Punto de quiebre

Podía recordar aquella noche que pasó con ella... Y era la misma chica. En su foto se mostraba a una morena con rasgos asiáticos, cabellera de color azabache y un alaciado perfecto. Se encontraba sentada en una barda de algún jardín botánico muy colorido, una sonrisa adornando su rostro.

Empezó a sentirse mal al instante.

«Quizá te acostaste con alguna amiga suya». Las palabras que le había dicho Ginny esta tarde se insertaron con fuerza en su mente.

¿Y si el contacto de Cho quería decir algo? ¿Si era la prueba exacta?

Trago saliva, se había puesto más pálido de lo que normalmente era. Sus manos se pusieron frías a un nivel preocupante.

No, no, no, no podía estar sucediendo eso. No sabía que hacer.

Hizo lo primero que se le ocurrió, llamó a Theo mientras se mordía las uñas.

-Vamos, contesta.-Dijo cuando el tono se escucho por quinta vez.

-¡Hola, amigo! ¿Qué pasa? ¿Todo bien? -Finalmente contestó.

-Theo... No, creo que no lo está.-Iba directo al grano.

-¿De qué hablas? ¿Sucedió algo malo?-Su tono de voz cambió drásticamente a uno de preocupación.

-¿Recuerdas que ayer en tu casa encontré una hoja de papel con dos números de celular escritos en ella?

-Sí... ¿Por qué? ¿Averiguaste a quién pertenecen?

Le aterraba responderle.

-Los acabo de registrar en mi celular, necesitaba descubrir de quien se trataba. Vi sus fotos de perfil en WhatsApp. Uno pertenece al imbécil que me golpeó.

-¿A Crabbe o Goyle?

-No, ellos dos no, esa noche hubo uno más. Solo que no sabía su nombre, al parecer se llama Dudley.-Explicó.

-Maldición.

-Y el segundo...-Su voz se desvaneció.

Pensar que probablemente todo lo que estaba ocurriendo era a causa suya lo hacía sentirse la persona más terrible que ha pisado la maldita tierra.

-¿Draco? ¿Sigues ahí? ¿De quién es el segundo número?-Preguntó con cierta desesperación.

-Es de una mujer, llamada Cho Chang.-Dijo a secas.

-Cho Chang... Cho Chang...

-¿La conoces?-No dejaba de caminar por toda su habitación.

-Sí. Milicent la menciono algunas veces, es amiga suya.

Mierda.

Eso aumentaba la posibilidad de la teoría de Ginny. Draco empezaba a creer que podría ser realidad.

-Carajo.-Se le escapó.

-¿Eso que te dice? Espera... ¿Acaso la conoces?-Cuestionó con perspicacia.

Draco permaneció en silencio, aborreciendose a sí mismo. Queriendo estar enterrado tres metros bajo tierra.

-Draco... No me salgas con eso. ¡No me digas que estuviste con ella!-Theo no tardó en armar conjeturas.

El rubio parecía un pequeño niño que estaba siendo regañado al cometer una mala acción. Era patético, pero no se merecía menos.

¿Por qué tenía que ser tan idiota?

Sus demonios del pasado estaban volviendo a surgir, de a poco, como si hubieran acordado regresar para hacerlo pagar caro todas las estupideces que hizo.

-¡Draco!-Lo llamó su amigo.

-¡Lo siento! ¡Si, estuve con ella! Fue hace meses, a principio de año.-Confesó con gran arrepentimiento.

-¡Maldición, Draco!-Gritó Theo. Si que estaba molesto.

No lo culpaba, no podía hacerlo. Estaba en todo su derecho porque todo lo que estaba pasando era debido a sus estupideces. Y los demás estaban pagando por ello. No era justo.

-Theo, en serio, lo lamento. Sé lo que parece... En realidad, mi amiga Ginny me comentó justamente que quizá todo esto podía deberse a causa de alguna venganza por haberme acostado con amigas en común con Milicent.

-¡Claramente! ¡Demonios, Draco! ¿Con cuantas chicas te has acostado en Manhattan? ¿Eh? ¡¿No puedes mantener a tu estúpida serpiente en su jaula?!

-Theo te prometo que arreglaré todo este asunto. Y te recompensaré. Te devolveré el dinero que te robó Milicent así como lo que te costó tu celular...-Su amigo lo interrumpió.

-Draco, no se trata de devolverme el dinero. Es lo que menos me importa. Estoy molesto porque jamás has medido las consecuencias de tus malditas acciones. Nunca puedes ver más allá. Te importa una mierda lo que pueda suceder.

Esas palabras eran como baldes de agua fría para Draco Malfoy. Dolían como el mismo infierno y sabía que eran la pura verdad.

Desde que abandonó a Hermione y huyó de Londres, cambió; no obstante, no fue para bien, de hecho, se volvió quizá la peor versión de sí mismo. Sí, encontró el trabajo que siempre había soñado, tuvo mejor solvencia económica, sin embargo, los primeros meses en Manhattan no le importaba lo que hacía.

Se la pasaba de fiesta en fiesta, mujer tras mujer, bebiendo hasta perder la conciencia... Tal vez era su manera de sobreponerse, la forma con la que lidiaba o manejaba el dolor de perder y dejar a Hermione Granger. La mujer con la que se casaría.

No fue hasta que conoció a las personas que ahora eran parte vital de su vida que comenzó a recuperarse y regresar al buen camino.

Pero las estupideces que había hecho no se podían deshacer. Estaban ahí, latentes en su pasado y ahora venían a cobrar el precio, afectando también a las personas que amaba.

Eso le dolía más que nada.

-Tienes razón, Theo... De corazón te ofrezco disculpas, porque nada de lo que te ha sucedido lo mereces, no es culpa tuya. Es mi responsabilidad, así que te prometo hacer hasta lo imposible por arreglar esta situación.-Dijo con firmeza.

No lo decía a la ligera, ni de dientes para afuera. Era en serio.

-Necesito que mañana vengas conmigo a la comisaría. Así podrás decirle a los policías todo lo que has descubierto. Después del trabajo, iremos directo allá.

-Claro.

Theo colgó.

Se dejó caer a su cama, rendido. Solo quería hacerse un ovillo y permanecer ahí para siempre.

La frustración lo estaba asfixiando.

Eran tan solo las ocho de la noche, pero él ya tenía planeado dormir hasta que amaneciera. Soltó un pesado suspiro y se incorporó para cambiarse la ropa a una maldita pijama.

Dio un brinco cuando tocaron a su puerta. No se lo esperaba.

-¿Harry?-Preguntó sin pensarlo.

-Hermione.-Respondieron al otro lado.

¿Ahora qué? Solo quería descansar, no le ayudaría para nada ver a Hermione una vez más. No después de sentir sus labios tan cerca de los suyos y que ella le diera un beso en la mejilla... No era tan fuerte. No lo era para nada.

-¿Qué pasa?-Seguía sin abrir la puerta, tal vez se veía grosero pero quería evitar salir de su habitación o que ella entrara.

-Solo quería decirte que las galletas ya están listas, por si querías probarlas.-Contestó. La alegría y entusiasmo podían percibirse en su voz.

Era todo lo contrario a la suya.

-Ah, cierto. Si... Yo en unos minutos salgo. Muchas gracias, Hermione.-Pronunciar su nombre le afectaba sobremanera.

-De acuerdo.

Pudo escuchar como ella se alejaba de su habitación y a los segundos la televisión se encendió. Estaba deseando que estuviera con Harry en su habitación.

Tendría que salir.

Reuniendo el poco valor que le quedaba, giró la perilla de su puerta y salió a la sala.

-¿Qué miras?-Prefirió no quedarse callado, a pesar de que le costaba mucho hablar con la rubia, ahora el silencio le afectaba más que conversar.

