Disparates y más confusión

-Ginny, hola.- Saludo Draco, algo confundido pues no sabía porque tenía esa actitud.-¿Qué sucede? ¿Porque estas molesta?

Ginny lo miró mal, ¿que carajos había hecho? Sus ojos dejaron de acecharlo, ahora miraba a Hermione, la recorrió de arriba a abajo. Después volvió a ver a Draco.

-Contigo no es el asunto.- Le soltó la pelirroja para su sorpresa.

¿Si no era con él? ¿Con quién? Como si hubiera leído sus pensamientos, Ginny mientras miraba a Hermione de nuevo con sus ojos molestos habló:

-Es con ella.

Si Draco ya se encontraba confundido, pues ahora le había dado un bloqueó brutal. ¿Con Hermione? ¿Como iba a tener un problema con ella?

-¿Conmigo?-Hermione hablo por primera vez.

La rubia miraba a la pelirroja confundida, y es obvio. Era la primera vez que Hermione veía a Ginny.

-Si, así es. Y tú lo sabes bien.- Le dijo Ginny con los brazos en jarra y sin quitar su mirada de odio.

¿Que rayos pasaba? Draco dejo las bolsas en el suelo y vio a ambas chicas.

-¿Ustedes dos se conocen?- Pregunto.

Era la única razón lógica, pero no lo veía posible.

-Dile que me conoces Hermione, dile.- Nunca había visto a Ginny tan molesta.

Draco miró a la chica, esperando que hablará, Hermione lo miro y aún sosteniendo las bolsas con sus manos respondió:

-Nunca había visto a esta mujer en mi vida.- Después de decir aquello, miró a Ginny-. Ni siquiera sabía tu nombre hasta que Draco lo dijo.

El rostro de Ginny se contrajo y compuso una cara de indignación total.

-¿Como puedes decir eso? ¡Está mintiendo!- Afirmó, señalando a la rubia.

-¡Claro que no! ¿Como voy a conocerte si recién acabo de llegar a Manhattan hace dos días?

-Oh, tu bien sabes. ¡Por favor! ¿Quieres que lo diga?- Retó la pelirroja.

Draco iba a explotar, ¿que carajos pasaba? Necesitaba que todo se aclarará ya, tenía suficientes cosas en que pensar como para una más.

Hermione estaba por contestar cuando la puerta del apartamento se abrió, dejando ver a Harry.

-Siento la tardanza, estaba en el baño. ¿Porque tanto alboroto aquí?- Se interesó y miró la escena.

-¡Por ella!- Respondió alterada Ginny.

-¿Por mi novia?- Preguntó de nueva cuenta Harry, incrédulo.

-Si, por tu... ¿Es tu novia?- Se interrumpió a si misma, al parecer no se lo creía.

-Así es Ginny.- Harry estaba algo confundido por la actitud de Ginny.

La pelirroja miró a la rubia de arriba a abajo otra vez, mientras que esta parecía igual de confundida que Draco y su novio.

-Elegiste a la equivocada, ella es una perra.

Al oír el insulto, Draco sintió la necesidad de defender a Hermione. Ginny le había dicho perra, lo cual, no era para nada lindo.

-¡Ginny! ¡¿Que te sucede?!- Alegó Harry, saliendo totalmente del apartamento, situándose al lado de Hermione.

El rubio miro a la antes castaña, miraba sería a Ginny.

-Si me vuelves a insultar, te juro que te quitaré a bola de golpes esa mirada retadora de tu lindo rostro.- Amenazó Granger, con un tono de voz que hizo estremecer por dentro a Malfoy.

-¿Me estas amenazando?- Ginny se aproximó más a la rubia.

-Así es.- Hermione no se quedó atrás y también se acercó un poco más a la chica.

Ambas estaban muy cerca de la otra, matándose con la mirada.

-¿Crees que no estoy en todo mi derecho de haberte insultado?

-Ni siquiera te conozco, así que no.

-Eres una maldita mentirosa traidora. Siempre lo has sido.- Le soltó con seguridad la pelirroja.

-Te lo dije.

Con una pequeña sonrisa, Hermione soltó las bolsas que traía en sus manos, luego de eso sólo se oyó la tremenda cachetada que le dio a Ginny.

-¡Mierda, Hermione!- Exclamó Draco.

La pelirroja luego de recibir la fuerte palmada de Hermione, se reincorporó y tomó a la chica de sus cabellos rubios y comenzó a zarandearla de un lado a otro. Granger colocó sus manos sobre las de ella y clavo sus uñas en el intento de alejarla.

Harry y Draco se vieron antes de tomar la decisión de separarlas, pues si seguían las cosas de seguro empeorarian. Potter tomo a Hermione de la cintura y a Malfoy no le quedó de otra que sujetar a la pelirroja.

-¡Detenganse!- Gritó Harry, cuando los chicos separaron a las chicas.- ¡¿Que te sucede, Ginny?!

-¡Ella, ella sucede!- Respondió con irá, tratando de zafarse del agarre de Draco.

-¡No tienes derecho a insultarme!- Interfirio Hermione.

-¡¿Sigues negandote?!

-¡No te conozco!- Repitió.

-¡Eres una estúpida rubia oxigenada mentirosa!- Insulto.

-¡Tú mamá se baña en tenis!

-Siempre quise que alguien dijera eso en una situación como esta.- Dijo Draco, obteniendo las miradas de los tres.

-Draco, no es momento.- Habló Harry.

Enseguida el azabache tomó las bolsas aún sosteniendo a Hermione y guió a la chica al apartamento.

-Esta loca.- Le murmuró la rubia a su novio.

-¡Prefiero ser loca que mentirosa!- Gritó Ginny recibiendo como contestación el sonido al cerrar la puerta.

Draco hizo lo mismo con la pelirroja, ambos entraron al apartamento de la chica, con algo de esfuerzo pues Ginny luchaba para zafarse.

-Ya, Draco. Sueltame.- Pidió por cuarta vez.

-Sólo te soltare si no te vas corriendo hacia nuestro apartamento.- Condicionó Draco.

-De acuerdo.- Dijo entre dientes, rodando los ojos.

Malfoy soltó a Ginny en el suelo de su sala, está tranquilizó su respiración. Y de un segundo a otro se echó a correr hacia la puerta, Draco fue tras ella. La pelirroja tomó la manija pero el chico la tomó por la cadera y la levanto.

La chica se resistió y siguió sosteniendo la manija, Draco la jalaba sin lastimarla.

-¡Ginny! ¡Suelta la manija!- Ordenó Draco.

-¡No!

