Sospechas parte II
Las puertas del almacén se abrieron y de estas entró el peliblanco. Encendió las luces y caminó hasta donde se encontraba el prisionero, quien se encontraba sentado. Puso su mano en la pared transparente y la puerta se abrió para que le pudiera dar su comida, luego la cerró. El prisionero se le quedó mirando un rato causando confusión a Lincoln.
-¿Qué pasa?
-Llegas tarde.
-Si bueno, estaba ocupado.
-¿Haciendo qué?
-No es de tu incumbencia.
-Déjame adivinar, en una cita con la negra. ¿Verdad?
Lincoln no lo afirmó pero tampoco lo negó por lo que indirectamente le dio la respuesta.
-Era obvio, eres tan predecible como patético.
-Lo dice el que está encerrado como rata de laboratorio.
El recluso se molestó por lo que dijo pero no le contestó y siguió comiendo su comida. Pensaba que su enemigo ya se estaba por retirar pero estaba extrañado al ver que estaba parado frente a la celda y con una caja de herramientas en su mano.
-¿Qué haces, asesino? ¿Vas a arreglar tu mente maltrecha?
-Ja, ja, ja. Que risa-dijo Lincoln con claro sarcasmo. Empezó a sacar algunas herramientas unos objetos algo raros-Traje herramientas y materiales.
-¿Para qué?
-Estuve pensando en lo que me dijiste ayer...y tienes razón. Ninguna cárcel es 100% infranqueable, siempre hay posibilidad de escape. Por eso decidí que le haré modificaciones para minimizar el margen de error lo más que se pueda.
-¿Crees que con solo mejorar algunas hoy van a evitar que logre escapar de aquí?
-¿Y quién te dijo que sólo lo haré hoy?-la declaración de Lincoln sorprendió un poco al niño del traje amarillo-Así es, le haré mejoras a tu celda todos los días. Si tengo que venir aquí todos los días a arreglar esta celda hasta hacerla impenetrable...lo haré.
Lincoln empezó a realizar las respectivas mejoras del sistema de la celda, mientras era observado por el niño hasta que este se aburrió por el lento progreso.
-Si sabes que puedes hacerlo en menor tiempo, ¿verdad?
-Prefiero hacerlo a la manera antigua, muchas gracias.
El prisionero rodó los ojos en señal de fastidio.
-Qué hipócrita.
-Disculpa, ¿eso qué significa?
-Que eres un hipócrita. ¿La luz fantasma? Sé que eres tú.
-¿Cómo sabes de eso?
-Escuché a una gente que pasó por aquí hablar de eso, Royal Woods es una ciudad muy chismosa. Dicen que te vieron en la plaza también. Recuerdo ese lugar, fue en donde te restregué el rostro por todo el pavimento y tuviste quemaduras de segundo grado. ¿Lo recuerdas?
Lincoln lo miró con fastidio un segundo y luego siguió su trabajo.
-Yo sé que sí. Jamás olvidaré tu rostro esa vez, contra todo pronóstico te hiciste más feo de lo que ya eras.
El peliblanco sólo lo ignoró y el niño al ver que no había más nada que hacer se quedó mirando a la nada mientras el albino se dedicaba a fortalecer la celda. Cuando Lincoln había terminado, el niño rompió el silencio.
-Entonces, ¿cuál es el plan?
-¿Qué cosa?
-¿Qué va ser de mí? ¿Me quedaré aquí encerrado hasta que muera de viejo? ¿O me matarás al igual que lo hiciste con Bobby?
Lincoln ya se estaba cansando de que ese mocoso lo acusara de matar a Bobby, pero se dio cuenta que podría ponerlo en su lugar si le dijera lo que planea hacer con él.
-Yo no te haré nada. Dejaré que simplemente ellos se encarguen de ti.
-¿Quiénes son ellos?
-Tú sabes muy bien a quienes me refiero.
El niño del traje amarillo se quedó pensando en quiénes podría estar refiriéndose Lincoln. Sus ojos se abrieron como platos cuando se dio cuenta de quiénes se trataban.
-Oh, ellos-dijo algo preocupado, podría decirse que hasta algo asustado, cosa que aprovechó Lincoln para molestarlo también.
