El tarro de galletas
-¿Ginny? ¿Estás bien?
Él le puso su mano en el hombro, así la mujer reaccionó.
-Lo siento, si. Es que... Era el hermano de Katherine.
Se alejo del teléfono para abrir el refrigerador y tomar una botella con agua.
-Lo escuché.
-Es que no lo sé, fue raro, su voz me resultó familiar, pero debo estar loca.-Le dio un trago.-Y si, lo estoy, hace unos días confundí a Ron con un pelirrojo qué estaba delante de la fila en la cafetería.
Draco rio.
-Oye, ya que estás aquí, acompáñame a comprar unos presentes.
-¿Qué? No estamos en Navidad, tomate.
-Ya lo sé, idiota. Son para Harry y Hermione, como una especie de disculpa por lo perra que he sido con ellos. Creo que es lo menos que puedo hacer, sobre todo por Harry.
-Pues no suena mal.
-A menos que quieras quedarte a dormir o esperar a que Katherine te de una oportunidad-Se burló.
-Muy graciosa. Te acompañaré.-Accedió. Le serviría salir con Ginny.
-Perfecto. Mejor aún, tu conoces los gustos de Hermione, me dirás que comprarle.
-¿Hablas en serio?
-Claro, además así matamos dos pájaros de un tiro. Me ayudas a mi y de paso es una fuente de escape del amor que le tienes.-Comentó mientras agarraba su bolso con todo lo necesario.
-Ya te he dicho que no estoy enamorado de ella. Es novia de Harry-Su garganta quemaba.
-Draco, la mente entiende eso. Convence a tu corazón entonces. Te conozco lo suficiente y sé que te estás engañando a ti mismo.-Le dijo.
Los ojos de su amiga lo miraron mientras pronunciaba aquellas palabras. Él trago saliva, Ginny abrió la puerta del departamento y ambos salieron.
-Déjame tomar mis cosas. Ahora vuelvo.
-Bien.
Entró rápidamente a su departamento, sintiendo un escalofrío. Agarró su celular, cartera y llaves. Antes de salir de su habitación fijó su vista en la chamarra de cuero negra que alguna vez Hermione le había obsequiado. Hacía algunas semanas que no la usaba...
¿Sería prudente?
Al demonio, simplemente la tomó y se la puso.
Finalmente salió del departamento, asegurandolo con llave.
-Listo. Vámonos.
-Muy bien.-Ella sonrió.
A decir verdad, Ginny lucia con mejor ánimo a diferencia de ayer o las últimas semanas, tal vez lo sucedido le ayudó a abrir los ojos, a darse cuenta de que estaba equivocada y cegada por el remordimiento y rencor.
-¿A dónde quieres ir a comprar las cosas?-Preguntó Draco cuando ambos subieron al auto.
-Estaba pensando ir al centro comercial. A Harry puedo comprarle un cambio de ropa o un portafolio... ¿Qué será bueno para Granger?-La interrogante era para él.
Ella se puso el cinturón.
-Ginny, toma en cuenta que la Hermione qué conocí es la de dos años atrás. Puede haber cambiado mucho.-Solo estaba poniendo excusas para no poner a su mente y memoria a enfocarse en la chica.
-Vamos, eso es un pretexto vacío, Draco. Sé que no quieres pensar en ella, lo entiendo... Sin embargo, si aseguras no estar enamorado ni nada por el estilo, ¿cual es el inconveniente?
Touché.
Deseó rodar los ojos, Weasley era sumamente astuta. Ella quería que él lo aceptará. Que reconociera lo que sentía su corazón por la novia de su mejor amigo...
Se sentía el ser más despreciable del universo.
-No caeré en tus trucos, Ginny.-Dijo poniendo en marcha el auto. Lanzó un largo y pesado suspiro.-Recuerda que es chef, cualquier instrumento de cocina le serviría, sé que estaría encantada. Alguna prenda de ropa o bien, bisuteria. Nunca falla.
-De acuerdo. Gracias. Sé que esto es muy difícil para ti, Draco, pero pienso que sería más llevadero si te abrieras más al respecto.
-Yo siento lo contrario.-Estaba hablando con honestidad.
Algo le decía que si se abría con alguien, si dijera todo, o se desahogara sería como acabar en un pozo. Como una olla con agua hirviendo. No quería abrir más sus heridas, atraer a los demonios del pasado, porque jamás podría terminar o regresarlos. Se consumiria aún más.
-¿Puedo hacerte una pregunta?-Ella estaba tomando el tema con seriedad y eso le transmitió confianza.
-De acuerdo.-Accedió aunque no del todo convencido.
Se le podrían ocurrir centenales de preguntas.
-Tu estabas comprometido con Hermione, ¿cierto?
-Así es. Eso cuenta como pregunta, terminado.-Hizo sonar el claxon.
-Draco.-Se quejó, su amiga sabía que estaba jugando.-¿Por qué no te casaste? ¿Por qué decidiste abandonarla?
Estuvo a punto de frenar el coche en seco, de forma abrupta para que sus cabezas rebotaran y sus cuellos pagarán el precio, no obstante, no lo hizo. Solo apretó con más fuerza el volante.
-Me resulta confuso ya que por lo que me has dicho y prestando atención ahora, no es difícil saber que la amabas demasiado como para... Dejarla.
Parecía que su corazón estaba recibiendo un martillazo tras otro.
-Yo... No quisiera hablar de eso, Ginny. Créeme, la respuesta es más sencilla de lo que piensas.
Fue lo único que respondió.
Y es que no tenía la fuerza ni el valor para admitir el mayor error que había cometido en su vida. Del cual se arrepentía todas las noches desde que sucedió. Era un maldito imbécil. Un cobarde.
El karma existe y él lo estaba pagando duramente.
Se lo merecía.
Pronto llegaron al centro comercial. Ambos bajaron del auto y entraron.
Ginny se quiso enfocar en tiendas de ropa, comenzando con el regalo de Harry.
-¡Mira, una gabardina! ¡A Harry y a ti les gustan mucho! Inclusive podrías comprar una.