El chico trato con un poco más de fuerza, consiguiendo a los minutos hacer que Ginny se soltara por fin. Cargandola de forma vertical, mientras la pelirroja luchaba para que la soltara la llevo hasta el sillón, sin embargo, no la soltó.

-¡Sueltame ya, Draco!

-No, te acabo de soltar y ve lo que pasó.- Respondió Draco, tratando de evitar que Ginny se moviera como lombriz.

-¡Me acaba de cachetear y no le he hecho yo nada!- Espetó eufórica.

Draco la dejo en el sillón color azul de Ginny, está cayó acostada.

-Si vuelves a hacer lo mismo no dejaré que entres jamás a mi apartamento.- Le advirtió Malfoy, mirándola severo.

-Tú ganas.- Aceptó a regañadientes.

Ginny se incorporó para mejor sentarse y dejarle lugar a Draco.

-Ahora explícame que diablos acaba de suceder.- Pidió el chico mientras se sentaba.

-No miento Draco. Conozco a Hermione, ella me conoce, éramos amigas.

Draco no podía creerlo, pero comenzó a pensar un poco. Ginny también venía desde Londres, Hermione por igual, tal vez no era del todo imposible que no se conocieran, pero entonces la preguntaba estaba en ¿porque Granger decía lo contrario?

-¿Amigas?

-Si.- Ginny asintió-. Llevaba conociendo a Hermione un año, porque luego me mudé para acá.

Draco comenzó a calcular, un año antes de que la pelirroja se mudara. Él ya se encontraba en Manhattan. Deshecho de inmediato la idea de que Ginny supiera algo de la anterior relación de Malfoy con Hermione.

-Ella y yo nos conocimos en un club de jazz.

-¿Un club de jazz?- Repitió Draco, interesado.

-Yo... por una temporada trabaje de camarera cantante en un club de jazz en Londres.- Explicó Ginny sin mirar a los ojos a su amigo.

-Nunca me has hablado de eso.

-No. Tengo mis razones, no fue una etapa muy linda de mi vida. Luego te cuento, mejor prosigo.- La chica se aclaró la garganta y comenzó a contar la historia-. Era un viernes en la noche, yo estaba trabajando en el club. Y como a las 10:30 ella entró, yo la vi, venía vestida con ropa de trabajo, en ese momento trabajaba como secretaria. La observe, la verdad es que era muy linda y se diferenciaba de las demás chicas que iban a ese club.- Ginny se rasco la barbilla-. ¿Puedes darme una cerveza?

Draco estaba enfrascado, no podía creer que en realidad su amiga y vecina pelirroja conociera a su ex-novia, en serio que el mundo era pequeño, ahora era la oportunidad de saber algo más de Granger. Malfoy se levantó del sillón y saco dos cervezas del refrigerador.

Regreso y le entregó a Ginny la lata, está la abrió y le dio un buen trago. La sostuvo con sus dos manos, jugando con ella. Draco la abrió por igual y le dio un sorbo, sintió el frío de la lata en sus manos.

-Ella se sentó en una de las mesas y pidió de beber, me tocó atenderla. En ese entonces pensaba: que suerte, pues en serio que tenía curiosidad por esa chica. Y lo demás sucedió, comenzamos a entablar una charla, Hermione era una chica cansada de su vida, odiaba con el alma su trabajo, estaba mal económicamente y sentimentalmente pues estaba tratando de superar una relación que había terminado fatal. ¿Que pasó? Nunca lo supe, no me dio detalles.

Ginny se encogió de hombros y le dio otro trago a su cerveza, Draco hizo lo mismo. La imagen estaba clara en su mente, veía a una Hermione vestida con blusa blanca y una falda de lápiz azul rey y tacones del mismo color. Su rostro cansado, sus ojos sin su brillo característico y con una voz casi robótica, carente de sentimientos le decía una y otra vez: Te largaste y con ello arruinaste todo en mi vida. Eres una desgraciado, ¿lo oiste? Me arruinaste Draco.

-Yo también le hable de mi, y después de ahí nos seguimos viendo hasta que nos volvimos grandes amigas.

-¿Y porqué estas molesta con ella?- Pregunto Draco aún sin entender.

-Yo llevaba una relación con un chico, de verás que lo amaba y posiblemente seguiría con él de no ser por ella.- La voz de Ginny era veneno puro-. Un día a Hermione se le ocurrió decirle a mi novio que yo lo engañaba, y le creyó debido a que el chico lo conocí por la misma Hermione, ellos eran muy amigos. Quede como la mala del cuento, Joey se alejó de mi, nunca volví a saber de él.

Joey

Malfoy husmeo en su mente para ver si conocía a ese Joey, tal vez durante el noviazgo con Hermione ella pudo haberlo mencionado o algo, pero al parecer no era el caso, pues Draco no recordaba ese nombre.

Enseguida miro a Ginny, tenía la mirada en el suelo y se pasaba de una mano a la otra la lata de cerveza, Draco sabía que ella estaba molesta pero también estaba seguro que aún le dolía aquello ¿porque otra cosa le tomaría importancia después de tantos años si no fuera así?

-¿Porqué hasta ahora le reclamas?

-Después de lo que sucedió, nunca volví a ver a Hermione, fue como si hubiera desaparecido. ¿Que creías? que me quedaría de brazos cruzados, jamás. Simplemente nunca la encontré, hasta ahora. Por eso estaba enojada el otro día, me enteré de que vendría y eso me hizo que la sangre me hirviera. La última vez que la vi tenía el cabello castaño, y ahora es rubia.

Su amiga soltó una risa carente de emoción y volvió a tomarle a la cerveza. Draco se recargo bien en el sillón, Hermione no era de las personas que hacía algo malo porque sí, le costaba mucho trabajo creer que le había hecho eso a Ginny sin razón aparente.

-¿Porqué te hizo semejante cosa, Ginny?- Cuestiono, mirando a la pelirroja mientras dejaba la lata de cerveza en la mesa de madera color oscuro que había en la sala.

-Eso es lo peor, ¡no lo sé!- Dijo, la frustración y la incertidumbre se hicieron presentes en Ginny.- Nunca lo supe porque ya no pude hablar con ella después de eso, iba a su casa, nunca estaba, le mandaba miles de mensajes y llamadas, jamás respondia. Te digo, era como si la tierra se la hubiera tragado, y ahora la escupe en mis narices después de casi dos años.

"Ya somos dos, Ginny" Pensó el rubio.

-¿Y tú que sepas nunca hiciste algo para que se molestara, que se yo?- Insistió.

Ginny pareció pensárselo, dejó la cerveza también en la mesa y subió los pies al sillón, tenía sus uñas pintadas con un esmalte purpura que hacía juego con el de sus manos.

