Los golpes en la puerta
Maratón: 2/3
Si has tenido un mal día, espero que este capitulo te animé aunque sea un poquito.
Este capítulo es muy especial para mí, porque, es publicado en el día de mi cumpleaños.
Recuerda que te quiero. Deseo que disfrutes la lectura. 💚✨
No protestó ante las palabras de Hermione, mordió el interior de su mejilla y bajo la cabeza, que comenzaba a dolerle.
-Solo contéstame algo...-Su voz volvió a escucharse, inflingiendo terror a Draco-¿Estás ebrio?
Pensó su respuesta lo mejor que pudo en ese estado, que no era cien por ciento de lucidez. Si le contestaba con la verdad, habría serios mal entendidos y Hermione pensaría mal de él por mirarla de forma sexual e íntima. No deseaba eso. Admitía que la había liado.
-Algo.-Como si el cielo lo quisiera ayudar, hipó sin desearlo.
La rubia lo examinó con la mirada y sorprendentemente se acercó más a Draco.
-Tus ojos no están tan rojos.-Los ojos cafes eran tan intensos que como otras veces, sintió que ella descubriría todo lo que ocultaba.
-No suelen ponerse rojos aunque consuma alcohol.-Explicó.
-Olvídalo, tu aliento es evidencia suficiente.-Con ello, Hermione le creyó.-¿Te divertiste?
Como en todos sus encuentros, existía una atmósfera extraña a su alrededor, mezclándose con sentimientos y sensaciones de ambos en medio de la penumbra del apartamento.
-Se podría decir que si, me despeje bastante.-Contestó, sus gélidos ojos se posaron en los avellanas de Hermione. Sus nervios estaban desapareciendo a cada minuto.
-¿Algo te abrumaba?-Ella ladeo su cabeza.
Siempre tenía preguntas que arremataban su seguridad y lo ponían a idear una respuesta convincente.
Sin embargo, no quería pensar ni un poco.
-¿Mmmm?-El sueño comenzaba a hacer efecto en él, fluyendo cómo agua en un río, dio un paso al frente, aproximándose más a Hermione.
La chica se mordió el labio y bajó la vista, mirando su abdomen marcado, el hombre se percató de ello, raramente no le incómodo.
Granger alzó su brazo y con la yema de sus dedos tocó apenas el cuello del rubio, quien estaba procesando aquello. La miró confundido y noto el porqué Hermione lo tocó, un delgado cabello rubio era sostenido entre su pulgar e índice.
-¿Con que rubia, Malfoy?-Levantó una ceja, inquisitiva y perspicaz.
-No, no es lo que crees.
Hermione sonreía, pero ante las palabras del hombre cambió su expresión por una de confusión. Bajó su mano y fue cuando Draco reaccionó a lo que había dicho hace unos instantes. Sin duda, el alcohol le estaba soltando las palabras, liberando su boca y eso no era bueno.
-¿Qué quieres decir con «no, no es lo que crees»?-La hebra de cabello ya no estaba entre sus dedos.
-Yo...-Mordió su labio, siendo franco, no sabía que decir.
Él le respondió como si fueran algo, cuando no lo eran... Parecía que Draco había viajado en el tiempo y por mucho que lo deseara, esa chica rubia de ojos grandes y vivos con excepcional belleza ya no era nada suyo.
La risa tranquila de Hermione incremento más su confusión.
-¿Qué?
-Es gracioso. No tiene nada de malo que hayas pasado un rato con esa chica.-Se encogió de hombros. Al parecer, Hermione había olvidado que sólo traía puesta la playera de Harry.
-No, no sucedió nada de eso, Hermione.-Estúpidamente, necesito aclarar eso.
Una parte de su ser pedía que ella tuviera claro que no se había acostado con ninguna chica, lo cual era una completa tontería.
-Esta bien. Tranquilo. Eres libre de hacer lo que quieras, Draco. Estás soltero y no soy nadie para opinar algo al respecto.
-Éramos...-Antes de cometer la mayor locura que lo condenaria por la eternidad, Harry salió de su habitación para buscar seguramente a Hermione.
La rubia, que estaba muy enfuscada en lo que Draco iba a decir, se libró del ensimismamiento y miró a su novio. Internamente, Malfoy agradeció a todos los santos por la interrupción de Harry, había sido tan oportuna.
De lo contrario, su boca sería la responsable de desatar catástrofe por todos lados. No, no era su boca, era él.
"Idiota" Se reprendió con furia. Giro sobre sus talones, cayendo en cuenta que seguía semidesnudo enfrente de la novia de su amigo presente, que por cierto, no estaba en condiciones tampoco para charlar con él.
-Esto es raro, ¿qué está sucediendo?-La voz de Harry se escucho por el apartamento.-Y Draco, ¿donde esta tu camiseta?
Quería responderle a su amigo, pero su lengua se enredó torpemente dentro de la cavidad bucal.
-Amor, acaba de llegar y yo salí del baño justo en ese instante.-Hermione fue la que dijo algo por él mientras iba directo a su novio.
-¿Y ya estaba con el torso desnudo?-Continuó con sus preguntas, tomando por la cintura a la chica, pegándola a su cuerpo.
Se esforzó por analizar el tono de voz de su compañero, que si bien, no era de ira o reproche, tampoco solía ser el neutro y común que la mayoría del tiempo usaba. Podría ser que se encontrara molesto por aquella escena que encontró o incluso celoso... Tal vez sospechaba algo.
-Me quite la camiseta en cuanto entre, tenía un calor infernal.-Pudo hablar por su cuenta.-No era por otra razón. Lo siento si te hice creer cosas erróneas.
Harry lo miró, como solía hacer cuando se encargaba de salvarlo de sus borracheras masivas. Donde estaba tan ebrio que no podía ni caminar o no paraba de reír como un completo idiota sin cerebro, evitando que se metiera en líos con otros hombres. No era una mirada agradable y eso lo aterraba.
-Si, solo quise asegurarme de que estuviera bien, creí que estaría muy borracho. No fue el caso. Calma, amor.-Paso su palma por la espalda del azabache.
-Volviste más temprano de lo que imaginé.-Dijo Harry a su amigo.
-Tampoco creí que llegaría a esta hora.-Admitió.
-¿Todo bien?-Preguntó su amigo. Esa pregunta era más profunda y significativa de lo que parecía.
