Una pequeña compensación
-¿Ron y tú se conocen?-Preguntó a Harry una vez que logró llevarlo hasta el sillón.
-Claro, somos buenos amigos. Si conoces a un Weasley, conocerás a todos.-Garantizó y soltó un suspiro profundo.-Se siente tan bien estar en un lugar que no sea la cama.
Fred emitió una carcajada sonora que sobresalto a Ronald. Hermione es una persona observadora y se pudo dar cuenta de las diferencias notables que existían entre un hermano y otro, incluída Ginny. Fred era en extremo coqueto, bromista y con alto grado de confianza hacia las personas. Ron, en cambio, lucía más apasible, serio y callado, podría ser porque no conocía completamente a Hermione, era una persona más recatada. Por último, Ginny, una chica con un gran temperamento y carácter sobresaliente que no se llevaba bien con Granger y lo daba a notar, aunque podría ser que muy en el fondo fuera una mujer tierna y encantada de ayudar a sus seres amados.
-¿Regresarás a tu trabajo cuando te recuperes por completo?
-Es lo más probable. Pero en realidad quiero pedir vacaciones, creo que podrían otorgarmelas. Le debo tiempo a Hermione.-Besó la mejilla de la susodicha.
-¿Por cuanto tiempo estarás aquí?-Ron estableció contacto visual con ella.
-Un mes. Y ya llevo una semana, ha sido realmente sensacional.-La rubia sonrió en grande y se acurrucó, teniendo mucha precaución, en Harry.
-¿Y con Draco te la llevas bien?
-Diría que sí.-Se encogió de hombros quitándole importancia.-¿A qué se debe la pregunta?
-Veras cariño, mi hermanito al principio no tenía muy buena relación con Malfoy. Chocaban mucho e inclusive iban a golpearse el uno al otro.
-¿En serio? ¿Porqué tanto odio?-La chica miró a Ron.
-Bueno, digamos que él era algo inmaduro y muy infantil. Se creía el hombre del siglo, eso no me agradaba en absoluto.-Se rascó la nuca.
Inmaduro...
Infantil...
Ya lo había vivido antes.
Mordió el interior de su mejilla por inercia.
-Pero, después de que evitamos que se rompieran la cara, se vieron obligados a disculparse y aceptarse tal cual son. Sin embargo, Draco cambio mucho, se podría decir que no es el mismo hombre que hace dos años.-Dijo Fred, con total naturaleza y calma.
Hermione guardó silencio, meditando un poco en su mente. Los chicos seguían hablando entre ellos, la rubia escuchaba sus voces y a pesar de estar tan cerca, oía todo tan lejos. Cómo si poco a poco, se fuera evaporando todo rastro de ruido, quedando únicamente ella y sus pensamientos.
A causa de que golpearon la puerta recobro la presencia en el ahora, las voces de los presentes volvieron a ser nítidas al igual que los ruidos exteriores.
-¿Quién será?-Se preguntó Harry.
Enseguida, Granger se puso de pie y fue a abrir la puerta, encontrándose con su hermana y Pansy del otro lado. Elevó las cejas algo sorprendida, no esperaba su visita.
-¿Qué tal, hermanita?-Se abalanzó contra ella con tanta fuerza que ambas cayeron al suelo.
Hermione sintió como su cuerpo caía duramente al piso y maldijo por lo bajo al golpearse levemente la cabeza, además, todo el peso de su hermana estaba sobre ella.
-Apartarte estúpida.-La hizo bruscamente a un lado.-Por tu culpa me saldrá un chichón.
-Te haré lucir mejor.-Le sacó la lengua desde la misma posición.
Hermione se lanzó contra la menor y así, de una manera poco madura, comenzaron a "pelear".
Ambas se tenían sujetas por el cabello, tomándolo con fuerza. La rubia mordió a su hermana provocando que está gritara un poco, no tardó en defenderse dándole un pellizco.
-Chicas, basta.-Trató de calmar Pansy, entrando al departamento.
-Me recuerdan a nosotros.-Bromeó Fred, riendo un poco.
-Sueltame, Astoria.
-Sueltame tu primero.-Condicionó.
-Hazlo primero tu.
-Vamos chicas, detenganse.-Aún con excelente humor, el mayor de los Weasley se levantó para sujetar a Hermione, separándola de la castaña.
Después de eso, ambas hermanas pararon su riña. Pasados unos minutos, ya todos se encontraban en el sillón.
-Ese corte se te ve increíble, Hermione.-Habló Pansy.
-Gracias.-Ella sonrió.-Ron, ella es mi amiga Pansy Parkinson y como te pudiste haber dado cuenta, la otra es mi hermana Astoria.
Ronald estrechó las manos de ambas chicas sonrientes, de manera bastante amigable.
-Lamento si Astoria no dió una buena impresión. Es adoptada.-Dijo con gracia.
-¡Ja! Lo dice la que no se parece ni a papá ni a mamá.
Hermione lo dejó estar, no sin antes sacarle la lengua juguetonamente.
Durante ese momento transcurrieron charlando sobre temas triviales, conforme transcurría llegó un instante donde la plática se centró en Ron.
-¿Y a qué te dedicas?-Le preguntó Astoria sentada en el suelo.
-Soy agente de bienes raíces. Aunque cada que puedo le ayudo a mi hermano en su taller.
-¿Un agente de bienes raíces? ¿En serio?-Hermione se sorprendió un poco.
Ronald asintió con una sonrisa. Su trabajo podría explicar el porque era más serio que su hermano mayor.
-Wow.-Pansy también estaba asombrada.
La rubia sintió que faltaba algo de botana como acompañamiento, así que se levantó y buscó en los gabinetes unas cuantas bolsas de frituras las cuales había visto cuando estaba limpiando. Al abrir el cuarto gabinete las visualizó, tres paquetes. Éstos los depositó en distintos platos hondos que llevó a la mesa de centro y regresó nuevamente a la cocina para servir un poco de refrescos.
-Gracias por esto, Hermione. Siempre tan servicial.-Le agradeció Fred, con una gran sonrisa.
-No hay de que.
Harry palmeó el sillón al lado suyo, invitándola a sentarse de vuelta. Inmediatamente se aproximó, pero su celular comenzó a sonar desde la habitación de su novio.
-Ahora vuelvo.
Entró al cuarto y tomó el dispositivo entre sus manos, su mamá era la que llamaba. Deslizó su pulgar al símbolo verde con una teléfono que daba la pauta para responder.
-Hola, mamá.-Saludó, tomando asiento en la cama.
-¡Hermione, cielo! ¿Cómo has estado?-En la voz de su madre se podía apreciar la emoción.
