13. Gigi a L.A.
—Max, ¿qué pretendes que hagamos ya? Valoro mucho que hayas decidido pasar la tarde aquí conmigo, antes de irte mañana a Los Ángeles, pero en serio, ¿crees que tengo algo que hacer frente a Jessica Alba en uno de los acontecimientos más importantes del mes llevando la ropa de Graham? Porque si lo crees, tienes que decirme quién es tu camello... —Digo mientras recojo los platos de la cena.
Max ha venido hace dos horas, y hemos estado de un lado a otro pensando temas para el dichoso artículo que me está llevando por el camino de la amargura. Pero siendo sinceros con nosotros mismos, es imposible hacer algo que supere a Kristen.
—Gigi, tienes que intentarlo. Nunca se sabe qué puede pasar. Lo de tirar la toalla tan pronto no es propio de ti.
—Ya Max, pero es que estoy cansada de esta pelea constante. También hay que saber cuando retirarse. Además, eso de que nunca se sabe qué puede pasar está muy bien, pero realmente ¿qué puede pasar? Quiero decir, lo único que haría que mi artículo fuera el mejor sería que el partido de los Lakers se cancelase, que Jessica Alba no fuese a verlo o que tú no le hicieras las fotos. Y ninguna de esas tres cosas va a pasar...
—¿Por qué no? ¿Y si Jessica Alba se pone enferma antes de ir?
—¿Insinúas que debería hacerle algo a Jessica Alba para que no fuera al partido?
—¡Pues claro que no! Pobre Jessica...
—Pues no sé cómo cancelar un partido de baloncesto. ¿Y si das a la alarma de incendios cuando llegues? ¿Harías eso por mí? —Digo suplicando y poniéndole ojitos de cordero, a modo de burla.
—No. Gigi. No puedo hacer eso.
—Pues entonces, lo único que puedo hacer es...—Suelto los platos sobre la encimera de la cocina, que separa ésta del salón y salgo corriendo hacia el sofá, donde Max tiene su mochila con su cámara fotográfica, que ha traído por si teníamos alguna idea. La agarro... —¡que te quedes sin cámara para hacer las fotos! —digo riendo, y salgo corriendo por toda la casa.
—¿Qué? ¡Suelta eso inmediatamente Giselle Greene! ¡O te juro que pagarás por esto! ¡Como le pase algo a mi cámara...! —Amenaza mientras corre detrás de mí para alcanzarme.
Puede que no vayamos a solucionar mis problemas, pero lo cierto es que con Max todos se me olvidan. No puedo parar de reír cada vez que quedamos juntos, sea para lo que sea: cenar, ver diez capítulos seguidos de una de nuestras tantas series favoritas, jugar a alguno de sus juegos de la Play... Cuando digo que es como un hermano, lo digo de verdad.
Max consigue alcanzarme y quitarme la bolsa. Yo caigo rendida en el sofá, riendo a carcajadas.
—¡Ay Max! ¿Por qué siempre acabo metida en estos líos? Ni si quiera Ian piensa que puedo ganar a Kristen.
—¿Has hablado con él? —Pregunta sorprendido.
—Me ha traído a casa después del trabajo. Y me ha dicho que le pongo.
—¿Que le pones qué?
—¿Tú qué crees?
—Qué directo.
—Sí. Él es así... Pero no le he tomado muy en serio. No puede decirme que no quiere tener nada serio con ninguna mujer y después decirme estas cosas...
—Bueno, eso no es una propuesta matrimonial,...
—Ya, pero no pienso tener nada con él. No así. Además, aún pienso en Piero. ¿Estará en Brasil? No creo que le quede bien el bronceado... —Empiezo a elucubrar.
De repente suena el timbre de la puerta y me quedo algo extrañada. No espero visitas.
—¿Quieres que abra yo? —Dice Max.
Asiento haciendo un gesto con la cabeza. Nada más abrir, la rizada melena negra de Kate asoma tras la puerta.
—¡Hola, bombón! —Dice. Y Max se queda ojiplático y algo paralizado por la presencia de mi guapísima amiga. —¿Eres Ian? Porque si eres Ian tienes que decirme quién te hace las fotos... No te recuerdo así en la que Tess nos enseñó. —Añade.
Suelto una carcajada.
—Es Max. —Apunto.
—¡Ah! Ya me parecía...—Dice Kate. —Ya era hora de que nos conociéramos. —Le dice. —¿Por qué no me le has presentado antes? —Añade dirigiéndose hacia el sofá. —Eres guapísimo.
—Kate, con Max no. —Digo. Ya la conozco y no quiero que Max caiga en sus redes. Quiero un montón a Kate, pero como ya os he dicho en alguna ocasión, a ella le gusta la variedad, no es una chica de relaciones serias, y conociendo a Max, lo pasaría fatal.
—Tranquila. Hoy tengo un día terrible. Por eso he venido. No te vas a creer lo que me ha hecho Tyler.