Draco movió de arriba a abajo la cabeza, se sintió avergonzado de la nada.
-Volveremos a dormir. Deberías hacer lo mismo.-Aconsejó el azabache.
-Claro.-Miró hacia el suelo. Cabizbajo.
-Buenas noches.-Deseó Hermione, como la buena persona que era.
-Buenas noches.-Respondió y lo siguiente que se escucho fue la puerta de su amigo cerrarse.
Lanzó una bocanada de aire en donde percibió el Brandy, hizo una mueca y fue a apagar la luz del baño para cerrar la puerta. Miró un minuto su cama, aunque estaba cansado, optó por ir un rato al balcón, tenía ganas de ver la ciudad, de ver luz por todos lados.
Bostezando llegó hasta ahí, el aire lo recibió de golpe, su reacción se manifestó en un escalofrío abrazando su cuerpo. Se recargo y se dedicó a observar solamente. Tratando de olvidar el error que estaba a punto de cometer frente a Hermione Granger.
Éramos un lazo indestructible.
Era lo que iba a decirle. Totalmente ridículo y cursi, la reacción de la rubia seguramente sería un infarto, acompañado de miles y miles de preguntas. Si tan solo no hubiera perdido la memoria en ese accidente del que le confesó a Ginny, entonces lo hubiera golpeado fuertemente.
Se cuestionó nuevamente, ¿perdió la memoria? ¿en qué clase de accidente? Lo quería saber todo. Así sería más fácil sobrellevar toda esa situación que lo ponía constantemente de cabeza.
Mientras contemplaba la ciudad que lo había recibido después de su alta cobardía, en su estado en medio de la lucidez y ebriedad, con Hermione en la cabeza, un recuerdo se presentó para restregarle la melancolía y nostalgia aún más.
«No podía dejar de mirarla como si se tratara de una bella obra de arte que jamás podría ser tocada ni por el mismo autor, nadie tenía ese derecho. Era sin duda, la octava maravilla del maldito mundo, ella lo volvía mejor. Con ese vestido verde esmeralda, abrazando cada una de sus curvas y con esa abertura que llegaba hasta su muslo era inevitable que Draco no parara de observarla. "Basta, Draco." Dijo la castaña, tímida, con un rubor provocado por su intensa y penetrante mirada grisácea. El nombrado sonrió para acercarse a ella, "No puedo. Es tu culpa por ser encantadoramente preciosa." La rodeó con sus brazos para unirla a su cuerpo. "Tu exageras mi físico, Draco, estás enamorado eso sucede." Rodó los ojos con aire de gracia sin eliminar su tierna sonrisa. Draco negó besando su frente, apreciando su fragancia. "Aunque somos un lazo inseparable, soy totalmente sincero y realista con lo que digo, amor." Sus ojos se conectaron con los de ella. "Y si te digo que eres excepcionalmente preciosa, es porque lo eres." Estaba siendo tan franco con Hermione que hasta él se asombraba. Se sorprendia de lo abierto y frágil que podía ser ante ella, Hermione Granger lo había convertido en un hombre tan feliz e imparable, que agradecía cada uno de los días que tenía a su lado. Pero así como le regalaba felicidad y beatitud, de la misma forma podía hundirlo en la maldita miseria con una sola palabra llena de brutalidad. A pesar de eso, no le quitaba tranquilidad, tenía bastante seguridad para confiar en que en ningún futuro cercano estaría sumergido en un abismo perjudicial. "Te amo con mi vida, Draco Malfoy." La chica lo besó con ansias. Él disfruto de ello, se sintió volar en las nubes majestuosamente.»
Con ese recuerdo en mente, Draco fue cerrando sus ojos, siendo vencido por el agotamiento. Poco a poco, fue resbalandose hasta llegar al suelo y caer en un sueño profundo, ahí, en el balcón de su apartamento, con el gélido viento y sin una playera encima.
No obstante, pudo dormir bien, como hace días no lo había hecho. Se debía al alcohol quizá, o era gracias a ese recuerdo con el que cayó dormido, pero no despertó en toda la noche.
No fue hasta la mañana, que percibió muy lejos de él una voz que lo llamaba, por un minuto, aún perdido entre sueños, creyó que era la voz de la muerte o algo así.
-¡Draco Malfoy, ¿acaso eres imbécil?!
Con esfuerzo, abrió sus ojos, lo cegó por un momento un rayo de luz, proveniente del sol. Se quejó por ello.
-¿Harry?-Su voz sonó rasposa y seca.
-Imbécil.-No sabía porque estaba insultandolo de esa manera.
-¿Qué haces en mi habitación?
-¿En tu habitación? ¡Estamos afuera, en el área del balcón, idiota!-Gritó su amigo. Consternado.
Se llevó las manos a la cabeza al sentir una punzada.
-Oyeee, no grites.-Pidió.
-Pensé que no te habías emborrachado ayer.
-Y no lo hice, al menos no demasiado.-Despejó un poco lo adormilado y miró su alrededor con sus ojos amusgados.-¿En serio no estoy en mi habitación?
-Y estas más frío que un maldito cadáver. Te enfermarás. ¿Cómo carajos lograste pasar la noche aquí afuera?-Harry no podía creerlo.
-Me ganó el cansancio.-Se puso de pie y efectivamente, su cuerpo estaba helado.
-No puedes ser más idiota porque sería un crimen.
Draco lo miró mal, pero estaba agradecido de que su amigo lo hubiera despertado.
-Lo mejor será darme una ducha.-Paso la mano por su cabello.
-Caliente.-Agregó el azabache.-Te hace falta, hueles a alcohol con perfume desagradable de chica resbalosa.
Malfoy no pudo evitar soltar una carcajada.
-¿Qué dices?
-¿Te acostaste con alguien?
Negó con la cabeza al mismo tiempo que frotaba con suavidad sus ojos.
-Eso es imposible, Draco.-No le creía.
-Voy a bañarme, Harry. Después de eso, hablamos de lo que quieras.-Dijo, entrando al departamento.
Un aire caliente envolvió su cuerpo.
-Encendí la calefacción al verte afuera. No puedo creer que hayas pasado la noche así.
-Gracias.-Sus ojos buscaron a la última chica con la que cayó rendido en sueños.-¿Hermione está despierta?
-No, sigue durmiendo.