-Tal vez si haya hecho algo.- Dijo mirando a Draco pensativa.

-Bueno, sueltalo.- Pidió el chico.

-En el año que fuimos amigas, la relación no fue del todo sana por mi culpa. Ahora que recuerdo, le ocultaba varias cosas mías, le mentía mucho y en una ocasión hable mal de ella.- Explicó Ginny jugando con sus manos.

-¿Por qué?- Pregunto Draco a la pelirroja.

-Tengo que aceptar que siempre tuve envidia, a pesar de que no tuviera en ese momento una carrera perfecta, yo la envidiaba. Era una excelente persona conmigo, tenía un algo que me hacía detestarla un poco.

La voz de Ginny había bajado sumamente, ahora parecía estar un poco arrepentida. Tal vez estaba pensando las cosas.

-¿Y no crees que podría ser que Hermione se enterara de lo que hacías y por eso le mintió a tu novio?

Los ojos marrones de la chica se movieron de un lado a otro, como si estuviera tratando de recordar algo. Pero al final se encogió de hombros.

-Puede que si, pero no estoy segura. ¿De que se pudo haber enterado de todos modos?

-Si tú no lo sabes, yo menos.- Comento.

-Es por eso que necesito hablar con ella, quiero saber porque lo hizo. Se que no era la mejor amiga, pero oye, tampoco sus acciones fueron buenas. La incertidumbre de no saber porque me vuelve loca, Draco.

Se quedó un minuto en silencio, estaba procesando todo aún. Era mucho para él, y más preguntas se abrían por su mente, la mayoría no tenía respuestas, no podía contestarlas el mismo, sentía que en cualquier momento su cerebro explotaria.

-¿Y porqué eras así con ella? Es que tú no eres así Ginny.- Decidió preguntar.

-¡Lo se! Estas de testigo que no soy así. Pero no lo se, Hermione sacaba a veces lo peor de mí. Te digo, tenía un algo que me hacía desesperar.- Dijo, agarrándose su cabello rojizo en una coleta.

-Hay algo que no entiendo aún.- Balbuceo Draco, Ginny lo miraba esperando a que siguiera hablando-. ¿Porqué Hermione niega que se conocen?

Esa era la duda que más quería responder.

-Quisiera saberlo.

Malfoy no dijo más, sus ojos se posaron en el suelo de madera del apartamento, pensativo.

-Así que... ¿es novia de Harry?

Draco asintió con pesadez.

-¿Porqué?- Preguntó, con voz cansada y mirada perdida.

El chico la miró.

-Nunca me dijo su nombre hasta que la vi en el aeropuerto. No conozco casi nada de su relación.

-Que caprichoso es el destino, ¿no lo crees? De millones de personas que hay en Manhattan, Harry tenía que salir precisamente con una chica británica, justamente con la que conozco.- Soltó un suspiró y se levantó del sillón.

"Créeme que quisiera estar en tu lugar, Ginny."

-¿Quieres otra cerveza?- Le ofreció la chica desde el refrigerador.

-No, gracias. En realidad ya tengo que irme Ginny.- Draco se levantó del sillón y se estiró un poco.

-¿Tan pronto? Ya que.- Se encogió de hombros, abriendo su lata de cerveza.

-No quiero que tomes demasiado, ¿de acuerdo?- Pidió, en tono dulce, colocando sus manos sobre los hombros de su amiga.

-De acuerdo.- Le mostró una sonrisa.

Ginny le abrió la puerta a Draco, este salió.

-Aunque no creas que dejaré en paz fácilmente a Granger, necesito explicaciones.

"También yo, y más de las que te imaginas." Habló su subconsciente.

-Y también hablaré con Harry.

-Sólo se dulce.- Bromeo Malfoy.

-Si, claro.- La chica río-. Que tengas buenas noches.

-Igual.

Con eso la puerta se cerró, Draco se paso la mano por su cabello y lo alboroto un poco, soltó el aire que había estado conteniendo sin haberse percatado siquiera. Se acercó a su puerta y giro la perilla, está se abrió y Draco entró.

-Hermione, cielo, ¿segura que me dices la ver...- Las palabras de Harry se vieron interrumpidas, debido al sonido de la puerta al cerrarse.

Tanto Hermione cómo Harry miraron al rubio.

La chica estaba de pie en la sala, a unos cuantos pasos enfrente de donde estaba sentado Harry.

-Lo siento, los dejo solos para que terminen de charlar.- Dijo Draco, emprendiendo camino rápidamente a su habitación.

Sin embargo paró al escuchar la voz sería de Hermione:

-No, en realidad, sería bueno que te quedaras, Draco.- Sus ojos marrones se posaron en los grises de él-. ¿Sabes porque esa chica está enojada conmigo?

Draco no estaba seguro de si contarle o no, a simple vista parecía que en verdad, Hermione no sabía nada del porqué el enojo de Ginny. Miro a Harry, tratando de pedirle ayuda o transmitirle algo con la mirada, cualquier cosa. Pero al parecer estaba igual de interesado en saber lo que él respondería.

-¿Tú no lo sabes?- Decidió preguntarle.

-¡Ni siquiera la conozco!- Exasperada levanto un poco sus brazos.

-¿Estas completamente segura?- Insistió.

El rostro de Hermione fue de ira, su ceño se fruncio y apretó los puños. Sus finos labios en una línea recta.

-¡Váyanse al diablo!- Soltó, y dio medio vuelta para ir a la habitación de su novio.

Harry se levantó y tomó por la muñeca a Granger.

-Tranquila.- Le dijo con voz pacífica.

La chica volteó a mirarlo, sus ojos demostraban furia pura.

-¡No! Ninguno de ustedes dos me creé. De Draco puedo comprenderlo, me conoce apenas hace dos días.- Argumento, mirandolo; Draco notó algo en esa mirada, pero no dedujo que podía ser-. Pero tú, Harry. Mi novio no puede creerme.

Hermione se soltó de el azabache, este solo la miro fijamente.

-Lo siento.- Se disculpó, susurrando.

La rubia suspiro y fue a sentarse en un taburete.

-Draco.- Lo llamó, este la miro-. ¿Que fue lo que te dijo Ginny?

-Que ustedes dos llevaban un año siendo amigas, se conocieron en un club de jazz en Londres. Fueron amigas hasta que...- Su voz se fue apagando.

No estaba seguro si soltar lo siguiente, miro a Harry y Hermione. Trato de notar alguna pizca en el rostro de Granger, que dejará a la luz que hubiera una posibilidad de que ella sabría de que estaba hablando Draco.

