Conociendo la ciudad
Draco se despertó de golpe, estaba sudando para su sorpresa. Sintió mojada la almohada, se tocó el cabello, estaba empapado en sudor. ¿Porque había sudado tanto? Nunca le sucedía. Con un poco de confusión se levantó de la cama y se dirigió a su ventana. Vio como el sol recién salía y las nubes trataban de impedirlo. Tal vez estuviera nublado el día de hoy, abrió la ventana pero cerró su cortina, no quería que lo vieran desnudo o algo. Tomo unas toallas y se metió a la ducha.
Quería quitarse el exceso de sudor, seguía pensando porque había sudado tanto. Tal vez era el hecho de todo lo que había sucedido, no quería aceptarlo, pero no lo estaba llevando bien, apenas podía manejarlo.
Las gotas de agua caían sobre su cuerpo, pronto la espuma del jabón comenzó a cubrir tanto su cabello como su cuerpo, el agua mojaba la cortina de baño que tenían. Cuando comenzó a enjuagarse lo tomó por sorpresa que la puerta se abriera, pero estaba seguro de que era Harry, él siempre se despertaba 10 minutos después que Draco.
-¡Oh lo siento no sabía que estaba ocupado!-. La voz de Granger, lo hizo quedarse estático en su lugar.
Y con eso la puerta se cerró nuevamente, Draco se quitó el agua del rostro y suspiró. Que difícil era todo. Siguió duchandose y 5 minutos después salió con la toalla amarrada en la cintura. Cerró la puerta y vio a Hermione recargada en su puerta.
-Buenos días-. Saludó Hermione, incorporándose.- Disculpa lo de hace rato, no escuche el ruido del agua.
-No te preocupes-. Murmuró.
Draco se acercó a su puerta, quedando enfrente de la chica, está lo miro de forma discreta, de arriba a abajo. El chico estaba más que incómodo, nada era igual, y le dolía. Estiró su brazo, rozando un poco el de Hermione y giro el pomo de su puerta.
-Lo siento-. Se disculpó, pues necesitaba que la rubia se quitará de ahí para que él pudiera entrar.
-Oh, claro-. Hermione se hizo a un lado y se llevó un mechón detrás de su oreja.- ¿Puedo usar su baño?
-Claro.
Escuchó que la chica susurraba un: "Gracias" y entraba al baño. Draco notó que ella llevaba una bata color roja puesta. Sin más el entró a su habitación y comenzó a vestirse, le esperaba un día pesado.
Cuando estuvo listo salió de su habitación, viendo a Harry tomando una taza de café en la encimera de la cocina, mientras leía el periódico. Traía el pelo algo alborotado, usaba sus típicos trajes para el trabajo y sus lentes. Draco siempre había opinado que Harry se veía particularmente divertido y algo atractivo.
-Hey-. Saludó mientras se servía un poco de café.
Decidió no llenarse la taza pues sabía que Hermione amaba el café.
-¡Buenos días!-. Harry alejó el períodico-. ¿Como dormiste?
-Bien-. Respondió bebiendo un poco de su café-. ¿Que hiciste de desayunar?
-Nada-. Dijo el azabache, encogiendose de hombros.
Draco lo miro con el ceño fruncido.
-¿Y que desayunaremos?
Harry iba a hablar, pero la voz de Hermione se hizo presente, Draco dirigió su vista hacia ella. Venía hacia la cocina, ya estaba vestida, traía unos lindos jeans azul rey con una blusa de tirantes blanca.
-Si quieren yo les hago el desayuno, amo cocinar y Harry lo sabe-. Dijo mientras le daba un beso en los labios a su novio.
Draco sabía que estaba en todo su derecho, pero dentro de él, se le hacía repugnante. Decidió beber más de su café y evitar ver a la pareja.
-Eso es una buena idea, cielo-. Harry la tomó de la cintura y olfateo su cabello.
Draco recordó el olor de Hermione, el que tanto amaba, siempre solía oler a chocolate y canela. Algunas veces a vainilla, era muy dependiendo del shampoo o perfume que usaba. Se preguntó, ¿a que oleria ahora? Era algo que sólo Harry podía responder.
-¿A que horas entras a trabajar Draco?-. Pregunto Hermione, mientras ponía el sartén en la estufa.
-A las 8:30.
-Tengo tiempo-. Dijo la rubia, sacando a su vez unos huevos y tocino.
Draco se sentó y se concentró en su café, tomó su celular que traía en los bolsillos de su pantalón y vio si no tenía alguna llamada o mensaje. Nada.
Esperaba que Astoria le hablará hoy, tenía 8 horas para ver si le llamaba, esperaba que sí. Mientras Hermione hacia el desayuno, surgio una conversación entre los tres, pero Draco casi no hablaba, trataba de no meterse o decir lo mínimo posible. Cosa que notó Harry y le pareció extraño, el comportamiento del rubio no era normal.
-Provecho-. Hermione les puso un plato para cada quien.
Este tenía dos huevos revueltos acompañados con tocino, aparte había pan tostado con mantequilla. Ha Draco le llegó el olor de la comida a sus fosas nasales, y recordó de nuevo otro momento que pasó con la rubia.
"¡Tengo a la mejor chica!" Había dicho Draco mientras comía un poco de la lasagna que había hecho Hermione, está se limpió las manos en un trapo e hizo un ademán restandole importancia "Si, claro. Sólo dices eso cuando te doy de comer" Le respondió la chica, apoyándose en el pretil de su antigua cocina en Londres. Draco dejo de comer y se levantó, se fue acercando poco a poco a ella, desconcertadola "¿Que haces?" Pregunto, mirandolo con una ceja alzada. El rubio mostró una de sus sonrisas torcidas y tomó a Hermione de la cintura y la elevó dándole una vuelta, haciéndola gritar. "Bajame" Le decía entre risas, sin embargo, Draco hizo caso omiso de sus órdenes y la cargo en su hombro, su chica era en extremo liviana, no pesaba nada. Hermione le daba pequeños golpes en la espalda, pidiendo que la bajara, pero su sonrisa en el rostro y sus risas la delataban. Malfoy sabía muy en el fondo que Granger adoraba eso. "Ahora te demostrare que no sólo te amo por tu comida" Recordaba bien esas palabras, Hermione soltó un pequeño gemido, ansiosa y Draco la nalgueo. "¡Hey!" Se había quejado en buena forma la chica. Pronto ambos llegaron a la habitación y el rubio lanzó lejos el mandil que llevaba puesto su novia.