-Ya no estás tan confiado ahora, ¿verdad?
Lincoln recogió sus cosas y se dispuso a irse.
-¿Y por qué han tardado tanto?
Lincoln se detuvo en la puerta y volteó su cabeza hacia atrás.
-¿Qué quieres decir?
-Esas cosas trabajan rápido Loud, tomando en cuenta que soy muy buscado ya deberían haberme llevado ayer como máximo. Entonces, ¿por qué no han venido?
-No lo sé...tal vez anden ocupados con otra gente. No eres el único que buscan.
-Jajaja, no me hagas reír Loud. Esas cosas son interminables, aunque fuese verdad lo que dices tendrían que tener "personal" para encargarse de mí...a menos que...
-¿A menos que qué?
El prisionero ya dedujo lo que había pasado y empezó a reírse como un maniático. La risa impacientaba mucho a Lincoln quien quería saber a qué se está refiriendo.
-¿Qué?
-¡Te están juzgando! Están determinando si también deberías acompañarme en el limbo. Jajaja, fuiste un niño muy malo Loud y mereces un castigo.
-Ah por favor, eso es ridículo.
-¿Ah no?-el niño se levanta del suelo y se posiciona al borde de la pared transparente-Usa el cerebro Loud, todo este desmadre lo ocasionaste tú.
-¡¿Qué?!-Lincoln se acerca enojado a la celda-te recuerdo que todo esto lo hice fue por ti.
-No es excusa, a ellos no les importará porqué lo hiciste sino que lo hiciste y punto. Yo tal vez haya matado a un par de personas y hecho una que otra travesura, pero tú hiciste algo mucho peor. Tú rompiste las leyes del espacio-tiempo y te metiste con cosas que no entiendes sólo porque no fuiste lo suficientemente hombre para cargar con tu responsabilidad. Y gracias a ti la vida de muchas personas fue arruinada-el niño mira directamente a los ojos a Lincoln-Lo dije antes y lo vuelvo a decir...eres un villano Loud.
El niño vuelve a reírse por lo bajo. Lincoln se cansó de oír su risa insoportable y se retiró lo más rápido que pudo. Estando afuera del almacén se puso a reflexionar un poco la teoría de su enemigo, por mucho que lo intentara no podía refutarla por completo pues es verdad que lo que hizo es un delito muy grave. Quizás como para sentenciarlo junto con su némesis.
-Él tiene razón...me he convertido en un villano-dijo con mucho pesar. Lo único que le alegraba saber era que ya al fin su familia se encontraría a salvo sin importar lo que le pase a él pues ellos no estaban involucrados en su peligroso pasado. Se dio cuenta gracias al reloj que se había hecho tarde y que tenía que volver a casa lo antes posible. Volteó hacia atrás para ver si alguien lo estaba viendo. La cámara se enfoca en el lugar a donde había volteado y se comprobó que no había nadie alrededor, cuando la cámara quiso enfocarse nuevamente en Lincoln éste había desaparecido.
/
Mientras tanto en la residencia Santiago, Ronnie Anne acaba de regresar del arcade. Se había divertido mucho con el peliblanco, más de lo que lo había hecho en ocasiones previas. Al principio no le gustaba mucho que de pronto él haya decidido pasar más tiempo con ella pues pensaba que solo lo hacía porque su hermano murió y él le tenía lástima, pero fue dándose cuenta que solo estaba preocupado por ella y que quería ayudarla. Sumado a esto, él le ha lanzado tanto indirectas como directas desde hace poco abriéndole las puertas a ambos para que al fin avancen en su relación, puertas que Ronnie Anne no había podido abrir pero que lo había estado buscando desde hace un tiempo.
Cuando entró a su hogar empezó a sentir la pesadez que invadía la estancia desde la tragedia, una de las razones por las cuáles Ronnie Anne quería alejarse el mayor tiempo que pueda de ahí. Cuando pasó por la sala de su hogar encontró a su madre rendida ante el sueño en el sofá, al parecer había tenido otro día pesado en el trabajo pero no quería que se durmiera en el sofá y que mañana tuviese un dolor intenso en el cuello por la incomodidad así que se decidió por levantarla y decirle que vaya a acostarse en su cama.
