Parte 3.
- ¿Que quieres decir? - preguntó Carlos, sorprendido
- Es probable, que el Demonio, haya querido tomar venganza por lo que aquel día.
- Chelsea, necesitamos que nos digas exactamente lo que pasó ese día, con Jhon - su mano se posó sobre la mía - Anda, dinos.
Yo negué con la cabeza y abracé más mis piernas.
En realidad no sentía que estuviera ahí sentada, con mis amigos. Mi mente se encargaba de reproducir el momento en que Jhon había hecho tal cosa. Mis manos no dejaban de temblar, no paraba de suspirar con miedo. Quería cerrar los ojos para no ver lo que me rodeaba, pero resultaba peor.
Lo que había al cerrarlos, era la imagen de Jhon, cubierto de sangre, en el suelo.
No sabía que hacer, estaba totalmente aterrada por lo que había visto... y oído.
Yo sé que debía decirles a Carlos y Natalie lo que Jhon había mencionado, era muy importante y hasta quizás podríamos evitar una muerte. Porque él había dicho "Todos morirán"
¡Pero no importaba lo que hiciera! ¡No salía ninguna palabra de mi boca!
Mis manos inconscientemente se fueron a mi cabello, las enterré en él y y lo apreté.
¡No podía hablar! ¡Mi boca parecía estar literalmente cosida! ¡Me desesperaba!
- Hey Chelsea.. ¿Estás bien? - escuché a Carlos hablar, pero no le había prestado atención a lo que él había dicho.
¡Tenía que haber algo! Una razón...
Las imágenes de Jhon regresaron a mi mente.
¡No puedo! ¡No debo recordarlas! ¡Lo que quiero hacer es olvidarles!
- Chelsea... ¡Chelsea!
Abrí los ojos.
Intenté calmar mi respiración, sentía mi corazón muy agitado, como si hubiese estado corriendo por horas.
Carlos y Natalie me miraban, sus rostros mostraban preocupación.
- ¿Que tienes? ¿Estás bien? - me preguntó él.
Yo no sabía que responder, abrí la boca para hablar.
- Yo... no sé - respondí, mi voz había sonado ronca.
Me sentí un poco mejor al escuchar que esas palabras habían salido de mi boca. ¡Podía hablar!
- Estabas diciendo algo ¿Que era? - me preguntó Natalie.
- Decías "Olvidar" - respondió Jhon.
¿Había estado hablando en ese rato?
- ¿Que es lo que quieres olvidar? - preguntó Carlos.
Lo cierto, es, que acaba de suceder ayer por la noche. Aún traía puesta la misma ropa, pero estaba limpia, no tenía manchas de sangre ni nada, ya que no me había acercado a Jhon en lo absoluto. En su lugar, corrí lejos de ahí, llegue aquí, a casa de Carlos y como pude, le dije lo que Jhon. Lo que él había hecho.
- Lo... que vi... ayer - le dije en respuesta.
- ¿Que viste exactamente? - preguntó Natalie.
- Él... él.. tomó un... un... - después de todo no pude hablar, me tapé la cara con las manos, exclamé, desesperada. Se había formado un nudo en mi garganta.
- Está bien, si no puedes decir no importa - me dijo - Y tú, no le hagas repetir tal cosa ¿De acuerdo? - le habló a mi amiga - Pero ¿Recuerdas lo que dijo?
Asentí con la cabeza.
- ¿Puedes decirnos? - escuché a Natalie.
- "Todos... morirán" - respondí con la garganta cerrada.
Nos quedamos callados por un largo rato, no se en que pensaran ellos, pero mi mente estaba ocupada todavía haciéndome repetir lo que había sucedido ayer.
-No... No... ¡No! - exclamó Natalie, asustándonos, se había levantado del sofá - ¡Me niego!
- ¿De que hablas? ¿Que niegas? - Carlos se volteó a verla.
- ¡Piensa en ello un poco! - mi amiga estaba alterada - Si Jhon había dicho "Todos morirán" entonces ¡Yo sigo! - nos dijo.
- Espera, espera vas muy rápido, explica eso que acabas de decir.
Natalie respiró varias veces, creo que se había dado cuenta de lo rápido que había dicho las cosas.
- Yo.. - tomó asiento - Creo que, como dije antes, el Demonio se está vengando, quiere matarnos - concluyó.
- Eso no puede ser - le respondió Carlos - No puede ser, porque para empezar, esas cosas no existen.
- ¡Pero has visto lo que pasado con Mar y Jhon! ¡Están muertos! ¡Uno después del otro! - le gritó.
- Es... el orden... - les dije. Ambos me miraron, continué - Si es como dices... sigues tú, Natalie.
- ¿El orden? - Carlos colocó una mano en su barbilla, de modo pensativo - ¿Hablas de el orden que colocamos nuestras gotas de sangre en la estrella? - preguntó al cabo de unos segundos.
Asentí.
- Entonces debemos buscar una manera de invertirlo, des-hacerlo, para detener esto que está sucediendo - de manera que no podía explicar, él estaba demasiado tranquilo, no se había alterado hasta ahorita, permanecía impasible.
- Pero ¿Que rayos estás diciendo?
- Debemos ir de nuevo al panteón - concluí.
...