-Muy bien mamá, gracias. ¿Qué tal tú? ¿Cómo va todo por allá?
-Amor, todo va bien, aunque ha estado nublado y lloviendo un poco, raramente. No sabes cuanto te extraño.-Expresó la mujer y Granger quiso abrazarla.
-Tambien te extraño madre, pero debo aceptar que estar aquí con Harry es increíble.-Sonrió.
-Me lo imagino, cielo. Por cierto, ¿Harry tiene teléfono de casa?
-Sí, si lo tiene mamá.
-¿Crees que podrías pasármelo? Es quizá menos complicado y me gusta más llamar a teléfonos de casa.
-Sí, está bien. Permíteme decirle.-La chica fue directo con Harry, quién estaba riendo a carcajadas de alguna ocurrencia dicha al parecer por Astoria. Se inclinó un poco y le comentó el asunto, a él no le supuso ningún problema y se lo dictó, Hermione no esperó nada y fue pasándoselo a su madre.-Gracias.
Le agradeció con un beso en la mejilla, que terminó impactando en sus labios a causa de que Potter movió su rostro. Con una sonrisa traviesa volvió a la habitación.
-Aunque estaría bien que tú me hablaras, al parecer te olvidaste de mí.-Habló la señora Granger al otro lado de la línea, indignada.
-Mamá, por supuesto que no. Pero han pasado tantas cosas.-Era cierto, en una semana le habían sucedido muchísimas cosas que en Londres estaba segura que ni en dos meses podrían.
-Necesito que me las cuentes todas y cada una. ¿Cómo están tu hermana y Pansy?
-Ellas están bien, en realidad en este instante se encuentran aquí de visita.
-¡Oh! Pásame a Astoria, por favor linda.-Pidió su madre.
Hermione obedeció y le habló a su hermana menor.
-¿Qué?-Confundida se acercó a la rubia.
-Es mamá, quiere hablar contigo.-Se encogió de hombros y le tendió su celular.
Ella lo tomó y Hermione la dejó pasar a la habitación del azabache no sin antes advertirle que no tocara ni husmeara nada. Salió de ahí para sentarse con su novio.
-Prefiero mil veces comida.-Dijo Ron.
-¿De qué hablan?-Preguntó para entender la charla.
-¿Qué prefieres sexo o comida?-Esa pregunta era la respuesta. Y era bastante cómico que Fred le haya contestado.
Hermione frunció el ceño divertida. ¿Qué clase de conversación era esa?
-¿Qué prefieres tu Pansy?-Fred levantó una ceja, esperando completamente interesado.
-Dire que sexo.-Apenas era visible un ligero rubor que cubrió parte de sus mejillas.
-¡De eso es lo que estoy hablando!-Exclamó el pelirrojo, sonriente como siempre.-Dame esos cinco.
Parkinson río y ambos chocaron las palmas.
-¿Y tú rubita?-Oh, claro. Ella no podía pasar desapercibida y mucho menos de Fred Weasley.-¿Sexo o comida?
-¿Ambas?-Se escuchó dudosa pero una sonrisa se coló en su rostro.
-Es válido.-Aceptó Ronald, llevándose una papa a la boca.
-Te conozco, y sé que prefieres el sexo mil veces.-Siseo Harry en su oído haciéndola estremecer.
Apretó sus piernas y le dio una palmada en la suya.
Fred volvió a reír.
-Cambiando el tema radicalmente, no tengo la más remota idea en porque terminamos hablando de eso.-Ron sonrió.-Pero, Hermione... Sé que es algo pronto, sin embargo, ¿no has pensado en quedarte aquí?
-¿Cómo dices?-Puso toda su atención en él.
-Me refiero a quedarte a vivir aquí, en Manhattan. Reitero, es pronto pero, podría ser una posibilidad, ¿no crees?
Eso la hizo pensar y de pronto todas las miradas estaban sobre ella.
¿Vivir allí?
-Creo que sería bastante repentino aún.-Se rascó el cabello.
-Quizá. ¿Tu que opinas Harry?
La puerta de la habitación del mencionado se abrió y Astoria salió de allí.
-¿Puedo entrar a tu baño, Harry?
-Claro, claro.-Permitió y su mirada verde volvió a Ronald.-Bueno, no lo había pensado.
Al menos no era la única.
-Está bien, tranquilos, era un sugerencia. Sólo recuerden que si eso llegara a suceder, puedo facilitarles el asunto y conseguirles una casa.-Guiñó el ojo y bebió un poco de soda.
La pareja guardó silencio, y cada uno se sumió en miles de pensamientos respecto a lo que el Weasley acababa de decir.
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-¡Ginny! Te ves terrible.-Tentó sus mejillas coloradas.
-Y tu tan... Tan... Tan...-El hilo del habla se esfumó de la chica y sólo con su dedo tocaba la punta de la nariz de Draco.
-Dios, Ginny. ¿Qué has hecho?-La miró con detenimiento y una punzada de dolor lo atravesó.
-Nada, nada de nada.-Soltó una risita tonta e hipó. Señal del alcohol que ingirió y ahora estaba dentro de su cuerpo provocando estragos.
Draco inhaló y un olor verdaderamente extraño y desagradable para él lo embargo. Deseó internamente que no fuera lo que estaba pensando. Olió a Ginny, y su vista fue a parar a la mesita de centro de su amiga que adornaba la estancia.
Un porro reposaba sobre aquella mesa, indignado y asombrado por tan repentino hallazgo recién descubierto fue a cogerlo.
-¡¿Estabas fumando marihuana, Ginny?!-No se contuvo, estaba enojado por las acciones desmedidas de su mejor amiga.
-Ups.-Hipó otra vez.
-¡Ginny!-Inmediatamente lo tiró a la basura.
-¡No, no! Solamente inhale el vapor que desprendía. ¿Sabes? Esa es otra forma interesante de ingerirla.-Sonrió pero era una sonrisa sin gracia ni belleza.
-¿Dónde mierdas conseguiste eso?
-Bueno, eso de haber sido maestra de danza en escuelas de mala fama tiene sus privilegios.-Respondió ella.
-¿Maestra de danza?
-Sí, ¿nunca te hablé de eso?-Hipó por tercera vez.-Cuando recién llegué aquí y no tenía ni para comer, necesitaba conseguir un empleo a como diera lugar. El primero que obtuve fue como maestra de danza. Luego me pase a mi trabajo del que fuí despedida.
Draco tiró las dos botellas que la pelirroja había bebido. La segunda tenía un poco de contenido, pero decidió desecharlo en el lavavajillas.
-¿Por eso hiciste esto? ¿Porque te despidieron?
Era algo exagerado e inaceptable.