Su mente lo devoraba de a poco.

Fue a la cocina, las galletas estaban extendidas sobre los platos, tomó una, estaban muy calientes aún. Con solo verlas se le hizo agua la boca. Quizá estaba exagerando pero no quería llevársela a la boca, tenía el presentimiento de que su sabor sería igual al de hace años y eso le traería recuerdos. Abriría más la herida. Como si la frotaran con desdén.

-Nada en especial. Creo que pondré algo de Disney.-Dijo la chica riendo un poco.-¿Qué tal las galletas?

-No las he probado todavía. Están calientes.

-Prácticamente acaban de salir del horno.-Abrió la plataforma recién mencionada.

Le soplo un poco a la galleta, la verdad era que ya podía comerlas, pero estaba renuente a hacerlo. Tomando una larga respiración, abrió la boca y le dio un mordisco.

De inmediato sintió la explosión de sabor delicioso en su boca. Era tal cual las recordaba, inclusive mejor. Hermione hacia unas galletas suaves, no eran duras ni de aquellas que te trozaban los dientes al morderlas.

Las únicas galletas que le encantaban y de las cuales podía comer un montón hasta cansarse eran las de Hermione, después de dos años, pudo saborearlas nuevamente y su reacción, el sentimiento que provocaba en él seguía siendo el mismo... Pero ahora era manchado por un incesante dolor.

-Iba a preguntarte... ¿Todo está en orden?-Su voz lo hizo volver al presente.

-¿Eh?-Se mostró confundido ante su pregunta.

-Es que pude escuchar que subiste un poco la voz mientras hablabas con alguien en tu habitación. Te escuchabas angustiado. ¿Todo está bien?

Se pasó el bocado de galleta.

-Ah, si... Si, todo está bien. No es nada.

No sabía si decirle la verdad era buena idea... Aunque tenía que hacerlo, si él y Theo le dirían todo a la policía, era muy probable que la llamaran junto con Harry y Luna para dar su versión o testimonio de los hechos.

-Bueno... No perdía nada con hacer el intento de preguntar. Sé que no confías en mi, lo entiendo completamente.-Comentó la chica, sus ojos fijos en la pantalla.

-No, no, no es eso. Agradezco mucho tu interés y preocupación, es solo que se trata de un asunto algo delicado. Me resulta un tanto complicado hablarlo.

-No te preocupes, lo comprendo.-Sonrió.

-Es que pensaba esperar a que Harry estuviera presente porque debo contarle también esto.-Explicó.

-Está bien.

Tomó uno de los platos de galletas e indeciso caminó hasta la estancia, como Hermione estaba sentada en su sillón favorito, se sentó en los otros.

Granger estaba seleccionando la película a ver, se decidió por Tierra de Osos. No obstante, no había comenzado aún cuando le puso pausa.

-Oh, ahora recuerdo que tenía algo que decirte.-Se cruzó de piernas y se enfocó en Malfoy.

-Adelante.

-Cuando salí hoy con Harry... Después de visitar a sus padres, fuimos a Times Square, mientras buscaba lugar para estacionarse, me tocó ver a Hannah Abbott en la cera.-Al escuchar el nombre de esa chica, Draco se puso tenso, dejó de comer y sus vellos se erizaron-No sé si fue simple casualidad o accidente el verla, pero me causó escalofríos, porque me saludó con la mano, guiño el ojo y sonreía de una manera escalofriante. Como el auto avanzaba pues la perdí de vista.

Estaba aún más preocupado ahora.

-Te lo comentó porque tu eres el que la conoce y no lo sé, solo sentí que era mejor decírtelo a ti. Ya sabes lo que sucedio...-Sus ojos avellanas lo veían sin parpadear.

-Entiendo. Gracias por decírmelo. Vaya... Es que justo es de lo que quería hablar con ustedes.-Dejó el plato en la mesa de centro qué había.-Bien, te lo diré ahora, solo hazme un favor, ¿si?

-Lo que sea.-Asintió con la cabeza.

-Cuando estés con Harry, necesito que le cuentes todo lo que estoy por decirte, él también debe saberlo. ¿De acuerdo?

-De acuerdo. Cuenta con ello.

A continuación, Hermione se puso de pie, sus pies descalzos pisaron el suelo y fue directo a donde Draco, se sentó a lado suyo, no sin antes tomar una galleta.

¿Por qué no permaneció en su lugar? ¿Por qué hacía esto? Trago duro ante su cercanía.

Cada vez que estaba con ella, sentía la ardua necesidad de tomar un trago para olvidarse de todo por un momento.

La miró a los ojos desde su posición, formó una línea con sus labios, apretandolos. No quería contarle la verdad respecto al enorme problema que estaba atravesando y que los enlazaba a todos, pero sabía que tenía que hacerlo le gustara o no, ya no se trataba de lo que quisiera; sino de lo que debía hacer.

-Yo... Es una historia algo larga, si no comprendes algo, puedes preguntarme. Tan solo espero que después de que termine de contarte todo, no tengas tan mala impresión de mi.

Maldición, no había controlado su estúpida boca, sus últimas palabras no debían haber salido. Su mente le jugó una mala pasada.

Hermione frunció el ceño, claramente con mil preguntas en su cabeza debido a lo recién dicho por el rubio, quien solo quería darse de golpes en la pared.

Inició a relatarle todo, primero brindándole contexto de su trabajo y sus amigos, como Theo y Luna. Cuando iba en la parte donde Milicent se vuelve novia de Nott, se vio interrumpido por el ruido de la puerta. Ambos voltearon en dirección a ésta, desconcertados. Al darse cuenta de su acción, se miraron y rieron levemente.

Su risa sonaba tan melodiosa, su sonrisa adornaba su rostro de una manera bella y única.

Volvieron a tocar.

-Ya voy-.Hermione reaccionó antes que él y se levantó.

Abrió la puerta y Katherine era quien estaba del otro lado.

-¡Kath, hola! ¿Cómo estás?-Hermione la saludó con una brillante sonrisa.

-¡Hola, Hermione! ¡Hola, Draco! Me encuentro muy bien, gracias.

-Pasa, adelante.-Se hizo a un lado para que la morena pudiera entrar.

-Gracias. ¿Y Harry?-Volteó a su alrededor buscándolo.

-Está dormido. Hoy salimos casi todo el día y llegó agotado.-Informó la rubia colocando sus manos sobre sus caderas.

Draco vio a Katherine y se sintió un poco avergonzado por lo sucedido esa mañana.

-Ya veo. Huele delicioso aquí. ¿Horneaste galletas?

-¡Sí! Recién salidas del horno. ¿Quieres? Te daré algunas. Me dedique a prepararlas con ayuda de Draco, para poder estrenar el bonito tarro que compró, mira.-Hermione le mostró el tarro a Katherine.

Al parecer a ella le había encantado el tarro de galletas. No podía negar que le hacía feliz que así fuera pero muy dentro de él sabía que no era lo correcto, puesto que lo compró precisamente con esa intención. Para hacerla feliz, sacarle una sonrisa, porque la quería... Ver contenta.

No dejaba de repetirse que estaba traicionando de la peor manera a Harry.

Y no sabía si él lo perdonaría si llegara a confesarle todo.

-¡Es bellísimo! Encima de Friends, me encanta.-Expresó con entusiasmo la ojimiel.

-¿Verdad que si?-Hermione sonreía apreciando el tarro.

Sin notarlo, Draco también sonrió.

-Casi olvido a lo que venía.-Ella rio.-Bien, éste sábado es mi cumpleaños y me gustaría festejarlo con las personas que aprecio. Así que vine a invitarlos a cenar al hotel Plaza a las ocho de la noche. ¿Que dicen?

