Parte 4.
Carlos la miró, aún confundido y aterrado por lo que ella había hecho. Yo también lo estaba pero no lo presencié tan cerca como él.
El rostro de Natalie estaba cubierto de sangre que corría desde lo huecos dónde antes habían estado sus ojos de color gris que yo tanto le envidié, hasta su barbilla y cuello.
Ahora ya no le envidiaba nada. Los había destruido, se destrozó los ojos y aún no entiendo el porqué lo había hecho.
- ¿Está... muerta? - preguntó en voz baja, acarició su rostro con una mano, ignorando que él se manchaba de sangre.
Carlos lamentaría su muerte más que yo.
- Su vela se apagó - respondí.
Con un pie borré las marcas del suelo, hasta hacerlas sólo una enorme mancha de cal.
- Debemos irnos - le dije - Sin ella no creo que funcione si repetimos lo de el otro día.
- ¡Pero tenemos que intentarlo! - replicó él al tiempo que se ponía de pie y me miraba, sus ojos estaba rojos por el llanto - ¡A eso hemos venido! A realizar de nuevo eso para pedirle que no deje en paz.
- ¡¿No lo entiendes?! ¡No tiene caso! - le grité en respuesta - ¡Está muerta! ¡Están todos muertos! - exclamé.
Mi intención no era gritarle tal cosa, pero era la verdad. Por mucho que quisiera negarlo, era cierto.
Hablar de nuevo con ese ser no traería a la vida a mis amigos. Que tonta había sido al creer eso. Y si así fuera ¿En qué estado lo haría? Mar había muerto de manera inexplicable, Jhon se había apuñado varias veces, hasta la muerte y Natalie se había arrancado los ojos con una navaja. Si ellos regresaran de la muerte recordarían lo que sucedió ese día y lo que ellos se habían hecho. No quería eso.
- ¿C-cómo puedes decirlo de esa manera? - me preguntó, su voz sonaba demasiado molesta, y enojada.
- ¿Qué?
- ¿Es que tú no te das cuenta de lo que pasó? - ahora él me replicaba a mí - ¿No te das cuenta de que todo esto es tu culpa? - se acercó despacio y me señaló con su dedo - Es tú culpa que todos ellos estén muertos - me tocó el hombro con su dedo acusador - Si tu no hubieras sugerido venir aquí ese día, todos estaríamos juntos, platicando, quizás. Pero no... ¡No! ¡Tenías que decir que querías hacer un ritual para quién sabe qué! ¡Y nunca nos dijiste que le ibas a pedir a ese ser! ¡Mis amigos han muerto por culpa tuya!
¿Culpa... mía?
Caí al suelo, sentada sobre mis piernas.
- ¿Mi... culpa? - susurré.
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Si no quieres leer esta escena, pondré un corto resumen no explícito más abajo.
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Miré a Carlos, las lágrimas comenzaron a salir y cuando me di cuenta, resbalaban por mis mejillas. Pero su rostro era todo lo contrario a lo que me esperaba. No mostraba emoción alguna, sus ojos se veían vacíos.
Daba miedo.
- ¿Carlos? - con una mano temblorosa, lo tomé de su chaqueta - ¿Carlos?
- ¡Es todo tu culpa! - me repitió, lo gritó - ¡TODO TU CULPA!
Se soltó de mi agarre y se fue hacia la lápida más cercana. Podía escucharlo murmurar cosas cómo "Ojalá nunca hubiéramos venido aquí" o "Ojalá nuca la hubiera conocido" Tomó la cruz con sus manos y se golpeó fuertemente la cabeza contra el mármol.
- Ojalá nuca hubiéramos dicho que sí - levantó el rostro, su frente tenía una gran rajada y de ella, escurría sangre.
- ¿C-carlos? - di un paso hacia él, pero me detuve.
Había recordado lo que hizo Jhon el otro día. Al volver a ver las imágenes dentro de mi mente, me impidió avanzar. No me podía mover.
- Ojalá nuca hubiéramos dicho que si - repitió nuevamente y se golpeó de nuevo la cabeza.
- ¡Carlos! - le grité, asustada por lo que él estaba haciendo - ¡Carlos!
Una tras otra, el seguía haciendo eso, lo que más me aterraba era que él no hacía ninguna mueca de dolor ante cada golpe. El mármol se quebró y él volvió a golpearse contra ella. Su frente sangraba a más no poder, pero a Carlos no parecía dolerle.
