Más de un trago...
Maratón: 1/3
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-Hola. ¿Hay alguien ahí?
La señora Granger optó por decir algo después de algunos minutos sin recibir respuesta. Draco se encontraba pasmado, sin coraje para responderle. Algo tan simple como eso se le dificultaba a niveles increíbles.
-Lo-lo siento. Soy el compañero de Harry.-Trago duro, con la idea de que solo era cuestión de tiempo para que la mujer reconociera su voz.
-Ya veo. ¿Me podría hacer el favor de pasarle el teléfono a Hermione?-Pidió.
-En este momento no se encuentra.
-Vaya... De acuerdo, le agradezco y disculpe la interrupcion. ¿Podría avisarle cuando vuelva que me regrese la llamada?
-Claro.
-Gracias, hasta luego.-Por fin, ella colgó.
Draco pudo respirar de nueva cuenta, no había sido tan malo como creyó. Sin duda, pensaba que lo reconocería y comenzaría a atacarlo. Pero en realidad, Jean se escuchan justo como la recordaba, tan agradable y gentil, con un timbre de voz que brindaba confianza.
Soltó un pesado bostezo y olvido lo que tenía planeado hacer. Su boca pedía beber, pero no precisamente agua. Quería romper las reglas.
¿Había algo de malo en tomar un solo trago? ¿O en fumar un solo cigarrillo?
No era que fuera adicto, pero en algún tiempo, lo hizo sentirse mejor, lo ayudo a sobreponerse. Hoy día, abandono todo eso, no había bebido en absoluto desde que fue con Harry a aquel bar.
Mordió su labio. tratando de no descarrilarse. Esos ojos platinados se movieron de un lado a otro, con cierta ansiedad. Las manos le sudaban, eso lo hacía sentir sucio y pegajoso.
¿Sí mandaba todo al carajo?
¿Y si renunciaba por un instante al maldito autocontrol que estaba perdiendo poco a poco, como una súbita tortura?
Soltando una maldicion, fue hasta la cocina donde abrió un gabinete, frente a sus ojos, una sola botella de whisky reposaba dentro, esperando a ser consumida. Llevo su mano hasta ella, cuando la rozó, unos golpes en la puerta bastantes fuertes detuvo su acción. Con un gruñido y un humor de perros la abrió encontrándose con su madre, quien a simple vista lucia enojada.
Bolso en mano, sin aviso previo, comenzó a golpearlo repetidas veces. Draco se desconcertó de inmediato ante tales actos violentos.
-Mamá, mamá. ¿Qué te pasa? Detente.-Dijo, a la vez que se cubría con sus manos.
Ese bolso pegaba duro. Parecía que tenía mil rocas dentro.
-Eso te sucede por no ir a visitarme cuando dijiste que lo harías.-Explicó entre dientes, claramente ofendida.-Mentiroso.
-Pero no es para que me pegues con tu bolso, mamá.-Se quejó pero carecía de algún tono molesto.
La señora Malfoy recobró la compostura y colgó su bolso en el lugar correspondiente. Sin dejar de fulminar a Draco con la mirada tomó lugar en uno de los sillones.
-¿Que es lo que llevas ahí? ¿Piedras?-Protesto tratando de no acercarse mucho a su progenitora.
-Debería, para lanzarte una en la cabeza.-Bufo.
-Eres cruel.
-Y tu un mentiroso.-Dejó de mirarlo y dirigió su atención alrededor del departamento.-Esta bastante limpio. Pero se que no se debe a ti.
-¡Oye! Que poca fe me tienes.
-Vamos Draco, no me quieras engañar diciendo que el departamento está radiante gracias a ti.-Sonrió burlona.
-Eso duele. Pero tienes razón, no es gracias a mi.-Caminó hasta el refrigerador y lo abrió.-¿Quieres algo de beber?
-Tengo hambre, ¿que tienes para ofrecerme?
-Bueno...-Examinó el interior del frigorífico, no había nada de comida preparada dentro.-¿Cereal con leche?
-¿No tienen algo hecho?-Preguntó desde el sofá.
-Puedo hacerte una Maruchan.-Cerró el electrodoméstico para recargarse sobre la encimera.
-¡No! ¡No quiero que incendies la casa!
-¡Mamá! Tampoco llego a ese grado.
-Draco, claro que si.-Contestó, irónica.
-Puedo hacerte una pasta.-Se ofreció.
-¡Olvídalo! Harás explotar el edificio entero.-De acuerdo, su madre exageraba sobremanera.
-Duele que hables así de mi. ¿No crees ni un poquito en mi?-Llevó su palma al pecho, tratando de añadir dramatismo.
-Siendo franca, no.-Confesó.
-Gracias por tu apoyo, mamá.-Se cruzó de brazos.
-¿En serio sabes hacer pasta?-Lo miró, totalmente incrédula.
-¡Si! Lo juro, es lo único que se cocinar y de lo que me siento orgulloso.-Sonrió como si supiera hacer una langosta en su punto exacto.
-¿No saldremos volando en mil pedazos?-Insistió y solo recibió una mirada letal de su hijo que la hizo reír.-De acuerdo, comeremos pasta.
-Hoy no vienes muy amable.-Le dijo Draco mientras ponía manos a la obra.
-Es que me enfurece que no cumplas con lo que dices, cielo.-Fingió un tono dulzón en la última palabra.
-Perdona, pero no sabes todo lo que ha sucedido madre. Ha estado de locos.
Su madre permaneció callada, lo cual le pareció extraño a Malfoy pero no habló, en realidad, no quería relatar todos los sucesos que habían ocurrido. Mientras ponía el agua a hervir, las ganas de tomar volvieron. Parecía que cuando su mente no estaba lo bastante ocupada, los deseos venían de nuevo. Amenazando con romper los buenos hábitos.
Se giró para ver a su madre una vez agregó al agua algunas especias y la encontró tecleando algo en su celular. Frunció el ceño.
-¿Sigues aquí?-La intriga lo envolvía.