¿Al hotel Plaza? Ese lugar era supremamente caro. Para ser honesto durante el tiempo que Malfoy llevaba residiendo en Manhattan jamás había visitado el hotel Plaza.

-¿El hotel Plaza? Es muy lujoso, ¿cierto? He oido mucho de él.-Comentó Hermione.

-Sí, lo es, ¿entonces qué me dicen? ¿Puedo contar con su asistencia?-Lucía verdaderamente emocionada.

-Claro, cuenta conmigo y con Harry. Menos mal que cumples años antes de regresar a Londres.

-Genial. También están invitadas Astoria y Pansy.

-¡Gracias, Kath! Te confirmaré su asistencia.

-Bien. ¿Y tu Draco? No me podrás decir que no.-Ella fue hasta él.

-Por supuesto que estaré ahí.-Dijo armando una sonrisa.-Pero Katherine es tu cumpleaños, no me parece justo que tu nos invites a nosotros, debería ser al revés.-Opinó.

-Bah, no te preocupes por eso. Para mi lo que vale es que me acompañen.-Le tomó el hombro como una señal de cariño.-Debo irme, tengo que contarle a Ginny también. Solo vine a invitarlos.

Draco noto que al escuchar el nombre de la pelirroja, Hermione compuso una mueca, siempre había sido muy expresiva.

O eso creía...

-Antes de que te vayas. Aquí tienes algunas galletas, Kath.-Hermione le dio un plato con unas cuantas.

-¡Muchas gracias, linda! Sé que estarán deliciosas. Bueno, me han confirmado su asistencia, no me defrauden. Mi hermano vendrá desde Australia para mi cumpleaños, así que podrán conocerlo. Es encantador. Nos acompañará en la cena.

-Eso es muy lindo.

-Si necesitas ayuda para ir al aeropuerto y traerlo a casa, me lo haces saber.

-Claro, muchas gracias, Draco.-Le regaló una tierna sonrisa.-Nos vemos luego.

Ella salió del apartamento.

Lástima que no tuviera ninguna oportunidad con ella.

-Está muy emocionada, no sé bien si se deba por su cumpleaños o por que su hermano viene a visitarla.-Habló la rubia, divertida.

Katherine siempre contagiaba esa vibra alegre.

-Quizá por ambas cosas.

-¿Quieres más galletas?-Ofreció Hermione, pues el plato que había llevado consigo ya estaba vacío.

No supo en que momento se terminó todas las galletas.

-No noté cuando me las terminé.-Se justificó.

Hermione rio.

-Creí que no te gustaban.-Dijo.

En sus manos llevaba otro plato con más galletas de chispas de chocolate. Se lo dio a Draco.

-No suelen gustarme.-Admitió.-Pero creo que con estas tuve una excepción.

-¿Si están buenas?-Preguntó tomando el plato que ya estaba vacío.

-Están deliciosas, Hermione.-Alago desde el fondo de su corazón. Incluso con un tono de voz de terciopelo.

«Aún más que cuando vivíamos juntos y me preparabas galletas porque sabias que solo las tuyas eran mis favoritas».

-Me alegra que te gusten.-Sonrió.

Después de dejar el plato, Hermione volvió a sentarse donde estaba antes de que Katherine tocara.

-Creo que puedes continuar.-Le recordó la rubia.

Asintió.

Prosiguio contándole todo, se demoró alrededor de unos 20 minutos más. Intento resumir lo mayor posible.

-Mañana iremos Theo y yo con la policía para decirles todo lo que te acabo de contar. Creemos que es lo mejor.-Tomó un poco de aire.-Es casi seguro que a ustedes los citen, a ti y a Harry para que les cuenten sobre la ocasión en que la demente de Hannah arruinó su cena romántica... Por mi culpa, claro.

Bajó la cabeza. Haberle dicho absolutamente todo a Hermione; que, si ignoraba su pasado con ella, podría ser una simple desconocida, lo hizo sentir abatido y avergonzado. Seguramente ella lo estaría juzgando, sin embargo, tampoco la culpaba.

-La verdad comprenderé si ahora me odias. Me estuve escuchando mientras te contaba todo y suena peor de lo que pensaba.-Mordió el interior de su mejilla.

No tenía ninguna idea de lo que estaría pasando por la cabeza de Hermione Granger en ese momento ni en que concepto lo tenía. Como dijo, ella solía ser muy expresiva, pero no lo era siempre.

Cada vez más necesitaba con urgencia un maldito trago, de no ser así, desfalleceria.

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Estaba digiriendo lo que Draco le había contado... Era demasiado. Había descubierto a grandes rasgos como vivía el rubio desde que llegó a Manhattan. Entre borracheras, sexo desenfrenado con cada mujer de la ciudad y fiestas. Un escalofrío recorrió su columna vertebral. Se sentía incómoda y quería vomitar.

El hecho de que él se acostara con una mujer cada noche causaba un desagrado enorme en ella. No lo entendía...

Tomó una respiración profunda, eso no le debería de importar para nada. Era su problema, no el suyo. Aunque al parecer ya estaba involucrada junto con Harry en ese problema.

La buena noticia era que se largaria pronto de ahí. Si, le dolía separarse de Harry de nuevo, tenía que buscar la forma de convencerlo para que accediera a mudarse con ella a corto plazo en Londres.

Ella no podría vivir en Manhattan...

Los minutos transcurrian y no decía palabra alguna, sabía que Malfoy estaría muriendo por dentro de la incertidumbre, pero la verdad era que no tenia algo que decir.

Bueno, tenía preguntas, muchas preguntas y cada una más entrometida que la anterior.

Se mordió el labio y fijó sus ojos en los del rubio. Su mirada reflejaba una auténtica preocupación.

-No soy quien para juzgarte.-Fue lo primero que salió de su boca. No sabía con exactitud si lo sentía de verdad o solo lo decía de dientes para afuera.-Gracias por confiar en mi para contarme todo, supongo.

-Gracias a ti por tomarlo con calma. Temía que...-Se detuvo, no termino de hablar.

Hermione ladeo la cabeza con confusión.

-¿Qué cosa?-Lo motivó a continuar.

-Me imaginé que reaccionarias en contra mia.-Se encogió de hombros.

-No soy quien para hacerlo, Draco. Tu sabes lo que has hecho, lo bueno y lo malo, eres consciente de eso... Y ya lo hiciste, solo queda hacerse responsable y afrontarlo.-Dijo con más dureza de la que esperaba.

Parecía que aquello había salido desde su corazón, hasta con algo se rencor.

Tenía que cerrar la maldita boca.

Tenia que alejarse ya del rubio, habían convivido bastante, era suficiente para ella. Además se había arriesgado y superado sus límites en demasía.

-Lo digo con una buena intención. No es con afán de ofender, lamento si soné brusca.-Explicó al darse cuenta de lo anterior.

-No, no te disculpes. Tienes razón. Arreglaré todo, lo haré.

Ella tenía sus dudas sobre eso. Lo tenía que demostrar, luego le creería.

-¿Llevas mucho tiempo sin emborracharte o...-Le daba pena terminar su pregunta. Cerró la boca.

Prefería quedarse con la duda.

-¿O...? ¿Sin enrollarme con chicas?-Draco leyó su mente.

Sintió como se puso colorada, no debió realizar esas preguntas. Eran sumamente privadas, no tenía tanta confianza con él y a pesar de que tenía bastante curiosidad, prefería limitarse a saberlo.

-Lo siento, eso no es de mi incumbencia.-Sus ojos miraban cualquier otra parte menos a él.