Pero al parecer no, tanto su amigo como su novia tenían un rostro perplejo y confundido.

-Hasta que... ¿que?- Preguntó Harry.

-Hubo un problema entre ustedes dos.- Explicó, así nada más.

No quería dar la información completa, así que encubriria esa parte de la historia. Si Hermione, por milagro, sabía de que hablaba, podría ella explicar lo que seguía.

Pero lo veía imposible, al parecer Granger no sabía nada. Pero, ¿por qué? ¿por qué?

La chica parecía no recordar nada, él había metido la pata algunas veces con sus palabras, ella parecía ni siquiera percartarse de ello. Con el simple hecho de que ambos se vieron después de dos años y toda su historia, y que ella no hubiera reaccionado dándole una cachetada o mencionandole algo, ya era extraño en demasía. Y ahora lo de Ginny, Hermione decía que no la conocía.

¿Que estaba pasando en la rubia?

¿Porqué no recordaba nada?

¿Acaso habría sufrido algún accidente y perdió la memoria o algo por el estilo?

¿O iba más allá de eso?

Eran muchas preguntas y ninguna sin respuesta, miro a Harry. Tal vez el podría serle útil en busca de información, al fin y al cabo era su novia.

-¿Que problema?- La voz (podía jurar que le sonó angelical) de Hermione lo saco de sus pensamientos.

-No me dijo, sólo explicó eso.- Él se encogio de hombros.

-Bebé, ahora con esta información. ¿Segura que no conoces a Ginny? ¿Ni familiar se te hace?

Hermione miro hacia un punto en el suelo, tal vez buscando en su mente algo. Pero podía ser que estuviera haciendo algo más que rebuscar en su mente, Draco no lo sabía bien.

-No. Estoy tratando de recordar y nada.- Dijo al fin, levantando su cabeza.

Draco se dirigió a la cocina y se sirvió un vaso de agua, pensativo lo bebió.

-Te creo, amor.- Harry se acercó a ella y le plantó un beso en la frente.- Ve a dormir, voy en un momento.

La chica asintió, Harry le sonrió y le dio un tierno beso en los labios. Draco se giró al lavamanos para no ver eso. A los pocos segundos escucho los tacones repiqueteando en el suelo, y luego como la puerta se cerraba. Hermione se había ido.

-¿Pasa algo?- Cuestionó el rubio, al notar que Harry lo miraba.

El de lentes niega con la cabeza y se apoya en la encimera de granito.

-¿Que tal les fue hoy?- Se interesó Harry.

-Bien, fue agradable.

Draco bebió nuevamente de su vaso con agua.

-Me gustaría terminar la plática que dejamos pendiente, te juro que será civilizada.- Aseguró Harry.

Draco lo menos que quería era hablar, y mucho menos de Hermione. Pero asintió y se aproximó a su amigo.

-Entonces, ¿te cae bien Hermione?

-Si, Harry. No tengo ningún problema con ella. Mi comportamiento es así, porqué últimamente he estado algo cansado y... no sé, pero no te preocupes. Te juro que ella me cae bien.

Se obligó a sonreír y tragarse lo que en realidad quería decir.

-Gracias, amigo.

-Pero, necesito que me cuentes a detalle como comenzó su relación. Nunca me contaste nada, idiota.- Se quejó burlesco Draco.

-Te lo contaré este fin de semana, iremos a algún bar yo invito.- Se comprometió con una sonrisa.

-Me parece justo.

Ambos se estrecharon las manos y se sonrieron mutuamente.

-Debo irme, tal vez este despierta esperandome.

Malfoy asintió y vio como Harry se aproximaba a su habitación.

-Harry.- Habló Draco.

Este respondió con un sonido de boca, su mano estaba a punto de girar la manija.

-¿No crees que es algo raro esto de Ginny y Hermione?- Se atrevió a preguntar.

-Ahora que lo dices, si Draco. Es algo extraño.

Harry entró a la habitación, mientras que Draco se quedó parado aún pensativo.

(...)

Al día siguiente, Draco se encontraba en el estacionamiento que había en su trabajo, y estaba juntando el cambio de la máquina de dicho estacionamiento. Podía escuchar las gotas de lluvia y los rayos. La lluvia había comenzado a las 4 de la madrugada y aún no paraba. Tomo el ticket y lo metió en un bolsillo de su gabardina café.

-A un rubio británico como tú, le quedan bien esas gabardinas.- Draco miró al lugar de donde provenía esa voz.

De la distancia, conforme se acercaba se dejaba ver quien había hablado.

-Katherine, que sorpresa.- Dijo Draco.

No esperaba toparse a la ojimiel en el estacionamiento de su trabajo.

-Draco.- Lo saludo con su característica sonrisa.

La observó, llevaba puesto un vestido elegante color azul rey, que resaltaba muy bien sus curvas. No sólo era hermosa de cara, sino también de cuerpo. Era algo que no pudo ver cuando se conocieron en el auto. Llevaba puesto unos tacones de aguja blancos y un bolso del mismo color.

-¿Que haces aquí?- Preguntó el rubio.

-Vine por una entrevista de trabajo.

-¿Para el puesto de corrector de textos?

Katherine asintió, sonriente.

-Es mi especialidad, espero tener suerte.

-Espero y te contraten. Si es así, seremos compañeros de trabajo.- Dijo con una sonrisa.

-Sería genial.

Malfoy se pensó para decir lo siguiente:

-¿Quieres venir conmigo a tomar un café?- La invitó, con su sonrisa coqueta.

No había salido con nadie desde Hermione, no podía explicar el porqué, pero sentía que Katherine podría ser la excepción. Era en verdad hermosa, y lucia amable, no perjudicaba a nadie que salieran y se conocieran un poco.

-Acepto tu invitación, con una condición.-Dijo, sonrisa pícara en su rostro moreno.

-¿Cuál?

-Yo pago lo que consuma. Cada quien lo suyo.

-¡Oh, vamos! Yo te estoy invitando, no tienes porque.-Él dio un paso hacia ella, sonriente.

-Me gusta pagar lo mío. ¿Que dices?

-Esta bien.-Bufó-.Sólo porque tú lo pediste.

La chica asintió y se colocó al lado derecho del rubio, acomodandose mejor su bolsa al hombro. Con una sonrisa, ambos caminaron hacia el coche de Draco.

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Hermione saboreo el exquisito sabor que desprendían sus tallarines, podía sentir la crema hacer maravillas en su boca, el queso era exquisito. El tallarin estaba cocido a la perfección, no estaba ni duro, ni muy aguado.