-Oh si, lo siento. Estaba respondiendo un... Mensaje.-Apagó su celular antes de que Draco pudiera ver algo.
-¿Mensaje? ¿Desde cuando eres activa en eso?
-Apenas está semana, encontré en esto un entretenimiento.-Se encogió de hombros y una sonrisa apareció en su cara.
-¿Me estas escondiendo algo mamá?-Lo sentía, sentía que su madre ocultaba cosas.
Narcissa abrió la boca, las palabras estaban por salir cuando el celular del rubio sonó. Se trataba de una llamada. Le dedicó una mirada sospechosa a su madre y fue a atender. El nombre de Theo aparecía en pantalla.
-¿Theo?
-¡Hey, amigo!-Sonaba igual de energético que esa mañana.
-¿Qué sucede?-Preguntó extrañado.
-Verás, tengo planes esta noche, ya sabes, quiero salir a un antro para pasarla bien con la chica que te presente hoy.
Draco estaba pensativo.
-Ok, ¿y que pinto en todo eso?
-Quiero que vengas conmigo, te conseguiré una pareja para que no estés solo. Es una amiga de Milicent, pienso que te encantará. Es verdaderamente preciosa.-Del otro lado de la línea, además de la voz de su amigo, se escuchaban algunos besos lo cual hizo sentir incómodo al rubio.-¿Qué dices?
Lo pensó un segundo... Sin embargo, no tenía mucho que pensar. Se moría por salir de su rutina infernal.
-Acepto.
-Excelente, te mandare la dirección en un rato. Nos vemos a las 10 de la noche, mi amigo.
-De acuerdo.
La llamada terminó. Dejó su celular sin revisar su bandeja de mensajes y descubrió a Narcissa de nueva cuenta, muy pendiente del suyo.
Y eso no le daba buena espina.
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Mientras caminaba por el soleado y verde Central Park, trabajaba en encontrar su paz mental, encontrarla para no dejarla ir más. Necesitaba serenidad y tranquilidad. Una calma que pedía su cuerpo y mente para poder continuar ahí los días restantes.
De vez en cuando pateaba las pequeñas rocas que se encontraba en la vereda, su mirada posada sobre el suelo. La brisa fresca aparecía por algunos minutos para volver a desaparecer y continuar el ciclo interminable, el viento provocaba que el cabello de Hermione se moviera al compás. Ella sintió entrar algo en su ojo debido al aire, se lo frotó con cuidado y volvió a abrirlo.
Tomó asiento en una banca de madera, cerró sus ojos para disfrutar de los sonidos exteriores y el aroma que desprendía su alrededor.
No quería pensar en nada, solo quería obtener parsimonia y llevársela consigo. De modo que la mantuviera intacta, firme y fuerte.
-Disculpe, linda muchachita.-Una voz temblorosa proveniente de una anciana la sobresalto. Abrió los ojos para encontrarla a unos pasos suyos, extendiendo una pequeña canasta.-¿No tendrás una moneda o dólar que pudieras regalarme?
Su mano fue a parar a sus bolsillos en busca de las peticiones de la anciana, muy en el fondo, encontró un dólar, sonrió victoriosa y se lo entregó. La expresión de la mujer fue de agradecimiento.
-Gracias, corazón. Que Dios te bendiga.-Con actitud grata, se fue.
Hermione admiró el césped y los árboles del parque, prestando atención a las personas que estaban en éste, algunas corrían, ejercitandose y escuchando música. Otros caminaban para llegar a su destino o paseaban a sus mascotas, incluso los fumadores hacían su aparición.
Lo que llamó la atención de la rubia fue una pareja que se encontraba en conflicto en pleno parque. Discutían al lado de un gran árbol que les brindaba sombra. Ella fue atenta, pero discreta a la vez.
-¿En serio crees que te haría algo así? ¡¿Acaso no confías en mi?!-Alzó la voz el joven, lucia desesperado.
-Quiero que te largues, Chris.-La chica no lo miraba a los ojos. Estaba cruzada de brazos intentando no llorar.
-¿Esa es tu respuesta para todo?
-No. ¡Solo cuando la cagas y no quieres admitirlo!-Gritó, sin importarle lo más mínimo que hubiera personas escuchándolos.
-Por una buena vez en tu vida, deja de ser una niña mimada. ¿Quieres?-Pidió con desgana y mala mirada.
-¿Sabes qué? Vete a la mierda. Terminamos o tomemos un descanso, me da igual.-Dio media vuelta, dispuesta a irse.
Hermione miró sus manos.
-¡¿En serio?! ¡¿Hablas en serio, July?!
Su novio fue tras ella pero July no se dejó tocar ni un pelo.
-¡Habló en serio! ¡Estoy harta de esta relación!-Su voz se escuchaba quebradiza pero con una fortaleza increíble.-Ahora eres libre, haz lo que te plazca.
La de pelo cobrizo, July, se echó a correr sin fijarse muy bien en el camino, Hermione se sorprendió cuando pasó frente a ella. Tuvo que retirar los pies para evitar que esa chica cayera por su culpa, la observó irse y soltar algunas lágrimas. El joven se quedó en el mismo lugar, totalmente desamparado.
Haber escuchado y presenciado esa escena le revolvió el estómago, sentía náuseas. Se dedico a respirar para lograr calmarse.
Y sin controlarlo, sus ojos se llenaron de lágrimas. Totalmente desubicada, se rio de sí misma por su comportamiento tonto ante una situación ajena a ella. Se limpió los ojos y suspiró.
Transcurrieron unos minutos cuando por fin se levantó, sintiéndose mucho mejor, decidió que era hora de regresar. A paso corto y calmado comenzó a caminar de vuelta al departamento.
Cuando llegó al edificio, subió las escaleras. A mitad del camino, se topo con Cormac, quien no la pasó por alto en absoluto.
-¡Hermione! ¿Qué tal? Es un gusto verte de nuevo.-Mostró una sonrisa genuina.
-Cormac, hola.-Saludó.