El silencio de Ginny fue la respuesta evidente.
-Ginny, fuiste demasiado lejos esta ocasión.-La reprendió, acercándose a ella.
Le apartó algunos mechones fuego del rostro, pero la mujer se apartó con brusquedad de su tacto, parecía enojada.
-¡No lo entiendes!-Reclamó.
-¿No entiendo qué?
-Da igual, no esperaba que lo entendieras.-Murmuró aún en el suelo, pero ya no tenía ninguna botella en la mano.
-Ginny...-Ella lo hizo detenerse.
-¡No, Draco! No tienes la menor idea de lo que se siente, que te hayan botado, que te hayan reemplazado de algo a lo que le tenias una pasión inigualable.-Su lengua comenzó a trabarse.-Mi trabajo era lo que amaba y lo único que me quedaba. Durante toda mi vida, me han quitado y he perdido todo aquello que apreciaba y amaba.-Sus ojos se aguaron.-Y al fin, al fin que estaba teniendo un poco de éxito me lo arrebatan, sin mas.
Las lágrimas cayeron de sus ojos y a ella parecía importarle poco. Draco no supo que decir.
-Sólo imagínate que te despidan de tu trabajo al que tanto esfuerzo y dedicación has puesto porque alguien va a ocupar tu lugar. Incluso el dolor se compara cuando, por ejemplo, si tu novia saliera con tu mejor amigo.-Se quedó helado en ese instante.-Te juro que duele como mil lanzas clavándose en ti.
Anheló tanto poder decirle a Ginny que la entendía perfectamente, miró la bolsa con el reloj que continuaba en la encimera.
-¿Tan mala soy para merecer todo eso? ¿En realidad soy merecedora de todo lo que me ha pasado?-Se preguntó la Weasley mirando el suelo, cabizbaja.
Ya había varias gotas en éste, únicamente de Ginny.
-Ven aquí.-Malfoy la tomó en sus brazos para llevarla al sillón.
Ella se dejó cargar, era como una pequeña muñeca sin vida. Cargada de tristeza y derrumbe. Tanto que dolía. Con delicadeza, la depósito ahí y él se sentó a un lado suyo.
-Hey, escúchame con atención; ¿ok?-La mujer lo miró, sus ojos aún vidriosos, la nariz roja como si estuviera resfriada.-No eres mala persona, lo que hiciste en un pasado ya no importa porque es sólo eso, pasado. Las cosas que nos suceden son por algo, y si te despidieron será porque tal vez el trabajo ya no era para ti, quizá significa que es tiempo de obtener algo mejor, de una forma u otra tienes que avanzar y superarte. Sé que puedes afrontar esto como todo lo demás. No conozco a otra mujer más fuerte que tú, pero; está no es la manera, Ginny. Si necesitas ayuda, pídela y se te concederá. Algún apoyo, se te otorgará. Desahogarte, para eso estoy aquí. Créeme que pronto todo estará bien y podrás conseguir un trabajo mucho mejor.
Terminó y su boca se seco por completo, Ginny no dejaba de mirarlo con incredulidad de por medio. Las lágrimas cesaron y su pecho subía y bajaba un poco más calmado. Draco le tomó la mano y la acarició, como señal reconfortante.
La ojiazul fue acercándose poco a poco, lentamente y Draco esperaba que le abrazara, él sin problemas correspondería.
No obstante, desprevenido estaba cuando sintió los labios de la chica sobre los suyos, abrió los ojos por tan inesperada acción. Aspiró el aroma de ella, alcohol puro combinado con miel y marihuana. No era un olor placentero pero a él no le incomodó, era su amiga y era comprensible, no iba juzgar nada. El sabor de sus labios era entre amargo y dulce.
A los pocos segundos Ginny cortó el beso y cayó en el pecho de Draco completamente dormida. Éste, que en ningún momento cerró sus ojos salió del shock en el que se sumergió.
Rápidamente se recompuso de ese beso. No tenía que darle importancia porque sabía que no fue más que un impulso de su amiga por estar terriblemente borracha y un poco drogada. Se levantó con cuidado para no despertarla, aunque sería difícil hacerlo, pues parecía que había caído en un sueño muy, muy profundo. Volvió a cargarla en brazos y fue hasta la habitación de la pelirroja, destendio la cama como pudo y poco a poco fue dejándola sobre ésta.
Se veía tan pequeña, su cabello eran llamas ardientes que se esparcía por todas partes mientras que sus párpados estaban cerrados y un poco apretados. Pero ella parecía dormir bien.
No le quedó nada más que salir y dejarla descansar un rato, decidió escribir una pequeña nota en la cual redactó que si necesitaba algo, cualquier cosa, él estaba a su disposición y que más tarde iría a ver qué tal estaba. Luego de eso, en su buró colocó un vaso de agua y una pastilla para la resaca que de seguro le daría en cuanto se levantara.
Al estar en la sala, supo que si Katherine entraba ahí se enteraría de todo lo que había ingerido Ginny y tal vez eso no era bueno. Así que se puso a recoger y limpiar un poco, tratando de no hacer ruido. No le tomó mucho tiempo terminar, por último roció un poco del aromatizante de hogar que tenía Ginny, era de Lavanda.
Se encogió de hombros y depósito la pequeño aerosol en su lugar correspondiente. Al menos ya no olía a marihuana; sin embargo, él adquirió un poco del olor debido a la Weasley. Sin duda alguna llegaría a darse una buena ducha.
Ya no tenía nada que hacer ahí, cogió la bolsa donde estaba el reloj de pared y estaba preparado para salir. Iba a girar la perilla, pero alguien más del otro lado le ganó y esta se abrió, Katherine entró mientras chateaba en su celular, se veía bastante centrada en ello.
Draco la tomó por los hombros para evitar un choque y sólo así, ella levantó la mirada. Una sonrisa pintó su rostro y ambas cejas se alzaron.
-¡Hey, Draco!-Saludó.
-Katherine, ¿qué tal estás?-La soltó y se apartó un poco.
-Genial, gracias. Después de salir del taller de Fred me di una vuelta por la ciudad, tu sabes. ¡Y me encontré con un restaurante que tenía dumplings!-Alzó su mano derecha, en la cual tenía sujeta una bolsa.
Lucía bastante emocionada y su sonrisa no podía faltar.
-Ya veo... Bien por ti, Katherine.-Sonrió.
-Sí. ¿Viniste con Ginny?-Se acercó a la encimera para dejar su celular y la bolsa blanca encima.
-Asi es, está dormida ahora. No se encontraba muy bien.-Explicó sin dar tantos detalles.
-Me parece extraño, ella siempre llega más tarde que yo. ¿No debería estar en la academia?