Anteriormente tal vez estuviera empeñada a investigar y descubrir más cosas sobre el rubio, pero ahora había perdido un poco ese deseo, prefería ahorrarse saber ciertas cosas. Como esas. No le hacia ningún bien. Tenía estabilidad, pero no la suficiente como cuando recién llego. La fortaleza se le estaba agotando.

-Creo que es normal tener curiosidad después de lo que conté, no hay cuidado.-Intentó quitarle tensión a la charla, eso lo agradeció-Siendo honesto, llevo ya bastante rato sin emborracharme y también sin acostarme con alguien. Casi el mes para la segunda.

Casi el mes... Su cabeza empezó a formular la posible explicación. Se mordió con fuerza el labio.

-¿No estabas borracho cuando saliste con Theo y conociste a Hannah?-Recordó.-Esa noche me dijiste que estabas ebrio. Y lucias como tal.

Él parpadeo varias veces antes de responderle.

-Oh, bueno... No estaba tan borracho esa noche. Tomé muy poco.-Admitió.

-¿Y porqué dijiste entonces que si estabas ebrio?-Cuestionó apoyando su cabeza sobre el cojín.

-Creo que me sentía abrumado.-Dijo.-Llevo más tiempo sin emborracharme de lo que crees, voy para 9 meses. Es todo un logro para mi, como te dije, cuando llegue aqui bebía a diario.

-¿Puedo hacerte una pregunta más?-Al demonio, lo iba a preguntar. Necesitaba conocer la razón.

-Sí.

-¿Cuál era la razón por la que te embriagabas y acostabas con una mujer cada noche?

Lo observó, notó como palidecio, incluso se hizo un poco para atrás.

-Yo...-Su voz se cortó.-Estaba atravesando momentos difíciles. Era una manera errónea de lidiar con eso, supongo.

Estaba a punto de preguntar que clase de momentos difíciles, pero la puerta de Harry se abrió y él salió de su habitación. Estaba adormilado.

Hermione vislumbro a Draco cuando él vio a Harry salir, el color volvió a su cuerpo.

Ella noto que había dejado de respirar por unos segundos.

-¿Huele a galletas?-Preguntó después de olfatear, sonaba somnoliento.

Lucía realmente tierno. Ella sonrió.

-Sí, ya están listas. Te daré algunas.-Hermione se puso de pie para servirle.

-Gracias, amor. ¿Draco si te ayudó o solo incendió la cocina?-Bromeó.

-Muy gracioso, Potter.

-Si, me ayudó. Lo hizo muy bien, cielo. Es mejor de lo que crees.-Respondió de espaldas a ellos.

-Sucede que eres muy amable. Él es un asco cocinando.

-No lo creas si quieres, pero, amigo, acepta que esas galletas son las mejores que has comido en tu vida. Después me agradeces.

Escuchó como Harry soltaba una carcajada.

Hermione le llevó un plato de galletas, su novio le dio las gracias. Ella se sentó esta vez a su lado.

-Claro que son deliciosas. Las hizo la chef más talentosa del planeta.-Harry acerco más a la rubia, sujetandola de la cintura. Ella amplió su sonrisa.

-Ahora podremos usar el tarro de galletas.

En ese instante se escucharon unos golpes en la puerta.

-Pasa.-Harry alzó la voz.

Hermione volteó a ver quien tocaba, cuando sus ojos se encontraron con la cabellera pelirroja su sangre empezó a hervir.

Odiaba tanto a esa mujer. No quería verla. Se removió en su lugar, no lo pensó ni dos veces para intentar levantarse y encerrarse en la habitación de su novio hasta que se largara, sin embargo, Harry la detuvo.

-Buenas noches, chicos.-Saludó Ginny.

Se veía un poco más cohibida de lo acostumbrado, generalmente se  notaba más segura y con mayor confianza.

-Hola, Ginny. ¿Necesitas algo?-Como siempre Harry amable.

Resistió la acción de rodar los ojos.

-No, no, vine en realidad para disculparme nuevamente por el embrollo que cause.

-Oh, Ginny, ya te disculpaste, tranquila. Quedó en el pasado, además estamos bien.

Estaba usando toda su fuerza de voluntad y control para no hacer una mala cara o iniciar una discusión con ella.

-Lo sé, estoy muy arrepentida, aunque sea difícil de creer. Me dediqué a comprarles un obsequio como muestra de disculpa. Por favor, aceptenlos.

Hermione se asombro sobremanera ante el acto de Weasley. De la bolsa que traía en mano, sacó dos cajas de regalos y se las dio a cada uno.

Frunció el ceño.

-Ginny, esto no era necesario.-Dijo, Harry.

-Claro que si.

-No puedo aceptar esto.-Habló por primera vez desde que ella entró al departamento.-Concuerdo con Harry, no es necesario.

-Por favor.-Insistió.

Granger miró por unos minutos a la chica, en verdad lucia real, es decir, se notaba que no estaba mintiendo. Lo cual era bastante raro.

Como no tenía alternativa, aceptó el regalo y al igual que Harry lo abrió. Dentro de la caja había un recetario de cocina francesa. Era espectacular.
En cambio a Harry le había regalado un portafolio muy sofisticado, le quedaba de maravilla.

No podía creerlo. Se sentía extraña aceptando un regalo de parte de Ginny, aún no estaba convencida de quedarselo.

-¡Ginny, este portafolio es genial! Ya me hacia falta uno, te lo agradezco mucho.-Agradeció Harry. Se incorporó y abrazó a su amiga.

-Me alegra que te gustara, Harry. Espero puedas perdonar el mal rato que te hice pasar.

-Descuida.

Después de hojear el recetario, también se puso de pie y se posicionó frente a Ginny.

-Muchas gracias por el regalo, es ideal, pero si te soy franca, siento que no está bien aceptarlo por todas las diferencias que hemos tenido.

-Comprendo que sea complicado, pero vamos, es lo menos que puedo hacer por el problema que cause. Lo mereces.

Un poco más y se desmayaria ante la actitud que estaba teniendo la pelirroja con ella. Empezaba a creerle.

-¿Estás segura?

-Claro-Asintio.

Ella suspiró.

-En ese caso, te doy las gracias, me gustó mucho.-Aceptó.

-No hay de que.

Al menos el ambiente entre ellas ya no se percibía tan pesado y duro.

-Bien, debo irme, ya es tarde y mañana todos trabajamos. Solo vine a entregarles sus regalos.

-Eres la mejor, Ginny. Descansa-Harry le dio nuevamente un abrazo.

-Nos vemos mañana, tomate.-Se despidió Draco.

-Buenas noches y gracias de nuevo.-Con posición firme Hermione extendió su mano hacia la pelirroja.

-Buenas noches.

Ginny la estrecho y se dieron el primer saludo desde que se encontraron de nueva cuenta. Ninguna sonrió todavía, pero eso ya era un avance bastante grande.

La pelirroja salió del apartamento casi tan rápido como entró.

Hermione aún sostenía el regalo de Ginny Weasley, mentiría si dijera que le desagradaba por completo, para su sorpresa, era un lindo detalle. Justo para ella. Observó la puerta un minuto pensando en la mujer. Quizá si buscaba disculparse, tal vez lo sentía en verdad.

Apretó sus labios finamente.

-Qué lindo detalle de parte de Ginny, no era necesario.-Comentó su novio sentado en la comodidad del sillón-Si te gustó tu regalo, ¿cierto, linda?

-La verdad es que si, Harry.-Admitió sin quitarle la vista al recetario.

-¿Ves? Ella si lo lamenta. Deberías considerar darle otra oportunidad. Te prometo que es una excelente persona, de no ser así, no fuera su amigo.

Escuchó las palabras del azabache, pasó saliva y sintió la boca seca. No sabía que podría estar pagando para que su actual novio tuviera conexiones con personas de...