-¿Te diriges a tu departamento?-Preguntó, totalmente interesado.
-Si, tengo que cuidar de mi novio.-Sonrío en pequeño mientras acariciaba su brazo.
La sonrisa de McLaggen desapareció.
-¿Tu novio?-Su rostro adoptó una expresión de confusión.
-Si.
-¿Es ese rubio? Draco Malfoy creo que se llamaba.-Su voz bajo visiblemente.
Un escalofrío paso por toda su columna vertebral provocando que sus vellos se erizaran. Soltó una risa ligera y negó con la cabeza.
Draco Malfoy, su novio... ¡Qué gracioso!
-No, para nada. Mi novio es totalmente distinto.
-¿Lo conozco?
-No lo sé. Su nombre es Harry Potter.-Se encogió de hombros y miró los ojos del chico.
-Desgraciadamente no lo conozco.-Su mano fue a parar a su cabello.-No se como pude imaginar que alguien como tú estaría soltera.
-¿Qué quieres decir?-Hermione elevó una ceja.
-Bueno, digamos que quería conocerte un poco más...-Detuvo su mano a la altura de su nuca, tal vez nervioso.
-Podemos ser amigos, Cormac.-Sonrío y continúo subiendo las escaleras.
El castaño la siguió, pisandole los talones. Cuando llegó enfrente de la puerta correspondiente, notó que Cormac se detuvo en las escaleras.
-Supongo que nos veremos después. Fue lindo encontrarte.-Dijo Hermione, amable.
-Si... Hasta luego, rubia.-Sonrió.
Hermione abrió la puerta y entró. Lo primero que sintió y no pudo ignorar fue una vibra peculiar y extrañamente conocida. Enseguida su nariz percibió el olor de la típica crema blanca que se prepara para una pasta combinado de algunas especias, así que sus ojos fueron a parar en el sarten donde dicha comida estaba cocinandose.
-Draco, esta pasta necesita unas cuantas vueltas.-Aconsejó la rubia realizando esas acciones por el chico.
-Hermione, creí que tardarías más...-Escucho algo raro en su voz que no pudo descifrar.
-¿Tu hiciste esta pasta?-Cuestionó sin alejarse de la estufa.
-Sorprendente, ¿verdad? Ni yo le creía.-Una voz de mujer se extendió por la estancia hasta llegar a los oídos de Granger.
Hermione giró sobre sus talones, para encontrarse con una mujer de rasgos muy parecidos a Draco Malfoy, pero ella usaba unos finos anteojos de armazón negro que afilaban más su rostro.
-Lo siento, no quería importunar.-Se disculpo, sintiendo repentinamente su garganta amarga y rasposa.
Al ver a aquella mujer, su corazón, como si no tuviera control, comenzó a latir con fuerza y rapidez. Pero no tembló, no parpadeó ni frunció el ceño.
-No te angusties, Hermione.-Esta vez, fue el turno de Draco para hablar. Miró a las dos mujeres y carraspeó.-Hermione, ella es mi madre: Narcissa Malfoy. Madre, Hermione es la novia de Harry.
-Vaya... Es un placer, bella.-Sus tacones bajos se oyeron andar por el suelo hasta llegar a la cocinera.
Extendió su mano blanquecina y Hermione la miró por unos segundos.
-El placer es mío.-Tomó su mano, estrechandola delicadamente. Su voz sonó firme, justo como deseaba.
La madre de Draco miraba sus ojos de una manera que una persona que acaba de conocerte no haría. En esa mirada se escondía algo. Sus manos rompieron contacto y una sonrisa se dibujó en los labios de la mayor.
-Ya que estoy aquí, probaré el espagueti de mi hijo.-Sin eliminar su sonrisa, fue hasta el sarten para realizar lo que dijo.
Hermione miró fugazmente a Draco, que no dejaba de tocarse el pelo. Su actitud era bastante extraña...
-No está mal para alguien que no sabe preparar maruchan.-Admitió su madre. A la rubia se le escapó una pequeña risa y su hijo la miró enojado.-Dime, Hermione, ¿qué tal Manhattan?
-No está mal, me gusta. Es una linda ciudad, tan iluminada y con muchas cosas interesantes. Es un buen lugar.-Respondió, mirándola con una ligera sonrisa formada a propósito.
-¿Extrañas Londres?-Al parecer Narcissa Malfoy era una persona curiosa, como ella, queriendo entablar una amena conversación.
-¿Cómo sabe que soy de Londres?-Está vez, tuvo que responder con otra pregunta.
¿Será que Draco le había hablado de ella?
¿O se debía a otras razones?
-Mamá, deja a Hermione en paz. No la hostigues, recién la conoces.-Caminó hasta las dos para detenerse a lado de su madre.
La mencionada sonrió a Draco.
-No te preocupes, Draco, tu mamá es muy simpática.
La señora Malfoy mantenía esa sonrisa y unos ojos brillosos. En cambio, su hijo la miraba como si quisiera callarla.
Una situación muy peculiar...
Suspiró y emprendió camino a la habitación de Harry.
-Iré con Harry para asegurarme de que este bien. No los interrumpo más.-Explicó, alegre.-Draco, apaga esa lumbre antes de que ese espegueti se queme.
Sin decir más, entró a la habitación de su novio. Quería abrazarlo como a un oso de peluche y librarse de esas vibras. Cerró la puerta y se recargo levemente en ella para pasar las manos por su cabello. Miró delante suyo, para ver a Harry de pie, caminando de un lado a otro a paso lento.
-¡Harry! ¡¿Qué estás haciendo?!-Fue directo a él.
-Caminando, amor.-Respondió obvio y Hermione quiso darle un coscorron.
-No deberías estar de pie.-Reprendió, tomándolo del bicep.
-Tu dijiste que ya podía andar al menos un poco.
-Si, pero cuando alguien estuviera contigo. No solo.-Trató de llevarlo de vuelta a la cama, pero Harry se resistió.-Debes cuidarte, tonto.