Era una gabardina café claro, muy suave y elegante.
-No está nada mal.-Opinó.
-Puede ser una excelente opción.
Continuaron recorriendo la tienda sin encontrar algo especial, solo algunas posibles opciones. Caminaron por la plaza mientras hablaban de trivialidades. Entraron al área de cosas para el hogar, específicamente, cocina. Draco supuso que a propósito, tal vez para buscar algo para Hermione.
Al ver la cantidad de productos que había, solo podía pensar en lo feliz que estaría ella en ese lugar. Sus ojos destelleando de gusto y emoción, así como una grande sonrisa pintando su perfecto rostro.
-¿Qué te parece un juego de cuchillos? -Su amiga lo hizo volver a la tierra.
Él soltó una carcajada.
-No creo que darle un juego de cuchillos sea buena idea después de lo que ha ocurrido entre ustedes.
-Tienes un punto.-Se encogió de hombros.
Él sonrió, moviendo la cabeza negativamente. Observaba los objetos, pero uno de ellos se ganó su atención.
Era un tarro de galletas de friends. Hecho con vidrio, en el centro tenía el logo del famoso Central Perk y su tapa era verde.
Solo podía pensar en comprarlo... Recordaba con nostalgia cuando Hermione preparaba galletas para él, con chispas de chocolate. Sabían deliciosas. Jamás había probado galletas tan sabrosas como las suyas.
Inclusive él no era fanático de las galletas, no le gustaban mucho, pero cuando probó las de su novia, quedo encantado. Así mismo sucedió con los brownies.
Tomó el tarro entre sus manos para verlo mejor.
-¡Creo que esto es bueno! ¿A Hermione le gusta la cocina francesa?-Ginny estaba a unos cuantos pasos de distancia.
-Por supuesto, siempre ha deseado conocer París. Le fascina... O al menos eso recuerdo. ¿Por qué?
Cuando se posicionó a su lado vio de que se trataba, era un recetario como de 300 hojas sobre cocina francesa.
-Ginny, creo que esto le encantará.
-¿Lo crees?
-Sí. Estoy seguro.
-No se diga más, espero que con esto no me odie tanto.-Tomó el recetario, dispuesta a llevárselo.-La verdad es que solo se lo obsequiare y listo. Lo menos que pueda interactuar con ella. Así evitamos problemas.
-Es lo más prudente.
-¿Qué llevas ahí?-Preguntó en referencia a lo que cargaba el rubio.
Era el tarro de galletas.
-Oh, es un tarro de galletas. Me gusta friends.
-¿Comes galletas?-Enarco una ceja.-Creía que no te gustaban mucho. ¿O es que solo te gustan las galletas británicas?
-Es solo para tener y ofrecerle a las visitas. Venga, vamos a pagar esto.-Respondió Malfoy dirigiéndose a la caja más cercana.
Sí, se decidió por comprar el tarro de galletas.
Sabía muy bien que no era una compra para él y Ginny también.
-Buenas tardes, ¿las compras serán juntas o separadas?
-Juntas-Respondió Ginny.
-Separadas-Ambos hablaron al unisono.-No, Ginny, solo paga lo tuyo, esto es para mi.
-Draco...
-Anda.-Insistió.
Ella aceptó a regañadientes. Enseguida, Draco realizó su compra. Cada uno cargaba su respectiva bolsa. Solo faltaba conseguir un regalo para Harry, era algo irónico que lo primero que consiguieron fuera para Hermione.
-Oh, espera, Draco. Se te ha caído este papel.-Ginny se agachó para juntarlo.
Al momento que sacó su cartera para pagar se le debió caer del bolsillo.
-Oh, gracias. No me había percatado.-La recuperó con algo de prisa.
-¿Qué tiene ese papel? ¿Es tu diario? ¿Una propuesta de amor a Granger?-Bromeó.
-Me muero de risa, tomate. No es nada de eso... Son números de celular.
-¿De chicas a las que planeas invitar?-Alzó las cejas.
-No. Quisiera. La verdad desconozco de quién serían...
-¿De qué hablas?-Su rostro se llenó de confusión.
-No te he contado en lo que estamos metidos, ¿cierto?
-¿Estamos?
-Theo, Luna, yo. Incluso mis seres queridos.-Se mordió el labio, realmente no quería retomar el tema, pero se le había ocurrido una idea y para ejecutarla debía contarle lo que había sucedido con Theo a su amiga.
Y así lo hizo, mientras buscaban un regalo adecuado para Harry, el rubio le relató lo que pasó con Nott, uniendo las conjeturas y los otros sucesos, como la cena romántica arruinada, la golpiza que le dieron y las cosas que encontraron en la oficina.
Ginny escuchaba con suma atención, luciendo pensativa a pesar de estar buscando el obsequio de Potter. No interrumpió ni una sola vez a Draco, espero a que terminara. Cuando lo hizo lo primero que salió de su boca fue:
-Es obvio que esas perras están locas. Y despechadas. Buscan venganza, Draco. ¿Seguro que no te acostaste con Milicent alguna vez que tenias el alcohol hasta el...
-No, Ginny, lo juro por mi madre que no. Jamás había visto a Milicent.
-¿Y qué me dices de alguna amiga en común?-Soltó la pelirroja al aire muy deliberadamente mientras buscaba una talla de prenda de ropa.
No obstante, su comentario le retumbó en los oídos, quedando petrificado por un instante. Su cerebro asimilandolo. Abrió con impresión los ojos.
-¿Amigas en común?-Ladeo la cabeza.
-Si, Draco. Quizá te acostaste con alguna amiga suya, hiciste lo de siempre, que ya te había dicho en incontables ocasiones que era algo de muy mal gusto; te ibas de fiesta, te emborrachabas, bailabas, coqueteabas y te llevabas a la cama a cualquier chica que quisieras para simplemente botarla al día siguiente. ¿No crees que alguna no tomaría cartas en el asunto?
-Bueno... Yo...-Se quedó callado. Lo puso a pensar muy seriamente.