Giró la cabeza con algo de fuerza. Estaba agotada ella también.

-Creo que me iré a dormir, chicos. Estoy un poco cansada.-Informó, se acercó a Harry para despedirse.-Buenas noches, ve a dormir cuando quieras, solo recuerda que mañana vuelves al trabajo.

Le dio un beso tierno de buenas noches.

-Claro, linda. Ahora te alcanzo. Descansa.-Harry le dio un corto beso en su frente antes de que ella se alejara.

Hermione pasó detrás de Draco.

-Buenas noches, Draco.-Se despidió.-Creo que esté es el momento indicado para decirle todo a Harry. Es mejor que tu se lo cuentes-Susurró de forma casi imperceptible pero que supo a la perfección que él pudo escucharla.

Su rostro lo comprobó.

Antes de entrar a la habitación, guardó las galletas que habían sobrado en el tarro para que no se hicieran feas al día siguiente. Armó una pequeña sonrisa al apreciarlo. Sin más, fue al cuarto de Harry, se puso pijama y se dejó caer en la cama.

Tan pronto cerró los ojos cayó dormida. Esperaba no despertarse a mitad de la noche, así como no sufrir ninguna pesadilla como estaba sucediendole cada ciertos días. Quería descansar.

(...)

-¡Mierda!-Se levantó de golpe de la cama. Destapandose por completo.

Descubrió que estaba cubierta de sudor, se sintió asqueada. Las lágrimas caían por sus mejillas. Deslizó su mano por la frente y descendió hasta su cabello. Respiraba agitadamente. Tenía una harta necesidad de beberse un vaso de agua entero. Volteó a su lado y se encontró con un Harry dormido. Por suerte no lo había despertado con su grito. Sus ojos fueron a parar a la ventana que estaba cubierta por cortinas. La luz todavía no entraba por ellas, apenas parecía querer amanecer. Vio su celular, eran las seis de la mañana.

Ni siquiera volvió a la cama para intentar recuperar el sueño. Bajó de ésta y salió de la habitación. Sin pensarlo dos veces se metió a darse una ducha, no mentía al decir que estaba empapada en sudor, se sentía incómoda.

Al principio se baño con agua fría, conforme continuaba la cambió a tibia.

Estaba molesta, harta y cansada de que no pudiera dormir. El insomnio y las pesadillas no querían cesar. Recordaba su sueño a la perfección.

Ella llorando en su apartamento en Londres, sola, en medio de la oscuridad. Hecha pedazos, el corazón destrozado y sin nadie a su lado. Sus ojos hinchados, podía sentir la sensación como si lo estuviera viviendo en el presente.

No quería revivirlo nuevamente. Al poco rato, salió del baño.

Después de 15 minutos ya estaba vestida. Como aún faltaba tiempo para que Harry se levantara, decidió salir al balcón abrigada para intentar despejarse o calmarse. Se llevó un vaso de agua.

La brisa azotó en su rostro, su cabello se movía al compás. Tembló ligeramente por el cambio brusco de temperatura. El sol estaba empezando a salir, muy lejano, el cielo se aclaraba paulatinamente. Se recargo en la barda que había y miró al frente.

Unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos, no pudo evitarlo.

Su cuerpo y alma, inclusive corazón necesitaban desahogarse y sacar lo que estaba reprimiendo con tanto esfuerzo. Sabía que si continuaba así, pronto se derrumbaria y no quería imaginar como terminaría.

Bebió todo su vaso con agua.

Se secó las lágrimas con las mangas de su suéter y sorbio la nariz.

Resultaba irónico y amargo que cada vez que convivía con Draco Malfoy no pudiera dormir o las pesadillas la atormentaban.

Casi se rio de forma amarga pero no le salió siquiera.

Los minutos transcurrian hasta que se convirtieron en horas, ella continuaba en la misma posición, inerte, vislumbro el amanecer y de cierta forma eso le dio calma. Cuando ya pasaban de las siete de la mañana, decidió entrar para preparar el desayuno. Quería que Harry desayunara antes de irse.

Comenzó a preparar waffles. Esperaba que el ruido no despertará pronto a los chicos, aunque no faltaba mucho para que Potter se levantara.

Mientras cocinaba pensó que le quedaba exactamente dos semanas para regresar a Londres.

Sintió como unos brazos la envolvian por la cintura y le daban un beso en el cuello. Ella cerró los ojos.

-Buenos días, amor.-Saludó Harry.

-Buen día, cielo. ¿Dormiste bien?

-Si, si dormí bien. ¿Y tú?

«Del puto asco».

-También, amor.-Se volteó para sonreír.

-Perfecto. Iré a ducharme. Veo que estás preparando el desayuno, eres increíble.-Beso su mejilla.

-Tienes que ir con el estómago lleno.

-Te amo.

Beso sus labios como cada mañana y fue a meterse a bañar. Soltó un suspiro y volvió a la suyo.

Estaba picando unas fresas y lavando unos frutos rojos cuando escuchó como una puerta se abría. Seguramente la de Draco.

-¿Huele a Waffles?-Preguntó adormilado.

-¿Solo por eso te levantaste?-Hermione rio.

-La verdad es que si.-Aceptó.

-Será el desayuno.-Anunció la rubia.

-¿Estrenaste el recetario de Ginny para ello?

-La verdad es que no, pero no tardaré en estrenarlo.-Respondió.-Por cierto, ¿si hablaste con Harry?

Secó sus manos y se dio vuelta para mirar a Draco mientras esperaba a que estuvieran los waffles.

-Sí-.Asintió.-Lo tomó mejor que Theo, aunque si me dio un pequeño sermón con desaprobación, pero fue comprensivo.

-Menos mal.

-Así es...

En ese momento Harry salió de la ducha.

-Justo a tiempo, cielo. Vístete rápido porque ya estarán los waffles.-Indicó.

-Claro, amor. Ya voy. Buen día, Draco.-Lo saludó cuando lo vio.

-Buen día, amigo.

-¿Entonces quieres desayunar, Draco?-Ofreció Hermione.

-Sí, creo que si. Gracias.

Ella empezó a servir los platos y a montar la mesa para que los tres desayunaran antes de ir a trabajar.

-¿Te bañaste?-Preguntó Draco cuando reparo en el cabello húmedo de Granger.

-Oh, si, lo hice.

-¿Madrugaste?-Frunció el ceño.

-Desperté temprano, si.-Movió la cabeza positivamente y tomó asiento.

Presentía que Draco le haría otra pregunta, pero no fue posible porque Harry salió del cuarto ya listo para ir a trabajar. Únicamente le faltaba desayunar.

-Ya está servido, amor. Siéntate.

-Gracias, Hermione.

Entre los tres desayunaron los waffles que Hermione había preparado.

(...)

Unas horas después, Draco y Harry ya se habían ido a su trabajo. Hermione se quedo sola en casa. Así que decidió hablar con su hermana y Pansy, para evitar pensar estupideces.

No supo como aceptó, pero iría con ellas a un spa cerca de ahí.

En un inicio se lamentó por haber aceptado, la realidad era que no quería salir a ningún lado, pero después lo pensó y era lo que posiblemente necesitaba. De una manera u otra le ayudaría.

Y henos aquí, en el spa. Las tres chicas ya se encontraban allá. Cada una recostada en un baño de burbujas con una refrescante mascarilla.

-Sin duda ya hacía falta venir a un lugar como este-Dijo Astoria. Sonaba tan relajada.

-Me están encantando estas vacaciones. Ojalá fueran para siempre-Comentó Pansy, cerrando los ojos.

Hermione por otro lado no apoyaba la opinión de Parkinson. No quería quedarse ahí para siempre. En absoluto.