A las pocas horas, nos encontrábamos en el mismo lugar de hace dos días, no sabíamos cómo hacer esto bien, así que llevábamos las velas, incluso las apagadas.
Yo aún no me sentía bien como para poder salir, pero tenía que estar ahí de cualquier manera.
- Hay que... dibujarlo de nuevo - les dije. Podía sentir mi voz un poco ronca.
- De acuerdo.
Carlos sacó la cal y trazó en el suelo, el círculo con el pentágono y la estrella. Se sacudió el polco restante de sus manos y en cada punta colocó las velas.
- ¿Necesitaremos nuestra sangre? - me preguntó, yo, de nuevo asentí. Con la navaja que yo traía, los dos realizamos un pequeño corte en nuestras palmas y dejamos caer una gota en la esquina que nos pertenecía - Natlie, te toca - le tendió la navaja - Hazlo.
Ella, retrocedió, asustada.
- N-no... no quiero hacer eso de nuevo - negó varias vecs con la cabeza. Noté lo nerviosa que se encontraba, sus manos no dejaban de temblar.
- Entonces ¿Porqué has venido con nosotros? - le preguntó Carlos, lo oí molesto.
- ¡Ese no es el punto! No tenemos que hacer eso de nuevo, creo que podemos pedir disculpas ¿No? Con decir que lo sentimos nos dejará en paz - parecía esperanzada al creer eso.
Sus ojos estaban sobre nosotros, pero luego recorrieron el camino hasta sus pies.
Entonces se asustó. Gritó.
- ¿Que tienes? ¿Que pasa? - mi amigo se acercó hasta ella, con preocupación.
Natalie se tapa la cara y no dejaba de gritar. Retrocedió varios pasos, cayó al suelo. Se apoyó en sus brazos, lo que hizo que se destapara el rostro.
Fue cómo si estuviera viendo lo peor.
- ¡No! ¡No! - gritaba.
- Pero ¿Que pasa? ¿Que tienes? ¿Que ves? - Carlos intentó acercarse a ella, pero Natalie retrocedió más.
- ¡Está ahí! ¡Está ahí! - decía una y otra vez.
-¡Natalie! - mi amigo fue hasta ella y la tomó de los hombros, levantándola del suelo, ella giró el rostro con los ojos cerrados - Reacciona. Dime ¿Que ves?
Había dejado la navaja tirada en alguna parte, no vi en dónde.
- E-está ahí... - respondió - Él está ahí.
- ¿Él? - preguntó confundido.
Yo sólo me quedaba de pie, mirándolos. No sabía cómo reaccionar. Ella estaba actuando exactamente igual que Jhon la primera vez que vinimos aquí.
- ¡No! ¡No! ¡Vete! ¡Vete! ¡LARGO! ¡YO NO MORIRÉ AQUÍ! - gritó - ¡DESAPARECE DE MI VISTA!
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Si no quieres leer esta parte, pondré un corto resumen no explícito de lo que sucedió.
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Retrocedí, nunca la había visto actuar de esa manera. Desesperada, comenzó a buscar en el suelo, hasta que lo encontró.
- ¡NUNCA MÁS TE APARECERÁS POR MI VISTA!
Y sin más, clavó la navaja en sus ojos.
La escuché gritar, Carlos se había quedado estático, sin saber que hacer, al igual que yo. Estaba aterrada ¿Que rayos le pasó? ¿Porqué tuvo que hacer eso?
Entendí la diferencia entre lo que había sucedido con Jhon y ella.
Natalie lo había hecho por voluntad propia y Jhon, había sido poseído.
Claramente mi amigo había sido él, su mirada, su manera de hablar no fueron propias de él. Ella gritó una vez más, cuando hubo retirado el segundo ojo.
Se tapó el rostro, sus cuencas sangraban mucho. Sus manos se tiñeron de rojo al instante. Su gemido de dolor poco a poco se fue pagando, hasta haberse convertido en risa.
- ¡Le gané! - se río a carcajadas - ¡LE GANÉ! ¿Viste, Carlos? ¡Le he ganado! - exclamó y tomó a mi amigo de la solapas de su camisa, lucía contenta, pero de manera histérica.
Yo no soporté verla más. Giré el rostro y noté lo extraño en la estrella que estaba en el suelo.
Dónde antes estaban sus ojos, ahora habían dos oscuras cuencas sangrantes. Parecía que lloraba sangre.
De repente dejó de sonreír y cayó de lado al suelo.
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Natalie se apuñaló los ojos para evitar ver lo que la perseguía.
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Yo no moví ni un músculo de dónde me encontraba.
- ¡Natalie! ¡Natalie! - Carlos la sacudió de los hombros - ¡Reacciona! ¡Reacciona!
- Es inútil - le interrumpí, él volteó a verme, noté las lágrimas en sus ojos - No responderá.
- ¿Cómo...?
- Mira - le señalé la vela.
Ésta se encontraba apagada. Antes de que su fuego se extinguiera, había visto cómo se movía ferozmente, a pesar de no haber viento alguno que lo provocara.
- Está muerta.
-karimodelarosa.
La idea de esta última muerte no ha sido mía (sé que mi alma es oscura, pero no tanto) he pedido ayuda a terceras personas, me dijeron otras peores (#._.)
¿Que tal les pareció?
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