-Puede ser una venganza por eso, Draco. Entre amigas se apoyaron, sin embargo, si fuera esa la razón por lo que hacen todo esto, aún así no me parece correcto. Es demasiado. ¿Quieres mi opinión respecto a lo que te preguntó Theo sobre la policía?
-Claro.
-Que diga todo. Sé que mandaran a hablar a los involucrados para contar su versión y recabar los hechos, pero eso da un poco de tranquilidad. Quizá puedan atrapar a Milicent, Hannah y esos hombres que te golpearon y evitar que pase algo más. Porque no han hecho cosas que puedas dejar pasar, robaron a Theo, te dieron una santa golpiza, allanaron tu casa y esa loca tuvo un arranque de ira... Creo que lo mejor sería contarlo todo.
Ella tenía razón. Sobre todo porque lo que estaba sucediendo era por su culpa... Nuevamente. Si de alguna forma podía proteger a las personas que amaba, lo haría. Eso era lo correcto.
-Creo que tienes razón. Le diré a Theo que será mejor que lo cuente todo. Gracias, Ginny.
-¡Mira esto!-Señaló un portafolio-Es precioso.
Era un portafolio de piel en color gris, sumamente elegante. Con una agarradera de metal que tenía el tamaño perfecto. Ginny lo examinó por dentro y tenía varios compartimentos y buen tamaño.
-Si lo compras te regalan un juego de bolígrafos. No está mal.-Se veía emocionada.
-No sabía que te nacía este espíritu bondadoso al comprarle cosas a los demás.-Expresó el ojigris.
-Me ofendes. Puedo ser una desalmada pero siempre me encanta regalarle cosas a las personas que quiero.
-A mi no me has regalado nada.-Reprochó.
-¡Claro que si!-Contestó de inmediato.
Draco iba a hablarle pero llegó a la caja y empezaron a cobrarle.
-¡Muchas gracias!-Tomó su compra y guardó su monedero.-Listo, podemos largarnos.
-Bien. Necesito que me hagas un favor.
-¿Ahora?
-Ahora o en el coche o cuando lleguemos. Necesito que hables a estos dos números. Ya que lo sabes todo, creo que sería bueno, ¿no crees?
-Es una idea un tanto peligrosa. ¿Por qué no dejas esto en manos de la policía?-Se veía un poco insegura.
-Lo haré, pero debo saber de quién se tratan estos números, por favor. A ti no te conocen, no correrás ningún riesgo.
-Vamos, ¿y si es de Hannah? Ella si me conoce. Casi me agarro a golpes con ella esa noche.-Le recordó.
-No, no es de Hannah, al menos eso creo.
-¿Crees?
-Por favor, Ginny. Mira si quieres no uses tu celular, marcamos desde un teléfono público.
-¿Y cómo haremos para que nos digan quienes son?
-Esa es una excelente pregunta. Ya pensaré en algo. Vamos.
La tomó de los hombros y fueron directo al auto de Draco.
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Hermione por fin pudo subir al auto de su novio y sentarse. Soltó un suspiro de cansancio. No sabía cuantas horas habían estado recorriendo Times Square, visitando tiendas y restaurantes para luego pasar a la Quinta Avenida. No bromeaba al decir que la cajuela y los asientos de atrás venían llenos de bolsas de compras.
Cosas tanto de ella como de Harry.
Aunque se había cansado un poco, tenía una sonrisa en el rostro. Una que hacía mucho no era tan genuina. Verdaderamente había disfrutado la salida y le alegraba saber que el estado de Harry era bueno.
-Creo que podemos volver a casa. A no ser que quieras ir a otro sitio.
-No, no, estoy agotada, cielo. Además tu comienzas a trabajar mañana, y no debes sobreexigirte. ¿Cómo te sientes? ¿Todo en orden?-Lo miró con interés.
-Excelente, linda. Creo que me hacia falta salir. Me siento muy bien. Si, mañana vuelvo al trabajo, pero descuida, estaré haciendo trabajo de escritorio, nada extenuante o agotador. Me habían comentado que mi incapacidad se podía alargar si lo requería o deseaba, pero te soy franco, no quiero. Estoy mejor y sé que no pongo en riesgo mi salud, me haría bien comenzar a trabajar para no agobiarme tanto. Estar recostado todo el día en el departamento me estaba volviendo loco.
-Te comprendo, Harry. Apoyo tu decisión siempre y cuando estés bien. Ojalá en mi trabajo me dieran incapacidad para quedarme más tiempo contigo.-Armó un puchero.
-Lo sé, sería genial. Me duele que tengas que irte en dos semanas.
El tiempo había pasado volando. Aunque una parte de ella necesita irse con prisa, otra no lo quería. Necesitaba a Harry.
-Harry.-Lo llamó cambiando por completo el tono de su voz.
Uno con mayor seriedad
-¿Qué pasa?-Los ojos de su novio miraban al frente.
-Si alguna vez te lo pidiera... O en un caso hipotético, nos ca-Su voz se quebró un poco, sintió picazón en la garganta, así que se la aclaró.-Nos casaramos... ¿Vendrías conmigo a Londres?
Era una pregunta que quería hacerle hace unos días, en especial cuando no podía resistir un día más en Manhattan, dentro del apartamento de su novio y de su amigo, Draco Malfoy.
Permanecía mirando su rostro, éste mantenía sus ojos atentos al camino, los segundos pasaban y solo el silencio era el que llenaba los espacios. La luz roja hizo que el auto se detuviera.
«Porque yo no podría vivir en Manhattan». Su mente le estaba recordando que aquello era lo que falto por decir.
-¿Debo suponer que tu silencio es una respuesta negativa?-Habló de nueva cuenta al notar que él no decía nada.
-Lo siento, linda. No, no es una respuesta negativa...
-No te preocupes, Harry, yo lo entiendo. Es difícil.
-Así es, Hermione. Quiero decir aquí tengo mi trabajo estable, mi auto, mis padres, mi casa...
-Puedes tener todo eso allá también.-Unió su mano con la que él tenía disponible.
-¿Tu considerarías vivir aquí?