-Vamos, estoy bien. Además, comprendeme, es asfixiante estar en esa cama todos los días.
-Lo sé, Harry, lo sé. Pero en unos días todo volverá a la normalidad y...-No terminó ya que su novio la tomó de la cintura para besarla.
Las pequeñas y delicadas manos de Granger se pasearon hasta la nuca del azabache y cerró los ojos, perdida en la ensoñación. Al cabo de unos segundos más, se alejaron y la chica sonreía de oreja a oreja.
-Vaya.-No supo que decir, la tomó desprevenida. Soltó una risa que fue melodiosa a los oídos de Potter.
-No sabes todo lo que quisiera hacer contigo.-Pegó su frente con la de Hermione.
Ella le regalo un pequeño pico en los labios y se alejo de él para acostarse sobre la suave cama. Harry quedó confundido.
-¿Estás bien, cielo?
-Si, la verdad es que si. Solo me siento un poco cansada, es todo.-Al ser sincera, por fin después de estar mintiendo unas cuantas veces, la hizo sentir bien.
-¿Cansada? ¿Tu? Estoy sorprendido.-Dijo Harry volviendo a tomar asiento en el colchón.
-Bueno, no soy de hierro.-Bromeó al momento que cerraba los ojos.
No quería dormir a una hora temprana, tan solo eran las 4:00 de la tarde, sin embargo, sus párpados se volvieron muy pesados. Pudo percibir los labios de Potter sobre su frente y un susurro suave en el que le deseaba dulce sueños.
Así, ella se perdió en un mundo etéreo donde se sintió plena y en total armonía. No había rastros de pesadillas, recuerdos con estragos o malas sensaciones. Aún dormida, armó una sonrisa pequeña y abrazó la almohada.
Después de una hora apeoximadamente, Hermione abrió los ojos, Harry no estaba con ella como en su sueño. Se incorporó al instante y fue en su búsqueda para asegurarse de que estuviera bien. Salió del cuarto, viendo a tres personas sentadas en los taburetes. En cuanto escucharon a la rubia, todos voltearon a verla.
-¡Amor, has despertado! ¿Dormiste bien?
-Sí, muy bien.
-¿Quieres probar lo que hizo Draco?-Ofreció, a decir verdad Harry tenía una actitud muy enérgica y positiva comparado a otros días.-Es pasta y sorprendentemente esta buena. No se compara con la tuya o la comida de Cissy, pero hablamos de Draco.
-Que graciosos eres Potter.-Gruñó su amigo que estaba al lado.
-Ven, amor. No seas tímida, Cissy es genial.-Extendió la mano en su dirección.
Granger rio y acomodó un poco su cabello que estaba alborotado debido a la siesta.
-No muerdo, corazón. Además, se ve que nos llevaremos muy bien.-Dijo Narcissa, guiñando un ojo para luego beber de su vaso.
La chica se acercó y tomó la mano de Harry, este la colocó en su regazo, Hermione compuso una expresión de alarma pero su novio le dio a entender que todo estaba bien, no afectaba ni empeoraba su estado. Faltaban pocos días para que el azabache estuviera a la perfección.
Del plato de su novio, él le pasó el tenedor con una porción de espagueti. La mujer se lo llevó a la boca y siendo franca, tenían razón, no estaba mal. Sus ojos se abrieron a manera de asombro.
-Esto es rico.-Habló, cubriendo su boca con la palma.
-No te ilusiones, querido, ella lo dice para hacerte sentir bien.-Bromeó su madre y Harry río.
-Ustedes tienen un enorme nivel de crueldad contra mi.
-En serio, esta pasta es buena. Considerando que no eres muy bueno en la cocina, esto es delicioso.-Opinó Hermione Granger para llevarse a la boca más espagueti.
Draco sonrió cómo muestra de agradecimiento.
-Miren la hora, me he demorado aquí más de lo que pensaba.-Narcissa miró su reloj de muñeca.-Creo que tengo que retirarme.
-¿Tienes asuntos pendientes?-Interrogó Malfoy, observándola cómo si ocultara algo.
-No, pero no quiero llegar tarde a casa.-Se puso de pie y besó a Draco en la frente, para inesperadamente jalarlo de la oreja.-Vendrás a visitarme al menos una vez a la semana, ¿cierto?
-Cierto, cierto, madre.-Aceptó, haciendo muecas de dolor.
-Excelente.-Dulcifico su voz y dejó a su hijo en paz. Se escuchó una risita de Harry escapar de sus labios. Volteó para despedirse de la pareja.-Harry, fue un gusto verte, espero pronto te mejores.
-Siempre es un placer tenerla aquí, señora Malfoy.-Recibió un beso en la mejilla de su parte.
Hermione seguía comiendo la pasta hecha por Draco.
-Eres una mujer muy hermosa, Harry es... Afortunado.-Sonrió, tomando su bolso con ambas manos.-Pero tengo la sensación de que te conozco.
Ella la miró mientras se pasaba el bocado.
-¿Nos conocemos?-Preguntó Narcissa.
Draco aclaró su garganta llamando la atención de los tres, parecía que esos ojos grises querían escapar de su orbita.
-Oh, lo dudo mucho señora Malfoy.-Respondió, llevando un mechón de cabello detrás de la oreja.-Tal vez me esté confundiendo con alguien.
La señora la miró por unos segundos más pero su sonrisa permanecía intacta.
-Debes tener razón. Lo siento.-Se disculpo.-Nos vemos después, cielo.
Se acercó para despedirse con un beso en la mejilla, extrañada Hermione lo permitió.
-Cuídala Harry.-Aconsejó la madre.
-Con mi vida.
Hermione sonrió y besó a Harry cerca de los labios.
-Hasta pronto chicos.-Sus ojos miraron otra vez a Draco.-Pórtate bien.
-Como digas, madre.-Rodó los ojos, recibiendo una mirada asesina de su madre que heló hasta los huesos.-Te amo.-Agregó.