-Bueno... Es que ella fue despedida ésta mañana.-Optó por ser sincero, sabía que Ginny le contaría.-Sólo espera a que ella te lo diga por su propia cuenta.
-Dios, pobrecita.-Su sonrisa desapareció y una expresión de tristeza la reemplazo.
-Necesitara apoyo. En cuanto se despierte seguramente se dará una ducha, vendré después de eso.-Avisó caminando directo a la puerta.
-Claro.
-Bien, supongo que te veo en unas horas. Si necesitan algo estoy enfrente.
-Gracias, Draco.
Mostró una pequeña sonrisa y salió del departamento de las chicas.
Eso había sido todo un acontecimiento.
Alborotando un poco su cabello entró al suyo, encontrándose con Pansy, Astoria y los desquiciados de sus amigos: Fred y Ron.
-¡Draco!-Lo saludó el Weasley mayor desde su lugar.
-Hola a todos.-Sonrió nuevamente y se acercó un poco más, percartandose de que Harry también estaba ahí sobre el sillón.-Harry, ¿que haces fuera de la cama?
-Hermione me otorgo el consentimiento de cambiarme al menos a la sala un rato, mientras ellos estén aquí, ella me ayudó a trasladarme, estoy bien, no te angusties.-Le restó importancia.-¿No salías más tarde hoy de tu trabajo?
-Mi jefe nos permitió salir temprano.-Se quitó su saco mientras sonreía ladinamente hacia las chicas.-Ahora vuelvo.
No vio a Granger por ningún lado, fue cuando escucho el ruido del lavamanos, estaba en el baño. Sin aguardar un minuto más o esperar a que ella saliera entró a su habitación. Soltó la bolsa encima de su cama y rápidamente se cambió, ya que no podía ducharse en ese instante, decidió cambiar de ropa para que no oliera mal y despertara dudas o inquietudes.
Se puso un short y una playera ajustada. Miró el reloj que acababa de sacar de aquella bolsita de la tienda y decidió que se lo daría cuando todos se fueran. Antes de salir revisó su bandeja de mensajes, descubriendo que Theo le había mandado algunos.
Hola Draco.
Oye, tienes que explicarme, dime la verdadera razón del porque ya no estás acostandote con nadie. 👀
Si no me contestas, eres puto.
Una risa escapó de sus labios sin poder evitarlo.
Que maduro eres, Theo. 😂
Imbécil.
Ya te lo dije, simplemente quiero dejar de hacerlo, punto. No se esconde nada detrás.
Envió el último mensaje y suspendió su celular, tomándolo entre sus manos. Pero, ¿en verdad era cierto que no había nada detrás? Él sólo quiso dejar de tener relaciones sexuales cada fin de semana con cualquier chica que se encontrara y casualmente comenzó desde que Hermione apareció en su vida nuevamente.
"Basta, ya" Se dijo a si mismo.
Dejó el celular y salió de la habitación. Hermione ya estaba allí, sentada a un lado de Harry.
Caminó a la cocina para servirse un poco de agua, le hacía falta, mantuvo su oído atento a la conversación que el grupo estaba manteniendo.
-Y ahora ellos viven muy felices juntos en esa hermosa casa. Llevan ya un año compartiendo hogar, creo les funciona bien.-Dijo Ron y Draco no entendió sobre que estaban hablando.
Se terminó en un parpadeo el agua, enseguida se sentó en su lugar preferido, el sillón de una sola pieza.
-¿De qué hablan?-Interfirió.
-Ron nos está contando como ayudo a conseguirles una casa a unos amigos suyos.-Respondió Pansy.
-Oh, ya presumiste que eres agente de bienes raíces.-Sonrió burlescamente.
-No presumi nada.
-Y también les dio la gran idea a estos dos.-Señaló Fred a la pareja.-De mudarse a vivir juntos.
-No dije eso, lo que verdaderamente dije fue que si necesitaban a alguien para buscar una casa, que recurrieran a mi.-Corrigió.
-¿Qué?-Quedó estupefacto.
Miró directamente a Hermione y Potter que se veían algo consternados y cada quien parecía estar envuelto en su propio mundo y pensamientos.
-¿Piensan vivir juntos?-No se resistió a preguntarles.
-¿Qué? No, claro que no.
-En absoluto, considero que es aún demasiado pronto y... Simplemente no.
Hablaron al unísono y aunque sus respuestas fueron distintas dijeron exactamente lo mismo. La pareja se miró el uno al otro.
-Espera, entiendo que sea demasiado pronto pero... ¿te molestaría tanto vivir conmigo?-Cuestionó la rubia a Harry.
Oh, oh.
-Hermione, estábamos hablando hipotéticamente.-Harry intentó justificarse.
-Muy bien. Hipotéticamente, ¿te molestaría tanto vivir conmigo?-Se cruzó de brazos mirándolo acusadoramente.
Draco se preguntó internamente porque siempre llegaba en los momentos más inoportunos e incómodos. Se encogió en su lugar y vio a los hermanos, Fred le propinó un golpe a Ron ya que al parecer había sido su culpa todo ese embrollo.
-Bueno, no es por querer irme pero creo que ustedes dos tienen que resolver algunos asuntos por culpa de mi hermanito.-Se estiró en el momento que se levantó.-Y aprovecharé para visitar a mi hermana.
-Yo voy a acompañarlo. Lamento todo esto, no quería provocar nada malo.-Se disculpó Ronald, parecía muy apenado.
-¡Bah! No tienes que disculparte. Gracias por venir.-Hermione mostró una pequeña sonrisa a ambos.
-Nos vemos después.
Y el ruido de la puerta indicó que ambos salieron del departamento. Draco de forma rápida fue tras ellos.
-Hey.-Los llamó antes de que tocaran la puerta de su hermana.
-¿No estabas adentro?-Se extrañó Ronald.
-Sí, pero la verdad no quiero estar presente si están discutiendo, es bastante incómodo. Y segunda, no creo que sea el mejor momento para que visiten a Ginny.-Dijo.
-¿Porqué?-Fred frunció el ceño.
-No tengo ni veinte minutos de haber estado en su departamento y ella se encontraba dormida.
-Por favor, Draco. La despertaremos con agua fría y listo.-Fred rió y dio media vuelta para tocar.
Sin embargo, Draco lo detuvo otra vez.
-Espera, es que no está pasando por un buen momento ahora.
-¿A qué te refieres?-El hermano menor ladeó la cabeza.
Antes de responder suspiró.
-La despidieron de su trabajo, eso le afectó.
El dúo de pelirrojos compartieron miradas y Fred alejó su mano del contacto de la puerta.