-Mamá, mamá. Despierta-decía mientras la sacudía levemente.
La señora Santiago se movió un poco sobre el sofá un empezó a esbozar una leve sonrisa.
-Oh, Roberto-dijo entre sueños. Pero luego despertó algo desorientada al ver que se encontraba en su sofá teniendo a su hija enfrente en vez de a su hijo.
-Oh, hija-María se sentó en el sofá y se empezó a sobar la cabeza que le estaba comenzando a doler-¿en dónde estabas que viniste tan tarde?-dijo sonando un poco molesta pero el dolor de cabeza no le permite pensar muy bien.
-Estaba con Lincoln. Te avisé por mensajes, ¿no lo viste?
La señora Santiago sacó su celular y confirmó que había recibido 3 mensajes de su hija diciéndole que pasaría la tarde con Lincoln y que hasta se lo había aprobado.
-Ah sí, es verdad. Perdón, es que no me acordaba-se levantó con algo de lentitud y al estar erguida perdió un poco el equilibrio y se vio obligada a apoyarse del sofá.
-Mamá, ¿estás bien?
-Sí...es solo que...estoy cansada...es todo-el dolor de cabeza era muy doloroso para la señora mexicana, sentía que con cualquier movimiento que daba le taladraban el cerebro-Voy por...un vaso de agua-tampoco el dolor le dejaba hablar muy bien. Empezó a dar pasos algo torpes y se tambaleaba de vez en cuando, tuvo que apoyarse del marco de la puerta de la cocina para evitar caer.
Ronnie Anne notó que su madre desprendía un olor desagradable.
-Mamá, ¿por qué hueles tan mal?
-¿Qué?-se olió su traje de enfermera y comprobó que éste olía muy mal-Oh, es que...no me dio tiempo de bañarme y tuve que sólo lavarme las manos y echarme perfume para disimular.
Era mentira, Ronnie Anne lo sabía. Ella se había levantado una hora antes para enlistarse y desde su puerta vio cómo su madre con el ánimo por el piso entraba al baño y escuchó después el agua correrse, hasta la vio salir del baño. ¿Por qué su madre le acaba de mentir? ¿Qué le estaba ocultando?
María con algo de esfuerzo se desprendió del marco de la puerta y caminó como pudo hasta la nevera. Trató de servirse su vaso pero se le derramaba el agua y el vaso se llenó hasta el borde. Cerró la nevera sin preocuparse mucho por el desastre que había ocasionado y se puso frente al lavaplatos para beber el agua.
Ronnie estaba muy preocupada por el extraño comportamiento de su madre, por mero instinto revisó el sofá en donde se había dormido para encontrar indicios de las razones de su actitud. Debajo de uno de los almohadones se encontró con un objeto que confirmó su teoría más oscura. Entró a la cocina para hablar con su madre.
-Mamá, ¿qué es esto?-María volteó a donde su hija y se horrorizó al ver el objeto que traía esta consigo.
-Ah, ¿eso? Es sólo...uno de los elixires mágicos de tu abuela. Ya sabes cómo es ella de supersticiosa.
-Mamá... ¿estás bebiendo alcohol?-la respuesta ya la tenía casi contestada con sólo tener la botella de vodka en sus manos, pero aun así quería la confirmación de su madre.
María no sabía qué decir, había cometido un error al creer que podía engañar a su hija, también lo hizo al tomar la botella pero ella se sentía muy presionada por lo de su hijo y pensó que tomando un poco se sentiría un poco mejor. Pero ese poco se fue convirtiendo en un vaso, luego en 2 vasos, luego en la mitad de la botella y cuando se dio cuenta se la había tomado toda. Se sentía avergonzada de sí misma por el simple hecho de estar en ese estado tan deplorable y enfrente de su hija.
Ronnie Anne estaba consternada, jamás en su vida pensó que su madre caería en ese estado. La había visto tomando previamente en ocasiones especiales como en una fiesta o en una reunión en familia pero nunca tanta cantidad. ¿La muerte de Bobby la haría descender al alcoholismo? No quería creerlo pero el tener esa botella en sus manos aumentaba sus preocupaciones que ya tenía con respecto a su madre.
