Parte 1


La veía todos los días sentada en el mismo banco, en el mismo sitio, desde que empezamos el instituto hasta la fecha. Cogiendo siempre el mismo autobús y bifurcándonos siempre a la entrada del mismo centro, hasta que nos encontrábamos en nuestros respectivos pupitres.

Era bastante irónico, pues nunca habíamos cruzado más de cinco palabras seguidas, a pesar de que llevábamos desde el primer día que pusimos el pie en cada aula sentándonos juntos, consecuencias de estar el uno tras el otro en la lista de clase. 

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