-Esto está delicioso amor.
-Si, veo que a tu amigo no le gustó tanto-. Argumentó la rubia, mientras veía de reojo a Draco y su plato intacto.
-No, cariño no es eso. Sólo que últimamente Draco ha estado algo extraño-. Le dijo Harry a su novia.
-¿Porqué será?-. Pregunto la rubia.
Draco escuchaba la conversación, pero no se centraba en ella, ese recuerdo... ¿porque tenía que volver a él? ¡Joder!
-Draco, ¿no piensas comer? Se te hará tarde idiota-. Le habló Harry.
-Oh, claro. Lo siento.
Queriendo y no, comenzó a comer, saboreando el desayuno hecho por Hermione. Para algunos sería absurdo, pero en serio que jamás había comido un huevo tan delicioso, Podía casi decir que se comparaba con el sazón de su madre, y eso era algo imposible; Granger había mejorado y mucho. Mientras comía, vio como Harry no dejaba de mirarlo.
-¿Pasa algo?-. Le preguntó, dándole una mordida al pan tostado.
-Necesito hablar contigo.
-Bien, adelante.
Harry lo tomó de la muñeca, y jaló a Draco a un extremo de la cocina, lejos de la rubia, que se encontraba también desayunando tranquilamente.
-¿Porque rayos no charlamos allá?
-¿Que demonios te sucede?-. Harry tenía un tono hostil que confundió a Draco.
-¿De que hablas?
-Casualmente desde que llegó mi novia has actuado muy extraño. Te quedas en shock por unos minutos o ni siquiera quieres pasar tiempo con nosotros. ¿Que pasa?
Draco se quedó callado, ¿que podía decirle? ¿Que él había sido el antiguo novio de Hermione y que hace dos años la había abandonado en Londres?
-Espera, ya se que es lo que pasa-. Harry lo miro serio y se cruzó de brazos.- Hermione no te agrada.
Dios mío, quería gritarle a Harry y contarle todo, pero no podía. ¿Cómo?
-No Harry.
-¿Entonces?-. Harry comenzaba a perder los estribos.- Dime la verdad, yo sé que ella no te agrada. Pero hombre, por lo menos trata de disimular ella vino aquí y...
A el rubio le estaba hirviendo la sangre, Harry estaba insinuando cosas sobre él, haciendo suposiciones sin saber. Y eso no lo iba a permitir.
-¡Si ella me cayera mal no la llevaría a conocer hoy la maldita ciudad!-. Le soltó subiendo su tono de voz.- ¡No digas estupideces, ¿quieres?!
-¿Quieres calmarte? Yo sólo quiero que la pase bien, soy su novio.
-¡Deja de acusarme! ¡Tú no sabes nada! Si, eres su novio y ni siquiera sabes que ella sufre de insomnio-. Gritó a Harry.
Esto provocó que Hermione levantara la cabeza de su plato y mirara a los dos chicos, Harry abrió los ojos como platos y Draco deseó haberse guardado esa parte del insomnio.
-¿Hermione sufre de insomnio?-. Pregunto en voz baja el azabache.
Draco guardo silencio y tomó fuerzas para ver a Granger, dándose cuenta que ella también estába mirandolo, pero no había ninguna expresión en sus ojos. El rubio la había fastidiado.
-¿Como es que lo sabes tú?-. Miro a Draco, pero luego decidió ver a Hermione.- ¿Porque lo sabe él y yo no?
La rubia se levantó del taburete y se acercó a Harry, quien esperaba una respuesta.
-Cielo, anoche estaba aquí en la cocina y él también se despertó, entonces estuvimos hablando un rato, y le conté que tenía insomnio-. Explicó con voz tremendamente suave.
-¿Porque nunca me lo dijiste?
-No quería que te preocuparas-. La chica lo tomó de las manos y le deposito un besó en estas.
Harry miro a Draco, y en su mirada pudo descifrar que su amigo le decía: "habláremos más tarde"
-Y tranquilo, no creo caerle mal a Draco. No te preocupes por eso, ¿si?-. Granger abrazo a Harry.
-Tengo que ir a trabajar-. Dijo de la nada Draco, rompiendo el momento de Harry y Hermione.
Caminó, tomó su portafolios, se puso su gabardina y salió rápido del departamento. Se apoyo en la puerta una vez estuvo cerrada y soltó otro suspiro. Miro su esclava, y leyó el mensaje de nuevo. Pensó en lo que había dicho hace tan sólo unos momentos, había dicho algo que la rubia quería guardar en secreto para Harry.
Negó con la cabeza y prefirió dirigirse a su trabajo. Quizá sus deberes laborales lo harían olvidarse de todo por unas horas.
(...)
Y ahí estaba, escribiendo algo en una hoja blanca cuadriculada, había terminado de leer el manuscrito del día anterior. Por suerte, el trabajo había conseguido calmar a Draco y olvidarse de todo, soltó la pluma de punto fino y comenzó a hacer círculos con la mano derecha, se había cansado de escribir.
Bebió un poco de agua y se vio obligado a seguir escribiendo, estaba por terminar, sólo le faltaba una hoja más y ya estaba. Iba a tomar de nuevo el bolígrafo cuando su celular sonó. Lo tomó sin prestar atención al número y contesto, a la vez que retomaba la escritura.
-¿Hola?-. Dijo por el aparato, mientras escribía.
-¿Draco? Soy Astoria-. La voz de la chica confirmó que era ella.
El rubio dejo de escribir y llevo toda su atención a la conversación telefónica.
-¡Astoria, hola! ¿Cómo estás?
-Me encuentro bien, gracias-. La chica hizo una pausa y continuó.- Se que es algo pronto, pero no tengo mucho que hacer, ¿te molesta si vamos hoy a conocer la ciudad?
-Claro que no. Hoy será-. Draco estaba feliz, todo estaba saliendo como quería.