-¿Hablas en serio?-Fred fue el primero en decir algo. En respuesta, Malfoy asintió.
-Con mayor razón tenemos que estar ahí para apoyarla, ¿no crees?-Opinó Ron.
-Supongo que tienes razón. Pero ya se los dije, está dormida.-Se pasó la mano por la nuca.
-Deberiamos dejarla descansar un poco, Ron. Vendremos en un rato.-Decidió el mayor, tomando del hombro al mencionado.
-Es lo mejor.-Apoyó el rubio.
-Quiza tienen razón. Esta bien, pero regresaremos.
-Obvio. En fin, muchas gracias por avisarnos, Draco.-Agradeció.-Nos vemos luego.
-Adiós.
Los dos hermanos comenzaron a bajar las escaleras y él quedó solo en medio de las dos puertas del piso. Se preparó para volver a su departamento y escuchar a la pareja discutir.
-Hermione, no entiendo porque te molestas. Esto no iba en serio y lo sabes.-Era Harry.
-Hablaremos luego.-Por el momento, ella decidió dejar el tema estar, puesto que las dos mujeres no se habían ido.
-Las papas están sabrosas.-Astoria intentó romper el hielo que se formó.
-¿Hace cuanto llegaron, chicas?-Draco volvió a sentarse en su lugar sin mirar ni a Harry ni a Hermione.
-Alrededor de veinte minutos.-Le respondió Pansy antes de beber un poco de refresco.
-Te llevaré a la cama.-Informó de la nada Granger.
-Quiero estar aquí más tiempo, Hermione.-Se negó su novio.
-Muy bien.-Alzó sus manos y fue directo a la cocina.
Ella de verdad estaba disgustada.
"Ahora no, Draco." Le había dicho Hermione dándole la espalda. Él bufó y comenzó a seguirla puesto que ella se dirigía a su habitación. Antes de que pudiera alcanzarla la puerta se estrelló en su rostro, provocándole un gran dolor. "Mierda, Hermione." Se quejó, sobándose la nariz con delicadeza. "De acuerdo, supongo que me lo merecía." Aceptó y colocó su mano en la manija reluciente. Al no recibir respuesta alguna de su chica, le dio vuelta pero la puerta no se abrió. Estaba asegurada. Dejó caer su frente sobre esta y soltó un largo suspiró.
La había jodido, se sentía terrible por ello. Su oído percibió un sollozo de su chica dentro de la alcoba. El corazón se le estrujó, él la había hecho sentirse tan mal hasta el punto del llanto. "Amor, lo siento. ¿Puedes abrir la puerta? Te explicaré todo." Pidió con una voz baja y llena de arrepentimiento. Pasó un minuto cuando Hermione permitió pasar a Draco, sin mirarlo regresó a la cama. "Te escucho." Draco no había preparado que decir, no era que lo tuviera que hacer, pero quería evitar fastidiar más el asunto. "Te aseguro que entre ella y yo no hay absolutamente nada. Nunca creí que vendría a tocar aquí. No sabía siquiera que tenía nuestra dirección." Paró cuando vio como por fin lo miraba, sus ojos rojizos y llorosos, su mirada llena de decepción y rabia al mismo tiempo. "Lo que yo nunca creí ni esperaba de ti es que hablaras con tu ex, ¿porqué al menos no me comentaste algo al respecto? Me hubieras ahorrado la pena y humillación." Malfoy trato de acercarse, no obstante, la castaña lo detuvo. "Yo... Simplemente no me pareció algo malo, no hablaba con ella con esas intenciones que estás pensando." La mujer se secó rudamente las lágrimas y lo encaró "Lo que me duele es que no hayas podido confiar en mí y encima esa arpía haya venido a nuestra casa a decirme que venía por ti." Draco se quedó sin habla, y luchaba por no bajar la cabeza, sintiéndose fatal, como la peor persona del mundo. "¿Puedes pensar un minuto en como me hace sentir eso?"
Lentamente el recuerdo fue desapareciendo, se esfumó por completó. Regresó a la realidad, al presente. Se aclaró la garganta y trató de hacer como si nada pasara.
-¿Y qué tal les está pareciendo Manhattan, chicas?-Harry quiso iniciar una conversación.
Mientras las chicas le respondían, el rubio miró de reojo a su ex novia, quien seguía en la cocina. Tenía unas inmensas ganas de ir con ella y consolarla, pero algo lo mantenía en su lugar sin moverse en absoluto.
-Draco, ¿puedo pedirte un vaso de agua, amigo?
Era tremendamente curioso como el mismo Harry provocaba acercamientos entre la ex pareja. El chico no se negó. Fue a la cocina y le sirvió agua a su amigo, estaba a un lado con distancia considerable de Granger que no emitió palabra alguna. Estaba impasible.
-¿Todo bien?-Se atrevió a preguntarle.
-Claro.-Contestó amargamente llevándose su propio vaso de agua a la boca. -Me enteré que a Ginny la despidieron.
-¿Cómo te enteraste?
-Ella me lo dijo.-Se encogió de hombros mientras miraba aquel vaso de vidrio sin líquido.
-¿En serio?-Draco no se lo creía.
-Sí. En la mañana cuando saque la basura.
Era sumamente extraño que su amiga pelirroja haya compartido su desgracia con Hermione, cuya chica literalmente detesta.
Unos golpes en la puerta, bastante amigables llamaron la atención de todos los presentes.
-Yo voy.-Se ofreció Draco, aunque antes de abrirla llevó el vaso de agua a Harry.
Con unos cuantos pasos llegó a la puerta. Katherine estaba ahí con su sonrisa tan característica. A Draco seguía sorprendiéndole el hecho de que esa mujer jamás se le borrara la felicidad.
-¡Hola!-Su actitud y energía positiva hacia parecer que todo estaba bien en el mundo.
-Katherine, hola. ¿Pasa algo?-Le permitió pasar.
-No, nada. Es sólo que quiero compartirles algunos dumplings.-En un pequeño traste con tapadera tenía la comida mencionada, éste lo dejó en la encimera.-¡Oh, hola Hermione, Harry, Astoria y Pansy!
Katherine saludó a cada uno debidamente, diciéndoles que era un gusto verlos de nuevo, puso mayor atención en Harry.
-¿Cómo estás, Harry? ¿Mejor?
-Sí, supongo que en unos días podré moverme un poco más.-Él sonrió.
-Me alegro bastante.-Ella regresó al lado de Draco.-Bueno, sólo vine a dejarles esos ricos dumplings, espero les gusten. Nos vemos.
-Gracias Kath.-Granger no se olvidó de darle las gracias con una pequeña sonrisa.
