Capítulo 4
Al entrar por las puertas del Le Grand París, Luka, quien desprendía estrellas, miraba asombrado el interior de dicho hotel.
<Esto es tan lujoso>
<Quisiera vivir aquí>
<¡¿El piso está hecho de oro?! >
<¡Tengo que guardarlo en mi memoria!>
Ambos entraron al ascensor y Chloé presionó el botón para ir a la suite. Luego miró confundida a aquel chico que trajo, el cual miraba con alegría el piso del ascensor, el cual tenía una fina alfombra, y, hasta se podía decir que aquel chico hacia que de sus ojos que broten brillos.
—¿Nunca estuviste en el hotel? — preguntó ella.
Luka giró a mirarla y negó.
—Nunca pasé por la puerta, cuando tenía una entrega aquí, los guardias no me dejaban pasar, al final terminaban haciendo mi trabajo de entregar la comida. — respondió con una dulce sonrisa.
—¿Eres un repartidor? — cuestionó la rubia levemente soprendida
Luka asintió.
—¿Está mal? — preguntó incrédulo.
Chloé suspiró y negó.
—No es eso, no parece que lo seas. — respondió simple y desviando la mirada —
Las puertas del ascensor se abrieron y Chloé salió, Luka lo único que hacia era seguirla.
Ambos entraron juntos a la suite y Chloé lo guió hacia su baño privado.
—Date un baño, te traeré ropa limpia y decente para que te cambies— habló la rubia y se marchó.
Luka miró a su alrededor y con asombro, se adentro al baño y casi se queda ciego por el resplandor que provenía de allí.
Parecía como si todo estuviera hecho de oro.
<Esto es increíble es la primera vez que entro a una suite y no cualquier suite, sino a la suite del Hotel Le Grand París, el mejor de toda Francia.>
Luka entró para darse un baño mientras en cada momento miraba maravillado todo a su alrededor por lo espectacular que era el baño.
Luego de unos largos minutos Luka salió de la bañera, tomó unas toallas que se encontraban allí y la envolvió en su cuerpo.
—Acá está tu ropa nueva— escuchó a Chloé.
Luka se acercó a la puerta y la abrió levemente para tomar la ropa, luego de eso la cerró con rapidez.
—Cámbiate rápido y sal— ordenó Chloé mientras se alejaba.
Luka tomó la ropa y la observó, notó que lo que le había traído Chloé era un esmoquin de color blanco y negro con guantes que brillaban.
Se apresuró a ponérselo y notó que también había un accesorio más.
Sus ojos miraron con sumo asombro lo que parecía un collar de perro pero incrustado con todo diamantes a su alrededor.
<¿¡Qué es esto!?>
<¿¡cómo puede existir algo así !?>
<¿Cuanto dinero salió?>
<¿Serán diamantes reales?>
<No..., más importante, ¿me tengo que poner esto?>
<¿Por qué querría que ponga esto?>
<¿Acaso ella tiene un raro tipo de fetichismo con los humanos fingiendo ser perros?>
<¿O quiere venderme a un lugar de dudosa reputación?>
<¿¡O quiere hacerme algo indecente!?>
<O quizás algo peor...>
En su mente Luka se imagina a a una Chloé totalmente aterradora, con cuernos y alas de demonio, colmillos filosos y agarras mortales.
<¿Qué es lo que hice donde me metí?>
<Encima estoy en su hogar donde ella puede hacer lo que quiera.>
<No debí venir, tengo que escapar.>
<Pero creo que es inútil, tendré que hacer lo que ella quiera.>
Luka tomó el collar y se lo puso con toda la indignación y vergüenza del mundo.
Luego se golpeo la cara con sus dos palmas abiertas.
<Arriba ese ánimo Luka Couffaine, si este va a ser mi último día en la tierra debo tener la cabeza en alto.>
<Además, seguramente ella debe tener una buena razón para hacer esto>
Luka abrió la puerta y salió como si su vida estuviera por terminar.
Chloé, quien se encontraba sentada de piernas cruzada, leyendo unos papeles, al ver a Luka, dejó las hojas sobre la mesa y lo miró.
—¿De dónde sacaste ese collar? — preguntó divertida y se levantó.
—¿Qué? ¿No me lo diste tú?— se cuestionó —
Chloé río y negó, se acercó a Luka pero en cuanto dió un paso él se alejó.
Chloé lo miró sorprendida y luego sonrió.
—¿Me tienes miedo?— preguntó burlona.
Luka apartó la mirada.
Chloé lo observó y comenzó a reír.
— Esto es sorprendente, eres alguien más grande y más fuerte que yo y me tienes miedo— exclamó burlona.
Luka se sonrojó y apenado.
—¿Por qué me tienes miedo, crees que te haré algo?— cuestionó curiosa y se acercó a Luka.
Él se volvió hacia atrás.
Chloé río.
—Tranquilo pueblerino, no sé qué habrás pensado, pero estás muy alejado de la realidad.— dijo y se alejó.
— ¿No me harás nada?— cuestionó con miedo.
Chloé lo miró confundida y negó.
—¿Entonces no me harás algo indecente, o me venderás a un lugar de mala reputación o me convertirás en tu objeto saciador de fetiche exclusivo?— cuestionó con temor.