-Te amo.-Sonrió sinceramente y fue hasta la puerta para salir.
De nuevo, eran sólo ellos tres. En cuanto menos lo pensó Hermione dejó el plato vacío.
-¿Verdad que su madre es divertida?-Harry se dirigia a su novia.
-Oh, claro. Es muy simpática. Se parece bastante a ti.-Dijo, refiriéndose a Draco.
-Gracias.-Se estiró en el asiento.-Les comento que esta noche saldré con un amigo, si necesitan algo no duden en llamarme.
Hermione lo miró. ¿Iba a salir con un amigo?
-¿Salir? ¿A dónde irás?-Harry parecía muy interesado.
-Solamente a pasar el rato con Theo a un antro.-Le restó importancia.
Pero Hermione no dejaba de observarlo.
-¿Solo con Theo?-Harry alzó una ceja.
Ella movió rápidamente sus ojos a otro lado cuando por un segundo las perlas del hombre se conectaron con los suyos.
-Él llevará acompañante. Basta de preguntas, Potter.-Se levantó y llevó los platos al lavavajillas.
-Ten cuidado, ¿de acuerdo?-Harry se notaba preocupado y Hermione no sabía la razón.
-De acuerdo, madre.-El rubio sonrió burlón.-Voy a darme una ducha.
Draco se fue al baño. Harry y Hermione quedaron solos en la cocina, la chica sintió como el de lentes la tomaba con más fuerza por la cintura, pero sin lastimarla.
-¿Porque te pusiste tenso cuando nos dijo que iba a salir?-Se atrevió a preguntar.
Mentiría si dijera que no moría de la curiosidad. Aunque no debería de importarle en lo más mínimo.
-Él solía salir mucho de fiesta, no hay nada de malo en eso, pero varias veces perdía el control bebiendo.
-¿Es alcohólico?
-No, para nada. En realidad, creo que tomaba como una manera de ayudarse, pero en ocasiones se le pasaba la mano. No hacía nada de gravedad cuando estaba ebrio, solo acostarse con cualquier chica, pero verlo en ese estado no es agradable.-Explicó mientras le daba un beso en la sien.
La rubia trago saliva. Tocar temas tan profundos de la vida de Malfoy era algo que la ponía nerviosa, en un estado de riesgo que no podía correr, de otro modo, la cólera le azotaria y el descontrol vendría nuevamente. Todos esos datos sobre aquem rubio no debía de saberlos. Mordió su labio, para evitar hacer otra pregunta.
Pero, aunque hizo lo posible, esa pregunta salió de sus labios. Internamente se regaño por eso.
-¿Sabes a que se debía todos esos hábitos en él?-Potter acariciaba su abdomen, trazando líneas inexistentes.
-No, nunca lo supe con exactitud. Tal vez fue por mudarse de pronto y dejar su ciudad natal o alguna pérdida. Cuando conocí a Draco, no era un chico muy abierto, era demasiado reservado.-Contó, mirando un punto en la nada, seguramente recordando esos tiempos. Luego, sus labios se curvaron en una sonrisa.-¿Por qué tanta curiosidad?
-Tu conoces de antemano que soy curiosa, Harry.-Hermione se bajo de su regazo.-Creo que es hora de que vuelvas a la cama.
Él hizo un puchero.
-No quiero.
-Bien, esteremos aquí un rato más. Si quieres camina por la sala.-Accedió.
Podía entender el hecho de que Harry ya estuviera harto de estar todos los días en esa cómoda cama.
En el silencio, el ruido de la regadera era audible. Draco estaba bañándose para salir de fiesta por primera vez desde que ella había llegado.
-Voy a encender la televisión.-Harry pasó del taburete a los sillones.
-Yo la enciendo por ti.-Se ofreció la rubia.
Tomó el control y la prendió, se lo dio a su novio para que él se encargará de buscar algo de su gusto. Antes de alejarse, Harry la beso rápidamente.
Un celular sonó de pronto, era el tono de Hermione, así que fue hasta su cuarto por el. El nombre que mostraba la pantalla era el de su hermana. Deslizó su dedo pulgar y contestó la llamada.
-¿Qué hay, Astoria? ¿Todo bien?
-Hola, oxigenada. Todo está bien, exceptuando que Pansy casi la mata un perro, pero todo está excelente.
Hermione frunció el ceño, su hermana y su amiga llegaban a vivir experiencias un tanto descabelladas.
-¿Matarla un perro? ¿Qué hicieron?-Preguntó a través de la línea.
-Nada. Ella sólo se acercó a un perrito de la calle y comenzó a darle de comer, pero sucedió una transformación en el perruno que de un momento a otro la persiguió por casi media ciudad, aunque no consiguió morderla. Solo la rasguño levemente.-Explicó.
-¡Te dije que no le contaras, idiota!-Gritó Pansy.
-En fin, el verdadero motivo por el que te llamé fue para preguntarte si Draco tiene planes hoy.-Esas palabras dejaron estupefacta a Hermione.
-¿Qué dices?-Astoria rio del otro lado.
-Estoy jugando, aguafiestas. Tómalo con gracia, tu ya tienes novio y digamos que Draco no está mal.-Hermione rodó los ojos.-Mira, queríamos invitarte a que vinieras con nosotras a un bar para pasarla bien esta noche.
-¿Piensan salir?
-Claro, tenemos que, así tal vez nos encontremos uno que otro chico.-Estaba segura que su hermana estaría alzando las cejas y poniendo cara de pervertida juvenil.
La chica se llevó la mano a su frente.
-Por mucho que me atraiga la invitación, no puedo, Astoria. No dejaré a Harry solo en sus condiciones para irme a divertir.
-Pero Draco esta ahí, dile que te haga el favor.
-Draco saldrá esta noche, nos lo dijo hace unos minutos. Además, no es su obligación, Astoria.-Se sentó sobre la cama.
-¿Y sabes a dónde irá? Tal vez coincidamos en el mismo lugar.-Sugirió.
-Basta, Astoria.-No quería seguir escuchándola.