-¡Maravilloso!-. Cantó del otro lado.
-¿Te parece si voy por ti a las 4:20?-. Le preguntó, midiendo sus tiempos.
-Me parece muy bien.
-¿Te molesta si viene Hermione? Harry quiere que también la lleve a conocer Manhattan, debido a que él está trabajando.
-No para nada, será divertido. Te veo al rato Draco.
-Adiós Astoria.
Con eso, el chico colgó y sonrió. Ahora no tendría que estar a solas con Hermione, ya que iría Astoria. Se formuló una pregunta, ¿que había de Pansy? Puede que ella tuviera planes o estuviera ocupada. Se encogió de hombros y retomó su trabajo. Mientras más rápido terminaba, más rápido podía salir.
Eran las 2:41 y Draco había conseguido terminar su trabajo, guardo todo, se colocó la gabardina negra. Salió de su oficina y saludó a la recepcionista.
-¿Que tal, Luna?-. El rubio le sonrió con amabilidad.
-¡Hey Draco! No te vi por la mañana.
-Cuando llegué todavía no estabas-. Dijo Draco con un atisbo de risa.
-No le digas al señor Nott por favor-. Pidió mientras le tendía el periódico del día a Malfoy.
Luna era desde hace un año, la recepcionista de Draco y de Theodore, este último era compañero y amigo de Draco. Sólo que Theodore era ilustrador y el rubio editor; así que trabajaban de la mano. Les pagaban la misma cantidad, sus salarios no eran malos y cada quien hacia lo que les gustaba, era agradable.
-De acuerdo-. Draco sonrió, tomando el periódico.
Se despidió de Luna y bajó del edificio Warren's y subió a su auto. Miro su reloj, 2:55, el tiempo pasaba en extremo lento. No quería llegar con Hermione antes de la hora que le había dicho, no. Apoyo su cabeza en el asiento y puso su cabeza a pensar, ahora que lo recordaba; Harry le había mencionado que Astoria era hermana de Granger.
Eso no podía ser, en los años que estuvo junto la chica, ella nunca mencionó, ni él conoció a Astoria, ¿cómo podrían ser hermanas? No tenía ni siquiera la fuerza para pensar en ello. Se pasó las manos por el rostro y colocó las llaves, haciendo encender el motor, este emitió el característico ruido del Audi A3.
Draco arrancó y decidió llegar a casa, así llegará antes de tiempo, no importaba. Durante el camino se tranquilizó un poco y ver el lado bueno de todo ese asunto. Tal vez con ese paseo descubriera cosas nuevas sobre Hermione o consiguiera información, además estarían paseando por la ciudad, no era del todo malo.
Le quedaban unos 10 minutos para llegar a su destino, y al parecer no le tomaría eso ya que había mucho tráfico por delante. Draco soltó un bufido, odiaba el tráfico. Se masajeo las sienes, rogando porque ya no pasará nada peor.
Cinco minutos y no avanzaba ni un poco, miró la hora: 3:17. Tal vez el llegar antes a casa ya no podría ser. Hizo sonar el claxon dos veces seguidas.
-¡Avancen!-.Gritó, absteniendose de decir alguna mala palabra.
-¿Con qué te molesta el tráfico?-. Una voz femenina proveniente del carril de al lado lo hizo voltear.
Era una chica morena, cabello azabache, chino, y sus ojos color miel. Draco quedó maravillado al verla, no había visto una mujer tan linda en toda su vida, a excepción de tal vez Hermione.
-¿A quién le gusta el tráfico?-. Respondió, sonriendo.
La morena también sonrió, mostrando una perfecta dentadura blanca. Que resaltaba bien, debido a su color de piel.
-A mí no me disgusta, se aprovecha el momento para pensar y meditar cosas-. La chica se encogió de hombros, aún sonriente.
Draco miró el auto que estaba manejando, era un sentra del año color negro.
-Tienes un lindo auto-. Admiro.
-Gracias.
-Yo tuve un sentra hace algunos años.
-Oh, ¿en serio?
-Sí, pero tuve que dejarlo en Londres hace dos años ya-. Sonrió triste.
-Entonces si eres británico-. La chica se recargo un poco en el volante.
-¿Tanto se nota?-. Su voz tenía un atisbo de risa, que hizo reír a la azabache.-¿Tú de donde vienes?
-Soy de Australia, vine aquí por algo mejor-. Dijo, aún sonriendo, ¿que esa chica no dejaba de sonreír nunca?
Aunque eso no era problema, se veía en serio linda.
-¿Y que tal?-. Preguntó, totalmente enfrascado en la conversación.
-No me quejo, es bueno. Oh, por cierto mi nombre es Katherine-. Se presentó y ensancho más su sonrisa.
-Lindo nombre-. La chica le agradeció.- Yo soy Draco Malfoy.
Compuso su sonrisa torcida, que sabía que volvía a las chicas locas.
"Amo tu sonrisa" Le había dicho Hermione una vez, cuando ella tenía su cabeza en el pecho del rubio, ambos estaban en la cama muy cómodos el uno con el otro. "En especial esa" Draco le había sonreído de la misma manera que estaba haciendo ahora. "En serio que te amo" Expresó Hermione, para enseguida darle un beso en los labios.
-Wow, es un nombre bastante peculiar-. Opinó Katherine amable.
-Es único, si.
La chica río, haciendo sonreír al rubio.
-Al parecer los autos vuelven a avanzar-. Dijo la ojimiel, mirando hacia el frente.
¡Diablos! Tenía razón, ahora que la estaba pasando bien en medio de todo, ¿en serio tenian que volver a circular los coches? Si que tenía una suerte pésima.
-Es una lástima.
-La verdad es que si. Espero verte luego Draco-. Se despidió, poniendo de nuevo sus manos al volante.
Él sólo se despidió con un movimiento de cabeza y observó como el sentra arrancaba para después dar vuelta a la derecha por la calle siguiente. Acto seguido, fue su turno de retomar la manejada.
Volvió a mirar la hora faltaban tres minutos para la media, ahora tal vez no llegará puntual. Le resto importancia y se dedicó a manejar.