María empezó a mostrar una cara muy seria cosa que asustó a su hija. Se separó del lavaplatos y empezó a caminar lentamente hacia donde estaba parada Ronnie Anne, quien empezaba a temblar ligeramente. Sabía que una persona en estado de ebriedad podía volverse irritable y hasta violenta, Ronnie estaba segura que su madre jamás le levantaría la mano pero también estaba segura de que jamás se embriagaría así que ya no estaba tan segura como antes. A cada paso lento que daba María los temores y temblores de Ronnie Anne aumentaban, su mente empezaba a idear los peores escenarios posibles, ¿su madre estaba por regañarle y gritarle, pegarle con un manotazo, con una correa o con la misma botella? No lo sabía con certeza pero el solo especular ya la hacía temblar.
Estando enfrente de su hija la señora Santiago se agachó y la miró directamente a los ojos. Ronnie Anne quería correr y esconderse en su cuarto pero las piernas no le respondían, estaba paralizada del miedo. Cerró los ojos esperando algún golpe, rasguño o lo que sea, pero se sorprendió cuando sintió una sensación cálida en su cuerpo cubriéndola. Abrió los ojos y encontró a su madre abrazándola.
-¡Lo siento hija!-dijo mientras también derramaba lágrimas sobre el suéter de su hija-¡Te fallé!... ¡Y también a Bobby!-empezó a llorar desconsoladamente sobre el hombro de su hija.
A Ronnie Anne le destrozaba el lamento de su madre, más aun siendo que ella hace unos segundos pensaba que le iba a hacer daño. Ronnie Anne le correspondió el abrazo y se dedicó a consolarla.
-No mamá, fuiste una excelente madre.
-Pero...pero...Bobby. Él debía estar aquí con nosotros, y así hubiese sido si tan sólo yo hubiera ido por la familia en vez. ¡Él murió por mi culpa!-siguió llorando siendo consolada por la morena.
-Mamá, cálmate por favor. No fue culpa de nadie lo de Bobby, él hizo el viaje porque quiso no porque lo obligaste. Además...él no querría verte así.
María rompió el abrazo y encaró a su hija. Se limpió las lágrimas de la cara con su brazo.
-(Snif) Yo sé, pero...es tan difícil no culparse cuando todo el día te llega alternativas a la mente que pudieron haberlo salvado. Tampoco estoy muy bien por...bueno, tú sabes-lo último lo dijo refiriéndose a su estado de ebriedad. El mensaje fue captado por Ronnie Anne y ésta decidió tomar acciones.
-Mamá ¿qué te parece si te sirvo una taza de café para que te relajes y te sientas en la mesa para que hablemos un rato?
-...Ok.
La señora aceptó la sugerencia y se sentó en la mesa de la cocina a esperar su café. Cuando este estuvo listo, Ronnie Anne se lo dio a su madre quien le agradeció por el gesto y se sentó a su lado en la mesa. Se suponían que ambas hablarían sobre sus problemas pero en vez de eso había un silencio incómodo entre ambas. Por el lado de María ésta no se sentía con las fuerzas necesarias para iniciar la charla, sólo se limitaba a ver nostálgicamente su café. Y por el lado de Ronnie Anne ella no estaba acostumbrada a tener este tipo de charla y en esos casos su hermano era quien las iniciaba, este no era su territorio. Justo cuando acaba de organizar las primeras palabras con las que iba iniciar su madre dio la iniciativa.
-Cuando tu padre murió Ronalda pasé por una etapa similar. Tú tenías que si 1 año de nacida y Roberto tenía 7 si no me equivoco. Yo me sentí tan destrozada por su ausencia que pensé que jamás me recuperaría, y no sólo por él sino también por ustedes. Tendría que cuidarlos yo sola a partir de entonces, ¿cómo se suponía que lo iba a hacer? ¿Qué tal si algo salía mal? No sabía que hacer estando sola, y luego caí en depresión. Un día estaba en mi cama sentada pensando en tu padre y de pronto tu hermano entró, dijo estar preocupado por mí. Se sentó al lado mío y me convenció para contarle lo que me pasaba. Le dije todo y cuando terminé me dedicó unas palabras hermosas que me hicieron sentir mejor.