-Eres una aburrida. ¿Acaso no quieres que tu hermanita tenga algo con Draco? Sería fabuloso.
Por un instante, Hermione se lo imaginó y algo se alteró en ella.
-¿Solo eso era para lo que me llamabas?-Quería dar por terminada la charla.
-Si, Pansy y yo ansiabamos que vinieras pero veo que no se podrá.
-Será en otra ocasión, Astoria. Diviértanse y cuídense mucho, por favor.
-Claro. Te lo garantizo.
-Cuando estés allá, mándame tu ubicación.
-Si, nos vemos después.
-Adiós.
La llamada acabó. Hermione mantuvo su celular en mano, permaneció estática sobre la cama. Al parecer hoy todos saldrían de fiesta. Ella se quedaría con Harry, no le disgustaba en absoluto, lo quería y pasar tiempo con él era un regalo. Pero, no pudo ignorar un sentimiento que se instaló en su cuerpo a manera de molestia y frustración. Apretó los dientes, sintiendo un poco de bilis en su cavidad bucal. Salió de la habitación a paso rápido, no llamó la atención de Harry que se veía muy cómodo en ese sofá. Entró al aseo, verificando antes que Draco hubiera salido ya, una ola de vapor la cubrió sintiendo un repentino golpe de calor. Cerró la puerta y escupió en el lavamanos.
Se miró al espejo un poco empañado, confundida. Ella se sentía bien, al fin... Pero su cuerpo no decía lo mismo.
Suspiró para abrir el grifo del agua y mojarse el rostro.
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El tiempo corrió más rápido de lo que creyó, cuando menos lo espero ya casi eran las 10 de la noche. No salió de su departamento sin antes despedirse de Hermione que le dijo diviértete acompañado de una sonrisa sin gracia, no sabía si era solo su imaginación o Hermione no se notaba alegre por su salida nocturna. Seguramente era él y sus ideales sin cordura. Por otro lado, Harry le despidió y en un susurro al oído advirtió que tuviera cuidado con una voz severa.
Estaba pensando en eso mientras conducía.
Harry se preocupaba cuando él salía a bares, porque sabía que en ocasiones él no sabía respetar su límite con el alcohol. Pero esa noche no lo permitiría...
Apretó con rudeza el volante y dio vuelta a la izquierda de forma brusca. Algunos mechones de cabello cayeron sobre su frente debido al viento. Cuando llegó, aparco su auto en el estacionamiento y salió de éste. Acomodó su saco gris, que resaltaba con sus resplandecientes ojos y entró al antro.
Buscó a Theo, quien minutos antes de que llegara le mandó un mensaje informándole que ya estaba ahí, esperándolo. Unos pasos después de recorrer una pista colorida de baile los encontró en una mesa bastante amplia, lo único que vio fue la espalda de su amigo y dos descubiertas, evidentemente de mujeres.
Se detuvo hasta llegar a su lado. Theo formó una sonrisa que brillaba en medio de la oscuridad del lugar.
-¡Amigo, has llegado!-Estrechó su mano en un saludo amistoso.-Recuerdas a Milicent, ¿cierto?
Malfoy posó sus ojos en la mujer que estaba al lado de su amigo, un vestido azul de tirantes delgados y escote recto cubría su piel, su cabello caía sin ninguna ondulación. El maquillaje no era notorio en su rostro tal vez por la falta de luz.
-Por supuesto, hola nuevamente Milicent.
Ésta sonrió, la forma de saludo fue un beso en la mejilla. Por alguna extraña razón, seguía sin darle buena espina esa mujer, aun así él le obsequió una sonrisa. No quería ser descortés ni juzgar antes de conocerla debidamente.
-Y está es la preciosa chica de la que te hablé por teléfono. Es Hannah Abbott-Presentó su amigo, la chica recién nombrada se levantó de su lugar.
Draco la miró: tez blanca como la nieve, exactamente como la suya, cabello rubio natural totalmente lacio, llevaba puesto un vestido rojo intenso que combinaba con su labial llamativo. El rojo le ayudaba a resaltar más su piel. Ella sonreía de manera simpática.
-Draco Malfoy, un gusto.-Al igual que hizo con Milicent, depósito un beso en la mejilla de Hannah, percibió su perfume, el olor le picó en la nariz.
-El gusto es mío.-Dijo, descubriendo que su voz era algo chillona pero no irritante.
Draco dejó que su acompañante se sentará primero y él después. Una botella de Whisky y Brandy reposaba sobre la mesa junto unos pequeños vasos de vidrio.
-Perfecto, ¿eh?-Inquirió Theo, sirviendo un poco de Whisky.
-No está mal.
-Claro, estoy aquí.-Theo comenzó a beber.
Malfoy se dedicó a observar ambas botellas sin atreverse a servirse un poco de líquido en su vaso que era el único que permanecía vacío y solitario. Incluso las chicas ya se le habían adelantado.
-¿No tomas?-La pregunta de Hannah lo tomó con la guardia baja.
Él volvió a mirarla, sus ojos centelleaban lanzando señales de algo en especial, llevó su vaso a sus labios para beber un poco de Brandy.
-Oh, si, si lo hago. Es solo que quiero ir despacio.-Sonrió ladinamente, provocando que la rubia le devolviera una atractiva sonrisa.
-¿Despacio? ¿Qué quieres decir?-Theo escucho su explicación y lo miró con intriga.
-Nada, solo que la noche es larga, amigo.-Se recargo en el respaldo.
-Como quieras.
La verdad era que temía beber una sola gota de alcohol, temía que llegara al grado de perder el control de sí mismo y cometer estupideces.
-¿Y como se conocieron ustedes dos?-Lanzó su pregunta sin rodeos a la pareja que estaba frente a él.
-Un amigo me la presentó en una fiesta y desde el inicio atrajo mi atención.-Su amigo le respondió sin quitarle los ojos de encima a su novia.-Es maravillosa.