Cuando hubo llegado, subió las escaleras y se colocó enfrente de su puerta color marrón. Busco su llave en uno de sus bolsillos, volteó un poco su cabeza para ver la puerta de Ginny. Tenía cierta curiosidad, ¿que era lo que le pasaba? Necesitaba saberlo y más aún, saber si estaba bien. Metió la llave y abrió la puerta.
Entró al apartamento, vio que estaba más limpió, sabía bien que se debía a la rubia.
-Draco, ¿eres tú?-. La voz de Hermione provenía del cuarto de Harry.
"Draco, ¿eres tú?" Pregunto Hermione desde la habitación. El chico no respondió y entró a paso silencioso, dejando la puerta abierta y escondiéndose en la cocina. Escucho los pasos de la chica, la cual llegaba a la sala. "¿Draco?" Volvió a hablar al no tener respuesta, el rubio trataba de no reír. Los pasos de la castaña se aproximaban, por suerte era de noche y todo estaba oscuro. Si Hermione llegaba a la cocina tendría que encender la luz y así el plan de Malfoy seria un éxito. "Si esto es una broma no es nada divertida" Era justo eso, Draco sonrió debajo de la máscara. Su voz se escuchaba cerca, la puerta de la cocina se abrió, dejando ver un poco a Hermione a través de la oscuridad. Esta con su mano tento la luz y la encendió. En ese momento, Draco estaba detrás de ella, listo para lo que seguía. Hermione camino unos pasos más adelante y con la vista revisó que todo estuviera bien; cuando lo hizo se volteó y susto fue el que se llevó cuando vio a Freddy Krueger parado ahí enfrente de ella. Soltó un grito y comenzó a correr, tuvo que pasar al lado de él para así salir de la cocina. Sus gritos continuaban y Draco disfrazado la persiguió.
Minutos después Hermione estaba parada con los brazos cruzados, una mueca y el ceño fruncido, le lanzaba una mirada desaprobatoria a su novio, quien estaba en el sillón con una sonrisa de disculpa y mirada de cachorrito. "Tú broma fue de muy mal gusto" Le dijo, en su típico tono de desaprobación "Oh, vamos. Admite que fue genial" "¿Freddy Krueger? ¿En serio?" Draco sonrió "¡Siempre le temiste, y funcionó!" Se alegro el rubio, pero la mirada y postura de Hermione seguían igual. El chico se levantó y tomó por la cintura a su hermosa novia. "Vamos, no es para tanto" Le dijo, con un tono suave, la chica lo miró incrédula "Casi me matas de un susto, idiota" Le soltó "Te reviviria con un beso, corazón" Con esas palabras y esa sonrisa que se cargaba, Hermione se rindió y sonrió, pasando sus brazos alrededor de Draco.
¡Malditos recuerdos que llegaban a él! Eran deja vús que no dejaban de aparecer una y otra vez. Débilmente respondió:
-Soy yo.- Cerró la puerta mientras caminaba hacia la sala.
Hermione salió del cuarto de su compañero, estaba poniéndose unas coquetas. Traía su pelo rubio totalmente lacio, se había duchado al parecer, traía un pantalón suelto de rayas con un top que hacía juego, era un conjunto en verdad lindo. Se veía en serio preciosa, Draco tuvo que dejar de mirarla.
-Ya estoy lista, sólo deja tomo mi bolso-. Dijo sonriendo un poco.
-Lamentó la tardanza, es que había tráfico, no te imaginas-. Se disculpó, metiendo sus manos en los bolsillos.
-No te preocupes-. Hizo un ademán restandole importancia, mientras tomaba su bolsa azul, que combinaba pues el conjunto rayado consistía en los colores: amarillo, azul, blanco y café en extremo bajito.- Harry es muy impuntual, tus 12 minutos de retraso no son nada en comparación-. Comentó riendo un poco.
El rubio río, aunque no tenía ganas de reírse, la situación no era incomoda, pero el no se sentía del todo cómodo.
-Si, Harry no es muy puntual-. Estuvo de acuerdo.
-¡Estoy lista!-. Exclamó, emocionada.
Draco posó la vista en sus labios, estos estaban pintados por un labial rojo intenso. Dios, se veía tan hermosa, que tenía ganas de besarla.
Detuvo sus estúpidos pensamientos, la culpabilidad se hacia presente, Hermione era novia de Harry, su amigo y compañero, no podía hacerlo. Y se olvidaba de que la chica y él tenían ya una historia.
Draco abrió la puerta para Hermione, está le sonrió como agradecimiento y salió del apartamento. El chico inhalo aire y por última vez se dio ánimos internamente, salió y cerró la puerta. Ambos bajaron hasta llegar al auto del rubio de nuevo.
Draco le abrió la puerta a Granger, está entró mientras le decía un gracias. Enseguida el chico subió también y puso en marcha el automóvil hacia el hotel.
Durante el transcurso no pasó nada interesante, Hermione estaba entretenida admirando la ciudad y Draco pues trataba de que sus nervios no salieran a la luz, aunque sus manos estaban sudandole, lo cual complicaba tomar bien el volante.
-Tu coche es lindo-. Habló Hermione, rompiendo el silencio.
-Gracias.
Estaba siendo en extremo cortante, y lo sabía muy bien. Pero no quería y tampoco sabía que decir exactamente, temía hablar y joder la situación, pues en eso era un experto.
-También tengo un coche, pero esta en Londres-. Dijo la rubia, regresando su mirada al frente.
Oh, ella si quería hablar al parecer.
-Genial-. Expresó, tratando de sonar amable.
-Si, es un sentra-. Explicó con una pequeña sonrisa.
Eso puso a Draco tenso, ¿un sentra? Él tenía un sentra, y recordaba a la perfección que el carro lo usaba tanto él como la chica. A Hermione le encantaba conducirlo. Tragó saliva y se obligó a sonreír un poco.
-¿Es un sentra del año?-. Preguntó.
-Oh no, es modelo ya viejo, como del 2012 pero es precioso. Lo cuido muy bien, además es color rojo.
Sin duda alguna era el coche que Draco había dejado, observó a Hermione. Esta se veía de lo más cómoda y alegre; la pregunta volvía a aparecer: ¿Que diablos sucedía?