-Hermione, ¿todo está bien, hermana? Has estado muy callada-Se interesó Astoria.

-Si, si, todo está bien. Es solo que estoy bastante relajada ahora. Podría dormirme-Inventó una excusa-Por cierto, Katherine las invitó el sábado al Hotel Plaza, será su cumpleaños y lo festejara ahí. Será una cena. ¿Quieren asistir?

-¡Claro que si!-Respondieron al unísono.

-De acuerdo, para confirmarle su asistencia.

-Kath es una mujer tan linda. Si fuera por mi, la llevaría conmigo a Londres-Confesó Pansy formando una sonrisa traviesa.

Las dos chicas rieron.

-Yo podría llevarme a Neville-Soltó a la ligera su hermana menor.

Es cierto, no había sabido nada de ese asunto desde que ambas fueron a la cafetería donde Neville trabajaba y gracias a ella le consiguió una cita.

-¡Es verdad! ¿Si tuvieron su cita al final?

-¡Sí! No sé cómo no te lo he contado. Fue genial. Me llevó a cenar a un restaurante elegante, charlamos un poco y nos conocimos más. Es un chico fantástico a decir verdad, tiene dos trabajos porque está ayudando a pagar un tratamiento médico para sus padres. Es verdaderamente responsable.-Comenzó a hablar y la sonrisa no abandonaba su rostro, claramente Hermione notó esto.

-Vaya, creo que alguien se enamoró-Dijo Pansy sonriendo.

-Y fantástico... ¿Qué? No estoy enamorada, solo admito que es un buen chico.-Se encogió de hombros.

-¿Y solo cenaron?-Arqueo una ceja la rubia.

-Después me invitó a su apartamento y antes de que Pansy diga algo. No, no llegué a dormir esa noche al hotel... Pero no es lo que crees, Hermione. Nos la pasamos hablando sobre el otro la mayor parte de la noche, fue... Mágico. Sin quererlo ambos nos quedamos dormidos en el sillón. Fue incluso mejor que la noche que lo conocí en el bar.

Hermione la escuchaba y evaluaba con detenimiento, Pansy podía tener razón... Vio ese brillo característico y delatador en su hermana, aquella sonrisa e incluso un poco de sonrojo. Neville le despertó algo, además la forma en que se expresaba y hablaba sobre él quería decir mucho...

-Eso suena hermoso, Astoria.-Opino Hermione mirándola-¿Acordaron verse después?

-No realmente. Tengo su número y hemos estado charlando, me ha dejado saber que quiere salir nuevamente conmigo pero yo no estoy segura. No sé si sea buena idea, ¿saben?-Su tono de voz cambió a uno más triste.

-Si puedo opinar al respecto no creo que sea una buena idea, ya saben, nosotras no pertenecemos a Manhattan. Nos iremos en dos semanas, creo que lo último que podemos hacer es enamorarnos de alguien.-Razono Pansy y vaya que tenía toda la razón-Creo que nadie podría quizá confirmarlo mejor que Hermione.

Los ojos de sus amigas se posaron en la mencionada. Ella soltó un suspiro.

-Pansy tiene razón, Astoria. Llevar una relación a distancia es muy complicado, no imposible, pero si bastante difícil. No suele funcionar la mayoría de veces...

-Pero a ti y a Harry les ha funcionado bien-Replicó la castaña.

-Requiere bastante compromiso, confianza y comunicación, Astoria. No es tan fácil, además que si es doloroso no poder tenerlo siempre a mi lado.

-Si... Lo sé, por ello he preferido no verlo más, solo... No lo sé. Ojalá las cosas fueran diferentes.

Astoria sonrió con cierta melancolía.

-Hermione, ¿has hablado con Harry respecto a su futuro? Es decir, ¿quizá le has preguntado si consideraría volver a Londres?-Quiso saber Pansy.

-Sí. He hablado de eso con él pero siendo franca no lo veo con muchas ganas de querer mudarse a Londres, creo que preferiría que yo viniera a Manhattan.

Y para nada le gustaba esa idea. Ella quería huir de ahí.

-¿Y lo has considerado una opción?-Astoria le hizo la pregunta.

«Claro. No necesito ni pensarlo para rechazar totalmente esa idea».

---------------------

Se encontraban en la comisaría desde hace un par de horas. Ya un oficial los había atendido; escuchando sus declaraciones de los hechos. Tanto Draco como Theo dijeron absolutamente todo. Tuvieron que ser bastante preciso con los detalles, nombres, descripciones, horas y fechas. Tal y como lo supuso, le pidieron que Hermione y Harry fueran en los días posteriores para que dieran su versión de aquella ocasión en que Hannah arruinó la cena.

-Comenzaremos a investigar a estas personas y si sabemos algo, le llamaremos de inmediato. Mientras tanto tengan mucho cuidado, en especial usted, señor Malfoy. Podría darme el nombre y los números que posea de las personas que lo atacaron y la chica con la que tuvo un encuentro hace meses.

-Es Crabbe, Goyle y Dudley, tengo entendido que los primeros dos son hermanos. En este papel tengo el número de Dudley y el de la chica Cho Chang.-Lo puso sobre la mesa.

-Bien. ¿No ha tenido ningún otro encuentro con los involucrados?-Preguntó sin dejar de tomar notas.

-No, no desde la golpiza que me propiciaron. No he visto a ninguno de los hombres desde entonces. En cuanto a Cho Chang, jamás me la he encontrado ni sabido nada de ella desde esa noche...

-¿Hace cuántos meses atrás fue su encuentro?

Guardó silencio un momento, recordando aquella ocasión, sintiéndose inclusive apenado.

-Ocurrió en enero. Hace...

-Tres meses-Completó por él.

Draco asintió un poco cohibido, mantenía sus manos juntas sobre la mesa. Estaba visiblemente nervioso y parecía arrepentido de él mismo y sus acciones, por otro lado, Theo se mantenía sentado a su lado, con los pies cruzados y los brazos por igual. Una postura firme y segura, muy por el contrario de su amigo.

-De acuerdo. Como ya le dije, señor Malfoy, necesito que vengan a la brevedad los demás involucrados para dar su versión de los hechos y completar la información. Comenzaremos con la búsqueda de los sujetos. Veremos si alguno tiene historial o antecedentes. Traten ambos de mantenerse alejados de todo esto, si en dado caso llegan a saber más, deben hacernoslo saber de inmediato. ¿Bien?

-Muy bien, oficial. Será un hecho, muchas gracias-Theo se puso de pie y extendió su mano al policía.

Draco imito la acción.

Juntos salieron de la comisaría y cada uno se acercó a su respectivo auto. El rubio no sabía con exactitud como se encontraba su amigo. No había dicho palabra alguna en realidad. Apretó sus labios antes de comenzar a hablar.

-Theo... Amigo, yo...-El mencionado no lo dejó terminar.

-No tienes que decir nada, Draco. Solo haz caso a lo que nos recomendó la policía, por favor. ¿Cuándo traerás a Harry y... ¿Cómo dices que se llama? ¿Helen?

-Hermione.-Corrigió carraspeando-Hoy se los diré y en cuánto tengan oportunidad los traeré. Será pronto, quizá mañana.

-Bien.

-¿Necesitas que te ayude en algo más?-Se ofreció. Tenía la ardua necesidad de querer ayudar en algo a su amigo.

-Por ahora no, solo ten cuidado. ¿De acuerdo?-Lo miró a los ojos con seriedad.

-Claro. Lo tendré, tu igual. Informame cualquier cosa.

-Igual-Él se subió a su auto y lo encendió. Bajó el vidrio y volvió a enfocar su mirada en Malfoy-Por lo que más quieras, no vayas a cometer ninguna estupidez. Es lo que menos necesitamos.