Max toma asiento, en el otro lado del sofá. Muy atento a todo lo que dice mi amiga. Se ha debido quedar hipnotizado porque no suelta prenda.
—¿Tyler? ¿El agente de policía que te llevó una rosa a la librería? —Kate tiene una librería propia. Ahí donde la veis es una enamorada de Shakespeare y los grandes clásicos. ¿Quién lo diría? Nadie. Y por eso la queremos.
—¡No! Ese era Brendan y ya pasó a la historia. Tyler es el cocinero del restaurante de la calle donde Abbi está haciendo el curso de francés.
—¡Oh! Sí. Es verdad. Tyler. Claro. ¿Cómo no he caído? —No tenía ni idea de quién era ese tal Tyler, pero le seguí la corriente por no parecer una mala amiga. Kate siempre anda con un millón de historietas y es difícil seguirla el ritmo.
—Bueno pues...Un momento...—Dice mirando a Max. —Tápate los oídos. —Apunta. Y después prosigue. Max por supuesto no se los tapa y se echa una carcajada. Parece que se ha relajado. —Pues estaba con él en la cama y me dijo que si podía disfrazarme de Darth Vader, que era su mayor fantasía erótica. ¿Te lo puedes creer? ¡De Darth Vader! ¡Si ni si quiera se me vería la cara! Salí corriendo de allí en un santiamén, en cuanto vi que iba en serio con lo del disfraz. No quería verle sacar también la espada láser.
Los tres comenzamos a reírnos. Me dolía la barriga de estar así.
—Kate, lo que no te pase a ti... —Digo.
—Max, espero que a ti no te guste Star Wars... —Dice Kate.
—Siento decepcionarte Kate. —Dice tímidamente. —Aunque yo soy más de la Princesa Leia. —Aclara.
Volvemos a reír.
—Oye y a qué se debe esta reunión. ¿Qué hacíais antes de que llegara? —Pregunta curiosa Kate.
—Intentando construir un plan malvado para que Kristen no presente un artículo mejor que el mío el lunes.
—¿Cómo? ¿Estáis tramando algo y no me avisáis? ¡Si soy la mejor en esto! ¿Qué ha ocurrido? ¡Contadme! Ya te dije que puedo ir y hacerle algo en el coche...
—Cuidado, Max está enamorado de ella...
—¡No estoy enamorado! —Salta Max. —Solo...Bueno...me gusta.
—¿Esa arpía? Con lo que me ha contado Gigi hasta yo la odio y ni si quiera la conozco. Bueno, ¿qué ocurre con su artículo?
—Mañana se va con Max a Los Ángeles a ver a los Lakers. Va a fotografiar a Jessica Alba con alguna prenda de la marca de Graham. Es imposible competir contra eso...No puedo hacer nada ni para ganarla ni para impedírselo.
—¿A los Lakers? ¡Pues vámonos! Vámonos al partido. Algo se nos ocurrirá.
—¿Qué? Las entradas cuestan un riñón y además estarán todas vendidas. Por no hablar de que tampoco es que podamos hacer demasiado, que mañana trabajo y que ni si quiera tenemos vuelo a Los Ángeles.
—Mi padre tiene asientos, está abonado. Es un aficionado. Y esta temporada, con lo del accidente de mamá no está yendo a ninguno de los partidos. Puedo pedirle las entradas.
—¡Estás loca Kate!
—Que sí. Mira, yo mañana cierro la librería y listo. Y tú llamas al trabajo y dices que te has puesto enferma. Nos vamos a Los Ángeles. Miraré un vuelo esta misma noche por internet. Seguro que encontramos alguna cancelación de última hora.
—¿Y qué piensas hacer una vez allí? —Digo aún asombrada por los planes de Kate.
Max tampoco da crédito.
—Eso ya lo pensaremos. ¡Venga Gigi! ¡Tú antes molabas! ¿Hace cuánto que no hacemos una locura? Y más si es por el bien de tu futuro y el de tu amigo Max. No puede acabar con ella...—Dice guiñándole un ojo.
Aún no sé ni porqué estoy siquiera planteándomelo. Sigue sonando una completa locura, pero en realidad puede que sea la única oportunidad para ascender. Para saltar a la prensa de moda y que otra revista se fije en mí. Tengo que hacer lo que sea por ganar. Además puede que allí encontremos más famosos y podamos escribir algo al respecto sin tener que estropear los planes de Kristen. Me sabe un poco mal hacer juego sucio, estando Max implicado en el asunto...
—Está bien. Aunque todo esto suene a plan estrepitosamente destinado al fracaso, me apunto. Es la única solución. Quizá encontremos allí algo que me inspire para el artículo... —Digo.
—¡Genial! —Dice Kate.
—No quiero saber nada de esto, Gigi. La que se va a liar...
Parece que Gigi se va a L.A.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top