Levantó su vista de su plato y notó que Harry no dejaba de mirarla, además que no comía absolutamente nada, sólo estaba jugando con los cubiertos moviendo la comida de un lado a otro.

-Ok, ¿que pasa?-Rompió el silencio, y dejó sus cubiertos en su plato.

-¿A que te refieres?

-No dejas de mirarme. Tu comida está intacta, ¿quieres decirme algo?

Harry suspiro y soltó su tenedor suavemente.

-Es sólo que es extraño.

¿A que se refería?

-¿Que es extraño?-Preguntó, muy confundida.

-Lo que pasa entre Ginny y tú. Es que es raro que ella diga eso, pero que tu digas que no es cierto.- Hermione iba a hablar, pero Harry fue más rápido-. Te juro que te creo, no lo dudes. Pero no puedes negar que es muy extraño.

Ella guardo silencio y vio sus tallarines, ahora no se le apetecía comerlos. ¿Tenía que comenzar con ese tema ahora? Porque ya se estaba desesperando de que sólo se hablará de eso.

-Supongo.- Respondió, encogiendose de hombros.

-¿Y si hablas con ella?-Propuso el azabache, como si fuera la mejor idea.

Pésima idea.

-¿Estas loco? ¿Y que te hace pensar que quiere hablar conmigo?.-La rubia no estaba de acuerdo-.Además, no hablaré con alguien como Ginny, no tengo que comprobar nada. Lo que digo es verdad.

Enseguida, le dio un trago a su limonada, eso le refresco la garganta.

-Piénsalo, ¿si?- Harry se lo pidió dulcemente y le tomó su pequeña mano.

Su pulgar iba de arriba a abajo, acariciandola. Hermione asintió y le dedicó una pequeña sonrisa.

Después de una hora, la rubia iba sentada en el regazo de Harry, se encontraban viajando en bus, justamente estaban yendo directo al taller mecánico, donde el coche del azabache ya estaba reparado.

A ella no le molestaba viajar en transporte público de vez en cuando, pues hubo una temporada donde lo tenía que usar obligatoriamente.

Miro a Harry, quien le regresó la mirada, sus lindos ojos verdes tenían ese brillo que le encantaba. Le sonrió, como una estúpida niña enamorada, y le dio un corto beso en sus labios.

-Te quiero.- Le susurro angelicamente.

En respuesta, Harry le dio otro beso. A los segundos se despegó.

Llevo sus ojos hasta la ventana del bus, y observó la ciudad. La lluvia se había terminado, sólo quedaban las nubes grises. Manhattan era muy diferente a Londres, pero era muy hermosa. En su mente las palabras que Harry le había dicho en el restaurante volvieron a hacerse presentes:

"Piénsalo, ¿si?"

Ella no quería hablar en absoluto con esa pelirroja. No le debía ninguna explicación, aunque debería demostrarlo yendo a charlar con ella. Sin embargo, no estaba segura.

-Bajamos aqui.-Le dijo a Granger, sacandola de sus pensamientos.

Hermione se levantó del regazo de Harry y ambos bajaron del bus.

Caminaron unos cuantos pasos, y llegaron al taller, su fachada era de color azul rey, con blanco y tenía un letrero que decía: Mechanical workshop.

Entraron, Hermione vio a varios hombres trabajando en los autos. A pesar de que los talleres mecánicos, comúnmente estaban desordenados y sucios, este no. Lo cual sorprendió a Hermione, todo estaba limpió y ordenado.

-¡Harry!- La voz gruesa, proveniente de un hombre, la hizo voltear al frente.

-Fred, ¿como estas?- Lo saludo su novio.

-Muy bien. ¿Quién es está preciosura de chica?- Le pregunto el pelirrojo mirando a Hermione con una sonrisa coqueta.

Fred, era un chico alto, le sacaba a Harry 10 centimetros. Era pelirrojo y algo pecoso, no aparentaba más de 25 años.

-Soy Hermione, novia de Harry.- La rubia le tendió la mano amistosa.

-Mucho gusto lindura, Fred, a tus órdenes.- Estrecho su mano, Dios, Hermione sintió que su mano era muy pequeña.- Y cuando digo eso, no sólo me refiero a reparar tu auto.- Él le guiño un ojo.

El gesto fue bastante coqueto, Hermione sólo rodó los ojos divertida.

-Bien, basta Fred.- Intervino Harry, él había dicho eso de forma amigable. Pero Granger supo al instante que no le gustaba lo que Fred hacia.

Él a veces podía ser poquito celoso.

-Tienes suerte, Potter.- Sonrió y estrecho sus dos manos-. Me imaginó que vienes por tu auto.

Harry asintió, Fred los adentro mas a el taller, donde en el fondo, al lado de una camioneta gris; estaba el coche de Harry.

Un mazda gris, brillaba de lo bien pulido que estaba. Parecía nuevo.

Harry y Fred se pusieron a charlar sobre el auto, Hermione desvió la atención de aquella plática, debido a que su celular sonó dentro de su bolsillo del pantalón de mezclilla acampanado.

Saco su celular y se alejó un poco de los dos hombres.

-Hola, Hermione- Saludo desde el otro lado Astoria, su hermana.

-Hey. ¿Que sucede?

-¿Sería posible ir a cenar con ustedes? Habló de Pansy y yo, obvio.

-Creo es buena idea. Pero tengo que consultarlo tanto con Draco y Harry.- Explicó, mirando a este último, quien parecía entregarle unos cuantos dólares a Fred.

-No te preocupes por el rubio jodidamente sexy.- Hermione abrió los ojos, un poco sorprendida por las palabras que había usado para Draco-. Dijo que él no tenía problema, sólo que te preguntara a ti y Harry.

-No creo que se moleste, así que está bien. Las esperamos a las 8:30.- Se encogió de hombros.

-Espero que hagas un delicioso pan casero, o pastel de red velvet, o ese pollo en crema que te sale delicioso.

-Estas loca, Astoria.- Río la rubia.

-Las mejores personas lo estamos.- Dijo, Hermione se podía imaginar la sonrisa que estaba poniendo seguramente.

-Bueno, las veo al rato. En un momento les mando la dirección.

-Bien, adiós hermanita.- Se despidió y colgó.

Granger guardo su celular en su bolsillo trasero, iba a regresar donde estaban los chicos. Pero antes de darse vuelta sintió unas manos tomando su cintura y abrazandola por detrás.

"Draco" Pensó.

¡¿Que demonios?! ¡¿Sus pensamientos habían dicho el nombre del rubio?! ¡¿Que mierda?!

De la sorpresa y horror, se separó bruscamente de Harry. Bajo su mirada, su respiración se volvio más rápida. Podía sentir sus latidos más rápidos cada vez.