Draco asintió. No espero más para meterse a la regadera, necesitaba esa ducha. Se sentía sucio. Podía oler la fragancia de Hannah Abbot por todo su cuerpo, combinado con el suyo, no era un aroma agradable. Además, el agua caliente no le vendría mal después de haber pasado toda la noche afuera sin nada cubriéndole el torso.
Rio por eso y se concentró en ducharse. En 15 minutos ya estaba fuera y completamente vestido. Secó su cabello para salir a la sala donde Harry permanecía sentado en uno de los taburetes. Parecía un muñeco, no realizaba ningún movimiento. Draco caminó y se puso frente a él, la encimera de granito los separaba. El azabache fue subiendo su vista hasta encararlo.
-Quiero hablar contigo.-Dijo el de lentes.
Algo así se esperaba el rubio, asintió y le prestó toda su atención.
-Ya te lo había dicho antes, pero, veo que sigue sucediendo y todo desde que Hermione llegó.-Hizo una ligera pausa.-Tu comportamiento es en demasía extraño. Por no decir preocupante, Draco.
-Harry, no...-Cerró su boca ante la mirada del ojiverde.
-No he terminado.-Tomó un poco de agua, su vaso estaba sobre la encimera.-Y la escena que me encontré anoche, fue perturbadora para mi.-Confesó.
-¿Perturbadora?-Draco no entendía completamente.
-Por favor, Draco, los encontré a ambos hablando a altas horas de la madrugada. Tu sin camiseta y Hermione solo con una playera mía, además, estaban algo cerca, ¿no lo crees?-Su voz estaba apasible, sin sobresaltos, pero sus ojos demostraban angustia y desconcierto.-Y dime, interrumpí algo cuando salí de mi habitación. Tu estabas hablando, ¿que estabas por decirle?
La boca de Malfoy se secó. Quedó petrificado ante las palabras de Harry. No tenía pretextos, defensas o algo que le ayudara.
Si quería convencerlo, al menos tendría que decir una verdad a medias.
-Harry, todo esto es un mal entendido. Puedo jurartelo. La causa por la que estaba sin mi camiseta ya te la expliqué. Hermione solo me preguntó si estaba borracho, tropecé un poco y por eso estaba mas cerca de lo normal, cuando nos viste yo estaba respondiendo a su pregunta.-Omitió la mitad de lo acontecido, era un vil mentiroso. Se sentía un ser repugnante cuando le mentía a su amigo, como un gusano que se encargaba de corroer a todo un árbol.
-Tu le dijiste «Éramos» ¿o escuche mal?-Un escalofrío le heló los huesos.
El silencio reinaba en la estancia, la tensión era notoria. Ese abrupto cambió entre los dos no era algo que le gustara a Draco, pero se veía venir, era casi inevitable.
Al darse cuenta que el rubio tardaba en responder, Harry se acomodó bien en el taburete y lo miró con convicción y determinación, Draco se sintió acorralado.
-Dime algo y se sincero conmigo, por favor. ¿Hermione te provoca algo?-Fue una pregunta repentina en todos los ámbitos que cayó como un tornado a los oídos de Draco para después, recorrer todo su ser y atormentarlo.
-¿Qué? No, no, para nada. Harry, ¿como puedes preguntarme algo así? Ella es tu novia y tu mi mejor amigo. Claro que no, además; apenas y la conozco.-Se negó de mil maneras posibles, pero su corazón brinco despectivo. Llevándole la contraria.
-La pregunta era general, Draco. No sólo se enfocaba en la atracción y gusto, también incluía el desagrado o repulsión.
-Harry, Granger no me cae mal. Es simpática.-Pensó bien el adjetivo que iba a usar para la chica.
-¿Sabes? No eras solo tu, últimamente Hermione se comporta rara, ya lleva varias veces que llora sin remedio. Incluso dijo inesperadamente que necesitaba volver a Londres.-Por primera vez desde que comenzaron su charla, Harry se frotó los ojos, claro indicio común en él de preocupación.
Ante esa información, Draco se asombró.
-¿Por qué querría volver a Londres?
-No tengo la mínima idea. Ella me dijo que lo soltó sin pensar y que no era cierto, se escudo diciendo que tal vez estaba algo estresada por lo que me sucedió. Pero, algo en mi no le creé completamente.
El rubio no supo que decir, su mente trabajaba y trabajaba, en vano, pues sólo lograba aportar información inconclusa y forzar más un rompecabezas al que le faltaba más de la mitad de sus piezas para ver una figura con claridad. En este caso, encontrar respuestas.
-Mi intención nunca fue que pensaras mal de mi, Harry, pero lo comprendo. Admito que he estado extraño, estoy tratando de cambiar para mejorar, eso me ha costado y por eso me tiene así. No sé debe a Hermione y tu relación, yo...-Sus fuerzas se debilitaron para decir lo que pensaba, pero tuvo que exprimirlas al máximo para terminar su oración.-Estoy feliz por ti, porque con ella se te ve radiante, Harry, sin duda te hace bien.
Un sabor amargo se instaló en su boca al soltar esas palabras dulces.
¡Pero, claro que estaba feliz por su amigo!
En el fondo, no tenía la certeza entera de ello. Harry consiguió conocer a su chica del pasado y avanzar a un noviazgo. Convertirla en su pareja. Ignorando por completo que él había estado a punto de ser algo más que un novio, un prometido...
Exhalo, no quería pensar en eso frente a Potter. El frenesí corría por sus venas, con intenciones de volverlo loco.
Su amigo lo observó y sus comisuras se curvaron en una sonrisa. Lo había convencido.
-Entiendo. No quise acusarte, pero necesitaba hablarlo. Sabía que podíamos arreglar esto.-Le dio una palmada en la espalda.-Conque, ¿mejorar? ¿Hablas en serio?
Se permitió sonreír, aunque sus ganas fueran deplorables.
-Bueno, lo hago poco a poco. Creo que pasar de una mujer a otra se convertirá en cosa del pasado.-Dijo, dando vuelta para poner en marcha la cafetera. Necesitaba cafeína en su cuerpo.
-No puedo creerlo.-Soltó una carcajada.
-Puedo decirte que ayer al salir con Theo, me presentó a una amiga de la chica con la que aparentemente sale.-Apoyo sus palmas en la encimera, sus músculos se marcaban al igual que sus venas verdosas.
-Espera, ¿Theo tiene pareja?-Subió los lentes a la altura de sus ojos.