Chloé lo miró sin poder creerse lo que decía.
—¿Qué?, ¡no!, ¿cómo puede ser que hayas llegado a esas conclusiones? ¿Seguro que tú no eres el del fetiche?
—¡Por supuesto que no!, además la quiere que actúe como un perro eres tú — contraatacó.
Chloé sonrió y se quedaron en silencio por unos segundos, hasta que Luka decidió hablar.
—¿En serio no harás nada?— cuestión.
—Ay, por favor, primero no eres mi tipo, segundo no pagarían tanto por tí, tercero lo primero. — diji enumerando todo con sus dedos.
Luka suspiró aliviado.
—Ven es hora de discutir sobre nuestro contrato — dijo Chloé mientras señalaba las hojas que sostenía con antigüedad.
—¿Contrato?
—¿No sabes lo que es un contrato, los plebeyos no lo hacen?— Chloé suspiró — Un contrato es un acuerdo, generalmente escrito, por el que dos o más partes se comprometen recíprocamente a respetar y cumplir una serie de condiciones
—Si sé lo que es un contrato — exclamó Luka— Pero no veo el motivo por el cual debemos hacer uno.
—Creo que alguien no está al tanto de lo que conlleva a ser pareja de alguien, más si es de alguien como yo.
—No entiendo.
—Tenemos que poner límites y reglas, ser pareja significa hacer cosas en público, como tomarse de las manos y otra cosas, además no estaremos mucho tiempo fingiendo ser pareja, debe haber un límite de tiempo.
Luka se lo pensó y suspiró.
—Haces que suene complicado.— comentó — Pero como tu quieras haremos el trato.
Chloé asintió y tomó un bolígrafo.
—Primero y principal dime, ¿cuanto tiempo quieres que dure tu mentira?.
Luka miró a Chloé, en estos momento la mente de él estaba en blanco total.
<No lo había, en cierto, en algún momento debe terminar esto>
<Pero el tiempo no debe ser ni muy corto ni muy extenso>
—¿Un año?— respondió no muy seguro.
—¿Un año?— repitió Chloé — Sabes que si soy tu pareja por un año, también tendrás que ser mi mascota la misma cantidad de tiempo?
Luka suspiró y asintió.
—Lo sé, pero creo que sería suficiente tiempo para que luego mis amigos y hermana no se preocupen por mi— respondió.
—Como tu quieras— dijo Chloé y escribió.
—Por cierto con el tema del perro, que no sea en público.
Chloe levantó la mirada y lo miró.
—Entonces no iré a ningún lado contigo.
—¿Qué, por qué no?
—Si mi mascota no sale conmigo afuera, yo tampoco salgo contigo a algún lugar.
Luka bufó, suspiró y se lo pensó.
<¿En qué me estoy metiendo?>
<¿Aún me puedo retirar?>
<Aunque quisiera no puedo, no quiero seguir preocupando a nadie más >
<Jule preocupa mucho por mi, tengo que pode rehacer esto, aún si implica fingir ser una mascota en frente de todos>
—Está bien, seré tu perro en público, pero si hay alguien que sea conocido dejaré de fingir ser tu perro.
Chloé se encogió de hombros y asintió.
Ambos chicos siguieron discutiendo sobre las reglas del contrato, muchas veces hubieron negaciones por parte del peli-azul, pero la rubia siempre ganaba.
Terminaron un rato antes de que llegue el anochecer.
Chloé volvió a traer la ropa antigua de Luka y el se cambió.
— Parece de otra calidad— comentó Luka luego de estar listo.
Salió del cambiador y Chloé lo esperaba, le anunció que había una limusina para él esperándolo para llevarlo a su casa.
Luka se sintió ansioso, se despidió de Chloé, aunque ella no de él, y fue guiado por el mayordomo hacia el vehículo.
Luego de bajar del Hotel y subirse a la limusina, suspiró aliviado.
<Pensar en tantas reglas, límites y veneficios me dejó exhausto>
<Quisiera llegar a mi casa y descansar un buen rato>
<Ahora que recuerdo no le pregunte a Chloé por qué quiere que finja ser un perro>
<Al parecer no tiene un fetiche relacionado, ¿será algo sentimental?>
<Tal vez es alérgica o nunca la dejaron tener una mascota>
<Mañana se lo preguntaré>
<Aunque puedo hacerlo en cualquier momento, tendré un año para hacerlo>
La limusina se detuvo y Luka bajó, en cuanto puso un pie dentro de su hogar, una bomba de preguntas lo interceptó.
Juleka, Rose y Mylene estaban muy curiosas sobre la relación nueva de Luka, y querían respuestas inmediatas.
Mientras Luka trataba de responder la cientos de preguntas a la vez, Chloé se encontraba admirando el pasaje de París desde su balcón.
—Señorita, puedo preguntarle algo— habló Jean su fiel mayordomo que la acompañaba.
—Dime.
—¿A qué quiere llegar con esto?, jugar de esta forma puede dañarla.
Chloé miró hacia un punto fijo.
—Solo quiero distraerme un poco— respondió simple—
¡Qué tal!
Tanto tiempo, espero les haya gustado el capitulo.
No se olvides de comentar y de votar.
Gracias por leer <3
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