Los demás se despidieron y ella salió, pero antes de que la puerta se cerrará, Draco le preguntó:
-¿Ginny aún no despierta?
-No, parece un oso hibernando, pero no te angusties. Yo te avisaré cuando lo haga.
Le agradeció y la puerta finalmente se cerró.
(...)
Ya llevaban algunas horas allí, viendo películas, Astoria y Pansy parecían entretenidas, Harry por igual, al parecer los únicos incómodos eran Draco y Hermione, ésta última ya no estaba sentada con su novio, sino que compartía lugar con su hermana y amiga en la pieza del sillón más amplio, mientras que el rubio en su lugar favorito.
Y aunque a Draco le fascinaba la trilogía de volver al futuro, por alguna razón no tenía animos de verla. Así que se levantó y fue a servirse una copa de vino que había en el departamento, tenía el antojo, mas no se excederia, sólo tomaría una copa. En cuanto se llevó ésta a los labios y el líquido llegó a su garganta de sintió bien, el sabor dulce del vino tinto le explotó en su cavidad bucal.
Miró un momento a la sala, todos estaban interesados en la pantalla. Draco decidió salir al balcón y tomar un poco de aire fresco, en cuanto lo hizo entendió que necesita un rato para él, estar solo al menos unos minutos. Admiró la ciudad y aunque era especial por lo iluminada que estaba, extrañaba Londres, su ciudad natal.
Bostezó, el sueño comenzaba a apoderarse. No le sentaría nada mal echarse una pequeña siesta. Bebió otro poco de su vino y simplemente dejó que la brisa lo refrescara. La plenitud era un sentimiento fascinante que no sentía desde hace una semana. Y aunque durara sólo unos minutos, estaba agradecido.
Se fijó en la esclava como ya lo había hecho cientos de veces, pero está vez tenía un objetivo diferente. Colocó la copa en el borde del balcón, y se quitó el accesorio de su muñeca, desvió sus ojos nuevamente a la ciudad, después a la esclava. Brillaba tanto que resultaba extraordinario. Tomó coraje y la apretó, estaba listo.
En cuanto alzó el brazo, listo para tomar impulso y lanzarla lejos de él, la aparición de alguien se hizo presente, interrumpiendo su acto por completo.
-¿Qué estás haciendo?
Volteó su rostro, encontrándose con Hermione Granger. Su cabello moviéndose debido al viento, brindandole un aspecto precioso, y ese corte nuevo le favorecía increíblemente. Ella era sencillamente hermosa.
Bajó su brazo y ella caminó unos cuantos pasos adelante, aún estaban muy alejados.
-Creí que estabas viendo volver al futuro.-La observó un instante y regresó su vista a la ciudad.
-Bueno, no me gusta mucho la parte donde Marty está con su novia, ¿sabes?-Sonrió y se apoyo en el balcón manteniendo esa prudente distancia que parecía ser importante y vital.
Draco rio un poco.
-Creo que entiendo el porqué.-Permitió que existiera un poco de silencio.-Veo que aprovechaste para hacerte un corte.
-Sí, así es. Quería probar algo nuevo, me aburría ya mi cabello.
Él hubiera deseado expresarle sus pensamientos, decirle que se veía tan linda y que gracias a ese estilo nuevo su rostro se enmarcaba de manera que lucía el afilado contorno que poseía.
Bella, era una bellísima mujer.
Pero se lo guardo para si mismo y todo se lo imaginó.
-¿Y para que es está escalera?-Ahora Hermione se había posicionado frente la escalera gris que estaba pegada en la pared, ésta ya un poco oxidada pues su gris estaba descolorido.
Draco se acercó unos centímetros.
-Me imagino que es para subir a la azotea del edificio.-El viento apareció y sus piernas descubiertas lo sintieron con magnitud.
-¿Nunca has subido?-Preguntó mirándolo.
-En realidad no.
-Bien.-Ella puso su pie en el primer escalón.
-¿Qué haces?
-Ya que tú en todo el tiempo que llevas aquí no has subido, yo lo haré. Me gustaría ver la azotea.
Esa chica continuaba siendo tan curiosa y testaruda como la recordaba. En parte, eso era bueno. Ya estaba en el sexto escalón, más alejada del suelo.
-Hermione, no creo que sea una buena idea.-Dijo, prestando atención en la escalera.
-Vamos, ¿que tiene de malo subir por una escalera? Es divertido.-Miró abajo para poder ver a Draco.
¿Divertido?
Ella solía temerle a las alturas y aunque eso sólo fuera una simple escalera, podría provocarle miedo.
-¿No le temes a las alturas?-Subió un poco su voz.
-Tal vez un poco, pero sería bueno que no me lo recordaras ahora.-Se apartó el cabello del rostro y siguió subiendo.
-Hermione, insisto en qué deberías bajar. La escalera se ve inestable, es vieja.
-¡No te escucho!-Y con eso, Draco supo que ella no tenía mínima intención de hacerle caso.
Esperó que la escalera soportara. No entendía porque quería subir a la azotea, no hay nada de divertido en eso. Pero ella era así, peculiar. Y eso lo volvía loco...
Tomó su copa y bebió el último sorbo que le quedaba. Metió la mano al bolsillo de su short, donde depósito la esclava cuando recién llegó Granger. Su fuerza y coraje desaparecieron, así que volvió a ponérsela. Rio ante su ridículo comportamiento. Ya no escuchaba los zapatos de la rubia contra la escalera. Tal vez ya había llegado a la azotea.
-Hola. ¿Por qué están aquí?-Astoria y Pansy llegaron.
-Quería tomar un poco de aire fresco.
-¿Y Hermione?-Pansy la buscó con la mirada.
-Acaba de subir por esa escalera.-La señaló.
-Esa idiota.-Murmuró su hermana, provocando una sonrisa en el chico, esas dos se llevaban bastante pesado.
-¿Y Harry?
-Se quedó dormido. La película ha terminado.-Contestó la castaña.
-Creo que ya hemos estado mucho tiempo aquí.-Pansy habló a la vez que miraba su reloj.
-Sí, ya debemos irnos.
-¿Quieren que las lleve a su hotel?-Se ofreció.
-No, no te preocupes. Igual, gracias.-Se negaron las chicas.
-De acuerdo.-El rubio se despidió de ellas.
-Nos despides a Harry y a la loca de Hermione.-Parkinson sonrió.
-Claro.
-Hasta luego.
Ambas salieron del departamento y Draco se quedó ahí, ya las visitas se habían ido. Podía ir a descansar un rato antes de ir a ver a Ginny, o viceversa.
Iba a esperar que Hermione bajara de allá arriba para comprobar que estuviera bien. Así que eso hizo.