Tenía que calmarse si no quería que le diera un maldito ataque de ansiedad.

-¿Hermione?- Harry dijo su nombre, preocupado y confundido.

Reguló poco a poco su respiración, cerró los ojos, relajandose. Despejandose. Pensando en cualquier otra cosa. Mierda.

Tenía meses que no se ponía así, por eso ya no cargaba con sus medicamentos.

Levantó su mano derecha y colocó un mechón de su cabello detrás de su oreja, con una última respiración, abrió sus ojos.

-Linda, ¿estas bien?- Harry se acercó a ella.

Seguían en el taller, pero no estaban a la vista de nadie, pues estaban más cerca de la entrada. Y la mayoría estaban ocupados.

-Si, si. Perdona, me espante.- Explicó, pasando su mano por su frente.

-¿Te espante?- Le pregunto, un poco perplejo.

-Oh, no. Claro que no bebé.- La chica se acercó y puso sus dos manos en las mejillas de su novio-. Sólo vi una cucaracha pasar cerca de mi.

Sabía que eso sonaba terriblemente ridículo, pero funcionaría. Harry sabía que ella le temía a las cucharachas, podía ser convincente.

-Ah, ya entiendo. Hubiera preferido que gritaras o me pidieras que la matara.- Dijo, sonriendo. A la vez tomó las manos de Hermione y beso sus nudillos.

-Si, perdona.

Harry le dio un pequeño beso y la guió dentro del auto. Una vez estuvieron adentro, Fred por la ventana le entregó las llaves a el chico de lentes.

-Conduce con cuidado, que llevas a un preciosa chica, cuatro ojos.- Le dijo a Harry, con una sonrisa.

-Cierra la boca, Fred.- Harry encendió el auto, haciendo sonar el motor.

-Hasta luego.- El pelirrojo vio a la rubia-. Adiós primor.

Le volvió a guiñar el ojo, Hermione sólo le sonrió.

Harry lo asesinó con la mirada, tomó el volante y comenzó a retroceder para salir del taller.

Aunque ya estaba calmada, (por suerte), su mente no se encontraba tan tranquila. Maldición, ¿porqué su estúpido cerebro mando el nombre de el amigo de su novio a sus pensamientos?

No, no, no, eso no era nada bueno. Tenía que continuar, sólo continuar.

Bajo su ventanilla un poco, el coche de Harry olía como a limón. Podía sonar desagradable, pero en realidad era buen olor.

Pasaron por el hotel donde su hermana y amiga se hospedaban, eso le hizo recordar a Hermione que tenía algo pendiente que decirle a Harry.

-Amor.- Lo llamó, mirándolo.

-¿Si?- Respondió, con la mirada en frente.

-Astoria me llamó para preguntar si podían venir ella y Pansy a las 8:30 a cenar, ¿te parece bien?

-Claro.- Asintió, con una sonrisa.

Ella también sonrió y miro al frente, mientras llegaban comenzó a planear que es lo que haría de cenar. Era perfecto para mantener su mente ocupada, lejos de estupideces y disparates.

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-¿Tienes hermanos?- Preguntó Katherine, bebiendole a su capuccino.

-Soy hijo único.- Respondió.

Se la estaba pasando de maravilla con Katherine, de alguna forma ella lograba que él no pensará en la rubia y lo complicado y doloroso que se había vuelto todo para él, mínimo.

Había conocido bien a la morena, y ella a él también.

Katherine llevaba ya 4 meses viviendo en Manhattan, antes trabajaba siendo maestra de danza, les enseñaba a los adolescentes. Se especializaba en la salsa. Pero además de eso, siempre había querido trabajar como corrector de textos, justo en lo que había ido para probar suerte. Su padre y madre estaban en Australia, a veces iba a visitarlos.

Sus gustos eran parecidos, a ella también le gustaba leer, pero prefería leer aquellas cosas de superación, y no era porque lo necesitara. Amaba bailar, como era obvio, le gustaba mucho ir de fiesta y a veces beber un poco.

-¿Y estas en una relación ahora?- La pregunta de la ojimiel tomó con la guardia baja a Draco.

-No.- Enseguida le dio un sorbo a su té.

-Otra cosa en común.- Dijo, con una ceja en alto y sonriendo.-¿Vives sólo?

-No, tengo un compañero.

-¿Es divertido tener uno?- Se interesó.

-Si, definitivamente. Pero es una gran responsabilidad y no siempre todo es fácil.

-Me lo imaginó.- Katherine se terminó su bebida.- Lo que sucede es que siempre he querido una compañera, pero nunca he podido tenerla.

-¿Porqué?

-No lo sé. Siempre me ha gustado vivir sola, pero conforme pasa el tiempo se va volviendo algo aburrido y monótono. ¿Entiendes?

El chico asintió con la cabeza.

-Tal vez pueda ayudarte con eso.

Los ojos de Katherine lo miraron con esperanza.

-¿De verás?- Se incorporó bien en su silla.

Volvió a asentir.

-¡Eres un amor de persona, Draco! Espero no sea molestia.- Notó un leve sonrojo en las mejillas de la chica.

-Claro que no.- Hizo ademán con su mano, restandole importancia-. Por cierto, te ves linda con tus mejillas sonrojadas.

Le dijo, con su sonrisa torcida y arrastrando las palabras. Katherine se río amigablemente.

-A mi no me lances piropos, Malfoy.- Hizo aparecer una sonrisa retadora y segura.

Le comenzaba a gustar más su personalidad.

-No lo hago.- Le aclaró, y después agregó-. Aún.

La chica negó con la cabeza, divertida.

Bebió de su té nuevamente, una alarma sonó en la mesa. Sus ojos grises fueron directo al reloj que usaba su, ¿amiga? ¿cita? No sabía que eran exactamente.

-¿Tienes alarmas para todo?- La molesto Malfoy, bromeando.

-No, sólo para mis clases de francés.- Explicó sonriente-. Me la pase excelente hoy, Draco.

Katherine le dedicó una última sonrisa, tomó su bolso y se alejó un poco. Malfoy aún sentado, volteó la cabeza en dirección a la chica.

-¡Espera!

Ella se detuvo y lo miró.

-¿Si?

-¿Nos volveremos a ver?- Preguntó, muy interesado.

-Sólo si consigo el trabajo-. Dijo Katherine, con un brillo travieso en sus ojos.

-Estoy casi seguro que si lo consigues.- Habló con confianza en su voz-. Y como siempre tengo razón, puede que te vea mañana en el trabajo.

La chica río carismaticamente, el sonido era melodioso a los oídos del rubio, inconscientemente él sonrio.