¿Era acaso que no recordaba nada o simplemente le había perdonado? No encontraba una razón lógica, lo único que se le venía a la mente como una explicación buena era que podía haber perdido la memoria. Pero eso era absurdo.
Draco se detuvo debido al semáforo que se había puesto en rojo. Vio como los peatones pasaban por la calle, muchas de las personas iban vestidas con ropa laboral y un portafolios, mientras que las mujeres llevaban bolso.
-¿Quieres ir a algún lugar turístico en especial?-. Preguntó Malfoy, mientras se pasaba la mano por su cabello.
-Que bueno que lo preguntas-. Hermione volteó un poco su cuerpo para mirar a Malfoy.- Me encantaría visitar el Met*, Central Park y el Rockerfeller Center.
-El Rockerfeller Center es más recomendable visitarlo de noche, pues se ve más lindo, y en temporadas navideñas es el doble de lindo-. Aconsejó Draco.
Hermione río, y Malfoy se dio cuenta de porqué.
-Ignoremos que hablé como gay por favor-. Dijo con una sonrisa, a la vez que arrancaba.
-Tal vez venga en Navidad de nuevo-. Hermione regresó a la postura normal y se acomodó mejor el cinturón de seguridad.
-¿Cuánto estarás aquí?-. Preguntó, tremendamente interesado en la respuesta.
-Aproximadamente un mes. Tengo mucha suerte, pues en mi trabajo en Londres me dieron los días, si no, seguramente me quedaría una semana.
La rubia se oía en serio feliz con quedarse un mes. Pero a Malfoy estaba que se le salía el corazón. ¡¿Un mes?! Ya estaba muriéndose y era apenas el segundo día, ¡no podría soportar un mes!
-¿En que trabajas?-. Decidió continuar la plática, ocultando totalmente su histería y nerviosismo.
-Soy chef-. Dijo orgullosa.
El chico se sorprendió, ¿Hermione era chef? Era lo que siempre había deseado, se lo decía a diario, mientras se quejaba de su trabajo de secretaria. Y ahora había cumplido su sueño.
-¿En serio?-. Preguntó de nuevo, sin poder creerlo.
La chica asintió enérgicamente.
-¡Si! Y es fantástico, porque siempre había querido ser chef. Y hace un año que lo soy-. Hermione tenía una sonrisa inigualable.
-Lo sé, siempre me lo decías-. Soltó de la nada.
Y en ese instante, deseó que el tiempo se atrasara unos minutos, incluso segundos. Sólo quería no haber dicho eso, se quedó helado como la primera vez que la vio en el aeropuerto. Se pasó la lengua por los labios, y apretó con fuerza el volante.
Quería que la tierra se lo tragara y que jamás lo desenterraran.
Espero que la chica respondiera con algo, o incluso le lanzará una mirada de enojo. Lo que sea, pero al parecer eso no pasaría. Pues volteó a mirarla y estaba nuevamente admirando los edificios y calles de la ciudad, con una sonrisa y brillo en sus ojos avellana.
¿Que carajos? ¿No lo había escuchado? La incertidumbre de no saber que pasaba con el comportamiento de su ex lo estaba volviendo loco.
Decidió que tal vez era su turno de volver a hablar.
-Quería pedirte disculpas por decirle a Harry sobre el insomnio. En serio lo siento-. Se disculpó, y por un momento la miró.
-Se que no lo hiciste intencionalmente, no te preocupes-. Ella sonrió, comprensiva.
Draco susurró un gracias que la rubia escucho. Y el rubio no pudo decir nada más, pues su mente estaba ocupada pensando en todo el embrollo y el comportamiento tan extraño de Granger.
Además, habían llegado al hotel, y justo a tiempo. Draco sacó su celular y busco el número de Astoria, el cual se había guardado en las llamadas. Marcó y habló con la chica, quien en unos minutos bajaría. Malfoy colgó y guardo de nuevo su celular, no sin antes agendar a la castaña.
-Harry me dijo que tú y Astoria son hermanas-. Comenzó a hablar Draco, necesitaba información.
-Así es, ella es mi hermana menor.
-Exacto, soy su hermana menor-. Astoria hizo su aparición, metiendo la cabeza por la ventana de Hermione.- Es mucho el parecido, ¿no es así, Draco?
Ambas chicas juntaron cabeza y sonrieron, aquello le sacó una sonrisa a Malfoy. Este se dedicó a observar con detenimiento, Astoria tenía razón, eran parecidas, su color de ojos era el mismo, la forma del rostro, las facciones eran similares.
-Aunque ahora es rubia. Aún así siempre decimos en nuestra familia que ella es la recogida del basurero-. Bromeó Astoria.
-Es una idiota-. Le susurró Hermione a Draco.
Él río un poco. ¡Dios Santo! Iba a estar con las hermanas Granger, y una de ellas su antigua ex y actual novia de su amigo. Vaya asunto...
Astoria subió a los asientos de atrás y saludó como se debía a Malfoy y su hermana.
-Aquí tienes-. Hermione le entregó cien dólares a Astoria.
-Gracias, perdedora-. La menor sonrió victoriosa.
La rubia la imitó de mala manera, como broma y sonrió.
-Bien, señoritas basta-. Dijo Draco, sonriendo-. Astoria, ¿quieres ir a algún lugar en especial?
-¡La estatua de la libertad!
-Vaya lugar común-. Expresó.-Sin ofender-. Le dijo a Draco.
-Descuida, no soy americano-. Se sintió estúpido al decirle algo que seguramente ella sabía muy bien.
-Por favor, la que quiere ir a visitar Central Park-. Astoria se burló
-Oh, cállate-. Le pidió.
-No eres mi madre-. Retó la castaña.
-Recuerda que cuando mamá no está yo me hago cargo-. Le dijo, apuntandose a si misma.
-Que estupidez-. La castaña se cruzó de brazos e hizo un ruido con su boca.
-¿Siempre tienen riñas entre ustedes?-. Preguntó el rubio, mientras se dirigía a la estatua de la libertad.
-Siempre-. Hablaron ambas al unísono.
-Ella es la mayor, pero en realidad es la más inmadura de las dos.
-¡Eso es mentira!-. Exclamó, mirando a Astoria.