-¿Qué fue lo que te dijo?
-...No lo recuerdo con exactitud, pero sí recuerdo su mensaje. Me dijo que en la clase de religión le enseñaron que si una persona buena muere se va al cielo y que también desde allá arriba podía ver a su familia. Luego que dijo que...tú papá está en el cielo y que nos está mirando desde allá arriba todo lo que hacemos. Que estaba seguro que a él no le gustaría verme llorando todo el tiempo y descuidándolos a ustedes porque eso lo ponía triste y si estaba triste...él cielo no sería un lugar bonito como debería. Y por último dijo que si queríamos hacerlo feliz...debíamos ser felices nosotros, aunque lo extrañemos, y para eso aunque demostrarle que podemos ser una familia feliz y amorosa, justo como él lo quería.
Ronnie Anne estaba impactada por esas palabras, ¿su hermano en serio le dijo eso a los 7 años? Él era más especial de lo que ya se pretendía, qué injusto era el mundo al llevárselo a él...en vez de a ella.
-Mamá, yo...
-Ronalda, la única razón por la que pude salir de esa depresión fue gracias a Roberto. Y ahora él se fue, ¿cómo quieres que siga adelante cuando perdí a mi esposo a mi hijo? No puedo, no puedo sola.
Estaba por volver a llorar cuando sintió la mano de su hija posándose sobre la suya para calmarla.
-Mamá, lamento mucho que Bobby haya sido quien se fuera...en vez de mí.
Esas palabras impactaron a María como un tren bala a toda velocidad a una pared de concreto.
-¿Qué? Ronalda, yo nunca...
-Por favor, déjame terminar-interrumpió con un ademán a su madre y prosiguió-Bobby en estos caso sabría qué decir para ayudarte, pero en vez de él estoy yo y no suelo tener estas conversaciones con nadie más que con él. Yo también estoy como tú, destrozada, desorientada y no sé qué hacer, y...pienso que de haber sido yo quien se hubiese ido él ya te habría hecho sentir mejor y esta casa ya estuviera igual que siempre.
-¡Ronalda Anne Santiago! ¡No te atrevas a decir ni pensar eso!-María se para de la silla y se hinca en una rodilla frente a su hija-Si tú te hubieses esta casa jamás sería igual que antes. Tú también eres parte de la familia, y una muy importante. Tienes habilidades con las cuales ayudas bastante en esta casa.
-¿Cómo qué?
-¿Cómo qué?-dijo en forma retórica-¡Mira esta cocina! Está impecable y yo no paso por aquí en días. ¡Mira tu ropa! Está limpia y no he lavado la ropa en días. ¡Y estás bien alimentada y no te he hecho comida en días! De no ser por ti esta casa sería un desastre, tal vez no seas de palabras como Bobby pero tú tienes algo tan importante como eso y es tu acción. En estos días me has probado que puedes vivir tú sola a los 11 años. ¡Yo soy la inútil de esta casa! No he hecho más que hundirme en mi miseria todo este tiempo, si alguien tuviera que haberse ido en esta casa sería yo y nadie más.
-Mamá, si yo soy responsable y Bobby fue bondadoso fue porque así nos criaste tú. Fuiste una buena madre que luchó por criar a 2 hijas mientras trabajaba doble turno como enfermera en el hospital por ya 10 años. Todo lo que soy y lo que fue Bobby fue gracias a ti y de nadie más. Quizás ahora te has descuidado un poco pero aún no es tarde para corregir esto, si las dos dejamos de echarnos la culpa y trabajamos en conjunto podremos superar esto.
-¿Tú crees?
-Lo garantizo. Como dijo Bobby cuando lo de papá. Ahora, ¿estás conmigo?
Aunque Ronnie Anne no se diera cuenta, sí tenía una habilidad para el habla al igual que Bobby que solo tenía que ser explotado. La señora Santiago estaba feliz de que su pequeña estuviese dispuesta a seguir adelante, estaba a no volver a fallarle más nunca.