-A mi también me tomo desprevenido. Se llama Milicent Bulstrode, siendo sincero, ella no es del tipo de chica que le gusta a Theodore, de esa relación algo me da mala espina.-Confesó sus pensamientos en voz alta por primera vez.-En fin, llevo a una amiga de Milicent, llamada Hannah Abbott. Al principio fue muy amable y relajada, pero conforme ambos bebiamos las cosas subieron un poco de tono. Hasta que llegó el punto de pedirme sin parar que la llevara a mi cama.
-¿Lo hiciste?-Harry estaba tan sumergido con la historia del rubio que daba risa su expresión.
-¡No! Me negué, poco más y era violado.
-Los ovnis nos abduciran esta noche.-Jugueteo el azabache.
La puerta de su departamento se abrió, ambos se pusieron alertas pero se tranquilizaron gradualmente al ver a Ginny entrar por ella con pijama puesto, enseguida una Katherine que lucia apenada.
-¿Qué hacen aquí?-Malfoy alzó una ceja al ver cómo Ginny se sentaba al lado de Harry.
Katherine los saludo a ambos y se situó al lado de la pelirroja sin tomar asiento.
-Estaba viendo Friends. Ellos todo el día se la vivían en el departamento de Mónica. Entonces fue cuando me dije que yo tenía todo lo necesario para hacer eso, tengo a mis amigos a pasos de mi puerta. Debo ir a desayunar con ellos siempre.-Analizó la pelirroja, como si su idea hubiera sido brillante.
-No queríamos importunarlos. Pero ella insistió.-Se disculpó Katherine, sus rizos estaban tan esponjados que eran como un algodón enorme de azúcar.
-Ginny, nosotros no somos Mónica. Nadie sabe cocinar aquí.-Habló Draco.
-¿Cómo qué nadie sabe cocinar? Y la preciosa chef que es novia de Harry.-Al conocer bien a Ginny, el ojigris percibió sarcasmo en su voz.
-Hermione ahora está dormida.-Dijo el mencionado.
-Ya veo. Hasta que puedo hablar contigo, tengo días anhelando hacerlo.-La chica abrazó cuidadosamente a Harry.
-Siempre estoy aquí, Ginny.
-Si, bueno. Cada que venía tu estabas dormido y Hermione no me dejaba despertarte para charlar.-Sonrió.
Draco apagó la cafetera cuando terminó y se sirvió una taza, ofreció a los presentes pero la única que aceptó fue Katherine, quien ahora estaba sentada en uno de los sofás sin entrometerse en la charla. El rubio fue hasta ella para entregarle su café.
-Aqui tienes.
-Gracias.-Mostró su conocida sonrisa.-Me disculpo otra vez por venir sin avisar y a horas tempranas.
-Katherine, eres tan linda.-Él rio.-No te preocupes, en serio.
La morena le agradeció con su sonrisa y echó un sobre de azúcar al líquido.
-Ayer, casi a las 7 de la noche, me encontré con un bello perro. Que resultó ser mascota de un hombre que vive en el edificio.-Comentó Katherine.
-¿Que hombre?-Draco ya presentía quién era.
-Su nombre es Cormac McLaggen. Es un tipo muy amable.-Bebió un poco de su café.
-¿Cormac McLaggen?-Harry se mostró interesado en la platica entre ambos.
-¿Lo conoces, Harry?-Preguntó Draco.
-No, lo he escuchado en bocas de otros vecinos. Pero jamás lo he visto.
Draco hizo una mueca sin poder evitarlo.
-¿Tiene algo malo?-Se atrevió a preguntarle Katherine al ver su expresión.
-Oh, no... Al menos no lo sé con seguridad.-Puso la mano sobre su nuca.-Pero, me resulta un poco malicioso.
-¿Conoces a ese tal Cormac?-Harry lo observó desde el taburete.
-Diablos, me volveré más extrovertida con las personas del edificio para saber sobre todos.-Dijo Ginny en voz alta mientras tomaba una manzana del frutero.
-Un poco, en realidad la primera que lo conoció fue Hermione.
-¡¿Qué?!-Su novio abrió grande los ojos.
-Se encontró con su perro, al igual que Katherine, supongo que es un método que utiliza.-Rodó los ojos, recordando ese momento.-Hermione lo trajo al departamento, pero él no entró, ambos nos presentamos pero hasta ahí llegamos. Sin embargo...
-Sueltalo, Draco.
-Note que Cormac era un poco coqueto con Hermione, como si tuviera otras intenciones.-Sorbio de su café, el calor y la cafeína le sentaron bien.
-¿Eso cuando sucedió?-Harry tenía en el rostro una expresión de molestia.
-Hace unos días, cuando Astoria y Pansy vinieron a ver unas cuantas películas. Tu fuiste a dormir.
-¿Ella no te contó nada?-Ginny miró a Harry. Draco la conocía, había cierta sisaña en su voz y ojos.
-No, no lo hizo.-Sus manos se apretaban en puños y miraba fijamente la encimera.
-Tal vez no lo consideró importante, Harry.-Katherine quiso mejorar la situación, el entorno se había convertido incómodo y turbio.
-Entonces...-La pelirroja se recargo en la pared de la cocina y se cruzó de brazos, dejando su manzana de lado.-Tu bella rubia atrae la atención de más de uno, ¿eh?
Draco fulmino con la mirada a su amiga, se veía a millones de kilómetros que ella quería empeorar las cosas. En cuanto Ginny se percató de la mirada que su amigo le dedico, se encogió de hombros.
-¿Más de uno?-Harry cruzó los ojos con los de Weasley. Inquieto.-¿Acaso hay más?-Su voz se convirtió en ondas de preocupación.
-Harry, cálmate, cielo.-La rizada se levantó, dejando la taza sobre la mesa de centro y se dirigió hasta el mencionado.-¿Tu amas a Hermione?
-Claro que si. La amo como nunca ame a nadie más.
Al escuchar eso, las náuseas se presentaron en Malfoy y deseó poder rodar los ojos.
-¿Y ella te ama a ti?-Pasaba su mano por la espalda del azabache, acariciándolo.
-Si. Al menos eso creo.-Contestó, dudando al principio.
Draco bebió de su café para tragarse sus palabras envenenadas y de alguna manera ahogar sus fatídicos pensamientos.