-Oye, yo te pregunté primero. Ni siquiera me has dado una respuesta concisa.-Se quejó en tono jocoso para aligerar el ambiente.
-Touché.-Sonrió el azabache.-En estas semanas que has estado aquí, ¿lo has disfrutado? ¿Te ha gustado Manhattan?
-Sí...-Admitió. Era una verdad a medias.
-¿Te gusta vivir conmigo?
-Si, Harry, me gusta pero estas de acuerdo en que no podremos vivir una vez casados en el mismo techo que tus amigos, ¿cierto?-Soltó.
Hasta ese momento se dio cuenta que lo que había dicho fue con un poco de molestia en su voz. Sonó borde y tosca, lo cual no era su intención.
Harry estacionó el auto, pues ya habían llegado a casa. Una vez lo hizo, dio media vuelta para encarar a su novia.
-Bien. Entiendo tu punto, y te doy la razón, pero quiero que me contestes algo... ¿Te molestan mis amigos? ¿Tu quisieras apartarme de ellos, Hermione?
Su cara se había puesto dura al igual que su voz. Eso la inquieto. No quería que se llevara una idea equivocada...
-Harry, sabes que Ginny me cae en la punta del hígado pero eso es punto y aparte, ¿de acuerdo?-Él asintió.-Bien. No, no me caen mal tus amigos, no me molestan. Kath es una chica preciosa, de hecho. La atesoro mucho.
-Bueno, a ella la conocí a la par que tu, si, es linda. ¿Y qué me dices de Draco? Tu sabes que es como un hermano para mi.
Maldita sea. Solo quería que la tierra se la tragara o alguien los interrumpiera. Una llamada siquiera.
No tenía ganas de hablar de Draco Malfoy.
-Draco es un... Buen tipo, Harry.-Dijo a secas, quitándose el cinturón.
-Sé que al principio ha sido un poco extraño contigo y...
-Y aún lo es, Harry, tampoco esperes que me caiga de perlas cuando parece que el hombre está super incomodo cuando me encuentro en el mismo lugar que él.-Se defendió al instante.
Empezaba a inquietarse. Solo quería cambiar de tema. Se sentía una estúpida ya que debido a ella es que inició la conversación.
«Para la próxima ocasión mejor cierra la boca, idiota. Ni siquiera estás comprometida aún». Su mente la reprendio.
-Harry... Draco no me cae mal, simplemente que me siento algunas veces como una intrusa cuando estoy con él. Es fácil sentir que no me quiere cerca.
«Y yo tampoco a decir verdad».
-Eso es todo, amor, yo respeto tu amistad con él y... Jamás te pediría que rompieras o te alejaras de esa amistad.-Tenía mil cosas por agregar pero por el bien de las cosas prefirió dejarlo ahi-.Además solo somos novios, no estamos casados ni comprometidos, así que creo que estaba exagerando, te pido una disculpa.
Harry cerró y aseguró el coche. Los dos salieron de éste y empezaron a subir las escaleras para llegar a su departamento.
-Yo he hablado con Draco respecto a ti, Hermione.-Dijo Harry.
-¡¿Qué?!-Se detuvo abruptamente.
Su piel palidecio, el corazón empezó a latir desbocado, casi iniciaba a transpirar.
-¿De qué cosa hablaste con él sobre mi?-Hizo la pregunta que le causó tanto temor. Trago saliva.
-Los primeros días que llegaste y estuviste aquí, noté el mismo compartamiento que me dices ahora en él. Entonces me senté a charlar para decirle que no me parecía nada bien sus actitudes hacia contigo, al final de cuentas eres mi novia y te amo. No me gusta ese trato pero él me dijo que no le caías mal, simplemente que estaba atravesando malos momentos, se sentía mal y por eso su actitud extraña.
Al escuchar eso pudo volver a respirar y tranquilizarse. Tanto así que soltó un suspiro recóndito.
-Pero me garantizó que cambiaría su actitud y comportamiento hacia ti. Creo que lo ha cumplido, ¿no?
-Bueno... Admito que no está como las primeras semanas que llegue. Interactuamos mucho mejor ahora, supongo que en algunas ocasiones solo es raro.-Se encogió de hombros y sonrió obligadamente.
-Linda, yo no pido que se lleven de maravilla, solo que puedan convivir. Me alegro que todo vaya bien, no sabes lo terrible que sería para mi que mi novia y mi mejor amigo no pudieran verse ni en pintura porque no se soportan. Así que agradezco que no sea el caso.-Él abrazó a Hermione por la cintura y le dio un beso.-Vamos.
Le sonrió y Hermione le correspondió con una risa un poco nerviosa.
-Sí...-Murmuró.
Llegaron a su departamento, Harry lo abrió con la llave y ambos entraron.
-Draco, ya llegamos.-Anunció Harry dejando sus cosas en la barra.
Hermione colgó su bolso en el perchero.
-Creo que no está, cielo.-Algo dentro de ella se sintió aliviada.
-Debe andar por ahí.-Cortó la distancia que existía entre Hermione y él para así volver a tomarla entre sus brazos y acercar sus labios.-¿Sabes? No bajamos todas las bolsas que tenemos en el auto.
-Oh, tienes razón. Eso es culpa tuya.-Frotó su nariz con la de Potter.-Ahora debes bajar cada una.
-Ja, ¿qué paso con eso de no sobre exigirme?
Hermione rio.
-Bueno... En ese caso quizá si debas.-Bromeó.
Harry negó con la cabeza mientras sonreía.
-No tienes remedio.
-Solo estoy jugando, bobo. Ya las bajo yo, no te preocupes. Mejor ve a darte un baño, eso te ayudará.
-Bien, lo haré. No bajes las bolsas, una vez que salga lo hago yo.
-Bien-.Accedió.
Harry le dio un beso y se despegó de ella para darse una ducha.
Y como era Hermione Granger por supuesto que no haría caso a lo dicho por su novio, en cuanto él se metió al baño salió a bajar todas las bolsas.
Tuvo que dar cuatro vueltas para poder bajar todo. Ahora la sala de estar se encontraba repleta de bolsas. Enseguida se puso en acción para guardar cada cosa donde correspondiera. Ya fuera ropa, objetos o productos.