Katherine volvió a él y estando de espaldas a Draco le alboroto juguetonamente el cabello.

-Me agradas, Malfoy.- Dijo alegre.

Sin más, salió de la cafetería. Dejando a Draco felíz, su forma de despedirse había sido mejor que un beso en la mejilla.

Dejando propina para la mesera rubia que los había atendido, se levantó y subió a su auto. Al haberlo encendido, se fijó en la hora, faltaban 13 minutos para las 7. Tenía tiempo de sobra para prepararse para la cena de esa noche, así que antes acabaría con el manuscrito pendiente que no completo, en casa. Arrancó el Audi y se dirigió a su hogar, prendió la radio.

Cuando llego, metió la llave en su puerta y entró. Se quitó su gabardina y la colgó en el lugar correspondiente, volteó al lado derecho, donde estaba la cocina, y vio a Hermione cortar unas papas.

-¿Que tal, Draco?- Saludó, sin despegar la vista de las papas.

Se distrajo observando como Hermione cortaba las papas de forma ágil y rápida.

-Hola.- Dijo simplemente.

No esperaba que estuviera Granger, pensaba que Harry y ella estuvieran fuera ahora que su amigo había pedido días en su trabajo, para poder pasar tiempo con su novia.

Se había equivocado.

El olor de el pollo con algunas especias cociendose se instaló en sus fosas nasales, olía delicioso.

-¿Preparas la cena para esta noche?- Preguntó mientras se dirigía a su habitación para dejar sus cosas.

-Así es.

Abrió su maletín y saco el manuscrito y una pluma, salió de su cuarto y se aproximó al desayunador, ese lugar era su preferido para terminar cualquier pendiente/trabajo que tuviera. Sin embargo, al parecer esta vez no podría ser, la barra estaba ocupada con algunos bol llenos de crema, verdura picada, una mezcla de harina de chocolate. Enseguida Hermione puso otro bol con pollo.

-¿Y Harry?- Decidió preguntar, pues no lo había visto.

-Fue a comprar una botella de vino.- Respondió.

Él observó un poco como la chica trabajaba, era ágil y rápida con sus manos. Su lugar de trabajo no estaba sucio ni desordenado, eso hablaba muy bien de un chef. Hermione vertió la crema, el pollo y las verduras que había picado en un sartén. Este emitió el común ruido, cuando algo frío cae en contacto con lo caliente.

-¿Pasa algo?- La chica le pregunto divertida. Volteandose a verlo por primera vez.

Diablos, se le había quedado viendo mucho tiempo.

-No, nada.

-¿Que tienes ahí?- Granger se aproximó a él, después de que le hubo bajado a la lumbre de la estufa.

-Es un manuscrito, d-de mi trabajo.- Se regaño por tartamudear ante su acercamiento.

Hermione tomó la hoja de papel, rozando sus manos en el acto. Eso hizo que un estremecimiento recorriera el cuerpo de Draco, de un de repente sus labios se habían secado al igual que su boca.

Los ojos avellanas de Granger se movían rápidamente leyendo el trabajo de Draco. Él sólo se dedicó a apreciar en silencio lo hermosa que se veía. A pesar de que ella estaba cocinando, no dejaba el glamour de lado, se encontraba maquillada naturalmente. Vestía con un simple pantalón de mezclilla acampanado y una blusa blanca con estampado. Zapatillas igual blancas, lo que hacia que fuera más baja que Draco. Hermione no era tan alta, el rubio siempre le sacaba alrededor de los 15 centímetros.

-¿Cuánto tiempo llevas en este trabajo?- Se intereso, devolviendole la hoja.

Se obligó a despegar su intensa mirada de la chica. Decidió mirar el manuscrito.

-Un año, no mucho.- Se encogió de hombros, deseando que el tema de la conversación no fuera él.

-Es sorprendete, escribes como si tuvieras años en esto. Además usas palabras muy...- Se interrumpió buscando la palabra indicada.

-Ya.- Le dijo, mostrando una débil y tímida sonrisa.

Bajo su rostro y miro al suelo, al segundo lo subió y vio a Hermione. Sus ojos conectaban con los suyos y sus labios estaban curvados en una pequeña sonrisa.

La rubia se alejó y le dio vueltas con el cucharon al guiso que estaba haciendo. Se acercó la cuchara a la boca y probó. Acto seguido, le echó pimienta, ajo en polvo y otro condimento que no pudo identificar.

-Iré a... acabar mi trabajo.

-Oh, vamos. ¿No puedes terminarlo aquí?- Dijo de forma suave, o ¿pidió?

-No quisiera molestarte.

-¡No digas tonterías, claro que no!- Gesticulo con las manos.

Hermione quitó todo lo que estaba en la barra, quedó vacía y limpia. Extendió sus manos, mostrando la barra, dando a entender que podía sentarse ahora sí.

-Gracias.- Murmuró en bajo, sentándose.

Paso el rato en silencio, concentrándose en su trabajo y Hermione en el suyo. A los 30 minutos ambos terminaron, Draco dejo la pluma, y Hermione apagó la lumbre y metió dos refractarios al horno.

-Terminamos al mismo tiempo.- Río Hermione.

-Si.- Se levantó y tomó su hoja-. ¿Que tanto cocinas?

-Hice algo sencillo, pollo a la crema, pastel de papá con queso y tocino. De postre un cheescake.

-¿Todo eso? ¿Tan rápido?- Se sorprendió de las habilidades de Hermione.

Recordaba que a la rubia le gustaba mucho cocinar, y era buena. Pero había mejorado gradualmente.

Ella asintió.

-No es la gran cosa.- Le restó importancia.- Iré a darme un baño rápido.

Se quitó el delantal, por último revisó el horno. Vio los dos refractarios que había metido, apagó la luz del electrodoméstico y se alejó de la cocina.

Draco asintió, el también quería ducharse, pero decidió que ella lo hiciera primero. Rápidamente Hermione se metió a bañar.

Mientras tanto él se fue a su habitación, el olor de lo que había hecho Hermione estaba en todos lados, su estómago rugio.

La puerta de el apartamento se abrió, sabía que Harry había llegado.

-¡Llegué amor!- Avisó, elevando un poco su voz.

-Preferiría que me dijeras Draco.- Bromeó, saliendo de su cuarto.

-¿Y Hermione?- Preguntó, ignorando la broma de Malfoy.

-Terminó de hacer de cenar, ahora está bañandose.

-De acuerdo.- Harry dejo las dos botellas de vino sobre la mesa-. ¿Que tal tu día?