-Ella te ama. Se nota en sus ojos, Harry. No tienes porqué angustiarte, mil hombres pueden perseguir a Hermione, pero ella no prestará atención a ellos porque te tiene a ti. No deberías dudar ni un minuto por ella.
Las palabras de Katherine causaron impacto en Harry, quien parecía analizarlas.
-Tienes razón. Toda la razón, Katherine, eres genial.-Potter la abrazó y ella rio.
-Bien, bien, ya basta. Es mucha miel derramada.-Ginny habló cansada de ese tema.-Tengo hambre, vine a desayunar no a alimentar parejas.
-Ya extrañaba tu actitud, Ginny.-Sonrió Harry.
-Yo ya extrañaba verte, sin embargo, había sido imposible hablarte ya que siempre estabas dormido y Hermione, tan considerada no me dejaba despertarte.-Explicó, armando una sonrisa falsa y parpadeando varias veces.
Draco entendía a la perfección que Ginny no soportaba a Hermione Granger, pero sus comportamientos en lo que respectaban hacia la rubia, no eran muy agradables ni le gustaban en absoluto.
-Ella es muy precavida, Ginny.-Dijo Harry, limpiando sus lentes.
-Si, me di cuenta.-La chica se paseó por el departamento hasta parar cerca de Draco.-Supongo que se volvió de esa forma desde el accidente que...
Cuando el rubio cayó en la cuenta de lo que pensaba decirle, no supo que cara poner. Harry se encontraba muy atento a las palabras que salían de la boca de Ginny, era como si él no supiera de lo que ella estuviera hablando.
Pero, Weasley no pudo terminar con lo que inició, ya que la puerta de la habitación de Harry se abrió, dejando ver a Hermione Granger recién levantada. Asomó su cabeza, en cuanto vio a todos quiso volver a la cama, pero Harry lo impidió.
-Amor, ¿dormiste bien?-Se interesó.
-Si, muy bien. Fue una linda noche.-En su voz se percibía que acababa de despertar.
-Buenos días, Hermione.-Saludó amable Katherine con su bella sonrisa.
-Kath, buenos días.-Devolvió el saludo, sus ojos chocolates se posaron en Ginny.-Buenos días.
-¿Qué tal, Hermione?-La pelirroja saludó con cierto desdén.
Draco le dio un puntapié discreto, Ginny hizo una mueca y lo miró.
-Hola, Draco.
-Hermione, buen día.-Mostró una pequeña sonrisa y volvió a tomar de su café.
-Lamentamos estar aquí, pero Ginny se le ocurrió la idea de desayunar y... Aquí estamos.-Draco no sabía si Katherine era realmente humana. Poseía una empatia que no se veía hoy día en las personas.
-Oh, Katherine, eres tan linda. Pero no deberías disculparte conmigo, ni siquiera es mi departamento.-Habló Hermione.
-Exactamente, Katherine. No seas tan amable.-Dijo Ginny.
Hermione le dedico una mirada sin emociones de por medio y volvió a Katherine.
-Además, dudo mucho que a Harry y Draco les moleste tenerte aquí. Eres maravillosa.
La ojimiel sonrió, agradecida.
El estómago de Draco empezó a rugir, necesitaba comida.
-¿Quieren maruchan?-Preguntó el rubio.
-¡No! Ni se te ocurra, Draco. Incendiaras la casa.-Harry se negó rotundamente.
Las tres chicas rieron y el blondo cruzó los brazos.
-Yo les prepararé el desayuno, no tengo inconveniente.-Se ofreció Granger, le dio un beso corto a Harry y se alejo de él para ir a la cocina.
-Prepárense para desayunar como nunca. Hermione cocina realmente delicioso.-Alardeo Harry.
-¿Así sean unos huevos?-Ginny alzó una ceja.
-Así sean unos huevos, Ginny.-Harry la reprendió con la mirada. Dándole a entender que bajara su comportamiento fatal con su novia, en eso Draco estaba de acuerdo.
La pelirroja bufó y se dejó caer en los sillones. Draco se sentó a su lado sin dejar de verla.
-Se más amable, ¿quieres?-Le susurró el británico.
-¿De qué hablas? Estoy siendo más amable que tu madre contigo cuando cocinas.-Dijo la chica con naturalidad.
-Eso no es gracioso.-Él frunció el entrecejo.
-Para mí lo es.-Ginny llevo su palma a su boca para reírse discretamente.
-Lo dije en serio.-Su rostro cambió a una de seriedad absoluta.
Ginny rodó los ojos y eso exaspero a Malfoy.
-Ginny, acompáñame unos minutos a mi habitación, recordé que tengo que entregarte algo de vuelta.-Habló en voz alta, poniéndose de pie.
La pelirroja lo miró confundida, pero ante la cara de su amigo prefirió hacerle caso. Katherine simplemente sonrió y no se metió en sus asuntos. Draco abrió la puerta de su cuarto y dejó entrar primero a su amiga, antes de hacer lo mismo, giro su cabeza para ver a la pareja. Estaban tan embelesados el uno con el otro que tal vez jamás lo escucharon hablar, se tomaban de las manos mientras se miraban a los ojos con amor. Una punzada lo azotó y anhelo que Hermione lo hubiera visto entrar con Ginny.
Tan rápido como ese pensamiento llegó a su mente, lo eliminó. Sintiéndose un pobre tonto, entró también para cerrar la puerta a sus espaldas.
-¿Qué sucede?-Ella estaba desinteresada.
-¿Qué te sucede a ti, Ginny?-Replicó en contra de su amiga.
-A mi no me sucede nada. Tu eres el demente.-Cruzó sus brazos a la altura del pecho.
-Creí que te esforzarias por ser agradable, pero no veo una pizca de esfuerzo por tu parte.
-¡Lo intento, Draco! Lo he intentado, pero cuando veo su rostro me resulta imposible ser amable.-Soltó sus brazos y camino de un lado a otro.-Después de lo que me hizo y recordar que me dijo que tuvo un maldito accidente que afecto su memoria.
-¿Y crees que eres la única que tiene que lidiar con eso?-Su voz fue dura, le enojaba bastante que Ginny se olvidara por completo que él estaba en sus mismos zapatos.
La pelirroja lo miró con un ápice de compasión y culpabilidad.
-¿Cómo lo haces?-Caminó a paso lento cerca de su amigo.-Tu vives junto con ella... Es un martirio para ti. No sé cómo no le has soltado nada.