Esas palabras resonaron con fuerza en su cabeza. Como un taladro perforandolo.

-No lo haré-Afirmó-Ve con cuidado.

-Adiós, Draco. Llámame si necesitas algo. Nos vemos mañana-Finalmente, Theo arrancó.

Draco se quedó sobre la cera mirando como el auto se alejaba. Estaba comenzando a oscurecer, habían perdido bastante tiempo en la comisaría. Cerró los ojos y dejó que el aire lo despejara levemente. Quería gritar, soltar toda la frustración que sentía.

Realmente se sentía roto, desesperado y sin salida.

Se tomó del cabello, lo despeino y subió a su auto para ir directo al apartamento, aunque era lo que menos quería... Necesitaba un maldito trago, pero no cometeria estupideces. Por su culpa las cosas estaban así, lo último que necesitaba era tomar una copa.

Aunque lo deseara casi tanto como a la novia de su mejor amigo.

No le tomó mucho llegar a casa, se pudo evitar el tráfico debido a que tomó ciertos atajos por varias calles. Sacó sus llaves y abrió la puerta, esperaba ver a Hermione y Harry quizá en la sala viendo alguna película como una pareja romántica casual o cenando en la barra, pero ese no era el caso.

Sus ojos fueron a parar en un florero que contenía unos tulipanes color rojo vivo, lucían bastante frescos y llenos de vida... Recordó que esas flores eran las favoritas de Hermione.

Sus ojos fueron a parar a la habitación de su amigo, la cual, tenía la puerta entreabierta. Comenzó a escuchar y percibir ciertos ruidos, los cuales no le gustaban para nada... En lo absoluto.

Resortes de colchones, jadeos, gemidos...

Dios santo. No. No podía estar escuchando eso.

-¡Harry!-Esa era la voz de Hermione Granger. Llena y pérdida por el placer.

Comenzó a sentir demasiada incomodidad, repudio, asco y una desesperación sin igual. Tuvo que cubrir sus oídos para silenciar los ruidos que le resultaban desagrables. Miró las flores y esa habitación con odio. Dio media vuelta y decidió que lo mejor era salir del lugar. No podía permanecer ahí.

Tuvo bastante cuidado en no hacer algún sonido que lo delatara, lo que menos quería era que se dieran cuenta de que estuvo ahí. Estaba profundamente asqueado. Con una sensación inexplicable.

No podía más.

Bajó con prisa las escaleras y regresó de vuelta a su auto, cayó sobre el asiento y se tomó la cabeza con ambas manos, cubriendo su rostro.

-¡Maldita sea!-Gritó. Su siguiente acto fue golpear el volante con ira-¡Maldición! ¡Maldición!

Encendió el auto y comenzó a conducir sin saber bien a donde ir. No tenía un destino específico, solo quería largarse de ahí. Aquella fue la gota que derramó el vaso. Ahora la frase que le había dicho Theo resultaba más difícil de cumplir.

«No vayas a cometer ninguna estupidez».

Ya no estaba seguro de eso.

Tenía dos posibles opciones, podía ir con su madre, un plan mayormente sensato y lo más saludable que podía hacer. Se liberaria con ella, le contaría todo lo sucedido en los últimos días y ella lo escucharía. Le brindaría ese consuelo que necesitaba con urgencia, inclusive lo animaría preparandole su comida favorita, él lo agradecería con el corazón y pasaría la noche en su antigua habitación.

O la segunda que era verdaderamente caótica y con posibles consecuencias jodidas, ir a un maldito bar y embriagarse hasta perder el conocimiento y olvidarse por un instante de su vida miserable, de todos sus problemas, de todo lo que estaba atormentandolo.

La mejor opción era bastante obvia.

Y claramente Draco decidió pasarla por alto y escoger la segunda...

Llego a un bar cercano, estacionó el auto en el primer lugar disponible que encontró. Salió del auto y fue directo a la barra para pedir un trago. Su mente no dejaba de repetirle hasta el cansancio que llevaba 9 meses sobrio, no debía arruinarlo.

Silencio todo ese ruido en su mente. Estaba harto.

-Dame un Whisky-Pidió sin muchos modales al barman-Y deja la botella.

-Bien-Enseguida él le entrego su trago.

Se tardó más en llegar que él en terminarlo por completo. Tomó la botella y se sirvió un poco más. El ambiente que envolvia al bar era enérgico. Las luces rebotaban por todos lados, el sonido se apoderaba del lugar.

Rápidamente se acabó la mitad de la botella y aún no estaba en sus planes detenerse.

-Tulipanes rojos... ¡Ja! Vaya mierda-Murmuró para si mismo terminando por completo un shot.

«Llegaba tarde, muy tarde. Hermione lo mataría. Salió con prisa y torpeza del auto, sacó sus cosas y entre ellas los tulipanes rojos y blancos qué llevaba consigo para dárselos a su novia, tuvo extremo cuidado con ellos. Abrió la puerta del departamento pequeño donde vivían y con dificultad entró. Sentía algo de miedo, sabía que Granger no estaría para nada feliz con su retraso de casi una hora.

Estaban celebrando su aniversario y se había retrasado bastante debido a que lo retuvieron en el trabajo para su mala suerte.

-Linda, estoy en casa finalmente-Anunció el rubio con temor en su voz. Dejó sus cosas sobre la mesa de centro y con las flores se aproximo al comedor-De verdad, lamento mucho la demora, mi jefe fue un idiota y me pidió que me quedara más tiempo. Apenas me permitió salir y vine inmediatamente hacia acá.

Vislumbro a Hermione sentada en una de las sillas del comedor, había montado la mesa donde podía presenciar un festín de comida sin igual acompañado de copas llenas de vino para festejar la ocasión y las velas daban el toque romántico perfecto. De inmediato se sintió aún peor.

-Nena, como lo siento. Jamás fue mi intención llegar tarde-Se disculpó con el corazón. Se hinco frente a ella y le dio un beso en la mejilla-Te traje tus favoritas.

Le entregó el gran ramo de tulipanes a la chica. Ella por primera vez lo miró.

-Te juro que no quise llegar tarde, perdóname. Juro que te lo recompensare. Por favor, no me odies-Pidió con unos ojos tiernos.

Hermione agarró el ramo de Draco y lo olfateo. Paulatinamente una sonrisa se pintó en su rostro y esa mirada triste desapareció.

-Tulipanes.

-Tus favoritos-Draco llevó un mechón de su cabello castaño detrás de su oreja.-¿Puedes disculparme?

-Me temo que tengo que hacerlo-Se encogió de hombros, sin embargo, su sonrisa la delataba.

-Feliz aniversario, preciosa.-Deseó y le dio un beso apasionado en ese preciso instante».

En ese momento los recuerdos estaban azotandolo, uno tras otro. Eso provocaba que estuviera peor.

-No basta con que ya lo esté pasando de la mierda. No. Claro que tenía que escuchar como mi mejor amigo y mi ex prometida tienen sexo en mi maldito apartamento. Claro que si.-Se quejó. Ya comenzaba a arrastrar las palabras.

Se había terminado una botella y ahora había pedido una de Brandy. El barman luciendo algo preocupado por él se la entregó.

-Oye, amigo, deberías ir más despacio.-Sugirió.

-Amigo, no necesito que me digan que hacer, ¿entiendes?-Lo señaló mientras se llevaba el vaso a la boca.

-¿Te sientes bien?

-Claro. Por supuesto. ¿Por qué no me sentiría bien? ¡Estoy perfecto! Mi mejor amigo es feliz con su relación actual, es decir... Yo también estuviera feliz si tuviera para mi a Hermione Granger, ¿sabes? Lo peor fue que si la tuve y antes que mi amigo, pero como soy un imbécil de mierda la abandoné. ¡Estoy excelente!-Soltó con ironía en su voz apenas perceptible.

