Cap: 01. Emociones

Lyan

Apago la molesta alarma del celular, frotando me los ojos, en un intento de despertarme. Me levanto de la cama dirigiendome al baño, al entrar al baño lo primero que me recibe; es el espejo que está colgado en la pared me miro en el y puedo notar unas muy marcadas ojera debajo de mis ojos, me pasó una mano por mi cabello desordenado, no se a que hora caí rendido, me quedo un pequeño momento analizándome frente al espejo. Antes de desvestirme para bañarme.


Ya con el uniforme puesto, el cual consistía de: un pantalón color gris,  un poco oscuro, una camisa manga larga blanca, una corbata a cuadros color gris con unos toques de azul marino, y de  un saco color negro. Me miro en el espejo de mi habitación por última vez, notando que con mis lentes las ojeras se hacían más pronunciadas, me los quito y me hecho un poquito de corrector que robé de la cosmetiquera de mi mamá. Me lo hecho sobre las ojeras difuminándolo; no quiero que se note que ayer lloré hasta quedarme dormido, cuando terminó y la piel debajo de mis ojos vuelve a ser blanca, me pongo mis lentes y agarro mi mochila,  saliendo de mi habitación para dirigirme  a la cocina.

Al entrar a la cocina me recibe mi madre con una cálida sonrisa, la saludó con un beso en la mejilla y me siento dejando el bolso sobre el suelo.

—Espero que te guste el desayuno, cariño —pone un plato de panqueques, sobre la mesa —los hice con mucho amor.

—Gracias mami, —agarró el tenedor y pico un trozo de panqueque llevándomelo a la boca —umm... Esta delicioso te felicito diez de diez —levanto mi pulgar.

Ella sonríe y se sienta a mi lado para desayunar juntos.

🌙🌙🌙🌙

Me bajo del auto de mi madre despidiéndome de ella.

—Adiós cariño, espero que te diviertas —se despide de mi, encendiendo el motor para irse —me llamas cuando salgas —me tira un beso, yéndose.

A cualquier chico en mi lugar se hubiera sentido muy avergonzado de su madre, en esta situación, pero a mi no. Ya, que ya estaba acostumbrado a que ella me diera esa clase de afecto en público. Le doy un último vistazo, al lugar en donde estaba el auto de mi madre estacionado, antes de voltearme y dirigirme hacia la entrada del colegio.

Al entrar, lo primero que veo son a los diferentes grupos de chicos, parados en el pasillo, se que sonará muy cliché pero si en esta institución están los típicos, chicos malos, los populares, los nerds, los deportistas, los del club de teatro, los emos entre muchos más. Saco mi horario de uno de los bolsillos de mi pantalón, para saber cual es la primera clase del dia de hoy y aparentemente es Biología, en el laboratorio del tercer piso. Paso al frente del grupito de los emos, y puedo sentir como me clavan la mirada en la nuca haciendo que me sienta muy incómodo.

Vaya , esos chicos sin son raros.

Subo las escaleras hacia el segundo piso, me detengo en un de los pasillos en donde están los casilleros de los estudiantes a cada lado de la pared del pasillo, pongo la combinación haciendo que mi casillero se abra meto alguno de mis libros en el casillero mientras saco los de biología. Al cerrar la puerta del pequeño cubículo de color verde bosque, escuchó un golpe que hace que me sobresalte del susto, al ver al causante de ese golpe, ruedo los ojos, no es nada más,  ni nada menos que el mayor bullying del colegio, Adrian Scott.

—Hola, cuatro ojos —saluda el idiota, asomando una sonrisa arrogante.

Pongo los ojos en blanco.

—No tengo tiempo para tus babosadas Adrian —empujo la puerta del casillero para cerrarla bien—. Si me disculpas yo si tengo mejores cosas que hacer, con mi tiempo en vez de estar molestando personas en los pasillos —acomodo mis libros en mis brazos.

Veo como su sonrisa arrogante, cambia a una de enfado, creo que no le gusto lo que le dije.

—¿Oh te quieres hacer el graciosito?, —en un repentino movimiento, me sujeta del cuello de la camisa, haciendo que mis libros se caigan al suelo —no te quieras pasar de listo, ¿o quieres que se repita lo de la otra vez? —me amenaza. Yo meneo la cabeza — eso pensaba —su voz no deja ese tono molesto, me suelta de un empujón, y se va.

Yo me quedo allí tirado en el suelo, intentando recoger mis libros lo antes posible, cuando veo que alguien se agacha a mi lado, ayudándome a recoger los libros.

—¿Estas bien? —levantó la mirada, al escuchar una voz femenina hablarme.

Era una chica que nunca antes había visto antes, era linda sinceramente. Era de tez blanca casi tanto como la mía, ojos grandes color café intenso, tenía unas lindas pequitas que iban desde sus mejillas hasta su nariz, y un corto cabello color negro que le llegaba hasta el pecho.  Me quedo mirándola por una milésima de segundo, antes de responder:

—Si, estoy bien —murmuré.

Ella me pasa mis libros, perfectamente acomodados en una pila.

—Mi nombre es Lina —sonríe amablemente —.¿Y tú cómo te llamas?  —ladeo la cabeza con curiosidad.

Dude un momento, antes de decirle mi nombre.

—Lyan —murmuró, devolviéndole una sonrisa que no llega a mis ojos. 

—Mucho gusto Lyan —me extiende la mano, y yo le doy un apretón amable.