Por su parte ella había comprado bastante ropa, así como adornos para su casa en Londres. La mayoría de las cosas fue a cuenta de Harry, a pesar de que ella insistía en que no, él terminaba ganando.
Compraron también unos cuantos utensilios ya que no tenían suficientes en el departamento, quizá para dos personas si bastaban, pero en estas semanas que podían ser hasta ocho, sin duda hacían falta. Así que fue a la cocina para guardarlos en los cajones.
Una vez hecho eso, levantó la mirada y algo atrapó su atención. Notó un tarro de galletas realmente lindo, sobre todo porque no era un tarro de galletas convencional, era de la serie friends. Lo agarró entre sus manos, instantáneamente una sonrisa se dibujó en su rostro. Eso no estaba ahí esa mañana, lo podía jurar.
Su sonrisa era una mezcla de melancolía, nostalgia, tristeza y... Alegría.
Ella también tenía un tarro de galletas en su hogar.
Dudaba demasiado que Harry lo hubiera comprado... No había salido a la calle él solo hace mucho tiempo ya. Sus ojos fueron a parar a la habitación de Draco.
Con una sensación extraña en su cuerpo, dejó el tarro donde lo encontró y siguió acomodando las cosas, decidida a hacer galletas después para llenarlo.
Así podría mantener la mente ocupada, esperando que ésta no fuera su perdición.
Cuando termino por fin de poner todo en orden y las bolsas desaparecieron, fue a la habitación de Harry para ponerse algo más cómodo. Iba a cocinar y no quería manchar su ropa, además que tenia la necesidad de ponerse algo suelto. Se puso un pants color gris, después se quitó la blusa que llevaba puesta.
No encontraba algo indicado para ponerse, así que mientras buscaba mantuvo su torso denudo a excepción del sostén, claro. Entre sus cosas encontró una playera de Harry, así que decidió ponérsela.
Salió de la habitación mientras se la pasaba por el cuello, al fin y al cabo, el departamento estaba solo.
Cuando estaba pasando un brazo por la manga, la puerta se abrió, por ella entró Draco Malfoy.
«No me jodas». Dijo su mente con suma frustración.
Ahí estaba, parada a mitad de la sala, con la playera de Harry a medio poner, mientras que Draco se quedó consternado al ver a la rubia.
-¡Perdona! Yo... Lo siento. No creí que...-Inició a hablar con cierto nerviosismo.
-No, no, no. Descuida, es culpa mía. Es que no creí que fueras a entrar.-Explicó rápidamente.
Se puso la playera de inmediato, jalandola más de lo debido como reflejo de vergüenza. Sus mejillas se coloraron.
¿Por qué le sucedian estas cosas?
Draco se había dado la vuelta casi en cuanto vio a Hermione.
-Ya puedes voltear. De verdad, lo siento. Me siento muy apenada.-Dijo Hermione evitando mirar a Malfoy.
-No vi nada.
-Por favor, sabemos que es mentira-Negó Granger con un atisbo de risa.
Era ridículo, ella pudo ver el momento exacto en el que esos ojos grises se posaron en sus pechos. Un escalofrío la recorrió. Empezó a respirar para controlarse.
-Pero como dije no hay problema, fue error mio. Tranquilo.-Agregó cuando vio que Draco parecía querer morirse en ese instante.
Ella fue a la cocina y empezó a sacar lo necesario para preparar galletas, de ese modo evitaba lidiar con el incidente supremamente incómodo, sus mejillas seguramente estarían rojas. Justo en ese momento, Harry salió del baño.
-Draco, hola. ¿Dónde habías estado?
-Acompañé a Ginny a hacer unas compras, después nos pasamos a su departamento. ¿Qué tal les fue?
-Bastante bien debo decir. Se sintió realmente fantástico salir por fin con Hermione a recorrer la ciudad. Compramos demasiadas cosas, en realidad, quería pedirte un favor. ¿Podrías ayudarnos a bajarlas del auto?-Le pidió a Draco.
-Amor, no es necesario. Baje todo y ya hasta lo guarde.-Informó.
-¿En qué momento ocurrió eso?
-Bueno, digamos que si te tardaste un poco bañándote.-Rio.
-Si te hubieras bañado conmigo aún no saldríamos, tenlo por seguro.-Dijo Harry en tono coqueto.
-¡Harry!-Le reclamó con cierta pena puesto que Draco estaba presente.
-¿Ahora que estás haciendo?-Harry se acercó a ella.
-Oh, bueno, mientras guardaba lo que compramos, vi este tarro de galletas.-Ella se lo mostró y de reojo vio a Draco qué permanecía en la sala de pie-.Es muy bonito, lo ideal sería que tuviera galletas llenándolo. Así que eso haré.-Sonrió.
-Wow, encima es de Friends.-Harry estaba examinandolo.-Esto es nuevo. Draco, ¿lo compraste tu?
Finalmente, su novio hizo la pregunta que Hermione se moría por hacerle a Malfoy. Conocía de sobra la respuesta pero quería escuchar lo que él tenía por decir.
-Bueno... Lo vi mientras Ginny compraba algo y no me disgusto, sentí que nos hacia falta, entonces lo compré.-Se pasó la mano detrás de la nuca y se encogió de hombros, parecía que le quería restar importancia al asunto.
-Me gusta. Aunque debo admitir que me extraña un poco ya que a lo que sé no eres fanático de las galletas.
Hermione escuchó como el amigo de su novio se aclaró la garganta.
-Algunas si me gustan. De vez en cuando suelo comer galletas.-Argumentó.
-Espera a probar las de Hermione, sus galletas son de otro mundo. Cuando nos conocimos en Londres hizo unas para el evento que teníamos y eran deliciosas.-Harry beso la mejilla de la mencionada.
-Basta, Harry. Exageras. Vete a vestir, por favor.-Lo apuro la chica.
-No lo dudo.-Dijo Draco y aquello tomó por sorpresa a la rubia.