-Siempre mi amor. Mi niña-la madre se arroja a los brazos de su hija y la abraza con amor el cual es inmediatamente correspondido. Las dos se quedan así un buen tiempo reconfortándose mutuamente.
El tiempo de las lamentaciones había terminado, ahora ambas usarían el tiempo que tenían para limarse las asperezas y ayudarse entre ellas a salir de su predicamento.
/
En la casa Loud, Lori estaba viendo la televisión al no tener más nada que hacer y no sentirse con ganas para salir afuera. Se vio sorprendida cuando escuchó a Lola decir que la quería acompañar. Al principio creyó que era para adueñarse del control de la televisión pero desde que llegó se ha quedado tranquila viendo su programa. Si supiera que realmente no estaba interesada seguro que Lola no dudaría en cambiar de programa; lo que causa la falta de comunicación.
Mientras veían el programa la puerta principal se escuchó abrirse y en esta llegó el varón de la casa Lincoln Loud.
-¿En dónde estabas Lincoln?-preguntó Lori intentando sonar severa, pero solo se quedó con el intento.
-Fui al arcade con Ronnie Anne-al escuchar eso Lola sintió deseos de molestarlo un poco, pero viendo la delicada situación en la que estaba su hermana mayor decidió que no era pertinente hacerlo
-Oh, ya veo. ¿Cómo está ella?
-Mejor, va progresando poco a poco.
-Me alegro.
Un silencio incómodo se presentó en la sala por unos momentos, a Lori se le había vuelto difícil entablar conversaciones con alguien desde la tragedia debido a su estado de ánimo deplorable. Lincoln tenía planeado en un comienzo ir a su cuarto a descansar, pero luego recordó que Lori aún seguía muy afectada por lo de Bobby y que le prometió a éste que la ayudaría a recuperarse. Así que se decidió mejor a hacerle compañía y tal vez mientras pueda convencerla a que mañana salga de casa.
-¿Y qué están viendo?-dijo mientras se acomodaba en el sofá a la izquierda de Lori.
-Una caricatura, creo que se llama "Los jóvenes titanes en acción"
-¿En serio? Oí que es mala.
-Meh, es buena para reírse un rato.
Siguieron viendo la tele los tres en silencio, sin embargo ninguno realmente prestaba atención a lo que veía. Unos minutos más tarde se escuchó una puerta abrirse, pero en este caso era la del patio trasero. Se trataba de Luna quien procuraba evitar hacer algún sonido mientras caminaba de puntillas hasta su habitación. Pegada a la pared llegó a la escalera pero apenas llegó al primer escalón cuando Lori la llamó.
-Luna, ¿en dónde estabas?-otra vez trató de sonar severa pero le falló.
-Yo...err...solo fui a caminar. Sí, en el parque. Nada más.
Lori jamás le creyó, principalmente por el hecho de que ella no salía a caminar nunca. ¿Por qué le habría mentido? No le costó mucho averiguarlo después de pensarlo un poco.
-Estuviste con Sam, ¿verdad?
-Ahm...pues...yo... (Suspiro) Si. Lo siento hermana, no quería decirte porque pensé que te haría sentir mal por lo de...bueno, ya sabes.
-Luna, no tienes que ocultarte de mí cada vez que vayas a ver a Sam. Mi infelicidad no debe ser un obstáculo para que alcances la tuya.
-Oh, pues gracias hermana-dijo aliviada al ver que su hermana no tenía con que saliera con su pareja.
Ella no fue la única aliviada pues Lincoln vio una oportunidad para hablar y aligerar el ambiente.
-¿Cómo te fue con ella?
-Fantástico, fui a su casa a ver una película y...-Luna se detuvo de hablar cuando notó un pequeño detalle-Lo siento, ¿dijiste ella?
-Pues sí, o sea con Sam.
-¿Qué? Bro, Sam es un chico.
A Lincoln se le subió el corazón a la garganta con esa declaración, los cambios que hay en la realidad le volvieron a hacer una mala jugada.
-¿Qué? ¿Estás segura?
-Créeme, estoy muy segura-dijo cruzándose de brazos, aunque Lori la increpó con la mirada por la insinuación que hizo.