Durante cinco minutos estuvo allí y Hermione no daba indicios de aparecer. Escuchó dos golpes suaves en la puerta de entrada y fue directamente a abrir, la chica volvió con una sonrisa radiante.
-Pensé que bajarias por la escalera.-Permitió que hubiera más espacio entre la puerta y él.
-Nunca me había paseado por el edificio, así que aproveche. ¡Y conocí a alguien!-Ella aplaudió como una pequeña niña emocionada y se hizo a un lado, un hombre aparentemente de su altura, tez morena clara y cabello castaño claro se posó frente a la entrada.-Vive sólo dos pisos arriba del suyo.
-Mucho gusto, soy Cormac McLaggen.-Le extendió la mano, amigable y ameno.
Draco respondió el saludo, sin mucha confianza.
-Draco Malfoy.
-¡Tiene un perrito pug verdaderamente adorable!-Chilló la rubia sin eliminar su sonrisa.
-¿Entraste a su departamento?-Draco frunció el ceño.
-No. Pero cuando descendía de piso, al primero que me encontré fue a su dulce perro pasear por ahí y así lo conocí.
-Ella es bastante tierna.-Cormac rio.-Tang no suele ser cariñoso con las personas que recién conoce, pero con Hermione ocurrió lo contrario.
¿Tang? ¿Ese era el nombre de su mascota?
-¿Llevas mucho tiempos viviendo aquí?-Se interesó el ojigris.
-Tres años.-Asintió con la cabeza.
-¿Nunca se habían visto antes?-Ambos negaron con la cabeza.-Wow.
-Supongo que siempre es bueno conocer a tus vecinos.-Dijo Cormac.
-Creo que sí.-Draco miró a la chica.
-Volveré a mi departamento, cuando gusten es el número 41, los recibiré expectante.-Sonrió.
-Gracias, McLaggen.-Su sonrisa apenas se percibió.
-Y cuando quieras visitar a Tang, estaré disponible, Granger.
-¡Muchas gracias, Cormac! Eres tan amable.
Granger...
La llamó por su apellido y algo dentro de él se removió, como si a ese algo no estuviera agusto con la reciente aparición de Cormac.
"¿Granger Hermione?" Un Draco de 20 años de edad leyó el nombre de esa chica en la hoja que un compañero de su trabajo le había entregado. "¿Granger?" El apellido sonaba bastante particular y jamás lo escucho en toda su vida. Se encogió de hombros y continúo leyendo aquel papel que contenía información de la nueva chica que sería su asistente. En ese entonces, Draco era una especie de administrador en una empresa de Londres, aunque era algo joven, consiguió aquel puesto y estaba eternamente agradecido, muchos no corrían con la misma suerte y casi cumplía el año ahí. No era un trabajo que le apasionara puesto que él quería ser editor, pero necesitaba el trabajo y obtenía para cubrir las necesidades básicas de un individuo. El lunes, inicio de semana, la chica que sería su nueva asistente tocó su puerta, la recordaba sin dificultad, ese día Hermione llevaba puesto un traje de mujer muy elegante, color negro, con detalles apreciables y una camiseta blanca coqueta que cubría hasta su cuello. Su cabello estaba recogido en una media cola y algunos mechones caían a sus costados. Daba una buena impresión. "¿Usted es Hermione Granger?" "Así es, señor Malfoy." "Bienvenida a su nuevo trabajo, señorita Granger." Se permitió sonreír y darle la mano, ella correspondió de igual forma. A partir de ahí, desarrollaron una buena química y llevaron la relación jefe-asistente un poco más allá. Sin embargo, Draco adoraba llamarla Granger casi siempre y era porque su apellido de cierta forma sonaba bien saliendo de su boca.
No le gusto que él le dijera Granger. Y tampoco que la chica que apenas lo conocía pareciera tan encantada a primera vista.
Diablos, ¿qué carajos pasaba con él?
-¡Nos vemos!-Se despidió la rubia y en cuanto Cormac se fue, ella entró y cerró la puerta.-Es amigable, ¿no crees?
-No lo sé, no conozco nada de él.-Se alejó de allí.
-¿Primera impresión?-Preguntó Hermione.
-¿De ese tipo?-Granger asintió.-¿Por qué te interesa eso? No tuve una primera impresión.
Tomó asiento en el portabrazos del sillón.
-A mi me parece que la tuviste.
-¿Quieres la verdad o la mentira?
-Obviamente la verdad.
-No me inspiró mucha confianza y no es por nada, pero me pareció algo coqueto...
-¿Coqueto?-Parecía confundida.-¿A qué te refieres?
-Tu sabes... Era muy amable contigo.
-Pero era simplemente eso, ¿no? Sólo amable, es lindo conocer a alguien asi.-Al parecer Hermione no tenía ni idea del porqué el comportamiento de ese tal Cormac McLaggen.
-Bueno, es que cuando un hombre actua así al instante de conocer a una chica, no es precisamente por ser solamente amable.-Trató de explicar, lentamente.-Y créeme, soy un hombre.
-¿Estás tratando de decir que...
-Tal vez se sintió atraído.-Dudo en decírselo, pero al final lo hizo.
-¿Cómo estás tan seguro?-Inquirió.
-Mejor olvídalo.-Se puso de pie.-Ven conmigo.
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Un poco confundida observó como el hombre caminaba a su cuarto, ella lo siguió sin dudar. Le echó un vistazo a Harry que estaba arrellanado en el sofá, durmiendo profundamente. Un leve ronquido salió de él y Hermione entró de una vez por todas. Esa era la segunda ocasión que se encontraba ahí y la primera con autorización de Draco.
Un olor a menta fuerte la invadió, era agradable a la nariz. Su cuarto no estaba desordenado; en realidad, era todo lo contrario y eso la asombró un poco. Malfoy tomó una bolsa de su cama y se acercó a ella.
-Considero que esto recompensa el disgusto de la mañana.-Explicó el rubio, entregándole lo que tenía en manos.
Granger pasó sus delicados dedos por aquella bolsa y la tomó con cuidado, estaba aturdida...
-¿Qué es esto?-Pidió una respuesta con voz suave e intrigada.
-Un pequeño obsequio de mi parte. Para ti.-Respondió.
Algo dentro de su estomago y cabeza se revolvía, un escalofrío la recorría completa.
-Draco, el incidente de la mañana no era nada grave. No tenías que gastar tu dinero...-Levantó la vista sólo para ver aquellos grisáceos ojos penetrantes y profundos plantados en los suyos, sólo escuchó su respiración honda en ese instante.-...En mí.
Pasó su lengua lentamente por sus labios que se habían secado.
-No es nada, Hermione.-Se apartó y eliminó el contacto visual.