Comenzó a preparar las galletas, ya tenía todo lo que necesitaba en la barra.
-Sería genial que ayudaras a Hermione, Draco. Así pueden convivir un poco más y llevarse mejor. ¿No creen?-Sugirió el azabache.
Hermione cernia la harina y apretó con fuerza el colador, no obstante, armó una sonrisa.
-Por mi no hay inconveniente. Me vendría bien algo de ayuda.-Soltó despreocupada.
Aunque estaba actuando muy bien.
-¿De verdad?-Preguntó Draco con cierta impresión.
-Si.
-Bueno, en ese caso... Encantado de ayudarte.-Accedió también con una sonrisa torcida.-Amigo, en serio ve a vestirte.
-Ya voy, ya voy.-Harry entró a su habitación y cerró la puerta.
Hermione seguía haciendo lo suyo cuando escucho que Malfoy se aproximaba, evitó ponerse tensa.
-¿En qué te ayudo?-Preguntó posicionadose a su lado.
-Puedes ayudarme con la mezcla. Te iré diciendo que hacer, ¿de acuerdo?-Respondió pasándole los materiales necesarios.
-De acuerdo.
-Primero derrite la mantequilla qué coloque en este bowl en el microondas.-Ordenó.
-Bien.
Él obedeció.
-¿De qué haremos la galletas?
-¿Cuales son tus favoritas?-Se atrevió a preguntarle.-Con 20 segundos es suficiente.
-Las que prefieras hacer por mi está bien.-Dijo una vez que puso en marcha el microondas.
-Vamos, debes tener unas que prefieras. Algo me dice que son las de chispas de chocolate.-Alzó la ceja.
-Lo adivinaste. Son de chispas de chocolate.
-Lo sabía.-Ella le guiño un ojo.
Verdaderamente y para su sorpresa no se estaba sintiendo débil o intimidada, al contrario, no supo de donde exactamente le habían salido fuerzas para actuar con seguridad y confianza frente a él; eso le agradaba y planeaba seguir así.
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-¿Cómo es que lo sabias?
El microondas sonó, dejándolo un poco aturdido. Lo que había dicho Hermione lo puso un poco alerta.
-A la mayoría de personas les gusta mucho las galletas con chispas de chocolate, lo supuse. ¿Cómo quedó esa mantequilla?
Él tomo el bowl y se lo enseñó a Granger, debía de estar mirando la mantequilla pero estaba más enfrascado en estudiarla a ella.
-Con una cuchara dale vueltas para que se termine de incorporar, pero quedo bastante bien. Ya tengo la mezcla de secos, tendrás que agregar esa mantequilla, unos cuantos huevos y vainilla.
Sabia que debía prestar atención a sus indicaciones y a la receta, no obstante, le era bastante difícil concentrarse.
-¿Ya habías hecho galletas antes?-Al parecer tenía intenciones de armar una conversación.
Maldición.
-Oh, vamos, ¿me ves cara de repostero? Hermione, soy malisimo cocinando.-Contestó jocoso.
-Venga, no seas modesto. Eres mejor de lo que crees.-Dijo.
Oh, de verdad que no lo era.
-Creo que me tienes en un concepto mejor de lo que soy en realidad.-Murmuró moviéndose inquieto.
Ella ya había agregado los ingredientes que mencionó con anterioridad. Con una pala empezó a mezclar todo.
-¿Lo crees?-Preguntó mirándolo directamente a los ojos.
Era como si quisiera ver su alma. Como si estuviera totalmente desnudo en ese aspecto para ella y viera todo lo que escondía, lo que él recordaba de sus vidas pasadas... Siempre había tenido esa mirada poderosa, aquellos ojos a los que eran difícil mantenerle la mirada. Y parecía que su oregunta tenía un trasfondo más allá...
-Eso creo.-Se aclaró la garganta y cortó el contacto visual tan penetrante.
Estaba empezando a sentir calor.
-¿Tienen chispas o trozos de chocolate?-Drásticamente cambio el rumbo de la conversación.
-Oh, no lo sé. Recuerdo haber visto por ahí. Permiteme buscar.
Empezó a abrir algunos cajones, pero no encontraba nada de chocolate.
-Creo que ya los vi, quieres seguir mezclando esto por mi, por favor.-Ella le entregó el bowl y la pala.-En círculos constantes, con la muñeca. Muchos cometen el error de hacer el movimiento con la mano.
-Evidentemente yo lo cometo-Confesó el rubio haciendo caso a las indicaciones de Hermione.
Ella rio, se encaminó a la repisa. Se puso de puntas para alcanzar una bolsa con trozos de chocolate.
-¿Nunca habías preparado galletas antes entonces? ¿Con tu madre? ¿Alguna novia?-Indagó con cierta curiosidad que le provocaba ansiedad a Malfoy.
«Estaba utilizando toda su capacidad de concentración para seguir al pie de la letra las instrucciones que le había encomendado su novia para realizar las galletas. Considerando que era malisimo para cocinar, resultaba peor el hecho de que las galletas no eran precisamente el postre favorito de Draco. En realidad, no le agradaban mucho. Sin embargo, Hermione lo había convencido de ayudarle.
En primera, no le resultaba difícil persuadir al rubio, ella lo tenía a sus pies, y en segunda, le prometió que no se arrepentiría, aseguró que las galletas le fascinarian.
Hasta el momento no le estaba gustando mucho el proceso.
-Draco, ¿puedes prender el horno? Necesito que se precaliente unos cuantos minutos.
-De acuerdo.-Aceptó al instante.
Prefería encender el horno que seguir con la receta. Hermione tomó su lugar.
-¿Cómo es que sabes prender el horno pero no cocinar?-Preguntó con ironía alegre la castaña.
-Tuve que aprender desde pequeño. Mi madre siempre cocinaba y horneaba mucho, entonces era en lo que le ayudaba.-Explicó.
-Ya entiendo, ya entiendo.-Asintió.-Créeme, te gustaran estas galletas.
-No lo sé, Granger. No soy fanático de las galletas, incluso no me agradan tanto las de mi madre.-Se sinceró al respecto mientras se ponía de pie después de prender el horno.