—¿Eres nueva por aqui? —pregunto, un poco curioso.

—Si, mi familia se acaba de mudar, hace un par de días —le brillan los ojos con emoción.

—Bueno, bienvenida a la ciudad.

—Gracias.

De pronto el momento es arruinado, por la campana  sonando indicando que, acababa de empezar la primera clase.

—Bueno, Lina fue un gusto conocerte, pero se me hace tarde para la clase de Biología —me levanto, rápidamente.

—Oh, yo tambien voy a esa clase, —se levanta —si quieres nos podemos sentar juntos —da unos pequeños saltitos emocionada.

Yo asiento, con la cabeza empezando a caminar, a paso veloz subiendo las escaleras para llegar al laboratorio. Lina va detrás de mí intentando seguirme el paso, le digo que por favor abra la puerta del laboratorio ya que yo tengo las manos ocupadas, entramos al laboratorio y pongo mis cosas en el segundo escritorio. Sentandome en el banquito alto que está a unos centímetros del escritorio, a lo que ella hace lo mismo.

Segundos más tarde entra por la puerta la Srta. Adams, nuestra profesora de biología, ella le da la bienvenida a Lina y me asigna a mí el trabajo de ayudarla en todas las tareas.

—Bueno chicos, el dia de hoy vamos a disecar ranas —dice felizmente, a lo que todos ponemos una mueca de asco —oh, vamos chicos no es tan malo como suena, ya verán que este trabajo se les hará divertido —nos pasa a cada grupo una bandeja de metal con una rana acostada en ella,— que se diviertan chicos.

Al ver la rana, tendida en la bandeja de metal, sobre nuestro escritorio. Me da mas asco aun.

—Tranquilo yo me encargo, —Lina me guiña el ojo —. Oh Srta. Adams no puedo ver animales muertos, me dan ganas de —hace una mueca como que si fuera a vomitar.

—Oh, Lyan lleva a tu compañera a la enfermería— me ordena —para que no lastime a la pobre ranita —agarra a la rana y le da masajes sobre su pecho.

Le hago caso a la profesora y sacó a Lina que está sobre actuando, rápidamente del salón. A unos cuantos metros de la puerta, ella deja de actuar y los dos nos empezamos a reír.

—Lina eres increíble —le digo secándome una lágrima, aun riéndome.

—Lo sé, lo sé pero creo que merezco Un Oscar a mejor actuación del año —dice sin dejar de reir.

—Estoy seguro que si —le pongo mi mano en el hombro.

—¿Y bueno qué hacemos ahora?—pregunta.

—Pues volver al salón supongo.

—¡¿Que?!, estas loco chamo. Osea que hice todo ese drama por nada —se mano una mano en la cintura— no mi amor, no haremos eso.

Siento como mis mejillas arden,¿ A caso me dijo "Mi amor"?.

—¿Mi amor? —pregunto rojo como tomate.

—Si es una expresión de cariño que usamos en mi país —aclara.

—¿Y puedo preguntar de donde eres? —digo, aun rojo.

—De Venezuela —sonrie.

—¿Venezuela? —pregunto.

—Sipi.

Nos quedamos en silencio un rato.

—Entonces hacemos algo divertido, en lugar de ir a disecar un sapo feo.

—Rana —corrijo.

—Bueno eso, total son de la misma familia.

—Bueno en realidad no tanto porque... —me detiene de explicar porque finge estar dormida.

—Si, si ahorrate tus explicaciones sabelotodo —me agarra de la muñeca —ahora vamos a la aventura —sale corriendo y me arrastra con ella.

🌙🌙🌙🌙

El dia paso muy divertido al lado de Lina, en ningún momento me estaba durmiendo de aburrimiento o algo asi, ya habíamos salido de nuestra última clase del dia, estabamos caminando por uno de los pasillos. 

Hasta que la vi, la causante de mi corazón roto, y la dueña de mis pensamientos, Sophie su largo cabello rojo caía, sobre sus hombros, de manera desordenada, sus brillantes ojos verde menta estaban cerrados, y sus mejillas estaban rojas. Se estaba riendo de algo que le decía Sabrina su mejor amiga, cuando la vi se me paro el corazon y empezó a correr un maraton de esos que pasa cuando ves a la persona que te gusta o de la que estás enamorado; me quede embobado mirándola.

Así de feliz.

Sin mi...

No se cuanto tiempo me quede mirandola, hasta que Lina  me metio su dedo húmedo en el oído automáticamente deje de ver a mi exnovia para fijar mi vista en la chica a mi lado, mi mueca fue de asco total.

—Que asquerosa eres —le digo limpiandome el oído.

—Uy perdon, solo quise devolverte a este mundo, —frunce el ceño —pareciera que hubieras visto al mismísimo Dios, Lyan de lo embobado que estabas —desvía la mirada en dirección a Sophie.

—¿Quien es ella? —pregunta, aun mirándola.

—Es mi ex —digo, un apenado.

—Oh, déjame adivinar —vuelve a mirarme —sigues enamorado de ella, o aun no la superas.

—Las dos —puedo sentir como me vuelvo a poner como un tomate, de tan solo admitirlo.

Ella se queda en silencio.

—¿Y que paso? entre ustedes —enarca una ceja.

—Es una larga historia Lin —suspiro —te vas a aburrir.

—Oh vamos, cuéntame ya somos amigos, y los amigos se cuentan todo.

Suspiro.

—Ok.

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