Lincoln estaba hecho un manojo de nervios, había metido la pata a lo grande esta vez. Corría un grave peligro a que sospecharan de él o peor aún a que le descubrieran.
-Hermano, ¿no habrás creído en verdad que Sam era una chica? ¿O sí? Yo sé que no luzco como una típica adolescente y causa una que otra confusión y a veces me burlo de la masculinidad de Sam, pero no creí que te lo tomaras en serio.
-No, no. Yo lo sabía, es que...estoy cansado, es todo. Mejor me voy a dormir.
Subió a toda prisa hasta su cuarto y cerró la puerta, dejando confundida a todas sus hermanas presentes.
-Eso fue raro, incluso para él.
-Sí, ha estado actuando así desde la semana pasada. Ayer incluso pensaba que Carol y yo éramos amigas.
-Ok, eso es muy extraño de su parte. ¿Por qué habrá dicho eso?
Lori se encogió de hombros.
-Ha de estar estresado.
-¿Y por qué?
-Seguro es por Ronnie Anne, creo que la ha estado ayudando sentirse mejor.
-Hmmm, supongo que tiene sentido. Yo voy a mi cuarto a dormir. ¿Subirás tambien?
-No, creo que me quedaré aquí un rato viendo la tele con Lola.
-Bien, buenas noches hermana.
-Buenas noches Luna.
Luna subió las escaleras para ir a su cuarto a dormir. Lori y Lola se quedaron viendo la tele un rato más, aunque la pequeña estaba un tanto perturbada por el peculiar comportamiento de su hermano.
/
En el clóset convertido en habitación, el peliblanco se encontraba agarrándose la cabeza de los nervios.
-¡Maldición!-gritó por los bajos para no ser escuchado-Dios, lo arruiné en serio. Si sigo así todo mi plan se vendrá abajo y adiós a mi oportunidad de tener una vida normal. Pero, ¿Cómo se supone que haga para actuar con normalidad cuándo no conozco todos los cambios de acá?
El chico estaba al borde del colapso, sólo dios sabe cuánto tardarían todas en darse cuenta de su extraño. Pero si algo aprendió de donde venía era que alterarse no resolvería nada, así que respiró unas cuantas veces hasta que se tranquilizó.
-Bien Lincoln, no te desesperes. Puedes con esto, a partir de ahora sólo hablaras cosas puntuales y de las que estés seguro de qué son y de no ser así disimula. Así no llamaras mucho la atención, espero-se dijo a sí mismo para grabarse el plan, era una costumbre que tenía de donde venía. Pero había un problema muy grande que ya estaba derivando de sus descuidos.
-Aunque me sirvan para los demás, no creo que engañen a Clyde y a Lisa, ellos seguro que están sospechando. Con Clyde creo que puedo resolver algo para que no insista, lo bueno es que lo veré sólo en la escuela así que tendré tiempo para pensarlo bien. Pero Lisa es un problema, seguro que mañana no despegará un ojo de mí hasta averiguar lo que oculto, ¿cómo haré para distraerla?-Lincoln se sentó en su cama a pensar en qué hacer con Lisa, por suerte se percató de un detalle que podría salvarlo si lo aprovecha bien-Un momento, Lisa quiere obtener respuestas pero ella no sabe a qué exactamente. Si le planteo pistas falsas y una solución igual de falsa, ¡Lisa estará satisfecha por las respuestas obtenidas y me dejará en paz! Brillante, pero ¿qué exactamente pudiese usar como cebo?
Lincoln se sentó en su escritorio y empezó a redactar en su laptop su plan para despistar a Lisa. Había pasado ya media hora desde que empezó y cuando estaba por afinar los últimos detalles de su gran plan se le presentó de pronto un fuerte dolor de cabeza. Ni siquiera los balonazos de Lynn eran tan fuertes como estos. Era tan intenso que de la desorientación se cayó de la silla del escritorio y estaba de rodillas en suelo sosteniéndose la cabeza. Quería gritar, pero no podía porque podía despertar a sus hermanas. Se arrastró como pudo a la cama y agarró su almohada, la usó para ponérsela en la cara y gritar todo el dolor que estaba sintiendo.