-Ven, prueba.-Le dio una cuchara con un poco de masa.-¿Qué tal?
Para su sorpresa sabía demasiado bien y eso que no estaba cocinada aún. Suponía que en su rostro se reflejó ya que Hermione compuso una sonrisa de oreja a oreja.
Amaba cuando se emocionaba. En realidad le encantaba lo feliz que se ponía cuando cocinaba. Él sabía que su sueño era ser una chef profesional. Confiaba en que algún día lo lograría y que él estaría a su lado para ver ese precioso momento.
-Admito que sabe extrañamente bien.
-Te lo dije. Ahora hagamos unas cuantas bolitas.
-Bien, pero mientras las galletas se hornean, tu vendrás conmigo a la cama.-Beso su mejilla.
Hermione solo pudo reírse».
Su corazón latía un poco más rápido de lo que le gustaría.
«Claro que si. En varias ocasiones te ayudaba a preparar galletas cuando era tu novio». Eso fue lo que su mente formuló como respuesta original.
-Pues... Quizá alguna vez con cierta novia, no recuerdo con exactitud. Y con mi madre-No supo de donde tuvo el valor para decir eso. Planeaba responder con un simple y llano «no».
Consiguió prender el horno y se incorporó. Hermione ya tenía en la bandeja varias bolitas de masa. Si que era veloz.
-¿Y te gustaba hacerlo o no?
No sabía si sus incesantes preguntas eran normales... Si su curiosidad no escondía algo.
-A decir verdad, si. Lo disfrutaba bastante.-Prefirió decir la verdad.-¿Tu nunca has cocinado junto con Harry?
-Bueno... Creo que no. Él prefiere verme cocinar, le gusta cuando tarareo. Por lo regular cuando estamos juntos, él se dedica a hacer pendientes del trabajo y yo cocino algo. Así es nuestra dinámica.
De inmediato se sintió orgulloso y hasta poderoso al saber que el cocinar juntos continuaba siendo una cosa que solo ellos dos hacían cuando tenían una relación, pero así de rápido su sentimiento se esfumó para ser reemplazado por la ya tan conocida culpabilidad y miseria.
No dijo nada más y le ayudó a hacer más bolitas. Después de llenar dos bandejas, terminaron. Hermione las puso en el horno.
-Listo. Alrededor de los 20 o 30 minutos estarán listas.-Anunció con una sonrisa.-Ahora hay que limpiar. Si quieres, puedes irte, Draco. Creo que ya sufriste demasiado al ayudarme a cocinar galletas.
Le estaba ofreciendo la oportunidad de irse... Debería tomarla. No le hacía nada bien permanecer al lado de su ex novia. Revivía recuerdos que ahora solo eran dolorosos para él. Si ella tuviera memoria de lo ocurrido entre ambos, tenía la certeza de que ni siquiera cruzaría palabra alguna.
-Nada de eso. Te ayudaré.-Accedió un poco extrañado por su comportamiento.
Con el ceño fruncido tomó los trastes para llevarlos al fregadero.
-¿Sabes? Me resulta raro que sepas prender un horno pero que no te guste cocinar.
Tuvo un jodido dejá vu.
Parecía que se querían burlar de él en su cara.
-Si... Pasa que mi madre cocinaba bastante, también horneaba. Entonces desde que era un niño me enseñó a prender el horno, de esa forma le ayudaba en la cocina.-Respondió de forma similar a cuando ella le preguntó en el pasado.
-Entiendo. ¿Ves? No eres tan malo en la cocina después de todo.-Dijo con una sonrisa y le lanzó un trozo de chocolate que estaba en la barra.
Él limpio el lugar donde habían cocinado y Hermione se dedicó a lavar la loza. Dentro de 10 minutos habían terminado.
-Ahora tendrá sentido tener un tarro de galletas, ¿cierto?
-Supongo que si.-Dobló el trapo para dejarlo por ahí.
-Es muy lindo, pero tengo una pregunta, si no te gustan las galletas, ¿por qué compraste uno? Y encima de Friends-Le cuestionó apoyándose en la encimera y observando sus ojos.
Esa mujer sabía como ponerlo nervioso. Verla ahí, esperando una respuesta, era como si lo estuviera retando. No se había percatado de que usaba una playera de Harry... Su estómago se revolvió.
-Ginny me convenció.-Fue lo primero que se le ocurrió.
-¿Ginny? ¿En serio?-Alzó una ceja con incredulidad.
Ni ella le creía esa excusa.
-Sí. También a Harry le gustan las galletas.
-Ya veo. Que inteligente.-¿Se estaba burlando de él?
La rubia tomó el secador entre sus manos. Alzó su cabeza para fijar sus ojos oscuros sobre los suyos.
-¿Qué? ¿Sucede algo?
-No, no. Es solo que... Creo que es la primera vez que hemos convivido por mayor tiempo.-Hizo la observación.
Tenía razón. Quizá.
Él internamente estaba desfalleciendo paulatinamente. Le estaba costando mucha energía mantenerse medianamente tranquilo y aparentar estar bien a su lado.
-Me agrada.-Sonrió sin mostrar los labios. Una sonrisa inocente.-Y sé que esto hace muy feliz a Harry.
Ay, no...
-¿El qué?
-El que nosotros convivamos más. Harry quiere que nos llevemos mucho mejor, que nos volvamos amigos. La verdad, él te estima muchísimo.
Eso era como recibir malditos disparos en el corazón. Se sentía un traicionero canalla. Si tan solo le contara todo a Harry.
-Lo sé... Es como un hermano para mi. Me ha expresado su deseo de que tu y yo...-Decir eso le provocó un espeluzno por todo el cuerpo. Como si hubiera reconocido que no era correcto. Observó a la chica que de un momento a otro estaba más cerca. Literalmente la tenía de frente a centímetros de su cuerpo.-Que tu y yo...
-¿Fuéramos amigos?-Terminó por él.