Milicent soltó una risa tonta y beso a Theo frente a los dos, eso desagrado a Malfoy así que prefirió ver a la amiga de esa chica.
-Me queda claro que eres amiga de Bulstrode.
-Así es. Tu de Theo, obvio.-Giró un poco su cuerpo para ver mejor al hombre.
Él asintió.
-Tengo que confesar que todos los chicos que me han presentado en las mismas situaciones me han decepcionado, pero te encuentro diferente.-Admitió, volviendo a beber.
-¿Diferente bueno o diferente malo?-Sonrió divertido.
-Diferente bueno, totalmente. Si me permites decir y no me tomas como alguien atrevida, resultas ser bastante atractivo.
-Seguro te hace falta luz, preciosa.-Contradijo sin eliminar su sonrisa.
-Tal vez, con luz reflejada te verías mil veces mejor.-Estaba coqueteando.
El chico le regaló una de sus mejores sonrisas pero muy dentro de su ser, sabía que esa chica no le atraía ni un poco. Prefería las morenas y castañas. Hannah era bella, pero no alguien con la que saldría, no obstante, eso no le impedía ser amable.
Volvió sus ojos al frente para retomar su charla con Theo y se sorprendió al ver que ya no estaban sentados, seguramente habrán ido a bailar o al baño a hacer cosas indecentes.
-Creo que estamos solo tu yo.-Habló sin mirarla.
-Es una gran oportunidad para charlar sobre los dos.
Draco le dio una oportunidad y con actitud pícara inició una charla con aquella rubia.
En medio de la platica ella le entregó un vaso pequeño de Whisky, al principio se negó, pero después de meditarlo unos segundos, accedió. Al sentir el primer sorbo deslizarse por su garganta, esa sensación abrazadora y ardiente sobre ella lo enamoró. Pero no lo tomo deprisa. Al menos no al comienzo.
-Me encanta la fotografía, pero es mas como un hobbie aunque me fascinaria trabajar en ese campo.-Contó Abbott, sus palabras iniciaban a arrastrarse un poco.
-Deberías probar. Podrías llegar a trabajar como fotógrafa o tal vez ser fotografiada, ¿no te agradaría la idea?-Su voz se convirtió en un susurro sensual y atrayente al oído de cualquier mujer.
Si, ya tenía casi toda una botella y media de Brandy en su organismo, además de unos cuantos Whiskys. No había perdido el control de sus cinco sentidos, pero comenzaba a dejarse llevar.
Sus ojos eran juguetones, encantando a Hannah, que sí bien, no estaba borracha, tampoco se manifestaba completamente lúcida.
-¿Tu sabes fotografiar?-Se acercó más al cuerpo del hombre, siguiéndole el juego.-Porque si fueras tu, la idea me fascinaria.
Ambos sonreían y sus labios estaban a milímetros de unirse, Draco apenas y podía oler el alcohol que despedía la chica e incluso su perfume ya no resultaba desagrable. No sabía con exactitud si era por el alcohol pero a sus ojos se miraba más linda que antes.
Su mano tomó un cabello rubio y lo dirigió detrás de su oreja, aprovecho para tomarla de un costado del cuello y acercarla más a él. Cerró los ojos para besarla, Hannah no se negó ante eso y dio el paso que faltaba.
El beso era lento y torpe, pero se convirtió en uno apasionado. Visiblemente se percibían más intenciones, Hannah se sentó sobre su regazo sin dejar de besarlo. Ella desde que lo vio, se perdió por Draco Malfoy, no pensaría desaprovechar la oportunidad.
-¡Chicos!-Theo y Milicent aparecieron nuevamente pero, en cuanto vieron lo que hacían sus amigos frenaron en seco.-Oh, lo siento.
El beso terminó, hasta ese momento Draco notó como Theo y su novia estaban despeinados.
-¿Vienen a bailar, tortolos?-Ofreció su amigo casi gritando.
Por como hablaba, se deducia que estaba más borracho que Draco y Hannah juntos.
El rubio dudo un minuto, no sabía si podía estar en pie, pero en realidad es que no estaba borracho aún, simplemente el Brandy le provocó más libertad para dejarse fluir. Justo lo que necesitaba, relajarse y obedecer sus deseos después de una semana reprimiendolos. Sonrió de manera torcida y aceptó.
-¿Quieres bailar conmigo?-Le susurró al oído, evitó morder su lóbulo.
-Encantada, Draco.-Besó su cuello.
Él la alejo, de otra forma, pronto despertaría una reacción en su cuerpo que no quería por ahora. Se levantó y llevó de la mano con el mayor cuidado posible a su acompañante a la pista. La música reventaba los oídos, el nivel de potencia era tanto que aturdio un instante al rubio. Las luces cambiaban constantemente de color que seguramente a personas demasiado borrachas podría marear hasta vomitar.
Pero ellos dos no estaban en ese estado. Entonces se movieron al ritmo de la música. Empezaron bailando a distancia considerable, pero conforme pasaba canción tras canción sus cuerpos se iban uniendo, hasta que la espalda de la rubia tocaba el pecho de Malfoy.
Hannah quiso arriesgarse y comenzó a mover sus caderas tentadoramente cerca de la anatomía de Draco, quien la detuvo con sus manos y le dijo al oído:
-Detente, no querrás hacer eso.
Ella se volteó, quedando cara a cara y Draco envolviendo su cuerpo con los brazos.
-Te equivocas, claro que quiero. Lo anhelo desde que te vi.-La lujuria y deseo eran más visibles que la luz del lugar.
Sin aviso besó a Draco, se lanzó a él, desequilibrandolo ligeramente.
-Draco, vamos, se que quieres esto tanto como yo.-Pidió sobre sus labios.
-Hannah, acabo de conocerte.-El Brandy no había logrado cegarlo dle todo, conservaba consciencia y control.
La chica soltó una carcajada.
-Por favor, no salgas con eso Malfoy. Tu no eres de esos chicos correctos, se nota a mil metros de distancia.-Lo tomo de la blusa de cuello alto gris que el rubio traía puesta.