-Resultó bien, salí con una chica espectacular.- Una sonrisa se pinto en su rostro.

-¿En serio? ¿Te acostaste con ella?- Preguntó Harry, como si fuera lo más normal.

Y es que en Draco, eso era salir con una chica.

-No, nada de eso.- Negó levemente con su cabeza-. Fuimos a tomar un café, nos conocimos, pasamos un buen rato. Fue agradable, incluso más que acostarme con alguien.- Expresó.

-Wow, wow, wow. ¿Quién eres y que hiciste con Draco Malfoy?

-Muy gracioso.- Rodó los ojos.

-¿Como se llama?- Harry estaba muy interesado.

Draco se sentó en una de las sillas, Harry imitó el acto.

-Katherine, es hermosa. Es una chica distinta.

-¿Te gusta?- Harry tenía una ceja en alto y una sonrisa traviesa.

-¡Claro que no!- Negó inmediatamente.

-Ajá.- Harry no le creyó y se levantó por un vaso de agua.

El ruido de la puerta del baño abriéndose dio el aviso de que Hermione había terminado su baño.
Tenía que usar toda su fuerza de voluntad para no voltear, al final, se falló a si mismo y miro por el rabillo del ojo, alcanzó a visualizar a la chica con su bata roja. Ella entró pronto a la habitación de Harry.

-Iré a ducharme.

El azabache asintió, mientras metía el vino al refrigerador.

A el rubio no le tomó más que 10 minutos ducharse, pronto se había vestido. Miro su reloj, eran las 8:15. Miro la esclava que se había quitado para darse el baño, no sabía si usarla o no.

Sentía que si la usaba, estaba fallandose a si mismo y a Harry.

Pero si no la usaba, sentía que le faltaba algo. Lo cual era bastante estúpido, pues había durado mucho tiempo sin ella.

Se pasó la mano por el rostro, hasta terminar en su cabello rubio. Se acercó y tomo la esclava. Se la puso como si fuera una pulsera más. Y con un sentimiento de culpa, con su mente diciéndole que se la quite; salió de su habitación.

Hermione, se encontraba de cuclillas apagando el horno. Olía a pan de chocolate, la chica con guantes puestos saco el molde donde tenia el pan y lo desmoldo.

-¿Ya terminaste?- Preguntó.

La chica dio un saltito.

-¡Me asustaste!- Dijo con una sonrisa.

Por un momento los ojos de Hermione se fueron directo a su esclava.

Granger lucía hermosa, estaba usando un vestido negro de tirantes, era pegado al cuerpo, y eso le favorecía mucho debido a la figura curvilinea que poseía. Su cabello lo había dejado moldeado, y traía un maquillaje leve acompañado con sombras. Draco reparo en que estaba descalza.

-Me los pondré ya que lleguen.- Explicó, cuando se dio cuenta que el chico miraba hacia sus pies.

Draco asintió, Harry llego por detrás de él y le dio unas palmaditas en los hombros.

-Aquí está mi amigo enamorado.- Lo molestó con ese tono de burla.

Él se volteó a verlo de frente, Hermione continuó haciendo lo suyo.

-Ya te dije que no me gusta. Sólo somos amigos.- Aclaró, encogiendose de hombros.

Y era verdad.

-¡Por favor, Draco! Acepta que no es asi.- Continuó insistiendo mientras ambos se dirigían al sillón.

-Deja de insistir, ¿quieres? Te aseguro que no me gusta.

-¿Ella fue la que te dio esta esclava?-. Preguntó, tomandolo de la muñeca-. Espera, ¿desde cuando la conoces?

Y fue donde su mente le dijo un te lo dije. Pues había sido mala idea ponersela. Lo ponía mal que Harry pensará que Katherine le había regalado eso, porque la realidad era otra verdaderamente terrible para todos.

-La conozco apenas ayer, Harry.- Confesó, mirándolo.

El azabache soltó su muñeca.

-Tienes que decirme quien te dio esa esclava.- Pidió con interés.

Él no contesto, lo que le siguió fue un silencio de algunos minutos.

-¿Fue de alguna relación pasada, Draco?- Preguntó.

-Si.

Para su salvación, Hermione se puso por detrás de Harry y lo tomó por los hombros, desviando la atención del azabache.

-Mi amor, deja a Draco en paz. No deberías ser tan extrovertido.- Le dijo, plantandole un beso en la mejilla.

Eso era extraño, aunque no del todo.

Ya eran dos veces las que Hermione había evitado que las personas se metieran en el tema de su relación con ella.

Una con Astoria y ahora con Harry.

Pero si lo veías por el punto del presente, olvidando que el pasado una vez los unió a ellos dos. Simplemente Hermione queria ser amable con Draco.

El chico internamente se volvió a cuestionar si Granger habria perdido a memoria.

-¡Vamos, cariño! Si te cuento el asunto hasta tu tendrías curiosidad.- Harry tenía una sonrisa.

Hermione rodeó el sillón y se sentó en el que era para una sola persona.

-Tengo que decir que amo sus sillones, son muy cómodos.- Agudizo su voz en la última palabra, lo cual la hizo verse bastante tierna-. Y referente a lo que dices, Harry, tal vez sea un tema muy interesante, intrigante, lo que sea. No me incumbe, ni a ti tampoco; cariño.

Draco miró a la chica, está lo miraba a él con una sonrisa sin mostrar los dientes. Él le sonrió, demostrando agradecimiento.

¿Será que ella no perdió la memoria?

¡Agh, era frustrante! Porqué ambas teorías podrían ser ciertas, ya que Hermione daba indicios de las dos.

Tocaron a la puerta, haciendo que todos voltearan.

-¡Ire a ponerme los zapatos!- Exclamó la rubia, levantandose y llendo a la habitación de Harry como un rayo.

-Me vas a contar en otra ocasión, Draco.- Aseguró Potter con una sonrisa, mientras se levantaba a abrir la puerta.

Lanzó un pequeño suspiro, apenas era el tercer día y ya habían sucedido un montón de locuras. Y aún trataba de digerir las cosas.

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¡Hola! ¿Que tal están?

Espero que bien, y aquí después de algún tiempo me reporto con capítulo nuevo.

En este momento me estoy comiendo una jicama, y la mordi de una forma peculiar, se ve graciosa JAJAJA.

Estoy pendeja, ignoren eso. :'v

Espero que este capitulo les guste, como pudieron ver Hermione ya está empezando a narrar, no revela mucho, no es gran cosa; pero así se irá desarrollando. :3

Gracias por ser pacientes, y continuar aquí. Que tengan un lindo fin de semana.

¡Gracias por leer! 🐍

Ale 💚🐍

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