-Ginny, no puedo hacer tal cosa. Si lo haría todo se iría al caño.-Tomó su cabello rubio entre sus manos, sintiéndose levemente desesperado porque Ginny no pudiera comprender su situación.-Principalmente por Harry, no puedo hacerle algún daño a mi amigo y mucho menos a Hermione que ahora es su pareja.
Ginny fue a abrazarlo, eso le transmitió consuelo y apoyo que de alguna manera necesitaba.
-Si yo puedo tratarla bien, tu puedes hacerlo, tomate.
-Si me llamas tomate, te pateare donde más te duele.-Siseo de forma tan dulce que infligio terror.
Draco rio sin separarse de ella.
-¿No te desagrada ver todas sus muestras de afecto?
-Eso solo sucede cuando se quiere a alguien.-Respondió.
La mujer se separó un poco para verlo a los ojos.
-¿Y la quieres?
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Horas después, todos habían desayunado y Ginny y Hermione seguían en pijama. Katherine, la pelirroja y Draco estaban en la sala viendo un poco de televisión. La pareja permaneció sentada en la barra desayunadora tomados de las manos, sumidos en un profundo silencio lleno de calma y armonía.
-Te ves preciosa.
-Harry, estoy despeinada y en pijama.-Lo miro incrédula pero con una sonrisa de por medio.
-Sigues viéndote hermosa.-Proporcionó algunas caricias con sus dedos en el dorso de su novia.
La chica negó divertida con la cabeza.
Harry era tan lindo con ella.
-He notado que tu insomnio está desapareciendo.
-Es cierto. Me alegra mucho. Algo me dice que se debe a ti.-Ignorando las pesadilla y esos malos ratos, sus problemas para conciliar el sueño estaban esfumandose.
Harry sonrió antes de hablar.
-Cariño, ya que por mi culpa no hemos podido tener planes y salir como pareja, me gustaría recompensarte.
-Harry, no es tu culpa. No pasa nada, con solo estar aquí yo estoy feliz.-Lo decía sinceramente, no necesitaba salir a cenar todas las noches a restaurantes lujosos o a pasear por allí. Con solo tocarlo, ella se conformaba porque no lo veía a través de una pantalla vacía.
-Lo sé. Pero quisiera que tuviéramos aquí una cena.-Propuso el azabache.
-¿Una cena romántica?
-Así es. Sería encantador, no tendrías que cocinar, pediríamos algo que nos guste a ambos. La mesa estaría puesta con velas, flores y luces por todos lados, esperando para recibirnos. ¿Qué dices?
Mientras Harry describía cada cosa, Hermione se imaginaba la escena. Una sonrisa escapó de sus labios. Se escuchaba maravilloso.
-Me fascina la idea, Harry.-Lo abrazó, repartiéndole unos cuantos besos por su rostro.
El chico besó su sien y se quedaron en esa posición.
La rubia sentía su consciencia tranquila, estable y armoniosa aún más estando a lado de su novio. La sonrisa que llevaba en el rostro no se le borraba para nada, estaba tan emocionada por tener esa cena con Harry que no pensaba en nada más. Miró el reloj que le obsequió Draco, eran casi las 12 y ella ni siquiera se había quitado la pijama.
-Amor, me daré una ducha, ¿si?-Se apartó un poco.
-¿Ahora?-En respuesta, ella asintió.-¿Y si te hago compañía?
Ahí estaba, su actitud provocativa se presentaba. La chica negó con la cabeza, alegre.
-No podemos, tenemos compañía, cielo.-Susurró.
-¿Quién dice que no se puede?
Hermione rio. Por nada del mundo se bañaria junto a Harry estando presente Katherine, Draco y Ginny.
-Será en otra ocasión.-Le dio un toquecito tierno en su nariz.
-Pero estoy muy ansioso, hace varios días que...-Ella cubrió su boca.
-Eso es por tu estado, no por otra cosa. Ya basta, podrían escucharte. Eres un indecente.-Bajo del taburete.
Harry armó un puchero y a Granger le provocó mucha gracia su comportamiento, era como un dulce niño pequeño haciendo un berrinche.
-Si todo sale bien hoy, te prometo que te recompensare.-Le guiño el ojo y comenzó a caminar hasta la habitación de su novio.
En cuanto cerró la puerta, pudo escuchar a Harry decirle a sus amigos que le ayudarán para la cena que prepararía esa noche con ella. Sonrió y fue al guardarropa para ver que se pondría.
Al pasar algunos minutos inspeccionando sus prendas, decidió que mejor se cambiaría para desprenderse de la pijama y se ducharia cuando se acercara la cena con su novio. Así que solo se puso un short de tela gris ligeramente ajustado y una blusa ombliguera blanca con un estampado en medio. Se acomodó el cabello rápidamente.
Era hora de que saliera, pero no quería hacerlo y la principal razón era por Ginny Weasley, continuaba desagradandole tanto que no soportaba sus comentarios llenos de sarcasmo e hipocresía. Pero, se obligó a salir de ahí, buscó a Harry, sin embargo no estaba sentado en ningún lado, seguramente estaría en el baño.
Se aproximó a la cocina ya que tenía algo de sed. Cuando tomaba del líquido potable, vio de reojo que Draco se levantó y se dirigía con ella, a la cocina. Se hizo de la vista gorda hasta que su agua se terminó, por un momento, le pareció que el rubio la miraba como la noche anterior. La diferencia era que no había consumido alcohol.
-Disculpa, me das permiso para tomar un vaso.-Pidió amablemente el hombre.
-Oh, claro, disculpa.-Sonrió y se hizo a un lado.
Draco cogio el vaso para comenzar a llenarlo de agua fría.
-Hermione.-La llamó.
-¿Si?-Estaba a punto de irse de la cocina, pero la voz del rubio la hizo detenerse.
-Lo siento, se me había olvidado por completo. Tu madre ayer llamó cuando fuiste a caminar, me dijo que le regresaras la llamada. Perdona, te avisé muy tarde.-Se notaba apenado.
¿Para que la llamaría su madre?
-Descuida, Draco. Gracias por avisarme.-Sonrió comprensiva.
Hermione agarró entre sus manos el vaso de agua mientras Malfoy devolvía la sonrisa. La puerta del baño se abrió, Harry salió de ahí. Katherine volteó su cabeza desde el sillón a dirección de la rubia.