- Ojalá... ojalá... ojalá...
Giró su rostro para mirarme, yo contuve el grito.
Retrocedí un paso.
Su frente estaba totalmente deshecha, se había lastimado parte de las cejas y el ojo izquierdo. El mármol tenía manchas de su sangre y lo que creí, ver que era piel suya. Se puso de pie y avanzó hacia mí.
- ¡D-detente! - le grité, asustada.
Sentía mi corazón latir demasiado rápido, mi respiración se había vuelto irregular y el cuerpo me temblaba como si estuviese Di otro paso hacia atrás y resbalé.
- ¡Detente! - le dije de nuevo - ¡No te muevas!
Carlos era mi amigo y le tenía demasiado aprecio, pero simplemente lo podía verlo así. Me aterraba tan solo mirarlo en ese estado.
- L-lo siento - le dije en voz baja.
Retrocedí un paso más, di media vuelta y luego eché a correr.
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Carlos golpeó su frente contra el mármol y murió.
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El cementerio estaba demasiado oscuro como para poder diferenciar el camino de slaida, pero no quería quedarme ahí por más tiempo del necesario.
Me tropecé con una lápida, mi cara se lastimó contra la tierra. Dolía.
- Maldición..
Me levanté y me puse de pie, pero inmediatamente caí al suelo. Me di cuenta de que me había lastimado el tobillo. Lo que me faltaba.
Miré hacia atrás, cerca de una lápida se encontraba una vieja lámpara, gracias a ella, logré ver que
Carlos se acercaba, despacio.
Le tenía miedo. Él seguía diciendo que había sido mi culpa que todos hubieran muerto, pero eso ¡No era cierto! ¡No podía ser cierto!
¡Había sido culpa de ellos por haber accedido a acompañarme!
En ese instante sentí que una fría brisa inundó el lugar.
¿Eso es lo que crees?
Me quedé estática.
Había... había escuchado una voz... en mi cabeza ¡Dentro de mi cabeza!
Debes aprender, a aceptar tus errores, niña estúpida.
- ¡No! ¡No! ¡No!
Me apoyé en el siguiente pedazo de mármol y me levanté. El pie me dolía, pero quiería salir de ahí cuanto antes, di unos pasos hasta llegar a la siguiente lápida y apoyarme en ella.
Tengo que irme.. rápido.
Al cabo de unos minutos encontré la salida del panteón. Una ráfaga fuerte de viento me golpeó. La ropa que traía no ayudaba en nada, únicamente traía una blusa de manga corta, encima de ésta, un abrigo ligero, cuyos botones había perdido y mi pantalón rasgado de mezclilla. Mi cabello oscuro se interponía en mi vista.
Miré hacia atrás, justo alcancé a ver cómo mi amigo caía al suelo.
- ¡Carlos! - le grité e inconscientemente fui de nuevo hacia él, a pesar de que que estaba huyendo de él precisamente.
Su rostro estaba contra el suelo, por impulso lo volteé, no pude contener el grito al ver su rostro.
Se había destrozado media cara, estaba totalmente manchado de sangre, ni siquiera podía reconocerlo.
- No... no es cierto - hice puño mis manos que se encontraban en su camisa.
Sentí que las lágrimas comenzaban a cruzar mis mejillas, no las detuve, dejé que salieran.
¡Esto era demasiado injusto!
¿Injusto? ¿No crees que esa palabra aplica en ti?
- ¿Qué? - de la sorpresa, mis lágrimas cesaron un poco.
Es injusto que seas tú quién viva, después de todo lo que ha pasado.
Me levanté. A pesar de que lo veía, lo vivía, no creía que esto fuera real ¡Tenía que ser un sueño! ¡Era demasiado doloroso creer que era real!
¿Quieres olvidarlo todo? ¿Quieres olvidar todo que pasó? Lo que pasó por tu culpa.
- ¡No fue mi culpa! - grité, desesperada.
Cuando giré el rsotro, juro que creí ver una... ¿Persona? Su imagenera alta, borrosa, oscura.
Regresé mi vista al frente y comencé mi camino lejos de ahí.
-karimodelarosa.
¿Que tal? Lo cierto es que no quería utilizar esa muerte, pero bueno, no encontré otra.
Díganme que tal les pareció
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