Su boca y lengua parecían tener control propio. Ya no le importaba lo que decía o hacía en realidad.

-¿Dijiste Hermione Granger?-Preguntó el barman.

-Si, si, si, si, si, amigo. Hermione Granger. H-e-r-m-i-o-n-e G-r-an... La responsable de todo lo malo en mi estúpida vida.-Se sirvió más Brandy.

-¿De casualidad su hermana es Astoria? ¿Astoria Granger?

Draco escuchaba la voz del barman algo distante, no conseguía tener claridad o coherencia con su alrededor, o al menos no la esperada.

-Astoria... Si. Esa es su hermana, ¿por qué? ¿Quién carajos eres tu?-Preguntó tambaleandose un poco.

-Mi nombre es Neville. Neville Longbottom y...-Malfoy lo interrumpió.

-Neville. Brindó por ti, para que tu vida no sea un asco como la mía. ¿Y sabes algo? Si encuentras a la mujer de tu vida, no la dejes ir, ¿de acuerdo? No seas un imbécil cobarde. Te arrepentirás toda tu vida. Sé lo que te digo. ¿Me oyes?

Trago saliva y directo de la botella bebió todo el contenido de un solo sorbo. No quedo ni gota. La dejó nuevamente sobre la mesa a la par que algunos billetes.

-Bien. Nos vemos, Longbottom. Fue un placer.-Se despidió.

Dio media vuelta y sintió un mareo de los mil demonios, además de que el sonido y las luces no lo ayudaban para nada. A pesar de eso inició a caminar para salir del bar. Lo hacía con dificultad porque el piso parecía moverse sin cesar.

-¡Hey! ¡Espera! ¿A dónde vas?-Neville lo llamaba un tanto angustiado.

-¡A mi apartamento! Comprobare si siguen cogiendo o han terminado.-Gritó a ninguna persona en especifico.

-¡Aguarda! ¡No te encuentras en buen estado para salir o conducir! ¡Regresa!

No obstante las palabras de Neville fueron ignoradas olímpicamente por Malfoy, ni siquiera las distinguió. Cuando salió del bar con dificultad, el aire fresco fue como una cachetada. Agitó su cabeza y fue hasta su auto. Tardó alrededor de 15 minutos en estar dentro y encenderlo. Arrancó sin siquiera pensar o analizar el pésimo estado en el que se encontraba y la mala idea que representaba.

Estaba totalmente inestable. Erratico.

Con un maldito golpe de suerte llegó hasta su apartamento sano y salvo. No tenía idea de como carajos había conducido estando gravemente ebrio. Eran las 3 de la mañana, para él no era tarde. Se hubiera quedado un rato más en aquel bar.

Mientras subía rumbo a su casa iba balbuceando algún par de cosas que no tenían sentido, o eran más que nada quejas. Cuando subió el último escalón, trastabillo un poco, por suerte no se cayó. Iba a abrir la puerta pero en su lugar, se estampó con fuerza en ella.

Río ante esto. Había perdido la cordura completamente.

-Seré idiota. Necesito mis llaves.-Se burló. Todo en su mente ahora parecía gracioso.

Con cierta dificultad abrió la puerta y entró.

Su cabeza daba vueltas y tuvo que sostenerse con fuerza del picaporte para evitar caerse ahí mismo. Con una sonrisa tonta cerró la puerta evitando hacer alboroto y así no despertar a los demás. Dudaba que estuvieran despiertos ya. Colgó sus llaves y sus ojos fueron directamente a lo único rojo en el lugar, los malditos tulipanes, su pecho dolía. Agitó la cabeza, lo cual no fue lo mejor ya que sintió el mareo llegar con fuerza.

Fue hasta la cocina sin prender la luz y se sirvió un vaso con agua, de un solo trago se lo tomó. Lo lleno nuevamente, se quitó la chaqueta qué llevaba puesta solo para dejarla en el sillón y decidió salir al balcón. Quizá el aire fresco le haría bien mientras admiraba la ciudad, no quería encerrarse en su cuarto ni dormir.

Cuando salió y levantó la mirada ya que la tenía enfocada en el suelo para evitar tropezarse se encontró con nada más y nada menos que Hermione Granger. Sus ojos se abrieron en grande. Una especie de hipo lo delató. Ella enseguida volteó en su dirección y lo miró de arriba a abajo.

Mierda. Justo lo que necesitaba. Eso era perfecto.

¿Por qué carajos estaba despierta? ¿No debería estar dormida a lado de Harry?

-Draco-Ella fue la primera en hablar, su mano derecha reposaba sobre el balcón. La chica solo podía mirarlo con detenimiento-¿Qué haces aquí?

-Te podría preguntar lo mismo. Deberías estar dormida.-Respondió el rubio intentando con todas sus fuerzas no sonar ebrio.

Pero era casi imposible, se había tomado casi tres botellas el solo en límite de tiempo. No podía disimularlo. Quiso quedarse lejos de ella, congelado, pero en su lugar, fue directo al balcón, se colocó a unos centímetros de Granger. Su vista fue a parar a la ciudad. El vaso de agua lo había llevado consigo, lo colocó sobre el balcón y entrelazo sus manos.

-Bueno... No puedo dormir. Parece que el insomnio volvió-Confesó Hermione en voz baja poniendo una sonrisa algo amarga.

-Es insoportable, ¿cierto?-Comentó.

El silencio reino unos segundos. Draco estaba poniendo todo su esfuerzo y concentración para evitar que el alcohol tomara el control de su boca e iniciará a decir cosas que en realidad no quería.

-Tu...-La chica quería decir algo, sus labios se cerraron por un momento.-¿Estás ebrio, Draco?

-No. No lo Estoy-Negó de inmediato, pero sabía con certeza que era poco creíble.

-Draco apenas y puedes mantenerte de pie y arrastras las palabras. ¿Cómo llegaste aquí? ¿Te trajeron o...-Su voz, su maldita voz melodiosa no le estaba ayudando para nada.

-Quizá me tome una o dos copas, estoy bien, Hermione-Dijo con dureza. Apretó sus puños-Asi que no te preocupes.

Hermione al escucharlo retrocedió un poco, seguía observandolo y eso lo ponía realmente mal. Se dio cuenta de como había sonado y se reprendio.

-Lo siento. No quise sonar así... Es solo que...-Demonios. Cerró la boca antes de que dijera algo de lo que se arrepentiria-Deberia ir a mi habitación.

-Es solo que... ¿Qué?-La chica dio unos pasos hacia él. Quedando a sus espaldas. Podía sentirla.

Maldición. Maldición. Maldición.

Giró sobre sus talones solo para encarar a Hermione, ahí estaba ella. Su cabello se movía a la par que el viento, sus ojos notablemente cansados. Hasta ese preciso momento notó la pijama que llevaba puesta. Aquella de color rosado con rayas blancas, la misma que usaba en la foto que poseía donde ella permanecía aún dormida.

-Tu pijama... Es la misma...-Apretó sus labios en un intento de callarse y retroceder el tiempo.

Hermione frunció el ceño. Inclinó la cabeza y se aproximo aún más.

-Olvidalo. Ya estoy delirando. Tengo que irme a dormir. Deberías hacer lo mismo-Sugirió el rubio con la poca cordura que mantenía.

-¿Te refieres a si es la misma pijama que utilizaba cuando vivíamos juntos, Draco? ¿Antes de que me abandonaras en Londres?

Las preguntas recién emitidas por la rubia provocaron que el alma de Draco abandonara su cuerpo.

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Ale 🐍💚

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