-Hermione, ¿puedo hacerte una pregunta?
-Claro, Kath.-Ella se aproximó más a la morena.
-¿Conoces a un tal Cormac McLaggen?
De inmediato esa pregunta salió de la boca de Evans, Harry dirigió su intensa mirada hacia Granger.
-Sí, solo un poco. Me encontré con su perro Tang y me hizo platica, en realidad, Draco también lo conoció. ¿Por qué?
-Es que también me topé con su perro ayer y luego con él.-Explicó.
-¿Por qué nunca me hablaste de él, cielo?-Harry la tomó por la cintura.
-No me pareció importante, la verdad.-Se encogió de hombros, restándole importancia al asunto.
Cormac era como un conocido más para ella, por mucho que su mascota fuera un encanto eso no interferia para nada.
-Draco dice que es malicioso.-Dijo, Harry.
-Bueno, no lo sé. No conozco bien a Cormac, pero me interesa poco, Harry. Te lo aseguro, no tienes de que preocuparte.-Hermione le dio un corto beso en los labios.
-Necesito conocer a más gente aquí.-Se quejó la pelirroja.
(...)
Casi eran las 8 de la noche y Hermione estaba terminando de arreglarse para su cena con Harry, eso la había mantenido feliz todo el día, sin importar que pasara, aunque todo fue muy tranquilo y sin anomalías.
Todavía no llamaba a su madre, pero lo haría seguramente mañana, tenía la certeza de que no se trataba de una emergencia, puesto que Jean la hubiera llamada sin cesar, por ese lado estuvo tranquila.
Se colocó el último colgante en la oreja y se miró en el espejo de su novio.
Nunca había usado aquel jumpsuit desde que lo compró, literalmente estaba estrenandolo por eso se sentía un poco nerviosa, pero le quedaba bien. El color rojo resaltaba su piel y el pantalón terminaba de forma acampanada, lo que le daba un aire particular y formal. En la parte de arriba, el escote era ovalado y llegaba un poco más abajo de sus hombros, por ende, estos estaban descubiertos. Plancho su cabello y fue a ponerse unos tacones negros.
Harry no estaba en la habitación, se encontraba en la sala. Supervisando todo ya que Draco le había ayudado a montar la mesa, debido a que él no podía hacer gran movimiento. La hora en que la cena comenzaba era a las 8:00 y para eso faltaban 5 minutos. Sonrió emocionada, a pesar de que era una simple cena en casa, para Hermione era algo realmente increíble y emocionante, había pasado mucho desde que ambos cenaron juntos.
Cuando faltaba un minuto, fue a abrir la puerta pero alguien se adelantó, pronto Harry estaba a centímetros de ella. Se veía tan atractivo, tenia puesto un traje color tinto con una camiseta azul rey y una corbata le hacia juego, los indicios de barba en su rostro eran visibles, siendo franca, a la rubia no le fascinaban los hombres con barba, pero a su novio le quedaba bien, porque el crecimiento de esta era uniforme por todo su contorno.
-Wow.-Cantó, fascinado con la belleza natural de su chica.
Hermione se sonrojó un poco y bajo la cabeza, inmediatamente la subió mostrando una sonrisa pequeña. Harry le tendió su mano y ésta la aceptó, la boca del azabache paro en su dorso.
-Eres magnifica, cielo. Te ves divina.
-Tu estas realmente atractivo.-Se pegó a su cuerpo, quedando muy cerca de su cara.-Creo que el tinto se acaba de volver mi color favorito.
-¿Lista para una gran cena?-La acarició por la mejilla, suave y delicadamente.
-Contigo estoy lista para todo.-Sus ojos despedían un brillo sin igual.
-Te prometo que esta noche será memorable para ambos.-Él se veía tan seguro, que le brindo esa seguridad y confianza a la rubia.
Le creyó, creyó y creería ciegamente en sus palabras.
-¿Tienes una sorpresa?-Alzó una ceja, sumamente intrigada.
-Quizá. Vamos.-Harry la guió sin soltar su mano hasta el balcón de su apartamento.
-Amigo, le debes una grande a Ginny, esta mesa...-Draco guardó silencio al ver a ambos.
Hermione sonreía, recorrió al amigo de su novio con la mirada, no paso por alto que él se quedo estático unos segundos al contemplarla. Casi se sentía incomoda, pero no logro tal cosa, no le daría ese privilegio, su mente no lo permitiría.
-Gracias por la ayuda, Draco.-Agradeció y solo así, Malfoy pareció volver al presente.
Quería saber si en realidad... ¿Ella causaba esos comportamientos en él o solo eran inventos suyos?
-No me agradezcas. Me voy, disfruten su velada.-Deseó con una voz rasposa.
Draco paso por el lado de la rubia sin decirle nada en absoluto, pero ella sintió una vibra terriblemente fuerte, como si fuera jalada por eso. Un escalofrió la asaltó, se defraudo a sí misma y volteo un poco para ver al rubio, ya se encontraba en la sala y pasaba las manos por su rostro, era como si estuviera atribulado, apesadumbrado. Volvió enseguida el rostro para admirar lo que debía, el escenario que habían armado los chicos para ella y Harry.
-¿Te gusta?
Era precioso, estaban en plena noche, la luna brindaba una linda luz natural que era acompañada por una extensión de pequeñas lucecitas alrededor de toda el área, una mesa circular hecha de cristal brillante en donde se reflejaba bellamente la luz de dicha luna, era de tamaño perfecto para dos personas situada justo en medio. Los platos de cerámica que Hermione adoraba, blancos y relucientes como perlas esperaban por ser servidos, utensilios a los lados y servilletas rojizas estaban dobladas sobre el plato en una curiosa forma, justo como lo hacían en algunos restaurantes. Un discreto pero lindo florero modesto tenia dentro tres tulipanes rosas, las flores favoritas de la rubia. A ambos lados del florero, permanecían dos velas con una llama encendida.
-Oh, Harry.-Conmovida, se llevó una mano al pecho.-Esto es esplendido.
-Es solo para nosotros.-Runruneó muy cerca de su oído, activando algo en ella.
El ojiverde separó su silla para que ella pudiera sentarse, sonrió agradecida y tomó asiento. Después Harry hizo lo propio. En cuanto ambos estuvieron sentados, un camarero apareció para dejar en la mesa una canasta con algunos panes dentro, sirvió un poco de vino tinto en sus copas y se retiró.
