la cual seguía cubriendo el ojo.
No respondí, porque volví a los mismos nervios que me carcomían al ver que a pasos míos Tommy no detenía sus ataques.
Miré a su novia, que nos observaba con las cejas levantadas mientras sostenía el cigarrillo aún prendido de su novio.
Me armé de valor y me arrastre en el suelo hasta dar con ella, que me miró de arriba a abajo confundida.Tomé el objeto que yacía entre sus dedos y sin importarme sus preguntas, me encaminé hasta el sector donde ocurría la pelea. Y plante la punta, que estaba naranja por el fuego, en la nuca de quien golpeaba a mi amigo.
—¡Hija de puta!—chilló adolorido, luego de separarse rápidamente y que frente a lo que hice sus reflejos actuaran para que protegiera su piel quemada.
—Váyanse—mascullé esperando que obedecieran, pero solo me observaban desconcertados—. ¡Que se vayan!
Carol fue la primera en hacer caso ya que tomó su bolso y me observó de hito a hito antes de que reflejara miedo en su rostro, luego llevó a su novio tirando de su chaqueta mientras el ruido de sus tacos abandonaban la sala.
Miré a Billy. Estaba igual que ella pero inmóvil.
—Ya vete.
—No tuviste que hacer eso—respondió, fingiendo que eso fue una advertencia, pero el daño ya estaba hecho.
—Me importa una mierda lo que opines—hable entre dientes y empujándolo mientras pronunciaba cada palabra—. ¿Por qué no me haces un favor y desapareces de aquí? O mejor del pueblo, te aseguro que a nadie le importaría que te fueras.
Levantó sus manos dibujando una sonrisa amarga en su rostro y salió de la cafetería azotando la puerta.
Cubrí mi rostro con ambas manos y suspiré al oír que desde afuera comenzaba a sonar un motor.
Me removí en mi lugar nerviosa antes de ver el estado de mi amigo.
Estaba completamente distinto a como había llegado aquí, porque eran casi inexistentes los espacios de la piel de su cara que no tenían sangre o cortes.
La última vez que lo vi tan herido fue cuando Jonathan le dió unos buenos golpes.
—¿Tan mal me veo?—preguntó burlón.
—No voy a mentirte, te ves terrible.
Soltó quejidos mientras que lo ayudaba a levantarse, y una vez sentado en un taburete de la barra corrí a por el alcohol que curaría las heridas.
Me dió una media sonrisa que me hizo reír, incluso estando así lo ignoraba como si no fuera nada.
—¿Por qué viniste aquí, Steve?—pregunté, intentando ignorar el hecho de que el alcohol le produciera un ardor insoportable.
—No lo sé...Quería despejarme, pero me dejaron plantado. Y debería aprovechar para disculparme contigo.
Junte ambas cejas confundida, y era porque no me había sentido mal por algo que dijo.
—¿Por qué? No recuerdo haberme enojado.
—Es que...En Halloween yo...Tú intentabas preguntarme qué había sucedido y yo te ignoré—explicó—. No quiero que pienses que me importas poco, porque no es así.
Sonreí de lado y asentí. Ya me había olvidado lo qué pasó, y es que con tantas cosas entre Billy y el trabajo apenas pude recordar eso.
—Lo sé—afirmé—. ¿Pero entonces qué te había pasado? ¿Nancy...?
—No me ama—respondió sin demostrar el dolor en sus palabras—. Dijo que soy un hipócrita, ah...Y que matamos a Barb.
Detuve lo que estaba haciendo y miré el suelo algo dolida por lo último, tal vez decía la verdad.
—Brynn—tomó mi hombro para llamar mi atención—. No hicimos eso, nada de esto fue nuestra culpa. No quisimos que eso pasara.
—No tuve que dejarla sola, Steve—hablé con la mirada gacha y sintiendo mi voz rota.
Él negó con la cabeza como si así pudiera decirme que estaba diciendo disparates. Y me acercó hasta él para unirnos en un abrazo, donde por fin lograba sentirme segura.
—Ya deja de torturarte—susurró después de darle un corto beso a mi cabeza.
—Sus padres no saben lo que ocurrió y aún creen que está viva—recordé mirándolo a los ojos.
—Créeme que lo sé, y también...
Sus palabras se callaron cuando la puerta se abrió con prisa, dejando que todo el viento que no dejaba pasar ahora recorriera el interior, y dejando ver a una persona con su mirada fulminante dirigida a ambos.
—Ya me voy—notificó Billy—. Olvide mi chaqueta pero después de llevármela pueden continuar con su sesión post-sexo.
Carraspee incómoda y me alejé de Steve, que momentos antes rodeaba mi rostro entre sus manos. No fue hasta que apareciera el chico de los cigarros que comprendí que esto se vería en otros ojos como él lo había descrito.
—No me extrañen—se despidió con una sonrisa burlona plantada a modo de expresión.
—Como si fuera posible.
Reí ante el comentario Steve y empecé mi caminata hasta la cafetera. Pero antes de hacer algo busqué entre el pequeño bolsillo del delantal, uno que tenía forma de corazón junto a mi nombre.
Y así tuve entre mis dedos el cigarrillo que le había robado, el cual miré detenidamente.
Mierda, tal vez lo extraño.
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