La chica desvió su atención a la bolsa y sacó lo que tenía dentro. Era un reloj digno de un chef, soltó un jadeo de impresión, sin poderlo evitar sus labios se curvaron en una sonrisa de oreja a oreja.
-Draco... Este reloj es precioso.-Apenas pudo armar palabra, aquel dispositivo era el mejor que había visto en toda su vida. Se enamoró por completo.
-Sabía que te gustaría.
Despegó la mirada del artefacto y se posó nuevamente en el hombre rubio que estaba cerca de la cama, cruzado de brazos, gracias a eso sus músculos se lograban marcar.
Otro escalofrío llegó de improviso.
-¿Lo sabías?-Preguntó, alzando una ceja.
-Sí, eres una chef. Es fácil deducirlo.-Carraspeó.-Yo espero que el color no te desagrade, es muy sencillo.
-Es elegante.-Con inseguridad, avanzó unos pasos a él.-Es hermoso, Draco. Yo no esperaba esto.
Se quedó a mitad de camino y la distancia aún existía entre ello; pero estaban frente a frente.
Nuevamente, ambos ojos se fusionaron.
De alguna forma ese gris de Draco era sútil, llamativo... Provocaba un regreso.
Tragó duro y volvió a la maldita realidad, tomó más fuerte el reloj y se animó a moverse.
-¿Te parece mal si te agradezco con un abrazo?-Se sintió ridícula al preguntar algo como eso, pero era fervientemente necesario.
Al principio, notó que Draco estaba sorprendido por lo que había dicho la rubia, pero pareció recuperarse.
-¿Porqué lo tendría?-En sus ojos se escondía misterio. Hermione trató de descifrarlos.
El hombre sonrió ladinamente y aceptó el abrazo de Hermione. Poco a poco sintió como los fuertes brazos de Draco la envolvían, con precaución, era como si él quisiera protegerla, como cuando tocas algo de mucho valor.
Por su parte, ella paso los suyos por la ancha espalda del rubio. Ese era su segundo abrazo y las circunstancias ya eran distintas al primero. Su nariz olfateo la menta y algo inusual que no sabía con exactitud que era.
Sus latidos del corazón palpitaron con más rapidez y comenzó a sentirse nerviosa. ¿Draco podría percibir sus latidos?
¿En qué estaba pensando?
No era lo suficientemente fuerte aún. Su mente estaba en conflicto ahora, en un intenso bloqueo.
Esa calidez era tan familiar y extrañable que parecía doler.
Se fue alejando hasta que ambos respetaron el espacio vital del otro. Era raro, el ambiente se había tornado incómodo...
Ella se tambaleó en sus propios pies y compusó una pequeña sonrisa tímida.
-Gracias, Draco.-Volvió a agradecerle.
-No me agradezcas.-Le resto importancia.
-¿Podrías colgarlo donde esta ese reloj, por favor? Soy muy baja para eso.-Rio y Draco asintió.
Se lo entregó y ambos fueron a la cocina. A los pocos minutos el reloj yacía en las paredes, adornando el lugar y cumpliendo su función.
-¡Es muy lindo!-Exclamó la chica.
-Me alegra que te gustara.-Le alboroto el cabello, cosa que la tomó desprevenida.
-No pude evitar fijarme que tenías el libro de Orgullo y Prejuicio en tu habitación.-Comentó Granger, sentándose en uno de los taburetes.
-Oh, si. Lo terminé de leer hace unos días, aunque es como la cuarta vez ya.
-¿Te gusta entonces?-Sonrió.
-Claro.
-Eso es maravilloso. A Harry no le atrae mucho la lectura.-Fugazmente miró al mencionado que seguía en los brazos de Morfeo.
-Lo sé.-Se percibía indicios de risa en su voz.
Con sus uñas tocaba la encimera provocando un leve pero perceptible ruido al oído.
-Saldré unos minutos al balcón.-Avisó Hermione.
Draco asintió, permaneciendo en la cocina. Ella solamente camino un poco cuando tocaron la puerta. Se detuvo, el rubio fue a ver de quien se trataba. Era Ginny Weasley.
-Draco.
-Ginny, ¿cómo estás ahora?
La pelirroja miró a Hermione.
-Hermione.-Saludó con la cabeza.
-Hola.-Al parecer la amiga de Draco acababa de ducharse, su cabello estaba húmedo aparentando un color más oscuro de lo que era en realidad.
-Quería ver cómo estaba Harry, pero está dormido.-Confesó.-¿Lo moviste de la cama?
La pregunta era para la rubia.
-Sí, por eso está aquí.-No quiso sonar irónica, pero la pregunta no era muy necesaria.
-Me imagino que ya está mucho mejor.
-Sí, así es. Bueno, creo que ustedes dos tienen que hablar y yo estoy interrumpiendo eso, los dejo solos.
Ginny le sonrió apenas y ella devolvió el gesto, sin más salió al balcón. Sólo notó que ambos intercambiaron una que otra palabras y enseguida fueron a la habitación de Draco, la puerta se cerró tras él.
Se mordió el labio, suprimiendo el deseo de espiar. Cerró los ojos y apreció el horizonte. Pero sólo fue cuestión de tres minutos para que la curiosidad se apoderara de ella por completo. Entró nuevamente y sin hacer ruido, se aproximó a la puerta del rubio. No pegó la oreja encima de esta, simplemente se quedó cerca.
-Estoy avergonzada contigo. Muy avergonzada.-Escuchó decir a la pelirroja.
-¿Por qué?-Draco parecía no entender.
-¡Diablos, Draco! La pregunta sobra. ¡Porque te besé hace unas horas!
Sin duda eso no se lo esperaba la chica, sus ojos saltaron un poco y no supo que pensar.
¿Ginny y Draco?
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¡Hola melocotones! ¿Cómo se encuentran?
Hace ya un tiempo las cosas en el mundo se complicaron mucho y ante todo esto, quiero preguntarles que tal la están llevando. Necesito que se sientan con plena confianza de transmitir o desahogar algo, yo con gusto las leeré y apoyaré.
Sé que esto pasara pronto. Siempre después de la tormenta sale el sol, se oye super cliché, pero es muy cierto.
Les mando muchos abrazos y apoyo desde aquí, esperando que el capítulo sea de su agrado, este no está tan intrigante y/o interesante, pero recuerden que aquí hay de todo jajajaja. Y cada cosa sucederá a su debido tiempo.
Siempre pueden expresarse y decirme que opinan, es un gusto interactuar mediante comentarios con ustedes. 💕
Yo me despido, mantenganse a salvo.
¡Gracias por leer! 🐍
Ale 💚🐍
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