Dentro de la mente del peliblanco se podía ver qué era lo que pasaba, uno de sus recuerdos estaban siendo modificados. En este caso era el de la vez en que Ronnie Anne se mudó a la gran ciudad, que fue reemplazado por el de una llamada de ella diciéndole que se canceló el viaje por el trabajo de su mamá y que lo invitaba a una tarde en el parque de Skates.
Cuando terminó el recuerdo Lincoln empezó a jadear pesadamente, lo había dejado exhausto pero... ¿qué fue lo que le pasó? Él no lo sabía con certeza, era la primera vez que le pasaba desde que hizo el cambio.
-Creo...creo que ya debería ir a dormir. Mañana tal vez pueda averiguar lo que ocurrió.
Ya habiendo dicho esto se cambió la ropa y se acostó a dormir. Esperaba que esta noche no le tocara vivir otra pesadilla.
/
Entrada a la medianoche la familia Loud dormía tranquilamente, con la excepción de aquella persona que era indiscutidamente la más inteligente del hogar. Estaba tomando su 7ma u 8va taza de café mientras veía por el monitor de su supercomputadora las grabaciones de los últimos días. Estaba segura de que "Lincoln" (si es así como se llama) está ocultando algo, su instinto de científica no dejaba de repetírselo y por eso ha comenzado a hacer una investigación sobre él. Su pequeño interrogatorio realizado en la mañana le probó que ese método era infructuoso con el sospechoso por lo que se decidió que era mejor las pruebas visuales que las verbales, sin embargo esto tampoco daba resultado pues desde que llegó de la escuela no ha hecho más que revisar todas sus cámaras y hasta el momento no ha conseguido nada.
-Vamos bebé, dame respuesta-tiraba porras a la cámara #34 para que le diera las pruebas que necesitaba, pero toda la actividad que registró era normal bajo sus parámetro-¡Rayos!-dijo con frustración al no obtener los resultados que quería.
Quitó la cinta del monitor y se masajeó las sienes, se sentía muy cansada por el esfuerzo mental que realizó y lo peor de eso es que hasta ahora había sido en vano. ¿Será que se equivocó y ha estado perdiendo su tiempo?...no quería admitirlo pero ese parecía el caso.
-(Suspiro) ¿Qué estoy haciendo? Pasé el resto del día buscando una prueba de una teoría conspirativa totalmente falsa cuando pude realizar avances significativos en la ciencia moderna. Y todo porque él dijo que le gustaba el café. Rayos, a veces pienso que soy paranoica.
Convencida de que había desperdiciado el día se dispuso a apagar el computador, pero en el instante en que estaba por presionar el botón de apagado contempló en su escritorio que le faltaba una última cinta de video por ver. Se debatía consigo misma si verlo o dejarlo así.
-Bueno, si ya lo empecé debo terminarlo. Es lo menos que puedo hacer.
Puso la cinta de video en el monitor y la reprodujo. Era la cinta del día de ayer enfocada en la cocina y tenía más de lo mismo, escenas cotidianas de la familia. Veía con decepción todo lo del video, seguía sin creer que había perdido un día entero en trivialidades paranoicas. En el momento cuando estaba por apagar todo se mostró la escena del encuentro entre ella y su hermano en la cocina y para su sorpresa notó actividad fuera de lo normal en Lincoln, específicamente en su mano derecha.
-¿Qué rayos?-cuando lo notó retrocedió un poco el video y lo pausó, luego realizó un aumento conveniente hacia la mano afectada y aumentó la resolución del video para poder ver detalladamente lo que estaba por ocurrir. Reanudó el video y pudo ver claramente que la mano de Lincoln temblaba con tal intensidad que no sería erróneo decir que estaba vibrando, era la prueba que necesitaba.
-¡Lo sabía! ¡Lo sabía, lo sabía, lo sabía! ¡Oculta algo, y yo averiguaré qué es aunque me cueste la vida!-al decir esto quitó la cinta de video y volvió a comenzar a reproducir las demás en orden para ver si encontraba otra pista.
Se sentía aliviada al saber que no desperdició su día después de todo, pero también se sentía muy asustada pues algo le decía con fuerza que lo que sea que esconda el peliblanco...podría poner en riesgo la vida de su familia.
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