No sabía si estaba perdiendo la cordura, pero podía jurar qué sentía la respiración de Hermione. ¿Por qué carajos estaba tan cerca? Podía oler a la perfección su perfume. Sus narices ya estaban inundadas de la fragancia, unos minutos más y estaría perdido.
-Sí...-Inhalaba y exhalaba con profundidad.
Si daba un paso más hacia ella, podía unir sus labios... Solo con un paso más...
-Gracias por el tarro de galletas. Fue un detalle precioso. Te lo agradezco.-Eso le estrujo el corazón.
Esa mujer aún poseía control sobre él. Tan solo deseaba que le agradeciera con un maldito beso. Se había dado cuenta que al final de todo, compró el tarro para ella...
Estaba perdido en su mirada, sus cuerpos casi chocando. Cualquiera que entrará por la puerta podría afirmar que estaban a punto de besarse. La tensión se podía palpar al instante. Draco no podía respirar.
Hermione se puso de puntas, desconcertado a Draco y sus labios fueron a parar a su mejilla, donde depositó un beso corto pero con intensidad. Cerró los ojos al sentirlo... Era como si estuviera soñando. Ella se separó y con una sonrisa lo miró a los ojos de nueva cuenta.
-Iré a ver que está haciendo Harry. Ya se demoró bastante.
Eso lo devolvió a la cruda realidad de golpe.
-Claro.-Sonrió con todo el dolor de su alma.
Hermione se alejó a paso lento para entrar a la habitación de Potter y cerrar la puerta.
Parpadeo varias veces y se tomó el cabello con desesperación.
¿Qué diantres había sucedido? ¿Acaso estaba alucinando? Lo que acababa de pasar fue realmente desconcertante, extraño y jodidamenre maravilloso.
Por un lado se sentía bien, necesitaba más de ella, besarla, abrazarla, rodearla con sus brazos... Recordó todos los momentos bellos que compartió a su lado; pero por el otro, Harry se instalaba en su cabeza, lo que le había hecho a Granger, y todo se rompía en mil pedazos.
No mentía al decir que ya no soportaba más la situación. Un dolor de cabeza se instaló en él.
Vio el tarro de galletas y no supo si fue buena elección comprarlo o todo lo contrario.
Mientras continuaba en su estado de shock, la puerta de Harry se abrió y salió Hermione Granger.
Draco cambió su postura y expresión del rostro.
-Draco, podrías apagar el horno, por favor. No queremos que se quemen.-Pidió.
-Por supuesto. ¿Y Harry?
-Se quedó dormido después de vestirse. Me causó gracia cuando entre y lo vi. Al parecer la salida lo agotó.
-Creo que es normal después de que pasara algunas semanas en absoluto reposo.-Ya no quería seguir ahí. Lo decía en serio, quien sabe lo que podría ocurrir si permanecía en ese lugar con Hermione.-Iré un momento a mi habitación.
-Está bien. Bonita chaqueta, por cierto.-Comentó la rubia.
-Gracias.-Agradeció apresurando el paso a su cuarto.
Debió quitarse la chaqueta antes de que ella la viera... Sabía que no recordaba nada pero él si lo hacía.
Rápidamente entró a su habitación, enseguida cerró la puerta. Se quitó la chaqueta y la arrojó sobre una silla que tenía. Con pesadez se lanzó a su cama.
Sus ojos descansaron por unos segundos. Cuando los abrió decidió tomar su celular y perder un poco el tiempo, simplemente buscaba distraerse mirando las redes sociales.
Después de navegar en Facebook, e Instagram y darle corazón a una publicación de una celebridad que le encantaba llamada Emma Watson, suspendió el celular.
Ahora que estaba totalmente solo, recordó el papel que tenía en su cartera. Lo sacó de manera rápida y lo extendió. Ambos números permanecían ahí escritos. Sus ojos pasaban y leía uno por uno.
Se mordió el labio y entró a sus contactos en el celular... Dio clic en registrar nuevo número, sin darle demasiadas vueltas inició a pasar los números a su dispositivo.
Los guardo. Se fue inmediatamente a WhatsApp, quería ver si al registrar los números le aparecía alguna foto o mínima información que le pudiera arrojar una pista. En ciertas ocasiones al guardar un número puede aparecer su foto sin necesidad de que la otra persona te tenga en sus contactos. Esperaba que ese fuera el caso. Necesitaba saber a quien pertenecía. Ponerles cara.
Contuvo la respiración inconscientemente, a un número lo registro como "Imbecil 1" y al otro "Imbecil 2", así que buscó en sus contactos el primero.
Sabía que el plan original era que Ginny se comunicará mediante quizá algún teléfono público a ambos números y de esa forma descubrir de quien se trataba, no obstante, la incertidumbre y curiosidad lo carcomian, necesitaba fervientemente conocer ya la respuesta y aún no había formulado alguna táctica para realizar con su amiga la idea. Por lo que prefirió una opción más rápida.
Para su suerte, si aparecía foto. La puso en pantalla y al hacerle zoom descubrió que se trataba del imbécil qué lo había golpeado junto con los otros dos, Crabbe y Goyle.
-Maldito.
El nombre que tenía era Dudley. Con que así se llamaba el idiota.
Comenzó a buscar el segundo contacto, esperando correr con la misma fortuna.
Y así fue, éste número también tenía foto. Al verla se quedó pasmado a los minutos, cuando a su mente llegó la familiaridad y reconocimiento.
Él conocía a la chica que mostraba la foto...
Era Cho Chang, una mujer con la cual había pasado la noche hace algunos meses.
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¡Hola! ¿Cómo están? Espero que de maravilla. También deseo que estén disfrutando la lectura, como ven, esto se está poniendo cada vez más picante. 7u7
Y aguarden porque el siguiente capítulo les espera una bomba. Al fin.
Anyway, díganme que les pareció la ocurrencia de poner que Draco Malfoy sigue a Emma Watson en Instagram y le encanta JAJAJA. Me mame. Pero es mi fic y puedo hacer lo que yo quiera JAJAJA. 🛐
Me despido para no entretener demasiado y puedan continuar al siguiente capitulo.
¡Muchas gracias por leer! 🐍
Ale 💚🐍
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