-¿Qué estas insinuando?-Frunció el ceño y la alejó un poco.
-Solo foll...-No concluyó la oración, ya que Draco cubrió su boca con la palma.
-Detente.-Estaba despejandose del alcohol.
La chica rodó los ojos y retiró su rostro de la mano del ojigris.
-Draco, por favor. Te deseo. Te quiero dentro de mi.-Ella trataba de acercarse para besarlo desenfrenadamente, pero el mencionado no lo permitió.
-No lo haré, Hannah. Estas borracha, te llevaré a casa.-Sugirió.
No quería acostarse con ella.
-No seas aburrido, aún no estoy lo suficientemente borracha para no saber que es lo que digo.-Tocaba el cuerpo de Draco sin llegar más abajo del abdomen.
-Aleja tus manos de mi, por favor.-Realizando varios intentos trataba de retirar a la chica.
Pero no era sencillo en medio de varias personas moviéndose en la pista.
-Sólo hazme tuya, vayamos al baño o incluso encima de la mesa.-Trató de besarlo pero Draco no lo permitió.
Esa situación se estaba saliendo de control, ella parecía caer en la demencia o ahogarse en alcohol y deseo.
-Te llevaré a tu casa, Hannah. Vamos.-La tomó de la mano, no era tan pequeña como la de otras mujeres. Comenzó a sacarla de la pista directo a la salida del antro. Ni siquiera sabía que horas eran.
-¡No quiero irme!-Ella se liberó de su agarre, lucia enfadada.-Ya te dije lo que quiero.
-Me vas a disculpar, Hannah pero no haré lo que pides.
Estaba furiosa.
-¡Bien! Me largo.-Como una niña pequeña que no le compraron lo que pedía se fue caminando hacia la pista de baile, lejos de Draco.
Por un momento, pensó en seguirla para asegurarse de que no le sucediera nada malo. Pero, sin duda ella no le haría caso, así que la dejo ahí y salió del lugar. Después se despediria de Theo.
El frío le llegó al cuerpo y rostro cuando salió al exterior, dentro hacia mucho calor como si fueras a derretirte, el cambio de temperatura fue radical. Buscó su auto y rápidamente lo encontró, entró en el, luego cerró la puerta.
Eso había sido loco. Realmente loco.
No quiso pensar en lo que había sucedido, no tenía cabeza para ello, apenas y la tenía para conducir hasta su departamento. Espero unos 10 minutos para estar seguro. No estaba abrumado, tampoco mareado, generalmente Draco necesitaba tomarse dos botellas y media o a veces tres para estar borracho y perder los sentidos. Soportaba mucho el alcohol.
Por ello era que no se encontraba tan mal, busco una botella de agua que tenía dentro del auto, siempre cargaba una, la visualizó en el asiento trasero y bebió casi la mitad. De inmediato se sintió mucho mejor para manejar. La buena noticia era que no estaba lejos. Encendió el auto y se fijo en la hora: 2:38 a.m.
No era tan tarde. Arrancó directo al departamento. Le tomó solamente 30 minutos llegar a su destino. Salió y se quitó el saco inmediatamente, sentía mucho calor. Entró al edificio y subió las escaleras corriendo. Fue más despacio cuando estuvo en su piso, sacó con torpeza las llaves y abrió la puerta lo más silencioso posible.
Claramente, el apartamento estaba a oscuras. Cerró la puerta y lo primero que hizo fue quitarse la blusa que lo mataba de calor quedando únicamente con pantalones puestos.
No se percató de que una ligera luz estaba encendida y salía delgadamente por el marco de la puerta entre el baño y piso.
Antes de ir a su cuarto, se sirvió un vaso de agua helada, lo tomó entero y tiro la botella que se había terminado en el transcurso. Relleno el vaso y lo llevó consigo a su habitación, únicamente dejo su saco y blusa sobre su cama y el vaso en el buro para entrar al baño.
No presto atención o tuvo la cortesía de tocar la puerta antes, no creía que nadie estaría. La abrió, ya que no estaba asegurada y la luz le cegó un poco los ojos. Un pequeño grito lo sobresalto.
De nueva cuenta, volvía a estar en una embarazosa situación con Hermione Granger, la novia de su mejor amigo.
-¡Draco!-Lo nombró, abriendo los ojos.
Él la recorrió de arriba a abajo, sus piernas estaban descubiertas hasta sus muslos donde terminaba la playera que traía puesta, playera evidentemente de Harry, de color blanca, subió más sus ojos y trago duro al darse cuenta que sus pezones eran visibles ante la final tela. Sintió sus mejillas arder.
Hasta que subió más la mirada y contempló su rostro, esa noche, la notó más preciosa que otros días, era como un ángel caído del cielo.
-¡Mierda, lo siento! No quise...-Se detuvo, al reaccionar que había estado ya mucho tiempo ahí en vez de salir y dejarla sola.
Eso hizo, cerró la puerta dejando a Hermione adentro y él afuera.
Paso la mano por su cabello algo mojado. Dándose cuenta de cómo había visto a Hermione, tan descaradamente y el hecho de que no tuviera algo cubriendo su torso lo hacía más vergonzoso.
Se cubrió los ojos con sus manos. Que idiota. Verla de esa forma había sido un error.
No creyó que ella saldría pronto, pero vio que se equivocaba cuando la manija de la puerta giro en su propio eje. Por reflejo, Draco se alejó metros de esa puerta.
Temía por su reacción. Era realmente notorio como la había mirado y sólo un estúpido no podría haberse dado cuenta de ello, deseaba que estuviera exagerando y Hermione se encontrará lo suficiente adormilada para no notarlo.
La puerta se abrió, dejando salir la luz del baño. Enseguida, ella salió con sus manos cruzadas pegadas al pecho.
-Yo...-Inició a hablar, pero se detuvo al ver como Hermione movía la cabeza negativamente.
-No digas una sola palabra.-Ordenó la rubia.
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