-Harry, no debiste contratar un mesero, incluso yo podía hacer la cena.-Estaba cautivada, pero no quería que su novio gastara tanto en ella.
-Linda, lo hice con todo el gusto del mundo, solo disfrútalo.-Acarició su mano por encima de la mesa.
De nuevo, el mesero llego a la mesa con un plato que contenía algunas ostras de mar bastante antojables y canapés fríos.
-¡Son ostras!-Chilló emocionada una vez el mesero se retiró.-Creí que la entrada sería alguna crema.
-Se que las ostras son tu adoración. Así que me decidí por ellas, dejando de lado cualquier crema o champiñones rellenos.
-Buena decisión.
-Créeme que mataría por verte igual de radiante todos los días.-Dijo Harry cuando Hermione apenas iba a probar bocado.
-Siempre estoy así contigo, amor.-Dejo la ostra en el plato, desentendida.
-Bueno, cielo en los últimos días habías estado un poco cabizbaja y eso me hacia sentir miserable.-Confesó.
-Harry lamento haberte hecho sentir de esa manera. Acepto que he estado un poco extraña, pero no era tu culpa, amor. A pesar de ello, estoy muy feliz de estar contigo.
-A partir de ahora, todos los días serán preciados. Tanto, que cuando regreses a Londres morirás por regresar.-Prometió.
-¿Y que tal si luego tu vas a pasar unos días en Londres? ¿Conmigo?-Insinuó, persuasiva.
-Lo he pensado bastante, cariño. No descarto la idea.
-¿Te gustaría?-No había comido aún, pero no tenía prisa alguna.
-Me gustaría regresar a Londres. Me trae buenos recuerdos.-Sonrió coqueto.
Hermione rio, encantada.
-Los tulipanes me encantan, Harry.-Comentó, acariciando un pétalo con sumo cuidado.
-Lo sé, amor.
Guardaron silencio unos minutos para iniciar a degustar la entrada de la cena. Hermione estaba maravillada con la comida, mientras consumían los alimentos charlaron de cosas triviales. Pasaron alrededor de 15 minutos cuando los dos terminaron, de nueva cuenta, el mesero amablemente retiró sus platos. Hermione miró el vino intacto dentro de su copa.
Fugazmente, como un latigazo instantáneo, las escenas aparecieron en su mente ligeramente borrosas de: la arena, el sonido de las olas, y unas manos entrelazadas donde una mostraba un anillo que desprendía un brillo estupendo.
Las imágenes desaparecieron, al igual que ese sentimiento abrasador y errático, volvió a la actualidad, y otro plato ya estaba frente a ella al igual que Harry.
Se sintió un poco confundida y mareada, era como si hubiera viajado de forma rápida de una época a otra de rebote y estuviera sintiendo esos efectos. Hizo como si no sucediera nada y miró a Harry.
-Hermione, quería hablar contigo sobre un tema que puede ser futuro aún...-Llamó la atención de la rubia, quien todavía estaba un poco aturdida.-Pero, que se podría convertir en una realidad.
-¿A que te refieres?-Preguntó, confundida.
-No quiero asustarte ni apresurarte, es totalmente hipotético. ¿Si?-Su voz era suave y reconfortable, nuevamente tomó la mano de la rubia que asintió en respuesta a sus palabras.-Yo, aprovecho esta ocasión para hablar sobre compromiso...
Harry la tomo desprevenida, nunca se imagino que él tocara un tema como ese, aunque ella lo había pensado algunas veces, muy pocas.
-¿Estas hablando de...
-Casarnos, si.-Terminó la frase por ella, con un ligero asentimiento de cabeza.
Su cuerpo tembló, Harry se percató de eso.
-Hermione, linda, no quiero espantarte con tal cosa, lamento haber sido tan repentino, solamente quería hablar de esto.-Se reprendió a sí mismo y tomo esta vez las dos manos de Granger.-Olvidalo.
-No.-Habló de pronto, sorprendiendo e interesando a su novio.
-¿Que?
-No, hablemos de ello. Lo siento, me costó asimilarlo pero no significa que me asustara.-Armó una sonrisa.
Si, le costo asimilarlo, pero... Estaba trabajando en que eso no le afectara y le recordara cosas que tenia mas que sepultadas en un maldito abismo obstruido por un gran muro con apenas una que otra grieta.
-¿En serio?
-En serio, yo quiero hablarlo.-Acarició la mejilla de Potter sin eliminar su sonrisa.
-Puede que aún no queramos dar ese paso, pero es algo que considero a menudo, es decir, no desechó la idea, porque creo que seria realmente feliz compartiendo mi vida contigo. He pasado muchos años buscando a la chica con la que quiero pasar el resto de mis días, me atrevo a decirte que estoy muy seguro que la he encontrado.-Era mucha información soltada en poco tiempo, Hermione se sintió feliz y asustada por escuchar aquello.
Feliz, porque eran palabras verdaderamente dulces y hermosas que estaba agradecida por oir venir de su novio. Asustada porque no sabia si esos pensamientos podrían arruinarse en un futuro cercano por una razón u otra, por imaginar una conclusión atroz y pavorosa de su noviazgo.
Pero una parte de su ser, le convencía de que se dejara llevar sin cuestionar o pensar en cosas horrendas.
-Harry, es lo más lindo que me has confesado.-Dijo, sorprendiéndose de que su voz sonara temblorosa.
-Y te juro que lo digo con la mayor sinceridad que poseo, no tengas dudas de ello.-Aseguró con esos ojos deslumbrantes de brillo.
-Harry, yo...-Comenzó a emitir palabra para decir lo que opinaba respecto a comprometerse en un futuro, pero su voz se vio colapsada por los estruendosos golpes en la puerta del apartamento.
Eran tan duros y fuertes, que se escuchaban hasta su ubicación, tanto Harry como Hermione les llamó la atención y notaron como Draco salía de su habitación con actitud preocupada y apurada, se detuvo a pasos de la puerta, indeciso.
-¡¡Abre la maldita puerta, Malfoy!! ¡Se que estas ahí! ¡Nadie me deja de esa forma! ¡No a mi!
Los alaridos eran tan potentes que incluso el mesero que se encontraba en la cocina se sobresalto al oírlos.
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