-Hasta mamá lo dice-. La chica sonrió.
-Que estupidez-. La rubia soltó un bufido.
-Si, se parecen bastante-. Comentó Draco, divertido.
-Hace unos minutos dijiste que no eras americano. Apuesto a que eres británico, ¿cierto?-. Se interesó Astoria.
-Cierto.
-Si, se te nota mucho. Tu acento te delata.
El rubio sonrió ante lo dicho por Astoria, y entre riñas por parte de las hermanas y conversaciones entre los tres, llegaron a la estatua de la libertad.
(...)
Ya habían visitado la mayoría de los lugares turísticos, sólo faltaba el Rockerfeller pero Hermione decidió ir después, cuando fuera más tarde. Ahora se encontraban sentados en una banca del Central Park, último sitio que visitiban. Pues las chicas ya llevaban bolsas en mano, no habían podido evitar no meterse en tiendas y comprar ropa, mientras Malfoy esperaba afuera. A veces su mente se iba a la chica con la que había hablado: Katherine.
-Siempre quise venir a este lugar. Es que, se que es sólo un parque, pero es tan popular y pacífico-. Cantó la rubia, admirando su alrededor.
-Vaya lugar común-. Dijo Astoria para molestarla.
Draco río un poco y observó a la menor, Astoria traía el sombrero que se les da a los que suben por la estatua de la libertad.
-¿Porqué no vino Pansy?-. Preguntó la rubia, ignorando el comentario de su hermana.
-Oh Pansy, ella prefirió estar todo el día en la bañera, dándose un baño de burbujas. ¿Puedes creerlo? Creó que se traumo un poco-. La castaña río.
-¿Quieren un helado o algo?
-No, no, quedé llena. Esa comida mexicana estuvo deliciosa-. Dijo Hermione sonriente.
-¡No hables por los demás!-. Alegó Astoria.- Yo si quiero un helado.
-¿Te acompaño a comprarlo?-. Le preguntó, siendo cortés.
-Ña, tranquilo. Gracias.
Con eso, Astoria se levantó y se dirigió al carrito de helados.
Draco hubiera preferido que Astoria se quedará, pues volvía a estar solo con Hermione.
-Draco-. Lo llamó.
Uso un tono de voz tan calmado, tan suave, que hizo voltear al chico enseguida.
-¿Si?
-Te parecere estúpida, olvidalo-. Se arrepintió, y negó con la cabeza.
-Claro que no. ¿Que es lo que ibas a decirme?
-No, nada. Olvidalo.
-Oh, vamos. No puede ser tan malo.
Draco recurrió al típico método de comenzar a hacerle cosquillas a Hermione para que soltara lo que queria decirle. No era consciente del todo cuando lo hacia, estaba siguiendo a su corazón sin pararse a consultarlo antes con su cerebro. Sin embargo ahí estaba, haciéndole cosquillas a Granger.
-¡Esta bien, esta bien!-. Accedió por fin, muerta de risa.
Fue cuando Draco paró y se alejó de ella. Y también el momento de que su mente entrará en la situación, eso no debió hacerlo.
-Te iba a preguntar si aquí no hay un Central Perk-. Murmuró en bajito, estaba sonrojada.
¿Central Perk? ¿A Hermione le gustaba la serie friends? Eso era nuevo.
-¿Te gusta Friends?
-¡Amó friends! Es mi serie favorita-. Respondió.
-Lamentó decirte que no hay un Central Perk, aunque debería. Creo que donde hay es en Japón-. Dijo Draco.
-Maldición. Esos japoneses tienen todo-. Soltó, cruzandose de brazos.
Draco río y se apoyo en la banca.
-No eres rubia natural, ¿verdad?-. Preguntó Draco, iniciaría otra vez a investigar.
-Vamos, tú sabes que mi color natural es castaño Draco-. Lo miró como si le hubiera tenido que responder algo verdaderamente estúpido, pero era en el buen sentido.
Él se quedó aturdido por la respuesta, no se esperaba que le dijera algo así. ¿Era que ya se había dado cuenta que tenía que actuar como se debía con el chico? Tal vez era el momento adecuado, pero no podía ser. Habían tenido la noche anterior e incluso cuando fueron camino al hotel, ¿necesariamente tenía que elegir ese momento para actuar debidamente?
-Todos saben que era castaña debido a Astoria. ¿No lo dedujiste?-. Le preguntó, sin creérselo aún.
Draco pudo volver a respirar, lo decía por Astoria, no por eso que él pensaba.
-¡Oh claro! ¡Por Astoria!
-¿Pensabas alguna otra razón?-. Volvió a preguntar, con una ceja en alto.
-No, para nada-. Mintió, pasándose la lengua por los labios.- ¿Y porqué te hiciste rubia?
-Se me metió la loca idea en la cabeza, y como nunca pude deshacerme de ella, decidí cambiar un poco de aspecto-. Explicó, mirando hacia el frente.- ¿Te gusta?
La forma en que lo miraba y su sonrisa inocente, hacia volar la imaginación de Draco, no en el mal sentido. Si no que se le ocurrían millones de contestaciones, pero no podía decir ninguna.
Lo importante era... ¿porqué le preguntaba tal cosa? Era más razonable que le preguntara eso a Harry, no a él.
-¿Porqué me preguntas esto a mí?
-Me gusta tomar en cuenta, a veces, las opiniones de las personas.
No sabía si creerle o no.
-¡Aquí si que hay chicos guapos!-. Exclamó la castaña alegre, mientras se sentaba en la banca con su helado en mano.- Tal vez me consiga uno y me lo lleve a Londres.
Draco se sintió aliviado de que Astoria llegará en ese momento, así no tendría que responder.
-Tienes un mes para hacerlo-. Le informó Hermione.
-¿Es lo que nos quedaremos?-. Preguntó, buscando una confirmación segura, su hermana asintió.- ¡De acuerdo!
-¿En que trabajas tú, Astoria?-. Le preguntó Draco.
-Doy clases en un instituto de Londres. Soy maestra de segundo de primaria-. La chica sonrió, como si estuviera recordando a su grupo, que era justamente lo que hacia.
-¿En que trabajas tu Draco? ¿A que te dedicas?-. Hermione era la que hacía esa pregunta.
-Soy editor-. Respondió, mirando de reojo a la rubia.
-Wow-. Draco no supo si ese "wow" de Hermione era bueno o malo.
-¿De libros?-. Preguntó Astoria.
-Astoria no puedes ser más estúpida porque sería un delito-. Le dijo lentamente su hermana mayor.
-¡Lo siento! Me vi como estúpida, no se porqué dije tal cosa. Olvidenlo-. Tenía un leve sonrojo en las mejillas.
Draco le sonrió a la castaña, diciéndole por medio de ello que no había problema. Astoria le sonrió por igual.
-¿Entonces supongo que te gusta mucho leer?
-Demasiado-. Adoraba leer.
-¡Hermione igual! ¿verdad, Herms?-. Astoria le dio unos cuantos codazos a la mencionada.
-Si, si-. Granger asintió y sonrió.- ¿Y como se conocieron tú y Harry?
-Cuándo recién llegue a Manhattan, viví con mi madre un tiempo, mientras encontraba lugar para vivir. Por alguna razón no quería vivir sólo, quería un compañero de cuarto o algo; busqué el apartamento adecuado y después fui buscando a personas para que vieran el lugar y nos conociéramos un poco. Una de las personas que llegó fue Harry, me pareció genial, así que decidí quedarme con él-. Hace mucho que ya contaba aquello, recordó ese día, provocando que apareciera una sonrisa en su rostro.
-Harry nunca me contó de ti, maldito novio el cuál amó-. Dijo riendo, cruzandose de brazos.
Se veía tan tierna, que Malfoy tuvo que evitar no darle besos por todo el rostro como antes acostumbraba.
"Ella es novia de tu mejor amigo. También es tu ex-novia la cuál abandonaste. Recuerdalo." Su conciencia al parecer conspiraba contra él.
Si tenía un pepito grillo ahí dentro, quería asesinarlo como lo hizo Pinocho.
-Tengo una duda-. Hablo Astoria, su vista estaba en un punto del parque.- Es para ti Draco.
-Adelante.
-¿Porqué te fuiste de Londres?-. Astoria lo miro totalmente intrigada.
Debió de haber preparado algo en caso de recibir una pregunta como esa, ahora no podía armar una buena mentira, su cerebro no funcionaba bien para decir algo coherente y menos si tenía a Hermione ahí al lado suyo.
-Lo siento, no quiero hablar de eso-. No quería responder de esa forma, pero no se le ocurrió algo más.
-¡Astoria! Eso no es de tú incumbencia, deja de ser tan extrovertida-. Le reclamó Hermione a su hermana menor, aunque de buen modo.
-Lo siento Draco, Hermione tiene razón-. La chica bajo la cabeza, seguramente avergonzada.
-¡Oh, no! No te preocupes, no dijiste nada malo. Sólo que prefiero no hablar de eso-. Aclaró, de forma dulce
Los tres guardaron silencio unos minutos y sólo apreciaron el paisaje, todo era en extremo lindo.
El aire sopló, indicando que pronto lloveria, eso era muy seguro, pues estaba nublado. Era como si el sol no quisiera aparecer.
-¡Miren la hora que es! El tiempo se pasó volando, creo que debemos irnos. Además quiero ver a Harry-. Draco hizo como si no hubiera escuchado lo último.
-¿Que horas son?-. Le preguntó Astoria a la rubia, mientras los tres se levantaban.
-¿Y tu reloj?-. Granger miró las muñecas de su hermana.
-¿Lo olvidé en Londres?-. Lo dijo mas como pregunta, era como si estuviera tanteando el terreno.
-¿Lo olvidaste?-. Hermione subió un poco su tono de voz, Astoria asintió lentamente.- ¡¿Como pudiste olvidarlo, Astoria?! ¡Era una promesa!
La rubia se colocó bien su bolso y comenzó a caminar rumbo al coche de Draco, dejando a su hermana y a el amigo de su novio allí.
-¡Hermione, lo siento!-. Le gritó mientras trataba de alcanzarla, pero su hermana iba a paso rápido. Draco alcanzó a Astoria y camino a un lado de ella.- Ahora de verás que la fastidie.
La castaña se pasó la mano por su largo cabello castaño, sin importarle si se arruinaba su pelo planchado.
-Puedo preguntar, ¿que es lo que acaba de pasar?-. Draco tenía su mirada enfrente, viendo como Hermione seguía con su caminar rápido. Aún alcanzaba a escuchar el repiqueteo de sus tacones azules.
-Sucedió hace dos años, como en el mes de marzo. Nuestro padre estaba en serio mal de salud, sufría del mal de Parkinson y diabetes-. Oh, Astoria en verdad le iba a contar.
-Lo siento-. Dijo Draco, entendiendo perfectamente que el padre de las chicas ya no estaba.
Durante el noviazgo que tuvo con Hermione, él en serio que se llevaba de maravilla con sus padres. El hecho de que el señor Granger haya muerto lo ponía mal, era un gran tipo, y adoraba los domingos, ese día siempre visitaban a los padres de su chica, y la tarde era para juegos de mesa, ver televisión y comer hasta hartarse. Recordaba que el padre sufría de todas esas enfermedades, pero lucía sano, era horrible que sólo dos meses después de que Draco saliera de la vida de la rubia, el señor Granger empeorará hasta el grado de fallecer.
-Y solo horas antes de fallecer, nos dio unos relojes, para mí y para Hermione. Asegurando que estos se los había dado su padre a él y a su hermana, que los conservaramos; pues así tendríamos una parte de él siempre. En resumen, nos dio a entender que él jamás se iría, que continuaría con nosotras-. La voz de Astoria era apenas un hilo audible, sus pasos se iban haciendo más lentos, era casi posible que Hermione ya hubiera llegado al auto.- Ambas le dijimos ese día que siempre los usariamos. Después de eso, yo deje de cumplir con lo que dije, casi nunca usaba el reloj, Hermione notó eso. Y me hizo prometer que siempre lo usaría, yo acepté. Y veme ahora, he roto el trato, y no sólo ha pasado está vez. Soy una pésima hermana, soy una pésima hija e incluso persona.- Se lamentó la castaña.
Draco pudo ver como sus ojos estaban algo cristalinos, vaya situación complicada en la que se había entrometido. No dejaba de venirle a la cabeza que además de que Hermione tuvo que lidiar con su abandono, también tenía que ser fuerte por la muerte de su padre. Comenzó a sentirse mal.
-No eres pésima persona ni nada de lo que dijiste Astoria.- Reconforto.
-Oh vamos, claro que sí.- Granger menor detuvo su andar y se froto los ojos.
-Aunque suene terrible, es algo que suele pasarle a menudo a las personas, yo incluido. No eres pésima persona por eso Astoria, sólo ve y dejale en claro a Hermione que no volvera a pasar y trata de en serio cumplir tu palabra ahora.- Aconsejó Draco, mientras tomaba por los hombros a Astoria.
-Creo... Creo que tienes razón. Gracias Draco.- Le brindó una sonrisa como agradecimiento.
-No hay de que. Ahora apresuremonos, tu hermana debe de estar esperandonos.
Astoria asintió y ambos retomaron el paso directo al coche de Draco, como este había dicho, Hermione se encontraba parada ahí en la cera, con los brazos cruzados, esperándolos a los dos.
Astoria se aproximó a ella, Draco prefirió tomar distancia y esperar a que ellas arreglarán su problema. Lástima que en esos tiempos muertos, la mente de el rubio se encargaba de torturarlo pensando en todas esas anécdotas nuevas que había conseguido de la rubia.
Sacó su celular y vio que tenía un mensaje de Harry, observó la parte superior derecha de el aparato, eran las 7:22, su amigo había salido hace veintidós minutos del trabajo. El tiempo si que se le había pasado volando, el tour por la ciudad con las hermanas Granger no había sido del todo incómodo. Draco pudo pasar un rato normal con ambas sin sentirse nervioso por Hermione, así que consideraba eso como bueno. Aunque no podría decir lo mismo si sólo hubiera estado con la rubia y no con Astoria.
Abrió el mensaje de Harry.
¿Que tal les va? Espero que traigas a mi novia completa, Malfoy. :)
Draco tecleo unas cuantas palabras para así contestarle.
Ja-ja muy gracioso Potter. Para tu información nos está yendo de maravilla y no te preocupes que en cualquier momento llegamos.
Envío el mensaje y miró a las dos chicas, estaban en medio de un abrazo que se veía amistoso. Sonrió al ver tal escena, ambas chicas eran tan buenas y hermosas. Aunque la duda seguía en la cabeza de Draco: ¿porqué nunca supo de la existencia de Astoria durante su relación con Hermione?
Era algo que tenía que descubrir a como diera lugar.
-¡Hey, Draco!-. Lo llamó Astoria, este la miro y vio como la chica le hacía una seña para que se acercará.- ¿Puedes llevarme al hotel? Por favor.- Pidió educadamente.
-Obvio, linda.- Respondió, mientras le abría la puerta del auto.
Astoria le sonrió y subió, enseguida para no verse grosero, también le abrió la puerta a Hermione, quien también le agradeció con una sonrisa.
El camino hacia el hotel fue en silencio, pero era un silencio cómodo. Pronto, Draco había llegado al hotel, la menor tomó sus cosas y se despidió de ambos. Ahora sólo quedaban Hermione y él. Arranco de nuevo y se dirigió a su departamento.
No tenía intenciones de conversar y al parecer la rubia tampoco pues no dijo palabra alguna.
Cuando llegaron, Draco estaciono el coche y ayudó a Hermione a bajar algunas bolsas. Subieron las escaleras y cuando menos lo esperaron ya estaban enfrente de la puerta, Malfoy busco como pudo sus llaves, no quería tocar sabiendo que él podía abrir.
Debido a que traía varias bolsas en mano y se le complicaba un poco buscar su maldita llave. Tocó la puerta un par de veces, pues tampoco quería dejar las bolsas en el suelo, su madre siempre decía que una bolsa nunca se deja en el suelo. Así que esperaría a que Harry abriera.
-Draco, muchas gracias por el tour de hoy. Te juro que lo apreció en demasía.- Agradeció Hermione, con una sonrisa.
-No es nada, fue un placer.
¿Porque Harry tardaba tanto en abrir?
-¿No tienes llaves?-. Pregunto Granger.
-Si, pero no quiero dejar tus bolsas en el suelo para buscarlas.- Ahora era consciente de lo estúpido que sonaba eso.
-No te preocupes por eso, ponlas en el suelo.- Dijo la rubia.
Draco obedeció y hurgo entre sus bolsillos traseros, nada. Lo hizo en los delanteros, nada. ¿Había olvidado la llave? ¿Y precisamente este día? Ya no hacía falta decir sobre su mala suerte.
-No tengo llaves.- Habló Draco.
-¿Porqué tardará tanto en abrir Harry?
Malfoy se encogió de hombros y volvió a tomar las bolsas.
-Compraste muchas cosas. ¿Te gustó mucho la ciudad o...-La pregunta de Draco se vio interrumpida debido a otra persona.
-¡Tú!
Ginny venía subiendo las escaleras, tenía un porte que podía intimidar, y el repiqueteo de sus tacones contra el piso sonaba muy fuerte, su pelirrojo cabello brillaba mucho al igual que sus ojos.
La chica estaba furiosa y Draco no tenía idea de porque, además, se había metido en un lío muy grande pues cuando Ginny se enojaba con él, era muy difícil reconciliarse.
Met: Museo de antropología de Arte.
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¡Hola! Me reporto con un nuevo capitulo, al fin.
Disculpen la tardanza, es que he estado ocupada de verás. Trataré de ser más rápida, y como estoy de vacaciones tal vez si sea posible. :3
Espero que este capitulo les guste a pesar de lo sencillo que es, pero les juro que puse todo mi amor. <3
Gracias por esperar, en serio.
Por cierto, wattpad es puto. ¡Me quito seguidores! :'v
Propongo que nos revelemos contra wattpad y que deje de hacer tantas pendejadas. :v
Bueno, yo me despido. c:
¡Gracias por leer! 💚
Ale 💚🐍
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